1. El poder del rompimiento
1. Introducción
Jesús fue vendido por 30 monedas de plata por uno de sus discípulos tal como estaba escrito en la misma
palabra de Dios cientos años antes.
Fue apresado por los judíos religiosos y entregado a los romanos para que fuese muerto en la categoría del
malhechor más terrible, muerte de cruz. Pagar por los pecados del mundo necesitaba la peor de las
muertes, esta era la paga que el cielo había asignado para que el ser humano pudiera tener acceso a la
reconciliación con su creador.
Cuando Jesús fue llevado ante el gobernador Pilato le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y Jesús le dijo:
Tú lo dices (Mateo 27.11). Aunque Jesús estaba siendo acusado por los principales sacerdotes y por los
ancianos de Israel, nada respondió. Pilato entonces le dijo: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti? Pero
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Jesús no le respondió ni una palabra; de tal manera que el gobernador se maravillaba mucho (Ver. 12-14).
¿De qué se maravillaba el gobernador Pilato? Si Jesús era el rey de los Judíos, ¿Por qué los mismos judíos lo
que querían matar? ¡Lo que estaba delante de los ojos del mundo era el inicio del poder del rompimiento!
¿Cómo entendemos esto? El Padre entregó a Adán y Eva el poder de gobernar la tierra. Le dio leyes para
hacerlo y el poder para dominar y ser cabeza sobre todas las cosas. Este poder de gobierno les fue
arrebatado por Satanás cuando el pecado de desobediencia entró en sus corazones. A partir de ese
instante el mundo quedó en manos de nuestro enemigo.
En un instante los proyectos de Dios fueron derribados y una nueva historia se empezó a escribir en este
mundo. El diablo usó las mismas leyes divinas para arrebatar el gobierno a nuestros padres Adán y Eva:
Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció (2Pedro 2.19). El pecado de nuestros
padres trajo la muerte y la separación de nuestra relación con nuestro Creador.
Durante dos mil años vemos al diablo gobernando la tierra y manteniendo al ser humano bajo el temor de
la muerte (Hebreos 2.14). Sin embargo, en los planes del Padre no estaba contemplado que esto fuera para
siempre. El Creador del universo intervendría para romper la historia de nuevo. Dios no dejaría este mundo
en las manos de su enemigo, así que desarrolló la estrategia para destruir la muerte y regresar la autoridad
aquellos que serían redimidos en su plan perfecto.
El plan perfecto de Dios fue enviar a su Hijo para dar vida al ser humano y darle la oportunidad de elegir
sobre el bien y el mal, de esta manera poder restaurar la relación del hombre con su Creador.
2. ¿Qué es el poder del rompimiento?
¿Qué es un rompimiento? El diccionario define esta palabra como:
• Partir o romper algo
• Interrumpir el desarrollo de algo
• Estropear algo, hacer que quede inservible
• Traspasar un límite que está establecido
• Quebrantar una ley, una norma o una tendencia, o ir en contra de ellas
Durante dos mil años el diablo gobernó con mano dura, el temor de la muerte llenó el corazón humano.
Este gobierno era necesario que fuera roto, había que interrumpir el desarrollo del dominio de Satanás
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sobre la tierra, su dominio tenía que ser quebrantado y arrebatado para ser entregado nuevamente a los
hijos de Dios.
Frente a los ojos de Pilato y del mundo estaba el momento más glorioso, habría un antes y un después en la
historia humana. Era el momento de un rompimiento total de la historia, el calendario humano se partiría
en dos. ¡Antes de Jesucristo y después de Jesucristo!
¿Eres tú el Rey de los judíos? ¡No solo el Rey de los judíos, sino del mundo entero! La historia se estaba
rompiendo en dos. ¡Sobrenatural!
Este poder de rompimiento es sobrenatural y está en las manos de los hijos de Dios que pueden creer que
esto puede suceder. ¡Un antes y un después!
• Una nueva historia en la familia
• Un nuevo comienzo en las finanzas
• Salir del obscuro túnel de las tinieblas
• De la muerte a la vida
• Nuevas perspectivas, nuevos perfiles, nuevos sueños
¡Este es el poder del rompimiento!
En el momento que Adán decidió obedecer a la voz de su esposa Eva y comer del fruto prohibido se
cumpliría la palabra que Dios mismo les había dado: porque el día que de él comieres, ciertamente morirás
(Génesis 2.17). En un instante la muerte llenó el corazón de la familia creada por Dios. Con la muerte llegó
la contienda, la inestabilidad emocional, los problemas familiares, tanto que el hijo mayor (Caín) dio muerte
a su hermano menor (Abel).
Aquella hermosa historia familiar se vio interrumpida por los problemas que el pecado trajo consigo. Ya
nada sería igual. Las buenas relaciones se rompieron, la armonía se fue, quedaron a expensas de una vida
sin Dios a merced del temor de la muerte.
Definimos la palabra muerte como la ausencia de vida. El plan de Dios fue deshecho por el pecado de
desobediencia. Por cuanto la paga del pecado es muerte (Romanos 6.23) la historia fue partida en dos.
Antes y después de la desobediencia de Adán y Eva.
Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó
a todos los hombres, por cuanto todos pecaron (Romanos 5.12). El poder de la muerte se extendió a toda la
humanidad, pasando de generación en generación este rompimiento en la historia ha dejado una huella de
dolor en el ser humano.
¡El único que podría romper la historia una vez más sería el mismo Creador! Porque aun estando nosotros
muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos) (Efesios 2.5). Esa gracia
fuera del entendimiento humano vino a rescatarnos de una mala historia para escribir nuevos capítulos
gloriosos por el poder de aquel que nos amó.
El poder del rompimiento esta en el momento en que nuestra historia se parte en dos. Antes de conocer a
Cristo y después de ser justificados por su victoria sobre el mal, porque estando muertos en pecados y en la
incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados (Colosenses
2.13).
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¿Qué trajo esa nueva vida en Adán después del pecado? Tristeza, dolor, división, sequedad, muerte. ¿No es
lo mismo que ha sucedido con nosotros? El pecado es la raíz de una vida sin fruto, sin dirección y de
muerte.
3. ¿Qué podemos esperar?
Jesús ha dejado en nuestras manos este poder de rompimiento. Es una llave del reino de Dios para los
redimidos. ¿Qué esperamos cuando operamos en este poder? Hagamos una lista.
En primer lugar experimentamos el rompimiento de las malas historias. Tenemos una antes y un después.
Nuestra vida se convierte en un libro listo para escribir los mejores capítulos llenos de éxito. No en vano el
apóstol Pablo declaró: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he
aquí todas son hechas nuevas (2Corintios 5.17).
En segundo lugar Dios sana nuestras heridas y sepultamos un pasado doloroso para emprender una vida de
libertad y pleno gozo por medio de la presencia del Espíritu Santo. Si oyeres atentamente la voz de Jehová
tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus
estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu
sanador (Éxodo 15.26).
En tercer lugar vemos un futuro seguro en los diseños de Dios. Este es el poder del rompimiento donde
podemos conquistar cada promesa que el Padre tiene para cada uno de sus hijos. Debes de seguir el
ejemplo de Abraham cuando escuchó la voz de Dios que le daría un hijo, la escritura dice que tampoco
dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios (Romanos
4.20).
La biblia tiene miles de promesas para los hijos de Dios que pueden creer. La fe es ver aquello que es
invisible como una realidad a nuestra vida. Hay una promesa para cada situación, están disponibles cuando
operamos en el poder del rompimiento como una llave para abrazarlas y tomarlas.
¿Cómo logro operar en este poder?
Este poder viene cuando decidimos entregar nuestra vida a Cristo de una manera total y absoluta,
disponiéndonos a obedecer sus mandamientos y cumplir su perfecta voluntad en nuestra vida. Sin embargo
es importante hacer énfasis en la necesidad en aprender de Cristo para lograr tener este poder como una
llave que abre las puertas de lo imposible.
¿Qué hizo Jesús?
En primer lugar entendió el diseño del Padre para su vida. Jesús sabía cuál era el diseño del Padre, entendió
perfectamente cuál era el motivo de estar en esta tierra. En ningún momento dudó de lo que el cielo le
estaba entregando, además de entenderlo decidió tomarlo.
Si por un minuto pudiéramos entrar en el corazón de Dios y ver ese diseño personal y perfecto que tiene
para nosotros, nuestra perspectiva futura cambiaría junto con la forma de vivir. Vemos el ejemplo de Jesús.
Dejó su trono sabiendo que tenía que ser un ser humano común, ser sacrificado como nuestro cordero y
sufrir el peor de los tormentos para cumplir con el propósito divino para su vida en esta tierra.
La pregunta es sencilla, ¿entiendo cual es el diseño de Dios para mí? ¿Se para que estoy en esta tierra?
¿Entiendo que hay un plan divino para mi existencia en esta tierra? Lo más triste de un ser humano es
pensar que el todo del hombre es nacer, vivir y morir.
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Hay algo especial que Dios ha determinado para cada uno de sus hijos, Jesús dijo: No puedo yo hacer nada
por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del
que me envió, la del Padre (Juan 5.30).
Mientras que Dios estaba preparando un trono para el que sería rey de Israel, Saúl, el escogido para este
propósito estaba buscando asnas (1Samuel 9). Cuando se dio cuenta que no había tenido éxito, decidió
buscar el verdadero propósito para su vida. Es ahí donde el profeta Samuel le muestra el diseño de Dios
para su existencia en esta tierra, ser rey de toda una nación.
Es probable que Dios tenga algo mejor de lo que nosotros pensamos. El profeta dijo:
Isaías 55.8-9
8. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.
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9. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis
pensamientos más que vuestros pensamientos.
¡El plan de Dios para nosotros es más grande de lo que nosotros pensamos!
Lo único que debemos saber cuál ese diseño especial y perfecto para nuestras vidas. Ese es nuestro trabajo.
Moisés subió al monte y ahí recibió ese diseño para ponerse a trabajar en él. David describe su experiencia
diciendo: Todas estas cosas, dijo David, me fueron trazadas por la mano de Jehová, que me hizo entender
todas las obras del diseño (1Crónicas 28.19).
¿Conoces tu diseño? ¿Sabes para que estas en esta tierra? ¡De ahí depende que logres atrapar el diseño
que Dios tiene para tu vida! El apóstol Pablo dijo: No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino
que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús (Filipenses 3.12).
¿Qué deseaba el apóstol asir (atrapar)? ¡El diseño de Dios para su vida!
En segundo lugar fue obediente para lograr su diseño. Jesús entendió que el plan del Padre para él era
destruir el imperio del diablo. Para lograrlo sería necesario pagar un precio sumamente caro de sufrimiento
y dolor, de tal manera que cuando estaba en esos momentos agónicos exclamó: Padre, si quieres, pasa de
mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya (Lucas 22.42).
Lograr atrapar nuestro diseño requiere pagar un precio que generalmente es caro. Hay dolor de por medio,
el sufrimiento que traen los cambios no se pueden evitar. El apóstol Pablo dijo: Es necesario que a través de
muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios (Hechos 14.22). En el reino hay un diseño exclusivo y
para tomarlo es “necesario” tener muchas tribulaciones.
La obediencia es la llave más poderosa para entrar al reino y descubrir lo que el Padre tiene para nosotros.
En esto no ha atajos. Jesús deseaba que la copa del sufrimiento pasara, en su naturaleza humana no quería
ese sufrimiento, pero sabía que era necesario, pues con la muerte vencería el imperio de la muerte. Por
esto declaró: ¡Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya!
He visto con tristeza como muchos hijos de Dios nunca logran entrar en los diseños de Dios porque no han
aprendido el valor de la obediencia. El Padre desea entregarte un mejor empleo, que tu familia sea mejor,
desea cumplir muchas promesas en tu vida, pero requiere obediencia.
¿Por qué Dios escogió a David para ser el rey de su pueblo? Dios mismo testifica de esto diciendo: He
hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero (Hechos 13.22)
¡Quién hará todo lo que yo quiero!
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De esto estamos tratando, Jesús dejó su trono para cumplir exactamente con el propósito de Dios en su
vida. Con su muerte y resurrección se convertiría en Rey y Señor de todo ser humano, re-conquistaría lolo
que Adán y Eva perdieron en el huerto de Edén para entregar este gobierno de nuevo en las manos de sus
redimidos.
En tercer lugar tuvo la actitud correcta para atrapar su diseño. Tener la actitud correcta es esencial para
lograr tener el diseño en nuestras manos. Jesús nos da el ejemplo. Con determinación se enfiló al monte de
la calavera para cumplir con su compromiso con el Padre.
Jesús anunció lo que vendría. A lo cual Pedro uno de sus discípulos trató de disuadir. Jesús tomo la actitud
correcta: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de
Dios, sino en las de los hombres (Mateo 16.23). Nadie podría disuadir a Jesús de llegar a la meta establecida
por el Padre. ¡Esto se llama actitud!
Cuando Jesús estaba en el monte del Getsemaní a punto de ser aprendido, Pedro tomó su espada y cortó la
oreja de uno de los ayudantes del sumo sacerdote. La respuesta de Jesús muestra la actitud correcta:
¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles?
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(Mateo 26.51). Jesús podía en un instante deshacerse de sus perseguidores, pero tenía claro que no era ese
el propósito final. ¡Con actitud va a pagar el precio por el pecado de la humanidad!
Al final, cuando hemos pagado el precio, veremos que valió el esfuerzo, la dedicación y la disciplina para
llegar a tener lo que Dios pone en nuestras manos.
¡Este es el poder de rompimiento!
Atrévete a operar en este poder, es la llave para una vida SOBRENATURAL y poderosa cada día de tu vida.
Esta llave te llevara a partir tu historia en dos:
En primer lugar experimentamos el rompimiento de las malas historias.
En segundo lugar Dios sana nuestras heridas y sepultamos un pasado doloroso para emprender una vida de
libertad y pleno gozo por medio de la presencia del Espíritu Santo.
En tercer lugar vemos un futuro seguro en los diseños de Dios.
¡Operemos en el poder del rompimiento!
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