San Pablo fue un judío practicante que persiguió a los cristianos pero tuvo un encuentro con Jesús que lo convirtió. Luego se convirtió en un misionero itinerante que fundó comunidades cristianas en el Imperio Romano y escribió varias cartas del Nuevo Testamento. Finalmente fue arrestado y decapitado en Roma por su fe, convirtiéndose en un pilar fundamental de la iglesia primitiva.