TIPOLOGÍA TEXTUAL- EXPOSICIÓN Y ARGUMENTACIÓN.pptx
Revista karma 7 num.068-57
1. (44
ESPIRITISMO
RESEÑA HISTORICA DEL
ESPIRITISMO ESPAÑOL
Hl. - JOSE M!1 FERNA NDEZ
COLA VIDA
Una de las primeras figuras del Espi-
ritismo español, una de las primeras en
el tiempo y una de las más relevantes,
ha sido José W Fernández Colavida.
Nació en Tolosa (Guipúzcoa) en el
año 1819. (Tengo otra referencia de
que nació en Tortosa; pero parece debe
ser un error tipográfico, ya que su con-
texto histórico inicial parece encajar
más, como veremos seguidamente, en
la provincia de Guipúzcoa y no en la de
Tarragona).
Estaba estudiando la carrera de Nota-
riado, cuando se desató la primera gue-
rra civil entre isabelinos y carlistas (1833-
1840, cuyos principales escenarios fue-
ron las tierras de Navarra y el País Vasco,
y algunas zonas de Cataluña). Fernández
Colavida no tardó en unirse a las filas
carlistas, llegando en ellas a ostentar el
grado de Coronel, y ser íntimo amigo
del general Cabrera.
Terminada la guerra, y consecuencia
de la derrota carlista, se ve obligado a
emigrar a Francia, donde aprendió a la
perfección la lengua francesa que, al
correr del tiempo, había de servirle para
la traducción de las obras de Allan Kar-
dec.
Más tarde, acogiéndose a un indulto,
regresa a Barcelona, donde se le impone
la residencia. Allí recibe noticia de dolo-
rosos reveses familiares: muerte de su
padre, fusilado por rencores políticos, y
la de su madre, por la imprudencia de
un cazador; poco después muere, tam-
bién, la hermana con quien vivía.
Posteriormente, en la segunda guerra
carlista (1846-1849, que se limitó prác-
ticamente a Cataluña, sin llegar a tener
la trascendencia de la primera) se enrola,
esta vez, contra las huestes absolutistas
luchando por la Libertad. A la vista de
los grandes méritos puestos de su parte
en beneficio de la legalkfad, y de la evi-
tación con su tacto de mayores derra-
mamientos de sangre, se le quiso reco-
nocer el grado de Coronel obtenido an-
teriormente en las filas del Pretendien-
te; pero Colavida rechazó el ofreci-
miento, alegando que se creía suficien-
temente recompensado con la íntima
convicción de haber obrado bien.
En 1860/61 —como ya mencionamos
en la 21 parte de esta Reseña—, y en
medio de las desdichas que le rodeaban,
es cuando conoce el Espiritismo a tra-
vés de Ramón Lagier y Pomares.
Tal impacto causó en Fernández
Colavida la lectura de «Le Livre des Es-
prits» que le proporcionó Lagier, que in-
mediatamente le manifestó su entusias-
mo por traducir el libro; traducción que
vio luz en 1861/62. Y así empezó la la-
bor que le valió más tarde el honroso tí-
tulo de «El Kardec español».
Fernández Colavida casó con D? Ana
Campos, que resultó poseer excelentes
facultades psíquicas y mediúmnicas;
con ella, pudo encarar sus estudios en
aquella «nueva filosofía», realizando a la
vez diversas experiencias sobre te/egrafia
psíquica, que llamaron poderosamente la
atención de los entendidos, inclusive de
Allan Kardec, con quien Colavida trabó
relación y quien desde el primer mo-
mento vio su valer. (Hemos dicho Tele-
grafía psíquica, porque por aquel en-
tonces no existía todavía el vocablo te-
lepatía, el cual no fue creado por Me-
yers (de la Sociedad de Investigaciones
Psíquicas, de Londres) sino hasta 1882,
para designar la «transmisión del pen-
samiento, sensaciones e imágenes».
Años más tarde, y refiriéndose a las
experiencias de Fernández Colavida, es-
cribía Antonio Torres-Solanot: «La fo-
tografia espiritista y la telegrafia del pen-
samiento, confirman con el hecho irre-
futable nuestra teoría, estableciendo un
principio que ha de ser fecundísimo en
consecuencias y que en día no lejano
quizás se explicará sencillamente por la
acción directa del hombre sobre las
cosas, así como las personas que le ro-
dean, y por la influencia de los espíritus,
obrando la voluntad y los fluidos» (De
la obrita «La medium de las flores>)).
Por su parte, Allan Kardec, ¡cómo no!,
había ya tratado y desarrollado el tema
(«El Génesis», Cap. XIX Los Fluidos, 14,
15; «Obras Posturnas», Cap. «Fotogra-
fía y telegrafía del pensamiento»).
Colavida era, también, potente mag-
netizador y profundo psicólogo. De aquí
que intuyera: «si el estado de concien-
cia que constituye nuestra personali-
dad de cada momento, pasado cierto
tiempo desaparece, dejando paso a otro
estado que hace lo mismo, y así sucesi-
vamente; y si la memoria es la deposi-
taria en nuestro períespíritu de todas
las personalidades que hemos encarna-
do sucesivamente, en nuestro periespi-
ritu podemos volverlas a encontrar, has-
ta ordenadas y todo».
Partiendo de esta premisa, en 1887
empieza sus experiencias de «regresión
de la memoria».
Conduciendo a un sujeto a estados
profundos de hipnosis, le ordenó dijera
lo que recordase haber hecho un mes
antes, un año, y así sucesivamente has-
ta (legar a la infancia, al nacimiento y
a su vida fetal. A cada retroceso, el
sujeto variaba de gestos y maneras de
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2. CHARLES FAUVETY
Propagandista de la Religion Laica o Universal.
hablar o darse a entender; al pasar por
los primeros meses de edad, enmude-
cía, y al pasar por la vida fetal, imitaba
la postura del feto. Ordenándole ir más
atrás, el sujeto relataba su vida en el
«espacio», la muerte que tuvo en su an-
terior encarnación, la cual iba recorrien-
do retrospectivamente hasta el ante-
rior nacimiento. Así llegó hasta descri-
bir cuatro de las sucesivas vidas cor-
porales de su alma. Para volverle al es-
tado normal, Colavida llevaba al sujeto
paulatinamente en sentido inverso, re-
corriendo los mismos recuerdos hacia
adelante, hasta que, al alcanzar la me-
moria de su presente, lo despertaba.
No queriendo que pudieran acusarle
de haberse dejado sorprender con fan-
tásticas narraciones, hizo magnetizar al
mismo sujeto por otro magnetizador,
sugiriéndole que las experiencias an-
teriores no eran ciertas; pero, a pesar de
esta sugestión, el sujeto describió de'
nuevo sus cuatro existencias como lo
había hecho con él.
Al mismo resultado, por el mismo
procedimiento hipnótico, llegaría poco
después Albert de Rochas, en Francia,
el cual ignoraba las experiencias de Fer-
nández Colavida. En su libro «Las Vidas
sucesivas» (1911) relata sus experien-
cias, desde 1893 hasta 1910.
Estas experiencias iniciales de (<regre-
sión dé la memoria» han sido repetidas
en ocasiones posteriores.., si bien la
Ciencia oficial, como en todo lo referen-
te a la fenomenología «paranormal», no
acaba de darle su «visto bueno» defi-
nitivo. Entre las últimas experiencias,
podemos citar las del profesor Thorwald
Dethlefsen, del Instituto de Parapsi-
cología de Munich, de quien hace poco
(1977) se ha publicado, en España, un
libro en que relata sus experiencias en
este sentido ('su título en español: «La
reencarnación»). Y más recientemente,
acabamos de ver el film «Las dos vidas
de Audrey Rose», en las que se presenta
una experiencia de este tipo.., aunque
con un desenlace fatal por el hecho de
que el «psiquiatra magnetizador» que
realizaba la experiencia, sin básicamente
«creer» en ella, al llegar a cierto punto, y
precisamente por no «admitir)> lo que se
la presentaba, no «conduce» al sujeto
par"'te como debiera.
uueremos decir, con estas referen-
cias, que el hecho de «regresión de la
memoria a vidas anteriores», aunque no
está todavía aceptado por la Ciencia ofi-
cial, sí que es tema que, como todo lo
paranormal, está a la orden d& día... (El
día que ello sea aceptado; el día que la
«reencarnación» sea aceptada, no como
una nebulosidad «religiosa», sino como
un «hecho real».., tendrán que cambiar
muchas cosas..
Y cabe al Espiritismo-la satisfacción
de saber que fue un espiritista de prime-
ra línea, Fernández Colavida, quien ini-
ció estas experiencias (o uno de los pri-
meros). Cumpliéndose desde un princi-
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pio lo que años más tarde reconocería
el gran metapsiquista Charles Richet:
«Merced a los esfuerzos de los espiritis-
tas, se sentaron no pocas verdades
nuevas, difíciles de desprenderse de la
ganga místico-religiosa en la que estaban
incluIdas como la vena metalífera en la
roca. Fuese como fuese, no puede ne-
garse que el Espiritismo, al multiplicar
las investigaciones, determinó un pro-
ceso inmenso». («Nuestro sexto sen-
tido», 1927).
Se debe, también, a Fernández Cola-
vida, la creación de la «Sociedad Barce-
lonesa Propagadora del Espiritismo»; el
establecimiento de la «Primera librería
espiritista de Barcelona», y la fundación
en 1869 de la «Revista de estudios psi-
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3. Tumba de Fernández Colavida,
cementerio de Montjuic, Recinto
protestante Agrupación 21 Vía
San Carlos.
u
cológicos», y que dirigió durante los
veinte años restantes de su vida te-
rrenal.
Era ésta, una revista portadora de co-
pioso material, sin desperdicios en la
defensa y divulgación del ideal espírita,
destacándose en ella trabajos de Arnal-
do Mateos y de Manuel Navarro Muri-
llo. (Arnaldo Mateos fue, quizás, el pri-
mer espiritista español que dio a luz es-
tudios sobre Psicología experimental)
(«Estudios sobre el Alma», 1880); y Ma-
nuel Navarro Murillo, se permitía escri-
bir en «Tinieblas y Luz» (1881): <(Hemos
llegado a los tiempos de LA RELIGION
LAICA, propagada por Charles Fauvety:
la religión sin sacerdotes, sin ministros,
sin misterios, sin milagros» («Religión
Laica», de que hablamos ya en la Par-
te 1 (Nota 1), KARMA-7 de marzo 1978,
pág. 19).
Y, en fin, a dos meses de su desen-
carnación, Fernández Colavida ostentó
la Presidencia de Honor del Primer Con-
greso Internacional de Espiritismo, que
se celebró en Barcelona, en Septiembre
de 1888; allí quedó consagrado como
«el Karec español».
Desencarnó Colavida el día 11 de Di-
ciembre de 1 ¡';;, en Barcelona.
Por la mañana temprano de aquel día,
Amalia Domingo Soler recibió la noticia
de que estaba expirando; cuando llegó
a su casa había ya fallecjdo. «Contemplé
al gran maestro —dice Amalia en sus
«Memorias>,— y entonces se despren-
dió de su inerte envoltura una forma
radiante; vi toda su gloria, toda su ener-
gía, toda su actividad, toda su ciencia,
toda una vida, en fin, consagrada al
progreso universal».
Progreso indefinido
fraternidad universal
Pluralidad de mundos y de existencias
Inmortalidad del alma
comunicación espiritual
Aunque en aquellos tiempos los con-
vencionalismos no permitían que las
mujeres fueran al cementerio, Amalia
—(que ya había prescindido de muchos
convencionalismos, empezando por el
«religioso»)— no dejó de ir, uniéndose-
le al acto otras mujeres. En el sepelio,
Amalia leyó una poesía que había pre-
parado para aquel acto.
A los dos años de su desencarnación,
los restos mortales de Fernández Cola-
vida fueron trasladados a la Via San
Carlos, Agrupación 2 (Recinto Protes-
tante del Cementerio de Montjuic).
Una lápida, de aproximadamente
1,80 m. de altura por 0,80 m. de ancho,
recuerda su personalidad. Fuera de la lá-
pida, por encima ,de ella, un recuerdo
muestra que en su origen debió haber
allí alguna fotografía; pero por el trans-
curso del tiempo (y quizás más bien por
circunstancias «ajenas») ha desapare-
cido (y no tenemos, ni hemos visto has-¡
ta la fecha, ninguna referencia fotográ-
fica de Colavida).
La lápida se halla en mal estado; no
obstante, gracias a la atención que a
ella dedicó hace cuatro años un vete-
rano espirita de «antes de la guerra» (el
hermano Angel Casas Pares, de 79
años), puede leerse perfectamente la
inscripción que en ella figura y que, es-
quemáticamente, transcribimos:
Nacer, morir, volver a nacer
y progresar siempre.
Tal es la ley.
A/lan Kardec
Ni la existencia, ni el trabajo,
ni el dolor, concluyen donde
empieza un sepulcro.
Marietta
Aqui yace
la envoltura corporal
de
un hombre de honra
que en su última encarnación terrena fue
José M? Fernández Colavida
1819-1888
Primer traductor y editor de las obras
de Kardec y fundador de la «Revista de
Estudios psicológicos» de
Barcelona, y a cuya memoria
los Espiritistas de España y América
dedican este
testimonio de aprecio y gratitud
Hacia Dios por el amor y por la ciencia
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