2. El 24 de julio el Papa Francisco antes de
celebrar la Misa en el Santuario de Nuestra
Señora de Aparecida, emocionado realizó la
siguiente oración:
3. Madre Aparecida, tal como vos un día,
así hoy me siento yo delante de ti y de mi Dios,
que nos propone para la vida una misión cuyos
contornos y límites desconocemos, cuyas
exigencias apenas vislumbramos.
4. Pero en nuestra fe de que para Dios nada es
imposible, tú, Madre, no dudaste y yo tampoco
puedo dudar.
'He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según
tu palabra’, de igual manera Madre, como tú,
yo abrazo mi misión,
5. coloco mi vida en vuestras manos,
para que vayamos tú, Madre y tu Hijo,
a caminar juntos, creer juntos, luchar
juntos, vencer como siempre juntos;
caminantes, tú y tu Hijo.
6. ‘Mujer he aquí a tu
hijo, hijo he aquí a tu
Madre’.
Madre Aparecida, un
día llevaste a tu Hijo al
templo para
consagrarlo al Padre,
para que fuese
completamente
disponible para la
misión, llévame al
mismo Padre,
conságrame a Él con
todo lo que soy y con
todo lo que tengo,
aquí estoy, envíame.
7. Madre de Aparecida, pongo en vuestras
manos,
para que la eleves ante el Padre, a nuestra
juventud,
vuestra juventud, la Jornada Mundial de la
Juventud,
cuánta fuerza, cuánta vida, cuánto dinamismo
que brota y explota y que puede estar al
8. Padre, acoge y
santifica a tu
juventud.
Finalmente Madre,
te pedimos
permanecer aquí
siempre,
acogiendo a vuestros
hijos y a vuestras
hijas peregrinas,
pero también ven
con nosotros,
estate siempre a
nuestro lado y
acompaña nuestra
9. a la familia grande de los devotos,
principalmente cuanto más nos pesa la cruz
sustenta nuestra esperanza y nuestra fe,
que seamos fieles hasta la muerte
para recibir la corona de la vida. Amén".
10. En su homilía dijo:
“Hoy he querido venir aquí para pedir a María,
nuestra Madre, el éxito de la Jornada Mundial de
la Juventud, y poner a sus pies la vida del
pueblo latinoamericano”
11. “Hoy, en vista de la Jornada Mundial de la
Juventud que me ha traído a Brasil, también yo
vengo a llamar a la puerta de la casa de María —
que amó a Jesús y lo educó— para que nos ayude
a todos nosotros, Pastores del Pueblo de Dios,
padres y educadores, a transmitir a nuestros
jóvenes los valores que los hagan artífices de una
nación y de un mundo más justo, solidario y
fraterno”,
12. Para ello son necesarias tres actitudes
sencillas: mantener la esperanza, dejarse
sorprender por Dios y vivir con alegría.
13. “Ante el desaliento que podría haber en la
vida, en quien trabaja en la evangelización
o en aquellos que se esfuerzan por vivir la
fe como padres y madres de familia,
quisiera decirles con fuerza:
Tengan siempre en el corazón esta
certeza:
14. Dios camina a su
lado, en ningún
momento los
abandona.
Nunca perdamos la
esperanza (…).
El ‘dragón’, el mal,
existe en nuestra
historia,
pero no es el más
fuerte.
El más fuerte es
Dios, y Dios es
nuestra esperanza”
15. Seamos luces de esperanza ante los
jóvenes para que no busquen una falsa
esperanza en ídolos como el dinero, el
éxito, el poder, el placer, porque esos
“ídolos pasajeros” solo les dejarán “una
sensación de soledad y vacío”.
16. “Exhorto a ayudar a los jóvenes para que
sean “protagonistas de la construcción de
un mundo mejor”. “Ellos no sólo necesitan
cosas.
Necesitan sobre todo que se les
propongan esos valores inmateriales que
son el corazón espiritual de un pueblo, la
memoria de un pueblo”,
17. “Los invito a “dejarse sorprender por
Dios”.
“Dios nunca deja de sorprender, como con
el vino nuevo del Evangelio que acabamos
de escuchar. Dios guarda lo mejor para
nosotros. Pero pide que nos dejemos
sorprender por su amor,
que acojamos sus sorpresas. Confiemos en
18. “Si los cristianos caminamos en la
esperanza, dejándonos sorprender por el
vino nuevo que nos ofrece Jesús, ya hay
alegría en nuestro corazón y no podemos
dejar de ser testigos de esta alegría. El
cristiano es alegre, nunca triste.
Dios nos acompaña”.
19. “Tenemos una Madre que intercede
siempre por la vida de sus hijos”. “Jesús
nos ha mostrado que el rostro de Dios es
el de un Padre que nos ama.
El pecado y la muerte han sido vencidos”.
20. “El cristiano no puede ser pesimista.
No tiene el aspecto de quien parece estar
de luto perpetuo. Si estamos
verdaderamente enamorados de Cristo y
sentimos cuánto nos ama, nuestro corazón
se ‘inflamará’ de tanta alegría que
contagiará a cuantos viven a nuestro
alrededor”
21. “Le pido a la Virgen,
Nuestra Señora de Aparecida, que los
bendiga, que bendiga a sus familias,
que bendiga a sus hijos, que bendiga a sus
padres, que bendiga a toda la patria”
22. “a ver, ahora me voy a dar cuenta si me
entienden, les hago una pregunta:
¿Una madre se olvida de sus hijos?”
La multitud respondió “¡No!” y el Papa
agregó: “Ella no se olvida de nosotros,
ella nos quiere y nos cuida, y ahora le
vamos a pedir la bendición”.
23. Antes de culminar la Misa, el Papa
consagró su pontificado a la protección
de la Madre de Dios. Con ésta oración:
“Oh María Santísima
De los méritos de nuestro Señor Jesucristo
en tu querida imagen de Aparecida,
alcanza numerosos beneficios sobre todo a
Brasil.”
24. Yo, aunque indigno de pertenecer al
número de tus hijos e hijas, pero lleno de
deseo de participar de los beneficios de tu
misericordia,
postrado a tus pies consagro mi
entendimiento para que siempre piense en
el amor que mereces.
25. Te consagro mi lengua para que siempre te
alabe y propague tu devoción.
Te consagro mi corazón para que,
después de Dios, te ame sobre todas las
cosas.
Recíbeme, Oh Reina incomparable.
26. Tú, que en Cristo crucificado eres nuestra
Madre en el dichoso número de tus hijos e
hijas,
recíbeme bajo tu protección.
Socórreme en todas mis necesidades
espirituales y temporales, sobre todo en la
hora de mi muerte.
27. Bendíceme oh celestial cooperadora;
y con tu poderosa intercesión,
fortaléceme en mi flaqueza a fin de que te
sirva fielmente en esta vida y después
pueda alabarte, amarte y darte gracias en
el cielo por toda la eternidad.
28. Y antes de retirarse dijo a los presentes:
"Les pido un favor, ¨um jeitinho¨:
Recen por mí, recen por mí, lo necesito.
Que Dios los bendiga, que Nuestra Señora de
Aparecida los cuide y hasta 2017 que voy a
volver. Adiós"
29. Después de asistir al Santuario de Nuestra
Señora de Aparecida, asistió hacia el
Hospital San Francisco de Asis y dijo:
30. Dios ha querido que, mis pasos se
encaminaran hacia un santuario particular
del sufrimiento humano, como es el
Hospital San Francisco de Asís. Es bien
conocida la conversión de su santo
Patrón: el joven Francisco abandona las
riquezas y comodidades del mundo
para hacerse pobre entre los pobres.
31. Se da cuenta de que
la verdadera riqueza
y lo que da la
auténtica alegría no
son las cosas, el
tener,
los ídolos del mundo,
sino el seguir a Cristo
y servir a los
demás; pero quizás es
menos conocido el
momento en que todo
esto se hizo concreto
en su vida: fue
cuando abrazó a un
32. Aquel hermano
que sufría,
marginado,
era «mediador de la
luz (...) para san
Francisco de Asís»
(cf. Carta enc.
Lumen fidei, 57),
porque en cada
hermano y hermana
en dificultad
abrazamos la carne
de Cristo que sufre.
33. Hoy, en este lugar de lucha contra la
dependencia química, quisiera abrazar
a cada uno y cada una de ustedes que son
la carne de Cristo,
y pedir que Dios colme de sentido y firme
esperanza su camino, y también el mío.
34. Abrazar. Todos hemos
de aprender a abrazar
a los necesitados,
como San Francisco.
Hay muchas situaciones
en Brasil, en el mundo,
que necesitan
atención, cuidado,
amor, como la lucha
contra la
dependencia química.
Sin embargo, lo que
prevalece con
frecuencia en
nuestra sociedad es el
egoísmo.
35. ¡Cuántos «mercaderes de muerte» que
siguen la lógica del poder y el dinero a
toda costa!
La plaga del narcotráfico, que favorece la
violencia y siembra dolor y muerte,
requiere un acto de valor de toda la
sociedad.
36. No es la liberalización del consumo
de drogas, como se está discutiendo en
varias partes de América Latina, lo que
podrá reducir la propagación y la influencia
de la dependencia química.
37. Es preciso afrontar los problemas que están
a la base de su uso, promoviendo una
mayor justicia, educando a los jóvenes en
los valores que construyen la vida común,
acompañando a los necesitados y dando
esperanza en el futuro.
38. Todos tenemos necesidad de mirar al
otro con los ojos de amor de Cristo,
aprender a abrazar a aquellos que están en
necesidad, para expresar cercanía, afecto,
amor.
39. Pero abrazar no es suficiente. Tendamos la
mano a quien se encuentra en dificultad, al
que ha caído en el abismo de la
dependencia, tal vez sin saber cómo, y
decirle: «Puedes levantarte, puedes
remontar; te costará, pero puedes
conseguirlo si de verdad lo quieres».
40. Queridos amigos, yo diría a cada uno de
ustedes, pero especialmente a tantos otros
que no han tenido el valor de emprender el
mismo camino:
41. «Tú eres el
protagonista de la
subida, ésta es la
condición indispensa
ble.
Encontrarás la mano
tendida de quien te
quiere ayudar, pero
nadie puede subir por
ti».
Pero nunca están
solos. La Iglesia
y muchas personas
están con ustedes.
42. Miren con confianza hacia delante, su
travesía es larga y fatigosa, pero miren
adelante, hay «un futuro cierto, que se sitúa
en una perspectiva diversa de las
propuestas ilusorias de los ídolos
del mundo,
pero que da un impulso y una fuerza nueva
43. Quisiera repetirles a todos ustedes: No se
dejen robar la esperanza. Pero también
quiero decir:
No robemos la esperanza, más aún,
hagámonos todos portadores de esperanza.
44. Queridos amigos, creo que aquí, en este
hospital, se hace concreta la parábola del
Buen Samaritano. Aquí no existe
indiferencia, sino atención, no hay
desinterés, sino amor.
45. La Asociación San
Francisco y la Red
de Tratamiento de
Dependencia
Química enseñan a
inclinarse sobre
quien está en
dificultad, porque en
él ve el rostro de
Cristo, porque él es
la carne de Cristo
que sufre.
46. Muchas gracias a todo el personal del
servicio médico y auxiliar que trabaja aquí;
su servicio es valioso, háganlo siempre con
amor; es un servicio que se hace a Cristo,
presente en el prójimo:
47. «Cada vez que lo hicieron con el
más pequeño de mis hermanos, lo hicieron
conmigo»
(Mt 25,40), nos dice Jesús.
48. Y quisiera repetir a todos los que luchan
contra la dependencia química, a los
familiares que tienen un cometido no
siempre fácil: la Iglesia no es ajena a sus
fatigas, sino que los acompaña con afecto.
49. El Señor está cerca
de ustedes y los
toma de la mano.
Vuelvan los ojos a
él en los momentos
más duros y les
dará consuelo y
esperanza.
50. Y confíen también en el amor materno de
María,
su Madre. Esta mañana, en el santuario de
Aparecida, he encomendado a cada uno de
ustedes a su corazón.
51. Donde hay
una cruz que llevar,
allí está siempre
ella, nuestra Madre,
a nuestro lado. Los
dejo en sus manos,
mientras les bendigo
a todos con afecto.
52. En twitter dijo:
Jóvenes, no lo olvidemos nunca:
la Virgen María es nuestra Madre y,
contando con su ayuda, podemos permanecer
fieles a Jesucristo.
53. Agradezco al Beato Juan Pablo II la JMJ
y tantas vocaciones surgidas en sus 28
ediciones.
54. Rezo por las víctimas del accidente de Santiago de
Compostela y me siento muy cercano a cuantos
están sufriendo en estos tristes momentos.
55. Que el deporte sea siempre instrumento de
intercambio y superación y nunca de violencia y
odio.
56. La vida cristiana no se limita a la oración, pero
requiere un compromiso diario y valiente que
surge de la oración.
57. La altura de una sociedad se mide en
el trato que da a los más necesitados,
a quienes no tienen más que su
pobreza.
58. ¡Qué fiesta de acogida tan inolvidable
la de Copacabana! Dios les bendiga a
todos ustedes.
59. Cada viernes nos permite recordar lo que Jesús
sufrió por nosotros.
Haz, Señor, que nunca olvidemos lo mucho que
nos amas.
60. No hay en nuestra vida cruz, pequeña o
grande,
que el Señor no comparta con nosotros.
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Y que permanezcamos unidos en el amor
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