2. 1. INTRODUCCIÓN.
El ejército es el instrumento del que Roma se valió para conquistar primero y
mantener después un imperio que abarcaba toda la cuenca del Mediterráneo. No siempre
estuvo al mismo nivel ni dominó en todo momento la técnica guerrera, prueba de ello es las
diferentes derrotas que sufrió a lo largo de su historia. Sin embargo, tuvo la gran virtud de
no considerar nunca la derrota en una batalla como la derrota total de la guerra y, además,
supo aprovechar la experiencia para mejorar las técnicas y conseguir ser el poderoso
ejército que mantendría unido durante varios siglos el Imperio.
De todo esto se desprende que es difícil hablar de manera uniforme del ejército
romano. Se podría hablar de tres ejércitos: el de la Monarquía, el de la República y el del
Imperio.
2. ORIGEN.
En los primeros tiempos de Roma el ejército en su conjunto recibe el nombre de
legio, del verbo legere (recoger > tropas reclutadas). En el primitivo ejército hay un cuerpo
de caballería, pero el peso principal recae sobre la infantería.
3. EL EJÉRCITO DURANTE LA MONARQUÍA.
• Primera época.
El reclutamiento de los soldados se hacía teniendo en cuenta la división del pueblo
romano en 30 curias y 3 tribus. Cada curia aportaba 100 soldados de infantería (centuria) y
10 soldados de caballería (decuria). El ejército estuvo compuesto, pues, de 3000 infantes
(pedites) y 300 jinetes (equites). El armamento lo aportaba el soldado, no la ciudad, de ahí
que los infantes se diferenciaran según su fortuna: los mejor equipados serían los ricos.
Cada año se procedía al licenciamiento y a la movilización ya que el ejército no fue
permanente, pues las guerras comenzaban en primavera y acababan normalmente en otoño;
terminada la campaña volvían a sus actividades cotidianas.
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3. • Reforma de Servio Tulio.
Servio Tulio reorganizó el ejército tomando como base el patrimonio económico
de cada ciudadano, según una división de los ciudadanos en 5 clases. Su reforma
consistió en dar entrada en el ejército a todos los propietarios, ya fuesen patricios o
plebeyos; solamente quedaban excluidos los que no podían costearse el equipo militar.
Para facilitar el reclutamiento dividió la ciudad en cuatro tribus y los hombres en dos
categorías: iuniores (de 15 a 45 años) empleados en el servicio activo y seniores (de 45
a 60 años) quienes formaban el ejército de reserva.
La legión fue la unidad táctica militar y dentro de ella se distinguían: la
infantería pesada, la infantería ligera y la caballería. La legión se dividía en centurias.
Estuvo compuesta de 4200 soldados de infantería (al añadir a los 3000 de la época
anterior 1200 soldados armados con palos y hondas, los velites) y 300 de caballería.
Servio Tulio agregó además 2 centurias de obreros (fabri) con la misión de transportar
las máquinas de guerra y 3 centurias de corneteros y trompeteros (cornicines,
tubicines).
4. EL EJÉRCITO DURANTE LA REPÚBLICA.
• Introducción del manípulo.
La legión continuó estando formada por 4200 soldados de infantería,
distribuidos en 60 centurias (de 60 o 30 hombres cada una, a los que se añadían los
velites) que agrupadas de dos en dos formaban el manípulo, que pasó a ser la unidad
táctica (hacia el siglo IV a.C.).
Los manípulos se colocaban en tres líneas. En la primera estaban los más
jóvenes, los hastati; la segunda estaba compuesta por principes, soldados de más
experiencia; en la tercera estaban los triarii, soldados de más edad.
1ª LÍNEA HASTATI 10 manípulos x 120 1200 soldados
2ª LÍNEA PRINCIPES 10 manípulos x 120 1200 soldados
3ª LÍNEA TRIARII 10 manípulos x 60 600 soldados
VELITES 20 soldados x 1200 soldados
centuria
Las dos primeras líneas iban armadas con el pilum o lanza arrojadiza; los triarii
con el hasta, lanza grande no arrojadiza. Asimismo las tres líneas iban armadas con el
3
4. gladius, espada corta con doble filo y punta, y como armas defensivas llevaban el
escudo y el casco. Los velites iban armados con palos y hondas.
Además formaban parte de cada legión las siguientes tropas:
a) Un cuerpo de caballería legionaria, dividido en 10 escuadrones (turmae)
de 3 decurias cada uno, totalizando 300 jinetes o equites.
b) Los socii, tropas proporcionadas por los pueblos itálicos aliados o sometidos.
Su infantería en número igual al de la infantería legionaria no forma parte de
la legión y se encuadra en alae y se agrupa en cohortes.
c) Los auxilia, son tropas no itálicas que apoyan a la legión y suplen el defecto
de ésta en armas especiales, de las más conocidas son la caballería númida,
los honderos baleares y los arqueros cretenses. Mantienen la estructura
propia del país de origen y se agrupan en cohortes. Son, en su mayoría, tropas
de carácter mercenario, bien por alistamiento individual o por medio de un
príncipe o jefe de los lugares de origen.
• La reforma de Mario.
Mario, general romano (133 a.C.) , introdujo las siguientes reformas en el
ejército:
a) Sustitución del manípulo, como unidad táctica fundamental, por la cohorte
(cohors), formada por tres manípulos: uno de hastati, otro de principes y un
tercero de triarii, dispuestos uno al lado del otro.
La triple línea (triplex acies), compuesta antes por manípulos, desde Mario
estuvo constituida por cohortes, formando un frente de 3 líneas: 4 cohortes en
4
5. la primera, 3 en la segunda y 3 en la tercera. Para entrar en combate, las
cohortes se colocaban separadas entre sí, de manera que, si las cohortes de la
primera fila flaqueaban, podían retirarse a retaguardia por los huecos que
dejaban los de la segunda y tercera línea.
b) Modificación del sistema de reclutamiento: sustituyó el antiguo alistamiento
de ciudadanos por el reclutamiento voluntario. De esta manera pudo reclutar
a toda clase de personas, incluidos los proletarios (los más pobres), y formó
un ejército profesional y mercenario (cobraban un sueldo) frente a los
soldados-ciudadanos de antes.
c) Desaparición de los socii como fuerzas distintas para pasar a integrarse en
las legiones.
d) Desaparición de los velites y de la caballería legionaria, que son sustituidos
por auxilia.
e) Adopción de enseñas y numeración para las legiones, que les dan una
identidad y una continuidad. Instituyó la insignia legionaria: un águila de
plata.
f) Reforma en el armamento y equipo del soldado. Generalizó el pilum, scutum
y galea.
Como consecuencia de la reforma de Mario el ejército llegará a convertirse en
una gran fuerza a disposición de generales ambiciosos.
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6. La estructura de la legión quedó constituida así:
CENTURIA 100 soldados
MANIPULO 200 soldados 2 centurias
COHORTE 600 soldados 3 manípulos
LEGIÓN 6000 soldados 10 cohortes
• Las guerras civiles.
En este período aparte de las legiones propiamente dichas y de la caballería
y los auxilia se conocen otras fuerzas especiales:
a) Los antesignani: iban delante de las enseñas. Era un cuerpo especial de
infantería ligera, aunque con un armamento más completo que el de los
velites.
b) Las cohortes praetoriae: eran fuerzas especiales al mando directo de
algunos jefes.
c) Los speculatores: eran exploradores encuadrados en cohortes, de forma
parecida a los auxilia.
5. EL EJÉRCITO DURANTE EL IMPERIO.
• Alto Imperio.
Bajo el Principado el ejército queda dividido en dos:
1. El séquito del emperador: tiene sus cuarteles en Roma y además de
proteger al emperador protege a la ciudad. Estaba formado por:
♦ Las cohortes pretorianas: eran una especie de guardia personal y
constituían la principal defensa de la ciudad. Augusto creó 9. Tenían 1000
hombres y estaban divididas en 3 manípulos y éstos a su vez en 2
centurias. Tenían un acompañamiento permanente de caballería, que se
agrupaba en turmas.
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7. ♦ Las cohortes urbanas: encargadas de los servicios públicos. No salen
nunca a campaña. Al principio eran tres.
♦ Las cohortes de vigiles: eran las de menos prestigio, se ocupaban de la
vigilancia nocturna y de la extinción de incendios. Estaban integradas por
esclavos libertados, que después de unos años de servicio adquirían la
ciudadanía. Eran 7 cohortes.
2. El de campaña: dividido en legiones y auxilia.
La legión estaría formada por diez cohortes, de las cuales la primera
tendría 1.105 infantes y 132 jinetes. Las restantes cohortes, divididas en 5
centurias cada una, tendrían 555 infantes más 66 jinetes. Acompañaba a esta
legión la artillería, formada por un carroballista por centuria, del que se hacía
cargo un contubernium, que era una escuadra de 10 hombres; además cada
cohorte llevaba un onager.
A partir de Augusto las legiones llevan, además de la numeración, un nombre
que hace alusión a diversas circunstancias, como el emperador que la creó
(Augusta), el ser doble o resultado de la fusión de dos (Legio VII Gemina),
etc.
Los auxilia continúan divididos en cohortes, de las que unas son
miliariae y otras quingenariae. También hay unidades mixtas de caballería e
infantería, las equitatae. Y, finalmente, están las llamadas cohortes
voluntariorum, integradas por esclavos cedidos al emperador y luego
liberados o bien por ciudadanos.
En el Imperio se crean, además, los numeri, que son tropas auxiliares
procedentes de los lugares menos romanizados.
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8. • Bajo Imperio.
Constantino introduce profundas reformas, divide el ejército en:
1. Ejército de cobertura: sigue la organización de la época anterior, pero se
hace estático.
2. Ejército de campaña: queda vinculado al emperador y a los jefes militares;
está formado por los palatini, especie de guardia personal del emperador,
aunque su escolta propiamente dicha son los domestici y scholae.
Las legiones se convierten en batallones de infantería, con un efectivo de
unos 1000 hombres. La caballería adquiere mayor importancia y se independiza
de la legión. Las diferencias entre legiones y auxilia se suprimen, como
resultado de la extensión de la ciudadanía y de la barbarización del ejército. Los
numeri adquieren gran importancia y se convierten en unidades escogidas.
6. EL COMBATE.
El éxito en las guerras de la antigüedad dependía, fundamentalmente, del orden
presentado en el campo de batalla. Roma conoció varias disposiciones, que empleó
en distintos momentos, según con el enemigo al que se enfrentaba y los territorios en
los que debía librarse el combate.
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9. • Formación en falange.
Se cree que la formación esencial antes de la formación por manípulos fue la
formación en falange: era de orden cerrado, con frente muy amplio y poco fondo. La
falange estaba dividida en seis filas con un frente de 500 pedites; al final o a los lados
de la formación en falange se colocaban los 1200 velites. La caballería -equitatus-
también prestaba su apoyo; al salir a campaña cada legión disponía de 300 equites.
Los defectos que presentaba esta formación eran la facilidad de desorden y la
poca capacidad de maniobra en terrenos accidentados.
• Formación en manípulos.
Cada una de las legiones en orden de batalla -acies- se presentaba en tres
líneas, articuladas en manípulos. Los hastati se colocaban en primera línea. Cada
manípulo formaba un rectángulo de 120 soldados (con un frente de 20 y un fondo de
6) y se escalonaba de tal modo que, entre dos manípulos consecutivos, se dejaba un
intervalo que estaba cubierto en segunda línea por un manípulo de principes. Los
manípulos de triarii (frente de 20 soldados y fondo de tres) formaban la tercera línea
y cubrían los intervalos que dejaban los manípulos de los principes. Resultaba así
una formación en tresbolillo o quincunce.
Esta táctica tenía grandes ventajas: los hastati avanzaban los primeros lanzaban
sus dardos -pila- sobre el enemigo y empezaban a luchar cuerpo a cuerpo. si tenían que
ceder ante el enemigo, se retiraban detrás de los principes, y si el enemigo derrotaba
también a los principes, intervenían entonces los triarii. De este hecho deriva la
expresión “res ad triarios venit”, usada para denotar que la situación había llegado a
ser crítica.
La disposición del ejército en el combate también se hizo más racional: los
velites protegían desde el comienzo del combate las alas -cornua- y se adelantaban
para soliviantar e inquietar al enemigo; los aliados -socii- se colocaban a ambos lados
de las legiones y la caballería -equitatus- actuaba en las dos alas -cornua-.
La táctica manipular estuvo en vigor hasta Mario; todavía Metelo, su antecesor
inmediato, venció con ella en la batalla de Mutul (año 108) durante la guerra con
Yugurta.
La principal ventaja de esta formación es su adaptabilidad al terreno y la
capacidad de maniobra, gracias a estar formada por unidades pequeñas. Su principal
defecto es la excesiva división de la legión ante enemigos como los teutones y los
cimbros.
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10. • Formación triple en línea de combate.
La triple línea de combate -triplex acies-, compuesta antes por manípulos, desde
Mario estuvo formada por cohortes formando un frente de tres líneas: cuatro cohortes
en la primera, tres en la segunda y las tres restantes en la tercera. Las tropas auxiliares y
la caballería se colocaban en las alas.
Para entrar en combate, las cohortes se colocaban separadas entre sí, de manera
que, si las cohortes de la primera línea flaqueaban, podían retirarse a retaguardia por
los huecos que dejaban los de la segunda y tercera línea.
Unidas las cuatro legiones de que se componía normalmente el ejército, la acies
prima quedaba compuesta de dieciséis cohortes, la acies secunda de doce y de otras
doce la acies tertia.
• Formación en cuña.
La táctica del ejército apenas varió durante toda la época imperial. Solamente en
algunas ocasiones, para luchar contra los bárbaros, se recurrió de nuevo a la falange.
Sin embargo, a partir de las reformas de Diocleciano y Constantino, se adoptó
generalmente una formación germana: el cuneus, formación de cuña truncada en
forma de trapecio con el menor de los lados paralelos frente al enemigo.
7. POLIORCÉTICA.
Bajo este nombre se engloban todas las operaciones relacionadas con el ataque y
defensa de las plazas fuertes. En orden a la poliorcética, a la artillería y a la guerra de
posición, los romanos son tributarios y discípulos de los griegos.
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11. El asedio o acción llevada a cabo para apoderarse de cualquier recinto
fortificado -ciudad, campamento, etc.- pudo adoptar dos formas:
• Bloqueo: obsessio, obsidio.
El bloqueo no excluye, naturalmente, el uso de las armas, pero en él predomina
la técnica del cerco y las medidas de incomunicación. Entre los romanos este
procedimiento se empleó con frecuencia y con éxito. Se hacía para impedir el
abastecimiento de agua y alimentos a la ciudad y, así, conseguir su rendición. Los más
conocidos son los de Alesia y Numancia.
El bloqueo cuenta , como factor esencial, con el tiempo. Por ello no se aplica
sino cuando la expugnación no es urgente o cuando el asalto no es posible. Tampoco
es posible en todos los terrenos: a veces es imposible el cerco completo, por tener la
plaza salidas naturales que no se pueden cerrar. Su medio principal es la
circunvalación, sencilla o doble, con obras de fortificación (fosos, parapetos o
empalizadas, reductos o castella, unidos entre sí por brachia o munitiones). El
ejército sitiador se establece en campamentos que procuran dominar los accesos
principales. En los castella se sitúan destacamentos. A veces se dispone una
circunvalación dirigida hacia el exterior (contravallatio), para hacer frente a la
eventual llegada de un ejército de socorro.
• El ataque o asalto.
Existen dos tipos : el ataque rápido y el ataque prolongado.
♦ El asalto sin preparación o previo asedio (oppugnatio repentina) es una
operación excepcional.
♦ El método de acción más usado contra una plaza fuerte es el asedio
(oppugnatio longinqua), que se da ampliamente en todas las épocas.
El material de asedio del que dispusieron los soldados romanos fue
bastante variado. Abatían las puertas o trataban de abrir una brecha en la
murallas por medio del ariete -aries-, un largo y pesado tronco rematado con
un hierro en forma de cabeza de carnero (de ahí su nombre). Asimismo abrían
brechas en las murallas con hoces -falces murales-, una especie de ganchos
enmangados en fuertes pértigas, y socavaban los cimientos de las murallas
enemigas por medio de galerías subterráneas -cuniculi-. Otro medio
empleado consistió en la construcción de un terraplén -agger- al que solían
dar la misma altura del muro con el objeto de batir al enemigo con mayor
facilidad. En cada extremo del terraplén levantaban un andamiaje de asalto -
turris mobilis- montado sobre ruedas. Estos torreones de asalto solían tener
tres pisos: en el bajo se colocaban lo soldados que manejaban el ariete; en el
segundo había un puente levadizo para apoyarlo sobre las murallas de la
ciudad asaltada; y en el tercero iban soldados con armamento ligero y armas
arrojadizas para obligar al enemigo a desalojar los muros.
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12. Los asediados, por su parte, procuraban por todos los medios neutralizar
los trabajos de los sitiadores. Las medidas de defensa contra el asedio son de
varia índole:
a) Medidas encaminadas a impedir o entorpecer el aprovechamiento y
utilización, por el sitiador, del terreno circundante (devastación,
inundación, tala de bosques).
b) Medidas que tienden a reforzar los medios defensivos de la plaza misma
(acopio de provisiones, refuerzo de las murallas y de las puertas, mayor
elevación de aquéllas, construcción de torres de observación, a veces en
oposición a las del sitiador, emplazamiento de artillería).
c) Uso de las armas contra las tropas sitiadoras o contra las obras de
asedio. El fuego tiene una extraordinaria importancia. El asalto a los
muros se rechazaba arrojando desde lo alto objetos pesados y derribando
las escalas con horquillas (furcae). Contra el ariete se usaban centones
que atenuaban el choque, o se trataba de volcarlo enganchando al propio
ariete o la testudo que lo protegía con cuerdas provistas de garfios
(laquei, forfices, lupi) o de aplastarlo con grandes masas lanzadas desde
el adarve.
Un arma usada frecuentemente en la defensa desde los muros son los pila
muralia, grandes lanzas de madera, hasta de 2 metros de largo, sin
moharra metálica, sino con ambos extremos endurecidos a fuego.
Los asaltantes se protegían de los proyectiles lanzados desde lo alto de las
murallas con varios procedimientos. Entre éstos están:
a) El mantelete -vinea-. El mantelete era una máquina de guerra construida
con maderos y cubierta con pieles o sacos mojados debajo de la que los
soldados podían avanzar a cubierto de los proyectiles o del fuego lanzado
por el enemigo; se movía sobre ruedas. A veces se reunían varios
manteletes formando verdaderas galerías.
b) La testudo. La testudo era una vinea con un techo más fuerte, bajo el
que los asaltantes accionaban el ariete o bien minaban el muro. También
era una formación de asalto, en la que los soldados se apiñaban con los
escudos puestos sobre sus cabezas a modo de caparazón de tortuga.
c) Una galería -musculus- cubierta y móvil bajo la que se protegían los
sitiadores.
d) El pluteus. Vegecio lo describe como un escudo de mimbre, cubierto de
pieles y movible sobre 3 ruedas o rodillos, uno en medio y otro en cada
extremo.
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13. En la técnica romana de la guerra de sitio la artillería desempeñaba un
papel secundario, pues operaba principalmente para limpiar de defensores los
muros y para proteger las obras de aproximación y lo que pudiéramos llamar
ingeniería de asalto. La artillería era poco eficaz contra los muros y el medio
preferido de penetración era abrir brecha en las fortificaciones.
El recurso a máquinas de guerra -tormenta- no se hizo frecuente sino a
partir del siglo III a.C., fecha en la que la técnica del asedio estaba ya bastante
desarrollada. Las máquinas de artillería más importantes fueron:
a) La catapulta, con la que se disparaban proyectiles con pequeños
ángulos de tiro.
b) La balista -ballista-, con la que se lanzaban proyectiles con un ángulo
de 45 grados; de este modo se podían franquear los obstáculos
elevados.
c) El onagro -onager-, con el que se disparaban piedras y teas
encendidas a grandes distancias, pues disponía de una palanca que se
podía tensar.
El principio de todas estas máquinas estaba en la tensión de un haz de
fibras que, al soltarse, impulsaba las piedras o proyectiles colocados en sus
brazos.
La artillería romana no tuvo una organización autónoma; fue una
artillería de acompañamiento. No es exclusivamente una artillería de plaza o
de sitio, sino también una artillería de campaña.
8. EL EJÉRCITO EN MARCHA.
Generalmente el ejército, cuando efectuaba un movimiento lejos del enemigo,
marchaba en columna -agmen-. Desde la época de la República son conocidos dos tipos
de marcha: el agmen pilatum y el agmen quadratum.
• El agmen pilatum.
En esta formación el ejército está dispuesto en columna. Marchan en primer
lugar los extraordinarii. Siguen a éstos el ala derecha de los socii y la impedimenta
de éstos, detrás. Luego, las dos legiones, cada una de las cuales lleva detrás su
impedimenta. a continuación, el ala izquierda de los socii, con su impedimenta.
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14. Detrás las acémilas con el equipaje del ejército, protegidas por una parte de la
caballería, pues el resto marcha con las unidades de infantería, a las que está unida.
Las legiones y las alas de socii alternaban por días el orden de marcha con el fin de
lograr equilibrio en la llegada a los lugares de abastecimiento del ejército.
• El agmen quadratum.
Esta formación se utilizaba cuando había peligro de un ataque enemigo, ya que,
por su longitud, el agmen pilatum era muy vulnerable. Sin embargo no está muy
claro la disposición exacta de las unidades en este orden de marcha. Parece ser que
los manípulos iban unos junto a otros, de manera que, si eran atacados por un flanco,
fácilmente pudieran presentar un frente de batalla.
Otros tipos de formaciones son:
• El agmen munitum.
Se caracteriza porque la impedimenta iría flanqueada por las legiones, y la
vanguardia y retaguardia estarían protegidas por los socii y auxilia y la caballería.
• El agmen expeditum.
No se refiere a una disposición especial, sino a que los soldados iban preparados
para luchar sobre la marcha y por tanto no llevaban equipaje, sino sólo las armas.
• El orbis.
A veces, cuando se esperaban ataques por múltiples frentes, se formaba el orbis,
una formación redonda con más o menos regularidad, dejando en el interior las
acémilas y bagajes.
Se calcula que el legionario romano realizaba cada día una marcha de 20 a 25
kms. -iustum iter-, aunque en caso de premura, se iba a marchas forzadas -magnis
itineribus-, que podían llegar a los 50 kms. El soldado romano, aunque a veces llevaba
sólo las armas, por lo general llevaba con él sus efectos personales. En total, y sin contar
las armas, parece que el bagaje pasaba de los 30 kilos. Normalmente las marchas no
duraban muchos días, pero en caso de que duraran varios días, cada cuatro o cinco había
un descanso.
Dentro de las marchas, conviene destacar el paso de los ríos, por las dificultades
que presenta. Generalmente se hacía por vados. Cuando la corriente era muy fuerte, se
situaban un poco más arriba del paso acémilas o jinetes para frenar un poco la fuerza.
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15. Igualmente, otro grupo más abajo para recoger a los que cayeran. Si esto no era posible,
el paso se hacía por medio de puentes, generalmente flotantes, de los que el más simple
era el de barcas unidas por los lados. pero presentaba dificultades para pasar las cargas y
los animales, por lo que se hacía un puente uniendo balsas, que tenían la desventaja de
ser superficies planas. Generalmente estos puentes se colocaban en diagonal, para
romper la fuerza de la corriente. se sabe que, en ocasiones, se construyeron puentes
fijos; pero esto tenía el inconveniente de las dificultades técnicas y el coste de tiempo.
9. EL CAMPAMENTO.
El ejército romano dominó a la perfección la técnica de la construcción de
campamentos, tanto permanentes -stativa- o invernales -hiberna-, como para
fortificarse para pasar la noche, después de una jornada de marcha. En este último tipo
es donde más se demuestra el dominio y la organización, de tal forma que en poco
tiempo eran capaces de construir un campamento. Las noticias que poseemos del
campamento fundamentalmente son de Polibio, Higinio y César.
El emplazamiento del campamento dependía de la situación del enemigo, si
estaba cerca o no, o si el terreno era accidentado o llano. Generalmente seguían el
trazado regular; pero podía ser modificado si las circunstancias lo requerían. Los lugares
preferidos eran las pendientes suaves y las llanuras. Si está el enemigo cerca, se orienta
hacia él; si no, se busca en la orientación la facilidad del abastecimiento de agua y
forraje.
El trazado lo realiza una patrulla, mandada por un tribuno, sirviéndose de la
groma, que es un instrumento óptico. El trazado interior se marca con banderas, de
modo que, cuando llega el ejército, ya sabe cada soldado dónde tiene que situarse y lo
que tiene que hacer. El campamento generalmente tiene forma cuadrada; durante el
imperio, rectangular; pero puede adoptar otras formas, que no afectan casi a la
distribución exterior.
Está protegido por un foso y el vallum, que consta de agger (un terraplén), para
cuya construcción se aprovechaba la tierra sacada del foso, y, sobre él, una empalizada,
el vallum propiamente dicho. Fuera de este recinto sólo pernoctaban los velites y en las
tiendas había un espacio libre, el intervallum, que impedía que, en caso de ser atacados
repentinamente, los proyectiles alcanzaran las tiendas; además permite entrar y salir a
las fuerzas sin chocar ni estorbarse mutuamente; también sirve para almacenar el botín y
guardar el ganado.
En la organización interna el campamento se hallaba dividido por una calle
transversal, via principalis o cardo maximus, que unía las dos puertas laterales
(orientado de norte a sur); ésta, a su vez, era cruzada perpendicularmente por el
decumanus maximus (orientado de oeste a este), que unía la puerta praetoria y la
decumana ( orientada al oeste y la más alejada del enemigo).
En la parte más próxima a la puerta praetoria se instalaba lo que se pudiera
llamar parte noble: el pretorio, en un lugar destacado y que dominara todo el
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16. campamento; a un lado del cual estaba el foro y a otro, el cuestorio y el tribunal,
donde se realizaban los augurios. A ambos lados de este núcleo se situaban la caballería
y las tropas elegidas; detrás las tropas auxiliares y, delante, las tiendas de los tribunos y
los legados.
Al otro lado de la via principalis se hallan las legiones y los aliados. Esta parte
se encuentra dividida por una calle paralela a la principal, via quintana, y las tropas
están divididas en cuadrados o rectángulos por pequeñas calles, strigae.
Este tipo de campamento, que es el conocido bajo la República, subsiste, en
líneas generales, durante el Imperio. Varía, a veces, la distribución de la tropa, ya que,
en situación de peligro, los auxilia quedan en el interior y las legiones, en el exterior;
pero la distribución es casi igual.
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