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SALUDO:
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.Amén.
Queridos niños y niñas (queridos jóvenes, queridos padres...): Todos los que hoy nos
encontramos aquí somos Sembradores de Estrellas, porque queremos transmitir a los demás
la alegría que supone ser amigo de Jesús. Por eso, vamos a salir por las calles y, con nuestros
cantos y nuestra sonrisa, sembraremos estrellas en el corazón de las personas que se crucen
con nosotros. Y lo haremos en nombre de todos los misioneros que están llenando tantos
rincones del mundo con la alegría del Evangelio. En un momento de silencio, pedimos a Dios
la fuerza necesaria para emprender con ilusión la misión de anunciar que Jesús nace para
todos en Navidad.
PERSONAJES: narrador, sirvientes, reyes, pastores, María, José, estrella
NARRADOR:
Melchor había dejado preparadas todas sus cosas para salir de noche. Entonces podría volver
a ver aquella estrella que tanto le intrigaba y que parecía querer indicarle algo.
Al terminar la tarde, Melchor seguía acompañado de sus sirvientes, que no hacían más que
preguntar:
SIRVIENTES: "¿Dónde vamos, alguien lo sabe?".
NARRADOR: Pero ni siquiera el propio Melchor, con toda su sabiduría, era capaz de
averiguarlo; sólo respondía:
MELCHOR: "Esa estrella nos guiará hasta nuestro destino".
NARRADOR:
Y confiando en el sabio, los pajes no volvieron a preguntar.
Gaspar y Baltasar, otros dos sabios, también habían abandonado sus reinos con la misma
intención.
Cierto día los tres se encontraron en un oasis. Entre todos descubrieron que la estrella quería
indicarles el lugar en el que nacería un gran rey, el Rey de Reyes. Fueron así aproximándose a
su destino, imaginando el reino al que la estrella les guiaba, seguramente un reino poderoso,
con un gran ejército y lujosos palacios.
Pronto advirtieron que nadie más se unía a su viaje. Parecía que solo ellos conocían la noticia
del nacimiento del Rey de Reyes. Solo la última jornada encontraron compañía: humildes
pastores y campesinos. Baltasar les preguntó:
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BALTASAR: ¿A dónde os dirigís?
PASTORES:
Un ángel del Señor nos dijo que ha nacido el Salvador. Es un niño envuelto en pañales y
acostado en un pesebre
NARRADOR: -contestó un pastorcito con voz temblorosa.
Baltasar quedó desconcertado. Parecía extraño que un rey, el más importante que la
humanidad vería nacer, esperara la llegada de los sabios acostado en un pesebre.
De pronto Melchor anunció:
MELCHOR: "La estrella ha parado".
NARRADOR: En el horizonte se distinguía un pueblo, pero ninguna torre de ningún palacio
suntuoso presagiaba la presencia en aquella aldea del Rey de Reyes. Entonces Melchor habló:
MELCHOR: –El pastorcito dijo la verdad. El rey que estábamos esperando es un niño acostado
en un humilde pesebre; no será el más rico entre los hombres, pero su vida será la más grande
entre los hombres.
NARRADOR: Admirados por este misterio, llegaron hasta un portalillo. Allí, emocionados, con
las manos temblorosas, conscientes de que su sabiduría no había sido capaz de comprender
aquel misterio, ofrecieron sus regalos al niño.
GASPAR: Solo al escuchar al pastorcito hemos entendido que el Rey de Reyes ha renunciado a
las riquezas y al poder de este mundo para nacer entre los humildes.
NARRADOR: Los sabios regresaron a sus reinos sin detenerse a explicar a nadie todo lo
sucedido.
El Señor había querido que ningún hombre en la tierra del Rey de Reyes, excepto los pastores,
supiera del gran acontecimiento: el nacimiento de Jesucristo.
Desde aquel día, todos los años recordaban a Jesús, preparando sus corazones para celebrar
aquella fecha y dando gracias a Dios por haber sido elegidos para adorar a un niño que dormía
en un pesebre.
También a ti Dios te llama para adorar a su Hijo, el niño Jesús. Y tú, ¿qué puedes ofrecerle?
Al terminar el cuento se colocan al lado de María y de José con el niño
Breve silencio
PETICIONES: (Respondemos todos: "Ayúdanos a llevar tu luz a los demás" Al leer cada
petición otro niño coloca una vela encendida que lleva el nombre de los continentes.
1. Para que nadie se quede sin saber que en Navidad Tú naces para todos.
Ayúdanos a llevar tu luz a los demás.
2. Porque muchos hombres y mujeres viven tristes sin descubrir la alegría de tu amistad.
3. Ayúdanos a llevar tu luz a los demás.
3. Por todos los niños del mundo que sufren a causa del hambre, de la guerra, de la
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enfermedad.
Ayúdanos a llevar tu luz a los demás.
4. Para que, sembrando estrellas, seamos auténticos misioneros y llenemos el mundo de
amor y paz.
Ayúdanos a llevar tu luz a los demás.
5. Para que, siempre haya misioneros que lleven el Evangelio, la Buena noticia a todos
los lugares del mundo. .
Ayúdanos a llevar tu luz a los demás.
(Se explica cómo sembrar las estrellas).
ENVÍO:
Antes de salir a sembrar estrellas, presentamos a Jesús nuestro propósito de ser auténticos
misioneros. Lo hacemos diciendo:
"Sí, quiero".
¿Queréis llenar las calles de alegría, de amor y de ilusión?
SÍ, QUIERO.
¿Queréis anunciar a todos que Jesús viene a nacer en nuestro corazón?
SÍ, QUIERO.
¿Queréis llevar el amor de Dios a todos los que viven tristes, solos y olvidados?
SÍ, QUIERO.
En nombre de Dios os bendigo. Salid a las calles y a vuestras casas, y llenadlas con la alegría de
vuestra fe. Sembradores: ¡a sembrar estrellas!
CANTO:
Mientras se entregan las estrellas a los responsables de cada grupo
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ORACIÓN FINAL:
Amigo Jesús: aunque soy pequeño,
Tú confías en mí para cambiar el mundo,
convirtiendo en gestos misioneros
las cosas sencillas de cada día.
Tú me invitas a compartir
y a pensar en los demás;
a rezar con confianza
y a hablar de Ti a mis amigos;
a ser un niño que ayuda a otros niños,
alegre, agradecido y generoso.
Tu Madre, la Virgen María,
nos enseñó a hacer lo que Tú nos digas.
Por eso, yo quiero escucharte y seguirte,
y ayudar a que te conozcan mis hermanos,
los niños de los cinco continentes.
Te pido que me ayudes a lograrlo
por medio de Santa Teresa del Niño Jesús,
Patrona de las Misiones.