El, hombre creación de Dios y el duro camino de la libertad
1. EL HOMBRE CREACIÓN DE DIOS Y EL DURO CAMINO DE LA LIBERTAD<br />El hombre un es un ser capaz de trasformar el mundo y hacer el un mudo suyo, pero el gran problema surge y es: ¿hasta qué punto ese mundo que transforma y construye lo hace más humano, lo lleva a la plena realización de su ser según el querer de Dios? Pues en muchas ocasiones ese mundo que ha construido se ha convertido en un mundo in-humano y anti-humano, algo contrario al proyecto de Dios, por este motivo en esta reflexión en torno a la al hombre como ser creado por Dios y su lucha al hacer uso de su libertad, se verá como el hombre al hacer mal uso de su libertad ha ido convirtiendo su mundo en oscuridad e incluso en su misma arrogancia y prepotencia lo ha elevado a enfrentarse con su Creador y a verlo como un ser que esclaviza y oprime (existencialismo).<br />Se tomara como punto de partida hecho que todo fue creado por el Logos (Dios), que es la luz del mundo, Él todo lo que creo es bueno, pero lo que acontece es que lo creado ya no se comporta según su naturaleza, su comportamiento va contra su naturaleza y donde Dios dijo “haya luz” parece ser que se ha convertido en tiniebla, el hombre parece preferir la oscuridad a la luz, por esta razón ya no es posible caminar en la oscuridad sin tropezar y caer y a ello por el pecado de Adán parece estar condenada la humanidad que esta es su eterna lucha que tiene que librar día a día.<br />De esta forma, el pecado de Adán-Eva es de cierto modo la rebelión del hombre contra si creador, contra su mundo, el hecho de que el hombre descubra el mal, lo lleva a que él mismo sea arrojado del paraíso, pues el nuevo mundo descubierto por el hombre impone una nueva “ley”, un nuevo orden, impone una ley de violencia (Abel, el justo es asesinado por su hermano), Adán se rebela contra Dios y lo que se genera es una afirmación de sí mismo, un endiosamiento, lo que le genera unas consecuencias desastrosas al hombre, pues el impone su propio poder sobre la justicia, como consecuencia de ello se da la maldición de Dios y la expulsión del paraíso o la destrucción (Cf. Gn 6,5-7; 6, 11-13).<br />Parece ser que el hombre olvida que creación de Dios (Gn. 2,7.) y que su vida depende del soplo de Dios (Jb 27,3) y que no es igual a Dios, pues al ser carne, es decir en debilidad de su naturaleza (Is 31,3), donde la diferencia entre Dios y el hombre estriba en que Dios es su creador y el hombre la creatura, pero a la vez este hombre ocupa un lugar central o culmen en la creación al ser “imagen de Dios ” (Cf. Gn 1,26s). <br />Pues el hombre al ser imagen de Dios o estatua de Dios (Cf. 1S 6,5.11; 2R 16,10; Ez 1,5.10.26.28) o figura (Cf. 2 Cro 4,3; n 1,16), este hecho que el hombre sea “imagen de Dios” lleva a plantear el interrogante ¿Qué significa que el hombre sea Imagen de Dios? Ante este interrogante que no es fácil se pueden plantear una posible respuesta en esta reflexión y es desde el relato del Gn 1,26s, aunque no explica que significa que el hombre sea “imagen de Dios, el texto de remite al Sal 8: “Apenas inferior a un dios lo hiciste, coronándole de gloria y esplendor; señor lo hiciste de las obras de tus manos, todo fue puesto por ti bajo sus pies: ovejas y bueyes, juntos, y hasta la bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar, que circulan por las sendas de los mares” (v. 6-9); donde los términos “coronar, gloria y resplandor de, “poner bajo su pies”, esto indica que el hombre es un rey , con lo cual se puede afirmar diciendo, que al ser el hombre poco menos que un Dios, el hombre frente a la creación ocupa un lugar especial, pues él domina la creación (aunque termino rey no es utilizado como imagen de Dios, en el oriente como Egipto, Mesopotamia el rey era considerado como divino), con esto lo que se que se quiere afirmar es ante todo el oficio, el acentuar la posición del hombre como imagen de Dios “hagamos el hombre a nuestra imagen…para que domine…”(Gn 1,26s; Sal 8).<br />Aquí, el “dominium terrae” (Gn 1,28b;) lo que quiere poner de manifiesto Dios, es la misión que el confía al hombre como representante de Dios, el hombre este modo el hombre en el A.T. es colaborador en la creación de Dios, él está siempre en la capacidad de crear, de dominar y organizar, es aquí donde de cierto modo la vida del hombre entra en un tensión, pues no es un ser totalmente determinado, al cual sólo le queda ser esclavo y obedecer, sino que al ser imagen de Dios y ser de cierto modo co-creador, el hombre goza de libertad para construir su mundo.<br />Así, el hombre se ve forzado a optar, es decir, es condenado a ser libre, por ejemplo en el relato del Gn 3, en la caída de Adán surge una serie de oposiciones entre Dios y el hombre, parece ser que el hombre se revela ante su creador pidiendo poder, queriendo superarlo, esto lo hace gracias a su libertad y al hecho que es imagen de Dios, y justamente es Dios quien coloca siempre al hombre en medio de dos realidades de la cuales éste tiene que elegir, es decir, el hombre no es una marioneta de Dios, una cosa determinada, sino que es alguien que se va construyendo a sí mismo y su realidad, su mundo.<br />Este hombre siempre se encuentra destinado o tentado a elegir (entre Dios y el mundo, Adán y la manzana), Yahvé le presenta dos realidades ante las cuales él debe elegir “Mira, yo pongo hoy ante ti vida y felicidad, muerte y desgracia. Si escuchas los mandamientos de Yahvé tu Dios que yo te prescribo hoy, si amas a Yahvé tu Dios, si sigues sus caminos y guardas sus mandamientos, preceptos y normas, vivirás y te multiplicarás; Yahvé tu Dios te bendecirá en la tierra que vas a entrar a poseer. Pero si tu corazón se desvía y no escuchas, si te dejas arrastrar a postrarte ante otros dioses y a darles culto, yo os declaro hoy que pereceréis sin remedio y que no viviréis muchos días en el suelo en cuya posesión vas a entrar al pasar el Jordán. Pongo hoy por testigos contra vosotros al cielo y a la tierra: te pongo ante la vida o la muerte, la bendición o la maldición. Escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia, amando a Yahvé tu Dios, escuchando su voz, uniéndote a él; pues en eso está tu vida, así como la prolongación de tus días mientras habites en la tierra que Yahvé juró dar a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob» (Dt 30, 15-20. Cf. 11, 26; 27-28). <br />En este relato Moisés habla al pueblo que va poseer la tierra prometida, es decir el hombre de algún modo va a construir el nuevo mundo, su propio mundo y si opta por la muerte y la maldición, su mundo sencillamente se convertirá en un infierno, aquí el hombre tendrá que elegir entre no renegar del Dios que los libero de Egipto y la tentación de elegir otros dioses de Canaán (Gn 3). <br />Esta es una lucha eterna al interior del hombre, como por ejemplo la lucha de Adán, pues dejarse seducir por la serpiente, es correr el riesgo de ser expulsado del paraíso; lo mismo le sucede a Israel al caer en la tentación de adorar a otros dioses, será expulsado y vivirá errante y perdido, al violar la alianza establecida, pues hay unos estatutos o mandatos dentro de esta alianza que llevan a la bendición o la maldición.<br />La opción del hombre está en que su mundo sea un paraíso o un infierno al (Gn 3,18), que sea humano o no, de este modo por ejemplo Adán es llamado a ser dueño de la tierra, pero a condición de ser dueño de sí mismo, lo cual compromete toda su libertad, Adán tiene que optar necesariamente, pues allí está el árbol de la ciencia del bien y del mal, ante esto Adán se ve atraído extrañamente y tendrá que tomar una postura frente a éste, él tiene que decidir y él siente que esta decisión compromete toda su vida, la configuración de su ser y de su mundo.<br />Ante esta decisión Adán sabe que no puede evitarla, sino que esta realidad que esta frente a él la debe afrontar, púes el árbol está ahí, y no lo puede quitar o ignorarlo, aquí la figura de la serpiente que es ambigua, “la serpiente sería una parte de nosotros mismos que no conocemos; seria la seducción de nosotros mismos por nosotros mismos, proyectada en el objeto de la seducción” (Ricoeur).<br />De este modo en el relato de de la “caída de Adán” se encuentra una serie de oposiciones (Dios y el hombre, hombre y la serpiente, obediencia y desobediencia, el bien y el mal, bendición y maldición etc.) ante las cuales el hombre se ve obligado a optar, no se puede quedar el hombre en medio de ellas (Cf. Mt 6, 24). Por lo tanto, el hombre como creación de Dios está siempre en un constante dramatismos en su vida o tensión ante el hecho de tener que elegir es decir es “condenado a ser libre”.<br />En conclusión el hombre al ser creación de Dios a imagen semejanza de su creador, participa y es responsable de su mundo que construye, pero a la vez ante esta responsabilidad como imagen de Dios, no debe olvidar que es creación de Dios y que su vida depende el Él, el alejamiento de su Creador lo puede llevar a caer en la oscuridad y en la muerte o el mismo querer ser superior a Dios o sentirse autosuficiente olvidan dando que su aliento le viene de Dios y le pertenece a Él. <br />Además el hombre ante la tensión por su libertad y el hecho de ser representa de Dios o co-creador, él se debate en medio de dos realidades que se podrían expresar en: optar por este mundo o por el reino de Dios o por el viejo Adán o por Cristo y, en esta realidad es en al que nos debatimos hoy también nosotros, pues en nuestro interior está el tomar la decisión de optar por lo que Dios ha prescrito o por lo que nosotros creamos que nos lleve de cierto modo a la realización de nuestro ser, esta opción solo se puede realizar desde el interior del hombre ante determinada situación en la que el hombre se juega el optar permanecer según el querer del mundo o optar por el Dios que salva y recrea ( Cf. Ex 20,2-3).<br />