1. KILIMA 75 Diciembre 2007
Queridos amigos :
Una de las razones por las que he luchado a lo largo de estos dos últimos años era, no
sólo el paso continuo de camiones pesados por la carretera que habíamos abierto, y por los
consiguientes destrozos que ocasionaban en la misma, sino también por el peligro que suponía
para el puente que tenían que atravesar antes de llegar a Panda. Pero había una razón más.
Teníamos una seria duda de que algunos desaprensivos transportistas la estaban utilizando
para el transporte del mineral de uranio, porque nos habían dicho que habían abierto una pista
desde las minas en las que se encuentra este mineral y nuestra carretera, dado que por aquí no
había tantos controles policiales y podían acceder a la ciudad más fácilmente que por ningún
otro sitio.
Las minas de uranio, de donde los americanos sacaron este mineral para la
construcción de las bombas con las que destruyeron Hirosima y Nagasaki, están a escasos 25
Km. de Likasi. La ONU las había clausurado por el peligro de radiaciones y deberían haber
quedado en el olvido si no fuera por el desorden reinante y las ganas de enriquecerse a toda
costa de todos los congoleños, desde las esferas superiores hasta las clases más bajas.
La gente seguía escarbando a pico y pala, sin ningún tipo de protección. El tráfico de
esta materia prohibida se había regularizado, pero gracias a las denuncias de algunas ONG
locales, llegó una comisión de la MONUC (que es la ONU con otras siglas) y volvió a
prohibir la explotación de dicha mina. Todo terminó en palabras, consejos y algunas
amenazas, que nadie tomó en cuenta e hicieron como que acataban las órdenes que recibían,
aunque en el fondo estaban pensando como seguir con la producción sin que algunas personas
incómodas se enteraran.
Seguían los rumores de que no se había paralizado el trabajo, pero la zona estaba muy
vigilada por el ejército y los diferentes cuerpos de seguridad del estado, la Policía de minas, la
policía del Interior o policía secreta, servicio de aduanas, etc. Si allí no había ninguna
actividad, por qué habían abierto una pista que les permitía comunicarse con la carretera que
empleábamos para visitar nuestros poblados? Tenía serias dudas de lo que se traficaba por
aquellas tierras y por eso había solicitado en varias ocasiones la posibilidad de tener un
medidor de radioactividad.
Os hice partícipe de todas las denuncias que había enviado a las diferentes instancias
gubernamentales, llegando incluso hasta el presidente de la república, sin que ninguna de ellas
surtiera efecto alguno. Había hecho cuanto estaba de mi parte para clarificar la situación,
proteger las pocas infraestructuras que existen en el país, defender la población campesina de
estos entornos y animar a los habitantes a seguir cultivando. Sabía que algunos camiones que
utilizan esta vía trabajan para una nueva fábrica que se había levantado con capital chino, del
presidente y de algunos ministros. Nadie tira piedras sobre su propio tejado. Aunque me
doliera lo que ocurría no tenía más remedio que callarme, porque me encontraba sin respaldo
popular para llevar adelante algunas acciones que por su ruido, podrían ser oídas en la lejanía
y molestar incluso a aquellos que tranquilamente dirigen el destino del país o las finanzas de
sus carteras privadas. Solamente una comunidad de religiosas africanas y un pequeño grupo
de discapacitados físicos intentaba seguir molestando para que sus reclamaciones fueran
atendidas. Todo fue inútil. Por eso os dije que no os iba a dar más la lata con este tema y que
hablaríamos de otras cosas.
2. Pues sí, pero nó. Volvemos a las andadas y es que ha ocurrido algo grave. Hace tres
semanas han detenido un camión cargado de minerales. Los servicios del estado disponen
aparatos Geiger para medir la radioactividad, y descubrieron que el enorme camión, con sus
aproximadamente 19 toneladas venía cargado de uranio. El hecho no ocurrió en nuestra
carretera, pero eso no quita para que se descubriera oficialmente que continuaban traficando
con material extremadamente peligroso por su radioactividad.
Las autoridades, como primera medida les conminaron a que regresaran a las minas y
vaciaran allí el camión. Para llegar a ese punto tenían que pasar sobre un río y los que iban en
el camión no tuvieron mejor ocurrencia que vaciar parte de la carga en el río, como para dar a
entender que habían vaciado allí su contenido. Parece ser que arrojaron como unas dos
toneladas y el resto desapareció en la naturaleza sin dejar rastro. No aciertan incluso a dar con
el paradero del camión. Había costado mucho trabajo conseguirlo, es una mercancía muy
bien pagada y ninguno de los afectados quería perder el “fruto” de su trabajo.
Ese río es un afluente del río Panda que baña nuestro pueblo y continua su curso hasta
unos kilómetros más abajo en el que alimenta un pantano para la producción eléctrica. Las
aguas de este pantano suministran el pescado que alimenta a casi toda la población de Likasi,
con sus cerca de 300.000 habitantes. Es también de este río, a su paso por Panda donde la
estación depuradora coge el agua que luego distribuirá a toda la población, que la convierte en
potable gracias a un sistema de decantación y a la mezcla con algunos productos químicos.
Las autoridades han permanecido en silencio durante dos semanas, pero como radio
Francia y algunas emisoras extranjeras comenzaban a hablar del asunto, vieron que no
podrían permanecer calladas por más tiempo y comenzaron a utilizar la radio local para
prohibir a todos los habitantes el uso de esas aguas contaminadas, impidiendo incluso utilizar
el agua del río para lavarse. Cortaron el agua “potable”, pero dónde se iba a suministrar la
gente de lo necesario para sus necesidades personales? No podían beber, no podían lavar la
ropa, no podían ducharse....
La gente no podía soportar esa sequía impuesta y optó por solucionar por su cuenta el
problema que les impedía llevar a cabo las acciones elementales de la vida ordinaria. Por el
centro del pueblo pasan dos gruesas tuberías que llevan el agua del río hasta la estación
depuradora. Tendrán como unos 60 cm. de diámetro. La solución a esta sequía obligatoria fue
la de agujerear las tuberías para que todo el mundo se sirviera a placer. Esa agua serviría para
satisfacer todas las necesidades humanas.
Quienes se encuentran lejos de estas tuberías tuvieron que recurrir al agua del mismo
río, o al que quedaba en los pozos ocasionados por las últimas lluvias, aunque tuvieran color
chocolate, o se cogían sus bidones amarillos de plástico con una capacidad de 20 litros e iban
lejos, a pie, a buscar el agua que necesitaban en sus casas, haciendo hasta 8 y 10 Km. entre la
ida y la vuelta.
Las autoridades mandaron recoger el uranio que se había echado en el río pero no
disponen de unos medios seguros para analizar el agua. Dicen que el peligro ha pasado, que
no existe ninguna posibilidad de contaminación por los productos radioactivos, y la respuesta
que han dado para evitar males mayores es de que para mayor seguridad “compren agua
embotellada” y les dicen eso, cuando la mayor parte de la población apenas alcanza a comer
una vez al día y no tienen tampoco dinero para comprar carbón para hervir el agua, que es
3. otro de los consejos que han recibido estos días. Han enviado agua a Suiza pero no
conocemos todavía los resultados.
El camión cargado, antes de que recibiera la orden de arrojar su contenido en los pozos
de las minas de uranio, permaneció como una semana delante del tribunal, al exterior. El
magistrado encargado de instruir el caso, se llevó a su despacho un saco de dicho mineral para
“analizarlo”, seguramente con la intención de venderlo por su cuenta. Los soldados que lo
custodiaban en el exterior también se permitieron servirse de pequeñas cantidades como
recuerdo de la “caza” a la que habían participado. Las radiaciones han podido pasearse
tranquilamente por toda la ciudad y me pregunto, cuántos casos parecidos no habrán ocurrido
en este pueblo sin que estuviéramos al corriente de lo que pasaba, siendo únicamente las
autoridades las que trapicheaban incluso con la salud de sus ciudadanos.
Aproveché la homilía de ese domingo para retomar el tema y manifestar mi
preocupación sobre las consecuencias que esto podría tener en un futuro más o menos largo.
Los feligreses seguían la explicación con mucho interés y asentían con la cabeza mis temores
y mis dudas, incluso llegaron a aplaudir fuertemente al término de mi predicación pero,
desgraciadamente, había tenido una mala experiencia con el problema del puente y de la
carretera y sabía que nadie osaría manifestar su indignación ante ninguna autoridad por cuanto
estaba ocurriendo. Efectivamente, a la salida de la iglesia, el tono de las conversaciones era
las lluvias que venían, las simientes que les faltaban, la escuela de los hijos, la enfermedad de
un pariente, los clásicos temas de inquietud de cada domingo sin referirse en absoluto a la
radioactividad que les estaba amenazando y que nos estaba contaminando sin darnos cuenta.
El gobierno no puso siquiera un camión cisterna con agua potable al servicio de la
población, que aunque fuera totalmente insuficiente, podría servir para decir que es lo único
que podía hacer con los medios que disponía y que se sentía terriblemente preocupado por la
suerte de la población, pero en lugar de ello la única solución al problema fue la respuesta de
“que nadie beba agua hasta nueva orden y quien quiera beberla que la compre embotellada”.
Como la noticia se ha hecho pública y ha sido conocida a nivel internacional, el
gobernador ha tomado cartas en el asunto y ha suspendido a seis autoridades por su
complicidad en este tráfico, que más o menos encubierto, siempre ha existido y que ha
causado unos momentos de tensión con los EEUU porque generalmente este mineral está
destinado a pisar suelo chino o indio, que son los grandes traficantes de la zona por la que
trabajan todos los demás.
Entre los encausados está la alcaldesa, el presidente del tribunal de justicia, el
comandante supremo del ejército de esta zona, el comandante de la Policía de Minas y otros
altos cargos de los que no conozco su función. Todos estos jefes hacían causa común y se
protegían unos a otros, por eso las denuncias terminaban en el cesto de los papeles.
Aunque con estas medidas se ha frenado el trasiego de camiones, el uranio es un
mineral muy agradecido que se cotiza bien en el mercado y la gente no se ha escarmentado.
Ahora lo van sacando en sacos, en bicicletas, durante la noche, dando la impresión de ser
simples campesinos que vuelven de sus labores agrícolas y pasan los controles policiales sin
ser molestados. La corrupción está tan generalizada que grandes y pequeños utilizan todos los
medios a su alcance para obtener un dinero o enriquecerse, sin importarles gran cosa si con
ello ponen en peligro sus propias vidas o las de los demás, ya que trabajan sin ningún tipo de
protección, con sus manos desnudas y cargando los sacos sobre sus espaldas.
4. La explotación minera está enriqueciendo a mucha gente, especialmente a los que
hacen de intermediarios entre los “cavadores” y las empresas de fundición. Nunca ha habido
tantos coches, motocicletas como ahora. El tráfico , sobre todo en Lubumbashi, está peor que
en cualquier capital europea. Las calles están” tomadas” por la policía de tráfico, que viven de
las multas que imponen en abundancia, ya que muchos no tienen seguros o no han pasado la
ITV, o no tiene ningún tipo de documento.
Sin embargo, entre los de la clase más baja, los encargados de sacar el mineral desde
las entrañas de la tierra, hay un porcentaje muy alto de jóvenes que dejan la vida en el intento
o de los que quedan mutilados o tetraplégicos para siempre.
Sin ir más lejos, esta semana enterraba un joven de 20 años, alumno de nuestra
escuela, cuyo padre es uno de los responsables de la parroquia. Sus amigos vestían mejor que
él, podían permitirse coquetear con las chavalas, tenían dinero para comprarse una cerveza y
él se encontraba a expensas de un padre que bastante tenia con dar de comer a los siete hijos
de la familia y pagar a trancas y a barrancas las cuentas de la escuela. Esta situación le fue
afectando seriamente hasta que un día desapareció de casa.
Se marchó a trabajar a unas minas que están a 25 Kms. de casa y desde allí llamó a sus
padres para decirles que no se preocuparan por él porque había decidido abandonar los
estudios y había hecho cuadrilla con unos amigos del pueblo que se dedicaban como él a la
búsqueda y extracción de minerales. Todos los ruegos de su padre para que volviera con sus
hermanos resultaron inútiles. Todo esto ocurría hace apenas un mes.
Desde entonces no hubo más contactos. El padre, molesto y preocupado por la actitud
de su hijo pidió unos días de permiso en la fábrica y marchó en su búsqueda. Se encontró con
muchos jóvenes de la parroquia que faenaban por aquellos alrededores y fue preguntado a
cada uno de ellos si le habían visto a su hijo. Estaba decidido a volver con él a casa aunque
tuviera que recurrir a la policía.
Al tercer día de pesquisas, un grupo de jóvenes le fueron a buscar para decirle que su
hijo se encontraba en la morgue, en el depósito de cadáveres del hospital. Corrió incrédulo
para saber si era verdad y efectivamente tuvo que rendirse ante la evidencia. Aparentemente
no tenía ningún signo externo de violencia, pero allí estaba bajo una sábana, sobre el suelo de
cemento del local. Qué había pasado?. Nadie parecía conocer la realidad de lo sucedido. Por
aquellos días no había habido ningún desprendimiento, luego se podía pensar en cualquier
cosa.
Trajo su cuerpo a la parroquia y lo enterramos en medio de grandes manifestaciones
de dolor, no solamente de la familia, sino también con una numerosa presencia de
“cavadores” que se habían desplazado para el entierro. Todavía no se conoce a ciencia cierta
lo ocurrido pero por algunos indicios que se han podido recoger, parece que juntamente con
sus amigos, todos decidieron ir a consultar un hechicero que se encuentra en un pueblo vecino
para que les preparara un amuleto de la suerte con el que poder conseguir gran cantidad de
buen mineral en poco tiempo.
Desgraciadamente, uno de los del grupo se apoderó de alguna prenda suya para
apoderarse mágicamente por medio de ella de la fuerza de ese chico y tener doble poder a la
hora de coger el pico y la pala. Cuando el otro se sintió sin fuerzas porque le habían vaciado
5. mágicamente, no pudo contraatacar su mal y en dos días pasó a mejor vida. Este es el relato.
Todos los de la cuadrilla han desaparecido por miedo a ser detenidos.
Y a pesar de todo, viene la Navidad, lo cual quiere decir que siempre será posible la
Paz, la Justicia y el Amor, aunque lo contrario aparezca como más evidente.
¡!! ZORIONAK ¡!! ¡!! FELICIDADES ¡!!
Un abrazo.
Xabier