2. El 6 de agosto despegaba la primera formación de bombarderos B-29 hacia Hiroshima, llevando la bomba atómica el Enola Gay, piloteado por el coronel Paúl Tibbets, acompañado pro dos aviones custodios. Sorpresivamente apareció sobre el cielo de Hiroshima el resplandor de una luz blanquecina rosada, acompañada de un temblor monstruoso que fue seguido inmediatamente por un viento abrasador que barría todo a su paso. Las personas quedaban calcinadas por una ola de calor abrasador, muriendo en el acto, otras yacían retorciéndose en el suelo, clamando en su agonía por el intolerable dolor de sus quemaduras. Quienes lograban escapar de las quemaduras producidas por una onda expansiva, mprían a los veinte o treinta días como consecuencia de los mortales rayos gamma. Generaciones de japoneses debieron soportar malformaciones en sus nacimientos por causa de la radiactividad. Unas cien mil personas murieron en el acto y un número no determinado de víctimas se fue sumando con el paso de los días y de los años por los efectos duraderos de la radiactividad