- EL PAPEL DETERMINANTE DE LAS
MIGRACIONES INTERIORES.
Características e implicaciones del modelo
migratorio del periodo desarrollista: la intensa
redistribución de efectivos y el éxodo rural como
tipo de migración dominante.
El cambio en el modelo migratorio a partir de la
crisis de los setenta.
- MIGRACIONES EXTERIORES.
Emigración a Europa: factores, características de
los desplazamientos y áreas de destino.
España como país de inmigración.
Problemática migratoria actual.
- EL DECISIVO SIGNIFICADO DE LAS
MIGRACIONES EN CASTILLA Y LEÓN.
ACERTIJO DE LA BANDERA OLÍMPICA CON ECUACIONES DE LA CIRCUNFERENCIA. Por JAVI...
Las migraciones interiores y exteriores españolas desde mediados del siglo xx cyl
1. TEMA 19.- LAS MIGRACIONES INTERIORES Y EXTERIORES ESPAÑOLAS DESDE
MEDIADOS DEL SIGLO XX. INCIDENCIA EN CASTILLA Y LEÓN.
Los movimientos migratorios han sido uno de los factores más decisivos en la
evolución de la población española y en su distribución geográfica, incidiendo a su vez de
manera diversa en el comportamiento demográfico, económico, cultural e incluso político.
1- EL PAPEL DETERMINANTE DE LAS MIGRACIONES INTERIORES.
Las migraciones interiores constituyen la corriente migratoria española más
importante, tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo. La significación de
este fenómeno queda patente en el hecho de que casi la mitad de la población de España
reside hoy en un municipio distinto al que nació.
Las migraciones interiores presentan rasgos bien diferenciados según tengan lugar
antes o después de 1975. Antes, los movimientos migratorios afectan a un gran volumen
de población que se desplaza fundamentalmente desde el campo a la ciudad –éxodo rural–
mientras que después, disminuye la cantidad de gente que se desplaza y sus destinos son
más variados, dominando las migraciones interurbanas.
1.1.- Características e implicaciones del modelo migratorio del periodo
desarrollista: la intensa redistribución de efectivos y el éxodo rural como tipo de
migración dominante.
Los movimientos migratorios internos que se desarrollan en España entre 1950 y
1975 van a caracterizarse por ser unidireccionales, desde los núcleos rurales hacia las
áreas urbanas, y desde las regiones más atrasadas hacia las más industrializadas.
La emigración de la gente del campo a la ciudad ha sido una constante de la España
Contemporánea, pero el éxodo rural adquiere unos volúmenes muy importantes a partir de
los 50 –y sobre todo en los 60–. Se estima que durante el tercer cuarto del siglo XX se
produjeron unos 10 millones de desplazamientos. Sólo en los años 60 más de 4 millones
cambiaron de residencia, la mayoría de ellos a una provincia distinta de la de origen.
Durante esta fase, enmarcada en la etapa del desarrollismo, el gran crecimiento
demográfico y la mecanización del campo produce numerosos excedentes de mano de
obra, que emigra a las ciudades atraída por una industria en expansión, con mayores
salarios y unas expectativas de mejores condiciones de vida. A ello se añade como foco de
atracción el boom del turismo, que genera abundantes puestos de trabajo en los servicios y
la construcción.
Aunque el fenómeno emigratorio afecta a todo el campo en general y se dirige a
todas las ciudades españolas, la emigración parte sobre todo de Galicia, las dos Castillas,
Extremadura y Andalucía. Su destino son mayoritariamente los núcleos industriales de
Madrid, País Vasco y Barcelona, y los turísticos (islas y costa mediterránea). Asimismo, en
el interior de las regiones emisoras de emigrantes, se manifiesta un importante flujo en
dirección a los principales centros industriales: Valladolid, Zaragoza, Sevilla, La Coruña, etc.
Las consecuencias de este éxodo rural masivo se aprecian tanto en el espacio
urbano como en el rural:
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2. • Desequilibrio en la distribución de la población, vaciando el interior y
congestionando la periferia y Madrid.
• Despoblación rural. La despoblación ha llegado al extremo de provocar el
abandono de pueblos enteros, y ha supuesto la disminución de los servicios básicos
(escuela, sanidad…) en determinadas poblaciones, lo que retroalimenta la emigración y el
abandono de las zonas rurales.
• Los movimientos migratorios influyen además en la estructura y en la dinámica
natural de la población. La emigración se hizo de una forma selectiva: afectó sobre todo a
los jóvenes y a las mujeres. El resultado fue el envejecimiento y la masculinización de la
población de las regiones emisoras de emigrantes. Ambas consecuencias supusieron a su
vez la reducción de las tasas de natalidad y el aumento de las de mortalidad y, por tanto, un
menor crecimiento vegetativo, en muchos casos negativo. Por el contrario, las zonas
receptoras de inmigrantes ven incrementar su población con personas jóvenes en edad de
procrear, por lo que presentan tasas de natalidad más elevadas.
• Con el éxodo rural, la sociedad española se urbanizó definitivamente, dando lugar
a la gran expansión de las ciudades, especialmente Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia...
En ocasiones este rápido crecimiento originó problemas urbanísticos y de dotaciones
(masificación, chabolismo, barrios marginales, carencia de escuelas, hospitales…).
• En el plano social, el éxodo rural trajo consigo importantes problemas de
adaptación a la nueva forma de vida urbana de costumbres distintas a las de las sociedades
rurales tradicionales.
1.2.- El cambio en el modelo migratorio a partir de la crisis de los setenta.
Desde mediados de los 70, los cambios políticos (transición democrática) y
socioeconómicos (crisis industrial) que se producen en España dan lugar a importantes
transformaciones en las migraciones internas: disminuye la intensidad de las corrientes
migratorias (en número y en distancia recorrida) y se producen cambios importantes en las
direcciones de las mismas. El sistema migratorio se hace más diverso y abierto, en parte
debido a la reducción de importancia que experimentan las motivaciones exclusivamente
laborales en favor de otras como el retorno o la búsqueda de mayor calidad de vida en
áreas residenciales más descongestionadas.
Como rasgos característicos de estos movimientos migratorios se pueden señalar:
• Durante esta etapa se asiste a una reducción del éxodo rural y de la tendencia a
emigrar hacia las grandes ciudades, produciéndose, en algunos casos, una inversión de
los flujos. Desde los inicios de la crisis industrial se produce un incremento en los
movimientos de “retorno” de los antiguos emigrantes a sus lugares de origen a la hora de su
jubilación. Por otra parte, también se asiste a una “escapada” al campo desde las ciudades
–protagonizada por jóvenes y adultos, con niveles de renta medio y alto–, en función de un
deseo de desarrollo rural (no agrario) del campo o de recuperación de la naturaleza. Sin
embargo, este fenómeno de los neorrurales, tiene una escasísima incidencia desde el
punto de vista cuantitativo, aunque es importante para los pequeños pueblos abandonados.
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3. • Se asiste asimismo a una relocalización de la población rural. En general, las
zonas más alejadas de la capital siguen perdiendo población, que se concentra en los
núcleos próximos a los centros urbanos.
• El movimiento migratorio interior dominante es ahora el interurbano, aunque con
características distintas según los casos:
• Un cambio importante es el descenso que experimentan las migraciones de
largo recorrido (interprovinciales e interregionales) en favor de las que se desarrollan en el
interior de la misma provincia o comunidad. Destacan los cambios residenciales desde el
municipio central a los municipios próximos de la periferia por razones diversas (búsqueda
de una vivienda más barata o de un mayor contacto con la naturaleza), lo que ha
ocasionado un gran desarrollo de las ciudades-dormitorio y todo tipo de áreas residenciales.
• El movimiento de población entre ciudades es propio de un personal
cualificado perteneciente al sector de servicios y de personal técnico, en función de la
obligada movilidad profesional actual.
• Por otra parte, las ciudades medias han ido ganando protagonismo hasta
convertirse en uno de los destinos preferenciales de las nuevas migraciones.
A escala regional, teniendo en cuenta las provincias de origen y destino de las
migraciones, se puede observar que también se producen cambios relevantes:
• Los focos que tradicionalmente habían recibido población (País Vasco, Asturias,
Barcelona) se han convertido en las últimas décadas en centros de emigración como
consecuencia de la saturación del tejido residencial y de la crisis industrial que ha afectado
a determinadas regiones (País Vasco, Asturias).
• De igual manera, algunas zonas tradicionales de emigración son ahora zonas
receptoras por los “retornos” o por su proximidad a Madrid (Guadalajara, Toledo, Segovia…)
o Barcelona (Tarragona, Gerona).
• En esta etapa se consolidan como provincias receptoras aquellas que presentan
una estructura productiva más diversificada, con un papel relevante del sector servicios.
Entre ellas destacan las provincias insulares y mediterráneas (turismo), así como las
situadas en el eje del Ebro (Álava, La Rioja, Navarra, etc.).
• Otras provincias de tradición migratoria continúan manteniendo saldos negativos
como en la época anterior, en especial las provincias del interior peninsular situadas en los
bordes de la meseta (Ávila, Burgos, Zamora, Ciudad Real…).
En cualquier caso, estos cambios no deben crear la idea de un vaciamiento de las
grandes ciudades, ya que muchos de los huecos dejados por las personas que se
desplazan a otros municipios españoles están siendo ocupados por inmigrantes
procedentes del extranjero. La masiva llegada de éstos durante las últimas décadas, hasta
2010, compensó las pérdidas y contribuyó a que el saldo migratorio global (incluyendo
migraciones interiores y exteriores) no fuera tan negativo. En los últimos años, no solo se ha
frenado su llegada, sino que muchos se han ido a causa de la crisis.
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4. 2- MIGRACIONES EXTERIORES
Hasta los 80 del pasado siglo, España fue tradicionalmente un país de emigrantes. A
partir de entonces se invierte la tendencia y se convierte en un país de inmigración,
tendencia que se ve ligeramente invertida en la actualidad a consecuencia de la crisis.
2.1.- Emigración a Europa: factores, características de los desplazamientos y
áreas de destino.
Tras el éxodo político al finalizar la Guerra Civil, la emigración económica de los
españoles se reinicia en los 50, aunque todavía en esa década el principal destino de la
población siguen siendo los países americanos. A partir de 1960, la corriente migratoria
exterior cambia de destino y se encamina hacia Europa. Desde entonces, y hasta 1975, la
emigración de trabajadores españoles hacia Europa Occidental supera los 2 millones de
personas, de las cuales la mitad no retornó en este período.
Tras la crisis de 1973, con el incremento del paro en los países europeos, cesa el
flujo migratorio español hacia Europa, aumentando el retorno de emigrantes a España.
Las causas que explican esta corriente migratoria se pueden sintetizar en:
1. La expansión de la industria de la Europa occidental necesitaba abundante
mano de obra, que no podía cubrir con los trabajadores nacionales (pérdidas de la II Guerra
Mundial y baja natalidad en los años 30 y durante la Guerra). La escasez de población joven
y la oferta de empleo hacen que se recurra a trabajadores extranjeros (portugueses,
italianos, yugoslavos, griegos, magrebíes y españoles).
2. En España hay un gran excedente de mano de obra, sobre todo en el medio
rural, debido al proceso de modernización agraria y al crecimiento vegetativo del país (en
torno al 1% anual). La creación del IEE (Instituto Español de Emigración) impulsó la salida al
exterior, lo mismo que la necesidad de divisas para el desarrollo industrial español. Los
principales destinos a los que se dirigieron los emigrantes españoles fueron Alemania,
Suiza, Francia y, en menor medida, Holanda, Bélgica y Gran Bretaña.
Los emigrantes a Europa procedían de todas las regiones españolas. Sin embargo,
las regiones rurales (Andalucía, Extremadura, Galicia y las dos Castillas) son las que
aportan mayor número de emigrantes, aunque también afectó a Valencia, Murcia, Aragón.
En cuanto a las características de los emigrantes, fueron fundamentalmente varones
(aunque en muchos casos años después se producían reagrupaciones familiares),
predominando los adultos-jóvenes (20-40 años); principalmente campesinos poco
cualificados, destinados a integrarse en el peonaje industrial, agrícola o de la construcción.
Las consecuencias que se derivaron para los países receptores tienen un tinte
sobre todo económico: los inmigrantes contribuyen a su desarrollo económico. Los países
europeos se encontraron con una población trabajadora dócil, dispuesta a ocupar cualquier
trabajo rechazado por los naturales del país y por unos sueldos realmente bajos, dado su
nivel de vida.
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5. En España, los movimientos migratorios originaron una disminución de la población y
de la presión social –evitando el problema del paro– y contribuyeron a financiar el desarrollo
económico español: las divisas que aportaron redujeron el déficit comercial que se generaba
con la importación creciente de materias primas y bienes de equipo.
Por otro lado, agudizaron los desequilibrios territoriales. La mayor parte de las
remesas enviadas por los emigrantes a las cajas de ahorro de sus respectivas regiones no
repercutieron en el desarrollo de las mismas, ya que aquéllas derivaban los ahorros hacia
las zonas más industrializadas, donde el capital invertido daba más beneficios. Y cuando
estos emigrantes retornan, sobre todo a partir de 1975, no todos lo hicieron a su comunidad
de origen. El balance resultó claramente negativo para las CCAA con mayor número de
emigrantes (Andalucía, Galicia, CyL, Extremadura), mientras Cataluña, Madrid o la
Comunidad Valenciana fueron beneficiadas.
Como aspecto negativo, y desde el punto de vista social, hay que mencionar el
desarraigo y los problemas de integración de los emigrantes en la cultura del país al que
llegan, de la que les separa el muro del idioma y las costumbres. La segregación social se
ve incrementada por las difíciles condiciones de vida y de trabajo en el lugar de destino.
2.2.- España como país de inmigración. Problemática migratoria.
Los efectos de la crisis económica de mediados de los años 70 y los cambios
sociopolíticos operados tras el final de la dictadura franquista provocaron una reducción de
la emigración española hacia el exterior y un notable incremento del número de retornos.
Pero el hecho más llamativo es el espectacular crecimiento del flujo de inmigrantes
extranjeros, durante los siguientes treinta años, los extranjeros residentes legalmente en
España pasaron de 65.000 a 400.000. llegaron a vivir en España 5 millones de extranjeros,
lo que representó un 10,7% de la población, cifra que ha descendido en los últimos años,
variando la tendencia.
Las causas de estas inmigraciones son suficientemente conocidas: superpoblación y
pobreza de los países subdesarrollados frente al reclamo de un mejor nivel de vida en los
países de destino, sobre todo de la Unión Europea. Junto a estos factores generales que
afectan al conjunto de la sociedad europea, hay otros más específicos relacionados con la
situación y características geográficas de nuestro país:
• El dinamismo de la economía española en la década anterior a la reciente crisis
económica, hizo surgir una demanda laboral en sectores muy específicos (construcción,
temporeros agrícolas, servicio doméstico...), insatisfactoriamente cubierta por la mano de
obra local.
• La proximidad al continente africano hace de España la principal puerta de entrada
en Europa para la inmigración procedente de África en general y del Magreb en particular.
• Los lazos histórico-culturales que unen a España con Latinoamérica convierten a
nuestro país en el principal nexo de unión entre los países iberoamericanos y Europa.
• Otro factor de atracción fue la suavidad del clima y el modo de vida español.
Muchos "inmigrantes de lujo" europeos –jubilados, trabajadores de multinacionales,
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6. trabajadores a distancia vía Internet o empresarios que establecen negocios– eligen España
ya desde hace décadas como residencia temporal o semipermanente.
La procedencia de los inmigrantes es muy variada y recoge realidades individuales y
colectivas enormemente complejas, que no siempre se corresponden con la imagen
arquetípica que la sociedad tiene del inmigrante:
• El colectivo más importante de inmigrantes procedió de la UE destacando la
población originaria de los países del este de Europa. El segundo país de procedencia es
Marruecos con algo más de 800.000. Otro volumen importante procede de los países
desarrollados de Europa (británicos, alemanes, franceses….) y se compone de personal
cualificado –integrado por técnicos y ejecutivos– o de jubilados que se retiran a España.
La emigración española en la actualidad. Hoy, tras años de bonanza económica
en los que España fue un país de inmigración, la situación se ha revertido. Desde el
comienzo de la crisis en 2008 hasta hoy el número de españoles residentes en el exterior se
ha ido incrementado hasta las 450.000 personas en 2013. Este aumento de las salidas
hacia el extranjero, unido a la desaceleración observada en las entradas, ha provocado un
saldo migratorio negativo desde el año 2010. El total de personas de nacionalidad
española residentes en el extranjero es de 2,18 millones, un 48,3% más que en 2009 (la
mayoría fueron inmigrantes con nacionalidad que retornaron a su país).
Buena parte de los españoles son jóvenes, altamente cualificados. La crisis laboral y
la falta de expectativas en España provocan su fuga hacia Alemania, EE.UU. e incluso
países latinoamericanos. Además de la crisis económica, la globalización de la economía
(las empresas multinacionales) y la internacionalización de los estudios (Erasmus+) son
claves en la explicación de este fenómeno.
A pesar de ello, España sigue siendo un país de inmigración. Frente al más de 2,1
millones de españoles residentes en el extranjero, la población extranjera en España supera
los 4 millones de personas.
3- EL DECISIVO SIGNIFICADO DE LAS MIGRACIONES EN CASTILLA Y LEÓN.
Las migraciones en CyL han sido decisivas en su historia demográfica y se han
convertido en el indicador más expresivo de su capacidad de desarrollo económico. Ya
desde el XVIII, pero sobre todo desde finales del XIX, el espacio constituido por la actual
CyL empezó a ser zona de emigración, especialmente como éxodo rural tradicional,
aunque también, en determinados momentos, de movimientos migratorios exteriores
(primero a América y luego Europa). Esta pérdida de población alcanza su mayor intensidad
en la década de los 60 y primeros 70, período en el que grandes contingentes de población
en edad de trabajar, sobre todo menores de 40 años, abandonan el medio rural y se dirigen
a los entornos urbanos más dinámicos (Madrid, País Vasco y Barcelona) o a los núcleos
urbanos regionales (sobre todo Valladolid y Burgos); otros muchos emprenden el camino de
la emigración hacia Alemania, Suiza o Francia.
Las consecuencias demográficas de tales emigraciones se dejaron sentir rápido.
Además de la pérdida de población (más de 1,1 millón de nacidos en CyL residen en otras
CCAA) y de los cambios en la distribución de la población en el interior de la comunidad, la
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7. región experimentó un notable envejecimiento, con una caída brusca de la natalidad por la
drástica disminución de la población en edad de tener hijos; como resultado de este
envejecimiento, la tasa de mortalidad es una de las más elevadas de España.
Otra importante consecuencia es la despoblación del medio rural, a la que
contribuye también una organización del poblamiento en núcleos muy pequeños de
población, que se adaptan mal a las modernas exigencias de dotaciones de servicios y de
bienestar social. Frente a la despoblación de las zonas rurales se produjo un rápido
crecimiento de las ciudades. La ausencia de puntos intermedios provoca la falta de
vertebración del territorio.
Hoy, CyL sigue siendo una región emisora de emigrantes. El principal problema es
que una buena parte de estas salidas corresponden a jóvenes con una alta preparación
académica, que no encuentran aquí una ocupación acorde con su cualificación. Sin
embargo, la llegada de inmigrantes extranjeros –que no alcanza la importancia que adquiere
en otras comunidades– palia en parte esta sangría demográfica y compensa el crecimiento
vegetativo negativo de esta comunidad.
La razón de fondo que subyace es el escaso dinamismo económico de CyL. Por ello,
y a falta de un mayor desarrollo regional, la solución a los problemas demográficos parece
venir de los aportes de la inmigración para obtener un crecimiento demográfico positivo.
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CONCEPTOS:
EMIGRACIÓN: Desplazamiento de un individuo o de un grupo de personas que se marcha
de su residencia habitual con destino a otro lugar. Aunque puede responder a muchos tipos
de causas, la emigración está normalmente originada por la necesidad o deseo de alcanzar
unas mejores condiciones económicas y sociales.
INMIGRACIÓN: Movimiento espacial de la población que llega a un determinado lugar para
residir en él. La inmigración puede ser interna si los inmigrantes proceden del mismo país, o
exterior si vienen del extranjero.
MIGRACIONES INTERIORES: Desplazamientos de población con cambio de residencia en
el interior de un país.
MIGRACIONES EXTERIORES: Movimientos de población con cambio de residencia entre
países o estados distintos. Las migraciones exteriores pueden deberse a diversas causas:
motivaciones económicas, persecuciones políticas, enfrentamientos militares, etc. Las
migraciones exteriores se acentúan en los últimos decenios desde los países del Tercer
Mundo hacia los países desarrollados.
ÉXODO RURAL: Movimiento migratorio desde el campo a la ciudad. En España tuvo su
auge entre 1950 y 1975 en relación con la crisis de la agricultura tradicional (mecanización
del campo) y el desarrollo industrial que ofrece puestos de trabajo en las industrias urbanas.
SALDO MIGRATORIO: Indicador demográfico que expresa la diferencia entre las entradas
por inmigración y las salidas por emigración en una población dada y en un período de
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8. tiempo, normalmente un año. Si el resultado es positivo, predomina la inmigración, si es
negativo, predomina la emigración.
XENOFOBIA: Actitud de rechazo u hostilidad hacia los extranjeros o las formas culturales
ajenas. Se desarrolla actualmente en los países desarrollados en función de los procesos
migratorios desde los países del Tercer Mundo. Suele adquirir mayor virulencia en los
momentos de crisis económica.
INMIGRACIÓN ILEGAL: Población de origen extranjero sin permiso oficial para residir en el
país. Sería alguien indocumentado, sin los papeles requeridos por la ley.
CUPOS DE INMIGRACIÓN: Número máximo de extranjeros fijado por los gobiernos de los
diversos países de la Unión Europea a los que se puede conceder permiso de residencia.
MOVIMIENTOS PENDULARES: El término hace referencia a los desplazamientos de la
población de ida y vuelta con una periodicidad determinada, ya sea diaria, semanal,
mensual o anual. Estas emigraciones pendulares son muy comunes actualmente
propiciadas por el desarrollo de los medios de comunicación. Relacionados con estos
movimientos pendulares surgen, por ejemplo, las ciudades dormitorio.
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