2. Natanael. ¿Un hombre prejuicioso? Página nro. 1
Imagen n 1
Al leer el pasaje de Juan v.46, uno tiene la impresión que la expresión que Natanael
utiliza para responder a Felipe fue muy prejuiciosa respecto a la calidad social de la ciudad de
Nazaret:”Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y
ve.” (Juan 1:46 RV 1960). Según el Diccionario de la Real Academia Española, prejuicio:
“es una opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se
conoce mal”. John MacArthur comenta que “El prejuicio es muy feo. Las generalizaciones
basadas en sentimientos de superioridad, no sobre hechos, pueden ser espiritualmente
debilitantes” (MacArthur, 2004, Página 152). Y pienso que tiene mucha razón al opinar de
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esta manera dado que “el prejuicio aleja a muchas personas de la verdad” (MacArthur, 2004,
Página 152). Pero entiendo que la expresión de Natanael fue simplemente una expresión
de duda sincera, un sano escepticismo, más que una crítica despectiva hacia la región de
Nazaret, como opina MacArthur. El opina que para Natanael “era inconcebible que el
Mesías viniera de un lugar tan vulgar como Nazaret. Era un lugar inculto, lleno de
maldad, corrompido y habitado por gente pecadora…” (MacArthur, 2004, Página 152).
Incluso, MacArthur también comenta que esa actitud de Natanael “no era una objeción
bíblica o racional; estaba basada en la emoción y en el fanatismo. Revela el desprecio que
Natanael sentía por la ciudad de Nazaret…Sus palabras probablemente reflejen algún tipo de
rivalidad entre Nazaret y Caná… Los israelitas miraban con desprecio a los galileos, y aun
los galileos miraban con desprecio a los nazarenos” (MacArthur, 2004, Página 151). Sin
embargo, Alfred Edersheim, un judío converso al cristianismo y un erudito bíblico del
siglo XIX, expresa que:
“La idea de que la expresión de Natanael (Juan 1:46) implica una condición baja
respecto a la gente de Nazaret es infundada”. Aunque sabemos que para Dios no hay
nada imposible, Edersheim también señala que incluso hay algunos teólogos que
indican que esa expresión “sólo señala la duda de que el Mesías pudiera venir de un
lugar así” (Edersheim, 1988, Página 183). Y no tanto como MacArthur cree que
Natanael estaba despreciando a la humilde ciudad de Nazaret, olvidándose que “él
mismo venía de un lugar igualmente despreciable” (MacArthur, 2004, Página
152).Natanael era una persona completamente sincera, señalaría Jesús instantes más
adelante.
Verdaderamente, ser prejuicioso es una actitud muy fea, desagradable. Pero, ¿cuáles
eran los prejuicios sociales que había en contra de Jesús? El pastor John MacArthur los
explica, diciendo que:
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El pueblo de Israel estaba prejuiciado contra Él por ser galileo y nazareno. Tenían
prejuicios porque lo consideraban una persona sin educación y al margen del sistema
religioso. Su prejuicio se mostraba particularmente contra Su mensaje. Y su prejuicio
contra Él los alejó del evangelio. No quisieron oírle porque eran cultural y
religiosamente intolerantes (MacArthur, 2004, Página 152-153). Estas razones
impulsaron a las masas a rechazarle y negarse a aceptar su mensaje en muchas
oportunidades.
El Diccionario Bíblico de Editorial Mundo Hispano, explica que Galilea (heb., ha-
galil, el anillo o circuito, gr. Galilaia) era la más norteña de las tres provincias de Palestina
(Galilea, Samaria, Judea). Medía aprox. 83 km. de norte a sur y 50 km. de este a oeste, y
lindaba al oeste con la meseta de Akka hasta el pie del monte Carmelo. La tierra era rica y
productiva. Había importantes rutas comerciales de las caravanas que realizaban su tráfico
abundante por Galilea desde Egipto y el sur de Palestina hasta Damasco en el nordeste así
como al este y al oeste desde el Mediterráneo hasta el Lejano Oriente. Pero si leemos con
sumo detenimiento en los 4 evangelios, encontraremos, como explicó MacArthur, que
muchas personas pertenecientes a Israel rechazaron a Jesús como su Mesías debido a que
ellas eran personas muy prejuiciosas. No todos creían que el Mesías vendría de Nazaret y se
enojaban cuando oían que el Mesías y sus discípulos provenían de Galilea:
Ellos se burlaban de los apóstoles: (Galileos ignorantes, Juan 7.52).
No les gustaba que Jesús hablara contra la religión establecida en Jerusalén. Sus
prejuicios hicieron que muchos rechazaran a Jesús, incluso en su propio pueblo
(Lucas 4.22).
A Jesús lo despreciaban incluso en su propia ciudad debido a que Jose, su padre
adoptivo era un carpintero (v. 24).
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En la Sinagoga de Nazaret, donde él había crecido, luego de oírle dar su primer
sermón, se llenaron de prejuicios en su contra e intentaron matarlo (vv. 28-29).
¿Cómo se fueron alimentando esos prejuicios? El norte de Neftalí estaba habitado por
una raza mixta de judíos y paganos (Jueces 1:33). Su población israelita fue llevada al
cautiverio a Asiria y fue reemplazada por una colonia de inmigrantes paganos (2 Reyes
15:29; 17:24), de ahí que se la llamara Galilea de los gentiles (Isaías 9:1; Mateo 4:15, 16).
Durante y después del cautiverio, la mezcla predominante de razas gentiles empobreció la
adoración del judaísmo. Por el mismo motivo, el acento y el dialecto galileo era
marcadamente particular (Mateo 26:73). Los judíos del sur, de sangre más pura y tradición
más ortodoxa, los despreciaban (Juan 1:46; 7:52; cf. Isaías 42:6; Mateo 15:24). Pero la
degradación espiritual de Galilea hacía que parte de su gente sintiera necesidad del Salvador
(Douglas & Tenney). Y esa necesidad espiritual de salvación eterna fue suplida por la
persona de Jesús. La situación espiritual de Galilea y la libertad relativa de los prejuicios
sacerdotales y farisaicos pueden haber sido motivos adicionales por los cuales esta región
recibió la mayor porción del ministerio del Señor:
Jesús predicó su primer sermón publicó en la sinagoga de Nazaret en Baja Galilea,
donde él se había criado (Lucas 4:16-30).
Sus discípulos también eran de Galilea (Mateo 4:18; Juan 1:43, 44; Hechos 1:11; 2:7)
Jesús obró su primer milagro en Caná de Galilea (Juan 2:11).
Los primeros tres Evangelios presentan la mayor parte de su ministerio en Capernaúm
de Galilea, el hogar de su madurez (Mateo 4:13; 9:1).
Cuando Jesús lo vio llegar a Natanael, lo saluda muy emotivamente, diciéndole que lo
había visto debajo de la higuera, meditando y orando. Roger Caratini, un escritor, historiador
y enciclopedista francés, dice que “la respuesta de Jesús es un manera irónica que encontró
para responder a la orgullosa incredulidad de Natanael, quien al principio se burlaba de sus
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orígenes porque los montañeses galileos tienen fama de ser bien obtusos y Galilea, la de ser
una guarida de ladrones y paganos” (Caratini, 2005, Página 279). Caratini da una descripción
de las distintas características sociales de las dos regiones: Los habitantes de Galilea,
montañeses con fama de ser personas refractarias y los habitantes de la Galilea, eran famosos
por ser una guarida de personas paganas y de mal vivir. Pero no pienso que haya sido
intención de Natanael ser despectivo comparando ambas zonas geográficas, como lo entiende
Caratini. Más bien, Natanael estaba mostrándose un poco escéptico con Felipe dado que
ningún profeta importante había salido de Nazaret y las profecías apuntaban a Belén. Leemos
en el Antiguo Testamento, en Miqueas 5:2, que el profeta Miqueas esta prediciendo que Jesús
nacerá en Belén y en Mateo 2:4–6, donde Mateo revela que los escribas sabían que Belén era
el lugar de nacimiento que se había profetizado para el Mesías.
No, Natanael no era una persona tan prejuiciosa como algunos teólogos así lo
entienden. Antes bien, él era una persona que conocía bien las Escrituras. El acostumbraba a
escudriñarlas de continuo, y meditar en ellas bajo las ramas de alguna higuera. Ser
prejuicioso es una actitud bastante fea, muy común en aquellos tiempos y en los nuestros
también. Los prejuicios llevaron a muchos en aquellos momentos en Jerusalén a rechazar
fatalmente al Mesías. Natanael no parece ser la clase de persona prejuiciosa que se está
acostumbrado a ver enfrentado a Jesús, como eran los fariseos. Pero no cometamos nosotros
también el mismo error de los farseos; que no nos cieguen los prejuicios, impidiéndonos ver
como son las cosas en realidad, dándole lugar a nuestra humana insensatez. Santiago,
hermano del Señor nos advierte para que obremos sabiamente. En Santiago Cap. 1 vv. 22-27,
el Señor nos advierte que:
“Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a
vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella,
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éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque
él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira
atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor
olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. Si
alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su
corazón, la religión del tal es vana.”
Dios nos advierte con estos versículos, exhortándonos, para que no seamos personas
que tan solo escuchan superficialmente la Palabra de Dios, pero nunca se acuerdan de ir a
ponerla en práctica, ni siendo de la clase de personas que vagan por este mundo de manera
insensata. No seamos prejuicios y no nos llenemos de orgullo y altivez de manera que pronto
nos olvidemos todas aquellas cosas que Dios nos enseña en Su Palabra respecto a nuestro
Salvador Jesús.
¡Dios lo bendiga!
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Bibliografía consultada
Caratini, Roger. Jesús. Traducción de Silvia Kot. (2005). Editorial El Ateneo. Buenos Aires.
Argentina.
Douglas, J.D. & Tenney, Merrill. Diccionario Bíblico. Editorial Mundo Hispano, Diccionario
Bíblico A-M.
Edersheim, Alfred. La vida y los tiempos de Jesús el Mesías -Tomo 1. (1988). Editorial Clie.
Barcelona, España.
MacArthur, John. Doce hombres comunes y corrientes. (2004). Harper Collins Christian
Publishing.EE.UU.
Imagen n 1.
GECOAS. Departamento de Religión Grupo Educativo COAS Irakaskuntza,
Taldea. MAPAS BÍBLICOS. (Oct. 2015). Recuperado de
http://www.gecoas.com/religion/MAPAS.HTM
