1. Viena: una sinfonía urbana
Es un tópico, pero resulta inevitable vincular la imagen de Viena a la
de la música. En esta ciudad vivieron y ejecutaron su arte los mayores compositores de
los últimos siglos. Símbolos y recuerdos de su estancia en la capital austriaca aparecen
a cada paso en jardines, monumentos y cementerios. Incluso se encuentra su nombre,
o el de sus obras más famosas, en los lugares y objetos más insólitos: en cualquier
pastelería, por ejemplo, pueden adquirirse bombones con el nombre de la ópera
Carmen, o las populares y deliciosas “pelotas de Mozart”.
Mozart Haydn y Beethoven, a pesar de no ser vieneses, han pasado a
la historia formando parte de lo que se ha llamado “música clásica
vienesa”. Los lugares conmemorativos de estos tres grandes
personajes se encuentran repartidos por toda la ciudad y son mudos
testigos de las glorias de su genio.
Toda la ciudad, como si ella misma formase una bella
composición musical, parece presidida por la armonía y el ritmo.
Nada desentonada. Todo está acorde con una planificación previa:
Como en una gran sinfonía, hay
momentos espectaculares,
representados por palacios como el de
Schönbrunn, Hofburgo Belvedere o la
magnífica catedral de San Esteban,
pero también pasajes suaves, lentos,
como los palacios de Ferstel o
Palavicini y muchos de los señoriales
barrios de la ciudad.
Fin