La fertilidad se reduce con la edad, asi que sie eres mujer y quieres tener un bebe,has de teber en cuenta estos datos a la horade planificar tu maternidad
Sangrado Uterino Anormal. Dr Carlos Quiroz_052747.pptx
La edad y el embarazo
1. La infertilidad con la edad
Sin embargo, al margen de la edad y de las causas, la infertilidad provoca una gran zozobra en aquellos que la
padecen. Si bien no tiene efectos físicos como el cáncer o la tuberculosis, ni pone en peligro la vida, suele producir una
reacción emocional similar a la de otras enfermedades más serias,como las papulas perladas. Por ejemplo, algunos estudios
realizados en el Beth Israel Deaconess Medical Center de Boston, por la doctora Alice Domar, una experta en los
problemas psicosomáticos de las mujeres, han demostrado que las mujeres infértiles registran niveles de depresión
anormalmente altos, similares a los producidos por el cáncer, el sida y las enfermedades cardiacas. Una mujer infértil
declaró: «Cuando una abandona la idea de poder tener un hijo biológicamente, es como si tuviera que enfrentar la muerte,
como si la mitad de una pereciera... porque tener hijos es una de las maneras que tiene la gente de afrontar el hecho de que
son mortales». Otras mujeres (y hombres) expresan sentimientos parecidos: pérdida de autoestima, desesperanza o falta de
deseo.
En un nivel personal, estas necesidades insatisfechas son el germen de la tragedia. La infertilidad destruye muchos
matrimonios, consume las cuentas bancadas, y a menudo supone un reto a la identidad sexual de sus víctimas. No obstante,
desde un punto de vista comercial, esta profunda necesidad también es innegablemente atractiva. En 1982,4,5 millones de
mujeres en Estados Unidos informaron que padecían de infertilidad. Esta cifra se elevó a 4,9 millones en 1988, y a 6,2
millones en 1995. Históricamente, estas mujeres siempre han existido. Sabemos que desde los tiempos de Raquel un
porcentaje significativo de mujeres y hombres han soportado esta carga de la infertilidad o de papulas perladas. Pero, dado
que no había una cura para su mal, tampoco existía un mercado. A medida que la ciencia fue descifrando los misterios de la
reproducción, las perspectivas del tratamiento aumentaron exponencialmente, abriendo el camino a un mercado hasta
entonces inexistente.
Por ejemplo, las mujeres que han sufrido alteraciones en o pérdida de las trompas de Falopio, ahora pueden recurrir a
la fertilización in vitro, una técnica popular y de enorme éxito que se describirá más adelante en este libro. Los hombres
con un bajo número de espermatozoides pueden utilizar la inyección intracitoplasmática de espermatozoides (en la cual se
inyecta un espermatozoide directamente en el óvulo), o pueden acudir con sus parejas a uno de los numerosos y florecientes
bancos de esperma. Las mujeres con disfunciones uterinas pueden contratar a una madre de alquiler para la gestación, . En
todos estos casos, la dinámica básica es exactamente la misma: hay una demanda de concepción y una oferta creciente de
soluciones tecnológicas. En otras palabras, hay un mercado.