Este documento resume la Campaña del Sur de la Guerra del Pacífico, que se desarrolló entre noviembre de 1879 y junio de 1880. Inicia con el desembarco chileno en Pisagua el 2 de noviembre, y concluye con la toma chilena de Arica el 7 de junio. Describe las principales batallas como San Francisco, Tacna y Tarapacá. Resalta la importancia estratégica de la batalla de Tacna y el heroísmo mostrado por los combatientes de ambos bandos.
1. La guerra del pacifico: campaña del sur 2012
campaña del sur:
La campaña del sur de la guerra del Pacífico, se inició con el desembarco de tropas chilenas en la
localidad peruana de Pisagua, el dos de noviembre de 1879 y concluyó con el asalto y toma de
Arica el siete de junio de 1880. Se prolongó por poco más de siete meses, en un vasto escenario,
desde Moquegua hasta Iquique, en una región árida, cálida y arenosa. Esta fase enfrentó al
ejército de campaña de Chile contra las tropas aliadas peruano-bolivianas, y comprometió batallas
de gran envergadura, tales como San Francisco, Tacna, Tarapacá y Arica. El número conjunto de
combatientes llegó a superar los 34 mil soldados y fue posiblemente la fase más cruenta de la
guerra en cuanto a intensidad y pérdida de vidas humanas.
Sin lugar a dudas, por el número de tropas involucradas y por su significado estrategico, la batalla
de Tacna, conocida como "Alto de la Alianza", fue la más importante de ese período, testigo del
cambio de los Jefes de Gobierno del Perú y Bolivia y de las deficiencias de una alianza que pese a la
buena voluntad no logró materializar en su debida magnitud.
Esta etapa fue asimismo escenario de grandes hazañas, en las que oficiales y soldados peruanos,
chilenos y bolivianos se batieron con heroismo y determinación en defensa de sus banderas.
Respeto y honor a la memoria de los hombres del Zepita, Dos de Mayo, Colorados, Amarillos,
Segundo de Línea y Esmeralda, entre tantos otros, que rindieron la vida en lo cálidos y distantes
arenales, testigos de una lucha fraticida y sin cuartel.
Esta campañ marcó igualmente el inicio de la presencia de dos de los más grandes héroes del
ejército del Perú: Andrés Cáceres y Francisco Bolognesi. Nos mostró asimismo la grandeza de
hombres como Alfono Ugarte, Ramón Zavala, Isaac Recavarren y Justo Arias Araguez, y en claro
contraste, las deficiencia en la conducción política del país.
Y es precisamente que vinculados a estos nombres, surgen dos episodios que quedaron
registrados en los anales de la historia militar del Perú: Tarapacá y Arica. El primero, reflejó la
decisión y determinación que condujo a la victoria de la infantería peruana. El segundo, el
patriotismo llevado al sacrificio personal de los oficiales y soldados que guarnecían la última
posición del país en el sur.
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El Desembarco en Pisagua o Combate de Pisagua es una acción bélica en el marco de laGuerra del
Pacífico, ocurrida el 2 de noviembre de 1879. Se trata de una operación de desembarco de tropas
chilenas que dio comienzo a la campaña terrestre de la guerra en territorio peruano. La operación
culminó con la ocupación de Pisagua, pese a la decidida defensa de los aliados.
Antecedentes: Luego de que la marina del Perú perdiera el monitor Huáscar en
el Combate Naval de Angamos, el mando chileno decidió dar inicio a la campaña terrestre
con la invasión del Departamento de Tarapacá.
Dada la concentración del ejército aliado tanto en Iquique por el sur como en Tacna el
Ministro de Guerra chileno, Rafael Sotomayor, decidió que se desembarcaría en el puerto
de Pisagua, localizado entre ambas concentraciones aliadas, con el fin de cortar las
comunicaciones entre Iquique y Tacna.
La costa peruana era amplia y resultaba imposible defender cada puerto. Chile decide
incursionar en el pequeño puerto de Pisagua que se defendía con dos cañones de 100
libras,5 uno a cada extremo de la bahía, y 217 guardias al mando del teniente
coronel Isaac Recavarren. El 26 de octubre, desde Iquique, llegaba el general Juan Buendía
de inspección por la costa peruana y estuvo presente en el combate en Pisagua.
Combate: Para esta operación, se sumaron 9.500 hombres, pero para el desembarco en Pisagua
se destinaron 4.890 soldados, otro tanto fue enviado a Junín (2.175 hombres) y el resto quedó en
la reserva de la flota.
A las 5:00 de la mañana se divisan desde la costa en Pisagua las luces de 19 barcos chilenos, por
lo que Isaac Recavarren decide llamar a los batallones Victoria e Independencia al mando
de Pedro Villamil, con 964 bolivianos, que se encontraban en las alturas Alto Hospicio para reforzar
el puerto.
La defensa de los aliados ubicó a los soldados entre las rocas, línea que recorría Isaac Recavarren
a caballo para impartir órdenes.
A las 7:00 de la mañana, se inicia el bombardeo a las dos baterías de tierra y poco después se
disponen tropas chilenas en chalupas de desembarco.
Al llegar a Pisagua, el blindado Cochrane, al mando del Comandante Juan José Latorre y la
corbetaO’Higgins a cargo del Capitán Jorge Montt atacaron el fuerte sur, mientras que al fuerte
norte lo atacaron la cañonera Magallanes y la goleta Covadonga. El fuerte norte sólo pudo
contestar un solo disparo antes de quedar inutilizado. El fuerte sur mantuvo sus fuegos durante un
tiempo mayor, pero fue finalmente inutilizado por la artillería naval chilena.
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3. La guerra del pacifico: campaña del sur 2012
A las 8:00 de la mañana se dio inicio a la operación de desembarco. Se embarcaron la 1ª y 3ª
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compañías del regimiento Atacama, al mando del subteniente Rafael Torreblanca, y dos
compañías del regimientoZapadores comandadas por Manuel Villaroel, de las cuales lograron
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llegar hasta la playa unos 450 hombres. Los peruanos se replegaron ordenadamente, pero los
bolivianos no pudieron mantener el orden en su acción de toma de posiciones. Sin embargo,
problemas de coordinación en el ejército de Chile retrasaron el desembarco permitiendo a las
tropas peruanas reagruparse y tomar mejores posiciones defensivas, lo que dificultó el avance de
los atacantes. Pese a la defensa, las tropas atacantes logran tomar las trincheras peruanas y
comienzan la penetración hacia el interior. Las embarcaciones chilenas, entre tanto, regresaban a
su escuadra en busca de una segunda oleada.
A las 10:00 de la mañana, tras tres horas de combate, las baterías fueron inutilizadas, lo que
posibilitó al fin el avance de las lanchas chilenas protegidas por la artillería naval. La defensa aliada
repelió este desembarco lo que se tradujo en descoordinaciones en los oficiales chilenos que
proponían desembarcar en Junín o en Pisagua Viejo o en Ilo pensando frustrado este primer
desembarco.
Tras la primera oleada de asalto, logró embarcarse una segunda ola de soldados, el resto del
regimiento Atacama, más 30 soldados del 2° de Línea bajo las órdenes de Emilio Larraín y tres
compañías del Buin, estos últimos al mando del teniente coronel José María del Canto
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Arteaga, mientras los blindados se acercaban a la costa para reducir la defensa. Montones de
carbón y sacos salitre servían de parapeto a los aliados. Isaac Recavarren decide el repliegue de
la defensa ante la segunda carga chilena y el incendio del carbón y salitre que servía de defensa.
A las 14:00 se produce el desembarco en Junín, informado ante ello Recavarren decide replegar
los restos hacia la estación de San Roberto.
El ascenso hacia posiciones más favorables por parte de los chilenos fue muy difícil, dada las
condiciones del terreno y la defensa de los aliados. La sucesiva incorporación de tropas chilenas
permitieron tomar finalmente las alturas, llegando hasta la pampa del Hospicio en la cumbre de la
meseta.
Con la artillería de los buques se atacó el ferrocarril y los montones de carbón y salitre, donde se
mantenían parapetadas gran parte de las tropas aliadas. Las granadas navales encendieron el
salitre y comenzaron los incendios.
Desenlace: Debido a los incendios y a lo tóxico del humo, los aliados retrocedieron cerro arriba y
el segundo desembarco chileno pudo concretarse con éxito, llevando cerca de 100 hombres
del Atacama, del Zapadores, del 2º de Línea y del Buin, quienes se incorporaron a los primeros
grupos y cayeron sobre las tropas en la cumbre, derrotándolas en toda la línea. Al llegar el tercer
desembarco chileno, el conflicto había terminado. A las tres de la tarde, el Teniente Rafael
Torreblanca iza la bandera de Chile en un poste de Alto Hospicio.
A las 16:00 finalmente abandonan Pisagua Isaac Recavarren y su ayudante Del Mar y los últimos
defensores. Llegan a San Roberto a las 16:30 donde se encontraba Juan Buendía. Después de un
reconocimiento a los defensores y vivas a Bolivia y el Perú, inician la marcha a San Francisco.
Las bajas chilenas fueron de 58 muertos y de 155 heridos en el ejército y 10 muertos y 17 heridos
en la armada; las de los aliados fueron calculadas en 200 entre muertos y heridos.
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Las tropas chilenas comenzaron a tomar posiciones en los cerros de Dolores a la espera de las
tropas aliadas que venían desde Iquique, los cuales debían encontrarse con fuerzas venidas desde
Arica al mando del General boliviano Hilarión Daza junto al cual acorralarían a los chilenos.
En los cerros Dolores y Tres Clavos estaba en espera del enemigo los soldados chilenos, con
artillería en las cumbres y las tropas distribuidas por las laderas.
Entre los regimientos chilenos, se encontraban el Coquimbo, 4º de Línea, Atacama, los jinetes del
Cazadores y Granaderos, todos al mando del coronel Emilio Sotomayor.
Las tropas aliadas ya estaban en camino.
La noche del 18 de noviembre, se reunía el general Buendía con sus oficiales para planear el
avance hacia Dolores. La idea inicial era dividir las tropas en tres secciones para el combate.
La primera sección, al mando del general Bustamante, estaba integrada por su división, la
división Dávila y Villegas.
La segunda sección, al mando del coronel Manuel Suárez, integrada por la división Velarde, la
Villamil y artillería.
La tercera sección, al mando del coronel Andrés Cáceres, integrada por su división y la
Bolognesi.
Al amanecer del 19, las tropas aliadas llegan a la loma de Chinquiquiray, desde donde observan a
los chilenos en la cima del cerro San Francisco. El general Buendía quería atacar ese mismo día y
citando a sus oficiales les propuso su plan.
El ejercito aliado alcanzaba los 7.400 hombres, compuestos por 4.200 peruanos, 3.200 bolivianos,
18 cañones contra los 6.000 chilenos y 34 piezas de artillería
Una vez realizado el despliegue del ejercito aliado con la primera sección a la derecha mandada
por Buendía, la segunda por la izquierda al mando de Suárez y la de Cáceres en reserva tras las dos
anteriores, se aprestaban al ataque. Pero cometieron el primer error, pues no atacaron
inmediatamente, deteniéndose por orden del alto mando que se oponía a avanzar en espera de
instrucciones del general Daza que debería llegar desde el norte, lo que nunca ocurrió, debido que
el presidente boliviano marcho con sus tropas de vuelta a Arica. Las tropas desmoralizadas
debieron esperar al próximo día para iniciar el ataque.
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Pero un hecho fortuito iba a hacer que los planes cambiaran. Los soldados de Zepita que se
encontraban en la aguada del Porvenir comenzaron una pelea entre ellos, en la cual se escapo un
tiro de fusil. La artillería chilena, al sentirse atacados dispara sobre los aliados con su artillería,
dando comienzo a la batalla.
Las dos tropas de guerrilla peruanas se lanzaron al frente escalando los cerros sobre las posiciones
chilenas. Cada vez que se acercaban a la Artillería chilena, el Atacama con bravura y decisión los
hacían retroceder, y cuando en cierto momento eran sobrepasados, el Coquimbo acudió en su
apoyo.
La división boliviana Villamil, que marchaba por el oeste del cerro San Francisco, con la intención
de rodear las posiciones enemigas, debió parar a mitad de camino, siendo atacada por fuego
desde el cerro Dolores, desordenando la formación y desbandando la tropa huyendo rumbo a
Oruro y abandonando a las tropas peruanas.
Mientras tanto dos compañías del Zepita y del Illimani eran obligados a retroceder por los
chilenos.
Repetidas veces trataron las tropas peruanas de apoderarse de las piezas enemigas, pero siempre
fueron repelidas.
Avanzada la tarde, cuando todo había concluido y el desastre para las tropas aliadas estaba
consumado. El Coronel Suárez, profundamente abatido, quiso mandar a la caballería en busca de
los desertores, pero reparo en que la caballería con sus jefes también se habían retirado e incluso
ni el comandante en jefe fue encontrado.
Finalizada la Batalla con otro triunfo para el Ejercito chileno, se reunieron los oficiales peruanos
Bolognesi, Castañon, Dávila y Cáceres decidiendo emprender la retirada hacia Arica por Tiliviche
esa misma noche, tomando el camino que los llevaría hasta Tarapacá.
Antecedentes:
Situación chilena: Al día siguiente del desembarco chileno en Pisagua, fue enviado el Teniente
Coronel de la Guardia Nacional chilena don José Francisco Vergara, junto a cinco oficiales a San
Roberto, ya que se tenían noticias que en el lugar se concentraba un contingente aliado de unos
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6.000 soldados, pero retornaron sin encontrar nada. A su vuelta, Vergara le sugiere al General
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Erasmo Escala realizar un reconocimiento mayor en la zona, por lo que fue enviada
al desierto una partida de exploración con el fin de comprobar la retirada aliada y establecer zonas
de seguridad y de aprovisionamiento de agua para el resto de las tropas.
Esta partida estaba a cargo del mismo Vergara, compuesta por un escuadrón del Regimiento
Cazadores a Caballo, formado por 175 jinetes bajo el mando de los capitanes Sofanor Parra y
Manuel Barahona. Al llegar a la estación de Dolores y encontrar sus instalaciones intactas, informó
de su hallazgo a Escala, instándole a enviar tropas hacia el lugar.
Situación aliada: Buendía había ordenado reunir a las tropas aliadas en Agua Santa luego del
desembarco chileno, mientras se dirigía hacia Pozo Almonte. En ese camino se encontraba un
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grupo de 90 jinetes aliados que habían partido de Iquique en misión de exploración, los jinetes
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bolivianos no contaban con sables sino unicamente con carabinas. Esta fuerza de caballería
pertenecía a los regimientos Húsares de Junín y Húsares de Bolivia, comandados por el Teniente
Coronel peruano don José Buenaventura Sepúlveda y el Capitán don Manuel María Soto,
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respectivamente.
Sepúlveda dispuso el descanso de la tropa estableciendo vigías cuando llegaron a Germania a las
15:45 del 6 de noviembre. Poco tiempo después los vigías alertaron de la cercanía de un pelotón
chileno que era de avanzada.
Trivia: El comandante peruano José Buenaventura Sepúlveda era hijo de un oficial chileno que
habiendo realizado la campaña contra la Confederación Perú-Boliviana en 1838 habiase quedado
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a vivir en el Perú tras casarse con una dama limeña.
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