1. EL ENSAYO PERIODÍSTICO
Son distintos los autores que han tratado de aportar un concepto general acerca de lo que se
entiende por ensayo periodístico. De manera resumida se puede decir que el ensayo es un trabajo
de divulgación científica –letras, artes, ciencia, técnica, etc.- expuesto brevemente y de manera
esquemática. Es como un tratado condensado. Refleja siempre conclusiones de trabajo elaboradas
por su autor o autora: ideas, hallazgos, hipótesis …, señala caminos, plantea cuestiones más que
asentar soluciones firmes.
Alfredo Bruce Echenique (citado en Armañanzas y Díaz Noci, 1996,109) se remonta a la
definición que los escritores ingleses del XVIII y XIX hicieron del ensayo como “una pieza más bien
corta sobre un tema, una situación, un personaje concreto, sobre los cuales se desarrolla
libremente una serie de reflexiones”. El escritor menciona la “ambigüedad” como su
características esencial y afirma que “por ello aún hoy sigue luchando por ser un género
totalmente autónomo. Fluctúa entre el campo de la ciencia y la filosofía o de la literatura y del
arte.
El ensayo es algo radicalmente opuesto a la noticia. Por un lado colinda con el tratado, con
la didáctica; por otro, con la crítica y con el periodismo. Mientras que la noticia es un relato de una
cosa que ha sucedido ya en el mundo exterior, el ensayo es pura elucubración subjetiva sin
ninguna proyección exterior, por lo menos hasta el momento de publicarlo. Los contenidos del
ensayo son muy variables y su relación con la noticia es escasa o de carácter excepcional. Hay
ocasiones en las que un ensayo se aborda un tema de actualidad candente, pero sin que sea
noticia concreta lo que genera el artículo.
En el periódico dos tipos de ensayos: el “ensayo doctrinal” y el “ensayo científico”.
Cuestiones filosóficas, culturales, políticas, religiosas, artísticas, literarias, morales, etc., cuestiones
ideológicas en última instancia son los temas habituales del “ensayo doctrinal”. Es el que más se
publica en los diarios si bien su hábitat más frecuente son las publicaciones de corte cultural o
filosófico. En ellos se abordan problemas de análisis e interpretación de una determinada realidad
social y de los hechos culturales.
Cuando el ensayo se refiere a temas de divulgación relacionados con el mundo de las
ciencias de la naturaleza, se le conoce con el nombre de “ensayo científico”. Aunque cada vez
resulta más habitual su presencia en las páginas de los periódicos, son las revistas especializadas
encargadas de divulgar estos conocimientos.
Una de las críticas que se hace al ensayo periodístico es su excesiva ligereza, ya que las
limitaciones de espacio en los periódicos impiden que, en ocasiones, se profundice en los temas y
se caiga en la superficialidad. Pero, pese a todo en ensayo periodístico es un género que cobra
cada vez mayor presencia, importancia y dedicación en la prensa diaria.
Clases de ensayos
En las clasificaciones que se han hecho de los ensayos se ha atendido a las diferencias de
contenido, si n tener en cuenta la estructura de los mismos. Aunque se ha puesto de relieve el
carácter incompleto y poco satisfactorio de estas clasificaciones, se puede distinguir entre dos
tipos generales: el “ensayo personal”, de carácter personal, como su nombre indica, casi
confesional, y tal como lo concibe Michel de Montaigne, y el “ensayo formal”, más extensa y
ambicioso. En cualquiera de los dos tipos, interesa más el punto de vista del autor que los
materiales que elabore o el fondo de erudición.
Pero, entre estos tipos de ensayo, se encuentra toda una serie de modalidades
intermedias:
“Ensayo duro”: trata de asuntos filosóficos, históricos o literarios. En los trabajos de
Unamuno, Maeztu y Ortega y Gaset encontramos este tipo de ensayos.
2. “Ensayo poético”: lo poético prevalece sobre lo conceptual. Azorín y Juan Ramón Jiménez,
con su obra Platero y Yo, son representativos.
“ensayo crítico”: responde a deducciones o conclusiones de trabajos científicos de
investigación. En ocasiones, estos ensayos constituyen libros de diversos trabajos
agrupados en torno a una temática.
Por último, y en base a los contenidos como al propósito del ensayo, éstos se pueden
agrupar en tres categorías de “exposición de ideas”, “ensayos de “crítica” y ensayos de “creación”.
En los ensayos de “exposición de ideas” se trata de transitar unas ideas ya sean políticas,
filosóficas, religiosas… En los de “crítica” se analiza y se enjuicia cualquier obra humana: arte,
literatura, etc. En los “ensayos de creación” se crean mundos ficticios que sirven de envoltura
poética a la idea del autor (Martín Duque y Fernández Cueta, 1973, 73-75).
Características formales
La estructura del ensayo comparte, como es lógico, las características generales que ya se han
explicado al hablar de la estructura general de los artículos, si bien citaremos algunas que le son
propias.
El ensayo es un texto de opinión de forma sintética y de extensión relativamente breve
aunque completo: no debe ser un estudio exhaustivo sino una consideración general bien trabada.
Aunque la “estructura” es libre, generalmente se subdivide en tres partes: introducción, desarrollo
y conclusión.
El tono puede ser profundo, poético, retórico, satírico, humorístico, etc., y el “estilo”
cuidadoso y elegante, pero no afectado ni grandilocuente. Importa más la amenidad de la
exposición que el rigor sistemático. Por otro lado, el ensayista debe ser una persona dotada de
imaginación, sensibilidad, cultural general, formación específica y dominio del idioma.
Ya se ha señalado la importancia que adquiere en los textos de opinión su análisis previo,
puesto que al analizar un texto es descubrir las partes que lo componen y el sentido de las
mismas. El análisis va a repercutir en un mayor conocimiento y control del texto, lo cual nos
ayudará a afrontar de manera más adecuada la redacción.
En el análisis del ensayo, conviene seguir los siguientes pasos:
Determinar la tesis o idea central.
Descubrir el método: exposición argumentativa, ilustración a base de hechos históricos,
anécdotas, leyendas, mitos; descripciones, uso del diálogo; línea lógica o llena de
digresiones.
Observar las ideas secundarias y su contribución al desarrollo de la idea central.
Ver el particular sentir del escritor(a), captar su personalidad.
Determinar el valor del asunto, por el mismo asunto o por su tratamiento.
Observar el estilo analizando los párrafos, las oraciones, el vocabulario, las imágenes,
símiles, metáforas, alusiones, etc.
Convencerse de que se ha captado correctamente el mensaje y se ha comprendido su
estructura formal.
En el análisis del lenguaje del ensayo se tendrá en cuenta:
El léxico: Cultismo, arcaísmos, vulgarismos, anglicismos, préstamos, palabras simples,
nombres derivados, tecnicismos.
Lenguaje figurado: Imágenes y demás recursos de expresión: metáforas, comparaciones,
paradojas, antítesis ...
Tono: Serio, humorístico, satírico ...
Técnicas: Si se han utilizado técnicas dramáticas o novelescas en su estructura.