El documento argumenta que la historia contemporánea debe entenderse a la luz de la historia del tiempo presente, examinando procesos pasados en relación con el mundo actual y dando preeminencia a la memoria para su comprensión. Señala que el estudio de fenómenos desde el Siglo de las Luces hasta el siglo XX, incluyendo aspectos políticos, socioeconómicos, ideológicos y culturales, es imprescindible para comprender el presente, apuntando a realidades complejas y sus múltiples interpretaciones.