LA EMBARAZADA DEL VIENTO (Constantino Ramones) Mama, me perdonara lo que le voy a decir, que yo me acosté a dormir y desperté embarazada. Yo no sé de quien será, hombres yo no he conocido; esto a mi me ha sucedido sin tener ningún intento, creo que será un mal viento que al despertar he tenido. Hija, tu no me haces creer ni por tu ciencia, Marina, esto solo a la gallina el viento la hace poner. No ha nacido la mujer que para de un huracán; sea de Pedro, sea de Juan, yo lo saco por la cara. Y es de más que me negaras, yo se los que a casa van. Por fin se llego ese día de la hija dar a luz. Se parecía a Jesús en las narices, la cría, y en el pescuezo a Isaías y en la boca a Crispiniano, y en los ojos a Luciano, en los cachetes a Juancho, y en las orejas a Pancho y en el pelo a don Asiano. Empezó este niño a andar, cambio de otro parecer; se parecía a Daniel y en lo alto a Eliazar, y en la rodilla a Pilar, en lo pando a Simeón. Por tanta comparación vino su madre a creer que su hija era la mujer que paria de un ventarrón.