Tema 10. Dinámica y funciones de la Atmosfera 2024
El Cisne Negro - El impacto de lo altamente improbable
1. El Cisne Negro El impacto de lo altamente improbable Barcelona, 5 de Julio de 2010
2. Nassim Nicholas Taleb http://www.fooledbyrandomness.com Twitter: @nntaleb “ Mi principal afición es provocar a aquella gente que se toma demasiado en serio a sí misma y la calidad de sus conocimientos y a aquellos que no tienen las agallas para decir a veces no lo sé” El autor
Nassim Nicholas Taleb (nacido en 1960 en el Líbano) es un ensayista, investigador y financiero estadounidense, antiguo operador bursátil. Es también miembro del Instituto de Ciencias Matemáticas de la Universidad de Nueva York. Se considera a sí mismo «empirista escéptico» y cree que los científicos y los financieros sobreestiman el valor de la explicaciones racionales sobre datos del pasado e infravaloran el peso de la aleatoriedad en esos datos. En contra de la arrogancia epistémica.
Antes del descubrimiento de Australia (1697), las personas del Viejo Mundo (Europa) estaban convencidas de que todos los cisnes eran blancos, una creencia irrefutable pues parecía que las pruebas empíricas la confirmaban en su totalidad.
Sólo porque no hayas visto nunca un cisne negro no significa que no existan los cisnes negros. Este hecho ilustra una grave limitación de nuestro aprendizaje a partir de la observación o la experiencia, y la fragilidad de nuestro conocimiento. Una sola observación puede invalidar una afirmación generalizada derivada de milenios de visiones confirmatorias de millones de cisnes blancos. Todo lo que se necesita es una sola ave negra.
Un cisne negro es un suceso con tres atributos (3 requisitos): - Es una rareza , algo improbable, nada del pasado apunta de forma convincente a su posibilidad (poca predictibilidad). Impredecibilidad - Produce un impacto tremendo (gran impacto), su incidencia produce un efecto desproporcionadamente grande. Las Consecuencias - Inventamos explicaciones de su existencia después del hecho (a posteriori parece obvio), con lo que se hace explicable y predecible (predictibilidad retrospectiva). Podemos evaluar las cosas sólo después del hecho, tenemos la ilusión de comprender (pensamos que “lo habíamos visto venir”). Lo extraordinario se vuelve ordinario, los expertos se lamentan de no haberlo predicho. La explicabilidad retrospectriva
Los cisnes negros han dado forma a la historia de la tecnología, la ciencia, los negocios y la cultura. Una pequeña cantidad de cisnes negros explica casi todo lo concerniente a nuestro mundo, desde el éxito de las ideas y las religiones, hasta la dinámica de los acontecimientos históricos y los elementos de nuestra propia vida personal. Casi ningún descubrimiento, ninguna tecnología destacable surgieron del diseño y la planificación, no fueron más que cisnes negros. Algunos descubrimientos fruto de la serendipidad: la penicilina (limpiando su laboratorio observó que el moho de penicilio había contaminado unos de sus viejos experimentos), el láser se fabricó sin propósito alguno (deseo de separar los haces de luz), el viagra (se concibió como fármaco contra la hipertensión).
El modelo clásico de descubrimiento es el siguiente: se busca lo que se conoce (por ejemplo una nueva ruta para llegar a las Indias) y se encuentra algo cuya existencia se ignoraba (América). Casi todo lo actual es fruto de la serendipidad , un hallazgo fortuito ocurrido mientras se iba en busca de otra cosa. En otras palabras, encontramos algo que no estábamos buscando y que cambia el mundo; y una vez descubierto, nos preguntamos por qué se tardó tanto en llegar a algo tan evidente.
Uno puede dedicarse a buscar cisnes negros de tipo positivo con el método de la serendipidad, llevando al máximo nuestra exposición a ellos. La estrategia de los descubridores y emprendedores es confiar menos en la planificación de arriba abajo y centrarse al máximo en reconocer oportunidades cuando se presentan y juguetear con ellas (método del ensayo y error, tratar de reunir tantas oportunidades de cisne negro como se pueda). Construimos juguetes. Algunos de ellos cambian el mundo.
Nos pasamos gran parte de nuestra vida preocupados por el futuro, tratando de anticipar lo que sucederá, con el fin de proteger a nuestras familias y maximizar nuestras oportunidades. Los expertos analizan los sucesos y noticias en la televisión, y ofrecen sus predicciones. El Gobierno, los sociólogos, los departamentos de estadística, y la industria informática acumulan montañas de datos que luego utilizan para anticipar y predecir los riesgos a los que nos enfrentamos. Pero la realidad es que fallamos una y otra vez.
La tesis de Taleb es que no somos muy buenos a la hora de predecir los fenómenos realmente importantes. Nuestra capacidad se reduce a las predicciones sencillas en entornos sencillos. Como máximo, somos capaces de anticipar el número de accidentes que va a haber esta semana en nuestras carreteras. Más allá de eso, nuestras predicciones son una mera ilusión.
El problema de la Inducción (nombre técnico del cisne negro) o Problema del Conocimiento Inductivo – No quiero ser pavo - El Pavo de Russell: el problema de la inducción simplificada Pensemos en el pavo al que se le da de comer todos los días. Cada vez que le demos de comer el pavo confirmará su creencia de que la regla general de la vida es que a uno lo alimenten todos los días unos miembros amables del género humano que “miran por sus intereses”, como diría un político. La tarde del día anterior de Acción de Gracias, al pavo del ocurrirá algo inesperado . Algo que conllevará una revisión de su creencia.
Nuestra manera de pensar no es muy diferente de la del “pavo de Russell”. Gran parte de la matemática estadística, el cálculo de riesgos y las distribuciones de probabilidad están atravesadas por esta manera de pensar: a mayor frecuencia de un hecho, menor es la sensibilidad frente a lo inesperado. Desde el punto de vista del pavo, el hecho que el día mil uno no le den de comer es un cisne negro. Para el carnicero, no, ya que no es algo inesperado. El cisne negro es el problema del imbécil, en otras palabras, ocurre en relación con nuestras expectativas.
¿Dónde están estos extraños lugares? En ningún lugar. Son metáforas para recordar dos tipos de fenómenos naturales muy distintos. Mediocristán se refiere a los fenómenos que se pueden describir con conceptos estadísticos comunes, como la distribución gaussiana, conocida por todos como la “curva de campana”. En la provincia utópica de Mediocristán los sucesos particulares no aportan mucho individualmente, sólo de forma colectiva. Cuando la muestra es grande, ningún elemento singular cambiará de forma significativa el total. La observación mayor seguirá siendo impresionante pero, en última instancia, será insignificante respecto a la suma. (Ejemplos: la altura, el peso, el consumo de calorías, …) Extremistán se refiere a los fenómenos en los que un único evento o persona distorsionan radicalmente la distribución. Imagine citar a Bill Gates en una comparación de los sueldos de ciertos ejecutivos. En Extremistán las desigualdades son tales que una única observación puede influir de forma desproporcionada en el total. (Ejemplos: la riqueza, las ventas de libros por autor, las referencias de Google de famosos, las muertes en las guerras, el tamaño de las empresas, los daños producidos por un terremotos, los mercados financieros…La lista es mucho más larga).
El consejo de los expertos es a menudo inútil. Nuestra incapacidad para predecir en entornos sometidos al Cisne Negro, unida a una falta general de conciencia de este estado de las cosas, significa que determinados profesionales, aunque creen que son expertos, de hecho no lo son. (Es probable que lleven corbata). El problema con los expertos es que no saben qué es lo que no saben.
Nos engañamos con historias que sacian nuestra sed platónica de modelos distintos. Nos gustan las historias, nos gusta resumir y nos gusta simplificar, es decir, reducir la dimensión de las cosas, lo que es particularmente grave cuando se trata de un suceso raro. Queremos que nos cuenten historias (no una serie de estadísticas empíricas), aunque deberíamos analizar con mayor detalle si tal historia ofrece distorsiones importantes de la realidad. La información estadística abstracta no nos influye tanto como la anécdota (ej. Central Park, muerte de un familiar en moto…).
Lo que vemos no es necesariamente todo lo que existe. La historia nos oculta los Cisnes Negros y nos da una idea falsa sobre las probabilidades de esos sucesos. El hecho es que, a la hora de tomar decisiones, nos basamos en una cierta información, y dejamos de lado todo el resto: lo que no vemos, lo que no sabemos, lo que no observamos, los textos perdidos, los desenlaces diferentes, etc. Tenemos la tendencia a fijarnos en los que sobreviven, en los que triunfan, y no en los que no llegan a nada. Entre otras cosas, porque de ellos no sabemos casi nada. El problema de la prueba silenciosa es la razón de que no veamos los Cisnes Negros: nos preocupamos por lo que ha sucedido, no por lo que pudiera ocurrir pero no ocurrió.
Qué hacemos si no podemos predecir - Entablar amistad con los cisnes negros Podemos intentar protegernos de los cisnes negros negativos mientras nos beneficiamos de los positivos. A pesar de este sombrío panorama, podemos sacar provecho del problema de la predicción y de la arrogancia epistémica, de hecho los negocios de mayor éxito son precisamente aquellos en que se debe trabajar con la impredecibilidad inherente, e incluso explotarla.
Estar preparado para todas las eventualidades importantes. Mantenga los ojos abiertos en busca de cisnes negros : vea a su alrededor y dese cuenta cuando ya no está en Mediocristán sino en Extremistán. Invertir en estar preparados, no en la predicción, no intentar predecir cisnes negros precisos. No seamos de mentalidad cerrada. Ojos bien abiertos, no corramos riesgos con una venda en los ojos.
¡Seamos humanos! Aceptando que ser humano implica cierto grado de arrogancia epistémica en la gestión de nuestros asuntos. Sólo debemos evitar las predicciones a gran escala . Engañémonos en cosas pequeñas, no en las grandes .
Debemos maximizar la serendipidad que nos rodea: el ensayo y error significa no cejar en los intentos. Las series de pequeños fracasos son necesarias en la vida. “Es necesario que nos encante perder” (Mark Spitznagel). (Comentario: La cultura de Estados Unidos alienta el proceso del fracaso a diferencia de Europa y Asia, donde el fracaso es motivo de vergüenza. Lo cual explica la desproporcionada participación de este país en las innovaciones).
Aprovechemos cualquier oportunidad o cualquier cosa que parezca serlo. Perseguir esas oportunidades y maximizar la exposición a ellas, aumentando las probabilidades de encuentros con la serendipidad. ¡Vayamos a las fiestas!
Tengamos cuidado con los planes precisos de los gobiernos, no nos creamos nada de lo que dicen. No desperdiciemos el tiempo intentando luchar contra los vaticinadores, los analistas de Bolsa, los economistas y los científicos sociales, a no ser para gastarles una broma. Evita los nerds (cerebritos) y los herds (manada). Ignoremos a algunos expertos, no a todos. Sobre todo no seguir el consejo de alguien con corbata (frase de Nassim).