2. En
el
úl8mo
siglo,
el
Ecuador
ha
conocido
dos
modelos
de
desarrollo:
El
modelo
agroexportador
basado
en
la
exportación
de
productos
agrícolas
tradicionales,
que
funcionó
hasta
1959.
El
modelo
de
industrialización
por
la
vía
de
subs8tución
de
importaciones
que
se
inició
a
par8r
de
1960.
En
efecto,
en
la
década
del
setenta,
este
modelo
recibió
un
impulso
inesperado
y
poderoso,
dinamizado
por
los
nuevos
precios
del
petróleo
y
por
el
fácil
flujo
de
créditos
externos
de
la
banca
internacional.
La
producción
de
crudo
se
incrementó
en
54
veces
entre
1970
y
1973,
al
pasar
de
1.4
a
76.2
millones
de
barriles.
3. El
precio
del
petróleo
se
mul8plicó
por
14%,
de
2.50
dólares
el
barril
en
1972
llegó
a
35
dólares
en
1980.
Muestra
las
limitaciones
del
modelo
de
crecimiento
adoptado:
la
industria
sobreprotegida
y
aislada
de
las
fuerzas
económicas
internacionales
que
dependía
de
un
mercado
interno
que
pronto
se
saturó,
no
p u d o
c o m p e 8 r
e n
u n
m e r c a d o
progresivamente
internacionalizado.
Cues8ón
que
se
tradujo
en
inflación
y
en
baja
compe88vidad.
4. Las
importaciones
aumentaron
de
100
en
1980
a
un
índice
de
372.6
en
1990,
pero
el
volumen
importado
descendió́
a
20.6%,
lo
que
significa,
en
síntesis,
que
los
productos
ecuatorianos
se
abarataron
seis
veces
respecto
a
los
extranjeros,
con
lo
que
importamos
inflación
y
cedemos
capital.
(Landázuri,
1991:
55-‐67).
El
volumen
de
exportaciones
creció́
de
100
en
1980
a
163
en
1990
El
valor
unitario
disminuyó
de
100
a
66.5
5. Los
incen8vos
y
subsidios
se
dirigieron
a
las
polí8cas
macroeconómicas
y
sectoriales
asociadas
con
la
industrialización
para
subs8tuir
importaciones,
premiando
a
la
industria
y
a
los
habitantes
de
los
centros
urbanos,
discriminando
a
la
agricultura
y
especialmente
al
sector
campesino
e
indígena
de
la
zona
rural.
El
mercado
interno
no
se
amplió
significa8vamente
porque
el
proceso
de
Reforma
Agraria
dejó
con
escasos
recursos
y
sin
viabilidad
económica
a
miles
de
campesinos
u8lizados
estacionalmente
como
fuerza
de
trabajo
barata
en
las
ciudades.
6. La
deuda
externa
creció
de
4.601.3
millones
de
dólares
en
1980
a
11.855.6
en
1990,
vale
decir,
si
cada
ecuatoriano
debía
597.53
dólares,
cada
uno
de
nosotros
debe
en
1990
nada
mas
que
1.228.70
dólares.
(Acosta,
1991).
7. La
caída
de
los
precios
del
petróleo
que
de
35
dólares
por
barril
en
1980
descendieron
a
menos
de
10
en
1986.
La
reducción
de
los
créditos
externos,
que
comenzaron
a
sen8rse
con
fuerza
a
par8r
de
1982,
disminuyeron
las
rentas
fiscales,
cues8ón
que
impidió́
financiar
los
gastos
público
y
privados
de
un
estado
sobredimensionado
que
había
gastado
el
79%
de
los
ingresos
del
petróleo
en
salarios
del
sector
público.
8. El
PIB
en
1980
era
de
147.622
millones
de
sucres.
El
de
1990
fue
de
180.952
millones
de
sucres,
lo
que
representa
un
incremento
de
2.05%,
cuatro
y
medio
veces
menos
que
el
promedio
anual
de19.1%
alcanzado
en
la
década
anterior.
Los
años
siguientes
a
estas
catástrofes
mostraron
subidas
espectaculares
como
el
10.5%
en
1988,
que
no
significaron
una
reac8vación
del
aparato
produc8vo,
sino
una
normalización
de
la
ac8vidad
petrolera.
En
verdad,
el
PIB
se
movió
entre
un
0.6%
a
un
4.9%
como
máximo.
9.
Por
su
parte,
la
PEA
que
en
1980
fue
de
2'600.572
personas,
se
incrementó
a
3'660.151
en
1990,
a
un
ritmo
de
3.47%,
es
decir
en
1.42%
más
que
el
PIB,
el
aparato
produc8vo
no
pudo
incorporar
ni
de
lejos
a
la
fuerza
de
trabajo
formada
en
la
década.
L a
p o b l a c i ó n
ecuatoriana
creció
de
7'700.430
personas
en
1980,
a
9'648.189
en
1990,
2.28%
anual,
lo
que
significa
que
el
PIB
creció
en
0.23%
menos,
cues8ón
que
demuestra
que
no
h u b o
p r o g r e s o
económico,
sino
retroceso.
10. El
ahorro
no
consumido
que
se
invierte
en
instalaciones,
maquinaria,
equipos,
cul8vos
permanentes,
etc,
que
disminuyó
de
34.975
millones
de
sucres
en
1980,
a
25.481
millones
en
1990,
a
un
ritmo
nega8vo
de
-‐3.1%
anual.
El
índice
de
precios
al
consumidor
pasó
de
118.4
en
1980
a
2.590.8
en
1990,
es
decir,
aumentó
en
21.88
veces,
el
sucre
se
depreció
al
punto
de
valer
en
1990
sólo
cuatro
centavos
de
los
cien
que
valía
en
1980.
El
salario
mínimo
vital
disminuyó
de
4.647.5
sucres
en
1980
a
1.945.3
en
1990
en
sucres
constantes.
Vale
decir,
si
el
costo
de
la
vida
aumentó
en
21.88
veces,
los
salarios
disminuyeron
en
2.38
veces.
11. El
8po
de
cambio
es
similar
a
la
devaluación,
de
27.78
sucres
por
dólar
en
el
mercado
libre
de
1980
pasamos
a
821.91
sucres
por
dólar
en
1990,
mul8plicándose
en
29.5
veces.
Disminución
de
los
ingresos
y
del
disparado
costo
de
la
vida,
se
incrementó
el
desempleo
y
el
subempleo
tanto
en
su
forma
abierta
como
oculta.
El
porcentaje
de
desempleados
subió
de
5.7%
en
1980
a
14.7%
en
1990,
que
puesto
en
cifras
significa
que
si
en
1980
contábamos
con
145.533
desocupados,
en
1990
ellos
sumaban
538.042.
Una
encuesta
del
INEN
de
1987,
señala
que
el
porcentaje
de
subempleo
abierto
seriía
del
4.8%
y
el
subempleo
oculto
sería
el
21.9%,
sumando
ambos
el
26.7%.