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Arch.argent.pediatr 2003; 101(4) / 296
Dres. Sabina Zurlo de Mirotti(1)
y Dr. Oscar Casasnovas(2)
Comités de la SAP
Co-autores:
Dr. Rolando Amigó(1)(3)
,
Dr. Raúl Ferrari(1) (2)
,
Dr. Julio A. Ulloque(1) (2)(3)
,
Dr. Pascual Villiarolo(1)
,
Dr. Horacio Yulita(2)
.
Colaboradores:
Dr. Mariano Cerezo(2)
,
Dr. Mauricio Mónaco(2)
,
Dr. Oscar Ottonello(2)
,
Dr. Angel Turganti(2)
.
(1)
Comité de
Medicina del Deporte
Infanto-Juvenil de
SAP-Filial Córdoba.
(2)
Comité Nacional de
Medicina del Deporte
Infanto-Juvenil de SAP.
(3)
Servicio de Medicina
del Deporte del
Hospital de Niños
de Córdoba.
Correspondencia:
Dra. S. Zurlo de Mirotti.
Arturo M. Bas 54, 10º “C”,
CP X5000KLD Córdoba,
e-mail:
sabinazurlo@hotmail.com
Dr. O.Casasnovas,
Friuli 2162, Bº Colinas de
Velez Sarsfield, Córdoba,
CP 5016, e-mail:
casasnovas@intramed.net.ar
INTRODUCCIÓN
El momento o edad de iniciación de-
portiva ha sido analizado ampliamente
por distintos autores que generalmente
están ligados al campo de la educación
física o el entrenamiento infantil. En sus
conclusiones hallamos buenos criterios
de análisis en defensa del bienestar del
niño o joven que va a realizar alguna
actividad física o deportiva. Desde el pun-
to de vista médico, se debe considerar que
los juegos y deportes varían en sus carac-
terísticas e intensidades de acuerdo con el
crecimiento del niño, su desarrollo y ma-
duración. Ante estos hechos, el pediatra
se encuentra cada vez con más frecuencia
ante la necesidad de aconsejar o no a sus
pacientes la práctica de tal o cual juego o
deporte. El objetivo de este trabajo del
Comité de Medicina del Deporte Infanto-
Juvenil de la Sociedad Argentina de Pe-
diatría (Filial Córdoba), con la colabora-
ción del Comité Nacional de Medicina
del Deporte Infanto-Juvenil de la Socie-
dad Argentina de Pediatría, es brindar
información y experiencias a los pedia-
tras sobre parámetros psicobiológicos pre-
sentes en el proceso de desarrollo y ma-
duración del niño o joven, relacionadas
con las actividades físicas o deportivas, a
fin de establecer más claramente los mo-
mentos óptimos del comienzo de la acti-
vidad, y para ayudar a niños o jóvenes a
cumplir con las etapas de crecimiento
disfrutando en todo momento de lo que
hacen, sin traumas por imposiciones im-
propias para su edad.
CRECIMIENTO Y DESARROLLO
Durante siglos, el espíritu humano ha
percibido, como expresión de la dinámica
universal de la naturaleza, los cambios de
la forma durante la vida de los seres,
fueran estos vegetales o animales.
En el crecimiento –producto de la
hipertrofia e hiperplasia tisular– y en el
desarrollo –la maduración de funciones–
se sintetiza de la manera más integral y
acabada posible todo lo que puede propo-
nerse como la “naturaleza del ser”.1
El proceso de crecimiento y desarrollo
es continuo, armónico y organizado, se
inicia en la concepción y termina en la
madurez, siguiendo una secuencia
cefalocaudal y centrodistal.2
Nunca es es-
tático, sino de un permanente dinamis-
mo. Todos los cambios se llevan a cabo de
manera gradual y llegan a su máxima
expresión hacia la finalización de la ado-
lescencia. Todo el proceso es una sucesión
de hechos en cadena, donde ninguno apa-
rece súbitamente, sino que es consecuen-
cia de otro anterior.
El crecimiento posnatal se lleva a cabo
a través de tres clases de incrementos:
lineal, de la superficie y ponderal.
El incremento lineal se manifiesta de
la siguiente manera: rápido aumento en
la lactancia y primera infancia, seguido
por un lento desarrollo durante la se-
gunda infancia, que corresponde a la
etapa escolar, con un aumento rápido
antes de la pubertad para llegar a la fase
final, más lenta, en la segunda parte de
la adolescencia.3-6
El crecimiento ponderal sigue el mis-
mo incremento posnatal en peso y volu-
men, desde el nacimiento hasta principios
de la madurez, dibujando una línea
sinusoidal.
Desde el primer año hasta el noveno,
ambos sexos desarrollan un crecimiento
ponderal similar, aunque las niñas son
algo más livianas que los varones. Duran-
“El hombre solamente juega cuando es humano y es completamente humano cuando juega.”
Schiller
Edad de iniciación deportiva.
Óptimo momento psicofísico
Edad de iniciación deportiva. Óptimo momento psicofísico / 297
te el período prepuberal, ellas alcanzan un
peso mayor; en tanto que en la última parte
de esta etapa y en los años siguientes los
varones son los que tienen mayor incremen-
to ponderal. Esta superioridad femenina tam-
bién se observa en la talla, la superficie cutá-
nea y demás medidas externas.
Durante el segundo año se produce una
desaceleración del ritmo de crecimiento; el
niño aumenta entre 10 a 12 cm en estatura y
2,5 kg de peso. Además se observa una dis-
minución importante del tejido celular sub-
cutáneo. El niño rollizo y regordete comien-
za a cambiar gradualmente, desarrollándose
más la masa muscular. Es característico, tam-
bién de este segundo año, una suave lordosis
y el abdomen prominente. Existe una clara
desaceleración del crecimiento cerebral y el
perímetro cefálico aumenta sólo 2 cm (en
contraste con los 12 cm del primer año),
alcanzando al final de los dos años las cuar-
tas quintas partes del tamaño adulto.
Durante el tercero, cuarto y quinto años
de vida, los aumentos en peso y talla son
relativamente uniformes, de aproximada-
mente 2 kg y 6 a 8 cm anuales, respectiva-
mente. Es el llamado “período de crecimiento
medio” que comienza alrededor de los 3 años.
La lordosis y la prominencia abdominal tien-
den a desaparecer a lo largo del cuarto año.
El período que se extiende entre los 5 y los
10 años en las niñas y entre los 5 y 12 años en
los varones corresponde a un crecimiento
relativamente uniforme, que termina en el
brote de crecimiento de la adolescencia. El
promedio de aumento de peso en esta etapa,
es de alrededor de 3 a 3,5 kg por año y de 6 cm
en estatura; entre los 6 y 7 años, en algunos
niños se produce lo que se denomina el “brote
de crecimiento medio”, que se debería a un
incremento en la producción de hormonas
androgénicas como consecuencia del comien-
zo del desarrollo de la corteza suprarrenal.4,7
El perímetro cefálico aumenta muy poco,
de 51 a 53 cm de los 5 a los 12 años. Al final de
este período, el cerebro ha alcanzado virtual-
mente el tamaño adulto. Se inicia el desarro-
llo de los caracteres sexuales secundarios y
los varones alcanzarán un mayor desarrollo
de la masa muscular.
El crecimiento implica una dinámica de
“empujes” alternativos en los incrementos
de los miembros, algo que han percibido
claramente todos los autores. Tres de ellos
han dado enunciados con forma de ley para
describir tal singularidad:
Ley de Viola (o “ley fundamental del
antagonismo”): el aumento ponderal y la
diferenciación de las proporciones corpora-
les se comportan de forma inversa durante el
crecimiento.
Ley de Godin: según la cual hay una fase
de crecimiento en longitud y otra en ancho,
alternativamente.
Ley de Pende: hay dos constelaciones
hormonales morfogenéticas antitéticas
reguladoras: una del crecimiento de la vida
vegetativa y la otra, del crecimiento de la
vida de relación.
Falkner8
expresa: ”los factores genéticos
o hereditarios y del medio ambiente están
siempre actuando al mismo tiempo”. Cuan-
do las condiciones ambientales son favora-
bles, el factor genético es el responsable del
resultado final del crecimiento. Pero tam-
bién, en otras condiciones, la carga genética
es capaz de modificar su accionar respon-
diendo con gran plasticidad y adaptabilidad
al medio, siempre que el cambio no ocurra de
manera brusca, ya que el organismo necesita
un tiempo para esa adaptación, porque, aun-
que parezca una paradoja, como dice
Wolanski1
, los niños con buenas condiciones
de vida necesitan mayores cuidados que los
niños acostumbrados a un medio pobre.
El análisis comparativo de datos entre
publicaciones anteriores y actuales sobre el
crecimiento de los niños demuestra que és-
tos son cada vez más altos y pesados. Las
investigaciones realizadas sobre el tema re-
velan que existe una tendencia secular al
aumento de la talla y el peso, así como a una
maduración más temprana,9-12
probablemen-
te debido al mejoramiento de las condiciones
de vida como consecuencia del grado de
avance tecnológico y sociocultural de los
países.
EL PEDIATRA
Después de todas estas consideraciones
acerca del crecimiento y desarrollo del niño,
se entenderá por qué el pediatra es el custo-
dio de que todo este proceso se lleve a cabo
de una manera óptima.1 3
La tarea del pediatra debe ser integral,
considerando al niño como un todo, enfo-
cándolo en cada acto médico no sólo desde el
punto de vista preventivo o asistencial, sino
298 / Arch.argent.pediatr 2003; 101(4) / Comités de la SAP
también desde el punto de vista psicológico
y social.
El ser humano constituye desde su naci-
miento un ser llamado a crecer y desarrollar-
se en los aspectos físico, intelectual, afectivo,
social y espiritual y el pediatra es el testigo y
custodio privilegiado de controlar y condu-
cir a este ser humano en el recorrido de este
camino: “El que ve nacer las cosas, las conoce
de un modo más perfecto”.
Así como la Pediatría ha evolucionado y
cambiado en el transcurso de sus 200 años de
existencia, también el modo de vida ha cam-
biado y, a pesar de que las costumbres mo-
dernas con toda su tecnología arrastran al
niño o adolescente a una vida más sedenta-
ria, debemos tener en cuenta que los huma-
nos fueron diseñados y construidos para el
movimiento. Fisiológicamente no estamos
bien adaptados para un estilo de vida inacti-
vo. También la participación competitiva de-
portiva juvenil ha crecido considerablemen-
te durante las últimas décadas y actualmente
es una parte inseparable del mundo del de-
porte. En él intervienen tanto las niñas como
los varones, en diferentes o iguales discipli-
nas; muchos de ellos son llevados por sus
mayores a la práctica de una especialización
temprana para un determinado deporte. De
acuerdo con esto se han planteado muchas
cuestiones: ¿Es físicamente o psicológicamen-
te perjudicial la competición en el niño o
adolescente deportista? ¿Se debe permitir a
los niños y a los preadolescentes entrenarse
y competir en deportes como las carreras de
fondo o practicar el entrenamiento de la fuer-
za? ¿Cómo afectan la actividad física y el
entrenamiento regular los procesos de creci-
miento y maduración?1 4
Estos interrogantes y la participación de
los niños en los deportes de manera espon-
tánea, recreativa o en los deportes organiza-
dos, así como en competencias altamente
estructuradas organizadas por los adultos,
hacen que los pediatras con sus experien-
cias en crecimiento y desarrollo, estén en
una posición única e inmejorable para guiar
durante la práctica deportiva al joven de-
portista, a su familia y a su entorno en sus
aspectos físico, psíquico y social y que, ob-
viamente, estén preparados para hacer frente
a potenciales problemas que se pudieran
presentar.14,15
¿CÓMO AFECTAN LOS DEPORTES
EL DESARROLLO DEL NIÑO?
¿Qué aspectos debemos considerar en la
práctica deportiva de los niños y adolescen-
tes para poder evaluar los beneficios y ries-
gos asociados con el deporte infanto-juvenil
organizado?
Los beneficios de la actividad física a lo
largo de la vida son indiscutibles, tanto en el
plano físico como en el psicológico, social y
moral.16
Hay quienes afirman que la partici-
pación de los niños y los adolescentes en
deportes organizados no es, en sí misma, ni
buena ni mala. La experiencia positiva o
negativa no estará dada por la participación
en sí misma, sino por la manera en que los
adultos imparten esa experiencia y al
interjuego de muchos factores mediadores
como el individual, familiar, los pares, entre-
nadores y la sociedad.
Por lo tanto, los aspectos de la práctica
deportiva por parte de los niños y adolescen-
tes que debemos considerar son de orden
biológico, psicológico y social.
Aspectos biológicos
Los niños no son adultos en miniatura,
son únicos en sus fases de desarrollo. Cuan-
do crecen y aumentan de tamaño maduran
también sus capacidades funcionales y así
van adquiriendo paulatinamente el desarro-
llo de su capacidad motora, la fuerza, la
capacidad aeróbica y anaeróbica, etc. El esta-
do de madurez de un niño o adolescente
puede establecerse por:
• La edad cronológica.
• La edad ósea.
• La maduración biológica o madurez
sexual.
1. Huesos: Forman el esqueleto y son los
que soportan en gran medida la carga corpo-
ral, así como son los responsables del 97% o
98% de la talla corporal, del 15% del peso en
el recién nacido y del 16% o 17% del peso
corporal en el adulto, es decir, que son un
importante componente en la estatura, el
peso y la composición corporal. Desde el
nacimiento, el hueso se forma por medio de
los procesos de osificación, a partir de un
centro de osificación primario ubicado en la
parte interna y media de la diáfisis ósea y
otros secundarios ubicados en las epífisis.
Mientras ocurre la formación del hueso en su
parte central, van proliferando rápidamente
Edad de iniciación deportiva. Óptimo momento psicofísico / 299
en ambos extremos de la diáfisis y dejando
entre ésta y las epífisis, los cartílagos de
conjunción o de crecimiento, que completa-
rán el crecimiento en largo del hueso.1 7
Si por alguna circunstancia estos cartíla-
gos de crecimiento sufren una lesión, como
una fractura o epifisitis traumática, se puede
llegar a afectar el proceso normal de creci-
miento. Estas lesiones se presentan con ma-
yor facilidad en unos deportes que en otros,
como el béisbol, tenis (codo del tenista), na-
tación (hombro del nadador), etc. El ejercicio
no afecta prácticamente la longitud de los
huesos, pero sí ejerce su acción sobre su
ancho y densidad.1 7
La edad ósea es una medida muy impor-
tante en el desarrollo fisiológico. A diferen-
cia de la edad cronológica, la edad ósea se
corresponde muy estrechamente con la ma-
duración general, el desarrollo sexual y la
edad de la menarca. La edad ósea se determi-
na mediante radiografía de la mano y de la
muñeca.
Para determinar la edad ósea se compara
una radiografía de la mano y la muñeca
izquierda con los estándares de Greulich-
Pyle (Atlas de Greulich-Pyle)18
o más recien-
te, con el método de Tanner Whitehouse 2
(TW 2).1 9
2. Músculos: Los músculos conforman la
mayor masa tisular del cuerpo, son: volunta-
rios o esqueléticos, involuntarios o lisos y el
músculo cardíaco.
Nos referiremos especialmente a los mús-
culos esqueléticos o voluntarios. Existen más
de 500 en todo el cuerpo, compuestos por
pequeñas unidades, las fibras musculares.
Éstas se clasifican en fibras de contracción
lenta y de contracción rápida, con un 50% de
cada tipo aproximadamente; la proporción
es diferente en algunos músculos, según la
mayor o menor actividad que deban reali-
zar. En general, las fibras de contracción
lenta actúan en un medio aeróbico, mien-
tras que las de contracción rápida están
mejor adaptadas para rendir anaeróbica-
mente.2 0
La masa muscular aumenta de manera
sostenida desde el nacimiento hasta la ado-
lescencia, constituyendo en el varón, al lle-
gar a la edad adulta, el 40% del peso corpo-
ral. El momento de mayor desarrollo de la
masa muscular ocurre durante la pubertad
(grados IV y V de Tanner en el varón) debi-
do al aumento de la testosterona. No ocurre
lo mismo en el sexo femenino, si bien la
masa muscular continúa aumentando en
ellas, pero de manera más lenta. El máximo
nivel se manifiesta en las niñas entre los 16
y 20 años y en los varones, entre los 18 y los
25 años de edad.14,20
Una fibra muscular está compuesta por
alrededor de 100 a 1.000 miofibrillas, que son
la unidad contráctil del músculo.20,21
El nú-
mero de fibras que forman una unidad moto-
ra varía según el músculo, de un individuo a
otro, y puede alcanzar un total variable de
alrededor de 2.000 fibras.
El diámetro de las fibras musculares au-
menta gradualmente durante la gestación. El
notable aumento posnatal del músculo se
debe totalmente a la hipertrofia y no a la
hiperplasia de sus fibras.2 1
Durante la primera y segunda infancia,
las fibras musculares de varones y mujeres
no difieren considerablemente en su diáme-
tro. El tamaño adulto se alcanza, aparente-
mente, durante la adolescencia, pero no hay
muchos datos sobre las fibras musculares de
la niñez media y la adolescencia.2 1
De acuerdo con el desarrollo de la masa
muscular por áreas corporales, la distribu-
ción se presenta de la siguiente manera: el
peso de la masa muscular en cabeza y tronco
representa el 40% al nacimiento y disminuye
al 25% a 30% en la madurez. En los miembros
inferiores constituye aproximadamente el
40% del peso total de la musculatura al naci-
miento, alcanzando un 55% en la madurez.
Por otro lado, con respecto a los miembros
superiores, la proporción se mantiene bas-
tante constante desde el nacimiento hasta la
madurez, con un 20% del total del peso de la
masa muscular.
3. Grasa: El tejido adiposo es el compo-
nente estructural y funcional de la masa gra-
sa, la que presenta grandes cambios durante
el crecimiento, aumentando gradualmente
desde la niñez hasta la adolescencia tanto en
el varón como en la niña, con un incremento
mayor después de los 8 años de edad.22
Des-
pués de la adolescencia, el promedio de gra-
sa es dos veces mayor en las niñas que en los
varones. Sin embargo, ya desde la niñez tem-
prana las niñas tienen mayor cantidad de
masa grasa relativa que los varones en todas
las edades,23-25
constituyendo el porcentaje
más alto, en relación con el peso corporal, lo
300 / Arch.argent.pediatr 2003; 101(4) / Comités de la SAP
que muestra la diferencia sexual en la com-
posición corporal.
Se estima que un niño al nacer tiene alre-
dedor de 5 billones de adipocitos, que au-
mentan en la vida posnatal hasta alrededor
de 30 a 50 billones en los individuos no
obesos; estas células representan un peso de
500 g con respecto al peso corporal total,
tanto en varones como en mujeres y aumenta
a aproximadamente 10 kg en los varones y 14
kg en las niñas al comienzo de la edad adul-
ta.24
En cuanto al número total de células,
éstas aumentan de tamaño (hipertrofia) de
acuerdo con la ingesta calórica. Al llenarse y
continuar con la ingesta elevada, se estimula
la división celular (mitosis) y, por ende, au-
menta el número de adipocitos (hiperplasia)
durante toda la vida.
Durante el crecimiento, la distribución
corporal de la grasa también cambia. En to-
das las edades las niñas tienen mayor prome-
dio de grasa subcutánea que los varones,
especialmente en la adolescencia. La diferen-
cia sexual es más evidente en la grasa subcu-
tánea de las extremidades que en el tronco.
Proporcionalmente los varones tienen más
grasa subcutánea en el tronco en compara-
ción con las extremidades que las niñas, cuya
acumulación es precisamente en la zona
gluteofemoral. Esta acumulación selectiva
de adiposidad está controlada, en parte, por
las hormonas sexuales.
El metabolismo del tejido adiposo es com-
plejo, y también intervienen en él la hormona
de crecimiento, los glucocorticoides, la
insulina y la hormona tiroidea. Además, es la
primera fuente extragonadal de estrógenos.
4. Sistema nervioso: El desarrollo del equi-
librio, agilidad y coordinación es indispen-
sable para la adquisición y realización de
los movimientos hábiles y reacciones rápi-
das; para que esto ocurra, es necesario que
la mielinización de las fibras nerviosas se
haya completado, y esto sucede paulatina-
mente durante el período de crecimiento y
desarrollo, observándose cómo la mielini-
zación acelera la transmisión de los impul-
sos nerviosos.2 5
La mielinización de la corteza cerebral se
desarrolla con mucha rapidez durante la in-
fancia, pero continúa hasta mucho después
de completada la pubertad.1 7
El desarrollo motor en la lactancia y la
niñez temprana refleja la continua madura-
ción neuromuscular, lo que está relacionado
con el rápido crecimiento del cerebro ante-
rior. El cerebelo, cuya función incluye el de-
sarrollo y mantenimiento de la coordinación
neuromuscular, el equilibrio y el tono mus-
cular, tiene su brote de crecimiento más tar-
de de lo que lo hace el cerebro anterior y el
tronco encefálico, pero completa su brote
más tempranamente, ya que hacia los 18
meses de edad el contenido de células del
cerebelo ya ha alcanzado el nivel adulto,2 1
mientras que el cerebro y el tronco encefálico
sólo tienen un 60% del total del adulto. Es
también durante este tiempo que el niño
desarrolla el control postural y el equilibrio
necesarios para la marcha independiente. En
este momento ocurren también cambios en
el número de células, la mielinización y la
actividad cerebral.2 1
Cada área cerebral tendría su propio tiem-
po de desarrollo y habría al menos 3 períodos
o más de maduración cerebral posnatal. El
primero ocurre entre los 15 y 24 meses de
edad, cuando casi todas las áreas presentan
un estado de maduración similar. El segun-
do ocurre entre los 6 y 8 años, cuando la
corteza cerebral sufre una remodelación con
cambios en los pliegues y la densidad
neuronal y, aunque no está claramente esta-
blecido, durante la adolescencia también
existirían dos períodos de cambio en la corte-
za cerebral.2 1
Actividad, crecimiento y maduración
Todas las funciones orgánicas tienen pe-
ríodos de maduración, de optimización, de
mantenimiento y luego, de declinación.
Según algunos autores,14,17
los cambios
que acompañan al niño y al adolescente de-
portista en su crecimiento y desarrollo se
relacionan con:
• la habilidad motora
• la fuerza
• la función pulmonar
• la función cardiovascular
• la capacidad aeróbica
• la economía de carrera
• la capacidad anaeróbica
• la tensión térmica.
1. La habilidad motora: El desarrollo motor
es el proceso por el cual un niño adquiere los
patrones de movimiento y habilidades. El
patrón motor tiene que ver con el movimien-
to básico (patrones motores fundamentales),
Edad de iniciación deportiva. Óptimo momento psicofísico / 301
mientras que la habilidad se refiere a la efi-
ciencia del movimiento.2 1
Los patrones básicos fundamentales son
formas elementales del movimiento que com-
prenden a las actividades locomotrices (ca-
minar, correr, saltar, galopar, rodar, botar,
caer, trepar, subir, bajar, etc.), las actividades
no locomotrices (balancearse, estirarse, incli-
narse, girar, empujar, doblarse, traccionar,
colgarse, equilibrarse, etc.), en las que sólo
alguna parte específica del cuerpo es movida
y las manipulativas o proyectivas, en las
cuales se mueven objetos (arrojar, lanzar,
atrapar, patear, recepcionar, batear, driblear,
etc.). Estas actividades están presentes en
todas las disciplinas deportivas como patro-
nes motores sobre los que se construyen las
técnicas específicas.2 6
Generalmente la mayoría de las habili-
dades motoras fundamentales se desarro-
llan a los 6-7 años de edad, aunque los
patrones de madurez de algunas de estas
habilidades no se desarrollan hasta más tar-
de. Así, hay niños de 6-7 años de edad que
no han desarrollado suficientemente la co-
ordinación y el control para cumplir satis-
factoriamente las habilidades motoras fun-
damentales. El desarrollo motor en la infan-
cia y niñez está relacionado con la madura-
ción neuromuscular, el rápido crecimiento
del sistema nervioso y consecuentemente,
la mielinización.15,17,21
Una vez que los patrones básicos de mo-
vimiento están establecidos, el aprendizaje y
la práctica son factores que influyen signifi-
cativamente sobre la competencia motora,
además de las características de crecimiento
y maduración del niño. Posteriormente, la
actividad motora requerirá el esfuerzo del
vigor o fuerza, la potencia y la velocidad.
La habilidad motora aumenta con la edad,
tanto en varones como en mujeres, hasta los
18 años, aunque en estas últimas tiende a
estabilizarse hacia la pubertad, lo que se
debería a las diferencias hormonales entre
ambos sexos.17
El período ideal para el apren-
dizaje motor es el comprendido entre los 8 y
los 12 años de edad.
2. Fuerza: Se llama fuerza propiamente
dicha a la capacidad para ejercer acción mus-
cular contra una resistencia.14,25,27,28
La fuerza aumenta con la edad y lo hace
de manera diferente en ambos sexos, a la vez
que los patrones de progreso no son unifor-
mes para todos los esfuerzos. La fuerza está-
tica aumenta linealmente con la edad hasta
los 13-14 años en los varones, momento en
que se presenta un brote adolescente. En las
niñas, la fuerza también progresa linealmente
con la edad hasta los 16 o 17 años pero no hay
evidencia de que en ellas ocurra un brote
adolescente, alcanzando el máximo alrede-
dor de los 20 años. En los varones la fuerza
continúa aumentando durante la tercera dé-
cada de la vida, alcanzando su máximo entre
los 20 y 30 años de edad.14,17,29
El desarrollo de la fuerza, la potencia y la
habilidad no será posible si no se ha alcan-
zado la madurez nerviosa. La mielinización
de muchos nervios motores es incompleta
hasta la madurez sexual, por lo que el con-
trol neural de la función muscular es limita-
do antes de llegar a esta fase. En estudios
longitudinales llevados a cabo entre los 7 y
18 años se encontró que la fuerza muestra
un incremento alrededor de los 12 años en
los varones, coincidiendo con el inicio de la
pubertad. No se registran datos similares en
las niñas.
3. Función pulmonar: La función pulmo-
nar cambia más en función de la estatura que
con respecto a la edad. Es decir, el incremen-
to de los volúmenes pulmonares en la niñez
y la adolescencia tiende a ser proporcional a
la talla. Todos los volúmenes aumentan has-
ta que se alcanza la madurez física. La venti-
lación pulmonar (VE) máxima (Mx), en valo-
res absolutos aumenta con la edad y en valo-
res relativos es igual en adultos, jóvenes y
niños. La VE submáxima disminuye con la
edad, lo que sugiere una menor reserva
ventilatoria en las edades infantiles.17, 30
La VE y el VO2
aumentan linealmente
hasta el punto de “ruptura” respiratorio
donde la VE se acelera marcadamente, de-
terminando una elevación del equivalente
respiratorio debido a la necesidad de au-
mento de la cantidad de litros movilizados
por cada litro de oxígeno consumido, por lo
que el niño presentaría una ventilación an-
tieconómica, ya que debe movilizar más
aire por litro de oxígeno consumido. En
comparación con los adultos y adolescen-
tes, los niños responden al ejercicio con una
alta frecuencia respiratoria (FR) y una ven-
tilación superficial.3 1
Si analizamos el desarrollo de la madu-
ración pulmonar, se comprenderá mejor lo
302 / Arch.argent.pediatr 2003; 101(4) / Comités de la SAP
expuesto. Aproximadamente a partir del
noveno o décimo mes de la vida fetal co-
mienza el desarrollo alveolar, pero la mayo-
ría de los alvéolos se desarrollan y maduran
después del nacimiento. El tejido pulmonar
crece considerablemente en la vida posnatal
y maduran progresivamente las funciones
respiratorias.
Los pulmones humanos pesan alrededor
de 60-70 g al nacer y aumentan su masa en
alrededor de 20 pliegues antes de alcanzar la
maduración, en contraste con el corazón, el
cual crece en forma proporcional al aumento
de estatura. El número de alvéolos aumenta
desde aproximadamente 20 millones al naci-
miento hasta 300 millones alrededor de los 8
años de edad, alcanzando, en ese momento
la cantidad que corresponde a edad adulta.2 1
4. Función cardiovascular: Como todas las
funciones orgánicas, la función cardiovascu-
lar experimenta cambios durante todo el pro-
ceso de crecimiento y desarrollo.
El tamaño del corazón es directamente
proporcional al tamaño corporal y, por lo
tanto, los niños tienen corazones más peque-
ños que los adultos. Como consecuencia de
ello y de un menor volumen sanguíneo, el
niño tiene menor volumen sistólico. La ma-
yor frecuencia cardíaca máxima del niño sólo
puede compensar parcialmente esta menor
capacidad del volumen sistólico y, por lo
tanto, el gasto cardíaco máximo es menor
que el de un adulto con un mismo nivel de
entrenamiento.14,17,32
El mayor flujo sanguíneo muscular en los
niños representa una distribución más favo-
rable de la sangre durante el ejercicio. Esto
facilita el transporte de oxígeno al músculo
activo y, junto con el aumento de la diferen-
cia arteriovenosa de oxígeno, compensa el
bajo gasto cardíaco, pero no hay que olvidar
que la capacidad del niño para liberar oxíge-
no es menor que en el adulto.32,33
El comportamiento de la presión arterial
muestra que es directamente proporcional al
tamaño corporal, es decir, es menor en los
niños que en los adultos y va aumentando
paulatinamente hasta alcanzar los niveles
adultos alrededor de los 20 años de edad.
La respuesta cardiovascular y pulmonar
al ejercicio a una potencia submáxima deter-
minada cambia con la edad. Sin embargo, los
cambios que aparecen con la edad están más
relacionados con la masa corporal o estadio
de la maduración biológica que con la edad
cronológica per se.
5. Capacidad aeróbica: La capacidad
aeróbica consiste en acomodar la necesidad
de oxígeno de los músculos que se ejercitan
mediante la adaptación cardiovascular como
respuesta al aumento de la actividad.14,17
El
incremento en la función pulmonar y cardio-
vascular acompaña al crecimiento; de mane-
ra similar lo hace la capacidad aeróbica (VO2
máx).
El VO2
máx, expresado en litros por mi-
nuto (l/min), alcanza su nivel más alto entre
los 17 y los 21 años de edad en los varones y
entre los 12 y 15 años en las mujeres, luego
disminuye en forma sostenida.17,33
La poten-
cia aeróbica máxima muestra un claro brote
adolescente al final del pico de máximo cre-
cimiento.21
La actividad desarrollada por el
individuo está directamente relacionada con
la magnitud de la potencia aeróbica, lo que se
advierte sobre todo en los varones, ya que
antes, durante y después del brote de creci-
miento puberal los varones activos tienen
una potencia aeróbica máxima relativa ma-
yor que los que tienen un nivel promedio de
actividad física.14,15,21
Si relacionamos al VO2
máx con el peso
corporal, se comprueba que en los varones se
estabiliza desde los 6 hasta los 25 años; en
cambio en las niñas su declinación comienza
aproximadamente a los 13 años de edad, lo
que se atribuye, entre otros factores, al au-
mento de la grasa corporal que se produce en
ellas durante la pubertad.1 4
Esta relación del VO2
máx con el peso
corporal puede no proporcionar una estima-
ción precisa de la capacidad aeróbica. Aun-
que los incrementos del VO2
máx que acom-
pañan al entrenamiento de resistencia en los
niños son relativamente pequeños en com-
paración con los adultos, los incrementos en
el rendimiento de estos niños son relativa-
mente grandes. El menor valor del VO2
máx
del niño (l/min) limita la capacidad de resis-
tencia, a menos que el peso corporal consti-
tuya la principal resistencia al movimiento,
como en las carreras de fondo, en las que los
niños no deberían estar en desventaja por-
que sus valores de VO2
máx expresados en
relación con el peso corporal son ya los del
adulto o similares.
Aquí juega un papel principal la econo-
mía de esfuerzo, pues el niño tendrá un
Edad de iniciación deportiva. Óptimo momento psicofísico / 303
consumo de oxígeno submáximo sustan-
cialmente más elevado que el adulto al con-
siderarlo en relación con el peso corporal.
Asimismo, los cambios físicos que se pro-
ducen en el momento de la pubertad, como
el alargamiento de las piernas y el fortaleci-
miento muscular hacen que mejoren las téc-
nicas al correr. Por lo tanto, la economía al
correr aumenta; esto mejora el ritmo en las
carreras de fondo, aunque los niños no es-
tén entrenados y sus valores de VO2
máxi-
mo no aumenten.17,31
6. Capacidad anaeróbica: La capacidad a-
naeróbica es limitada en los niños, ellos no
pueden alcanzar concentraciones de ácido
láctico en los músculos o en la sangre como
los adultos, debido a una menor capacidad
glucolítica, probablemente por una menor
concentración de fosfofructocinasa, una
enzima clave que controla el ritmo de la
glucólisis.14,17,33
La potencia anaeróbica aumenta con el
crecimiento y el desarrollo y el entrenamien-
to anaeróbico mejoraría tal capacidad en los
niños, mejorando los niveles en reposo de
fosfocreatina, ATP y glucógeno, con mayor
actividad de la fosfofructocinasa y por lo
tanto, con mayor nivel de lactato en sangre.
La potencia anaeróbica generada por un niño
de 8 años es el 70% de la que puede generar
uno de 11 años.3 1
7. Tensión térmica: De acuerdo con estu-
dios llevados a cabo en el laboratorio, se
comprobó que los niños son más suscepti-
bles de padecer enfermedades o lesiones in-
ducidas por el frío o el calor que los adultos.
Esto se debería a una menor capacidad del
niño para perder calor por la sudoración
cuando se ejercita en ambientes cálidos, por-
que sus glándulas sudoríparas forman sudor
más lentamente. Además, su ritmo de acli-
matación a los ambientes cálidos es menor
que en los adultos. Los niños producen ma-
yor calor metabólico por kilogramo de peso
que los adolescentes o los adultos, lo que
implica mayor esfuerzo de sus mecanismos
termorreguladores.34
También los niños es-
tán expuestos a sufrir hipotermia en ambien-
tes fríos, es decir, no tienen la capacidad de
regular la temperatura como el adulto.12
En
las niñas, la temperatura corporal puede ser
mayor a la de los varones durante el ejercicio
(en 2º C o 3º C) debido a que poseen menor
número de glándulas sudoríparas. Por lo
tanto, con la actividad física producen y
mantienen mayores temperaturas corpora-
les, lo que puede causarles inconvenientes
en días calurosos y húmedos.
8. Maduración biológica: Todo el período
de crecimiento y desarrollo ocupa en el hom-
bre más de la cuarta parte de su vida media;
el 20% final de este crecimiento lo completa
durante la adolescencia. Una característica
destacada de este período de crecimiento y
desarrollo es la gran variabilidad en la edad
de iniciación de los cambios corporales y la
aceleración de la velocidad de crecimiento.1
De acuerdo con nuestras propias obser-
vaciones y experiencias, las niñas maduran
antes que los varones, se adelantan 2 años en
el crecimiento óseo lineal, es decir, hacen su
pico de máximo crecimiento 2 años antes que
los varones, a una edad promedio de 12 años
(de 14 años en los varones). La diferencia no
es la misma para la adquisición de los carac-
teres sexuales secundarios, evaluados éstos
de acuerdo con los criterios de Tanner.35
Con
respecto a éstos y siempre refiriéndonos al
promedio, los varones comienzan su desa-
rrollo genital 8 meses después que las niñas
iniciaron su desarrollo mamario; el vello
pubiano aparece en ellos 1 año después que
en las niñas.1,36
En las niñas, la menarca acontece justo en
medio de la sucesión de hechos, a una edad
promedio de 12,36 años, de acuerdo con el
estudio llevado a cabo en niñas de la ciudad
de Córdoba durante la década de 1981-1990.3 7
No obstante, la primera menstruación puede
acontecer entre los 10,5 años y los 15,5 años.
Calculamos la composición corporal en el
momento de la menarca según Frisch 7,38-42
y
ésta se presenta con una talla promedio de
156 cm, 45,9 kg, un porcentaje de grasa míni-
mo de 17% y un promedio de 23,2%.4 2
9. Erupción dentaria: La edad dental pue-
de determinarse por el grado de formación
o por la emergencia de los dientes; el segun-
do de los métodos es el utilizado por noso-
tros. Junto con la edad ósea, la morfométrica
y la sexual constituye un medio eficaz de
evaluación de la edad biológica (fisiológica)
del niño.
Al comparar ambos sexos se observa que
en el maxilar superior, el segundo molar
permanente está presente en el 100% de los
varones a los 16 años y en las niñas a los 16,5
años, mientras que en el maxilar inferior este
304 / Arch.argent.pediatr 2003; 101(4) / Comités de la SAP
elemento ya ha alcanzado ese porcentaje a
los 14 años en las mujeres y a los 16 años en
los varones. La erupción del tercer molar
comienza a la misma edad en ambos sexos,
pero las mujeres llegan a los 19 años con un
porcentaje mayor de elementos presentes.1,43
Aspectos psicosociales
El deporte es una de las actividades que
exige simultáneamente la participación del
cuerpo, la inteligencia y la voluntad. Nos
permite canalizar nuestras energías y angus-
tias. Nos debe hacer recordar que nuestros
congéneres son compañeros de juego y no
competidores o enemigos a vencer. La activi-
dad física es un medio formativo inmerso en
el contexto educativo total y un integrador
de la personalidad.4 4
Aunque los términos actividad física y
deporte se usan con frecuencia de manera
indistinta, el deporte tiene una dimensión
social diferente a la primera. Las primeras
etapas de la participación deportiva, son en
realidad un juego, pero como también repre-
sentan obstáculos que vencer, se los pone
para ver qué tan bien se los puede superar.
Estos obstáculos reflejan, al parecer, tanto un
juego como una prueba personal.45
De esta
manera los niños pueden aprender a mane-
jar logros y fracasos, a entender el valor de la
práctica y la preparación para mejorar el
rendimiento, a entender el concepto de justo
e injusto, aceptar la autoridad adulta e inte-
rrelacionarse con distintos grupos sociales y
económicos, así como la autodisciplina.1 6
Pero, además de los efectos positivos, el
deporte puede tener efectos negativos, espe-
cialmente sobre aquellos niños que se desta-
can o muestran algunas condiciones especia-
les que los proyectan como un posible futuro
talento. La presión que en reiteradas ocasio-
nes es ejercida por los padres, entrenadores,
pares, etc. y el temor ante el menor fracaso
pueden ayudar a disminuir su autoestima,
provocarles estrés, angustia, hasta llegar in-
cluso a la depresión y a sufrir lesiones físicas
cada vez más frecuentes. Estos síntomas no
advertidos, exponen a los niños a la conducta
negativa de los adultos.11,16
Muy importante es diferenciar entre “ini-
ciación deportiva” y “especialización depor-
tiva”. La primera se refiere al proceso de
enseñanza-aprendizaje en la que el niño o
adolescente aprende las destrezas básicas de
un deporte, mediante el juego y de acuerdo
con las posibilidades. Especialización depor-
tiva implica desarrollo y entrenamiento de
las capacidades técnico-tácticas y físicas, con
el fin de lograr el mayor rendimiento posible.
Esto último se consigue en competencias
regulares, según categorías establecidas,
cumpliendo reglamentos, etc. 17
Para conse-
guir esto debe existir una maduración física,
neurológica, cognitiva y psicológica, así como
un contexto social apropiado.
Aunque hay una tendencia a que los ni-
ños participen en los deportes a edades tan
tempranas, por ejemplo, como los 5 años
para natación, 4-5 años para gimnasia y 6
años para fútbol y aunque es difícil generali-
zar acerca de cuándo un niño está listo para
participar en un deporte organizado, se ha-
brá notado que en el sentido de la confronta-
ción social, ésta no se desarrolla totalmente
antes de los 6 años. La maduración cognitiva
para entender la naturaleza competitiva del
deporte no se desarrolla antes de los 8 o 9
años. Además, comprender conceptos tales
como la posición dentro de un equipo, la
posición y función dentro del campo de jue-
go o cómo seguir las instrucciones y estrate-
gias, pueden aparecer aún más tarde. De
modo que los niños pueden no alcanzar la
madurez psicológica total para competir en
los deportes hasta los 11 o 12 años.1 6
Hay niños que sobresalen naturalmente
en un deporte, por lo que los padres desean
saber si podrán llegar a integrar el grupo de
los deportistas de élite. Es muy difícil prede-
cir lo que ocurrirá con ellos, porque se pre-
sentan numerosas variables que dificultan el
pronóstico, ya que ellas son de naturaleza
biológica, psicológica y sociocultural, y se
relacionan con el rendimiento.11,31,46,47
Tam-
bién habrá que tener en cuenta las demandas
específicas para cada deporte.
Asimismo, la experiencia en los deportes
es percibida de manera distinta en las dife-
rentes etapas adolescentes. Esto se relaciona
con los diferentes grados de madurez psico-
lógica y cognitiva en la adolescencia tempra-
na, media y tardía.1 6
En la adolescencia temprana los jóvenes
entienden conductas y consecuencias sobre
una base de “aquí y ahora”; en la adolescen-
cia media ya desarrollan una perspectiva de
tiempo futuro y de razonamiento abstracto,
siendo importante para ellos la opinión de
Edad de iniciación deportiva. Óptimo momento psicofísico / 305
pares y entrenadores. En la adolescencia tar-
día perciben sus habilidades deportivas de
manera más acorde con la realidad, al mismo
tiempo que aparecen otros intereses que
pueden ser más importantes para ellos que
los deportes.
Los niños y adolescentes pueden sufrir
lesiones por sobrecarga o estrés y responden
a ellas según sus propias características. Aun-
que reaccionan mejor frente a una lesión,1 6
porque no dudan con respecto a su curación,
a veces se presentan situaciones que los vuel-
ven negativos, sobre todo si la lesión tarda en
resolverse, lo que también depende del apoyo
familiar recibido y si existe un estado de ansie-
dad o depresión subyacente.
Si bien la práctica de los deportes puede
resguardar a niños y adolescentes de caer
en conductas negativas, muchas veces, por
distintos motivos, ellos participan en actos
de agresión y violencia, más común en
deportes de contacto, en el uso de sustan-
cias prohibidas para mejorar su rendimien-
to o también, en el uso de suplementos
nutricionales para aumentar su masa mus-
cular y fuerza, entre otros objetivos. El
motivo por el cual un adolescente hace uso
de estas sustancias se relacionan con la
presión ejercida por su entorno, pares, pa-
dres, entrenadores, etc., para la consecu-
ción de determinados logros, el miedo a
defraudar a los demás o a sí mismo y, tam-
bién, con el estrés competitivo.11,16
Otra de las conductas negativas es la rela-
cionada con el control del peso corporal,
parámetro muy importante en la práctica de
algunos deportes como los estéticos (ballet,
patinaje artístico, gimnasia, etc.), y que pue-
de llevar, sobre todo a las niñas, al padeci-
miento de algún desorden alimentario.48-50
La participación intensiva en los deportes
implica que el niño, en muchas ocasiones,
inicie el entrenamiento específico a edades
tan tempranas como los 5 o 6 años y, a veces
antes. Este entrenamiento se lleva a cabo, a
veces, en horarios extras, aparte de todas las
otras actividades normales o sociales que
debe realizar y, en muchas ocasiones, pue-
den conducir al padecimiento de problemas
como cansancio y fatiga. Esto, a su vez, pro-
voca lesiones por sobreuso en el sistema
musculoesquelético. Toda esta sucesión de
eventos puede producir un estado de ansie-
dad, depresión y desorden alimentario, ade-
más de conducir al niño o adolescente al
síndrome de sobreentrenamiento y como con-
secuencia final, al abandono del deporte.11,14,51
En cuanto a los efectos que la actividad
física intensa puede provocar particularmen-
te en las niñas, lo más destacado es, respecto
de la maduración biológica, un retraso en el
desarrollo puberal y más específicamente
retraso en la aparición de su primera mens-
truación o menarca.52
Según Frisch, en un
estudio realizado en adolescentes deportis-
tas, la menarca se retrasa 5 meses por cada
año de entrenamiento antes de ella.53
Esto se
relaciona con el menor peso corporal y el
menor porcentaje de grasa corporal. Se re-
quiere, como mínimo, 17% de grasa para que
las niñas puedan iniciar sus ciclos menstrua-
les.54
Este hecho se comprobó en una investi-
gación propia realizada en adolescentes de
la ciudad de Córdoba, en una reproducción
del trabajo efectuado por Frisch en EE.UU.38,53
No obstante, hay quienes no aceptan la hipó-
tesis del porcentaje de grasa.
En las niñas que ya han comenzado a
menstruar se puede presentar lo que el
American College of Sports Medicine ha descrip-
to como la tríada del atletismo femenino.49,50,55-61
Los efectos del entrenamiento sobre la
maduración biológica de los varones, en cam-
bio, no se consideran habitualmente, quizás
porque ellos son siempre más activos que las
niñas y quizás porque no hay un parámetro
tan fácil de objetivar como la menstruación.
Aún está muy arraigado en la actual so-
ciedad deportiva agrupar a los niños por
edad cronológica, actitud muy frecuente en
la práctica de deportes populares, como fút-
bol, rugby, básquet, etc., sin considerar los
cambios biofísicos que se producen durante
la adolescencia, con la variabilidad que la
caracteriza. De esta manera es posible en-
frentar a niños de la misma edad, por ejem-
plo de 12 o 13 años, en donde uno tiene aún
todas las características infantiles y el otro
está avanzado en su maduración, observán-
dose una marcada diferencia de desarrollo
entre estos grupos de jóvenes. Es decir, que
las categorías deberían ser establecidas por
tamaño corporal (maduración biológica) y
no por edad cronológica. Al tener esto en
cuenta se estarían previniendo daños físicos,
psicológicos y el abandono del deporte por
parte de los niños y adolescentes.
En el seno del Comité de Medicina del
306 / Arch.argent.pediatr 2003; 101(4) / Comités de la SAP
Deporte de la Sociedad Argentina de Pedia-
tría se tiene siempre presente la siguiente
premisa: “Es preferible un adulto activo siem-
pre, a un niño campeón hoy”.
¿CUÁNDO UN NIÑO ESTÁ LISTO
PARA LA PRÁCTICA DEPORTIVA?
Se podría definir el momento óptimo para
la práctica deportiva como aquel en el cual
un niño logra la madurez necesaria para
aprender y comprender una tarea dada. En
el contexto de los deportes, este momento
también incluye factores físicos, neurológicos,
cognitivos, psicológicos y sociales.
La variabilidad que existe en los paráme-
tros de crecimiento y desarrollo entre la ni-
ñez y la adolescencia hacen de la edad
cronológica un criterio no confiable para
determinar si un niño está preparado para
participar en los deportes. Esta participación
depende, además, del desarrollo del niño, de
la disposición de sus padres, del contexto
sociocultural y de la demanda específica de
un deporte determinado.1 6
Lograr la participación de los niños en
diversas actividades deportivas es más be-
neficioso que exponerlos prematuramente a
aprender una destreza particular o especiali-
zada en un deporte antes de que estén total-
mente desarrollados. La especialización tem-
prana puede, en efecto, llevar al fracaso y
desalentar la participación futura.
Por lo analizado previamente, creemos
fundamental que el médico pediatra y todos
los que están relacionados con el deporte
infanto-juvenil conozcan todos estos aspec-
tos para tratar de evitar que tanto el niño
como el adolescente sufran traumas físicos y
psíquicos. Para ello se puede tomar como
referencia el “Esquema General de las Eta-
pas de Inicio, Desarrollo e Intensificación
sobre las Fases Sensibles”.31
Se entienden
como fases sensibles los “períodos donde
hay una entrenabilidad muy favorable para
una capacidad motora”31
(Tablas 1 y 2).
Esto indica que “el aprendizaje puede
realizarse cuando el niño está listo, es decir,
cuando posee y domina los prerrequisitos de
ese aprendizaje y la capacidad de reor-
ganizarlos”.3 1
Como orientación se puede tomar en con-
sideración lo siguiente:
• De los 4 a los 7 años el objetivo será de-
sarrollar la actividad motora (habilida-
des motoras básicas, coordinación, equi-
librio, velocidad), el conocimiento del es-
quema corporal, la diferenciación seg-
mentaria, afianzar la multilateralidad
como base de la orientación espacial. Exis-
ten innumerables juegos y actividades
que benefician este tipo de desarrollo.
• Entre los 8 y 9 años se podrá comenzar
con actividad predeportiva, minidepor-
tes. Esto último les permitirá elegir des-
trezas que estén de acuerdo con sus apti-
tudes motrices y funcionales. Sería con-
veniente la iniciación en las prácticas del
atletismo, porque esto les permitirá per-
feccionar el salto, el lanzamiento y la ca-
rrera, utilizando siempre la competencia
como medio educativo y no como fin.
• De los 10 a los 12 años, la habilidad gene-
ral motora adquirida les permitirá mane-
jar su cuerpo en el tiempo y en el espacio.
En este momento ya se puede comenzar a
desarrollar la habilidad motora específi-
ca, estimulando la flexibilidad, la fuerza
(sin el empleo de cargas máximas) y la
resistencia (más la aeróbica que la anae-
róbica). Además, se trabajará para que el
niño logre desarrollar el dominio y uso de
su cuerpo en movimientos analíticos, así
como la incorporación de técnicas y ges-
tos propios de cada deporte.
• La etapa comprendida entre los 13 a los 15
años es la de maduración puberal; es la
etapa adolescente en la que ya se puede
comenzar el deporte con sus reglas y se-
siones de entrenamiento, respetando los
momentos evolutivos propios de cada
niño en particular, debido a la gran varia-
bilidad que los cambios puberales pre-
sentan individualmente. Los deportes
pueden ser de equipo, como el fútbol,
basquet, voley, hockey, etc., o individua-
les como la natación, tenis, atletismo, etc.
Es importante controlar en los niños tanto
el cansancio físico como la tensión psíqui-
ca y emotiva que provoca la participación
en los deportes. De allí que la actividad
física debe estar controlada y dirigida por
docentes idóneos en educación física in-
fantil, dosificando el entrenamiento de
acuerdo con la edad biológica y las posibi-
lidades de cada uno.
• A partir de los 16 años el adolescente ya
puede iniciar la práctica del deporte com-
petitivo, ya sea en equipo o individual. En
Edad de iniciación deportiva. Óptimo momento psicofísico / 307
cuanto al levantamiento de pesas y
fisicoculturismo, es conveniente esperar
hasta el completo desarrollo morfofun-
cional del adolescente. En este aspecto,
las opiniones son diametralmente opues-
tas: desde los fabricantes de equipos que
sugieren que el entrenamiento de la fuer-
za debe iniciarse en la lactancia, hasta los
que adoptan la postura de que el entrena-
miento de la fuerza debe ser realizado
solamente por los adultos.27
Quienes es-
tán a favor del entrenamiento de la fuerza
a edades tempranas insisten en que hay
que asegurarse de que se imparta una
instrucción adecuada, que se apliquen
estrictamente las reglas y el uso del equi-
po apropiado, como medios de prevenir
lesiones. Pero no hay que olvidar que en
los niños esto no está exento de riesgos.
También, se atribuyen efectos positivos a
esta conducta27
(Tabla 3).
Todas las personas involucradas en el
manejo de los niños y adolescentes deberán
tener conocimientos para actuar con idonei-
dad y sentido común, orientando los apren-
dizajes en los distintos niveles por los que va
transitando el niño o joven durante su creci-
miento. El niño aprende a reconocerse a sí
mismo jugando; de esta manera también
aprende a diferenciarse del mundo que lo
rodea, a integrarse a ese medio y a sí mismo.
El trabajo debe ser interdisciplinario. Si el
juego es adecuado a la etapa evolutiva, les
permitirá adquirir una estructura psicomo-
triz ordenada.2 9
CONCLUSIONES
Si el objetivo es que el niño juegue, se
divierta y adopte al deporte como parte inte-
grante de la estructura de su personalidad, la
estimulación adecuada de las actividades
motoras debe comenzar lo más temprana-
mente posible. Es de fundamental importan-
cia que el niño tenga, en todas las etapas, los
elementos necesarios para que pueda inte-
grar al movimiento como parte de su perso-
nalidad. La niñez es una etapa de aprendiza-
je y de desarrollo de las cualidades físicas
básicas y no una etapa de especialización.14,51
Con el comienzo de la adolescencia apa-
rece el período del “qué y quién soy como
persona”. En los deportes es posible la elec-
CAPACIDAD MOTORA
Velocidad de reacción
Veloc. de movimiento
Metabolismo aeróbico
Met. anaer. aláctico
Met. anaer. láctico
Fuerza rápida
Fuerza de resistencia
Fuerza máxima
Hipertrofia muscular
Coord. gral. (básica)
Coord. específica
Flexibilidad
ETAPAS DE LA
FORMACIÓN
DEPORTIVA
PREESCOLAR
Inicio
Inicio
Inicio
Inicio
Inicio+Desarrollo
Inicio
Inicio + Desarrollo
EDUCACIÓN
DEL
MOVIMIENTO
PREPUBERAL
Inicio+Desarrollo
Inicio+Desarrollo
Inicio+Desarrollo
Desarr.+Intensific.
Inicio+Desarrollo
Inicio
Desarr.+Intensificac.
Desarr.+Intensificac.
Desarr.+Intensificac.
PUBERAL
Desarr.+Intensificac.
Intensificación
Desarr.+Intensificac.
Intensificación
Inicio
Desarr.+Intensificac.
Desarrollo
Inicio+Desarrollo
Inicio
Intensificación
Intensificación
Intensificación
POSPUBERAL
Intensificación
Intensificación
Intensificación
Intensificación
Desarr.+Intensificac.
Intensificación
Intensificación
Desarr.+Intensificac.
Desarr.+Intensificac.
Intensificación
Intensificación
Intensificación
TABLA 1: Esquema general de las etapas de inicio, desarrollo e intensificación de las fases sensibles31
INICIACIÓN
DEPORTIVA
GENERALIZADA
ESPECIALIZACIÓN
DEPORTIVA
308 / Arch.argent.pediatr 2003; 101(4) / Comités de la SAP
ción de una actividad determinada, con es-
pecialización de la técnica, y comienza el
aprendizaje de la táctica y la estrategia. Todo
esto siempre y cuando las etapas anteriores
se hayan cumplido adecuadamente y se haya
construido un basamento firme de gusto por
el deporte, por el movimiento, pues de lo
contrario se habrá comenzado a edificar un
individuo sedentario del futuro con todas las
consecuencias que esto implica.14,51
Se deben favorecer las actividades coor-
dinadas perceptivomotoras, incentivando
el juego y la socialización y evitando todas
las actividades deportivas de alto rendi-
miento y entrenamiento sistemático en eda-
des precoces, así como también las pruebas
anaeróbicas y las sobrecargas no controla-
das si su momento fisiológico y madurativo
no es el adecuado.
De ser posible se debe evitar la incorpora-
ción precoz en los deportes competitivos,
porque el niño no está preparado evolutiva-
mente ni psicológicamente para competir en
forma aislada o en equipo. Al mismo tiempo,
se debe canalizar la competencia natural
como elemento educativo y no para que vea
en el “otro” a un rival.
Desde el punto de vista de Malina62
“las
respuestas a la actividad física del entrena-
miento regular del individuo en desarrollo,
probablemente no son suficientes para alte-
rar los procesos de crecimiento y madura-
ción programados genotípicamente. Por lo
tanto, el entrenamiento no tiene ningún efec-
to aparente sobre la estatura y la madura-
ción, tal como se valora en los estudios de
crecimiento”.
La Academia Americana de Pediatría,
en una reciente y prudente declaración, re-
comienda que los “niños deben ser estimu-
lados a participar en variedades de depor-
tes ” y señala que “el entrenamiento intensi-
vo temprano y la práctica de deportes espe-
cializados pueden tener efectos físicos y
psicológicos adversos”.16,21
Que el entrenamiento intenso en un seg-
mento de la población infantil es una reali-
dad, es algo que no podemos ignorar; las
llamadas de atención en ese sentido hacen
que nuevamente se aborde el tema y necesa-
riamente promueva a elaborar pautas para
tratar de proteger al niño en su salud
Fuerza máxima
Fuerza explosiva
Fuerza
Resistencia
Resistencia aeróbica
Resistencia anaeróbica
Velocidad de reacción
Velocidad máxima
Acíclica
Cíclica
Flexibilidad
5-8 8-10 10-12 13-14 14 -16 16-18 18-20
xm xxm xxxm
xf xx f xxxf
xm xxm xxxm
xf xxf xxxf
xm xxm xxxm
xf xxf xxxf
xm,f xm,f xxm,f xxm,f xxxm,f
xm xx m xxxm
xf xxf xxxf
x m,f xm,f xxm,f xx m,f xxxm,f
xm xxm xxxm
xf xxf xxf xxxf
xf xxf xxf xxxf
x xm,f xxm,f xxm,f xxxm,f
x: Entrenamiento cuidadoso ( 1-2 veces por semana), entrenamiento leve.
x x: Entrenamiento más intenso ( 2-5 veces por semana).
x x x: Entrenamiento de rendimiento.
A partir de aquí según planificación individual.
m: varones.
f: mujeres.
TABLA 2: Posibilidades de iniciar el entrenamiento y del entrenamiento forzado de la condición física en diferentes
edades
©
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©
Edad de iniciación deportiva. Óptimo momento psicofísico / 309
psicofísica-social integral. Frente a una reali-
dad que costará cambiar, es que intentamos
llegar con nuestra propuesta a todos los in-
volucrados en el manejo del niño, sobre todo
al pediatra, quien es el custodio de la salud
del niño y el adolescente, actuando tanto
como médico, educador, consejero de pa-
dres, del mismo niño y también del entrena-
dor.
Sería fundamental que los pediatras in-
tegraran los equipos interdisciplinarios para
la atención y seguimiento de los niños y
adolescentes que practican deportes, recor-
dándoles que ya cuentan con una herra-
mienta importante, como las pautas del Con-
senso sobre examen físico del niño y del
adolescente que practica actividades físi-
cas, elaboradas por el Comité Nacional de
Medicina del Deporte Infanto-Juvenil y por
el Comité de Medicina del Deporte Infanto-
Juvenil (Filial Córdoba) de la Sociedad Ar-
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TABLA 3: Periodización a largo plazo para entrenamiento de la fuerza para atletas juveniles (modificado de Tudor Bompa: Periodización
de la fuerza)(29)
ESTADIOS DE
DESARROLLO
FORMAS DE
ENTRENAMIENTO
MÉTODOS DE
ENTRENAMIENTO
VOLUMEN
INTENSIDAD
MEDIOS DE
ENTRENAMIENTO
Prepuberal
(Iniciación)
• Ejercicios simples
• Juegos
• Informal
• Circuito de
entrenamiento
• Bajo
• Muy baja
• Propio peso
• Con otro compañero
• B. M.
Pubertad
(Formación deportiva)
• Acondicionamiento
anatómico
• Postas
• Juegos
• C. E.
• De bajo a medio
• Baja
• B. M.
• Peso libre leve
• Tubo de goma
Pospubertad
(Especialización )
•Acondicionamiento
anatómico
• Fuerza específica
• C. E.
• Entrenamiento de
potencia
• Medio
• Baja
• Media
• B. M.
• Aparatos (livianos)
• Tubo de goma
Adultos o
alto rendimiento
• Específico
• Hipertrofia
• Mx F
• Potencia
• R-M
• Medio
• Alto
• Media
• Alta
• Máxima
• Pesos libres
• Otros
C.E.: Circuito de entrenamiento. MxF: Máxima fuerza. R-M: Repetición máxima. B. M.: Balón medicinal.
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de Buenos Aires: Paidotribo, 2000:164-189.
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sexo y a la mujer deportista. En: Wilmore JH y
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actividades físicas. Arch.argent.pediatr 2000;
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comités de la SAP

  • 1. Arch.argent.pediatr 2003; 101(4) / 296 Dres. Sabina Zurlo de Mirotti(1) y Dr. Oscar Casasnovas(2) Comités de la SAP Co-autores: Dr. Rolando Amigó(1)(3) , Dr. Raúl Ferrari(1) (2) , Dr. Julio A. Ulloque(1) (2)(3) , Dr. Pascual Villiarolo(1) , Dr. Horacio Yulita(2) . Colaboradores: Dr. Mariano Cerezo(2) , Dr. Mauricio Mónaco(2) , Dr. Oscar Ottonello(2) , Dr. Angel Turganti(2) . (1) Comité de Medicina del Deporte Infanto-Juvenil de SAP-Filial Córdoba. (2) Comité Nacional de Medicina del Deporte Infanto-Juvenil de SAP. (3) Servicio de Medicina del Deporte del Hospital de Niños de Córdoba. Correspondencia: Dra. S. Zurlo de Mirotti. Arturo M. Bas 54, 10º “C”, CP X5000KLD Córdoba, e-mail: sabinazurlo@hotmail.com Dr. O.Casasnovas, Friuli 2162, Bº Colinas de Velez Sarsfield, Córdoba, CP 5016, e-mail: casasnovas@intramed.net.ar INTRODUCCIÓN El momento o edad de iniciación de- portiva ha sido analizado ampliamente por distintos autores que generalmente están ligados al campo de la educación física o el entrenamiento infantil. En sus conclusiones hallamos buenos criterios de análisis en defensa del bienestar del niño o joven que va a realizar alguna actividad física o deportiva. Desde el pun- to de vista médico, se debe considerar que los juegos y deportes varían en sus carac- terísticas e intensidades de acuerdo con el crecimiento del niño, su desarrollo y ma- duración. Ante estos hechos, el pediatra se encuentra cada vez con más frecuencia ante la necesidad de aconsejar o no a sus pacientes la práctica de tal o cual juego o deporte. El objetivo de este trabajo del Comité de Medicina del Deporte Infanto- Juvenil de la Sociedad Argentina de Pe- diatría (Filial Córdoba), con la colabora- ción del Comité Nacional de Medicina del Deporte Infanto-Juvenil de la Socie- dad Argentina de Pediatría, es brindar información y experiencias a los pedia- tras sobre parámetros psicobiológicos pre- sentes en el proceso de desarrollo y ma- duración del niño o joven, relacionadas con las actividades físicas o deportivas, a fin de establecer más claramente los mo- mentos óptimos del comienzo de la acti- vidad, y para ayudar a niños o jóvenes a cumplir con las etapas de crecimiento disfrutando en todo momento de lo que hacen, sin traumas por imposiciones im- propias para su edad. CRECIMIENTO Y DESARROLLO Durante siglos, el espíritu humano ha percibido, como expresión de la dinámica universal de la naturaleza, los cambios de la forma durante la vida de los seres, fueran estos vegetales o animales. En el crecimiento –producto de la hipertrofia e hiperplasia tisular– y en el desarrollo –la maduración de funciones– se sintetiza de la manera más integral y acabada posible todo lo que puede propo- nerse como la “naturaleza del ser”.1 El proceso de crecimiento y desarrollo es continuo, armónico y organizado, se inicia en la concepción y termina en la madurez, siguiendo una secuencia cefalocaudal y centrodistal.2 Nunca es es- tático, sino de un permanente dinamis- mo. Todos los cambios se llevan a cabo de manera gradual y llegan a su máxima expresión hacia la finalización de la ado- lescencia. Todo el proceso es una sucesión de hechos en cadena, donde ninguno apa- rece súbitamente, sino que es consecuen- cia de otro anterior. El crecimiento posnatal se lleva a cabo a través de tres clases de incrementos: lineal, de la superficie y ponderal. El incremento lineal se manifiesta de la siguiente manera: rápido aumento en la lactancia y primera infancia, seguido por un lento desarrollo durante la se- gunda infancia, que corresponde a la etapa escolar, con un aumento rápido antes de la pubertad para llegar a la fase final, más lenta, en la segunda parte de la adolescencia.3-6 El crecimiento ponderal sigue el mis- mo incremento posnatal en peso y volu- men, desde el nacimiento hasta principios de la madurez, dibujando una línea sinusoidal. Desde el primer año hasta el noveno, ambos sexos desarrollan un crecimiento ponderal similar, aunque las niñas son algo más livianas que los varones. Duran- “El hombre solamente juega cuando es humano y es completamente humano cuando juega.” Schiller Edad de iniciación deportiva. Óptimo momento psicofísico
  • 2. Edad de iniciación deportiva. Óptimo momento psicofísico / 297 te el período prepuberal, ellas alcanzan un peso mayor; en tanto que en la última parte de esta etapa y en los años siguientes los varones son los que tienen mayor incremen- to ponderal. Esta superioridad femenina tam- bién se observa en la talla, la superficie cutá- nea y demás medidas externas. Durante el segundo año se produce una desaceleración del ritmo de crecimiento; el niño aumenta entre 10 a 12 cm en estatura y 2,5 kg de peso. Además se observa una dis- minución importante del tejido celular sub- cutáneo. El niño rollizo y regordete comien- za a cambiar gradualmente, desarrollándose más la masa muscular. Es característico, tam- bién de este segundo año, una suave lordosis y el abdomen prominente. Existe una clara desaceleración del crecimiento cerebral y el perímetro cefálico aumenta sólo 2 cm (en contraste con los 12 cm del primer año), alcanzando al final de los dos años las cuar- tas quintas partes del tamaño adulto. Durante el tercero, cuarto y quinto años de vida, los aumentos en peso y talla son relativamente uniformes, de aproximada- mente 2 kg y 6 a 8 cm anuales, respectiva- mente. Es el llamado “período de crecimiento medio” que comienza alrededor de los 3 años. La lordosis y la prominencia abdominal tien- den a desaparecer a lo largo del cuarto año. El período que se extiende entre los 5 y los 10 años en las niñas y entre los 5 y 12 años en los varones corresponde a un crecimiento relativamente uniforme, que termina en el brote de crecimiento de la adolescencia. El promedio de aumento de peso en esta etapa, es de alrededor de 3 a 3,5 kg por año y de 6 cm en estatura; entre los 6 y 7 años, en algunos niños se produce lo que se denomina el “brote de crecimiento medio”, que se debería a un incremento en la producción de hormonas androgénicas como consecuencia del comien- zo del desarrollo de la corteza suprarrenal.4,7 El perímetro cefálico aumenta muy poco, de 51 a 53 cm de los 5 a los 12 años. Al final de este período, el cerebro ha alcanzado virtual- mente el tamaño adulto. Se inicia el desarro- llo de los caracteres sexuales secundarios y los varones alcanzarán un mayor desarrollo de la masa muscular. El crecimiento implica una dinámica de “empujes” alternativos en los incrementos de los miembros, algo que han percibido claramente todos los autores. Tres de ellos han dado enunciados con forma de ley para describir tal singularidad: Ley de Viola (o “ley fundamental del antagonismo”): el aumento ponderal y la diferenciación de las proporciones corpora- les se comportan de forma inversa durante el crecimiento. Ley de Godin: según la cual hay una fase de crecimiento en longitud y otra en ancho, alternativamente. Ley de Pende: hay dos constelaciones hormonales morfogenéticas antitéticas reguladoras: una del crecimiento de la vida vegetativa y la otra, del crecimiento de la vida de relación. Falkner8 expresa: ”los factores genéticos o hereditarios y del medio ambiente están siempre actuando al mismo tiempo”. Cuan- do las condiciones ambientales son favora- bles, el factor genético es el responsable del resultado final del crecimiento. Pero tam- bién, en otras condiciones, la carga genética es capaz de modificar su accionar respon- diendo con gran plasticidad y adaptabilidad al medio, siempre que el cambio no ocurra de manera brusca, ya que el organismo necesita un tiempo para esa adaptación, porque, aun- que parezca una paradoja, como dice Wolanski1 , los niños con buenas condiciones de vida necesitan mayores cuidados que los niños acostumbrados a un medio pobre. El análisis comparativo de datos entre publicaciones anteriores y actuales sobre el crecimiento de los niños demuestra que és- tos son cada vez más altos y pesados. Las investigaciones realizadas sobre el tema re- velan que existe una tendencia secular al aumento de la talla y el peso, así como a una maduración más temprana,9-12 probablemen- te debido al mejoramiento de las condiciones de vida como consecuencia del grado de avance tecnológico y sociocultural de los países. EL PEDIATRA Después de todas estas consideraciones acerca del crecimiento y desarrollo del niño, se entenderá por qué el pediatra es el custo- dio de que todo este proceso se lleve a cabo de una manera óptima.1 3 La tarea del pediatra debe ser integral, considerando al niño como un todo, enfo- cándolo en cada acto médico no sólo desde el punto de vista preventivo o asistencial, sino
  • 3. 298 / Arch.argent.pediatr 2003; 101(4) / Comités de la SAP también desde el punto de vista psicológico y social. El ser humano constituye desde su naci- miento un ser llamado a crecer y desarrollar- se en los aspectos físico, intelectual, afectivo, social y espiritual y el pediatra es el testigo y custodio privilegiado de controlar y condu- cir a este ser humano en el recorrido de este camino: “El que ve nacer las cosas, las conoce de un modo más perfecto”. Así como la Pediatría ha evolucionado y cambiado en el transcurso de sus 200 años de existencia, también el modo de vida ha cam- biado y, a pesar de que las costumbres mo- dernas con toda su tecnología arrastran al niño o adolescente a una vida más sedenta- ria, debemos tener en cuenta que los huma- nos fueron diseñados y construidos para el movimiento. Fisiológicamente no estamos bien adaptados para un estilo de vida inacti- vo. También la participación competitiva de- portiva juvenil ha crecido considerablemen- te durante las últimas décadas y actualmente es una parte inseparable del mundo del de- porte. En él intervienen tanto las niñas como los varones, en diferentes o iguales discipli- nas; muchos de ellos son llevados por sus mayores a la práctica de una especialización temprana para un determinado deporte. De acuerdo con esto se han planteado muchas cuestiones: ¿Es físicamente o psicológicamen- te perjudicial la competición en el niño o adolescente deportista? ¿Se debe permitir a los niños y a los preadolescentes entrenarse y competir en deportes como las carreras de fondo o practicar el entrenamiento de la fuer- za? ¿Cómo afectan la actividad física y el entrenamiento regular los procesos de creci- miento y maduración?1 4 Estos interrogantes y la participación de los niños en los deportes de manera espon- tánea, recreativa o en los deportes organiza- dos, así como en competencias altamente estructuradas organizadas por los adultos, hacen que los pediatras con sus experien- cias en crecimiento y desarrollo, estén en una posición única e inmejorable para guiar durante la práctica deportiva al joven de- portista, a su familia y a su entorno en sus aspectos físico, psíquico y social y que, ob- viamente, estén preparados para hacer frente a potenciales problemas que se pudieran presentar.14,15 ¿CÓMO AFECTAN LOS DEPORTES EL DESARROLLO DEL NIÑO? ¿Qué aspectos debemos considerar en la práctica deportiva de los niños y adolescen- tes para poder evaluar los beneficios y ries- gos asociados con el deporte infanto-juvenil organizado? Los beneficios de la actividad física a lo largo de la vida son indiscutibles, tanto en el plano físico como en el psicológico, social y moral.16 Hay quienes afirman que la partici- pación de los niños y los adolescentes en deportes organizados no es, en sí misma, ni buena ni mala. La experiencia positiva o negativa no estará dada por la participación en sí misma, sino por la manera en que los adultos imparten esa experiencia y al interjuego de muchos factores mediadores como el individual, familiar, los pares, entre- nadores y la sociedad. Por lo tanto, los aspectos de la práctica deportiva por parte de los niños y adolescen- tes que debemos considerar son de orden biológico, psicológico y social. Aspectos biológicos Los niños no son adultos en miniatura, son únicos en sus fases de desarrollo. Cuan- do crecen y aumentan de tamaño maduran también sus capacidades funcionales y así van adquiriendo paulatinamente el desarro- llo de su capacidad motora, la fuerza, la capacidad aeróbica y anaeróbica, etc. El esta- do de madurez de un niño o adolescente puede establecerse por: • La edad cronológica. • La edad ósea. • La maduración biológica o madurez sexual. 1. Huesos: Forman el esqueleto y son los que soportan en gran medida la carga corpo- ral, así como son los responsables del 97% o 98% de la talla corporal, del 15% del peso en el recién nacido y del 16% o 17% del peso corporal en el adulto, es decir, que son un importante componente en la estatura, el peso y la composición corporal. Desde el nacimiento, el hueso se forma por medio de los procesos de osificación, a partir de un centro de osificación primario ubicado en la parte interna y media de la diáfisis ósea y otros secundarios ubicados en las epífisis. Mientras ocurre la formación del hueso en su parte central, van proliferando rápidamente
  • 4. Edad de iniciación deportiva. Óptimo momento psicofísico / 299 en ambos extremos de la diáfisis y dejando entre ésta y las epífisis, los cartílagos de conjunción o de crecimiento, que completa- rán el crecimiento en largo del hueso.1 7 Si por alguna circunstancia estos cartíla- gos de crecimiento sufren una lesión, como una fractura o epifisitis traumática, se puede llegar a afectar el proceso normal de creci- miento. Estas lesiones se presentan con ma- yor facilidad en unos deportes que en otros, como el béisbol, tenis (codo del tenista), na- tación (hombro del nadador), etc. El ejercicio no afecta prácticamente la longitud de los huesos, pero sí ejerce su acción sobre su ancho y densidad.1 7 La edad ósea es una medida muy impor- tante en el desarrollo fisiológico. A diferen- cia de la edad cronológica, la edad ósea se corresponde muy estrechamente con la ma- duración general, el desarrollo sexual y la edad de la menarca. La edad ósea se determi- na mediante radiografía de la mano y de la muñeca. Para determinar la edad ósea se compara una radiografía de la mano y la muñeca izquierda con los estándares de Greulich- Pyle (Atlas de Greulich-Pyle)18 o más recien- te, con el método de Tanner Whitehouse 2 (TW 2).1 9 2. Músculos: Los músculos conforman la mayor masa tisular del cuerpo, son: volunta- rios o esqueléticos, involuntarios o lisos y el músculo cardíaco. Nos referiremos especialmente a los mús- culos esqueléticos o voluntarios. Existen más de 500 en todo el cuerpo, compuestos por pequeñas unidades, las fibras musculares. Éstas se clasifican en fibras de contracción lenta y de contracción rápida, con un 50% de cada tipo aproximadamente; la proporción es diferente en algunos músculos, según la mayor o menor actividad que deban reali- zar. En general, las fibras de contracción lenta actúan en un medio aeróbico, mien- tras que las de contracción rápida están mejor adaptadas para rendir anaeróbica- mente.2 0 La masa muscular aumenta de manera sostenida desde el nacimiento hasta la ado- lescencia, constituyendo en el varón, al lle- gar a la edad adulta, el 40% del peso corpo- ral. El momento de mayor desarrollo de la masa muscular ocurre durante la pubertad (grados IV y V de Tanner en el varón) debi- do al aumento de la testosterona. No ocurre lo mismo en el sexo femenino, si bien la masa muscular continúa aumentando en ellas, pero de manera más lenta. El máximo nivel se manifiesta en las niñas entre los 16 y 20 años y en los varones, entre los 18 y los 25 años de edad.14,20 Una fibra muscular está compuesta por alrededor de 100 a 1.000 miofibrillas, que son la unidad contráctil del músculo.20,21 El nú- mero de fibras que forman una unidad moto- ra varía según el músculo, de un individuo a otro, y puede alcanzar un total variable de alrededor de 2.000 fibras. El diámetro de las fibras musculares au- menta gradualmente durante la gestación. El notable aumento posnatal del músculo se debe totalmente a la hipertrofia y no a la hiperplasia de sus fibras.2 1 Durante la primera y segunda infancia, las fibras musculares de varones y mujeres no difieren considerablemente en su diáme- tro. El tamaño adulto se alcanza, aparente- mente, durante la adolescencia, pero no hay muchos datos sobre las fibras musculares de la niñez media y la adolescencia.2 1 De acuerdo con el desarrollo de la masa muscular por áreas corporales, la distribu- ción se presenta de la siguiente manera: el peso de la masa muscular en cabeza y tronco representa el 40% al nacimiento y disminuye al 25% a 30% en la madurez. En los miembros inferiores constituye aproximadamente el 40% del peso total de la musculatura al naci- miento, alcanzando un 55% en la madurez. Por otro lado, con respecto a los miembros superiores, la proporción se mantiene bas- tante constante desde el nacimiento hasta la madurez, con un 20% del total del peso de la masa muscular. 3. Grasa: El tejido adiposo es el compo- nente estructural y funcional de la masa gra- sa, la que presenta grandes cambios durante el crecimiento, aumentando gradualmente desde la niñez hasta la adolescencia tanto en el varón como en la niña, con un incremento mayor después de los 8 años de edad.22 Des- pués de la adolescencia, el promedio de gra- sa es dos veces mayor en las niñas que en los varones. Sin embargo, ya desde la niñez tem- prana las niñas tienen mayor cantidad de masa grasa relativa que los varones en todas las edades,23-25 constituyendo el porcentaje más alto, en relación con el peso corporal, lo
  • 5. 300 / Arch.argent.pediatr 2003; 101(4) / Comités de la SAP que muestra la diferencia sexual en la com- posición corporal. Se estima que un niño al nacer tiene alre- dedor de 5 billones de adipocitos, que au- mentan en la vida posnatal hasta alrededor de 30 a 50 billones en los individuos no obesos; estas células representan un peso de 500 g con respecto al peso corporal total, tanto en varones como en mujeres y aumenta a aproximadamente 10 kg en los varones y 14 kg en las niñas al comienzo de la edad adul- ta.24 En cuanto al número total de células, éstas aumentan de tamaño (hipertrofia) de acuerdo con la ingesta calórica. Al llenarse y continuar con la ingesta elevada, se estimula la división celular (mitosis) y, por ende, au- menta el número de adipocitos (hiperplasia) durante toda la vida. Durante el crecimiento, la distribución corporal de la grasa también cambia. En to- das las edades las niñas tienen mayor prome- dio de grasa subcutánea que los varones, especialmente en la adolescencia. La diferen- cia sexual es más evidente en la grasa subcu- tánea de las extremidades que en el tronco. Proporcionalmente los varones tienen más grasa subcutánea en el tronco en compara- ción con las extremidades que las niñas, cuya acumulación es precisamente en la zona gluteofemoral. Esta acumulación selectiva de adiposidad está controlada, en parte, por las hormonas sexuales. El metabolismo del tejido adiposo es com- plejo, y también intervienen en él la hormona de crecimiento, los glucocorticoides, la insulina y la hormona tiroidea. Además, es la primera fuente extragonadal de estrógenos. 4. Sistema nervioso: El desarrollo del equi- librio, agilidad y coordinación es indispen- sable para la adquisición y realización de los movimientos hábiles y reacciones rápi- das; para que esto ocurra, es necesario que la mielinización de las fibras nerviosas se haya completado, y esto sucede paulatina- mente durante el período de crecimiento y desarrollo, observándose cómo la mielini- zación acelera la transmisión de los impul- sos nerviosos.2 5 La mielinización de la corteza cerebral se desarrolla con mucha rapidez durante la in- fancia, pero continúa hasta mucho después de completada la pubertad.1 7 El desarrollo motor en la lactancia y la niñez temprana refleja la continua madura- ción neuromuscular, lo que está relacionado con el rápido crecimiento del cerebro ante- rior. El cerebelo, cuya función incluye el de- sarrollo y mantenimiento de la coordinación neuromuscular, el equilibrio y el tono mus- cular, tiene su brote de crecimiento más tar- de de lo que lo hace el cerebro anterior y el tronco encefálico, pero completa su brote más tempranamente, ya que hacia los 18 meses de edad el contenido de células del cerebelo ya ha alcanzado el nivel adulto,2 1 mientras que el cerebro y el tronco encefálico sólo tienen un 60% del total del adulto. Es también durante este tiempo que el niño desarrolla el control postural y el equilibrio necesarios para la marcha independiente. En este momento ocurren también cambios en el número de células, la mielinización y la actividad cerebral.2 1 Cada área cerebral tendría su propio tiem- po de desarrollo y habría al menos 3 períodos o más de maduración cerebral posnatal. El primero ocurre entre los 15 y 24 meses de edad, cuando casi todas las áreas presentan un estado de maduración similar. El segun- do ocurre entre los 6 y 8 años, cuando la corteza cerebral sufre una remodelación con cambios en los pliegues y la densidad neuronal y, aunque no está claramente esta- blecido, durante la adolescencia también existirían dos períodos de cambio en la corte- za cerebral.2 1 Actividad, crecimiento y maduración Todas las funciones orgánicas tienen pe- ríodos de maduración, de optimización, de mantenimiento y luego, de declinación. Según algunos autores,14,17 los cambios que acompañan al niño y al adolescente de- portista en su crecimiento y desarrollo se relacionan con: • la habilidad motora • la fuerza • la función pulmonar • la función cardiovascular • la capacidad aeróbica • la economía de carrera • la capacidad anaeróbica • la tensión térmica. 1. La habilidad motora: El desarrollo motor es el proceso por el cual un niño adquiere los patrones de movimiento y habilidades. El patrón motor tiene que ver con el movimien- to básico (patrones motores fundamentales),
  • 6. Edad de iniciación deportiva. Óptimo momento psicofísico / 301 mientras que la habilidad se refiere a la efi- ciencia del movimiento.2 1 Los patrones básicos fundamentales son formas elementales del movimiento que com- prenden a las actividades locomotrices (ca- minar, correr, saltar, galopar, rodar, botar, caer, trepar, subir, bajar, etc.), las actividades no locomotrices (balancearse, estirarse, incli- narse, girar, empujar, doblarse, traccionar, colgarse, equilibrarse, etc.), en las que sólo alguna parte específica del cuerpo es movida y las manipulativas o proyectivas, en las cuales se mueven objetos (arrojar, lanzar, atrapar, patear, recepcionar, batear, driblear, etc.). Estas actividades están presentes en todas las disciplinas deportivas como patro- nes motores sobre los que se construyen las técnicas específicas.2 6 Generalmente la mayoría de las habili- dades motoras fundamentales se desarro- llan a los 6-7 años de edad, aunque los patrones de madurez de algunas de estas habilidades no se desarrollan hasta más tar- de. Así, hay niños de 6-7 años de edad que no han desarrollado suficientemente la co- ordinación y el control para cumplir satis- factoriamente las habilidades motoras fun- damentales. El desarrollo motor en la infan- cia y niñez está relacionado con la madura- ción neuromuscular, el rápido crecimiento del sistema nervioso y consecuentemente, la mielinización.15,17,21 Una vez que los patrones básicos de mo- vimiento están establecidos, el aprendizaje y la práctica son factores que influyen signifi- cativamente sobre la competencia motora, además de las características de crecimiento y maduración del niño. Posteriormente, la actividad motora requerirá el esfuerzo del vigor o fuerza, la potencia y la velocidad. La habilidad motora aumenta con la edad, tanto en varones como en mujeres, hasta los 18 años, aunque en estas últimas tiende a estabilizarse hacia la pubertad, lo que se debería a las diferencias hormonales entre ambos sexos.17 El período ideal para el apren- dizaje motor es el comprendido entre los 8 y los 12 años de edad. 2. Fuerza: Se llama fuerza propiamente dicha a la capacidad para ejercer acción mus- cular contra una resistencia.14,25,27,28 La fuerza aumenta con la edad y lo hace de manera diferente en ambos sexos, a la vez que los patrones de progreso no son unifor- mes para todos los esfuerzos. La fuerza está- tica aumenta linealmente con la edad hasta los 13-14 años en los varones, momento en que se presenta un brote adolescente. En las niñas, la fuerza también progresa linealmente con la edad hasta los 16 o 17 años pero no hay evidencia de que en ellas ocurra un brote adolescente, alcanzando el máximo alrede- dor de los 20 años. En los varones la fuerza continúa aumentando durante la tercera dé- cada de la vida, alcanzando su máximo entre los 20 y 30 años de edad.14,17,29 El desarrollo de la fuerza, la potencia y la habilidad no será posible si no se ha alcan- zado la madurez nerviosa. La mielinización de muchos nervios motores es incompleta hasta la madurez sexual, por lo que el con- trol neural de la función muscular es limita- do antes de llegar a esta fase. En estudios longitudinales llevados a cabo entre los 7 y 18 años se encontró que la fuerza muestra un incremento alrededor de los 12 años en los varones, coincidiendo con el inicio de la pubertad. No se registran datos similares en las niñas. 3. Función pulmonar: La función pulmo- nar cambia más en función de la estatura que con respecto a la edad. Es decir, el incremen- to de los volúmenes pulmonares en la niñez y la adolescencia tiende a ser proporcional a la talla. Todos los volúmenes aumentan has- ta que se alcanza la madurez física. La venti- lación pulmonar (VE) máxima (Mx), en valo- res absolutos aumenta con la edad y en valo- res relativos es igual en adultos, jóvenes y niños. La VE submáxima disminuye con la edad, lo que sugiere una menor reserva ventilatoria en las edades infantiles.17, 30 La VE y el VO2 aumentan linealmente hasta el punto de “ruptura” respiratorio donde la VE se acelera marcadamente, de- terminando una elevación del equivalente respiratorio debido a la necesidad de au- mento de la cantidad de litros movilizados por cada litro de oxígeno consumido, por lo que el niño presentaría una ventilación an- tieconómica, ya que debe movilizar más aire por litro de oxígeno consumido. En comparación con los adultos y adolescen- tes, los niños responden al ejercicio con una alta frecuencia respiratoria (FR) y una ven- tilación superficial.3 1 Si analizamos el desarrollo de la madu- ración pulmonar, se comprenderá mejor lo
  • 7. 302 / Arch.argent.pediatr 2003; 101(4) / Comités de la SAP expuesto. Aproximadamente a partir del noveno o décimo mes de la vida fetal co- mienza el desarrollo alveolar, pero la mayo- ría de los alvéolos se desarrollan y maduran después del nacimiento. El tejido pulmonar crece considerablemente en la vida posnatal y maduran progresivamente las funciones respiratorias. Los pulmones humanos pesan alrededor de 60-70 g al nacer y aumentan su masa en alrededor de 20 pliegues antes de alcanzar la maduración, en contraste con el corazón, el cual crece en forma proporcional al aumento de estatura. El número de alvéolos aumenta desde aproximadamente 20 millones al naci- miento hasta 300 millones alrededor de los 8 años de edad, alcanzando, en ese momento la cantidad que corresponde a edad adulta.2 1 4. Función cardiovascular: Como todas las funciones orgánicas, la función cardiovascu- lar experimenta cambios durante todo el pro- ceso de crecimiento y desarrollo. El tamaño del corazón es directamente proporcional al tamaño corporal y, por lo tanto, los niños tienen corazones más peque- ños que los adultos. Como consecuencia de ello y de un menor volumen sanguíneo, el niño tiene menor volumen sistólico. La ma- yor frecuencia cardíaca máxima del niño sólo puede compensar parcialmente esta menor capacidad del volumen sistólico y, por lo tanto, el gasto cardíaco máximo es menor que el de un adulto con un mismo nivel de entrenamiento.14,17,32 El mayor flujo sanguíneo muscular en los niños representa una distribución más favo- rable de la sangre durante el ejercicio. Esto facilita el transporte de oxígeno al músculo activo y, junto con el aumento de la diferen- cia arteriovenosa de oxígeno, compensa el bajo gasto cardíaco, pero no hay que olvidar que la capacidad del niño para liberar oxíge- no es menor que en el adulto.32,33 El comportamiento de la presión arterial muestra que es directamente proporcional al tamaño corporal, es decir, es menor en los niños que en los adultos y va aumentando paulatinamente hasta alcanzar los niveles adultos alrededor de los 20 años de edad. La respuesta cardiovascular y pulmonar al ejercicio a una potencia submáxima deter- minada cambia con la edad. Sin embargo, los cambios que aparecen con la edad están más relacionados con la masa corporal o estadio de la maduración biológica que con la edad cronológica per se. 5. Capacidad aeróbica: La capacidad aeróbica consiste en acomodar la necesidad de oxígeno de los músculos que se ejercitan mediante la adaptación cardiovascular como respuesta al aumento de la actividad.14,17 El incremento en la función pulmonar y cardio- vascular acompaña al crecimiento; de mane- ra similar lo hace la capacidad aeróbica (VO2 máx). El VO2 máx, expresado en litros por mi- nuto (l/min), alcanza su nivel más alto entre los 17 y los 21 años de edad en los varones y entre los 12 y 15 años en las mujeres, luego disminuye en forma sostenida.17,33 La poten- cia aeróbica máxima muestra un claro brote adolescente al final del pico de máximo cre- cimiento.21 La actividad desarrollada por el individuo está directamente relacionada con la magnitud de la potencia aeróbica, lo que se advierte sobre todo en los varones, ya que antes, durante y después del brote de creci- miento puberal los varones activos tienen una potencia aeróbica máxima relativa ma- yor que los que tienen un nivel promedio de actividad física.14,15,21 Si relacionamos al VO2 máx con el peso corporal, se comprueba que en los varones se estabiliza desde los 6 hasta los 25 años; en cambio en las niñas su declinación comienza aproximadamente a los 13 años de edad, lo que se atribuye, entre otros factores, al au- mento de la grasa corporal que se produce en ellas durante la pubertad.1 4 Esta relación del VO2 máx con el peso corporal puede no proporcionar una estima- ción precisa de la capacidad aeróbica. Aun- que los incrementos del VO2 máx que acom- pañan al entrenamiento de resistencia en los niños son relativamente pequeños en com- paración con los adultos, los incrementos en el rendimiento de estos niños son relativa- mente grandes. El menor valor del VO2 máx del niño (l/min) limita la capacidad de resis- tencia, a menos que el peso corporal consti- tuya la principal resistencia al movimiento, como en las carreras de fondo, en las que los niños no deberían estar en desventaja por- que sus valores de VO2 máx expresados en relación con el peso corporal son ya los del adulto o similares. Aquí juega un papel principal la econo- mía de esfuerzo, pues el niño tendrá un
  • 8. Edad de iniciación deportiva. Óptimo momento psicofísico / 303 consumo de oxígeno submáximo sustan- cialmente más elevado que el adulto al con- siderarlo en relación con el peso corporal. Asimismo, los cambios físicos que se pro- ducen en el momento de la pubertad, como el alargamiento de las piernas y el fortaleci- miento muscular hacen que mejoren las téc- nicas al correr. Por lo tanto, la economía al correr aumenta; esto mejora el ritmo en las carreras de fondo, aunque los niños no es- tén entrenados y sus valores de VO2 máxi- mo no aumenten.17,31 6. Capacidad anaeróbica: La capacidad a- naeróbica es limitada en los niños, ellos no pueden alcanzar concentraciones de ácido láctico en los músculos o en la sangre como los adultos, debido a una menor capacidad glucolítica, probablemente por una menor concentración de fosfofructocinasa, una enzima clave que controla el ritmo de la glucólisis.14,17,33 La potencia anaeróbica aumenta con el crecimiento y el desarrollo y el entrenamien- to anaeróbico mejoraría tal capacidad en los niños, mejorando los niveles en reposo de fosfocreatina, ATP y glucógeno, con mayor actividad de la fosfofructocinasa y por lo tanto, con mayor nivel de lactato en sangre. La potencia anaeróbica generada por un niño de 8 años es el 70% de la que puede generar uno de 11 años.3 1 7. Tensión térmica: De acuerdo con estu- dios llevados a cabo en el laboratorio, se comprobó que los niños son más suscepti- bles de padecer enfermedades o lesiones in- ducidas por el frío o el calor que los adultos. Esto se debería a una menor capacidad del niño para perder calor por la sudoración cuando se ejercita en ambientes cálidos, por- que sus glándulas sudoríparas forman sudor más lentamente. Además, su ritmo de acli- matación a los ambientes cálidos es menor que en los adultos. Los niños producen ma- yor calor metabólico por kilogramo de peso que los adolescentes o los adultos, lo que implica mayor esfuerzo de sus mecanismos termorreguladores.34 También los niños es- tán expuestos a sufrir hipotermia en ambien- tes fríos, es decir, no tienen la capacidad de regular la temperatura como el adulto.12 En las niñas, la temperatura corporal puede ser mayor a la de los varones durante el ejercicio (en 2º C o 3º C) debido a que poseen menor número de glándulas sudoríparas. Por lo tanto, con la actividad física producen y mantienen mayores temperaturas corpora- les, lo que puede causarles inconvenientes en días calurosos y húmedos. 8. Maduración biológica: Todo el período de crecimiento y desarrollo ocupa en el hom- bre más de la cuarta parte de su vida media; el 20% final de este crecimiento lo completa durante la adolescencia. Una característica destacada de este período de crecimiento y desarrollo es la gran variabilidad en la edad de iniciación de los cambios corporales y la aceleración de la velocidad de crecimiento.1 De acuerdo con nuestras propias obser- vaciones y experiencias, las niñas maduran antes que los varones, se adelantan 2 años en el crecimiento óseo lineal, es decir, hacen su pico de máximo crecimiento 2 años antes que los varones, a una edad promedio de 12 años (de 14 años en los varones). La diferencia no es la misma para la adquisición de los carac- teres sexuales secundarios, evaluados éstos de acuerdo con los criterios de Tanner.35 Con respecto a éstos y siempre refiriéndonos al promedio, los varones comienzan su desa- rrollo genital 8 meses después que las niñas iniciaron su desarrollo mamario; el vello pubiano aparece en ellos 1 año después que en las niñas.1,36 En las niñas, la menarca acontece justo en medio de la sucesión de hechos, a una edad promedio de 12,36 años, de acuerdo con el estudio llevado a cabo en niñas de la ciudad de Córdoba durante la década de 1981-1990.3 7 No obstante, la primera menstruación puede acontecer entre los 10,5 años y los 15,5 años. Calculamos la composición corporal en el momento de la menarca según Frisch 7,38-42 y ésta se presenta con una talla promedio de 156 cm, 45,9 kg, un porcentaje de grasa míni- mo de 17% y un promedio de 23,2%.4 2 9. Erupción dentaria: La edad dental pue- de determinarse por el grado de formación o por la emergencia de los dientes; el segun- do de los métodos es el utilizado por noso- tros. Junto con la edad ósea, la morfométrica y la sexual constituye un medio eficaz de evaluación de la edad biológica (fisiológica) del niño. Al comparar ambos sexos se observa que en el maxilar superior, el segundo molar permanente está presente en el 100% de los varones a los 16 años y en las niñas a los 16,5 años, mientras que en el maxilar inferior este
  • 9. 304 / Arch.argent.pediatr 2003; 101(4) / Comités de la SAP elemento ya ha alcanzado ese porcentaje a los 14 años en las mujeres y a los 16 años en los varones. La erupción del tercer molar comienza a la misma edad en ambos sexos, pero las mujeres llegan a los 19 años con un porcentaje mayor de elementos presentes.1,43 Aspectos psicosociales El deporte es una de las actividades que exige simultáneamente la participación del cuerpo, la inteligencia y la voluntad. Nos permite canalizar nuestras energías y angus- tias. Nos debe hacer recordar que nuestros congéneres son compañeros de juego y no competidores o enemigos a vencer. La activi- dad física es un medio formativo inmerso en el contexto educativo total y un integrador de la personalidad.4 4 Aunque los términos actividad física y deporte se usan con frecuencia de manera indistinta, el deporte tiene una dimensión social diferente a la primera. Las primeras etapas de la participación deportiva, son en realidad un juego, pero como también repre- sentan obstáculos que vencer, se los pone para ver qué tan bien se los puede superar. Estos obstáculos reflejan, al parecer, tanto un juego como una prueba personal.45 De esta manera los niños pueden aprender a mane- jar logros y fracasos, a entender el valor de la práctica y la preparación para mejorar el rendimiento, a entender el concepto de justo e injusto, aceptar la autoridad adulta e inte- rrelacionarse con distintos grupos sociales y económicos, así como la autodisciplina.1 6 Pero, además de los efectos positivos, el deporte puede tener efectos negativos, espe- cialmente sobre aquellos niños que se desta- can o muestran algunas condiciones especia- les que los proyectan como un posible futuro talento. La presión que en reiteradas ocasio- nes es ejercida por los padres, entrenadores, pares, etc. y el temor ante el menor fracaso pueden ayudar a disminuir su autoestima, provocarles estrés, angustia, hasta llegar in- cluso a la depresión y a sufrir lesiones físicas cada vez más frecuentes. Estos síntomas no advertidos, exponen a los niños a la conducta negativa de los adultos.11,16 Muy importante es diferenciar entre “ini- ciación deportiva” y “especialización depor- tiva”. La primera se refiere al proceso de enseñanza-aprendizaje en la que el niño o adolescente aprende las destrezas básicas de un deporte, mediante el juego y de acuerdo con las posibilidades. Especialización depor- tiva implica desarrollo y entrenamiento de las capacidades técnico-tácticas y físicas, con el fin de lograr el mayor rendimiento posible. Esto último se consigue en competencias regulares, según categorías establecidas, cumpliendo reglamentos, etc. 17 Para conse- guir esto debe existir una maduración física, neurológica, cognitiva y psicológica, así como un contexto social apropiado. Aunque hay una tendencia a que los ni- ños participen en los deportes a edades tan tempranas, por ejemplo, como los 5 años para natación, 4-5 años para gimnasia y 6 años para fútbol y aunque es difícil generali- zar acerca de cuándo un niño está listo para participar en un deporte organizado, se ha- brá notado que en el sentido de la confronta- ción social, ésta no se desarrolla totalmente antes de los 6 años. La maduración cognitiva para entender la naturaleza competitiva del deporte no se desarrolla antes de los 8 o 9 años. Además, comprender conceptos tales como la posición dentro de un equipo, la posición y función dentro del campo de jue- go o cómo seguir las instrucciones y estrate- gias, pueden aparecer aún más tarde. De modo que los niños pueden no alcanzar la madurez psicológica total para competir en los deportes hasta los 11 o 12 años.1 6 Hay niños que sobresalen naturalmente en un deporte, por lo que los padres desean saber si podrán llegar a integrar el grupo de los deportistas de élite. Es muy difícil prede- cir lo que ocurrirá con ellos, porque se pre- sentan numerosas variables que dificultan el pronóstico, ya que ellas son de naturaleza biológica, psicológica y sociocultural, y se relacionan con el rendimiento.11,31,46,47 Tam- bién habrá que tener en cuenta las demandas específicas para cada deporte. Asimismo, la experiencia en los deportes es percibida de manera distinta en las dife- rentes etapas adolescentes. Esto se relaciona con los diferentes grados de madurez psico- lógica y cognitiva en la adolescencia tempra- na, media y tardía.1 6 En la adolescencia temprana los jóvenes entienden conductas y consecuencias sobre una base de “aquí y ahora”; en la adolescen- cia media ya desarrollan una perspectiva de tiempo futuro y de razonamiento abstracto, siendo importante para ellos la opinión de
  • 10. Edad de iniciación deportiva. Óptimo momento psicofísico / 305 pares y entrenadores. En la adolescencia tar- día perciben sus habilidades deportivas de manera más acorde con la realidad, al mismo tiempo que aparecen otros intereses que pueden ser más importantes para ellos que los deportes. Los niños y adolescentes pueden sufrir lesiones por sobrecarga o estrés y responden a ellas según sus propias características. Aun- que reaccionan mejor frente a una lesión,1 6 porque no dudan con respecto a su curación, a veces se presentan situaciones que los vuel- ven negativos, sobre todo si la lesión tarda en resolverse, lo que también depende del apoyo familiar recibido y si existe un estado de ansie- dad o depresión subyacente. Si bien la práctica de los deportes puede resguardar a niños y adolescentes de caer en conductas negativas, muchas veces, por distintos motivos, ellos participan en actos de agresión y violencia, más común en deportes de contacto, en el uso de sustan- cias prohibidas para mejorar su rendimien- to o también, en el uso de suplementos nutricionales para aumentar su masa mus- cular y fuerza, entre otros objetivos. El motivo por el cual un adolescente hace uso de estas sustancias se relacionan con la presión ejercida por su entorno, pares, pa- dres, entrenadores, etc., para la consecu- ción de determinados logros, el miedo a defraudar a los demás o a sí mismo y, tam- bién, con el estrés competitivo.11,16 Otra de las conductas negativas es la rela- cionada con el control del peso corporal, parámetro muy importante en la práctica de algunos deportes como los estéticos (ballet, patinaje artístico, gimnasia, etc.), y que pue- de llevar, sobre todo a las niñas, al padeci- miento de algún desorden alimentario.48-50 La participación intensiva en los deportes implica que el niño, en muchas ocasiones, inicie el entrenamiento específico a edades tan tempranas como los 5 o 6 años y, a veces antes. Este entrenamiento se lleva a cabo, a veces, en horarios extras, aparte de todas las otras actividades normales o sociales que debe realizar y, en muchas ocasiones, pue- den conducir al padecimiento de problemas como cansancio y fatiga. Esto, a su vez, pro- voca lesiones por sobreuso en el sistema musculoesquelético. Toda esta sucesión de eventos puede producir un estado de ansie- dad, depresión y desorden alimentario, ade- más de conducir al niño o adolescente al síndrome de sobreentrenamiento y como con- secuencia final, al abandono del deporte.11,14,51 En cuanto a los efectos que la actividad física intensa puede provocar particularmen- te en las niñas, lo más destacado es, respecto de la maduración biológica, un retraso en el desarrollo puberal y más específicamente retraso en la aparición de su primera mens- truación o menarca.52 Según Frisch, en un estudio realizado en adolescentes deportis- tas, la menarca se retrasa 5 meses por cada año de entrenamiento antes de ella.53 Esto se relaciona con el menor peso corporal y el menor porcentaje de grasa corporal. Se re- quiere, como mínimo, 17% de grasa para que las niñas puedan iniciar sus ciclos menstrua- les.54 Este hecho se comprobó en una investi- gación propia realizada en adolescentes de la ciudad de Córdoba, en una reproducción del trabajo efectuado por Frisch en EE.UU.38,53 No obstante, hay quienes no aceptan la hipó- tesis del porcentaje de grasa. En las niñas que ya han comenzado a menstruar se puede presentar lo que el American College of Sports Medicine ha descrip- to como la tríada del atletismo femenino.49,50,55-61 Los efectos del entrenamiento sobre la maduración biológica de los varones, en cam- bio, no se consideran habitualmente, quizás porque ellos son siempre más activos que las niñas y quizás porque no hay un parámetro tan fácil de objetivar como la menstruación. Aún está muy arraigado en la actual so- ciedad deportiva agrupar a los niños por edad cronológica, actitud muy frecuente en la práctica de deportes populares, como fút- bol, rugby, básquet, etc., sin considerar los cambios biofísicos que se producen durante la adolescencia, con la variabilidad que la caracteriza. De esta manera es posible en- frentar a niños de la misma edad, por ejem- plo de 12 o 13 años, en donde uno tiene aún todas las características infantiles y el otro está avanzado en su maduración, observán- dose una marcada diferencia de desarrollo entre estos grupos de jóvenes. Es decir, que las categorías deberían ser establecidas por tamaño corporal (maduración biológica) y no por edad cronológica. Al tener esto en cuenta se estarían previniendo daños físicos, psicológicos y el abandono del deporte por parte de los niños y adolescentes. En el seno del Comité de Medicina del
  • 11. 306 / Arch.argent.pediatr 2003; 101(4) / Comités de la SAP Deporte de la Sociedad Argentina de Pedia- tría se tiene siempre presente la siguiente premisa: “Es preferible un adulto activo siem- pre, a un niño campeón hoy”. ¿CUÁNDO UN NIÑO ESTÁ LISTO PARA LA PRÁCTICA DEPORTIVA? Se podría definir el momento óptimo para la práctica deportiva como aquel en el cual un niño logra la madurez necesaria para aprender y comprender una tarea dada. En el contexto de los deportes, este momento también incluye factores físicos, neurológicos, cognitivos, psicológicos y sociales. La variabilidad que existe en los paráme- tros de crecimiento y desarrollo entre la ni- ñez y la adolescencia hacen de la edad cronológica un criterio no confiable para determinar si un niño está preparado para participar en los deportes. Esta participación depende, además, del desarrollo del niño, de la disposición de sus padres, del contexto sociocultural y de la demanda específica de un deporte determinado.1 6 Lograr la participación de los niños en diversas actividades deportivas es más be- neficioso que exponerlos prematuramente a aprender una destreza particular o especiali- zada en un deporte antes de que estén total- mente desarrollados. La especialización tem- prana puede, en efecto, llevar al fracaso y desalentar la participación futura. Por lo analizado previamente, creemos fundamental que el médico pediatra y todos los que están relacionados con el deporte infanto-juvenil conozcan todos estos aspec- tos para tratar de evitar que tanto el niño como el adolescente sufran traumas físicos y psíquicos. Para ello se puede tomar como referencia el “Esquema General de las Eta- pas de Inicio, Desarrollo e Intensificación sobre las Fases Sensibles”.31 Se entienden como fases sensibles los “períodos donde hay una entrenabilidad muy favorable para una capacidad motora”31 (Tablas 1 y 2). Esto indica que “el aprendizaje puede realizarse cuando el niño está listo, es decir, cuando posee y domina los prerrequisitos de ese aprendizaje y la capacidad de reor- ganizarlos”.3 1 Como orientación se puede tomar en con- sideración lo siguiente: • De los 4 a los 7 años el objetivo será de- sarrollar la actividad motora (habilida- des motoras básicas, coordinación, equi- librio, velocidad), el conocimiento del es- quema corporal, la diferenciación seg- mentaria, afianzar la multilateralidad como base de la orientación espacial. Exis- ten innumerables juegos y actividades que benefician este tipo de desarrollo. • Entre los 8 y 9 años se podrá comenzar con actividad predeportiva, minidepor- tes. Esto último les permitirá elegir des- trezas que estén de acuerdo con sus apti- tudes motrices y funcionales. Sería con- veniente la iniciación en las prácticas del atletismo, porque esto les permitirá per- feccionar el salto, el lanzamiento y la ca- rrera, utilizando siempre la competencia como medio educativo y no como fin. • De los 10 a los 12 años, la habilidad gene- ral motora adquirida les permitirá mane- jar su cuerpo en el tiempo y en el espacio. En este momento ya se puede comenzar a desarrollar la habilidad motora específi- ca, estimulando la flexibilidad, la fuerza (sin el empleo de cargas máximas) y la resistencia (más la aeróbica que la anae- róbica). Además, se trabajará para que el niño logre desarrollar el dominio y uso de su cuerpo en movimientos analíticos, así como la incorporación de técnicas y ges- tos propios de cada deporte. • La etapa comprendida entre los 13 a los 15 años es la de maduración puberal; es la etapa adolescente en la que ya se puede comenzar el deporte con sus reglas y se- siones de entrenamiento, respetando los momentos evolutivos propios de cada niño en particular, debido a la gran varia- bilidad que los cambios puberales pre- sentan individualmente. Los deportes pueden ser de equipo, como el fútbol, basquet, voley, hockey, etc., o individua- les como la natación, tenis, atletismo, etc. Es importante controlar en los niños tanto el cansancio físico como la tensión psíqui- ca y emotiva que provoca la participación en los deportes. De allí que la actividad física debe estar controlada y dirigida por docentes idóneos en educación física in- fantil, dosificando el entrenamiento de acuerdo con la edad biológica y las posibi- lidades de cada uno. • A partir de los 16 años el adolescente ya puede iniciar la práctica del deporte com- petitivo, ya sea en equipo o individual. En
  • 12. Edad de iniciación deportiva. Óptimo momento psicofísico / 307 cuanto al levantamiento de pesas y fisicoculturismo, es conveniente esperar hasta el completo desarrollo morfofun- cional del adolescente. En este aspecto, las opiniones son diametralmente opues- tas: desde los fabricantes de equipos que sugieren que el entrenamiento de la fuer- za debe iniciarse en la lactancia, hasta los que adoptan la postura de que el entrena- miento de la fuerza debe ser realizado solamente por los adultos.27 Quienes es- tán a favor del entrenamiento de la fuerza a edades tempranas insisten en que hay que asegurarse de que se imparta una instrucción adecuada, que se apliquen estrictamente las reglas y el uso del equi- po apropiado, como medios de prevenir lesiones. Pero no hay que olvidar que en los niños esto no está exento de riesgos. También, se atribuyen efectos positivos a esta conducta27 (Tabla 3). Todas las personas involucradas en el manejo de los niños y adolescentes deberán tener conocimientos para actuar con idonei- dad y sentido común, orientando los apren- dizajes en los distintos niveles por los que va transitando el niño o joven durante su creci- miento. El niño aprende a reconocerse a sí mismo jugando; de esta manera también aprende a diferenciarse del mundo que lo rodea, a integrarse a ese medio y a sí mismo. El trabajo debe ser interdisciplinario. Si el juego es adecuado a la etapa evolutiva, les permitirá adquirir una estructura psicomo- triz ordenada.2 9 CONCLUSIONES Si el objetivo es que el niño juegue, se divierta y adopte al deporte como parte inte- grante de la estructura de su personalidad, la estimulación adecuada de las actividades motoras debe comenzar lo más temprana- mente posible. Es de fundamental importan- cia que el niño tenga, en todas las etapas, los elementos necesarios para que pueda inte- grar al movimiento como parte de su perso- nalidad. La niñez es una etapa de aprendiza- je y de desarrollo de las cualidades físicas básicas y no una etapa de especialización.14,51 Con el comienzo de la adolescencia apa- rece el período del “qué y quién soy como persona”. En los deportes es posible la elec- CAPACIDAD MOTORA Velocidad de reacción Veloc. de movimiento Metabolismo aeróbico Met. anaer. aláctico Met. anaer. láctico Fuerza rápida Fuerza de resistencia Fuerza máxima Hipertrofia muscular Coord. gral. (básica) Coord. específica Flexibilidad ETAPAS DE LA FORMACIÓN DEPORTIVA PREESCOLAR Inicio Inicio Inicio Inicio Inicio+Desarrollo Inicio Inicio + Desarrollo EDUCACIÓN DEL MOVIMIENTO PREPUBERAL Inicio+Desarrollo Inicio+Desarrollo Inicio+Desarrollo Desarr.+Intensific. Inicio+Desarrollo Inicio Desarr.+Intensificac. Desarr.+Intensificac. Desarr.+Intensificac. PUBERAL Desarr.+Intensificac. Intensificación Desarr.+Intensificac. Intensificación Inicio Desarr.+Intensificac. Desarrollo Inicio+Desarrollo Inicio Intensificación Intensificación Intensificación POSPUBERAL Intensificación Intensificación Intensificación Intensificación Desarr.+Intensificac. Intensificación Intensificación Desarr.+Intensificac. Desarr.+Intensificac. Intensificación Intensificación Intensificación TABLA 1: Esquema general de las etapas de inicio, desarrollo e intensificación de las fases sensibles31 INICIACIÓN DEPORTIVA GENERALIZADA ESPECIALIZACIÓN DEPORTIVA
  • 13. 308 / Arch.argent.pediatr 2003; 101(4) / Comités de la SAP ción de una actividad determinada, con es- pecialización de la técnica, y comienza el aprendizaje de la táctica y la estrategia. Todo esto siempre y cuando las etapas anteriores se hayan cumplido adecuadamente y se haya construido un basamento firme de gusto por el deporte, por el movimiento, pues de lo contrario se habrá comenzado a edificar un individuo sedentario del futuro con todas las consecuencias que esto implica.14,51 Se deben favorecer las actividades coor- dinadas perceptivomotoras, incentivando el juego y la socialización y evitando todas las actividades deportivas de alto rendi- miento y entrenamiento sistemático en eda- des precoces, así como también las pruebas anaeróbicas y las sobrecargas no controla- das si su momento fisiológico y madurativo no es el adecuado. De ser posible se debe evitar la incorpora- ción precoz en los deportes competitivos, porque el niño no está preparado evolutiva- mente ni psicológicamente para competir en forma aislada o en equipo. Al mismo tiempo, se debe canalizar la competencia natural como elemento educativo y no para que vea en el “otro” a un rival. Desde el punto de vista de Malina62 “las respuestas a la actividad física del entrena- miento regular del individuo en desarrollo, probablemente no son suficientes para alte- rar los procesos de crecimiento y madura- ción programados genotípicamente. Por lo tanto, el entrenamiento no tiene ningún efec- to aparente sobre la estatura y la madura- ción, tal como se valora en los estudios de crecimiento”. La Academia Americana de Pediatría, en una reciente y prudente declaración, re- comienda que los “niños deben ser estimu- lados a participar en variedades de depor- tes ” y señala que “el entrenamiento intensi- vo temprano y la práctica de deportes espe- cializados pueden tener efectos físicos y psicológicos adversos”.16,21 Que el entrenamiento intenso en un seg- mento de la población infantil es una reali- dad, es algo que no podemos ignorar; las llamadas de atención en ese sentido hacen que nuevamente se aborde el tema y necesa- riamente promueva a elaborar pautas para tratar de proteger al niño en su salud Fuerza máxima Fuerza explosiva Fuerza Resistencia Resistencia aeróbica Resistencia anaeróbica Velocidad de reacción Velocidad máxima Acíclica Cíclica Flexibilidad 5-8 8-10 10-12 13-14 14 -16 16-18 18-20 xm xxm xxxm xf xx f xxxf xm xxm xxxm xf xxf xxxf xm xxm xxxm xf xxf xxxf xm,f xm,f xxm,f xxm,f xxxm,f xm xx m xxxm xf xxf xxxf x m,f xm,f xxm,f xx m,f xxxm,f xm xxm xxxm xf xxf xxf xxxf xf xxf xxf xxxf x xm,f xxm,f xxm,f xxxm,f x: Entrenamiento cuidadoso ( 1-2 veces por semana), entrenamiento leve. x x: Entrenamiento más intenso ( 2-5 veces por semana). x x x: Entrenamiento de rendimiento. A partir de aquí según planificación individual. m: varones. f: mujeres. TABLA 2: Posibilidades de iniciar el entrenamiento y del entrenamiento forzado de la condición física en diferentes edades © © © © © © © © © © © ©
  • 14. Edad de iniciación deportiva. Óptimo momento psicofísico / 309 psicofísica-social integral. Frente a una reali- dad que costará cambiar, es que intentamos llegar con nuestra propuesta a todos los in- volucrados en el manejo del niño, sobre todo al pediatra, quien es el custodio de la salud del niño y el adolescente, actuando tanto como médico, educador, consejero de pa- dres, del mismo niño y también del entrena- dor. Sería fundamental que los pediatras in- tegraran los equipos interdisciplinarios para la atención y seguimiento de los niños y adolescentes que practican deportes, recor- dándoles que ya cuentan con una herra- mienta importante, como las pautas del Con- senso sobre examen físico del niño y del adolescente que practica actividades físi- cas, elaboradas por el Comité Nacional de Medicina del Deporte Infanto-Juvenil y por el Comité de Medicina del Deporte Infanto- Juvenil (Filial Córdoba) de la Sociedad Ar- gentina de Pediatría, publicadas en el año 2000.6 3 BIBLIOGRAFÍA 1. Zurlo de Mirotti S. Estudio biométrico de creci- miento y desarrollo en adolescentes de Córdoba. Muestra de un nivel socioeconómico medio supe- rior. Tesis Doctoral. Facultad de Medicina. Univer- sidad Nacional de Córdoba. Mayo, 1982. 2. González S. Crecimiento y desarrollo. Generalida- des y cambios. En: Meneghello J. Tratado de Pedia- tría. Buenos Aires: Intermédica, 1972: 174. 3. Falkner F. Patrones de crecimiento normales y anor- males del recién nacido y del preadolescente. En: Gardner LI. Enfermedades Genéticas y Endocrinas de la infancia y la adolescencia. 2ª ed. Barcelona: Salvat Editores S. A., 1982: 8-15. 4. Tanner JM, Camereon N. Investigation of de midgrowth in height, weight and limb circunferen- ces in single years. Velocity data from the London 1966-67 growth survey. Ann Hum Biol 1980; 7(6): 565-577. 5. Comité Nacional de Crecimiento y Desarrollo. So- ciedad Argentina de Pediatría. Guías para la eva- luación del crecimiento. 2ª ed. Buenos Aires: SAP, 2001. 6. Lowrey GH. Growth and development of children. 6ª ed. Chicago: Year Book Medical Publishers Inc., 1973: 428. 7. Fried RI, Smith EE. Postmenarcheal growth patterns. J Pediatr 1962; 61:562. TABLA 3: Periodización a largo plazo para entrenamiento de la fuerza para atletas juveniles (modificado de Tudor Bompa: Periodización de la fuerza)(29) ESTADIOS DE DESARROLLO FORMAS DE ENTRENAMIENTO MÉTODOS DE ENTRENAMIENTO VOLUMEN INTENSIDAD MEDIOS DE ENTRENAMIENTO Prepuberal (Iniciación) • Ejercicios simples • Juegos • Informal • Circuito de entrenamiento • Bajo • Muy baja • Propio peso • Con otro compañero • B. M. Pubertad (Formación deportiva) • Acondicionamiento anatómico • Postas • Juegos • C. E. • De bajo a medio • Baja • B. M. • Peso libre leve • Tubo de goma Pospubertad (Especialización ) •Acondicionamiento anatómico • Fuerza específica • C. E. • Entrenamiento de potencia • Medio • Baja • Media • B. M. • Aparatos (livianos) • Tubo de goma Adultos o alto rendimiento • Específico • Hipertrofia • Mx F • Potencia • R-M • Medio • Alto • Media • Alta • Máxima • Pesos libres • Otros C.E.: Circuito de entrenamiento. MxF: Máxima fuerza. R-M: Repetición máxima. B. M.: Balón medicinal.
  • 15. 310 / Arch.argent.pediatr 2003; 101(4) / Comités de la SAP 8. Falkner F. Desarrollo Humano. Barcelona: Salvat Editores SA, 1969. 9. Allen-Lia J. Adolescent growth and development: Maintaininig weellnes. En: Tackett G and Haus- berger WB. Family Centered of Children and Ado- lescents. Philadelphia: WB Saunders Co, 1981: 1232. 10. Garm SM, Rohman CG. Acción mutua de la nutri- ción y la genética en la cronología del desarrollo y el crecimiento. Clin Pediatr North Am 1966; 2:353- 378. 11. Smoll FL, Smith RE. Psicología del deportista joven (Enfermedades relacionadas con el estrés y crite- rios para corregirlas). Clin Pediatr North Am 1990; 5:1073-1099. 12. Tanner JM. Trend towards earlier menarche in London, Oslo, Copenhagen, The Netherlands and Hungary. Nature 1973; 243:95-96. 13. Wilmore JH, Costill DL. Regulación térmica y ejer- cicio. En: Wilmore JH y Costil DL: Fisiología del esfuerzo y del deporte. 3ª ed. Ciudad de Buenos Aires: Paidotribo, 2000: 242-265. 14. Cruz M. 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