2. Los abonos y los fertilizantes como
dijimos al principio, generalmente son
considerados como sinónimos; ya
aclaramos que los segundos son de
origen mineral y fabricados por el
hombre, y los primeros, son de origen
orgánico, es decir, "fabricados" por
procesos de transformación de la propia
naturaleza.
3. El uso de ambos debe de hacerse conjuntamente y
no por separado. Los abonos orgánicos no son
substitutos de los fertilizantes sino
complementarios de éstos y su origen es 100% de
productos que antes tuvieron una forma de vida y
ahora tienen otra, es decir, es materia viva:
Composta, Humus, Estiércol y toda clase de vida
orgánica en descomposición como restos vegetales
(hojas, ramitas, etc.). Todos los abonos son
fertilizantes pero los fertilizantes no son
abonos. Fertilizar significa mejorar la fecundidad
de la tierra.
4. La importancia fundamental de su necesidad en
las tierras obedece a que los abonos orgánicos son
fuente de vida bacteriana del suelo sin la cual no se
puede dar la nutrición de las plantas.
Para aprovechar la aplicación de los minerales
contenidos en los fertilizantes, las plantas
requieren que se los den "listos" para asimilarlos y
esto solo es posible con la intervención de los
millones de microorganismos contenidos en los
abonos orgánicos que transforman los minerales
en elementos "comestibles" para las plantas, de ahí
la importancia de utilizarlos conjuntamente.
5. Dicho de manera concreta, sin abonos
orgánicos no hay proceso alimenticio aunque se
apliquen fertilizantes, y lo que es peor aún, si
no son aprovechados los minerales adicionados
de los fertilizantes éstos se convierten en sales
insolubles y lejos de ayudar al desarrollo de las
plantas las deprime, abate y mata.
Los abonos (de origen orgánico) actúan
aumentando las condiciones nutritivas de la
tierra pero también mejoran su condición física
(estructura) y aportan materia
orgánica, bacterias beneficiosas y (en ocasiones)
hormonas y por supuesto también fertilizan.
6. Los abonos actúan más lentamente que los
fertilizantes pero su efecto es más duradero y
pueden aplicarse mas frecuentemente pues no
tienen secuelas perjudiciales, por el
contrario. Los abonos también calientan la
tierra; en tierras donde no hay presencia
orgánica suficiente, estas son frías y las plantas
crecen poco y mal; por el contrario, en tierras
porosas por la aplicación constante de abonos
orgánicos, se tornan calientes y favorecen el
desarrollo de las raíces, principal vía de
nutrición de plantas y pastos.
7. Los abonos verdes son plantas que, lejos del
suelo, lo mejoran y le aportan elementos nutritivos
para preparar el cultivo de hortalizas o plantas
ornamentales.
La siembra de abonos vegetales no es algo nuevo.
Al contrario, esta práctica es sin duda tan antigua
como la agricultura y está vinculada al barbecho:
un año de cada tres o cuatro se deja descansar la
tierra, sembrando en ella plantas que le permitan
recuperarse, airean el suelo y, una vez
enterradas, le aportan humus e incluso nitrógeno.
8. Mientras que el suelo de un huerto clásico está al
descubierto, el de un huerto ecológico, o
natural, siempre está cubierto, tal y como estaría en
la Naturaleza, para que permanezca protegido de
la interperie, en especial del azote de la lluvia, que
lo vuelve compacto, y del sol intenso, nefasto para
la vida de los microorganismos. Los abonos
verdes forman un empajado vivo, una cubierta
vegetal densa que desacelera la evaporación.
Los abonos verdes, a menudo muy
densos, eliminan la competencia de las malas
hierbas y limpian el suelo. Por eso, se utilizan entre
las tablas cultivadas y entre las hileras, pero
también en suelos nuevos que empiezan a
cultivarse o después del terraplenado, como
plantas pioneras.
9. Gracias a sus profundas raíces, muchos abonos
verdes mejoran la estructura del suelo,
aireándolo y haciéndolo menos compacto. Los
que enraizan profundamente, como el centeno,
disuelven los elementos minerales del subsuelo
y mejoran su fertilidad en profundidad. Por
eso, los abonos verdes no se arrancan sino que
se cortan.
Al ser de crecimiento rápido, los abonos verdes
proporcionan mucho follaje, utilizable como
capa de paja in situ o en la pila de compost. Por
tanto, enriquecen el suelo de humus. Además,
las plantas de la familia de las leguminosas
aportan nitrógeno, que impulsa el crecimeinto
de las hortalizas.