2. Sea para bien o para mal, hoy por hoy el mundo de la tecnología ha
ido en incremento, y no es novedad que hasta las personas
mayores como los abuelitos sientan la curiosidad de querer
aprender a usar las computadoras y con ello el internet tan
mediático, obviamente está de más decir que los niños que nacieron
de por sí en el siglo XXI prácticamente han nacido con una tablet o
un celular bajo sus brazos.
La finalidad no es abordar una crítica a lo que se ha convertido
nuestra sociedad con el internet en cuanto a su uso poco productivo,
porque de ello existen muchos comentarios y los mismos que no se
encuentran muy lejanos, ya que los mencionados provienen incluso
de nosotros mismos, al ver un hermano o sobrino prefiriendo estar
detrás de un computador a que jugar en espacios abiertos y
sociabilizar directamente. Debemos ver todo desde –quizás- “la otra
cara de la moneda”, esto es, no podemos ser renuentes a un cambio
que de todos modos iba a suceder en nuestra sociedad y con el
avance de los años, sino que debemos dar a conocer lo que de su
buen uso desprende, es decir, una serie de conocimientos y
mecanismos dinámicos para poder comunicarnos o dar opinión
sobre algún tema en particular, del mismo modo, las propias líneas
no serían posible de llegar a miles de personas de no ser por estar
detrás de un computador.
3. Es muy probable que exista casi una unanimidad en el reconocimiento de la necesidad del internet
en nuestro mundo actual, sin embargo ello conlleva a un debate mucho más jurídico-político que
mediático, es decir, ¿debería considerarse como derecho fundamental el acceso al internet?
Hace cuatro años en nuestro país se aprobó una ley que declaraba como derecho fundamental el
acceso irrestricto y gratuito al internet, cuatro años mas tarde podemos apreciar que ello resulta
mas de un contenido sintáctico antes que un contenido práctico, dado que para la sociedad rural
ello no es materializado en sus comunidades o pueblos. Cuando hablamos de un derecho
fundamental, debemos estar en la misma línea que un derecho inherente a la persona humana, tal
cual es la vida, la libertad o la igualdad para mencionar algunos ejemplos, sin embargo, si
propiciamos que el acceso al internet es un derecho fundamental estaríamos afirmando que el
mismo es inherente a la persona, ello nos lleva a preguntarnos lo siguientes ¿somos una sociedad
que puede pretender que el acceso al internet sea un derecho fundamental?
4. La ONU también –antes que el Perú- declaró al internet como derecho fundamental, para la
Organización de las Naciones Unidas el internet “no sólo permite a los individuos ejercer su
derecho de opinión y expresión, sino que también forma parte de sus derechos humanos y
promueve el acceso de la sociedad en su conjunto”, ello a nuestro entender responde mejor a lo
que podría argumentarse como sustento del derecho fundamental del internet, es decir, el derecho
a la opinión y a la expresión hoy por hoy se ve reflejado en el uso del internet, pero siguiendo la
misma línea mencionada en los párrafos precedentes, puede tenerse los mismos resultados si
incorporamos a los derechos fundamentales ya consagrados un campo de aplicación más amplio
acorde a la realidad actual, es decir, acorde a las tecnología y al internet propiamente dicho.
Por otro lado, la gratuidad a la que por ejemplo se refiere la ley en el Perú, no responde a que los
ciudadanos no vayan a pagar una tarifa, sino más bien a que los ciudadanos no solventarán la
infraestructura de la banda ancha, quizás por esos aspectos puede argumentarse el porqué de
dicha declaración sin embargo, somos partidarios de que para poder aludir al internet como un
derecho fundamental debería primero desarrollarse mecanismos que permitan el uso inmediato de
computadoras por ejemplo en los centros educativos, sin excepciones, y no solo en la costa del
Perú (como suele pasar) por ello, es que creemos que la ley o su misma incorporación a la
Constitución en sus primeros artículos sería solo una reincidencia en el error cometido durante
tantos años, el de incorporar preceptos que solo sirven para el texto y no para la aplicación y uso,
algo que sin duda debemos cambiar para que así no nos sintamos tan ofendidos cuando nos
tildan de país subdesarrollado, porque nuestra sociedad no está aún capacitada para
incorporaciones tan importantes en nuestra legislación.