Las momias más antiguas del mundo son las Momias Chinchorro de Chile, datadas hace unos 9,000 años. Otras momias antiguas incluyen los Cuerpos de Pantano de Irlanda, con 4,000 años de antigüedad, y las momias de Papúa Nueva Guinea, donde aún se practica la momificación. Algunos monjes budistas lograban la auto-momificación mediante dietas extremas y venenos para preservar sus cuerpos después de la muerte. Las momias egipcias, embalsamadas hábilmente, son las más fam
1. Las momias más antiguas del mundo
En los últimos años se han realizado investigaciones arqueológicas donde han resultado como
hallazgos únicos en la historia asi tenemos que Científicos polacos están por iniciar lo que, según
afirman, será el estudio científico de momias egipcias más grande del mundo. El proyecto, basado en
Varsovia, examinará 42 momias con el objetivo de buscar pistas de enfermedades antiguas,
identificar la ocupación de los difuntos, e incluso determinar si eran zurdos.
Aun cuando las momias de Egipto son, indiscutiblemente, las mejor conocidas, culturas del mundo
entero han encontrado métodos creativos para preservar a sus muertos.
He aquí algunas otras momias del mundo –incluidas algunas que quizás nunca has oído mencionar-
y su extraño camino hacia la pesado-inmortalidad.
Cuerpos de pantano
Irlanda es célebre por sus cuentos de duendes y hadas, pero algo mucho más extraño se oculta en la
bruma: los cuerpos de pantano.
Hace cientos de años arrojaron cadáveres a los pantanos de Irlanda, y ese ambiente hostil los
preservó. Debido a la falta de oxígeno de los pantanos, las bacterias que consumen los cuerpos no
pudieron desarrollarse y eso permitió que los cadáveres se conservaran durante siglos.
En 2011 se recuperó el más reciente de los cuerpos de pantano irlandeses y con 4,000 años de edad,
es el cuerpo de pantano más antiguo de que se tiene registro; incluso 500 años más viejo que el rey
Tutankamón de Egipto.
El pantano puede revelar mucho sobre el estilo de vida, la dieta y las condiciones de subsistencia de
un individuo, pero también destruye el ADN, de manera que es imposible determinar el linaje de los
cuerpos. Algunos científicos creen que los cuerpos de pantano irlandeses fueron reyes asesinados
violentamente y arrojados al pantano, porque no pudieron proteger a sus pueblos de enfermedades o
hambrunas.
Nadie imaginó que los cadáveres se conservarían durante milenios.
Las momias más antiguas del mundo
Las momias Chinchorro de Chile son las momias intencionalmente creadas más antiguas del mundo.
Los chinchorro fueron un pueblo de pescadores que vivió hace unos 9,000 años, en la costa de lo que
hoy es el sur de Perú y el norte de Chile.
El cementerio chinchorro más famoso se encuentra en Chile, acunado entre las ciudades de Arica y
Cobija, donde los restos, denominados “Momias Negras”, permanecieron escondidos durante
milenios. Las Momias Negras recibieron ese nombre debido a que los cuerpos estaban cubiertos con
una capa de manganeso negro, un metal parecido al hierro.
Para crear una Momia Negra, los embalsamadores chinchorro cortaban la cabeza, los brazos y las
piernas, sacaban las vísceras y todos los tejidos, y a menudo extraían el cerebro por un orificio en el
cráneo. Arrancaban la piel del cuerpo y luego volvían a colocarla, como quien se quita y se pone un
calcetín, reveló un estudio de 1995 publicado en la revista Latín American Antiquity. Terminaban el
proceso introduciendo carbones ardientes en la cavidad torácica para secar el cadáver.
Después, reconstruían el cuerpo con palos y pelo animal, y lo cubrían con ceniza blanca. Como
toque final, cosían una melena corta de pelo negro al cuero cabelludo y pintaban de negro el cadáver
con manganeso.
Nadie sabe por qué los chinchorro momificaban a sus muertos. Es posible que creyeran en una vida
en el más allá, o quizás desastres naturales como terremotos y El Niño los orillaran a practicar
rituales mortuorios y la veneración de ancestros.
Momias del siglo XXI
Algunos aldeanos de Papúa Nueva Guinea siguen momificando a sus antepasados.
Al morir, colocan el cuerpo en una choza y lo ahúman hasta que la piel y los órganos internos se
desecan. Luego, cubren los restos con arcilla roja, la cual mantiene su integridad estructural, y luego
los colocan en un altar selvático.
2. Los familiares bajan los cuerpos de los altares para celebraciones importantes, y suelen visitar a las
momias para consultar con sus antepasados.
En 1907, el explorador británico Charles Higgins documentó por primera vez las momias de Papúa
Nueva Guinea. En la década de 1950, misioneros itinerantes intentaron desalentar la práctica, pero
todavía hay aldeas donde ahúman a los antepasados reverenciados que fallecen.
Cómo convertirte en momia
Algunos de nuestros antepasados no querían depender del embalsamador, así que se hacían cargo de
todo mediante la auto-momificación.
La práctica, extenuante y mortal, fue adoptada por monjes budistas de Japón, China e India. Algunos
creían que el resultado final les conferiría poderes especiales; otros pensaban que un día
despertarían, como de un sueño. Los monjes que aspiraban a lograr la auto-momificación se
restringían a una dieta de nueces y semillas durante unos tres años y luego, pasaban otros tres años
comiendo nada más que corteza y raíces. El objetivo era eliminar toda la grasa del cuerpo y así,
cuando murieran, las bacterias que se alimentan de cadáveres tendrían menos qué comer.
Esta dieta fue iniciada por el Gran Maestro budista Kûkai, de quien se dice que renunció a todos los
granos de cereales antes de auto-momificarse en una cueva de piedra, según un artículo de 1962
publicado en la revista History of Religions.
Después, los monjes bebían un té venenoso, el cual les hacía vomitar repetidamente hasta que
perdían los líquidos corporales restantes. La falta de agua en sus cuerpos y el veneno que circulaba
en sus venas también harían más difícil que las bacterias descompusieran el cadáver.
Al aproximarse su fin, los monjes se mudaban a una tumba, armados solo con un tubo de aire y una
campana. Aquellos devotos meditaban y sonaban la campana cada día para hacer saber a los demás
que seguían vivos. Cuando la campana dejaba de sonar, se interrumpía el suministro de aire, y se
sellaba la tumba.
Pese a todo ese trabajo, no todos los intentos de auto-momificación fueron exitosos. De hecho,
parece que la mayoría de los monjes fracasó, y sus cuerpos se descompusieron.
Hoy día, los líderes religiosos budistas desalientan la auto-momificación, aunque es una práctica que
ha existido desde, al menos, el siglo XII, y los científicos siguen encontrando más de esas momias;
se conocen, por lo menos, 24 de ellas. En 2015, un equipo de investigadores descubrió a un monje
budista auto-momificado dentro de una estatua del Buda, en China.
Momias egipcias clásicas
Acurrucadas en sus pirámides y protegidas por “maldiciones”, las momias egipcias son famosas en
los mundos de la realidad y la ficción.
Celebrados por los investigadores porque ofrecen una ventana hacia el pasado, y explotados por el
sensacionalismo de Hollywood, los cadáveres de Egipto son la crema y nata de las momias.
Los egipcios eran embalsamados mediante un proceso que solía durar 70 días. Los sacerdotes
licuaban el cerebro y lo drenaban por la nariz. Extraían todos los órganos internos y los depositaban
en jarros individuales, excepto el corazón, que permanecía en su sitio porque los egipcios antiguos lo
consideraban parte integral de la esencia e inteligencia de una persona.
A continuación, secaban el cuerpo con natrón, un tipo de sal, y lo envolvían en cientos de metros de
lino. Una vez completamente momificado, el cuerpo se depositaba en su tumba junto con pinturas o
reproducciones de alimentos y amuletos; todo cuando el personaje podría necesitar para la vida en el
más allá.
Los egipcios creían que el cuerpo momificado era el asiento del alma o espíritu. Si el cuerpo se
destruía, el espíritu podía perderse”, explica el sitio Web del Instituto Smithsoniano.
Este tipo de momificación era tan exitoso que, incluso ahora, seguimos aprendiendo de los cuerpos
de egipcios muertos hace miles de años.
Y continúa la búsqueda de momias. En estos momentos, un equipo de científicos está explorando la
tumba del rey Tutankamón, donde algunas pistas sugieren que puede haber una puerta que conduce a
una segunda tumba oculta. El arqueólogo Nicholas Reeves cree que dicha tumba podría contener los
restos de la suegra de Tutankamón, la legendaria Nefertiti.
Fuente: Mollie Bloudoff-Indelicato
Ronald Ramírez Olano