1. Juan Ramón Jiménez (1881-1958)
La soledad sonora
Diario de un poeta
recién casado (1916)
Premio Nóbel en 1956
Dios deseado y
deseante
2. • Nace en 1881 en Moguer
(Huelva).
• Estudia en el Puerto de
Santa María y en Sevilla.
• Se marcha a Madrid,
convocado por Rubén
Darío, “para luchar por el
Modernismo.”
3. Poema a
Juan Ramón
Jiménez
de Rubén Darío
Tienes, joven amigo, ceñida la coraza
para empezar, valiente, la divina pelea?
¿Has visto si resiste el metal de tu idea
la furia del mandoble y el peso de la maza?
[…]
¿Tu corazón las voces ocultas interpreta?
Sigue, entonces, tu rumbo de amor. Eres poeta.
La belleza te cubra de luz y Dios te guarde.
¿
4. El loco
Vestido de luto, con mi barba nazarena
y mi breve sombrero negro, debo cobrar un
extraño aspecto cabalgando en la blandura gris
de Platero. Cuando, yendo a las viñas, cruzo
las últimas calles, blancas de cal con sol, los
chiquillos gitanos, aceitosos y peludos, fuera de
los harapos verdes, rojos y amarillos, las tensas
barrigas tostadas, corren detrás de nosotros,
chillando largamente:
–¡El loco! ¡El loco! ¡El loco!
...Delante está el campo, ya verde. Frente al
cielo inmenso y puro, de un incendiado añil, mis
ojos – ¡tan lejos de mis oídos! – se abren
noblemente, recibiendo en su calma esa
placidez sin nombre, esa serenidad armoniosa
y divina que vive en el sinfín del horizonte...
Y quedan, allá lejos, por las altas eras, unos
agudos gritos, velados finamente,
entrecortados, jadeantes, aburridos:
–¡El lo... co! ¡El lo... co!
Platero y yo
(1914)
5. Platero
Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por
fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva
huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son
duros cual dos escarabajos de cristal negro.
Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia
tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las
florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo
dulcemente: «¿Platero?» y viene a mí con un trotecillo
alegre que parece que se ríe en no sé qué cascabeleo
ideal...
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas
mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los
higos morados, con su cristalina gotita de miel...
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una
niña...; pero fuerte y seco por dentro como de piedra.
6. • La muerte de su padre
provoca la ruina familiar
y la depresión del joven
poeta.
• En 1913 conoce en
Madrid a Zenobia
Camprubí.
• Se casan en Estados
Unidos en 1916, fecha
del Diario de un poeta
recién casado.
8. ¡Qué cerca ya del alma
lo que está tan inmensamente lejos
de las manos aún!
Como una luz de estrella,
como una voz sin nombre
traída por el sueño, como el paso
de algún corcel remoto
que oímos anhelantes,
el oído en la tierra;
como el mar en teléfono...
Y se hace la vida
por dentro, con la luz inextinguible
de un día deleitoso
que brilla en otra parte.
¡Oh, qué dulce, qué dulce
verdad sin realidad aún, qué dulce!
Diario de un poeta recién casado (1916)
9. • Se convierte en maestro y
guía de los jóvenes
poetas de la Generación
del 27: Lorca, Alberti,
Aleixandre…
– De él adoptarán su
ideal de poesía pura y
las innovaciones
estilísticas de Diario de
un poeta recién
casado, especialmente
el uso del verso libre.
11. • Zenobia y Juan Ramón
se marchan de España
en 1936. Vivirán a
partir de entonces en
Estados Unidos,
Puerto Rico y Cuba.
• En 1956 muere
Zenobia y recibe el
premio Nóbel.
• Muere en 1958 en
Puerto Rico.
12. Te tenía olvidado,
cielo, y no eras
más que un vago existir de luz,
visto - sin nombre por mis cansados ojos indolentes.
Y aparecías, entre las palabras
perezosas y desesperanzadas del viajero,
como en breves lagunas repetidas
de un paisaje de agua visto en sueños...
Hoy te he mirado lentamente,
y te has ido elevando hasta tu nombre.
Diario de un poeta recién casado (1916)
13. Los crepúsculos de River Side Drive cuando el mundo
entero parece desangrarse sobre el Hudson.
En la barahúnda de las calles enormes las iglesias que
acechan, las puertas abiertas de par en par y encendidos los
ojos, como mansos monstruos medievales.
Las escaleras de incendio, andamios perpetuos donde
se posan unos gorriones, negros aún del recuerdo de la
nieve.
Los silencios en blanco y negro del Central Park, el
cementerio de Broadway, pobre corral de muertos, con su
iglesia de juguete, cuyas campanas sueñan al lado de las
oficinas entre los timbres, las bocinas, los silbatos y los
martillos de remache.
La luna coloreada de Times Square, que no parece la
luna, sino un anuncio de la luna. La fuente azul y fresca de
Washington Square y el claro cielo sobre el arco de mármol.
La torre gótica del World War y la quilla del Flat Iron
surcando incansable la mañana.
El tiempo detenido en la enredadera del puente de
Brooklyn.
La ciudad desde el barco triste y gris bajo la llovizna
perdiéndose en la lejanía
14. Algunas claves para
entender a JRJ
• Concibe su poesía como la
construcción de una gigantesca “obra
en marcha.”
– Siempre en constante revisión,
nunca perfecta.
– Dirigida a la eternidad, a la creación
de un universo propio.
• La poesía es una vocación integral:
JRJ consagra su vida al arte, a la
búsqueda de la expresión propia, de
un lenguaje único.
15. Punto compleja personalidad de JRJporconducen al es fugaz,
• La de partida: Dios no existe, y lo tanto la vida
carece de sentido, la muerte acecha. La única salida es
aislamiento, el hermetismo.
encontrar otra forma de eternidad, alguna escapatoria
que sirva para esquivar a la muerte.
– Primera etapa: melancolía, temor al paso del tiempo y
la muerte. La neurosis amenaza su estabilidad.
• La soledad sonora
– A partir de 1916: JRJ siente que se acerca a la
eternidad, comienza el camino hacia la creación de un
Dios poético.
• Diario de un poeta recién casado
– Tercera etapa: JRJ celebra el logro de un universo
propio, siente que ha alcanzado la eternidad.
• Dios deseado y deseante
16. El lenguaje poético de JRJ
Nostaljia = nostalgia
Intelijencia = inteligencia
• Como Machado, JRJ emplea elementos de la
Éstasis = éxtasis
naturaleza para reflejar en ella su estado de
Trasparencia = transparencia
ánimo:
– Tarde, crepúsculo, campos, caminos, pájaros,
Platero…Naturaleza humanizada.
• Símbolos: la rosa, el mar, el pueblo, el arroyo,
las estrellas (luceros), Dios.
• Ortografía: transforma algunas consonantes y
suprime otras, buscando una fonética más
natural, más andaluza.
17. Aquella tarde, al decirle
que me alejaba del pueblo,
me miró triste, muy triste,
vagamente sonriendo.
Me dijo: ¿por qué te vas?
Le dije: porque el silencio
de estos valles me amortaja
como si estuviera muerto.
-¿Por qué te vas- He sentido
que quiere gritar mi pecho,
y en estos valles callados
voy a gritar y no puedo.
Y me dijo: ¿adónde vas?
Y le dije: a donde el cielo
esté más alto y no brillen
sobre mí tantos luceros.
La pobre hundió su mirada
allá en los valles desiertos
y se quedó muda y triste,
vagamente sonriendo.
Rimas (1901)
18. Sensualidad, veneno azul, ¡cómo embelleces
los sueños con estrellas! ¡Cómo con tu torpe mano
nos lleva a los naufragios de lirios! ¡Cuántas veces
surges, como el amor, de un libro, de un piano,
de una rosa!... ¡Maldita tú, florida verdura,
que te pones delante de las cosas eternas;
tú, sirena, que ahogas la lira triste y pura
entre dos brazos blancos o entre dos locas piernas!
Elegías (1908)
19. Sensualidad, veneno azul, ¡cómo embelleces
los sueños con estrellas! ¡Cómo con tu torpe mano
nos lleva a los naufragios de lirios! ¡Cuántas veces
surges, como el amor, de un libro, de un piano,
de una rosa!... ¡Maldita tú, florida verdura,
que te pones delante de las cosas eternas;
tú, sirena, que ahogas la lira triste y pura
entre dos brazos blancos o entre dos locas piernas!
Elegías (1908)
20. Yo soy culpable de todo este fracaso;
atavié de luto mi ramo de colores,
¡y vi, al fin, ruinoso, con espinas, un caso
como éste, radiante de ilusión y de flores!
Creí que la fragancia, el matiz, la armonía,
en su virtud tuvieron defensa para todo…;
no, la envilece, si el plectro toca rosas de lodo.
El fénix vino a tierra, tinta el ala de plata
en su sangre, alimento del dolor y del vicio…
¡cómo su hijo divino, tras el velo escarlata,
te mira, cielo azul, desde su precipicio!
Poemas májicos y dolientes (1911)
21. Cuando yo era el niñodiós, era Moguer, este pueblo,
una blanca maravilla; la luz con el tiempo dentro.
Cada casa era palacio y catedral cada templo;
estaba todo en su sitio, lo de la tierra y el cielo;
y por esas viñas verdes saltaba yo con mi perro,
alegres como las nubes, como los vientos, ligeros,
creyendo que el horizonte era la raya del término.
Recuerdo luego que un día en que volví yo a mi pueblo
después del primer faltar, me pareció un cementerio.
Las casas no eran palacios ni catedrales los templos,
y en todas partes reinaban la soledad y el silencio.
Yo me sentía muy chico, hormiguito de desierto,
con Concha la Mandadera, toda de negro con negro,
que, bajo el tórrido sol y por la calle de Enmedio,
iba tirando doblada del niñodiós y su perro:
el niño todo metido en hondo ensimismamiento,
el perro considerándolo con aprobación y esmero.
¡Qué tiempo el tiempo! ¿Se fue con el niñodiós huyendo?
¡Y quién pudiera ser siempre lo que fue con lo primero!
¡Quién pudiera no caer, no, no, no caer de viejo;
ser de nuevo el alba pura, vivir con el tiempo entero,
morir siendo el niñodiós en mi Moguer, este pueblo!
Almas de violeta (1900)
22. Todo lo que parece sin fin, duda y termina…;
el anhelo quisiera prolongar lo finito
y se excede a sí propio, y sobre lo que fina
alza la cumbre de otro falso infinito…
¡No! La ilusión acaba… Sólo las envolturas
hacen soñar en formas hondas y prodigiosas…;
se desnuda la idea: las magias más oscuras
surgen en una estéril convexidad de rosas…
Y pretende el cansancio renovarse a sí mismo,
mas cae, ¡el triste!, hastiado, desordenado, inerte…;
al alejarse, torna a tentarle el abismo…
… A un lado, se sonríe -¡también hueca!- la muerte.
Melancolía (1912)
23. …Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Todas la tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará, nostálgico…
Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando.
Poemas agrestes (1908-1913)
24. Vino, primero, pura,
vestida de inocencia.
Y la amé como un niño.
Luego se fue vistiendo
de no sé qué ropajes.
Y la fui odiando, sin saberlo.
Llegó a ser una reina,
fastuosa de tesoros...
¡Qué iracunda de yel y sin sentido!
...Mas se fue desnudando.
Y yo le sonreía.
Se quedó con la túnica
de su inocencia antigua.
Creí de nuevo en ella.
Y se quitó la túnica,
y apareció desnuda toda...
¡Oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!
Eternidades (1917)
25. Vino, primero, pura,
Primeros poemas juveniles
vestida de inocencia.
Y la amé como un niño.
Luego se fue vistiendo
Modernismo
de no sé qué ropajes.
Y la fui odiando, sin saberlo.
Llegó a ser una reina,
fastuosa de tesoros...
¡Qué iracunda de yel y sin sentido!
...Mas se fue desnudando.
Y yo le sonreía.
Se quedó con la túnica
de su inocencia antigua. Diario de un poeta recién casado
Creí de nuevo en ella.
Y se quitó la túnica,
y apareció desnuda toda...
¡Oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!
Eternidades (1917)
26. Yo no soy yo.
Soy este
que va a mi lado sin yo verlo;
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces, olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pie
cuando yo muera.
Eternidades (1917)
27. ¡Intelijencia, dame
el nombre exacto de las cosas!
… Que mi palabra sea
la cosa misma,
creada por mi alma nuevamente.
Que por mí vayan todos
los que no las conocen, a las cosas;
que por mí vayan todos
los mismos que las aman, a las cosas…
¡Intelijencia, dame
el nombre exacto, y tuyo,
y suyo, y mío, de las cosas!
Eternidades (1917)
28. Parece, mar, que luchas
-¡oh desorden sin fin, hierro incesante!por encontrarte o porque yo te encuentre.
¡Qué inmenso demostrarte,
en tu desnudez sola
-sin compañera… o sin compañero
según te diga el mar o la mar-,
creando
el espectáculo completo
de nuestro mundo de hoy!
Estás, como en un parto,
dándote a luz –con qué fatiga!a ti mismo, ¡mar único!,
a ti mismo, a ti sólo y en tu misma
y sola plenitud de plenitudes,
¡por encontrarte o porque yo te encuentre!
Diario de un poeta recién casado (1916)
29. Yo solo Dios y padre y madre míos,
me estoy haciendo, día y noche, nuevo
y a mi gusto.
Seré más yo, porque me hago
conmigo mismo,
conmigo solo,
hijo también y hermano, a un tiempo
que madre y padre y Dios.
Lo seré todo,
pues que mi alma es infinita;
y nunca moriré, pues que soy todo.
¡Qué gloria, qué deleite, qué alegría
qué olvido de las cosas,
en esta nueva voluntad,
en este hacerme yo a mí mismo eterno!
Eternidades (1917)