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110 agotados
1. AAggoottaaddooss
Efrén Martín, gerente de y profesor de
“Llegué a un arroyo y aproveché para sacar mi
cantimplora. La llené al máximo, sabiendo que el camino
que me esperaba era largo y duro.
A varias horas ya del arroyo, sediento y muy cansado,
decidí sacar la cantimplora para refrescarme, beber un
poco y recuperar fuerzas, antes de seguir adelante.
De repente, me di cuenta de que la cantimplora estaba
vacía. Aprendí que llenarla completamente no fue mi
error, no asegurarme de que retuviera el agua, sí (estaba
agujereada)”.
Tófol Gomila (“Procesando el éxito y sus 7 semillas”)
Nº 110 febrero 2015 http://fvmartin.blogspot.com.es
La Voluntad, una idea fundamental en la
historia de la filosofía, fue borrada de la
investigación psicológica en la primera mitad
del conductista siglo XX; por ser un constructo
tan difícil de definir y medir como la Felicidad.
Hasta que Walter Mischel realizó una
interesante aproximación, mediante su famoso
experimento del malvavisco con niños de
entre 4 y 6 años (con menos edad no habrían
entendido las instrucciones); a los que realizó
un seguimiento posterior, constatándose que
el comportamiento de diferir la gratificación
se mantenía años después, con evidentes
diferencias de éxito y satisfacción, entre
quienes habían sometido sus apetencias a su
determinación y quiénes no.
Esta experiencia reabrió la abandonada vía
de la tenacidad, para ayudarnos a entender el
conflicto interno, lucha y desgaste de energía
que supone la relación entre nuestras mitades
indisciplinada y disciplinada; una dualidad
que se ha definido a través de la oposición de
contrarios:
Inconsciente/Consciente.
Id/Ego.
Deseo/Propósito.
Instinto/Control.
Emoción/Cognición.
Intuición/Lógica.
Fantasía/Realismo.
Pero, mientras para Einstein la Fuerza de la
Voluntad era la energía “más poderosa que
el vapor, la electricidad o la energía
atómica”; Roy F. Baumaister, limita su poder
al ámbito de ejecución de conductas no
espontáneas, considerando que es muy débil.
Débil porque consume demasiados recursos
y… se cansa. Un fenómeno al que ha
denominado agotamiento del ego y que
conduce a nuestra rendición final ante el
deseo; lo que puede reducir nuestro potencial
de desarrollo y el éxito en la toma de
decisiones, si no la racionamos como el agua.
La verdadera inteligencia emocional no ha
de basarse prioritariamente en el segundo
término -el pasional-; esa energía potente e
incansable que domina nuestra conducta con
su permanente influencia en todas las áreas
de nuestra vida. Hace falta un timón: la razón
crítica ycontrolconsciente del córtex prefrontal.
Administrar nuestra parte débil nos capacita
para comprender, adaptarnos y controlar la
realidad; siempre que evitemos esfuerzos
extremos que provocarían una curiosa
paradoja: cuanto más nos imponemos o
resistimos a impulsos espontáneos, mayor
estrés creamos y más fácilmente
sucumbiremos más adelante; abandonando
estudios, tareas, ejercicios, dietas y metas.
Dosifiquemos la voluntad inteligentemente