Santa Catalina de Siena: inspiración para vivir la fe y la Iglesia
1. Nos ilumina: Hechos 4,32-37
Podemos dar gracias por nuestro
Bautismo (si recordamos la fecha, la
podemos compartir), y por quienes son
nuestr@s “Catalina de Siena”
animándonos a asamblearnos, a
participar de la vida de una comunidad
donde se hace presente la vida del
Resucitado. L@s nombramos…
Cantamos: “Arrebatada de
amor”
1-Perla preciosa encontrada
muestra del Amor de Dios,
deslumbrando de pequeña
por tu gran contemplación.
Tu vida, puro Evangelio,
en caridad y oración.
Catalina, Catalina,
arrebatada de Amor:
tu unión profunda con Cristo
nos lleva siempre hacia Dios.
2-Intercesora excelente
que nuestra Iglesia envió
a buscar a muchos hijos
que la desidia extravió.
¡Danos tu mismo coraje
y celo en nuestra misión!
3-Confiada en la Providencia
tu vida fue un canto a Dios;
melodía delicada
que al Señor le agradó.
¡Ayúdanos Catalina,
a ser un canto de Amor!
4-Noche y día buscabas
estar unida al Señor;
entre cocina y visitas
el mismo Dios te encontró.
¡Anímanos, Catalina,
a vivir la Comunión!
PROPUESTA: con los jóvenes, re-conocer a Catalina como mujer apasionada por
Jesús y su Proyecto, que vive intensamente la misión de “asamblear-nos”; re-tejer
y celebrar con Ella el don de la eclesialidad.
La vida de esta Hermana que nos precedió en la Fe, nos inspira a amar
como ella a la Iglesia; amor que se expresa en gestos bien concretos…
Esa mirada cariñosa hacia Catalina nos lo transmitió el P. Rodolfo…
Escuchémoslo en “Los valores del Reino en la Parroquia”
“Innumerables cartas escritas por la santa a los Obispos y
aún a los Papas traducen el intenso celo, la ardiente pasión
por la salvación de las almas. Los mismos Papas la
empleaban en misiones difíciles y ella no vacila y sale de
su Casa y anda siempre rodeada de una cantidad de personas.”(8,17)
“El Señor trata de inculcar a Santa Catalina que las virtudes
se ejercitan por medio del prójimo. No es huyendo de los hombres
que se ejercita la paciencia; la tienen que ejercitar todos, todos,
todos…” (13, 17)
Podemos reconstruir espontáneamente la historia de Sta.
Catalina (si la sabemos y recordamos) o cómo la imaginamos teniendo en
cuenta que vivió entre 1347-1380 en una Italia convulsionada. Para
enriquecer se puede compartir el aporte del Envío 2011:
“Santa Catalina es uno de los personajes más fascinantes de la
historia, por su personalidad y su espiritualidad, por su don de gentes y
su influencia social, por su vida activa y contemplativa, por su amistad e
Oremos: “Señor, Dios nuestros,
que otorgaste a santa Catalina
de Siena un amor intenso para
contemplar la pasión de tu Hijo
y para servir a la Iglesia,
concedenos, por su intercesión,
que unidos al misterio de Cristo,
nos alegremos en la
manifestación de Gloria. Amén”
2. intimidad con Jesús, por su
precocidad, por su amor a la verdad,
por su poder de convertir a las almas y
transformarlas en discípulos.
Es una figura, cuya santidad
resplandece en los cimientos de una
humildad profunda.
Algunas características nos permiten
ver en ella “un corazón sacerdotal”:
La MATERNIDAD: Guardando la flor de
su virginidad, logró una maternidad copiosa,
con sabor de eternidad, que requería de
mucho amor y mucho sacrificio… Sus
discípulos la llamaban “madrecita” o mamá”
tanto en sus conversaciones familiares
como en sus cartas.
ESPOSA DE SANGRE: Catalina, bajo
todo concepto fue una esposa de sangre, no
sólo en su consagración al Señor, sino
también en su inmenso coraje de asistir y
alentar a los condenados a muerte y hasta
de recibir en su regazo las cabezas
chorreando sangre.
APÓSTOL DE LA PAZ Y DE LA
RECONCILIACIÓN: L a época de Catalina
fue brava y violenta. Las epidemias de las
pestes eran frecuentes y producían
mortandades pavorosas (En 1.348 murió
más de un tercio de la población europea
por esa causa…) A nivel social, fue
sumamente difícil por los odios y las
venganzas, las traiciones y las pandillas
asesinas entre una familia y otra, entre una
ciudad y otra, entre aventureros y
mercenarios, entre los partidarios del poder
de los papas y los partidarios del emperador
La ausencia del Papa de Roma y su
permanencia en Aviñón, donde se hallaba
bajo la protección y el patronato del rey de
Francia, creaban situaciones de anarquía,
convulsión, desorden, libertinaje,
escándalos. Catalina se ofreció en varios
casos para ser la pacificadora.
DOCTORA DE LA IGLESIA: permaneció
analfabeta hasta sus veinte años, pero su
excelente memoria se alimentaba de lo que
oía de las lecturas en familia y de los
sermones en la Iglesia. Después de esa
edad, aprendió a leer y a escribir con
muchas dificultades, pero el Señor le regaló
los dones de la Ciencia y la Sabiduría que le
permitieron ser maestra de sus discípulos,
contactarse con cartas a personas de altos
cargos de su época y hasta dictar el libro “El
diálogo de la Divina Providencia”, lo que le
valió aquel título en la Iglesia.
EMBAJADORA DEL PAPA: Dada la
situación tumultuosa en que se hallaban
algunas ciudades y hasta algunos estados
italianos, los Papas de la época,
considerando la influencia de Catalina en la
sociedad, la nombraron su embajadora,
para que pudiera intervenir en procurar la
paz y la concordia entre esos pueblos.
PROCURADORA DEL REGRESO DEL
PAPA A ROMA: Sólo Catalina, con su
carácter fuerte y decidido, guiada por las
luces del Espíritu Santo, pudo animar al
Pontífice de voluntad débil, establecido en
Aviñón durante el siglo XIV, a retornar a
Roma. Ella, al modo de Juan el Bautista, le
facilitó y abrió el camino para el regreso, lo
cual fue celebrado con gran alegría por todo
el pueblo que se sentía en un estado de
profunda orfandad.
En varias oportunidades, los biógrafos nos
hacen conocer su poder de intercesión
delante de Jesús a favor de las miserias y
debilidades humanas. Efectivamente, ella
dio con una serie de malevos, bandoleros, aventureros, explotadores,
aprovechadores, violentos, asesinos, mafiosos, gente inmersa en los vicios,
verdadera resaca y basura de la ciudad… El contacto con Catalina los transformó
de lobos en mansos y humildes corderos. A través de Catalina recuperaron la
gracia de Dios, la paz de la conciencia, la reconciliación con los hombres, la
fraternidad, la armonía de las vivencias familiares, el hermoso sentido de servir a
los demás…
Ella lo logró con sus oraciones […] con su espíritu de Fe, con su inmenso amor a
Dios y al prójimo.
Charlamos…
¿Cómo nos suena lo que escuchamos de Catalina? ¿conocemos a
alguien que se le parezca en algunas cosas? ¿Es posible vivir hoy así
nuestra fe y nuestro ser Iglesia?
Y hablando de Iglesia… ¿cómo es mi relación (servicio, pertenencia,
participación) en la comunidad?
Tal vez identifiquemos también experiencias poco agradables o con las que
no estemos de acuerdo en la Iglesia. Ahí es donde Catalina puede darnos una
mano con su ejemplo y su intercesión. ella nos puede animar a ver que “del
Costado -corazón abierto de Cristo nace la Iglesia. Del
derramamiento final del Salvador, se abre paso el misterio de la
Iglesia. De ese Cuerpo desgarrado, ahuecado, comienza a latir el
seno de la Iglesia Madre. Un seno que es habitación, acogida; que
reúne y armoniza todo don. Un seno dilatado hasta los confines de
la tierra, porque trata en su caminar, de que nada le sea ajeno.
Sabiendo que la Iglesia peregrina entre luces y sombras, viviremos
las realidades de debilidad y pecado con entrañas de misericordia y
caridad. Sentir el dolor por las imperfecciones de su vida
institucional, nos ayudará a hacer vida el “llevamos este tesoro en
vasos de barro, para que esta fuerza soberana se vea como obra de
Dios y no nuestra.” (CCS)
Como gesto de que deseamos poner nuestra vida, como Catalina, al
servicio de la comunión, podemos armar entre todos la siguiente imagen
(cortarla de modo que cada persona tenga una parte de la imagen,
escribir detrás alguna actitud que sienta que pueda aportar
personalmente):