Este documento trata sobre la ira. Explica que la ira es una emoción que se manifiesta a través del resentimiento o la irritabilidad y tiene efectos físicos como el aumento de la presión arterial y las hormonas del estrés. Luego describe las expresiones externas de la ira y los efectos de la ira en el cerebro y aprendizaje. Finalmente, ofrece consejos sobre cómo manejar la ira y tratar trastornos comunes relacionados con la ira como el trastorno explosivo intermitente y el enfado crónico.
2. IRA
La ira, rabia , enojo o furia es una emoción que se expresa a través del resentimiento o de
la irritabilidad. Los efectos físicos de la ira incluyen aumento del ritmo cardíaco, de la
presión sanguínea y de los niveles de adrenalina y noradrenalina. Algunos ven la ira
como parte de la respuesta cerebral de atacar o huir de una amenaza o daño percibidos.
La ira se vuelve el sentimiento predominante en el comportamiento, cognitivamente, y
fisiológicamente cuando una persona hace la decisión consciente de tomar acción para
detener inmediatamente el comportamiento amenazante de otra fuerza externa. La ira
puede tener muchas consecuencias físicas y mentales.
Las expresiones externas de la ira se pueden encontrar en la expresión facial, lenguaje
corporal, respuestas fisiológicas, y ,en momentos, en actos públicos de agresión.
Humanos y animales por ejemplo hacen fuertes sonidos, intentan verse físicamente más
grandes que el agresor o el oponente, mostrar los dientes, y mirarse fijamente. La ira es
un patrón de comportamiento diseñado para advertir a agresores para que paren su
comportamiento amenazante.
3. LA IRA Y EL CEREBRO
En el caso concreto de la ira, la respuesta fisiológica se caracteriza por un
incremento de la frecuencia cardiaca y la tensión arterial sistólica, además de un
aumento de la resistencia vascular periférica, de modo que la tensión arterial
diastólica sube (al contrario de lo que sucede con el miedo). En el sistema
neuroendocrino, el efecto de la ira y de la agresión ofensiva (en humanos y en
primates no humanos) supone unos niveles altos de testosterona (hormona
vinculada a la conducta agresiva y dominante), así como niveles bajos de
cortisol. Ya en el sistema nervioso central, destaca la actividad cerebral
asimétrica de los lóbulos frontales que se produce cuando experimentamos
emociones.
4. INFLUENCIAS DE LA IRA EN EL
APRENDIZAJE
Cuando estamos bajo la influencia de la ira tendemos a actuar impulsivamente, nos cuesta pensar con
claridad. La ira dificulta la asimilación de conocimientos, en muchas ocasiones impidiendo totalmente
el proceso de aprendizaje.
Cuando las emociones entorpecen la concentración lo que ocurre es que se paraliza la capacidad
mental cognitiva que los científicos llaman “memoria activa”, la capacidad de retener en la mente toda
la información que atañe a la tarea que estamos realizando. La memoria activa es una función ejecutiva
por excelencia en la vida mental, que hace posible todos los otros esfuerzos intelectuales, desde
pronunciar una frase hasta de desempeñar una compleja proposición lógica. Es fácil comprender la
relevancia y las implicaciones que la ira tiene si, atendiendo a las funciones que cumple, valoramos los
riesgos que posee una frecuencia o una intensidad de la experiencia de ira que no se ajuste a las
condiciones del ambiente.
Los centros nerviosos y los neurotransmisores que regulan las emociones y la motivación están
involucrados en el proceso de aprendizaje también. Es necesario regular la intensidad de la emoción
(ira) para evitar el bloqueo inconsciente de la información.
5. MANEJO DE LA IRA
El objetivo del manejo de la ira es reducir sus sentimientos emocionales
y el despertar fisiológico que provoca. Si usted no puede deshacerse de
las cosas o personas que le provocan enojo, ni evitarlas, ni tampoco
cambiarlas, usted puede aprender a controlar sus reacciones.
¿Está demasiado enojado?
Hay pruebas psicológicas que miden la intensidad de los sentimientos
de enojo, cuán propenso a la ira es usted y cuán bien puede manejarla.
Existen muchas posibilidades de que si tiene un problema con la ira,
usted ya lo sepa. Si siente que actúa de manera que parece fuera de
control y que es alarmante, tal vez necesite ayuda para encontrar
mejores maneras para de lidiar con esta emoción.
6. La terapia cognitiva-conductual es un tipo de apoyo psicológico que ayuda a cambiar su forma de
pensar sobre ciertas situaciones y a comportarse y afrontar los problemas de otra forma. No se
trata de centrarse en su comportamiento del pasado, sino en concentrarse en diversas formas de
mejorar sus mecanismos para el futuro.
PASOS A SEGUIR
Tranquilícese. Cuando comience a sentir que la ira comienza a crecer dentro de usted, pare y
recapacite por un momento. Esto el dará tiempo para reflexionar sobre la situación y considerar
cual es el mejor comportamiento para responder a la misma. Como se suele decir: “Respire
hondo y cuente hasta diez antes de hablar”.
Márchese. Si se siente tan furioso que no puede hablar o considera que puede ser violento con
otra persona, lo mejor es marcharse de la situación. Trate de hallar qué le hace sentirse furioso
y así sabrá cuando debe dejar la situación a un lado.
Resuelva problemas del pasado. Esto es importante en todo el sentido de la palabra. Si se
siente capaz de entender qué le hace sentir ira, podrá resolver temas pasados y prevenir que
este sentimiento vuelva a acumularse en el futuro.
Sea constructivo, no destructivo. Cuando se encuentra irritado por algo, controle sus emociones
y cuente a la gente que se encuentra a su alrededor por qué está enfadado. Si habla tranquilo y
calmado y realiza peticiones antes que exigencias, los otros respetarán sus argumentos y le
escucharán.
7. TRASTORNOS COMUNES DE LA IRA
TRASTORNO EXPLOSIVO INTERMITENTE
El trastorno explosivo intermitente es un trastorno del control de impulsos en que la persona que lo
padece sufre de episodios repetidos de comportamiento impulsivo, agresivo y violento o
explosiones verbales enojadas en las que el afectado reacciona bruscamente y de manera
desproporcionada a la situación.
Las conductas agresivas, el abuso doméstico, tirar o romper objetos, o bien otros signos de
pataletas pueden ser síntomas de trastorno explosivo intermitente.
Un pequeño incidente puede desencadenar este episodio de agresividad desmedida, pasando
después a un estado de ánimo deprimido y de culpa o de cansancio o alivio.
Entre explosiones explosivas, la persona puede estar irritable, impulsiva, agresiva o enojada.
8. Tratamiento
No existe un tratamiento único que sea el mejor para todas las personas con trastorno explosivo intermitente. Por
lo general, el tratamiento consiste en terapia de conversación (psicoterapia) y medicamentos.
Psicoterapia
Las sesiones de terapia individual o grupal pueden ser útiles. Un tipo de terapia que se utiliza comúnmente, la
terapia cognitiva conductual, ayuda a las personas con trastorno explosivo intermitente a realizar lo siguiente:
Identificar qué situaciones o conductas pueden desencadenar una respuesta agresiva
Aprender a controlar la ira y las respuestas inadecuadas mediante técnicas tales como la capacitación en
relajación, el cambio de pensamiento sobre distintas situaciones (restructuración cognitiva) y el descubrimiento de
la capacidad de enfrentar desafíos o situaciones
Medicamentos
Existen distintos tipos de medicamentos que pueden ayudar a tratar el trastorno explosivo intermitente. Entre
ellos, ciertos antidepresivos (específicamente los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina), los
estabilizadores anticonvulsivos del estado de ánimo y otros medicamentos que pueden ser necesarios.
9. ENFADO CRÓNICO
El enfado crónico es un estado de ira permanente que se aplaca y se agrava según las circunstancias pero
que siempre está ahí. Son personas que nos hacen pensar que su forma de ser es estar enfadados ya sea
con los demás o con uno mismo.
Estas personas tienen muchas dificultades en sus relaciones sociales porque pasan la mayor parte del
tiempo enfadadas y descargan su energía negativa y su mal humor con los demás.
Si la persona vive enfadada consigo misma de manera crónica, experimenta una lucha interior constante
que produce un gran desgaste personal. Son estados en los que las emociones y los pensamientos
negativos nos tienen completamente controlados.
En ocasiones, la ira crónica se debe a desencadenantes externos que han provocado que acaben siendo
de esa manera. Deja de considerarte víctima de las circunstancias para pasar a ser dueño de sus actos.
Sin embargo, hay personas que debido a un aprendizaje erróneo la única expresión emocional que se
permiten expresar es la ira. El hecho de sólo permitirnos expresar la emoción de ira provoca un
desequilibrio, ya que al no poder expresar la emoción genuina (tristeza o miedo), esta se va acumulando
y por más que expresemos rabia, nunca desaparece el malestar, convirtiéndose en un enfado crónico.
En este caso el enfado crónico está relacionado con la creencia errónea que asocia mostrar tristeza o
miedo con debilidad ante los demás o ante uno mismo, mientras que mostrar ira se asocia a un
sentimiento de fortaleza.
10. ¿QUÉ HACER?
El enfado es como un fuego interno, arde continuamente y si no lo apagamos, terminará
consumiendo todo lo que encuentre a su paso. Sin embargo, el primer paso consiste en descubrir
cuál es su causa. ¿De dónde proviene ese enfado permanente?
Considera que cuando te enfadas porque el vecino ha puesto la música demasiado alta, porque
alguien ha aparcado utilizando dos puestos cuando necesitaba solo uno o porque tu compañero de
trabajo se ha equivocado en el informe, en realidad esa no es más que la gota que ha colmado el
vaso.
Cuando hemos alcanzado un estado de paz interior, los pequeños problemas cotidianos no son
capaces de irritarnos. Sin embargo, cuando ya estamos enfadados, esos pequeños problemas
pueden desencadenar una tormenta emocional.
Por tanto, para combatir el enfado crónico, es necesario bucear dentro de nosotros mismos, en la
búsqueda de respuestas.