Los delitos informáticos han alcanzado un nivel organizativo. De hecho, Fernández (2013) destaca la importancia de la colaboración interna a través de las personas que trabajan en ella, lo que reduce la vulnerabilidad de la organización independientemente de los valores de respeto y lealtad. En algunos casos, además de ofrecer generosas recompensas, el grupo ha sido incluso buscado por ciber delincuentes que buscan desacreditar o robar información confidencial para extorsionar o liquidar a la empresa.