Este es un cuento infantil en donde la reina desea casar a su hija con el mejor esposo. Pasa por varios animales hasta terminar con la eleccion de su hija.
TIPOLOGÍA TEXTUAL- EXPOSICIÓN Y ARGUMENTACIÓN.pptx
La historia de Trota-Pirueta y el Ratoncito Gris
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3. Érase una vez, cuando los animales podían hablar, una pequeña reina muy, muy guapa. Era una ratita blanca que reinaba sobre un pueblo de ratones: los blancos, los marrones, y los negros. Tenía una hija llamada Trota-Pirueta, y la reina hablaba de ella sin cesar: el lunes, el martes, el miércoles, el jueves, el viernes el sábado… ¡hasta el domingo! -Mi hija es la más guapa, la más educada, la mejor ratita, la más risueña, la más, la más…
4. Así que la madre pasaba el tiempo admirando a su hija. Y mientras tanto, el tiempo pasaba…y pasaba. Un día, la reina se dio cuenta de que su hijita se había convertido en una señorita. -Mi querida Trota-Pirueta, ya eres mayor así que hay que ir pensando en casarse. -Precisamente de eso quería hablarte, madre. Me he enamorado. -¡Enamorada! Pero, ¿de quién? - De un ratoncito gris muy bueno.
5. -¡Qué desgracia! ¡Qué desgracia! ¡Qué desgracia! ¡Un ratoncito gris! ¿Pero en qué estás pensando? -¡Pues en él madre! Pienso en él día y noche. -Nada de ratoncito, y mucho menos gris. Te conviene un marido muy fuerte, que pueda protegerte de los otros animales y de los peligros de la vida. Déjamelo a mí que yo sabré encontrarte uno. La reina se retiró a su palacio de queso y empezó a pensar. Al final se le ocurrió una idea.
6. Y se fue a ver al gato. -Señor Minino, dado que usted es más fuerte que los ratones, ¿querría tomar por esposa a mi hija Trota-Pirueta? El gato maulló, sonrió y abrió su gran boca peluda: -Miau…miau…miau… ¡Creo que su hija me encantará! Claro que la tomaré. Pero no por esposa. Mejor la tomaré para cenar, con un grano de sal gorda en la cola. En ese mismo instante, tindinguín, tindinguín, tindinguín, como un rayo llegó un gran perro peludo y, naturalmente, nuestro gato salió corriendo como alma que lleva el diablo.
7. -Mi querido Tutú –dijo la pequeña reina-, dado que usted es más fuerte que los ratones y que los gatos ¿querría tomar por esposa a mi hija Trota-Pirueta? El perro ladró, se rió a carcajadas y abrió su negra boca llena de colmillos: -Guau…guau…guau… ¡Creo que su hija me gustará! Claro que la tomaré, pero no por esposa. Mejor la tomaré para desayunar, con dos granos de sal gorda en la cola. En ese mismo instante, elugudú, elsugudú, eslugudú, llegó un leopardo y, naturalmente, nuestro perro salió corriendo como alma que lleva el diablo.
8. -Señor leopardo –dijo la pequeña reina-, dado que usted es más fuerte que los ratones, los gatos y los perros, ¿querría tomar por esposa a mi hija Trota-Pirueta? El leopardo rugió, se rió a carcajadas y abrió su gran boca rosada: -Grrr-grrr-grrr… ¡Creo que me encantará su hija! Claro que la tomaré, pero no por esposa. Mejor la tomaré de comida, con tres granos de sal gorda en la cola. En ese mismo instante, tondongonk, tondongonk, tondongonk, llegó un león enorme y, naturalmente, nuestro leopardo salió corriendo como alma que lleva el diablo.
9. -Poderoso Rey León –dijo la pequeña reina-, dado que usted es más fuerte que los ratones, los gatos, los perros y los leopardos, ¿querría tomar por esposa a mi hija Trota-Pirueta? El león rugió, se rió hasta que le dolió la tripa y abrió su gran boca roja: -Arruaurk… arruaurk… arruaurk… ¡Creo que me encantará su hija! Claro que la tomaré, pero no por esposa. Mejor la tomaré de pinchito para mi aperitivo, con cuatro granos de sal gorda en la cola. En ese mismo instante, patapom, patapom, patapom, llegó un gigantescoelefante y, naturalmente, nuestro león salió corriendo como alma que lleva el diablo.
10. El elefante se paró en seco al ver a la ratita. -Inmenso elefante, montaña de cuatro patas –dijo la pequeña reina-, dado que usted es más fuerte que los ratones, los gatos, los perros, los leopardos y los leones, ¿querría tomar por esposa a mi hija Trota-Pirueta? -¡Oh, claro que no! ¡Ay, ay, ay! ¡Qué miedito tengo! ¡Oh, que nervios me entran! ¡Oh, que nervios! ¡Oh, que nervios! Y temblaba desde la trompa hasta el rabo. -¿De qué tiene miedo? ¡Si es usted una montaña andante! –preguntó la ratita. El elefante respondió lloriqueando: -Tengo miedo de los ratones… -¡¿De los ratones?!
11. -¡Oh, sí! Un día, un ratoncito gris se coló en mi trompa y noté cómo subía y subía… ¡Creí que iba a comerme desde adentro, empezando por el cerebro! -¿Y entonces? -Entonces, sin cerebro, me volvería un animal muy, muy tonto. -¿Y entonces? -Entonces, me rasqué, el ratón revolvía todo por dentro y me hacía cosquillas… -¿Y entonces? -Entonces, como me hacía tantas cosquillas, estornudé tan fuerte que salió disparado. ¡Nunca he tenido tanto miedo en toda mi vida!
12. Entonces la pequeña ratita sonrió: -¡Mi pobre elefantito! -dijo-. No tengas miedo, que no te comeré. -Oh, gracias, gran reina, ¡qué buena es usted! La ratita y el elefante se dieron la mano como amigos, y luego cada uno se fue por su lado.
13. De regreso a su palacio de queso, la reina hizo llamar a su hija: -Tenías razón, mi pequeña Trota-Pirueta. Tu ratoncito gris es el más fuerte de todos los animales. Es el marido que más te conviene. Trota-Pirueta y el Ratoncito se casaron.
14. Y tuvieron muchos hijos: Blancos, grises, blancos y grises, grises claros, grises oscuros… Y todos esos ratoncitos y ratoncitas no tenían miedo de nadie, porque sabían que su papá era el más fuerte de todos los animales.