Madre, gracias por tu amor incondicional, tu ternura y por siempre estar ahí para tus hijos. A pesar de que a veces tu amor parece egoísta al querer mantener a tus hijos contigo siempre, incluso tus fallas las haces por amor. Le pido a Dios que pueda darte felicidad y alegría, ya que te mereces lo mejor.