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DIVERSIDAD Y CIUDAD
LUIS GONZÁLEZ TAMARIT
ACE: Architecture, City and Environment = Arquitectura, Ciudad y
Entorno [en línea]. 2009, Año IV, núm. 10 Junio. P. 69-73
ISSN: 1886-4805
Website access: http://www-cpsv.upc.es/ace/Articles_n10/PDF/ACE_10_SN_40.pdf
Access UPCommons: http://hdl.handle.net/2099/8028
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ACE© AÑO III, núm.10, junio 2009| DIVERSIDAD Y CIUDAD
Luís Gonzalez Tamarit
DIVERSIDAD Y CIUDAD
GONZÁLEZ TAMARIT, Luis1
Remisión artículo: 2-05-2009 Remisión definitiva: 15-05-2009
Palabras Clave: cambio social, inmigración, diversidad, cambios urbanos, gestión diversidad.
Resumen.
El autor, considerando la diversidad y los procesos de cambio que la acompañan como
principal rasgo de la sociedad actual, reflexiona sobre la necesidad de analizar las
transformaciones urbanas vinculadas a la sociedad diversa. Gestión de la diversidad es
gobernar el cambio con criterios de respeto a la diversidad lo que, en términos de acción en la
ciudad, significa la intervención considerando las necesidades de una sociedad diversa. El
análisis sobre diversidad y ciudad está aún muy al comienzo, pero algunos estudios pioneros
sobre espacios urbanos con población inmigrante, parecen indicar esta vía de trabajo como
fértil para avanzar en el conocimiento de los requerimientos de las nuevas necesidades
urbanas y las posibles líneas de intervención. El ejemplo del espacio público es de gran interés
para comprender los procesos de generación de nuevas necesidades urbanas. Esta no es la
única cuestión a analizar
1. Diversidad
Los procesos de cambio social que se vienen dando en los últimos quince o veinte años están
resultando de una amplitud desconocida. En el marco de la globalización y con su impulso,
todas las sociedades y las occidentales en particular por lo que se refiere a los propósitos de
este texto, han experimentado, al margen de los aspectos materiales, notables modificaciones
en sus en su composición demográfica y social y en sus aspectos culturales.
En este panorama de fuertes y rápidos cambios, los movimientos migratorios han
desempeñado un papel relevante. En los países de emisión o en los de recepción de los
principales flujos migratorios (España ocupa una posición destacada) este hecho ha contribuido
a acelerar y profundizar las transformaciones. Algunos datos: en 2008 más de un 11 de la
población era extranjera y ya hay provincias, como Alicante, que la proporción pasan del 23%
por todos los conceptos.
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Luis González Tamarit, Sociólogo-urbanista. Correo de contacto: lugontam@gmail.com
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Luís Gonzalez Tamarit
En Andalucía, que es la Comunidad Autónoma donde vive el autor, hay provincias, como
Almería, en las que la población extranjera alcanza más del 20% de todos los habitantes. Hay
municipios, por encima de los 25.000 habitantes, con porcentajes aún mayores, como Mijas
(40%) Níjar (35%) o Roquetas de Mar con un 29%2
(INE, Padrón Habitantes 2008).
La modificación de las condiciones generales de nuestra sociedad, podríamos decir que ha
conducido a una situación nueva, que por sus dimensiones étnicas, culturales, religiosas,
económicas… calificaremos de diversidad social. Este hecho, objetivamente verificable y
subjetivamente sentido, es ahora un atributo de nuestra sociedad y tiene enormes
consecuencias en multitud de campos, entre ellos el de la acción en la ciudad.
Pero… ¿en qué consiste esta diversidad? En nuestra sociedad actual hay numerosos
colectivos que manifiestan su existencia, se expresan como diferentes y establecen su
singularidad en el conjunto de la sociedad (dimensión subjetiva). Dan a conocer sus intereses y
características y reivindican soluciones a sus necesidades. Reclaman a las instituciones
públicas y a la sociedad civil el reconocimiento de su estatuto sobre la base de la igualdad de
trato y de la normalización en el acceso a los servicios públicos de todo tipo.
La creación de diversidad no puede sin embargo atribuirse sólo al hecho migratorio. Mientras
éste se producía, e incluso antes, emergían una serie de colectivos organizados en torno a la
edad, el género, la adscripción sexual, la situación familiar, la relación con el Medio
Ambiente…y una larga lista de situaciones. Hoy es muy difícil considerar a cualquier sociedad
como homogénea en casi ningún aspecto de los que, hasta tiempos muy recientes, podían
ponerse como ejemplo de identidad unitaria: la cultura, la lengua, la población, la familia, el
poder territorial…
La construcción de las nuevas sociedades, considerando el carácter de estos aportes
continuos y variados y cierto grado de integración (habría que hablar mejor de articulación)
resulta ser un proceso de gran complejidad, con un tempo histórico largo, de varias
generaciones. Además, lo que creo que resulta muy relevante, nos obliga a formas diferentes
de comprender las situaciones y de gobernarlas. Gobernar en las condiciones actuales es
aprender a gestionar la diversidad, considerando las necesidades y aspiraciones de todos los
colectivos y elaborar y aplicar de forma participativa las respuestas, en un marcote articulación
ide las diferencias y de normalización de las prestaciones sociales. Ojo a lo de participativo,
pues entorno a su reformulación se debate hoy el concepto de nueva ciudadanía. Quiero decir
que la gestión de la diversidad nos obliga a plantear la redefinición del concepto y la practica
de ciudadanía. Ahora este es un asunto más clave que nunca. Para reformar la participación
social y política hay que reformular el concepto. La presencia población inmigrante es una
buena oportunidad.
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Estas cifras corresponden a los datos definitivos del Padrón de Habitantes de 2008. Pueden consultarse en el INE o
en el Observatorio Permanente Andaluz de las Migraciones (OPAM).Hay acceso directo en Internet
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Luís Gonzalez Tamarit
2. Ciudad y Diversidad
Pero…todo esto… ¿qué relación guarda con la ciudad? ¿Tienen estos procesos, y en suma la
diversidad resultante, alguna relación con la dimensión urbanística y planificada de la ciudad?
Pensar que una sociedad pueda evolucionar y que no lo hagan sus ciudades es pueril. Esta
breve reflexión escrita no pretende concluir que las ciudades también deben cambiar, porque
eso ya sucede al margen de nuestra voluntad de que ocurra de una determinada forma o de
que no ocurra y al margen de nuestra comprensión sobre lo que está pasando, que por lo
general es muy imperfecta. Aquí se pretende llamar la atención sobre la conveniencia de
incorporar una nueva perspectiva, la gestión de la diversidad, a la intervención en la ciudad.
Aunque la relación entre diversidad y ciudad debe ser objeto de una reflexión más extensa que
la contenida aquí, insisto en la idea de que en la redefinición del hábitat urbano, la
consideración de las necesidades de una sociedad diversa debe ocupar un lugar muy alto en el
rango de las prioridades, aunque eso plantee contradicciones con los preceptos o las prácticas
al uso.
En ciertos aspectos pueden aportarse algunos ejemplos concretos. Veamos. El uso del espacio
público ha cambiado Los colectivos venidos de fuera y sobre todo sus componentes más
jóvenes, introducen nuevas actividades en los espacios públicos. Estos jóvenes inmigrantes
utilizan el espacio público para el encuentro, el intercambio, la diversión y el solaz. Y lo hacen
siguiendo pautas que participan tanto de sus costumbres y tradiciones como de las nuestras.
En la práctica, se produce una “reinvención” de estos espacios, a veces forzada, creando
tensiones con los habitantes más tradicionales del entorno. Aún admitiendo la usual
versatilidad del espacio público, los nuevos usos obligarían en bastantes casos a un rediseño y
a una redefinición de los contenidos. Hay que advertir no obstante, como ha señalado con
acierto Víctor Fernández Salinas (2009) en su análisis del barrio de Macarena en Sevilla, como
en el cambio de usos en el espacio público hay sobre todo un componente generacional, y
como este cambio se acentúa cuando la generación joven viene de fuera.
Más allá de este hecho cotidiano y juvenil, la población inmigrante suele usar otro tipo de
equipamiento de ámbito urbano o metropolitano, como parques o grandes áreas libres de las
periferias, para celebrar los encuentros de fin de semana, las fiestas de sus ciclos de vida, las
de sus países de origen o las de su cultura o religión…actividades que además ayudan al
reforzamiento de las redes sociales que estructuran estos grupos. Pero estas actividades
pueden obligar a una redefinición de los espacios donde se desarrollan, de sus equipamientos
y dotaciones, para asegurar en condiciones adecuadas, asuntos como el acceso y el
transporte, la venta de productos diversos, la preparación y degustación de comida, la recogida
de residuos, los espectáculos musicales, el baile, el juego…
Otro ejemplo en relación con el mismo colectivo: la irrupción del comercio étnico ha modificado
el panorama de los establecimientos tradicionales de barrio (en crisis por doquier) y está
ayudando a revitalizar las estructuras comerciales con ofertas dirigidas a la población alóctona,
pero susceptible de incorporar también a los autóctonos residentes. También es verdad que a
veces, recuérdese el caso de Lavapiés estudiado por Fernando Roch (2007) este desarrollo
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comercial alcanza un grado que más que revitalizar el barrio parece que contribuye a una
colonización mediante la sustitución y nueva implantación masiva de usos. En cualquier caso,
la aparición de bazares, tiendas de alimentación, y sus almacenes, locutorios, bares y cafés,
locales de asociaciones…implica nuevas necesidades en relación con la accesibilidad, el
abastecimiento, la dotación de redes locales, el almacenamiento…que necesitan ser resueltas.
Por agotar esta línea de ejemplos, me voy a referir a un hecho bastante significativo. Algunos
colectivos de población inmigrante, especialmente el musulmán, aunque no el único, precisa de
lugares de culto específicos (mezquitas, oratorios) que no existen en “nuestras ciudades”
actuales. Como se trata de una necesidad perentoria, inaplazable, y ante la ausencia de
regulación, se han puesto en práctica, por el propio colectivo, soluciones que resultan
imperfectas, casi clandestinas (garajes, locales comerciales, pisos…) A veces la población
autóctona del entorno, mal informada e incluso manipulada, ofrece resistencia y exterioriza el
rechazo mediante un conflicto público.
Los ejemplos podrían multiplicarse y probablemente así sucederá a medida que se pongan en
marcha investigaciones específicas nuevas necesidades urbanas que origina la diversidad.
Cabría señalar, como hipótesis, que la indagación en el campo del hábitat (alojamiento,
equipamiento, uso del espacio público…) podría resultar una opción fértil para establecer una
visión del cambio social y sus requerimientos. Insisto en que la diversidad no hay que referirla
sólo al hecho migratorio. Pero también indico que cuando se ha utilizado esta línea de trabajo,
para el conjunto de la sociedad, aclarando aspectos de la diversidad relevantes para el
cambio en la ciudad. Es decir que suministran información válida sobre la cuestión urbana en
clave de diversidad y aportan ideas que ayudan a diseñar una práctica de intervención basada
en criterios de gestión de la diversidad.
Toda sociedad produce un tipo de ciudad, que suele estar en continua evolución y que en
nuestra cultura se configura como ciudad mestiza. Nuestras ciudades están cambiando sus
contenidos sociales, siempre lo han hecho. Pero esta vez las circunstancias en las que estos
cambios se producen parecen novedosas y nos dan pistas sobre cómo ayudar a evolucionar a
la ciudad actual para que sea futuro posible y no pasado fosilizado.
Insisto, para que esto que planteo sea conocido de una forma fundada, deberíamos proceder al
estudio de los cambios sobre bases científicas. Hay que conocer las dimensiones de esta
nueva diversidad: en qué aspectos y de qué forma se manifiesta y qué necesidades nuevas
genera.
Finalizo con un consejo: para hincarle el diente a este nudo gordiano sugiero que se empiece
a estudiar la relación entre población/población inmigrante/formas de habitar y estructura
urbana/ hábitat, siempre en el marco de ámbitos muy concretos tipo barrio o ciudad no muy
grande. Y hacerlo con la técnica de analizar las transformaciones que se están produciendo y
concluir con algunas propuestas de intervención concretas. Conocida la diversidad y sus
requerimientos, la técnica de encontrar soluciones y aplicarlas (gestionar la diversidad) se hace
más clara.
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Luís Gonzalez Tamarit
Bibliografía.
Instituto Nacional de Estadística. Padrón de Habitantes 2008. Madrid : INE, 2009.
Fernández Salinas, Víctor; Rodríguez, Ventura et al. (2009). El asentamiento de población
inmigrante extranjera en el distrito Macarena de Sevilla: Análisis y diagnóstico de los procesos
de transformación urbana y social. Mimeo. Sevilla : Junta de Andalucía / Universidad de Sevilla,
Marzo 2009.
Roch Peña, Fernando (2007). La ciudad histórica como lugar para la convivencia .Inmigración
y vida urbana en el Barrio de Lavapiés de Madrid. Madrid: ETSAM,
Bibliografía complementaria.
Además de los textos citados puede ser de interés para lo que se refiere a la cuestión del
alojamiento y la inmigración la documentación procedente del Seminario “Experiencias sobre
el alojamiento y el habitar de la población inmigrada en Andalucía”. Sevilla. Marzo 2007.
Organizado por la Junta de Andalucía, Arquitectura y Compromiso Social y la ETSASE.
Pueden verse las conclusiones en www.arquisocial.org
Para la aproximación al cambio social en barrios de periferia es muy aconsejable la obra de
Checa, Juan Carlos y Arjona Ángeles. Inmigrados al límite. Los barrios del Puche y las
doscientas viviendas en Almería. Consejería de Gobernación. Sevilla. 2009. Es además
perfectamente accesible en la pag web www.juntadeandalucia.es/gobernacion --inmigración--
publicaciones.
Para una comprensión complementaria del cambio generado en los espacios de frontera social
puede verse: González Tamarit, Luis. Las fronteras del cambio en la revista digital
www.ciudadviva blog. Consejería de Vivienda y Ordenación del Territorio .Junta de Andalucía.
Sevilla Marzo 2009.