La actividad física mejora la función de múltiples sistemas del cuerpo como el respiratorio, cardiovascular, óseo, articular, muscular y metabólico. Específicamente, aumenta la oxigenación de los tejidos, la masa muscular y resistencia del corazón, la densidad ósea, y favorece la regulación de la glucosa y lípidos. También tiene beneficios psicológicos como el control del estrés, la ansiedad y la depresión a través de la liberación de tensiones y hormonas que producen sensaciones placenteras.