El documento describe los elementos decorativos y arquitectónicos comunes en la mezquita y el palacio islámicos, incluidos los arcos polilobulados, la decoración epigráfica, los mocárabes y el alicatado. Explica que estos elementos se usaban para crear patrones geométricos complejos y horror vacui. Luego describe específicamente la Mezquita de Córdoba como un ejemplo, destacando sus arcos lobulados, cúpula gallonada, mihrab y mirador decorado con mocá
31. Un gran arco da paso al mirador; en su intradós aparece decoración de mocárabes y
alrededor adornos de estuco.
Una vez dentro, estamos en un pequeño aposento rectangular. En la parte baja un zócalo de
alicatado compuesto por diminutas piececitas de azulejos recortados. Una faja que lleva
inscrita en azulejos negros un poema que ensalza a Muhammad V y debajo dibujos
geométricos de polígonos estrellas.
En las tres paredes del mirador se abren ventanas. La del centro, más ancha, tiene arcos
gemelos adintelados que apoyan sobre columnas de mármol de capiteles cúbicos. Las tres
ventanas aparecen inscritas enarcadas de medio punto con mocárabe. Toda la estancia
presenta ornamentación de estuco con adorno de figuras geométricas y grandes fajas con
inscripciones. La techumbre es de madera labrada y el pavimento era de cerámica.
Los alféizares de la ventana son bajos para que, sentados en cuclillas a la usanza musulmana,
pudieran contemplarse el paisaje del jardín y el Albaycín.
La techumbre es falsa, se trata de una cristalera con vidrio de muchos colores.