El documento analiza cómo las cadenas de televisión utilizan la autopromoción y la identidad visual para captar audiencias. Describe cómo cada canal funciona como un supermercado que vende su imagen de marca a través de elementos como el logotipo, las promociones y los contenidos informativos. Explica que la autopromoción ayuda a las cadenas a competir por la audiencia y a crear una personalidad reconocible, aunque sus programas sean similares. Finalmente, argumenta que la audiencia desarrolla una imagen mental global