Quirón era cien veces más grande que un cometa convencional aunque no tan grande como Plutón, de manera que no era un planeta según las definiciones existentes. Este objeto, del tamaño de un asteroide, estaba ubicado más allá del cinturón de asteroides y se extendía en un periodo orbital más extenso que los 51 años (excediendo el de la mayoría de los asteroides cuyas órbitas se extendían a 4 años); interceptaba la órbita de Saturno y la de Urano. Es decir, rompía todas las reglas.