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PARAPSICOLOGIA INFORME
PUBLICADO EN PSI-COMUNICACION DE MADRID
LA OPINION DE RAMOS
PERERA SOBRE URI GELLER
EL S TA NFORD INS TI TU TE - DICE-
NUNCA TUVO PRUEBA 5 DE QUE
U. G. PUDIERA DOBLAR METALES
MI CRITERIO SOBRE URI GELLER
LOS HECHOS
A finales del mes de junio, el progra-
ma «Directísimo» se dirigió a la Socie-
dad Española de Parapsicología (S.E.
D.P.), para que ésta controlase las
pruebas que iba a realizar Uri Geller
ante las cámaras de T.V.E.
La S.E.D.P., con todas las reservas
que la dudosa trayectoria del citado
israelí le sugerían, decidió aceptar la
invitación y nombrar una comisión es-
pecial con el fin de desenmascararle
definitivamente o, por el contrario,
constatar supuestas facultades para-
normales. Dicha comisión estaba pre-
sidida por el psicólogo José Luis Jor-
dán Peña e integrada por el doctor
ingeniero naval Guillermo Serrano En-
tranbasaguas y el analista informático
Francisco Gavilán Fontanet, quienes a
su vez estarían asistidos técnicamente
por diferentes especialistas de nuestra
Asociación, (doctores en Medicina, en
Psiquiatría, en diversds de la ingeniería,
en psicología, etc., algunos de ellos
profesores de Universidad).
La citada comisión después de es-
tudiar teóricamente las posibilidades
de un caso como'el que se les presen-
taba y de analizar cuidadosamente las
diversas contrahipótesís de fraude, se
decidió por una serie de rigurosos con-
troles que ofrecían todas las necesarias
garantías de seriedad, que, pudiendo
realizarse en el curso del programa, no
perturbasen el desarrollo de éste. La
S.E.D.P. estaba dispuesta a sufragar
todos los gastos que se produjesen
con motivo de las pruebas, a excep-
ción de los honorarios de un notario
que serían satisfechos por el propio
programa.
Cuando ya estaba hecho el plantea-
miento teórico, Jesús Torbado, que
fue el redactor de «Directísimo» que
estuvo en contacto para este tema con
la S.E.D.P., le comunicó a ésta sus re-
servas acerca de la aceptación por par-
te de Uri Geller de los controles previs-
tos. Por ello, la Asociación decidió de-
jar en suspenso la serie de pruebas
más costosa que era la de los relojes,
de entre las que estaban programadas,
ya que el esfuerzo humano y económi-
co que suponía —la S.E.D.P. no dis-
fruta de ningún tipo de subvención y
hace frente a los gastos con las cuotas
de sus socios— estaba desproporcio-
nado con respecto al riesgo de que no
llevase a cabo. Sin embargo las unida-
des necesarias para verificar la torsión
de metales, por ser éstos de menor
precio, fueron construidas. También se
pusieron a punto unos medios mate-
riales para realizar el control de las
pruebas de clarividencia, que aunque
estas últimas tenían un menor interés
ya que sujetos con facultades de este
tipo existen muchos en el mundo, y,
desde luego, la fama de Uri Geller no
proviene de las supuestas potencias te-
lepáticas, ya que son sus efectos físi-
cos los que realmente polarizan el in-
terés. Además las posibilidades clarivi-
dentes de Uri Geller habían sido estu-
diadas por el Instituto de Stanford,
mientras que, precisamente, y las de
torsión de metales o no fueron estudia-
das en el citado Instituto norteameri-
cano o no habían podido ser confir-
madas científicamente.
Unos días antes de la llegada a Espa-
ña del joven israelí, pedí personalmen-
te, como Presidente de la S.E.D.P., su
teléfono para solicitarle una entrevista
con los miembros de la Junta Rectora.
Como Uri Geller ya se encontraba de
camino para Madrid, Jesús Torbado
trasladó este deseo al Sr. Vives Farrés,
Gerente de Ediciones Grijalbo, editorial
que organizaba y financiaba el viaje de
Uri Geller a España para promocionar
su libro autobiográfico. El Sr. Vives le
dijo al Señor Torbado que hablaría de
ello con Uri Geller y le pidió que yo le
llamase al Hotel Eurobuilding el día 5
de septiembre que llegaba a Madrid.
Siguiendo esta sugerencia, telefo-
neé al Sr. Vives, pero como no se en-
contraba en el hotel le dejé una nota
en la que le rogaba se pusiese en con-
tacto conmigo. No satisfecho con ello
volví a llamar por teléfono al Sr. Vives,
y en esta ocasión contestó el Sr. Cas-
tell, jefe de publicidad de la misma
editorial, con quien sostuve una larga
conversación al respecto.
23prensadelmisterio.blogspot.com
Uri Geller, ante las cámaras de Tele-
visión Española, en su visita a Bar-
celona, en las que realizó algunas de
sus demostraciones. En la fotografía
José M. Iñigo, sosteniendo una de
las cucharas dobladas por Un.
lán Fontanet, González Puebla, Pie-
ruz Fontanella y yo. Nos llevamos con
nosotros una caja de plástico sellada y
cerrada donde se habían introducido
dos pletinas perfectamente calibradas
de aluminio y de cobre respectiva-
mente, con la esperanza de poder
realizar algún control por este medio.
En un momento en que el presen-
tador y Uri Geller abandonaron la mesa
para entrevistarse con algunos espec-
tadores que acudieron al estudio con
El Sr. Castell, entre otras cosas, afir-
mó que Uri Geller no quería hablar con
parapsicólogos y que si yo deseaba
tener una entrevista con él podría pre-
sentarme sólo en su calidad de perio-
dista, pero no como Presidente de la
S.E.D.P., ya que en este caso estaba
casi seguro que rehusaría el israelí.
Finalmente convinieron que la fórmula
que le brindaba no parecía demasiado
seria, por lo que el Sr. CAsteil me in-
vitó a que les acompañase por la no-
che para tener la oportunidad de hablar
con Uri Geller, aunque fuese de esta
manera un tanto informal.
A las siete de la tarde del mismo día,
el redactor de Radio Madrid, Angel de
la Vega, se puso en contacto telefó-
nico conmigo para que asistiese a di-
cha emisora a una entrevista que una
hora más tarde les había concedido
Uri Geller, y a la que también estaba
invitado el periodista Julio Camarero.
Cuando llegué a RAdio Madrid, va-
rios redactores, prácticamente el equi-
po de «Hora 25», me informaron que
después de decirle a Uri Geller quiénes
iban a estar en la entrevista anuló el
compromiso contraído.
Desde la propia emisora y por suge-
rencia mía, llamaron por teléfono al Sr.
Castell, de Grijalbo, el cual les informó
que Uri Geller rechazaba la posibilidad
de un control dentro o fuera del pro--
grama «Directísimo», y que no desea-
ba que yo le acompañase en su salida
nocturna. En cuanto a la entrevista en
la radio dijo que estaba dispuesto a
concederla pero sólo por teléfono.
Pese a todo lo que antecede, varios
miembros de la Junta Rectora de la
S.E.D.P. acudimos la nçtthe del sába-
do al programa «Directísimo» haciendo
uso de invitaciones que nos enviaron
los organizadores del espacio: Jordán
Peña, Serrano Entrambasaguas, Gavi-
relojes viejos, aprovechamos la ocasión
para depositar encima de la mesa la ci-
tada caja. Pese a que Uri Geller dijo,
al reanudar las experiencias, que se es-
taban doblando las barritas, ni en las
fotografías que se hicieron en ese
momento ni en las comprobaciones
efectuadas posteriormente se ha podi-
do detectar ninguna variación con res-
pecto al estado primitivo.
Cuando terminó el programa, me
creí en el deber de hacer unas declara-
ciones a petición de periodistas en las
que vine a decir que Uní Geller no ha-
bía llevado a cabo n;nguna prueba con-
cluyente de sus supuestas facultades y
que los ejercicios que realizó también
podría haberlos ejecutado un prestidi-
gitador con oficio.
A partir de este momento recibí un
verdadero aluvión de cartas y llamadas
telefónicas en las que de una manera
u otra se me suplicaba, invitaba o
exigía que expusiera mis argumentos.
Ante la imposibilidad de hacerlo perso-
nalmente en cada uno de los peticiona-
rios, decidí escribir un libro y apro-
vechar la ocasión para abrir una inves-
tigación más profunda.
Por desgr3cia para la parapsicología,
mis primeras reservas se han confir-
mado: Uri Geller jamás ha demostrado
que sea un dotado.
LAS SUPUESTAS PRUEBAS
CONCLUYENTES DE GELLER
La bien ganada reputación del
Stanford (S.R.l.) como instituto de
En la fotografía, una de las especta-
doras de Directísimo, colabora con
Uri Geller en la demostración de do-
blamiento de cubiertos y llaves.
24
investigación está fuera de toda duda,
pero naturalmente seria excesivo ex-
tender las indudables garantías que
ofrece, a todos y cada uno de los cer-
ca de tres mil científicos que acoge en
su seno. Cualquiera de ellos puede co-
meter un error que desde luego no
sería imputable al S.R.l., sino al propio
investigador.
Antes de hablar de las pruebas del
S.R.I. vamos a contemplar brevemente
al hombre que las promovió: Andrija
Henry Puharich, el manager de Uri.
Geller, y autor del lanzamiento inter-
nacional del supuesto dotado israelí y
de Otros dudosos taumaturgos.
Puharich ha merecido por parte de
revistas de parapsicología tan serias
como la que dirige en la Universidad
de Anchieta el Padre Oscar González
Quevedo, los calificativos de «detector
de dinero» y «promotor de talentos,
siempre atento para explotar lqs posi-
bles lucros económicos proporciona-
dos por los personajes del más allá)).
tas instituciones norteamericanas para
que contribuyesen económicamente a
la investigación del «fenómeno Un
Geller»; cuando advirtieron que en el
laboratorio su patrocinado empezaba a
derrumbarse ante los controles, ba-
jaron la guardia, y le permitieron impo-
ner sus propias normas de juego (es
la misma técnica de la que se valen los
ilusionistas o prestidigitadores. En
todo caso el Stanford lnstitute sólo
investigó las supuestas facultades
telepáticas pero nunca tuvo prueba al-
guna de las de tipo telequinésico
(doblar metales y poner en marcha re-
lojes(, que son las que le han dado
fama mundial.
Cuando un hombre de la categoría
científica de Ray Hyman (psicólogo de
la Universidad de Oregón( observó per-
sonalmente las pruebas que realizaron
los dos físicos —especializados en ra-
yos Laser, no en prestidigitación— (le-
gó a asegurar que se estaban realizan-
do con increíble ligereza y que él mis-
que según (os técnicos, Geller pudo
recibir información a través del <(esca-
pe de micro-ondas» de la puerta, por el
aire acondicionado o por el propio
cable de( circuito cerrado de televisión
(esta última hipótesis justificaría el
hecho de que se produjeran perturba-
ciones en las imágenes de televisión,
que Puthoff y Targ ingenuamente es-
tuvieron a punto de atribuirlas al «efec-
tp Geller»(. Es significativo el hecho de
cue los dibujos reproducidos por Geller
responden más a una descripción oral
de lo que se (e proponía, que a una
verdadera visualización. La continua
presencia en las pruebas del etermo
acompañante de Uri Geller, su amigo
Shipi Strang, levanta muchas sospe-
chas, sobre todo cuando Puthoff y
Targ, que como científicos tienen la
obligación de relatar con meticulosidad
cada uno de los detalles de la experien-
cia, omiten este importantísimo hecho.
Hasta incluso cuando la acreditada re-
vista científica «Nature» dio a la luz el
A USTED QUE ES UN APASIONADO DE LA PARA PSIeO LOGIA LE IN
TERESA PONERSE EN CONTACTO CON EL CENTRO DE ESTUDIOS PSI('O
C IENTIFICOS ,D'ARBO, LE PODEMOS INFORMAR AMPLIAM ENTE SOBRE
HÍPNOSIS - RADIESTESIA - TELEPATIA - ORIENTALIS-
MO - OCULTISMO YOTRASACTIVIDADES.
ESCRIBANOS A VIA LAYETANA, 53 - 4-1). BARCELONA - 3 Y RECIBI-
RA AMPLIA DOC UMENTAC ION.
Fue Puharich el que «decidió» que
Uri Geller fuese el intermediario entre
el joven israelí y los extraterrestres,
y quien le hizo «recordar» que a los
tres años ya había sido visitado por
éstos. Esta «misión» que concibió para
él es evidentemente mucho más impor-
tante que aquella otra labor en (a que
le encontró el día que se conocieron en
la discoteca «Zorba», de Jaffa, ac-
tuando, como dice textualmerte,
«entre payasos, sacamuelas y có-
micos».
Lo cierto es que Puharich crPyó
que este muchacho, que hacía publici-
dad de una marca de cervezas y que
gracias a su rostro pudiera perfec-
mente haber anunciado una loción di
mas3je facial, da (a imagen del más
actual y sugestivo hacedor de prodi-
gios psíquicos de nuestro siglo.
Puharich convenció a Puthoff y Targ
para que investigasen con Uri Geller
a la sombra del Stanford.
Se tiene la irpresión de que la in-
vestigación que realizaron (os físicos
Puthoff y Targ estuvo fuertemente
condicionada por el hecho de que pre-
viamente necesitaron convencer a cier-
mo había descubierto algunos trucos
de los que Geller realizó sin que (os
investigadores del S.R.I. lo advirtie-
sen. Hyman declaró que (as pruebas de
(os poderes de Uri Geller eran «(os
datos más incontrolados y pobremente
registrados que nunca había visto».
Otro hombre de una extraordinaria
solvencia científica, George Lawrence,
director de la «Agencia de Avances de
Proyectos de Investigación», también
descubrió, en presencia de Targ y
Puthoff, otro truco del que Uri Geller
se valía para provocar alteraciones en
una brújula. El propio Targ ha confesa-
do en el «New Scientist» que pensaba
«que Geller haría trampas de tener una
..00rtunidad ... » y (o malo es que (as
yo en demasiadas ocasiones, sobre
odo, cuando el mismo Targ afirma:
«Geller manipula los experimentos
hasta el grado del caos, situación que
le es propicia y en (a que se siente có-
modo...; entonces es cuando dobla
los objetos». Sospechoso, ¿verdad?
Está demostrado, por ejemplo, que
la jaula de Faraday, donde realizaba
(as experiencias de telepatía, no estaba
totalmente aislada del exterior, por-
trabajo de Targ y Puthoff, lo hizo con
una editorial en (a que se ponía de ma-
nifiesto la falta de consistencia de las
pruebas a favor de las facultades tele-
páticas de Geller, pero que pese a ello
se decidió a publicarla para «estimular
(a controversia», pero sin llegar a ava-
lar con su prestigio las dudosas inves-
tigaciones.
La ligereza con que se hizo (a in-
vestigación, obligó al Stanford a hacer
pública una nota en la que se dice
textualmente: «Nuestros científicos no
han sacado conclusión ninguna sobre
la naturaleza o existencia de poderes
paranormales. Cualquier informe que
publique lo contrario estaría claramen-
te deformando los hechos».
LOS JUEGOS RECREATIVOS DE LA
UNIVERSIDAD DE LONDRES
Pese a lo que antecede, las inves-
tigaciones más serias que se han
hecho con Uri Geller han sido lleva-
das a cabo en el Stanford Institute.
Continúa en pág. sig.
25
En comparación con las que se rea-
lizaron en Londres, las del S.R.I. sor
un modelo de meticulosidad y de ri-
gor científico.
Como no se había hecho público
ningun informe sobre las experiencias
realizadas en la Universidad de Londres
con el supuesto dotado israelí, se des-
plazó a la capital inglesa el psicólogo
José Luis Jordán Peña, Presidente de
la Comisión de Control Experimental
de la Sociedad Española de Parapsico-
logía. Allí pudo comprobar la increíble
alegría con que se llevaron a efecto las
pruebas en el Birkbeck College.
En un impresionante informe, que
por su perspicacia y seriedad he publi-
cado íntegro en un anexo 'del libro
sobre Uri Geller, se pone de manifiesto
que un prestidigitador mediocre
pudo suplir las dos únicas pruebas
aparentemente positivas que realizó.
Baste citar una anécdota. Jordán
Peña —que además de ser un buen
parapsicólogo conoce bien las técnicas
de los ilusionistas— preguntó a Mr.
Hasted si había comprobado que Un
Geller no llevaba en el cuerpo un elec-
tro-imán que pudiese inducir al magne-
tómetro con el que se realizó una de
las pruebas. El profesor inglés pareció
reasumir toda la vieja tradición «gentie-
man» de Gran Bretaña, y le vino a de-
cir algo así como: «¡Caballero!, ¿cómo
Uri Geller intenta averiguar & dibujo
que realizó uno de los guionistas de
José M. Iñigo en el programa de
Televisión Española, Directísimo.
le. cree capaz a Mr. Geller de algo se-
mejante?>). Me figuro que Jordán Peña
tuvo que hacer acopio de su hidalguía
castellana para evitar una desagradable
respuesta en la que incluiría, pienso.
una relación de los controles que se
consideran imprescindibles para que
una investigación parapsicológica pue-
da ser reputada como seria y científica.
URI GELLER ANTE LOS MAGOS
Para finalizar, me referiré a la cons-
te huida de Uri Geller ante los retos
que frecuentemente recibe de los ma-
gos e ilusionistas profesionales. Preci-
samente una revista alemana le ha
ofrecido 2.300.000 pesetas para que
se deje controlar por éstos, y Uri Geller
no ha recogido el guante, pese a que
no tiene inconveniente en confesar su
pasión por el dinero.
Precisamente en Alemania, cuando
actuó ante la televisión, filmaron sus
pruebas con un teleobjetivo indiscreto.
Más tarde el film fue analizado por
Oscar Romba, director de Producción
del tercer canal y ex-prestidigitador
profesional, el cual constató las delato-
ras manipulaciones de Uri Geller,
pudiendo, días más tarde, duplicar
ante las cámaras las pruebas que había
realizado el taumaturgo israelí. Gracias
a la buena disposición de Rombar, la
Televisión Alemana me ha cedido,
para proyectarla solamente en privado,
la película en cuestión que constituye
para mí un documento de singular
valor.
A la vista de la poca fiabilidad de las
demostraciones que Uri Geller nos
exhibe, tendremos que seguir buscan-
do en otros datos esa prueba conclu-
yente que nos permita asegurar que
un ser humano es capaz, con el solo
poder de su psique, de doblar un me-
tal sin intervención de fuerzas físicas o
químicas.
Por lo pronto, un joven prestidigita-
dor español, José Luis Ballesteros, ha
demostrado que todo lo que hace Un
Geller él es capaz de duplicarlo, con
truco, naturalmente. Ahora sólo nos
queda que Uri demuestre que él lo
realiza sin truco; y para ello sólo co-
nozco un camino: el control serio, ri-
guroso y concluyente. Control del
que jamás ha sido objeto.
RAMOS PERERA
N. de la R.— Recordarán los lecto-
re', que solicitamos por carta y a través
de K-7, a D. Ramos Perera, su versión
sobre el (<Caso U. G.» y posteriores
consecuenci,ç. No habiendo recibido
contestación, pero en el interior ha-
biéndonos llegado la revista «Psi-
Comonucación» de la sociedad madri-
leña, en su n.° 2, y publicándose el
anterior escrito, lo damos a conocer a
nuestros lectores reproduciéndolo ín-
tegra y textualmente.

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Revista karma 7 num.044-23

  • 1. PARAPSICOLOGIA INFORME PUBLICADO EN PSI-COMUNICACION DE MADRID LA OPINION DE RAMOS PERERA SOBRE URI GELLER EL S TA NFORD INS TI TU TE - DICE- NUNCA TUVO PRUEBA 5 DE QUE U. G. PUDIERA DOBLAR METALES MI CRITERIO SOBRE URI GELLER LOS HECHOS A finales del mes de junio, el progra- ma «Directísimo» se dirigió a la Socie- dad Española de Parapsicología (S.E. D.P.), para que ésta controlase las pruebas que iba a realizar Uri Geller ante las cámaras de T.V.E. La S.E.D.P., con todas las reservas que la dudosa trayectoria del citado israelí le sugerían, decidió aceptar la invitación y nombrar una comisión es- pecial con el fin de desenmascararle definitivamente o, por el contrario, constatar supuestas facultades para- normales. Dicha comisión estaba pre- sidida por el psicólogo José Luis Jor- dán Peña e integrada por el doctor ingeniero naval Guillermo Serrano En- tranbasaguas y el analista informático Francisco Gavilán Fontanet, quienes a su vez estarían asistidos técnicamente por diferentes especialistas de nuestra Asociación, (doctores en Medicina, en Psiquiatría, en diversds de la ingeniería, en psicología, etc., algunos de ellos profesores de Universidad). La citada comisión después de es- tudiar teóricamente las posibilidades de un caso como'el que se les presen- taba y de analizar cuidadosamente las diversas contrahipótesís de fraude, se decidió por una serie de rigurosos con- troles que ofrecían todas las necesarias garantías de seriedad, que, pudiendo realizarse en el curso del programa, no perturbasen el desarrollo de éste. La S.E.D.P. estaba dispuesta a sufragar todos los gastos que se produjesen con motivo de las pruebas, a excep- ción de los honorarios de un notario que serían satisfechos por el propio programa. Cuando ya estaba hecho el plantea- miento teórico, Jesús Torbado, que fue el redactor de «Directísimo» que estuvo en contacto para este tema con la S.E.D.P., le comunicó a ésta sus re- servas acerca de la aceptación por par- te de Uri Geller de los controles previs- tos. Por ello, la Asociación decidió de- jar en suspenso la serie de pruebas más costosa que era la de los relojes, de entre las que estaban programadas, ya que el esfuerzo humano y económi- co que suponía —la S.E.D.P. no dis- fruta de ningún tipo de subvención y hace frente a los gastos con las cuotas de sus socios— estaba desproporcio- nado con respecto al riesgo de que no llevase a cabo. Sin embargo las unida- des necesarias para verificar la torsión de metales, por ser éstos de menor precio, fueron construidas. También se pusieron a punto unos medios mate- riales para realizar el control de las pruebas de clarividencia, que aunque estas últimas tenían un menor interés ya que sujetos con facultades de este tipo existen muchos en el mundo, y, desde luego, la fama de Uri Geller no proviene de las supuestas potencias te- lepáticas, ya que son sus efectos físi- cos los que realmente polarizan el in- terés. Además las posibilidades clarivi- dentes de Uri Geller habían sido estu- diadas por el Instituto de Stanford, mientras que, precisamente, y las de torsión de metales o no fueron estudia- das en el citado Instituto norteameri- cano o no habían podido ser confir- madas científicamente. Unos días antes de la llegada a Espa- ña del joven israelí, pedí personalmen- te, como Presidente de la S.E.D.P., su teléfono para solicitarle una entrevista con los miembros de la Junta Rectora. Como Uri Geller ya se encontraba de camino para Madrid, Jesús Torbado trasladó este deseo al Sr. Vives Farrés, Gerente de Ediciones Grijalbo, editorial que organizaba y financiaba el viaje de Uri Geller a España para promocionar su libro autobiográfico. El Sr. Vives le dijo al Señor Torbado que hablaría de ello con Uri Geller y le pidió que yo le llamase al Hotel Eurobuilding el día 5 de septiembre que llegaba a Madrid. Siguiendo esta sugerencia, telefo- neé al Sr. Vives, pero como no se en- contraba en el hotel le dejé una nota en la que le rogaba se pusiese en con- tacto conmigo. No satisfecho con ello volví a llamar por teléfono al Sr. Vives, y en esta ocasión contestó el Sr. Cas- tell, jefe de publicidad de la misma editorial, con quien sostuve una larga conversación al respecto. 23prensadelmisterio.blogspot.com
  • 2. Uri Geller, ante las cámaras de Tele- visión Española, en su visita a Bar- celona, en las que realizó algunas de sus demostraciones. En la fotografía José M. Iñigo, sosteniendo una de las cucharas dobladas por Un. lán Fontanet, González Puebla, Pie- ruz Fontanella y yo. Nos llevamos con nosotros una caja de plástico sellada y cerrada donde se habían introducido dos pletinas perfectamente calibradas de aluminio y de cobre respectiva- mente, con la esperanza de poder realizar algún control por este medio. En un momento en que el presen- tador y Uri Geller abandonaron la mesa para entrevistarse con algunos espec- tadores que acudieron al estudio con El Sr. Castell, entre otras cosas, afir- mó que Uri Geller no quería hablar con parapsicólogos y que si yo deseaba tener una entrevista con él podría pre- sentarme sólo en su calidad de perio- dista, pero no como Presidente de la S.E.D.P., ya que en este caso estaba casi seguro que rehusaría el israelí. Finalmente convinieron que la fórmula que le brindaba no parecía demasiado seria, por lo que el Sr. CAsteil me in- vitó a que les acompañase por la no- che para tener la oportunidad de hablar con Uri Geller, aunque fuese de esta manera un tanto informal. A las siete de la tarde del mismo día, el redactor de Radio Madrid, Angel de la Vega, se puso en contacto telefó- nico conmigo para que asistiese a di- cha emisora a una entrevista que una hora más tarde les había concedido Uri Geller, y a la que también estaba invitado el periodista Julio Camarero. Cuando llegué a RAdio Madrid, va- rios redactores, prácticamente el equi- po de «Hora 25», me informaron que después de decirle a Uri Geller quiénes iban a estar en la entrevista anuló el compromiso contraído. Desde la propia emisora y por suge- rencia mía, llamaron por teléfono al Sr. Castell, de Grijalbo, el cual les informó que Uri Geller rechazaba la posibilidad de un control dentro o fuera del pro-- grama «Directísimo», y que no desea- ba que yo le acompañase en su salida nocturna. En cuanto a la entrevista en la radio dijo que estaba dispuesto a concederla pero sólo por teléfono. Pese a todo lo que antecede, varios miembros de la Junta Rectora de la S.E.D.P. acudimos la nçtthe del sába- do al programa «Directísimo» haciendo uso de invitaciones que nos enviaron los organizadores del espacio: Jordán Peña, Serrano Entrambasaguas, Gavi- relojes viejos, aprovechamos la ocasión para depositar encima de la mesa la ci- tada caja. Pese a que Uri Geller dijo, al reanudar las experiencias, que se es- taban doblando las barritas, ni en las fotografías que se hicieron en ese momento ni en las comprobaciones efectuadas posteriormente se ha podi- do detectar ninguna variación con res- pecto al estado primitivo. Cuando terminó el programa, me creí en el deber de hacer unas declara- ciones a petición de periodistas en las que vine a decir que Uní Geller no ha- bía llevado a cabo n;nguna prueba con- cluyente de sus supuestas facultades y que los ejercicios que realizó también podría haberlos ejecutado un prestidi- gitador con oficio. A partir de este momento recibí un verdadero aluvión de cartas y llamadas telefónicas en las que de una manera u otra se me suplicaba, invitaba o exigía que expusiera mis argumentos. Ante la imposibilidad de hacerlo perso- nalmente en cada uno de los peticiona- rios, decidí escribir un libro y apro- vechar la ocasión para abrir una inves- tigación más profunda. Por desgr3cia para la parapsicología, mis primeras reservas se han confir- mado: Uri Geller jamás ha demostrado que sea un dotado. LAS SUPUESTAS PRUEBAS CONCLUYENTES DE GELLER La bien ganada reputación del Stanford (S.R.l.) como instituto de En la fotografía, una de las especta- doras de Directísimo, colabora con Uri Geller en la demostración de do- blamiento de cubiertos y llaves. 24
  • 3. investigación está fuera de toda duda, pero naturalmente seria excesivo ex- tender las indudables garantías que ofrece, a todos y cada uno de los cer- ca de tres mil científicos que acoge en su seno. Cualquiera de ellos puede co- meter un error que desde luego no sería imputable al S.R.l., sino al propio investigador. Antes de hablar de las pruebas del S.R.I. vamos a contemplar brevemente al hombre que las promovió: Andrija Henry Puharich, el manager de Uri. Geller, y autor del lanzamiento inter- nacional del supuesto dotado israelí y de Otros dudosos taumaturgos. Puharich ha merecido por parte de revistas de parapsicología tan serias como la que dirige en la Universidad de Anchieta el Padre Oscar González Quevedo, los calificativos de «detector de dinero» y «promotor de talentos, siempre atento para explotar lqs posi- bles lucros económicos proporciona- dos por los personajes del más allá)). tas instituciones norteamericanas para que contribuyesen económicamente a la investigación del «fenómeno Un Geller»; cuando advirtieron que en el laboratorio su patrocinado empezaba a derrumbarse ante los controles, ba- jaron la guardia, y le permitieron impo- ner sus propias normas de juego (es la misma técnica de la que se valen los ilusionistas o prestidigitadores. En todo caso el Stanford lnstitute sólo investigó las supuestas facultades telepáticas pero nunca tuvo prueba al- guna de las de tipo telequinésico (doblar metales y poner en marcha re- lojes(, que son las que le han dado fama mundial. Cuando un hombre de la categoría científica de Ray Hyman (psicólogo de la Universidad de Oregón( observó per- sonalmente las pruebas que realizaron los dos físicos —especializados en ra- yos Laser, no en prestidigitación— (le- gó a asegurar que se estaban realizan- do con increíble ligereza y que él mis- que según (os técnicos, Geller pudo recibir información a través del <(esca- pe de micro-ondas» de la puerta, por el aire acondicionado o por el propio cable de( circuito cerrado de televisión (esta última hipótesis justificaría el hecho de que se produjeran perturba- ciones en las imágenes de televisión, que Puthoff y Targ ingenuamente es- tuvieron a punto de atribuirlas al «efec- tp Geller»(. Es significativo el hecho de cue los dibujos reproducidos por Geller responden más a una descripción oral de lo que se (e proponía, que a una verdadera visualización. La continua presencia en las pruebas del etermo acompañante de Uri Geller, su amigo Shipi Strang, levanta muchas sospe- chas, sobre todo cuando Puthoff y Targ, que como científicos tienen la obligación de relatar con meticulosidad cada uno de los detalles de la experien- cia, omiten este importantísimo hecho. Hasta incluso cuando la acreditada re- vista científica «Nature» dio a la luz el A USTED QUE ES UN APASIONADO DE LA PARA PSIeO LOGIA LE IN TERESA PONERSE EN CONTACTO CON EL CENTRO DE ESTUDIOS PSI('O C IENTIFICOS ,D'ARBO, LE PODEMOS INFORMAR AMPLIAM ENTE SOBRE HÍPNOSIS - RADIESTESIA - TELEPATIA - ORIENTALIS- MO - OCULTISMO YOTRASACTIVIDADES. ESCRIBANOS A VIA LAYETANA, 53 - 4-1). BARCELONA - 3 Y RECIBI- RA AMPLIA DOC UMENTAC ION. Fue Puharich el que «decidió» que Uri Geller fuese el intermediario entre el joven israelí y los extraterrestres, y quien le hizo «recordar» que a los tres años ya había sido visitado por éstos. Esta «misión» que concibió para él es evidentemente mucho más impor- tante que aquella otra labor en (a que le encontró el día que se conocieron en la discoteca «Zorba», de Jaffa, ac- tuando, como dice textualmerte, «entre payasos, sacamuelas y có- micos». Lo cierto es que Puharich crPyó que este muchacho, que hacía publici- dad de una marca de cervezas y que gracias a su rostro pudiera perfec- mente haber anunciado una loción di mas3je facial, da (a imagen del más actual y sugestivo hacedor de prodi- gios psíquicos de nuestro siglo. Puharich convenció a Puthoff y Targ para que investigasen con Uri Geller a la sombra del Stanford. Se tiene la irpresión de que la in- vestigación que realizaron (os físicos Puthoff y Targ estuvo fuertemente condicionada por el hecho de que pre- viamente necesitaron convencer a cier- mo había descubierto algunos trucos de los que Geller realizó sin que (os investigadores del S.R.I. lo advirtie- sen. Hyman declaró que (as pruebas de (os poderes de Uri Geller eran «(os datos más incontrolados y pobremente registrados que nunca había visto». Otro hombre de una extraordinaria solvencia científica, George Lawrence, director de la «Agencia de Avances de Proyectos de Investigación», también descubrió, en presencia de Targ y Puthoff, otro truco del que Uri Geller se valía para provocar alteraciones en una brújula. El propio Targ ha confesa- do en el «New Scientist» que pensaba «que Geller haría trampas de tener una ..00rtunidad ... » y (o malo es que (as yo en demasiadas ocasiones, sobre odo, cuando el mismo Targ afirma: «Geller manipula los experimentos hasta el grado del caos, situación que le es propicia y en (a que se siente có- modo...; entonces es cuando dobla los objetos». Sospechoso, ¿verdad? Está demostrado, por ejemplo, que la jaula de Faraday, donde realizaba (as experiencias de telepatía, no estaba totalmente aislada del exterior, por- trabajo de Targ y Puthoff, lo hizo con una editorial en (a que se ponía de ma- nifiesto la falta de consistencia de las pruebas a favor de las facultades tele- páticas de Geller, pero que pese a ello se decidió a publicarla para «estimular (a controversia», pero sin llegar a ava- lar con su prestigio las dudosas inves- tigaciones. La ligereza con que se hizo (a in- vestigación, obligó al Stanford a hacer pública una nota en la que se dice textualmente: «Nuestros científicos no han sacado conclusión ninguna sobre la naturaleza o existencia de poderes paranormales. Cualquier informe que publique lo contrario estaría claramen- te deformando los hechos». LOS JUEGOS RECREATIVOS DE LA UNIVERSIDAD DE LONDRES Pese a lo que antecede, las inves- tigaciones más serias que se han hecho con Uri Geller han sido lleva- das a cabo en el Stanford Institute. Continúa en pág. sig. 25
  • 4. En comparación con las que se rea- lizaron en Londres, las del S.R.I. sor un modelo de meticulosidad y de ri- gor científico. Como no se había hecho público ningun informe sobre las experiencias realizadas en la Universidad de Londres con el supuesto dotado israelí, se des- plazó a la capital inglesa el psicólogo José Luis Jordán Peña, Presidente de la Comisión de Control Experimental de la Sociedad Española de Parapsico- logía. Allí pudo comprobar la increíble alegría con que se llevaron a efecto las pruebas en el Birkbeck College. En un impresionante informe, que por su perspicacia y seriedad he publi- cado íntegro en un anexo 'del libro sobre Uri Geller, se pone de manifiesto que un prestidigitador mediocre pudo suplir las dos únicas pruebas aparentemente positivas que realizó. Baste citar una anécdota. Jordán Peña —que además de ser un buen parapsicólogo conoce bien las técnicas de los ilusionistas— preguntó a Mr. Hasted si había comprobado que Un Geller no llevaba en el cuerpo un elec- tro-imán que pudiese inducir al magne- tómetro con el que se realizó una de las pruebas. El profesor inglés pareció reasumir toda la vieja tradición «gentie- man» de Gran Bretaña, y le vino a de- cir algo así como: «¡Caballero!, ¿cómo Uri Geller intenta averiguar & dibujo que realizó uno de los guionistas de José M. Iñigo en el programa de Televisión Española, Directísimo. le. cree capaz a Mr. Geller de algo se- mejante?>). Me figuro que Jordán Peña tuvo que hacer acopio de su hidalguía castellana para evitar una desagradable respuesta en la que incluiría, pienso. una relación de los controles que se consideran imprescindibles para que una investigación parapsicológica pue- da ser reputada como seria y científica. URI GELLER ANTE LOS MAGOS Para finalizar, me referiré a la cons- te huida de Uri Geller ante los retos que frecuentemente recibe de los ma- gos e ilusionistas profesionales. Preci- samente una revista alemana le ha ofrecido 2.300.000 pesetas para que se deje controlar por éstos, y Uri Geller no ha recogido el guante, pese a que no tiene inconveniente en confesar su pasión por el dinero. Precisamente en Alemania, cuando actuó ante la televisión, filmaron sus pruebas con un teleobjetivo indiscreto. Más tarde el film fue analizado por Oscar Romba, director de Producción del tercer canal y ex-prestidigitador profesional, el cual constató las delato- ras manipulaciones de Uri Geller, pudiendo, días más tarde, duplicar ante las cámaras las pruebas que había realizado el taumaturgo israelí. Gracias a la buena disposición de Rombar, la Televisión Alemana me ha cedido, para proyectarla solamente en privado, la película en cuestión que constituye para mí un documento de singular valor. A la vista de la poca fiabilidad de las demostraciones que Uri Geller nos exhibe, tendremos que seguir buscan- do en otros datos esa prueba conclu- yente que nos permita asegurar que un ser humano es capaz, con el solo poder de su psique, de doblar un me- tal sin intervención de fuerzas físicas o químicas. Por lo pronto, un joven prestidigita- dor español, José Luis Ballesteros, ha demostrado que todo lo que hace Un Geller él es capaz de duplicarlo, con truco, naturalmente. Ahora sólo nos queda que Uri demuestre que él lo realiza sin truco; y para ello sólo co- nozco un camino: el control serio, ri- guroso y concluyente. Control del que jamás ha sido objeto. RAMOS PERERA N. de la R.— Recordarán los lecto- re', que solicitamos por carta y a través de K-7, a D. Ramos Perera, su versión sobre el (<Caso U. G.» y posteriores consecuenci,ç. No habiendo recibido contestación, pero en el interior ha- biéndonos llegado la revista «Psi- Comonucación» de la sociedad madri- leña, en su n.° 2, y publicándose el anterior escrito, lo damos a conocer a nuestros lectores reproduciéndolo ín- tegra y textualmente.