Solo percibimos una pequeña fracción de la realidad a través de nuestros sentidos, por lo que llenamos los espacios en blanco con recuerdos, expectativas, imaginación y fantasía. Sin embargo, en realidad no siempre estamos seguros de lo que vemos o está frente a nosotros, y debemos reconsiderar dónde comienza y termina nuestra percepción de la realidad.