1. Yolanda Fernández Jurado*
M.ª Esther Vaquero Lafuente*
UNA VISIÓN ÉTICA
DE LA UTILIZACIÓN DE LAS TIC
En este trabajo se explicará y analizará cómo se han desarrollado las tecnologías de la
información y las comunicaciones (TIC) en la mayoría de los países, haciendo una
distinción entre países desarrollados y en vías de desarrollo. A través de tres teorías
éticas, comúnmente utilizadas en el ámbito socioeconómico, se determinará si dicho
desarrollo puede ser considerado ético. A continuación, se realizará una propuesta de
cómo debería realizarse la implantación y uso de las TIC, considerando todas las
acciones que desde diversas instituciones se están llevando a cabo y sin olvidar las
peculiaridades de cada país, con el objetivo de que la implantación de las TIC beneficie
a la sociedad en su conjunto.
Palabras clave: ética, tecnología de la información, países desarrollados, países en desarrollo.
Clasificación JEL: A13.
1. Consolidación de la sociedad de la información
Pese a que el fenómeno de Internet y la utilización
de las tecnologías de la información y las comunica-ciones
(TIC) parece relativamente reciente, la reali-dad
no es así. De hecho, existe una amplia experien-cia
en la utilización de tecnología para transmitir infor-mación
(por ejemplo, a través de la radio o la
televisión) o para realizar comunicaciones (por ejem-plo,
con la telefonía fija).
No obstante, los avances tecnológicos experimenta-dos
desde finales de la década de los años sesenta,
época en la que se iniciaron las primeras iniciativas en
relación con Internet, estas TIC fueron cobrando cada
vez más importancia y, en los años noventa, gracias a la
aparición de la World Wide Web (www), su uso se ha
generalizado a nivel mundial.
Hoy en día, estas tecnologías forman parte de prácti-camente
todas las sociedades y son utilizadas por una
gran diversidad de agentes sociales, tanto públicos
como privados, para almacenar y transmitir información
de una forma rápida y cómoda. Los individuos se han
habituado de tal manera a estas tecnologías que se está
produciendo una importante transformación en el ámbi-to
social de tal forma que el término Sociedad de la
Información, para expresar la implantación y uso gene-ralizado
de estas tecnologías en las sociedades actua-les,
se ha convertido en muy habitual.
ÉTICA Y ECONOMÍA
Junio 2005. N.º 823 ICE 151
* Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Universidad
Pontificia Comillas de Madrid.
2. YOLANDA FERNÁNDEZ JURADO Y M.ª ESTHER VAQUERO LAFUENTE
La importancia que han cobrado en la actualidad es-tas
tecnologías se debe a la convergencia de tres facto-res
fundamentales:
1. Gran aumento en la innovación tecnológica (de-sarrollo
de la fibra óptica, tecnología digital, etcétera) lo
que ha permitido que se diversifiquen los accesos a
Internet. Esta diversificación ha favorecido dos cosas:
primero, que un mayor número de ciudadanos de los
países desarrollados sean conscientes de las ventajas
que les puede aportar la utilización de las TIC y, en con-secuencia,
que las mismas se hayan ido introduciendo
cada vez más en la actividad diaria de los individuos; se-gundo,
que en algunos países en desarrollo, donde las
infraestructuras en comunicaciones son bastante defi-cientes,
se pueda acceder con mayor facilidad, por
ejemplo a través de la telefonía móvil, a Internet y a to-dos
los servicios que en la Red se incorporan.
Aunque este proceso de innovación no parece dete-nerse,
sí que se ha observado cierto cambio de ten-dencia
ya que, en la actualidad, no sólo se buscan
mecanismos que faciliten el acceso sino que existe un
gran interés en crear sistemas más rápidos y flexibles
que se puedan adaptar a las necesidades de un ma-yor
número de individuos. Estas nuevas posibilidades
técnicas no sólo generan una alteración en el compor-tamiento
económico-social, especialmente en los paí-ses
desarrollados, sino también nuevas oportunida-des
socioeconómicas en los países en vías de desa-rrollo1.
2. Importantes alteraciones en el marco legislativo
que, directa e indirectamente, han fomentando el uso de
estas tecnologías. Entre todas las alteraciones legislati-vas
que se han producido algunas están claramente
relacionadas con la necesidad de garantizar una ade-cuada
utilización de estas tecnologías (por ejemplo, las
referentes a la transmisión de datos personales o a las
medidas de seguridad en transacciones económicas,
etcétera).
Estos cambios legislativos no se han producido por
igual en todos los países; de hecho, los que más han
avanzado en este sentido son los países desarrollados,
lo que les permite utilizar con más seguridad y comodi-dad
estas tecnologías y beneficiarse en mayor medida
de todas las oportunidades que pueden ofrecer. Frente
a esto, los países menos avanzados, en los cuales se
están intentando incorporar estas tecnologías a un ritmo
bastante rápido, todavía se encuentran retrasados en
esta cuestión creándose situaciones en las que se pue-den
vulnerar los derechos fundamentales de los ciuda-danos
de estos países.
3. Mayor interés por parte de las autoridades. De
nada servirían los avances tecnológicos o legislativos si
no se hubiera producido también una voluntad política
para aplicar estas tecnologías en las sociedades.
En este sentido, en la última década se ha observado
que en muchos países las propias autoridades naciona-les,
e incluso, algunos organismos internacionales2, en
el caso de países en desarrollo, están favoreciendo la
utilización de estas tecnologías y, en consecuencia, in-centivando
el desarrollo de una Sociedad de la Informa-ción.
Dado el éxito que estas tecnologías tuvieron en su
momento en países como Estados Unidos o Canadá
(los más avanzados en esta cuestión) otros países de-sarrollados,
especialmente los europeos, han realizado
una fuerte apuesta por la implantación de estas tecnolo-gías
en los más diversos ámbitos de sus sociedades; es
1 En algunos de estos países se está utilizando la telefonía móvil y la
banda ancha como sistemas alternativos a la tradicional infraestructura
de telefonía fija ya que estos nuevos sistemas les permiten, con un
menor coste, fomentar el sector de comunicaciones, uno de los sectores
básicos para un adecuado desarrollo socioeconómico. Por ejemplo, en
Bután, se ha generalizado el uso de las tecnologías inalámbricas de
banda ancha para proporcionar acceso telefónico básico, lo que ha
permitido comunicar aldeas que antes estaban totalmente fuera del radio
de acción del servicio telefónico tradicional. 2 ONU, UNESCO, International Telecomunication Union, etcétera.
más, muchas autoridades de países en desarrollo están
claramente convencidas de que gracias a estas tecnolo-
152 ÉTICA Y ECONOMÍA
Junio 2005. N.º 823
ICE
3. gías podrán conseguir ese desarrollo económico que
tanto les está costando hasta ahora.
En junio de 2000, en El Cairo, los países de América
Latina, África y Asia, que componen el G-15, pusieron
de manifiesto que estaban dispuestos a hacer frente a
los efectos adversos que la globalización y la liberaliza-ción
de los mercados les estaba imponiendo y algunos
de estos países consideraron que la mejor forma de in-corporarse
al proceso de globalización económica que
se está viviendo a nivel internacional era a través de la
utilización de estas tecnologías. Como consecuencia de
ello, ciertos países en desarrollo, con el apoyo de orga-nizaciones
internacionales, están fomentando mucho la
implantación y utilización de las TIC en sus naciones.
Estas actuaciones no son, en sí mismas, ni buenas ni
malas ya que, en realidad, las Tecnologías de la Infor-mación
y la Comunicación sí pueden ayudar a mejorar
algunas de las situaciones sociales más graves existen-tes
en estos países pero se necesita mucho más que
una incorporación de tecnología para lograr un adecua-do
desarrollo de un país.
La confluencia de tecnología, legislación e interés por
parte de las autoridades está generalizando el uso de
estas tecnologías lo que permite que un mayor número
de individuos pueda acceder a más bienes y servicios
de una forma más cómoda y sencilla. Sin embargo, to-das
estas ventajas pueden verse claramente disminui-das
en el caso de que, por una inadecuada aplicación y
utilización de estas tecnologías, se produzca la denomi-nada
«brecha digital».
En el caso de que estas tecnologías no puedan ser
utilizadas por todos y, en consecuencia, se establezcan
diferencias con respecto a quienes se benefician de sus
ventajas, se pueden acentuar las diferencias existentes
tanto a nivel social como regional, de forma que se em-peorarían
las situaciones de exclusión social y las dife-rencias
regionales actualmente existentes tanto a nivel
nacional como internacional.
Para evitar estas distorsiones se hace imprescindible
incorporar valoraciones éticas a la forma de implantar y
utilizar estas tecnologías en las sociedades.
2. La utilización de las TIC
desde el punto de vista ético
Cuando se realiza un análisis ético de una determina-da
acción, hecho o situación siempre se presenta el pro-blema
de qué sistema ético utilizar con respecto a esta
cuestión; de hecho, dependiendo de la teoría ética utili-zada
la misma cuestión puede ser considerada ética-mente
correcta.
Precisamente esta diversidad de puntos de vista es lo
que ha provocado una importante polémica con respec-to
a si se están utilizando las TIC de una forma ética-mente
correcta o, sin embargo, lo que se está haciendo
es utilizarlas para aumentar una brecha socioeconómi-ca
ya existente.
De la diversidad de teorías éticas existentes, en el
presente estudio se ha considerado conveniente centrar
el análisis exclusivamente en tres de ellas: la Teoría Uti-litarista,
el deber de Kant y la Teoría de la Justicia Distri-butiva
o Justicia como Equidad (desarrollada por John
Rawls).
La elección de estas tres teorías se ha basado en dos
cuestiones fundamentales: primero, son teorías muy uti-lizadas
en el estudio ético de situaciones económicas y,
evidentemente, el uso de las TIC tiene repercusiones en
este ámbito; segundo, son teorías de distintas épocas3
lo que permite un análisis que no esté sesgado por la
temporalidad de la teoría ética utilizada.
Kant
Es en la propia base de la filosofía desarrollada por
Kant (1724-1804), con las formulaciones de su impe-rativo
categórico, donde se pueden encontrar las di-rectrices
para analizar si un acto o conducta es o no
ético.
UNA VISIÓN ÉTICA DE LA UTILIZACIÓN DE LAS TIC
3 Dos de ellas de una corriente más tradicional, ya que el
deontologismo de Kant se desarrolló en el siglo XVIII y la Teoría
Utilitarista de finales del siglo XVIII y primera mitad del XIX, mientras
que la teoría de la justicia distributiva se ha desarrollado en el siglo XX.
ÉTICA Y ECONOMÍA
Junio 2005. N.º 823 ICE 153
4. YOLANDA FERNÁNDEZ JURADO Y M.ª ESTHER VAQUERO LAFUENTE
De la primera formulación del imperativo categórico,
«obra de modo que tu máxima pueda valer siempre al
mismo tiempo como principio de una legislación univer-sal
», y dado que Kant (Rosenthal et al., 2000) presupo-ne
que los seres humanos son libres y racionales, se
deduce fácilmente que Kant considera que el bien y el
mal moral dependen de la razón y de la buena intención,
no de las consecuencias de las acciones. Dicho de otro
modo, desde el punto de vista kantiano (Chryssides y
Kaler, 1993) una acción o situación es ética cuando es
recta en sí misma, es decir, cuando los motivos que sub-yacen
en ella son éticos y justos.
Aunque no se puede dudar sobre la buena voluntad
que está llevando a diversas autoridades y organismos
internacionales a intentar acercar estas tecnologías al
mayor número de personas a nivel mundial, sí existen
numerosas referencias con respecto a la utilización de
las mismas que demuestran que no sólo hay que im-plantar
estas tecnologías sino que es necesario también
comprobar cómo se utilizan. De hecho, en algunos ca-sos,
especialmente en los países en vías de desarrollo,
la utilización de estas tecnologías tiene detrás intencio-nes
muy alejadas de lo que se puede considerar, desde
este punto de vista, éticamente correcto.
El análisis ético pasa, pues, a basarse en la segunda
formulación del imperativo categórico de Kant, que con-sidera
que una acción es moral si el que la hace trata a
las personas como fines en sí mismos, y no como me-dios.
Según se expondrá a continuación, nos encontra-mos
con casos en los que el fomento de las TIC ha teni-do
lugar con una finalidad de lucro personal y no de be-neficio
a la sociedad. Si bien esto ha tenido lugar,
principalmente, en países en vías de desarrollo, mien-tras
que en los países desarrollados no cabría este
planteamiento, puesto que los mecanismos de desarro-llo
y fomento de las TIC en los mismos han tenido como
fin último una mejora de la sociedad.
A través de estas tecnologías no sólo se puede acce-der
a servicios claramente beneficiosos para la socie-dad
como puede ser la educación o la sanidad sino que,
esencialmente, se pueden desarrollar actividades eco-nómicas.
Precisamente en este ámbito es donde se
pueden encontrar los mayores problemas éticos relacio-nados
con el uso de estas tecnologías.
En muchos casos, sobre todo en la utilización que se
está dando a estas tecnologías en países en vías de de-sarrollo,
se están usando las TIC y, en concreto, Internet
como mecanismo para lograr acceder de forma cómoda
a mano de obra barata y para intentar ampliar las ventas
entre las clases con más poder económico en estos paí-ses.
Por ejemplo, si se analiza el comercio electrónico
entre empresas (B2B) de países desarrollados y en vías
de desarrollo se observa que el llamado «Teleservicio
off-line», no interactivo, en donde se incluyen servicios
como la introducción de datos, desarrollo de software,
creación de bases de datos, digitalización de documen-tos,
traducciones, ediciones, etcétera, es el que está au-mentando
con más rapidez. En este caso, el coste ini-cial
de puesta en funcionamiento de la empresa en el
país en vías de desarrollo es muy bajo y no se necesita
personal especialmente cualificado para realizar las ac-tividades;
sin embargo, lo que sí se consigue es abara-tar
considerablemente el valor de la producción final del
país desarrollado4. Con este tipo de actuaciones no pa-rece
que se esté buscando mejorar la situación de retra-so
económico que pueden tener los países en desarro-llo
sino aumentar el poder económico de los países más
desarrollados, lo que resulta éticamente muy discutible.
Estas posibles utilizaciones de las TIC no serían éti-cas
desde el punto de vista de Kant ya que, realmente,
lo único que buscan es el beneficio particular en vez del
global; es más, este tipo de actuaciones pueden perjudi-car
gravemente a los países en vías de desarrollo dado
que pueden acentuar situaciones de dependencia frente
a los países más desarrollados al desincentivar la inicia-tiva
empresarial nacional, el interés por el aumento del
capital humano, e incluso, potenciar una transferencia
154 ÉTICA Y ECONOMÍA
Junio 2005. N.º 823
ICE
4 Un ejemplo de este tipo de comercio electrónico es la empresa
Doticom Services, una compañía de Uganda, donde cuatro personas se
encargan de introducir todos los datos de una gran auditora de Canadá
(ECONOMIC COMMISSION FOR AFRICA, 2001).
5. de la limitada renta existente en estos países hacia paí-ses
más desarrollados. Si además estas actuaciones se
están haciendo de forma consciente, con el objetivo de
lograr una disminución de costes en la actividad empre-sarial
de determinados países desarrollados, no se pue-de
defender que los motivos que hay detrás de dicha uti-lización
de las TIC sean éticos o justos.
La Teoría Utilitarista
La Teoría Utilitarista fue desarrollada principalmente
por Jeremy Bentham (1748-1832) y John Stuart Mill
(1806-1873). De la teoría desarrollada por el primero
cabe destacar su empeño en que su teoría se basara en
la razón, con independencia del momento histórico en el
que él desarrolla su teoría o se aplique su análisis, ya
que su objetivo es conseguir el beneficio futuro5 (Bowie,
2002).
Este sistema ético se basa en que la moralidad de las
acciones depende de sus consecuencias de cara al bie-nestar
de los hombres. Es decir, una acción o situación
es ética si se logra el máximo bien para el máximo nú-mero
de personas (Brady, 1990). Por ello, el utilitarismo
considera que una acción es justa según la cantidad de
bienestar o felicidad (considerándola a largo plazo) pro-duzca,
con independencia de que los motivos que sub-yacen
en esa acción sean o no éticos, sean o no bue-nos.
Es en este punto donde radica la principal diferen-cia
con Kant. De ahí se deduce fácilmente que las
conclusiones a las que se pueda llegar desde uno u otro
sistema ético pueden ser, cuando menos, diferentes.
La implantación y utilización de las TIC, y con ellas el
desarrollo de Internet, ha facilitado el acceso a multitud
de bienes y servicios a los cuales antes sólo se podía
acceder si se pertenecía a determinados países o entor-nos
sociales. Por ejemplo, hoy en día, gracias a la Red,
un mayor número de los ciudadanos, tanto de países
UNA VISIÓN ÉTICA DE LA UTILIZACIÓN DE LAS TIC
desarrollados como en vías de desarrollo, pueden acce-der
a una mayor formación, a servicios sanitarios, a un
mayor conocimiento de otras zonas geográficas, e inclu-so,
a determinadas actividades económicas que antes
eran inalcanzables. De hecho, las oportunidades que
dan las TIC y el beneficio que se pueden derivar de ellas
es lo que ha incentivado el gran interés que en las últi-mas
décadas se ha tenido en las mismas y que ha con-ducido
a potenciar la implantación de las mismas todo lo
posible.
Si aplicamos la Teoría Utilitarista, como estas tecnolo-gías
tienen el potencial de mejorar la situación socioe-conómica
de un mayor número de personas, se podría
considerar que su implantación y utilización sería en sí
mismo ético.
No obstante, este análisis sólo es adecuado en la me-dida
en que realmente se permita el acceso a estas tec-nologías
a una mayor parte de la población y que las
mismas sean utilizadas de forma adecuada. Si a estas
tecnologías sólo pueden acceder unos pocos, que se
aprovecharían de todos los beneficios que de ellas se
pueden obtener, o se utilizan de forma insegura y parcial
no se garantizaría que se esté logrando el máximo bien
para el máximo número de personas; es más, se pue-den
presentar situaciones en las que se acentuaría el
desequilibrio socioeconómico existente, tanto a nivel
nacional como internacional, y se provocaría de forma
clara la llamada brecha digital.
Es decir, el acceso a las TIC en general y a Internet en
particular, no garantiza una mejora de la situación de los
ciudadanos, ya que la mera posibilidad de acceder en
tiempo real a más información no les va a beneficiar nece-sariamente.
Les beneficiará si, sólo si, pueden usar esa in-formación
y las tecnologías para acceder a un puesto de
trabajo digno, para mejorar las relaciones interpersonales
(por ejemplo, el uso de las webcams y del correo electróni-co
para ponerse en contacto familiares que viven lejos
unos de otros), mejorar el acceso a la educación mediante
la formación on-line, etcétera. De alguna manera estos ob-jetivos
se están logrando, por lo que, bajo el sistema ético
utilitarista, el uso de las TIC es ético.
ÉTICA Y ECONOMÍA
Junio 2005. N.º 823 ICE 155
5 Entre otras cosas, por este motivo (la búsqueda del beneficio futuro)
se puede aplicar al caso que nos ocupa.
6. YOLANDA FERNÁNDEZ JURADO Y M.ª ESTHER VAQUERO LAFUENTE
Sin embargo, todos estos logros tampoco sirven para
garantizar que la mejora de la calidad de vida sea la ópti-ma,
en ocasiones ni tan siquiera para garantizar la felici-dad
futura (como pretenden los utilitaristas), puesto que
en muchas ocasiones no se está desarrollando la red
empresarial crítica6 para garantizar un futuro aceptable.
Lógicamente, este problema sólo tiene lugar en el caso
de los países en vías de desarrollo, ya que los países de-sarrollados
ya tienen su red empresarial establecida.
En definitiva, si lo que se analiza es el potencial que
poseen estas tecnologías para mejorar la situación so-cioeconómica
de los individuos se puede afirmar, desde
la Teoría Utilitarista, que la utilización de estas tecnolo-gía
es ética; sin embargo, si se analiza la forma en que
se están aplicando estas tecnologías, tanto en países
desarrollados como en vías de desarrollo, se hace ne-cesario
recurrir a otras aportaciones para determinar
con claridad las cuestiones éticas asociadas a ellas.
La Teoría de la Justicia Distributiva
Esta teoría, a diferencia de las anteriores, se desarro-lló
en el siglo XX por John Rawls7 (1921-2002) y puede
ajustarse más adecuadamente al entorno que generan
las TIC ya que retoma el estudio de la deseabilidad, en
especial, en el campo de la organización social y políti-ca,
cuestión que cobra especial interés si se tienen en
cuenta las repercusiones sociales que tiene la utiliza-ción
de estas tecnologías.
Rawls desarrolla principalmente una ética dentro de
la teoría política, estableciendo la necesidad de identifi-car
una serie de principios cuya aplicación conduzca a
juicios sensatos. Según este enfoque existen dos princi-pios
fundamentales que deben gobernar la estructura
básica de una sociedad justa: primero, es necesario
asegurar las libertades individuales fundamentales; se-gundo,
las desigualdades sociales y económicas deben
tratarse de forma que se pueda lograr el mayor benefi-cio
posible para los menos favorecidos de la sociedad
(Kukathas y Pettit, 2004; Rawls, 1993).
Como ya se ha comentado anteriormente, una inade-cuada
utilización de estas tecnologías puede impedir que
se logren sociedades más justas. En los países desarro-llados,
si no se permite a todos los ciudadanos el acceso
a estas tecnologías unos se beneficiarán más que otros
de la mismas; es más, son precisamente los sectores so-ciales
menos favorecidos los que pueden tener más difi-cultades
para acceder a estas tecnologías y, por tanto, se
generaría un claro perjuicio para estos sectores. No sólo
se dificulta el logro de una sociedad más justa sino que la
existencia de una brecha digital acentuaría probablemen-te
situaciones de clara injusticia social.
Si el análisis se traslada a cómo se están utilizando es-tas
tecnologías en algunos países en vías de desarrollo, el
problema ético aún se pone más de manifiesto. Utilizar es-tas
tecnologías para fomentar el comercio electrónico en
estos países sin potenciar su propia estructura empresa-rial,
o para ahorrar costes de las empresas de los países
más desarrollados, no implica garantizar los derechos fun-damentales
de los ciudadanos de estos países ni demues-tra
un interés por disminuir su situación de pobreza.
En definitiva, desde el punto de vista de la teoría de
justicia como equidad, el posible uso que se realice de
estas tecnologías puede tener una falta total de ética.
Conclusión
En función de las tres teorías éticas utilizadas se pue-de
afirmar que las TIC en sí mismas no son ni buenas ni
malas, pero sí que su utilización puede generar situacio-nes
no éticas, lo que exige que antes de promover el de-sarrollo
de la Sociedad de la Información en un país se
establezcan una serie de requisitos mínimos que eviten
actuaciones que puedan derivar en utilizaciones inco-rrectas
de las mismas.
6 La mayoría de las empresas que gestionan las TIC, las que ofrecen
sus productos y servicios a través de Internet, son de países
desarrollados, de manera que se produce una transferencia no deseada
de renta, lo cual perjudica a los países en desarrollo y puede hipotecar,
hasta cierto punto, su desarrollo futuro.
7 Concretamente, la Teoría de la Justicia Distributiva fue publicada por
John Rawls por primera vez en 1971.
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Junio 2005. N.º 823
ICE
7. 3. Propuesta para un uso ético de las TIC
La preocupación por las consecuencias que pueden
producirse por una inadecuada utilización de estas tec-nologías
no es algo nuevo, sino que ya en el año 2001
se puso de manifiesto en una Asamblea General de las
Naciones Unidas. Concretamente, el 21 de diciembre
de 2001 esta Asamblea General aprobó una resolución,
A/RES/56/1869, en la que determinó realizar una Cum-bre
Mundial sobre la Sociedad de la Información en la
que se analizara cómo se estaba desarrollando esta So-ciedad
de la Información a nivel mundial. Esta Cumbre
se está desarrollando en dos fases: la primera, se cele-bró
del 10 al 12 de diciembre del 2003 en Ginebra y en
ella ya se adoptó una Declaración de Principios y un
Plan de Acción; la segunda, se celebrará en noviembre
de 2005 en Túnez y ahí está previsto afianzar los logros
de Ginebra y plantear nuevos retos.
En la Declaración de Principios8 que se aprobó en la
Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información ce-lebrada
en diciembre de 2003 en Ginebra se expuso que
si realmente se deseaba una Sociedad de la Información
para todos los individuos era necesario fomentar una So-ciedad
de la Información que tuviera en cuenta a la per-sona
y que se encauzara el potencial de estas tecnolo-gías
para promover las metas de desarrollo establecidas
en la Declaración del Milenio9, es decir, que intentara eli-minar
la pobreza y el hambre, lograr una educación pri-maria
universal, promover la igualdad de género y la ha-bilitación
de las mujeres, reducir la mortalidad infantil,
mejorar la salud de los ciudadanos y lograr un desarrollo
sostenible con un mundo más pacifico, justo y próspero.
Teniendo en cuenta estos principios fundamentales,
las principales teorías éticas detalladas con anterioridad
y en dónde se pueden presentar gran parte de las situa-ciones
UNA VISIÓN ÉTICA DE LA UTILIZACIÓN DE LAS TIC
poco éticas se pueden establecer algunas pro-puestas
para que se desarrolle un uso ético de las TIC.
Invertir en Sociedad de la Información
pero valorando adecuadamente los posibles
costes de oportunidad
Tanto la OCDE como Eurostat han llevado a cabo una
importante labor para cuantificar los progresos que han
tenido lugar en relación con la Sociedad de la Informa-ción.
El principal problema al que se enfrentan es que los
parámetros a utilizar cambian con rapidez, de ahí que los
resultados a los que se llega deban considerarse con
precaución. Además, es fundamental tener en cuenta las
características propias de cada país, ya que van a ser
factores fundamentales en ese tipo de análisis. Es más,
algunos de los principales organismos internacionales10
que realizan este tipo de estadísticas expresaron durante
la primera fase de la Cumbre Mundial de la Sociedad de
la Información11, las dificultades que existen para poder
cuantificar el verdadero impacto que tiene la utilización
de estas tecnologías sobre las sociedades.
Hay que tener especial cuidado no sólo con la metodo-logía
del análisis, sino también con la interpretación de los
resultados, sin considerarlos como referencia siempre vá-lida.
Es decir, las diferencias existentes entre los países
desarrollados y los que están en vías de desarrollo son tan
grandes que no se pueden tomar como referencia con va-lidez
indiscutible, para estos últimos, los logros alcanzados
gracias al desarrollo de la Sociedad de la Información por
los países desarrollados. Hacer esto provocaría un uso no
adecuado de los recursos de dichos países.
ÉTICA Y ECONOMÍA
Junio 2005. N.º 823 ICE 157
8 Declaración de Principios de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad
de la Información, Ginebra 2003-Túnez 2005. Veáse
http://www.itu.int/wsis, marzo 2005.
9 Publicada por el Departamento de Información Pública de las
Naciones Unidas-DPI/2083/Rev. 1 marzo del 2000.
10 Statistical Commission, United Nations Economic Commission for
Europe (UNECE), United Nations Conference on Trade and
Development (UNCTAD), Unesco Institute for Statistics (UIS),
International Telecommunication Union (ITU), Organisation for Economic
Co-Operation and Development (OECD) and Statistical Office of the
European Communities (Eurostat).
11 Report UNECE/UNCTAD/UNESCO/ITU/OECD/EUROSTAT on
Monitoring the Information Society: Data, measurement and Methods
(Ginebra, 8-9 diciembre 2003). Veáse http://www.itu.int/wsis, marzo 2005.
8. YOLANDA FERNÁNDEZ JURADO Y M.ª ESTHER VAQUERO LAFUENTE
Por ello y, de momento, hasta que se consigan esta-blecer
unos parámetros claros que permitan determinar
con exactitud las repercusiones que tiene en el desarro-llo
de un país el fomento de la Sociedad de la Informa-ción,
cualquier inversión que se realice para incorporar
estas tecnologías en las sociedades debe considerar
las peculiaridades de cada país, analizando adecuada-mente
si su sociedad está preparada para la implanta-ción
de la nueva tecnología, estableciendo con claridad
dónde se va a realizar el gasto y, sobre todo, realizando
un adecuado seguimiento de las repercusiones que el
mismo está teniendo en el ámbito socioeconómico.
Acercar la Sociedad de la Información
al mayor número de ciudadanos
Gracias a los avances tecnológicos, en la actualidad se
puede acceder a Internet no sólo a través de los ordena-dores
(lo que suponía contar con una importante infraes-tructura
de telefonía fija) sino que también se puede ac-ceder
a través del teléfono móvil, de la televisión digital y
de la red eléctrica. Esto ha provocado que el número de
internautas haya aumentado en todos los países, crean-do
así los cauces necesarios para lograr sociedades más
igualitarias12 y evitar que se produzca una brecha digital.
Se estaba observando que en los países desarrolla-dos
las personas que se encontraban en situación de
exclusión social no podían acceder a las ventajas que
deparan estas nuevas tecnologías porque, en muchos
casos, no tenían ninguna posibilidad de conectar a un
ordenador que por telefonía fija se conectara a Internet.
Hoy en día, estos colectivos y los agentes sociales que
les ayudan pueden acceder con mucha más comodidad
(telefonía móvil, televisión digital, incluso, red eléctrica)
y rapidez a parte de los servicios que la Red les puede
ofrecer y, en consecuencia, se estaría actuando de una
forma más ética y justa.
En el caso de los países en desarrollo la cuestión es
todavía más clara. Muchos de estos países tenían muy
limitadas la disponibilidad y calidad de las telecomunica-ciones,
entre otras cosas, porque resultaba muy difícil, a
veces por cuestiones puramente geográficas, crear una
gran Red fija que cubriera la mayor parte del territorio
nacional y porque las posiciones de monopolio existen-tes
en algunos de estos países no favorecían que se
realizara la inversión.
Este fenómeno y la limitación que existía de poder ac-ceder
a Internet sólo a través de redes de telecomunica-ción
fijas estaba produciendo que, en el mejor de los ca-sos,
los accesos a Internet se centraran esencialmente
en el ámbito urbano dejando de lado las áreas rurales o
más alejadas a las cuales llevar esta infraestructura su-ponía
un coste excesivo. El resultado era evidente, se es-taba
generando un agravamiento en la situación regional
de estos países ya que las posibles ventajas que pudiera
deparar la utilización de Internet estaban beneficiando
claramente al ámbito urbano frente al entorno rural.
Aunque hoy en día todavía haya países en desarrollo
que no están diversificando los mecanismos de acceso
y que mantienen unos costes de telecomunicación ex-cesivos,
en otros ya se está produciendo un importante
cambio y gracias a esta diversificación es posible lograr
mayores beneficios para el mayor número de personas
(United Nations, 2001) lo que, desde un punto de vista
ético, representa una situación mucho más justa que la
anteriormente existente.
La diversificación de los mecanismos de acceso ha
abierto la posibilidad de acercar Internet, de una forma
más generalizada, a la población de estos países. Si
bien en algunos países se han utilizado estos nuevos
accesos para mejorar lo ya existente13, en otros se ha
12 Al lograr una sociedad más igualitaria se beneficia a los más
necesitados, es decir, se cumple la segunda condición del principio de
diferencia de la teoría de la justicia distributiva de Rawls, que ya se
comentó en el apartado anterior.
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ICE
13 Por ejemplo, en las áreas urbanas de Kampala ya se posee acceso
por fibra óptica y en Mozambique se están concediendo licencias
privadas de TV por satélite para potenciar el uso de Internet.
9. realizado una fuerte apuesta para facilitar el acceso a la
población de las áreas rurales.
En este sentido, el Global System for Mobile Commu-nications
(GSM) está siendo utilizado en algunos países
en desarrollo, como Bangladesh, Uganda o la República
Unida de Tanzania14, para incorporar el ámbito rural a
Internet y poder lograr así una distribución más adecua-da
de los servicios que la Red puede ofrecer.
Es decir, las autoridades y entidades internacionales
implicadas en la decisión de la utilización de las TIC en
los países en desarrollo tienen la obligación de fomentar
aquellos accesos que permitan acceder al mayor núme-ro
de personas a los bienes y servicios ofrecidos por la
Red y, sobre todo, que eviten la aparición de diferencias
regionales entre el ámbito rural y el urbano.
Fomentar el uso social
de la Sociedad de la Información
Un adecuado uso de las TIC puede contribuir a mejo-rar
algunos aspectos sociales tanto en países desarro-llados
como en países en vías de desarrollo. Las áreas
en las que más claramente puede, o podría, verse esta
influencia positiva son, entre otras, las siguientes: edu-cación,
sanidad, apoyo a la mujer (eliminación de desi-gualdades
de género) y apoyo a la inclusión social de
grupos de población marginados socialmente.
En el campo educativo, la educación a distancia está
ayudando a incrementar considerablemente la tasa de
alfabetización y educación que actualmente existe en
los países en vías de desarrollo; de hecho, el interés de
las autoridades en fomentar esta forma de educación es
tan importante que seis de las universidades de educa-ción
a distancia de más importancia en todo el mundo
están localizadas en países en vías de desarrollo (Chi-na,
India, Indonesia, Irán, República de Sudáfrica y Tai-landia).
UNA VISIÓN ÉTICA DE LA UTILIZACIÓN DE LAS TIC
Evidentemente, cualquier mecanismo que facili-te
el aumento del capital humano de una nación es bue-no
y, en este sentido, no hay ninguna duda de que las
TIC están favoreciendo a estos países en desarrollo.
En el terreno de la sanidad, son los países en desa-rrollo
los que se ven más beneficiados por las TIC, ya
que éstas les van a facilitar el acceso a los principales
avances médicos. Es más, en algunos casos se han po-dido
realizar operaciones muy complejas gracias a que
a través de Internet los médicos especialistas podrían,
desde su lugar (país) habitual de trabajo guiar a los ciru-janos
que estaban realizando la intervención quirúrgica,
salvando, así, la vida del paciente.
Por último, en el campo social, se han dado casos en
los que se están consiguiendo una mayor integración de
colectivos que, especialmente por cuestiones cultura-les,
se encontraban en situación marginal dentro de sus
propias sociedades. Por ejemplo, en algunos países,
gracias a la utilización de estas tecnologías las mujeres
han podido acceder a la educación, e incluso, han podi-do
crear pequeñas empresas que han permitido que se
incorporen a la actividad económica de una forma digna
obteniendo ciertos ingresos económicos y, sobre todo,
cierta independencia para poder defender sus derechos
fundamentales; de hecho, ciertos organismos interna-cionales
(entre ellos ITU) están promoviendo mucho es-tos
proyectos subvencionados destinados a incorporar
a las mujeres a la sociedad.
Poseer un criterio crítico con respecto
a la utilización económica de las tecnologías
de la información y las comunicaciones
y un adecuado seguimiento con respecto
a su utilización en este ámbito
Precisamente es en la utilización económica de las
TIC en donde surgen los principales problemas de tipo
ético y, por tanto, donde más cuidado hay que tener.
Hoy en día se pueden utilizar las TIC para establecer
relaciones económicas no sólo entre empresas (B2B) si
no también para mantener relaciones directas de la em-
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Junio 2005. N.º 823 ICE 159
14 En este país pueden servir como ejemplo los Puntos de Presencia
(Points of Presence, POPs) establecidos en el ámbito rural que permiten
el acceso a Internet a la población situada en estas zonas.
10. YOLANDA FERNÁNDEZ JURADO Y M.ª ESTHER VAQUERO LAFUENTE
presa con el consumidor (B2C), la empresa con la Admi-nistración15
(B2A), la empresa con sus empleados (B2E),
los consumidores entre sí (C2C16), etcétera, pero para
que estos intercambios entre agentes económicos fun-cionen
adecuadamente y puedan generar un máximo be-neficio
social y fomenten sociedades más justas es nece-sario
que se cumplan una determinadas condiciones:
a) Disponer de una estructura empresarial flexible.
Si se utiliza la Red para intercambios económicos es ne-cesario
ser consciente de que se está actuando en un
mercado mundial en el que existe una gran competen-cia
y, por tanto, que sólo se podrá obtener algún benefi-cio
si se tiene capacidad de adaptarse con flexibilidad a
los constantes cambios que se puedan producir.
b) Tener una legislación en la que se establezca, de
forma clara e inequívoca, los derechos y las obligacio-nes
de las partes implicadas y en la que se determine
cómo se pueden resolver los posibles conflictos que se
presenten.
c) Establecer una adecuada infraestructura de pa-gos
que permita aceptar con seguridad medios de pago
electrónicos, que son los habitualmente más utilizados
en este tipo de transacciones.
d) Poseer una correcta red de transportes que per-mita
la adecuada distribución de las mercancías vendi-das
a través de la Red sin que se produzcan encareci-mientos
innecesarios del bien o servicio ofrecido.
Durante algún tiempo se ha considerado que con in-corporar
la tecnología se podría, de forma casi automá-tica,
potenciar un comercio electrónico y obtener un ma-yor
crecimiento económico gracias a que las empresas
podrían ampliar su campo de actuación al ámbito inter-nacional.
La realidad no es ésa.
La incorporación de las TIC al ámbito empresarial
sólo es uno de los puntos necesarios para fomentar un
crecimiento económico pero, en muchos casos, ni si-quiera
es el más importante.
En los países desarrollados, la implantación masiva
de estas tecnologías en el ámbito empresarial ha provo-cado
una alteración en la importancia de ciertos secto-res
productivos y ha acentuado algunos de los desequi-librios
existentes en los mercados laborales, ya que se
ha producido un mayor desequilibrio entre la cualifica-ción
de los trabajadores y las necesidades de las em-presas.
Por otro lado, en muchos países en desarrollo, no se
encuentran consolidadas las condiciones básicas para
obtener un adecuado beneficio económico de la utiliza-ción
de estas tecnologías en el ámbito empresarial. Te-niendo
en cuenta la responsabilidad social que debe te-ner
cualquier agente económico y, en especial, las auto-ridades
públicas es necesario que se insista en que es
necesario que se tengan presentes principios éticos, es-pecialmente
desde el punto de vista kantiano y de justi-cia
distributiva, a la hora de fomentar el uso económico
de estas tecnologías ya que si no se tienen presentes se
podrían producir efectos claramente no éticos.
En estos países es factible crear ciertas empresas,
especialmente pequeñas y medianas empresas manu-factureras,
con el claro objetivo de utilizar Internet como
principal canal de distribución hacia consumidores fina-les
del ámbito internacional (B2C) ya que si se centraran
en su mercado interior tendrían pocas posibilidades de
mantenerse, dado el reducido tamaño del mismo. Estas
empresas pueden dedicarse a la comercialización de
productos muy concretos que pueden resultar muy
atractivos para los clientes del mercado internacional17.
No obstante, la creación de la empresa o la implanta-ción
de la tecnología no sería suficiente, es fundamental
que se eliminen las deficiencias que puedan existir en
las redes de transporte, los altos costes que se tienen
que pagar, en muchas ocasiones, por el mantenimiento
de una web y las altas comisiones que habitualmente se
15 Por ejemplo para pagar sus impuestos.
16 Por ejemplo las subastas.
160 ÉTICA Y ECONOMÍA
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ICE
17 Un ejemplo de este tipo de empresa es Simplyafrica.com, de la
República Unida de Tanzania, que se dedica a vender productos de arte
africanos dirigidos especialmente a clientes de Estados Unidos.
11. deben soportar para poder admitir los mecanismos de
pago habitualmente utilizados en la Red. Si estos pro-blemas
no se solucionan es muy posible que algunos de
estos «empresarios emprendedores» se planteen esta-blecer
directamente su website en países desarrollados,
en donde los costes de estas tecnologías son muy infe-riores
y en donde existen muchas más posibilidades de
utilización de medios de pago, de tal forma que parte de
los beneficios que se podrían obtener con una utiliza-ción
de estas tecnologías para actividades económicas
no contribuiría a mejorar la situación socioeconómica de
estos países menos desarrollados.
Si a esto se une que, en algunos países en desarrollo,
se están produciendo importantes inversiones para fo-mentar
entre su población el comercio electrónico sin te-ner
en cuenta que la mayor parte del mismo está realiza-do
por empresas de países desarrollados, lo que acaba
provocando cierto trasvase de la escasa renta de estos
países hacia los más desarrollados, tampoco se puede
garantizar que estas tecnologías realmente consigan un
bien mayor para los ciudadanos de estos países y, mu-chos
menos, que la mejora afecte al mayor número posi-ble
de personas creando sociedades más justas.
Para evitar estas situaciones, es conveniente que las
autoridades que estén interesadas en fomentar el B2C
en sus países sean conscientes de que no es suficiente
con aumentar el número de internautas en el país o con
crear ciertas empresas que puedan comercializar sus
productos a través de la Red sino que, además, debe-rán
analizar con claridad si realmente se puede estable-cer
una estructura empresarial capaz de adaptarse a las
necesidades y condiciones del mercado y, sobretodo,
mejorar las infraestructuras de comunicación, estable-cer
las mínimas regulaciones que garanticen la seguri-dad
en las transacciones y fomentar el establecimiento
de sistemas financieros capaces de gestionar, a un cos-te
razonable, el pago de las transacciones que se están
realizando. Si esto no se hace, el efecto final del creci-miento
del B2C sobre el país en desarrollo puede ser in-cluso
el contrario al previsto, aumentándose el desequi-librio
internacional actualmente existente.
UNA VISIÓN ÉTICA DE LA UTILIZACIÓN DE LAS TIC
Cuando se analiza la utilización de la Red para fo-mentar
el comercio electrónico entre empresas (B2B)
también se hace necesario insistir en el mantenimiento
de fomentar un uso ético de estas tecnologías.
Este tipo de comercio electrónico es el más importan-te
actualmente y está creciendo con mucha fuerza en
los países en desarrollo. Si este B2B se realiza para au-mentar
la actividad productiva de una región geográfica,
con el objetivo de fomentar su desarrollo económico, o
para dar una oportunidad a determinados colectivos so-ciales
(creación de empresas virtuales para que ciertos
colectivos en exclusión social puedan acceder a cierta
fuente de obtención de renta) no se plantea ningún pro-blema
desde el punto de vista ético. Sin embargo, si
este B2B se hace exclusivamente con el objetivo de lo-grar
un abaratamiento de los costes de producción, es-pecialmente
del coste de mano obra, sí que es necesa-rio
tener en cuenta cuestiones de tipo ético.
Aunque el motivo de la utilización de estas tecnolo-gías
pueda ser originalmente un ahorro de costes, si se
produce un aumento en la formación de los individuos
(crecimiento del capital humano)18 o unas inversiones
en infraestructuras que puedan provocar un efecto se-cundario
de incentivo hacia otras actividades producti-vas19
que permitan beneficiar a un mayor número de
personas y lograr una mayor justicia social se podría
afirmar que se mantendrían los principios éticos que re-comendarían
el uso de estas tecnologías. Sin embargo,
18 Como ejemplo de este posible efecto beneficioso es lo que se ha
producido en ciertas zonas de la India. Inicialmente, algunas
multinacionales relacionadas con el ámbito tecnológico decidieron
instalarse en este país por el bajo coste laboral existente; sin embargo,
la paulatina especialización que han ido adquiriendo algunos de los
trabajadores de estas empresas les ha abierto muchas posibilidades en
el mercado laboral, no sólo en su propio país sino también a nivel
internacional.
19 Un caso de esta posibilidad es el teleservicios on line interactivos
(por ejemplo, reservas de plazas en líneas áreas, telemarketing,
servicios postventa, etcétera). Este sistema exige unas inversiones en
equipamiento básico relativamente altas, y disponer de un personal con
cierta preparación, no sólo en idiomas sino también en nuevas culturas
y en el comportamiento de otros países. En algunos países, como Togo,
ya se han establecido Centros de Atención de llamadas de clientes que
están beneficiando a una población cada vez mayor.
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si no se tienen en cuenta estas cuestiones lo único que
se conseguiría sería una nueva forma de explotación20
en la que sólo algunos se beneficiarían, por tanto, no se
podría considerar una situación ética ni porque se pre-tenda
alcanzar un mayor beneficio para un mayor nú-mero
de personas, ni porque los fines que hay detrás de
esta actuación sean buenos ni porque se estén consi-guiendo
sociedades más justas.
4. Conclusiones
En definitiva, se puede afirmar que las tecnologías
de la información y las comunicaciones pueden ser
utilizadas de muchas formas y que en algunas de
ellas, sobre todo en las de tipo social, los países en
desarrollo pueden verse beneficiados por la generali-zación
de estas tecnologías; sin embargo, de momen-to,
en su utilización para actividades económicas los
resultados no son tan favorables como se pretende in-dicar
y existen muchas situaciones contraproducen-tes
que deberían evitarse.
En el caso específico de los países en vías de desa-rrollo,
es necesario que antes de seguir fomentando el
uso generalizado de las TISC e incentivar a la población
para que se acostumbre a utilizarlas en el ámbito econó-mico,
se cree la adecuada infraestructura técnica, legal
y económica que permita utilizarlas para garantizar un
verdadero desarrollo económico en estos países y que
no se conviertan en un nuevo mecanismo de coloniza-ción
económica.
Por ello, la forma en que se están desarrollando e im-plantando
las TIC en los países está llevando en mu-chos
casos a situaciones que no pueden considerarse
éticas desde el punto de vista de Kant, ya que contradi-cen
la segunda formulación de su imperativo categórico
(tratar al hombre como un fin en sí mismo, no como un
medio), no cumple el principio de diferencia de la teoría
de la justicia distributiva de John Rawls, aunque en al-gunos
casos, según el sistema ético utilitarista, sí pudie-ra
considerarse ético.
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Web de interés
http://www.itu.int/wsis.
http://www.uneca.org.
20 En algunos casos, los puestos de trabajo que se están creando con
la utilización de estas tecnologías no se pueden considerar un trabajo
digno.
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