El documento describe la corrupción generalizada y la inseguridad en el país. La policía actúa de forma abusiva y hay muchos casos de robo y desaparición de fondos públicos por parte de funcionarios gubernamentales. En la zona este, grupos armados sembrando el terror y roban recursos naturales mientras senadores apoyan estas bandas a cambio de dinero. La justicia favorece a los ricos y poderosos, y la población vive con miedo y rabia.
1. Queridos amigos:
El robo se ha convertido en el deporte nacional. Cada cual intenta robar lo que puede,
hasta el punto que los responsables del ejército, la enseñanza o la administración, de tiempo en
tiempo se ven obligados a hacer un control físico para comprobar que los nombres que figuran
en sus listas son correctos, es decir, responden a personas concretas que trabajan en sus
respectivos departamentos. Por ejemplo, la Enseñanza ha terminado de hacer un control y ha
descubierto 42 escuelas ficticias y 879 en muy malas condiciones y 2.483 nombres de maestros
que en realidad no existen, pero hay algunos espabilados que se quedan con sus salarios.
El anterior ministro de sanidad está acusado de haber recibido un millón de dólares para
luchar contra el Covid, pero como también es aficionado a la magia, lo ha hecho desaparecer y
nadie sabe qué ha sido de ellos. Esta vez los magistrados han tenido agallas para meterlo en la
cárcel pero no sabemos si ha sido por el deseo de que la justicia vuelva a brillar o porque según
dicen algunas personas, el actual Presidente se ha propuesto salir de nuevo elegido en las
próximas elecciones que tendrán lugar en el año 2023 y ha comenzado a “barrer” todos aquellos
que podrían molestarle a la hora de presentar su candidatura. Algunos posibles rivales han
muerto últimamente. ¿Covid? ¿Envenenados? Cada cual da una versión diferente, pero todo es
posible, razón por la cual, algunos limpian bien el vaso antes de tomar cualquier bebida y la
botella tiene que abrirse en su presencia ya estén en un bar o en una residencia privada para
evitar contactos que puedan provocar el envenenamiento.
Todo esto podría ser verdad porque la mayoría de los ministros, jefes de empresas
públicas, directores de sociedades, etc., han jugado con el dinero y se han apoderado de
enormes cantidades, y sin embargo no son molestados, porque aparentemente no se han
mostrado contrarios a la política del Presidente.
Ahora mismo, los periódicos hablan de que ha habido
grandes irregularidades en la gestión de los 363,2 millones de
dólares que dio el Fondo Monetario Internacional para ayudar al
país en su lucha contra la pandemia, en la que hay implicados
varios colaboradores del Presidente y no sabemos si el asunto
seguirá adelante o no se volverá a hablar más de ello.
Hay empresas que no pagan correctamente a sus
trabajadores. Algunos no han cobrado en cinco meses, otros en
más de un año. Se denuncian los hechos, se publican artículos en
2. los periódicos, pero todo sigue igual. Sí, algún día cobrarán, pero ni la Inspección del Trabajo,
ni las autoridades administrativas, obligarán a esas empresas para que regularicen su situación.
Todo es cuestión de soltar unas propinas en los lugares adecuados y todo sigue como estaba.
Por eso la gente está quemada. La rabia y el odio anida en sus corazones y cuando tienen
que soportar esta situación y que todavía haya quienes vayan a robarles lo poco que tienen, es
algo que no lo pueden soportar y en Lubumbashi hay barrios que se han organizado en
cuadrillas de forma que si alguien intenta robar en la casa de un vecino de esa zona, a los gritos
de la víctima, salen los jóvenes, agarran al ladrón y lo queman vivo allí mismo. La gente de los
alrededores se escapa, deja las casas vacías, de forma que cuando llega la policía para investigar
los hechos, se encuentra que no hay nadie a quien preguntar y no pueden hacer otra cosa que
recoger los restos de la víctima y volver a sus cuarteles.
Aquí seguimos como siempre, donde lo anormal se convierta en lo corriente de cada día.
Me explico. Ayer fui al hospital a visitar a un feligrés que había sido atropellado por una moto y
se encontraba inconsciente. Al llegar me encontré con que la puerta estaba cerrada y una
multitud de motoristas, con cara de pocos amigos, arremolinados delante de ella.
Los motoristas son los que hacen de moto-taxi para ganarse la vida. En general son
jóvenes que circulan llevando dos o tres pasajeros, y no sé por qué razón, casi nunca son
molestados por la policía. No sabía qué había pasado pero aquello daba a entender que los
ánimos estaban crispados y que podría haber un enfrentamiento. ¿Con quién? ¿Con el personal
que había cerrado la puerta?.
Yo me abrí paso entre los amotinados y me dirigí directamente a la puerta para que me
permitieran entrar en el hospital. No pude lograr mi propósito porque en aquel momento salió
un policía metralleta en mano, chillando desaforadamente contra los motoristas y en plena
discusión no se le ocurrió mejor manera de terminar el lío sino disparando al aire para
dispersarlos. Yo estaba como a un metro de distancia del policía. No sé si eran balas reales o de
fogueo porque el ruido de los disparos me pareció ensordecedor. Los motoristas retrocedieron
unos metros, la gente corría a protegerse contra la pared del hospital, yo le hice un gesto
levantando el brazo como para decirle. “basta ya”.
Y efectivamente, o se le habían terminado las balas o comprendió mi gesto con el brazo,
porque no volvió a disparar. Menos mal que le dio por disparar al aire, y que los motoristas se
retiraron, de lo contrario, podría haberlo hecho contra nosotros, y no
hubierais tenido la ocasión de leer este informe. No sería el primer caso.
Yo no tenía nada que ver en el asunto y no me moví. Afortunadamente los
motoristas, viendo que el policía estaba nervioso, decidieron retroceder
unos metros más para despejar la entrada del hospital. Luego salieron más
policías, todos ellos con cara de pocos amigos.
Entré al hospital, estuve con el enfermo y a la salida, todavía
estaban allá. Una mujer me pidió la dejara ir conmigo porque de esta
forma no la ocurriría nada. Efectivamente, no ocurrió nada. Pasé la barrera
con normalidad, desafiando las caras largas de unos y otros y a uno que
estaba como más alejado del grupo le pregunté qué es lo que había
sucedido.
Esta fue su versión: A unos 30 Km de la parroquia, un campesino
se dirigía hacia sus campos con la azada al hombro, cuando un coche que
venía en dirección contraria se paró a su altura y mantuvieron una
discusión. No sabía cuál era el motivo, ni si eran conocidos. Pero el que iba en coche, sacó una
pistola y le disparó a bocajarro dejándole muerto. Dio la casualidad que un motorista pasaba en
aquel momento y comprobó la muerte del campesino. El asesino había entrado en el coche y se
3. escapaba del lugar. El motorista no dudó un momento en seguirle al coche y por cada poblado
que pasaba chillaba que el del coche era un asesino al que había que detenerle. Y siempre había
algún motorista que se sumaba a la persecución. Al final serían como unos diez los que
pretendían la misma causa.
Pero, casualidad, una furgoneta de la policía pasaba por aquel camino y comprobó la
defunción del campesino y vio también al motorista que primero había presenciado lo ocurrido.
Lo persiguieron hasta la ciudad donde le alcanzaron y le detuvieron como asesino. Le quitaron
la moto y la cargaron sobre la furgoneta y con el muerto se acercaron del hospital para que lo
depositaran en la morgue. Los motoristas querían liberar a su compañero y a la moto. Esa era la
pelea con la policía. Mientras tanto el asesino había desaparecido. Eso es lo que me contó.
Leyendo este artículo puedo dar la impresión de
que estoy viviendo en un peligro constante, en el que en
cualquier momento me pueden dar el pase para el más
allá. No es así. Hay que tener en cuenta que el Congo es
un país de dos millones y medio de kilómetros
cuadrados, y desde donde yo vivo hasta la frontera del
norte del país hay más de 2.000 Km de distancia y con
unos medios de comunicación bastante primitivos ya
que por ejemplo, en este momento no podemos
desplazarnos a muchas capitales de provincia si no es
por avión porque las carreteras están impracticables.
No vivimos bajo el terror. Lo que ocurre en
Kinshasa o en toda la zona del Este, no nos afecta
directamente, aunque somos conscientes de que las
instituciones no funcionan, que la justicia favorece principalmente a los que tienen medios y la
policía y los militares actúan muchas veces de manera abusiva porque no reciben sus salarios o
son muy escasos y se les permite que obren a sus anchas sin tener en cuenta los perjuicios que
ocasionan a la sociedad civil.
El ansia de enriquecerse para poder escapar de la
pobreza es de tal categoría, que todos los medios quedan
justificados para conseguir el fin, incluso arriesgando su propia
vida. Así, el 11 de septiembre 50 mineros artesanales, los que
trabajan por su cuenta con pico y pala, se ahogaron en un río de
barro que fue causado por las lluvias torrenciales que inundaron
las minas de oro de Kamituga, en la provincia del Sur-Kivu.
Uno de sus responsables, decía que cada año salen de forma
fraudulenta más de 30 Tn.
Pero la necesidad de robar para
enriquecerse no es algo que se da solo entre los que pasan hambre, sino que
también los ricos intentan agrandar su fortuna. Por ejemplo, quien fue primer
ministro hace unos años, Matata Mpoño, consiguió un don de 285 millones
de dólares para llevar a cabo un proyecto agro-industrial, pero de todo ese
dinero solo se conoce el empleo de 80 millones y ¿el resto?. Se desconoce. El
asunto está ahora en los tribunales.
Hablan también de un tal Abdallah Bilenge, director de la
Régie des Voies Aériens, que debió ser un alumno aventajado de la
escuela de magia, porque hizo desaparecer sin dejar rastro 15
4. millones de dólares. Mientras tanto, los empleados se quejan de que llevan cinco años sin
cobrar sus sueldos.
Y mientras la miseria reina por doquier, en el periódico de la Monuc (ONU), aparece la
noticia de que Kabila, el antiguo Presidente, cobra 680.000 $ al mes y cuenta con un ejército
personal para su seguridad de 2.500 agentes. Lo que ocurre aquí es difícil de entender.
En la Zona Este del país, todos los días ocurren sucesos lamentables. La inseguridad es
constante y el Gobierno no hace nada para remediar la situación. Es la zona en la que se pueden
encontrar los minerales más cotizados como el oro, casiterita, coltán, y los países vecinos como
Ruanda,. Uganda, etc., se muestran muy interesados en apropiarse de ellos ante la inoperancia
del Gobierno congoleño.
Nuestro Gobierno hace como que quiere instaurar la paz e impone en esa región el
toque de queda para controlar mejor la población, incluso
envían a esa región la tropa de élite, y hasta la Monuc habla
de que va a apoyar a las tropas del gobierno, pero hasta ahora
nada ha cambiado. Hay muchos intereses en juego y no hay
valor suficiente para terminar con las causas que alimentan
este conflicto. Hay algunos generales que venden armas y
municiones al enemigo, se establecen falsas listas de
combatientes que están en el frente, por ejemplo, presentan
una lista de 10.000 efectivos cuando en realidad no hay más
que 3.500 y los 6.500 sueldos que se cobran de más van
directamente a los bolsillos del general encargado del
personal, quien los “reparte” entre los de su “cuadrilla” para
que todo el mundo mantenga la boca cerrada.
Cada cual actúa como le viene en gana, si es que cuenta con suficientes medios
para calmar las ansias de todos aquellos que tienen la posibilidad de conceder permisos
o que disfrutan una cierta autoridad en el ejército o en la policía. En estas carreteras del
Este, resulta peligroso circular fuera de los núcleos de población y para protegerse
organizan caravanas de coches, camiones, y toda clase de vehículos que van custodiados
por patrullas militares, pero a pesar de todo nunca están seguros porque en uno en el que
iban 325 vehículos fueron asaltados en medio de la selva por un grupo guerrillero y
mataron a 15 personas, robaron cuanto quisieron y dieron fuego a 10 camiones.
Parece ser que hay senadores en el gobierno del actual Presidente que sostienen esas
bandas armadas y dan órdenes al ejército para que no les ataquen a sus protegidos, a cambio de
una cierta cantidad de dinero distribuido generosamente entre algunos generales, porque gracias
a ellos se aprovechan de los minerales de la región y los venden en Ruanda, Uganda o a
multinacionales y con el dinero de las ventas, una parte se dedica para la compra de armamento
y municiones, y otra parte irá a parar al bolsillo del senador, que lo depositará en algún Banco
extranjero para mayor seguridad. Pero cuando está en el Senado defenderá enérgicamente la
unidad del país y el fin de los enfrentamientos para que con la paz el país pueda desarrollarse y
salir de la miseria en la que está hundido. Dan a entender que son los mayores defensores del
país pero son los que mantienen esas fuerzas que imponen el terror, secuestran, violan, aniquilan
poblados enteros, o provocan los enfrentamientos entre las tribus.
Pero no solamente se puede acusar a los guerrilleros y a los bandidos, porque en
esta anarquía en la que viven sobretodo en esta zona, algunos más se aprovechan de esta
desorganización para intentar sacar provecho para sus propios fines y así, dos directores
de escuela se escaparon con el dinero de los alumnos, que habían pagado para
5. presentarse a los exámenes que dan acceso a la Universidad, y encima se llevaron
también los boletines vírgenes que los podrían rellenar por su cuenta poniendo el sello
de su establecimiento escolar y redondear de esta forma sus ganancias. Y dos maestros
se presentaron en el aula en el que tenían lugar los exámenes escritos en lugar de dos
alumnos a los que les reemplazaban a cambio de dinero, para hacer los exámenes,
pero desgraciadamente para todos ellos, fueron descubiertos y unos fueron a la cárcel
y los padres de los otros se fueron condenados a pagar una fuerte suma.
Hace poco se ha producido un
descarrilamiento de un tren mercancías que ha
ocasionado más de 20 muertos. Normalmente,
un tren mercancías es para transportar lo que su
mismo nombre lo dice “mercancías”: cemento,
aceite, maderas, etc. Pero aquí se aprovecha
también para el transporte de pasajeros. Son
personas que se arreglan con el Jefe de
Estación de donde salen y pueden subirse
encima de las mercancías para viajar y todo por
un precio mucho más reducido que el billete
normal. Viajan sin billete y el importe de lo
pagado se lo queda el Jefe de Estación. Todos
saben que obran mal, pero la vida está
complicada y no se escatiman los medios para
seguir adelante.
Hay algunos periodistas que han sacado
a relucir estos hechos y acusan al gobierno de
indiferencia, porque al menos aparentemente no hacen nada por sancionar a los autores de las
irregularidades. Dicen que estamos en una democracia, pero quien acusa al gobierno de
inoperancia y de que mira hacia otro lado cuando ocurren hechos delictivos, se expone a no ver
más la luz del día.
Un abrazo.
Xabier