1. Madrid, a cinco de diciembre de 2011
Hola…
Quisiera escribir esta carta de forma personalizada y llamaros a cada uno por vuestro
nombre. No será posible, pero quiero que sepáis que, al escribir, os estoy poniendo
cara, os estoy viendo caminar a mi lado por todos los lugares de España que hemos
recorrido los últimos meses; os estoy escuchando hablar con los ciudadanos al repartir
las convocatorias, al explicar el programa, al invitarles a sumarse a un proyecto
regenerador; os estoy viendo dar la palabra en los mítines; acercaros sonriendo a
quien pedía información; teclear en tiempo real para transmitir los mensajes, explicar
que votar útil es votar a favor de las ideas propias; recordar a quien mostraba la
preocupación por los efectos de la injusta Ley Electoral que cada voto vale porque
nada más valioso que votar en conciencia y porque todos y cada uno suman para
conseguir el grupo parlamentario propio, instrumento imprescindible para defender
nuestras ideas.
Gracias a vuestro trabajo, un millón ciento cuarenta mil doscientos cuarenta y dos
ciudadanos repartidos por la geografía de toda España nos dieron su confianza el
pasado veinte de noviembre. Nos han votado en las ciudades y en los pueblos, en la
costa y en el interior, en los colegios en los que la mayoría ha sido tradicionalmente de
derechas o en aquellos en los que los ciudadanos acostumbraban a votar más hacia la
izquierda. Han depositado su confianza en nosotros hombres y mujeres, personas
mayores, chicos y chicas muy jóvenes (el catorce por ciento de los nuevos votantes han
elegido a UPyD); nos han votado personas que llevaban tiempo en la abstención y/o en
el voto en blanco; nos han elegido personas que llevaban demasiado tiempo
sintiéndose huérfanos de la política, que no recordaban cual fue la última vez que
fueron a la urna con alegría y sintiéndose a gusto con lo que representa la papeleta
que iban a depositar.
Sé que vosotros, cada uno de vosotros, sois los protagonistas de ese milagro y por ello
os doy las gracias. Os agradezco que me hayáis acompañado a llevar el fuego, la
palabra, a todos los rincones de España. Os doy las gracias por haber contribuido a
devolver la esperanza a millones de españoles, a muchos que, a pesar de no habernos
votado, confían en nuestra honestidad y en nuestro sentido de la justicia. Os doy las
gracias por haber corrido a mi lado y haber demostrado con vuestro trabajo la
grandeza y el altruismo propios de la mejor gente.
1
2. Ahora nos toca seguir trabajando y cumplir la palabra dada. Porque en España se ha
roto la cohesión y las desigualdades son cada vez mayores; porque hay cada vez más
jóvenes sin expectativa, jóvenes formados que han de marcharse de nuestro país para
encontrar un puesto de trabajo acorde con su especialización o jóvenes expulsados del
sistema educativo y condenados a la precariedad y con grave riesgo de exclusión;
porque hay un número creciente de trabajadores en paro que no encuentran fórmulas
para volver incorporarse al sistema; porque la corrupción, la falta de transparencia, los
privilegios de unos pocos y el despilfarro de los recursos públicos siguen creciendo
mientras se recortan derechos básicos del conjunto de los ciudadanos.
Los ciudadanos esperan de nosotros sentido de la responsabilidad y sentido de Estado.
Nos han dado su confianza para que defendamos la justicia y la igualdad de todos los
españoles, para que protejamos el libre albedrío, la ciudadanía española y el derecho
efectivo a ejercerla en condiciones de igualdad al margen de la parte de España en la
que residamos. Os aseguro que dedicaremos todo nuestro esfuerzo para construir una
sociedad más justa; que lo haremos para honrar a nuestros padres y para brindarles
una expectativa de futuro a nuestros hijos. Sentimos el orgullo y la responsabilidad por
el reto que hemos asumido; y cumpliremos porque no estamos solos, porque todos
vosotros nos seguiréis ayudando a conseguirlo.
Muchos nos dijeron que era imposible. Que no había espacio para una fuerza política
progresista, laica, transversal, que defendiera sin complejos el federalismo cooperativo
y el patriotismo constitucional. Les dijimos que se equivocaban y seguimos trabajando
para lograr aquello en lo que creemos. Y aquí estamos, demostrando que la política ha
de servir para hacer posible lo que es necesario.
Como diría Benedetti: “…pensándolo mejor, quizá no sea como fundar una doctrina,
sino más bien como fundar un sueño”.
Un abrazo muy fuerte, amigos.
Rosa Díez
2