(Roma, 11 de Octubre de 2013) “Las reformas en las instituciones internacionales como el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) deben aprovecharse para hacer avanzar la causa de los campesinos y pequeños agricultores. Lo cierto es que ninguna política, ya sea a nivel nacional o internacional tiene realmente en cuenta los intereses de este colectivo, así que somos nosotros los que tenemos que decir lo que necesitamos” - Ibrahim Coulibaly, presidente de la Confederación Nacional de Organizaciones Campesinas (CNOP por sus siglas en francés) de Malí.
La Vía Campesina en las instituciones de seguridad alimentaria de la ONU
1. Garantizando los derechos de los campesinos, La Vía
Campesina en las instituciones de seguridad alimentaria de la
ONU
(Roma, 11 de Octubre de 2013) “Las reformas en las instituciones
internacionales como el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial
(CSA) deben aprovecharse para hacer avanzar la causa de los
campesinos y pequeños agricultores. Lo cierto es que ninguna
política, ya sea a nivel nacional o internacional tiene realmente en
cuenta los intereses de este colectivo, así que somos nosotros los que
tenemos que decir lo que necesitamos” - Ibrahim Coulibaly,
presidente de la Confederación Nacional de Organizaciones
Campesinas (CNOP por sus siglas en francés) de Malí.
Hay una cierta emoción en La Via Campesina acerca de las
evoluciones recientes en la Organización de las Naciones Unidas para
la Alimentación y la Agricultura (FAO). El 4 de octubre de 2013, el
Director General de la FAO, Jose Graziano da Silva, formalizó la
relación entre ambas organizaciones a través de un acuerdo de
colaboración, reconociendo a La Via Campesina como la más
importante representante de los pequeños productores de alimentos
de todo el mundo.
Este es un paso más del que alegrarse de una serie de reformas en
curso en la FAO, que han creado un espacio único y sin precedentes
para colaborar con la sociedad civil y democratizar el escenario de las
políticas alimentarias mundiales. La Via Campesina se ha involucrado
diligentemente en estas reformas para promover la soberanía
alimentaria.
Estas reformas tienen por fin darle a la FAO no solo una mayor
legitimidad política, haciéndola más inclusiva, sino también devolverla
2. a su calidad de piedra angular de la cooperación internacional en el
área de la seguridad alimentaria, empezando a tomar de las manos
del Banco Mundial (BM) o la Organización Mundial del Comercio
(OMC) este tipo de decisiones acerca de políticas. Si bien esta
evolución es bienvenida, el movimiento campesino mundial no deja
de ser realista en cuanto a la cantidad de esfuerzo que debería
dedicar a la ONU, manteniendo al mismo tiempo su punto fuerte
sobre el terreno, movilizando agricultores y construyendo
alternativas.
Una institución importante que también fue reformado dentro del
proceso de reforma de la FAO es el Comité de Seguridad Alimentaria
Mundial (CSA). Es un órgano intergubernamental aparte, y a día de
hoy constituye el espacio clave para la alimentación y la agricultura
en el sistema de la ONU. Sus decisiones las pone en práctica la FAO,
así como otras instituciones de la ONU relacionadas con la
alimentación, tales como el Fondo Internacional para el Desarrollo
Agrícola (FIDA), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Grupo
Consultivo sobre Investigaciones Agrícolas Internacionales (CGIAR
por sus siglas en inglés).
Fundado inicialmente en 1974, con el tiempo este espacio se vio
descuidado y perdió cualquier impacto sobre la gobernanza agrícola
mundial, que a los estados les parece más adecuado dejar en manos
de otras instituciones como el BM o la OMC. La sociedad civil y los
agricultores siempre se opusieron a este control de las políticas
alimentarias por parte de organizaciones financieras y comerciales
que, a sus ojos, no tendrían cualquier legitimidad para hablar del
hambre.
En primer lugar, porque representan los intereses del agronegocio y
el comercio en vez de los de los pequeños agricultores o los
malnutridos. De hecho, la crisis alimentaria mundial de 2008, que
hizo pasar hambre a millones, fue principalmente resultado del
acaparamiento y la especulación características de un sistema
alimentario de mercado libre controlado por el agronegocio. Fue una
crisis de precios, más que el resultado de una falta real de alimentos.
La crisis colocó el tema de los alimentos y la agricultura en un lugar
preeminente en las preocupaciones políticas internacionales, dando
otro empujón importante a la reforma del CSA. En segundo lugar,
estas instituciones son antidemocráticas. Están controladas por los
países ricos de la OCDE, tales como Estados Unidos, el Reino Unido y
Australia, entre otros. La sociedad civil no tiene voz aquí. Estás
razones hacían tanto más importante quitarles el control de las
cuestiones alimentarias y darlo a un espacio en el que la gente y los
gobiernos pudiesen de facto colaborar para acabar con el hambre, en
lugar de sacar provecho de ella.
3. Las intensas negociaciones en 2009, con una fuerte presión por parte
de la sociedad civil y el apoyo de algunos gobiernos progresistas
consiguieron al fin una reorganización del CSA para convertirlo en el
espacio intergubernamental clave en el sistema de Naciones Unidas
que goza de reconocimiento. En esta nueva estructura del CSA, la
sociedad civil tiene ahora un papel reconocido oficialmente que le
permite participar en pie de igualdad con los gobiernos en reuniones
y negociaciones gubernamentales. Pese a que no se le permite votar,
tiene la posibilidad de ejercer su influencia en debates y recordar a
los gobiernos sus compromisos. Para obtener el mejor asesoramiento
técnico, el CSA ha establecido asimismo un Panel de Expertos de Alto
Nivel (HLPE por sus siglas en inglés). Un órgano constituido no solo
por expertos y académicos, sino también por personas con
conocimiento empírico, tales como los propios agricultores, que
redactarían informes acerca de diferentes asuntos para dar
información de fondo y análisis. El CSA reconoce la autonomía de la
sociedad civil, que puede escoger a sus propios representantes y su
propio mecanismo para organizar su participación. Se organiza bajo
el paraguas del Mecanismo de la Sociedad Civil (CSM por sus siglas
en inglés), que tiene 41 miembros de diferentes circunscripciones en
el comité de coordinación, incluyendo 4 para los grupos de
agricultores.
La importancia del CSA está creciendo. Se ha dado una participación
diligente por parte de los gobiernos en las sesiones recientes y la
presencia de ONG y del sector privado ha aumentado igualmente.
Pero el camino hasta allí no ha sido todo rosas para los movimientos
sociales. Es importante recalcar que entre los actores reconocidos por
el CSA se cuentan también fundaciones privadas, corporaciones,
grandes ONG, el BM y la OMC, lo cual hace que sea todavía más
importante para los pequeños agricultores el ocupar este espacio y
promover políticas progresistas para la soberanía alimentaria. El año
pasado, en la 39 sesión del CSA, el G20 también se acercó a este
órgano para hacerle adoptar su posición en cuanto a la volatilidad de
los precios. Que se sepa que la delegación de la sociedad civil
abandonó la sesión plenaria cuando un CSA claudicante adoptó esta
posición sobre la volatilidad de los precios. La posición del G20
contrastaba con las peticiones de la sociedad civil de una regulación
estricta de los mercados de futuros, a los que se veía como
contribuyentes a la volatilidad de precios y la inseguridad alimentaria
en los países más pobres.
También ha habido algunas victorias parciales. En mayo de 2012, el
CSA adoptó las Directrices Voluntarias sobre la Gobernanza
Responsable de Posesión de Tierras, Pesquerías y Bosques, lo cual
demostró que el CSA es capaz de llevar a término con éxito una
consulta entre estados a través de un proceso abierto también a la
sociedad civil. La Via Campesina lamenta que el documento tenga
4. algunas carencias, por ejemplo, su carácter no vinculante y el hecho
de que no se pueda sancionar a ningún estado. Las grandes
adquisiciones de tierras quedan más reguladas que prohibidas. Aun
así, este texto da algún poder a la gente para oponerse a la tendencia
de acaparamiento de recursos, sobre la premisa fundamental de los
derechos humanos. Se trata de un texto progresista que incluye
principios como el consentimiento previo informado, el recurso a la
justicia, la transparencia, el respeto de la dignidad humana, la
igualdad de género, el reconocimiento de los derechos
consuetudinarios, sistemas de tenencia para el uso comunal de la
tierra, así como derechos legítimos de ocupación que todavía no
gozan de protección jurídica. Acaba con el monopolio del Banco
Mundial en la definición de políticas relacionadas con el suelo, lo cual
es un logro significativo. Este fue un momento histórico, puesto que
el CSA rechazó los Principios para la Inversión Agrícola Responsable
(PRAI por sus siglas en inglés) del Banco Mundial, que éste había
intentado proponer como base para las políticas sobre el suelo. Este
es un marco político en el que ni el BM ni la OMC han conseguido
imponer su visión.
Actualmente, el CSA se reúne en su cuadragésima sesión en Roma
del 7 al 11 de octubre, para debatir asuntos clave como la inversión
agrícola. LVC está presente y pone en tela de juicio lo que de positivo
se dice acerca de las inversiones a gran escala, que más bien sirven
para legitimar el acaparamiento de tierras y que expulsan a los
agricultores de sus tierras para promover proyectos orientados a la
exportación como los de agrocomestibles. Este tipo de tendencia hace
aumentar el hambre y la inseguridad alimentaria. La Via Campesina
defiende que las políticas destinadas a reforzar la producción
alimentaria deberían apoyar inversiones por parte de los propios
pequeños productores de alimentos. En palabras de Elizabeth Mpofu,
coordinadora general de LVC: “ las inversiones agrícolas de los
pequeños agricultores deberían ser reconocidas como la contribución
más importante en la producción alimentaria para erradicar el
hambre.”
Pese a que estas reformas para la inclusión de la sociedad civil son
bienvenidas, ha habido muchos debates en el movimiento acerca de
la cantidad de energía que debería destinarse a estas políticas
institucionales, en relación con una acción concentrada en
movilizaciones, posicionamiento de confrontación y construcción de
alternativas. La Via Campesina se ha involucrado desde el principio
en este proceso, tanto desde dentro de las propias negociaciones,
como desde fuera, llevando a cabo acciones, y manteniendo su
genuino carácter de movimiento social. El movimiento considera
importante ocupar estos espacios, llevando el poder de los
ciudadanos al reino de la política institucional e interactuando con
gobiernos de forma más pragmática para promover sus objetivos.
5. Pese a todo, es también consciente de las limitaciones de la política,
teniendo en cuenta el impacto limitado que se puede obtener, y los
recursos ingentes que son necesarios para formar parte de este tipo
de espacio, tanto desde el punto de vista humano y técnico como
financiero, cargas difíciles de soportar para un movimiento social.
Tampoco los miembros de La Via Campesina están acostumbrados a
este tipo de escenario tecnocrático. Pese a reconocer su importancia,
recalcan la necesidad de conseguir un equilibrio entre este trabajo y
sus compromisos en sus países de origen. Angel Strappazon, líder
argentino de La Via Campesina, explica que “ estar ahí supone un
sacrificio para nuestras comunidades y organizaciones... es un
sacrificio, pero también una responsabilidad. Una tarea difícil pero
feliz, ya que esperamos que, gracias a nuestra energía y nuestra
dedicación conseguiremos hacer cambiar de opinión a los gobiernos y
a la gente”.
Así pues, mientras que el CSA representa una oportunidad para la
sociedad civil, La Via Campesina cree que tendrá que tomar
decisiones más concretas para ganar credibilidad política a ojos de los
movimientos sociales. Mientras el trabajo institucional continua, las
movilizaciones de campesinos en defensa de sus derechos y la
construcción de alternativas en ese ámbito siguen siendo la principal
estrategia del movimiento campesino internacional.
Más información:
La FAO cooperará con La Via Campesina, el mayor movimiento de
productores alimentarios a pequeña escala:
http://www.fao.org/news/story/en/item/201824/icode/
Boletín Nyéleni15, especial agroinversiones:
http://www.nyeleni.org/?lang=es&lang_fixe=ok
Página web del MSC: http://www.csm4cfs.org/Default.asp?l=esp&
-La Via Campesina
Via Campesina is an international movement of peasants, small- and
medium-sized producers, landless, rural women, indigenous people,
rural youth and agricultural workers. We are an autonomous, pluralist
and multicultural movement, independent of any political, economic,
or other type of affiliation. Born in 1993, La Via Campesina now
gathers about 183 organisations in 88 countries in Asia, Africa,
Europe, and the Americas.
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