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Riquezas versus felicidad
1. Riquezas versus felicidad: Una relacion de amor – odio
Autor: Paulo Arieu
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El conflicto con las riquezas y los bienes materiales es uno de los asuntos más difíciles de
resolver para un ser humano en las actuales sociedades materialistas, además de ser un
importante dilema ético filosófico (ricos muy ricos vs pobres muy pobres). Y no nos
equivocamos al decir que es una relación de amor – odio, ya que muchas veces odiamos las
riquezas cuando vemos todo el mal que con ellas se hace, pero las amamos porque no escapamos
a la ambición que despiertan en nuestros corazones. Porque muchas son las tentaciones que las
personas atraviesan para conseguir su objetivo: hacer dinero; como si esto fuese el único
propósito que tiene el ser humano en la vida para conseguir la felicidad. Yo bien recuerdo como
si fuese ayer, cuando vivía en Republica Dominicana, cuando muchas veces, por diversas
razones, me sucedió no tener dinero para cubrir mis gastos. Y recuerdo haber orado a Dios
insistentemente hasta que El me proveyó la salida. Y que feliz me podía sentir cuando de esa
manera tan sobrenatural, Dios podía cubrir mis expectativas humanas, no debiendo nada a nadie.
Para ilustrar de manera reflexiva estas vivencias, se puede comentar que en los sermones
religiosos de las Iglesias, es común oír las enseñanzas del libro del evangelio según San Mateo,
2. un seguidor de Jesús, cuyo oficio había sido ser recaudador de impuestos. Mateo, hace muchos
siglos atrás, oyó al Señor Jesucristo un día decir que no era bueno hacerse muchos tesoros
terrenales, advirtiendo además de los riesgos de olvidar este sabio mandato:
“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde los ladrones
minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo (los valores del Reino que se llevan en el alma:
veracidad, sinceridad, honradez, generosidad, fortaleza, etc.), donde ni la polilla y ni el orín
corrompen y donde ladrones no minan ni hurtan, (nadie puede dañar los tesoros del Reino
que tiene alguien en el alma, si la persona no permite). Porque donde esté vuestro tesoro, allí
estará también vuestro corazón” (si nuestro tesoro son las riquezas, en nuestro disimulo,
podemos usar a Dios para obtenerlas; si es la fama y el poder, también podemos usar a Dios
para obtenerlos. Aparentando tener el corazón puesto en Dios, lo usamos como “pantalla”
para poder tener el corazón puesto en las riquezas, la fama y el poder (Mateo 6:19-21).
Pero es justo reconocer que siempre han habido personas que han intentado resolver este
conflicto ético por medio de una trampita mental, diciendo que solo desean tener un poco de
riquezas, pero que no solo las desean para ellas, sino también para ayudar a los pobres y a su
familia; pero esas personas ignoran que la Biblia dice que: “Ninguno puede servir a dos
señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro”. Lo que quiere decir que son dos contra
uno: Dios y la persona contra el dinero, o el dinero y la persona contra Dios. “No podéis servir a
Dios y a las riquezas” (Mateo 6:24). Muy profundas palabras fueron las que expreso Jesus en
esos versiculos. Tan distintas son estas palabras del mensaje que se escucha a diario en esta
sociedad tan material. La palabra riqueza que usa el Senor Jesús, en griego es “Mammón”. Este
vocablo es de origen sirio caldeo para el dios del dinero, que en esas culturas es el mismo
nombre que se le da al demonio. Significa que el esclavo de Mammón servirá a Mammón
3. creyendo y pretendiendo obedecer a Dios. !Que engaño perfecto realizan las riquezas en las
mentes de los seres humanos!
También es posible citar los resultados de un estudio científico realizado en el año 2010, por el
psicólogo Angus Deaton y el economista ganador del Premio Nobel Daniel Kahneman, para
analizar las respuestas de 450.000 personas sobre su estado de ánimo, su satisfacción con la vida
y su nivel de ingresos. El resultado arrojó que, en promedio, la felicidad sí aumenta mientras el
nivel de ingresos sube, pero este efecto sólo se percibe hasta que se alcanzan ingresos cercanos a
los $75,000 dólares por año. De ahí en adelante, la felicidad y la satisfacción hacia la vida no
parecen aumentar (Ochoa, 07-12-2012).Además, en otra investigación similar, un profesor de la
Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard llamado Michael Norton, reveló los últimos
estudios respecto a cómo el dinero gastado en las demás personas hace más feliz a una persona
que cuando se lo gasta egoístamente en ella misma. El realizó un sencillo experimento, en el que
le dio a los participantes 5 dólares y le pidió a una mitad que lo gastarán de manera personal y a
la otra mitad que lo gastaran compartiéndolo con alguna otra persona. El resultado unánime, fue
que aquellas personas que lo gastaban en los demás se sentían mucho más felices que aquellas
que no lo habían hecho. El efecto fue el mismo tanto en Uganda como en Canadá (donde se
realizó el experimento), obteniendo exactamente los mismos resultados.(Ochoa,07-12-2012).
Seguramente el derroche de dinero de muchos de los países occidentales contrasta bruscamente
con la pobreza de muchos de los países llamados del Tercer Mundo. Lamentablemente, la ciencia
aun no encuentra la manera de repartir los ingresos a nivel per cápita de una manera más
equitativa. El teólogo británico John Stott cita al doctor John Klotz, ecologista norteamericano,
quien afirmó que “la ciencia no puede hallar una forma de extender el nivel de vida del hombre
occidental moderno a todo el mundo” [Ronald Higgins, The Seventh Enemy, 1978,Pag.
4. 5].(Stott,Pag. 154).Es tan grande el poder de las riquezas, que puede atrapar del todo el alma del
hombre y hacer que la palabra que cae en su corazón caiga “entre espinos y se haga infructuosa”.
Es por este motivo que aquella persona que se dedica a amontonar riquezas terminará viviendo el
conflicto entre Dios y las riquezas. Y a menos que el encuentro con el Señor sea la motivación
primordial y la decisión fundamental de su vida, las riquezas terminarán por separarlo del Señor.
Porque “…¡cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!” (Marcos
10:23).
A modo de conclusión, pienso que teniendo lo justo para vivir, deberíamos ser personas felices.
La verdadera felicidad no consiste en tener muchos bienes de este mundo, sino en tener la
certeza de que nuestros pecados han sido perdonados. Porque a aquel cuyos pecados le han sido
perdonados, se le permitirá entrar a habitar al reino de los cielos luego que parta de esta vida
material. Pero a aquel cuyos pecados no le han sido perdonados, solo le queda esperar un terrible
juicio de condenación eterna. A pesar de la mentira que las personas se digan, de los subterfugios
que se busquen, de los argumentos que se den, esta conflictiva sentencia de Jesús se hace
realidad: el que se dedica a obtener riquezas se separa de Dios, porque “las preocupaciones del
mundo y el engaño de las riquezas ahogan la Palabra y se hace infructuosa” (Mateo
13:22b). Porque todo el mundo conoce que aquel ser humano que tiene riquezas, ya no necesita
confiar en Dios, dado que confía en sus riquezas. No se necesita confiar en que el Señor proveerá
el mañana de esta vida, porque ya lo tiene asegurado; ni la comida, el estudio, el techo y la
educación de sus hijos, porque ya lo tiene asegurado. El que tiene riquezas, no tiene espacio para
que el Señor trabaje en su vida, por eso es que “¡…difícil les es entrar en el reino de Dios, a los
que confían en las riquezas!” (Marcos 10:24). ¡Qué gran conflicto para los que tiene dinero y
quieren también servir al Señor!, porque el encuentro con el Señor, y la opción definitiva por El,
5. necesariamente producen conflicto. Y a los que no tienen dinero, y quieren tenerlo, también se
les produce el mismo conflicto. Desde que tuve que aprender a contentarme con el dinero que
tuviese, sea este mucho o poco, aprendí que la felicidad no es tener los bolsillos llenos de
billetes, sino que la felicidad es poder confiar en Dios quien nos ayuda y nos provee para nuestro
sustento diario. Y también aprendí que es bueno estar contento con lo que hoy pude obtener
trabajando con mi esfuerzo. Realmente ahora puedo comprender mejor esa sabia enseñanza de la
Biblia que dice que todas las cosas ayudan a bien a aquellas personas que aman a Dios. Porque si
alguna persona ama a Dios, El la conoce y cuida de él, como también cuida el Señor de las aves
del campo. Y no tengo ninguna duda de que el viejo dilema riquezas versus felicidad, es una
relación de amor – odio.
¡Dios te bendiga!
Referencias Bibliográficas
Imagen n0. Ochoa, Rodolfo.(07-12-2012).¿El dinero no compra la felicidad? Lo que la ciencia
tiene que decir. Recuperado de http://www.ojocientifico.com/3870/el-dinero-no-compra-la-
felicidad-lo-que-la-ciencia-tiene-que-decir
Ochoa, Rodolfo.(07-12-2012).¿El dinero no compra la felicidad? Lo que la ciencia tiene que
decir. Recuperado de http://www.ojocientifico.com/3870/el-dinero-no-compra-la-felicidad-lo-
que-la-ciencia-tiene-que-decir
Stott, John R.W. La Fe Cristiana Frente A Los Desafíos Contemporáneos. (1999). Primera
reimpresión por Libros Desafío: (1999). Impreso en los EE.UU. Línea Nueva Creación P. Libros
Desafío. CRC Publications. Casa de publicaciones de la Iglesia Cristiana Reformada de
Norteamérica, Grand Rapids, Michigan, EE.UU.