El documento narra la historia de Bradit, un niño tailandés cuyo padre descubre una nueva fe en Jesucristo luego de que Bradit decapita accidentalmente a un ídolo de la familia. El padre de Bradit quema luego los ídolos de la familia y decide, junto con su esposa, confiar únicamente en Dios y en Jesucristo. Al ver esto, Bradit también decide seguir a Jesús.
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Bradit, el pequeño director
de música
Bradit vivía en un pueblo en Tailandia. La
mayoría de la gente tailandés cree en los ídolos. En cada casa hay un estante con las figuras
de estos “dioses”
que deben proteger a la familia. Siempre hay que ofrecerles
arroz e incienso para adorarlos y calmarlos.
En el estante de la familia de Bradit había dos
de ellos: el ídolo triste que estaba parado y
bastante flaco, y el ídolo gordo que estaba
sentado y siempre sonreía.
Al compás de la música
Un día, Bradit estaba solo en casa, así que tenía todo el tiempo para jugar.
Por su cabeza pasaba la melodía pegajosa de una banda de música que había
visto el día anterior. En un rincón de la cabaña encontró un bastón que le
sería muy útil como batuta. “Dideldum-pumpum” cantaba y marchaba al
compás de la música por la cabaña, gesticulando y dirigiendo con el bastón.
Un grave accidente
De repente se escuchó un golpe y algo
cayó al suelo. Bradit miró y se quedó
de piedra al ver lo que había sucedido. Había tomado demasiado impulso
y con su batuta había decapitado al
ídolo feliz. ¡Qué horror! El ídolo era un
objeto santo para la familia. Ahora seguramente les sobrevendría desgracia,
porque él había enojado a los ídolos.
Con mucho cuidado levantó la cabeza
y la puso otra vez encima de los hombros del ídolo. Pero se tambaleaba con
cada paso que Bradit daba para alejarse.
¿Qué les harán los ídolos?
Al mediodía volvió el padre del campo para
descansar un rato. Al subir la escalera, toda la
cabaña se mecía… y la cabeza del ídolo feliz
rodó por el suelo. Consternado y enojado el
padre se dirigió hacia Bradit.
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– Yo no he sido – se lamentó éste. – El ídolo triste lo ha hecho, porque el
ídolo gordo siempre se ríe de él.
– Los ídolos no pueden haber hecho esto – respondió el padre.
En la noche, el padre de Bradit decidió construir un nuevo estante para
los ídolos y así calmar su enojo. Fue a la casa del vecino Brasong para
prestarse unas herramientas. Pero tardó mucho en volver. La madre estaba
muy preocupada. ¿Le había pasado algo? ¿Los ídolos ya se habían vengado?
Buenas Nuevas
Cuando por fin volvió el padre, contó cosas nuevas y extrañas:
– Brasong ha botado su estante de ídolos. Pero
toda su familia está bien.Tiene un libro que se llama “Biblia”. Ese libro cuenta del verdadero Dios
que hizo todo lo que existe.
Esta noticia era nueva para la familia de Bradit.
– También contó del hijo de Dios, Jesucristo, – seguía el padre. – Jesús
murió pero volvió a vivir.
En los próximos días, el padre volvió a la casa de Brasong para escuchar
más acerca del Dios verdadero. Así llegó a saber que Jesús había muerto
para llevar el castigo por nuestros pecados. Todo aquel que en él cree,
recibe el perdón de sus pecados. Dios nos invita a acogernos a su amparo.
Él es más fuerte que todos los dioses.
El padre pensaba mucho sobre estas novedades. Los ídolos no podían ser
verdaderos. Fueron hechos por hombres. Y cuando el ídolo gordo perdió
su cabeza, el otro ídolo no le pudo arreglar. Además, a la familia no le había
pasado nada…
Una gran decisión
Un día, Bradit volvió del colegio y encontró a sus padres con un grupo de
personas detrás de la casa. En el centro había un cartón y adentro estaban
los ídolos de la familia y su estante.
Todo el grupo cantaLos ídolos
ba feliz, y el padre de Bradit anunció que él y
sólo son figuras
su esposa querían confiar únicamente en el
muertas.
Dios verdadero y en su hijo Jesucristo. Luego el padre sacó unos fósforos y prendió fuego al
cartón. ¡Qué felices y liberados estaban!
Al ver esto, Bradit también decidió seguir a Jesús.
Una historia de Tailandia, narrado por Hartmut
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El duelo de los dioses
Ya habían pasado tres largos años
en que no había llovido ni una gota.
Por la sequía no había cosecha, así
que en todas partes había muy
poco que comer. La falta de lluvia
era un castigo de Dios, porque muchos del pueblo de Israel habían
dejado de creer en él y adoraban a
Baal. En realidad, Baal no era ningún
dios sino una figura de oro. Pero el
rey Acab y su esposa Jezabel creían
que por adorar a Baal, éste les daría
buena suerte.
Una reunión en el monte
Un día, el Dios verdadero envió
a su profeta Elías para hablar con
Acab. Ya tres años antes Elías había
anunciado que no iba a llover. Ahora le dijo a Acab:
– Manda que todo el pueblo
se reúna en el monte Carmelo, también los 450
sacerdotes de Baal.
Cuando todos
se habían juntado en la cima
del
monte,
Elías habló al
pueblo:
– ¿Por cuánto tiempo quieren seguir con este doble juego? Tienen
que decidirse entre el Señor y Baal.
Si Baal es el dios verdadero, síganlo.
Pero si es el Señor, deben seguirle
a él.
La gente no respondió nada.
Las reglas de la prueba
Entonces Elías les hizo una propuesta:
– Necesitamos dos toros, uno para
los sacerdotes de Baal y otro para
mí. Ambos vamos a cortar nuestro
toro en pedazos y ponerlo encima
de un altar. Luego pidan a Baal que
envíe fuego del cielo para quemar
5. mor
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Escogeos hoy a
quién sirváis; pero yo
y mi casa serviremos
a Jehová.
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bí
– ¡Baal, contéstanos! – clamaron
y bailaron y saltaron alrededor
del altar. Muchas horas tardó su
ceremonia. Una y otra vez rogaron a su dios. Incluso se cortaron
con cuchillos porque pensaban
que esto agradaría a Baal. Pero no
sucedió nada.
Llegó el mediodía y Elías empezó a
burlarse de ellos:
– ¡Griten más fuerte! A lo mejor
está muy ocupado, o ha viajado;
quizás fue al baño, o duerme y tienen que despertarlo.
El turno del Dios de Israel
Más tarde, Elías preparó su altar,
la leña y su toro para el sacrificio.
También cavó una zanja alrededor
Ve rsíc u l o pa ra me
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su sacrificio; y yo voy a pedir al
Señor que envíe fuego y queme
mi sacrificio. El que responda con
fuego, mostrará que es el verdadero Dios.
La gente estaba de acuerdo:
– ¡Nos parece buena idea! – dijeron.
El turno de Baal
Primero les tocó a los 450 sacerdotes de Baal. Podían elegir el toro,
luego prepararon su sacrificio y rezaron a Baal:
Josué 24:15
del altar. Luego mandó que empaparan todo con doce jarrones de
agua. Después se acercó Elías y oró
al Señor:
– Respóndeme, mi Dios, para que
todo el mundo sepa que tú eres el
único y verdadero Dios, y que les
invitas a volverse de nuevo a ti.
En ese mismo instante Dios mandó
fuego del cielo que quemó al toro,
la leña e incluso las piedras del altar y la tierra alrededor y evaporó
todo el agua.
Cuando la gente lo vio, todos se
echaron en tierra y gritaron:
– ¡El Señor es el Dios verdadero!
Elías mandó capturar a los sacerdotes de Baal y matarlos, porque
habían seducido al pueblo a seguir
dioses falsos.
Poco después, el Señor hizo volver
la lluvia.
Historia bíblica basada
en 1 Reyes 18; por Hartmut
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¿En qué quieres confiar tú?
En muchas fechas, especialmente principios del año, la
gente tiene muchas costumbres supersticiosas. Una persona supersticiosa hace o evita ciertas cosas para tener
buena suerte o para protegerse de la mala suerte.
¿En las estrellas?
Hay gente que dirige su vida según las estrellas, es decir lee con frecuencia
el horóscopo para saber cómo debe comportarse. Pero esto entristece a
Dios, porque las estrellas sólo son criaturas de él y siguen el camino que
su Creador ha establecido. No pueden mostrar el futuro ni influenciar
nuestra vida.
¿En los talismanes?
¡¿Me escuchas?!
Otras personas se estremecen cuando escuchan el grito
del búho, cuando ven un gato negro y muchas cosas más. Tienen miedo que estos traigan maldición.
A veces tienen talismanes como una herradura, una
pata de conejo, la figura de una madona o de un santo etc. Piensan que estas cosas les protegerán. Pero
los animales no son responsables para la felicidad de
nuestra vida, ni las cosas que no tienen vida.
¿En las figuras muertas?
En los tiempos de Elías, la gente adoraba a los Baales y
confiaba en ellos. Sin embargo, sólo eran figuras de madera, de piedra, plata u oro. Pero una piedra, un tronco o
metales no tienen vida, no pueden escuchar ni responder
ni ayudarnos. Por eso no debemos poner nuestra confianza en ellos.
¿En el Dios verdadero?
Dios quiere que solamente confiemos en él y en su hijo
Jesucristo. Debemos leer la Biblia, la Palabra de Dios, y obedecerla. También
podemos hablar con Dios sobre todas las cosas, pues él nos ama y tiene todo
el poder para ayudarnos y guiarnos verdaderamente bien. ¡Confía en Él!
Hartmut
Solución del acertijo del N° 44:
El diablo
quiere que confíes en
cualquier cosa menos
en Jesucristo.
8. Es muy importante conocer la hora, ya
que con ello podremos organizar
bien nuestro tiempo.
Es muy fácil, primero debemos saber que hay 12 horas y 60 minutos. El reloj está dividido con separaciones de 5 minutos.
Lo primero que debemos aprender es
a leer las manecillas.
Puedes apreciar que existen 2 manecillas dentro del reloj, una más larga
que la otra. La manecilla corta nos indica qué hora es; si te fijas en el dibujo,
nos indica que son las 10. La manecilla
larga nos indica el minuto que es; en
este caso nos dice que son 8 minutos. Si vemos las dos manecillas juntas,
sabemos que son las 10 horas con 8
minutos.
En algunos relojes también existe una
manecilla más larga y delgada que se
Es
mueve continuamente, ésta es la que
que sé leer marca los segundos. En el dibujo nos
el reloj.
muestra 30 segundos.
Sabiendo esto, es sencillo leer el reloj.
Ahora te toca a ti mirar bien el reloj,
aplicar estas reglas, y sabrás qué hora es.
Conociendo la hora, podrás también
utilizar bien el tiempo para realizar todas las actividades que debes hacer.
Walter
Redacción «Rescatados» • Mensaje de Paz
Casilla 139 • La Paz - Bolivia
Publicación bimestral dedicada a los niños.
email: rescatados@mensajedepaz.org
Para adultos y jóvenes recomendamos el
periódico mensual Mensaje de Paz.
www.mensajedepaz.org
Choclito,
siempre estás
puntual.
¿Sabes qué hora es?
¡Envíanos tu foto para que la publiquemos en este espacio!
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