2. “Nuestra primera fundadora”
Vicente proseguía su trabajo de predicador itinerante
por pueblos y aldeas, acompañado siempre de
ocasionales colaboradores, pertenecientes con
frecuencia al estrato más ilustre y celoso del clero
parisiense.
La señora de Gondi pensó: “¿por qué no convertía el Sr.
Vicente aquel grupo inestable de misioneros en una
nueva comunidad, dedicada, bajo su dirección, a la
predicación de misiones?”
3.
4. OBSTÁCULOS
Al oír confesiones, ministerio sin el cual la predicación
de misiones era inconcebible, Vicente experimentaba
frecuentes tentaciones contra la castidad. (Vicente
tiene 44 años)
La idea de fundar la Congregación le llenaba de tal
alegría y tal sentido de urgencia, que empezó a pensar
si procedería realmente de Dios y no sería, más bien,
un impulso puramente natural o incluso una
sugestión del maligno.
5.
6. ¿Fundar o no fundar?
La indigencia espiritual de los campesinos, de su
ignorancia religiosa, de su hambre del pan de la
palabra, de la pavorosa carencia de buenos pastores
en las parroquias rurales, de los frutos de las
misiones, de las bendiciones que Dios derramaba
sobre ellas. –Vicente-
“El siervo que conoce la voluntad del Señor y no la
cumple recibirá muchos azotes”. –Duval-
7. PREPARATIVOS
7 de febrero de 1624: Priorato de San Nicolás de
Grosse-Sauve, en la diócesis de Langres.
2 de marzo de 1624: Vicente principal y capellán del
colegio de Bons Enfants (niños nobles), de la
Universidad de París.
8. En sus ratos libres…
En los ratos libres que le dejaban sus correrías
apostólicas, sus deberes en casa de los Gondi, la
capellanía de las galeras, la dirección de las salesas,
encontraba el tiempo necesario para realizar los
estudios de la licenciatura en derecho canónico.
9. SAINT CYRAN
Juan Duvergier de Hauranne, abad de Saint Cyran. Vicente
conoce a este personaje tan influyente de la época gracias
a Berulle. Tanto a Vicente como a Saint Cyran les era
común el deseo de mejora de la Iglesia. El conocimiento
casual e interesado se convirtió en una amistad sólida. Con
frecuencia comían juntos.
En el terreno espiritual, Saint Cyran se orientaba cada vez
más hacia un rigorismo pesimista, llevando al extremo la
doctrina beruliana sobre la nada consustancial de la
criatura, mientras Vicente se confiaba cada más al amor
misericordioso de Cristo, venido a salvar a los
hombres, y cuyo signo mesiánico por excelencia era la
evangelización de los pobres.
10. LUISA DE MARILLAC
Hija de Luis de Marillac, nacida en el intermedio de dos
matrimonios de Luis, no fue legitimada nunca.
En su adolescencia Luisa pretendió ingresar en las
Capuchinas, pero fue rechazada por razones de salud. Por
tanto, sus parientes la casaron con el caballero Antonio Le
Gras, uno de los secretarios de la reina madre, María de
Médicis. Pronto tuvieron un hijo al que nombraron
Miguel.
Su alma privada de verdaderos afectos en la infancia y
marcada por la sombra que se cernía sobre sus oscuros
orígenes, propendía a la introspección, al escrúpulo y a la
angustia.