La educación primitiva era severa y veía a los niños como adultos futuros en lugar de reconocer su originalidad y la calidad de su infancia. Con el tiempo, la sociedad comenzó a respetar más el juicio de los niños y a adaptar la enseñanza a sus ocupaciones y necesidades, como el estudio del latín para el clero. Grandes personajes aportaron al desarrollo de la educación a medida que la sociedad cambiaba en los ámbitos social, político y económico.