Ensayo ENRICH (sesión clínica, Servicio de Neurología HUCA)
Parasitología tema 4 (la enfermedad parasitaria)
1. CURSO DE PARASITOLOGIA MEDICA 2007
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TEMA 4
LA ENFERMEDAD PARASITARIA
Dr. Jorge H. Velásquez Pomar
I. LA ENFERMEDAD PARASITARIA: CONCEPTO, FASES Y
NOMENCLATURA
1. CONCEPTO DE ENFERMEDAD PARASITARIA
1.1 Como ha sido señalado anteriormente el término “infección parasitaria” se
aplica para indicar que un parásito ha logrado establecerse, desarrollarse y
multiplicarse en un hospedero.
1.2 El hospedero proporciona alimento y alojamiento al parásito quien vive a sus
expensas y le produce algún daño. Este daño puede ser de poca importancia y
la infección permanecer relativa o completamente asintomática, o bien el
daño ser importante, manifestándose entonces como una enfermedad
parasitaria con signos y síntomas característicos.
1.3 La enfermedad parasitaria es una enfermedad infecciosa. Este último término
se refiere a una enfermedad clínicamente manifiesta de seres humanos o
animales como consecuencia de una infección. Por convención el término
“enfermedad parasitaria” se refiere a aquellas causadas por protozoarios,
helmintos y artrópodos.
1.4 Las enfermedades parasitarias son muchas veces la consecuencia de
infecciones prolongadas y repetidas. Son generalmente enfermedades
subagudas o crónicas, rara vez fatales en el corto plazo. Existen sin embargo
importantes excepciones como la malaria causada por Plasmodium
falciparum.
1.5 Existen parásitos que producen infecciones asintomáticas en personas
inmunocompetentes pero en pacientes inmunocomprometidos pueden
ocasionar enfermedades parasitarias diseminadas y potencialmente letales
como la toxoplasmosis.
1.6 En términos generales se considera que existe una relación directa entre el
tamaño de la población del parásito en un hospedero y la aparición de
síntomas en el mismo.
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2. FASES O PERIODOS DE LA ENFERMEDAD PARASITARIA
2.1 Periodo de incubación: Intervalo de tiempo que transcurre entre la exposición
o el contacto inicial con el parásito y la aparición de los primeros signos y
síntomas de la enfermedad que causa.
2.2 Periodo sintomática (diferenciado en cinco fases):
2.1.1 Fase prodrómica: Presencia de signos y síntomas generales (fiebre,
decaimiento, dolores musculares) que no son característicos de una
enfermedad parasitaria específica.
2.1.2 Fase de estado: Presencia de signos y síntomas propios de la enfermedad.
2.1.3 Fase o período de convalecencia: Desaparición progresiva de signos y
síntomas de la enfermedad como consecuencia de una recuperación del
paciente.
2.1.4 Fase de remisión: los signos y síntomas desaparecen pero no hay una
verdadera curación de la enfermedad parasitaria.
2.1.5 Recaída o recidiva: reaparición de signos y síntomas después de una remisión.
2.1.6 Recrudescencia: término utilizado para denominar una recaída en el caso de la
malaria por Plasmodium falciparum originado por el aumento en la
parasitemia.
3. NOMENCLATURA DE LAS ENFERMEDADES PARASITARIAS
3.1 Algunas enfermedades parasitarias son conocidas por sus nombres populares
debido a que fueron conocidas mucho antes que se descubrieran los parásitos
responsables; tal es el caso de la “malaria o paludismo”.
3.2 Otras enfermedades parasitarias son denominadas con el nombre del
investigador que la descubrió y/o caracterizó, como la “enfermedad de
Chagas” en honor del médico brasileño Carlos Chagas.
3.3 En la mayoría de casos el nombre de la enfermedad esta en relación al nombre
del género del parásito al que se le agrega el sufijo “osis” o “iasis” según
criterios eufónicos. Podemos citar como ejemplos la “cisticercosis” y la
“amibiasis”.
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II. DIAGNÓSTICO DE LAS ENFERMEDADES PARASITARIAS
El diagnóstico de las enfermedades parasitarias se basan en dos elementos
fundamentales: el estudio y análisis de las manifestaciones clínicas de estas
enfermedades y los procedimientos del laboratorio de parasitología.
En lo referente al diagnóstico clínico de las enfermedades parasitarias, debe
tenerse en cuenta que las mismas conforman un grupo heterogéneo de
patologías, que pueden afectar prácticamente todos nuestros órganos, lo que
condiciona que sus manifestaciones clínicas no sean por lo general
específicas.
Para facilitar el diagnóstico estudio de las manifestaciones clínicas de las
parasitosis es posible agruparlas en un cierto número de síndromes (signos y
síntomas). Sin embargo, debe tenerse en cuenta al momento del diagnóstico,
que la mayoría de estos síndromes pueden ser debidos también a patologías
infecciosas de origen bacteriano, viral y micótico así como a causas no
infecciosas.
4. MANIFESTACIONES CLÍNICAS DE LAS ENFERMEDADES
PARASITARIAS
4.1 Entre las principales manifestaciones clínicas asociadas a enfermedades
parasitarias tenemos:
4.1.1 Síndrome diarreico:
4.1.1.1 La diarrea se define como el aumento de volumen (más de 350 mL/24 h),
fluidez o frecuencia de las deposiciones en relación con el hábito intestinal
normal de cada individuo.
4.1.1.2 Las causas son múltiples: Infecciosas (infecciones bacterianas, virales o
parasitarias) y no infecciosas (inflamatorias y tumorales).
4.1.1.3 Es una de las principales manifestaciones de enfermedad parasitaria y
puede ser provocada por diversos parásitos intestinales.
4.1.1.4 Suele distinguirse la diarrea aguda (2 a 3 semanas de duración) de la
crónica (más de 3 semanas de duración). La primera no suele justificar una
solicitud de exámenes de laboratorio a menos que la diarrea se presente en
un paciente inmunodeprimido, en un área endémica conocida para un
cierto parásito o en un contexto epidémico.
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4.1.2 Síndrome disentérico:
4.1.2.1 Caracterizado por la presencia de evacuaciones con moco, pus y sangre. El
enfermo tiene además la sensación de un cuerpo extraño en el recto y que
después de cada evacuación aún quedan heces por eliminar (tenesmo).
4.1.2.2 La disentería es el resultado de una reacción inflamatoria intensa en la
mucosa del intestino grueso.
4.1.3 Síndrome febril:
4.1.3.1 Hipertermia patológica debida a un desarreglo del centro hipotalámico
regulador de la temperatura por acción de pirógenos. Se habla de fiebre
cuando la temperatura central es superior a 37.5º C en la mañana o 37.8º C
en la noche.
4.1.3.2 Se habla de síndrome febril agudo cuando la fiebre tiene una duración de
menos de 5 días y de síndrome febril prolongado o persistente cuando la
fiebre evoluciona desde hace más de 20 días. La fiebre recurrente es
aquella que evoluciona con periodos en que no se manifiesta una
elevación de la temperatura.
4.1.3.3 La fiebre es el síntoma más frecuente de patología infecciosa dentro de las
cuales las enfermedades parasitarias no son la causa más frecuente.
4.1.3.4 El síndrome febril puede acompañarse de otros signos orientadores
importantes tales como: Púrpura (presencia de petequias y/o equimosis
cutáneas y mucosas); ictericia (coloración amarilla de tegumentos y
mucosas por acumulación plasmática de bilirrubina) y exantema
(erupción cutánea eritematosa diseminada).
4.1.4 Síndrome mononucleósico:
4.1.4.1 Aumento de los elementos mononucleados de la sangre (linfocitos y
monocitos) superior al 50% de la línea sanguínea blanca y un porcentaje
de linfocitos atípicos hiperbasófilos superiores al 10% como reacción a la
agresión de un agente infeccioso.
4.1.4.2 El aumento de los elementos mononucleados de la sangre suele ir
acompañado de otros signos como: Adenopatías, esplenomegalia y
hepatomegalia.
4.1.5 Hipereosinofilia:
4.1.5.1 Tasa sanguínea de polinucleares eosinófilos superior a 500/mm3
.
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4.1.5.2 Las patologías responsables de una hipereosinofilia son numerosas siendo
las parasitosis por helmintos la causa más importante. Por lo general las
mismas se hallan asociadas a una fuerte elevación de las IgE séricas
totales.
4.1.5.3 En el curso de las helmintiasis, la hipereosinofilia es mayor durante la fase
de invasión larvaria, disminuyendo luego regularmente hasta la fase de
estado en la que fluctúa en el tiempo según el parásito responsable.
4.1.5.4 Su hallazgo casual en una citología hemática obliga a buscar una
parasitosis oculta cuando se ha descartado una enfermedad alérgica.
4.1.6 Poliadenopatías:
4.1.6.1 Los ganglios linfáticos cumplen un rol en la defensa anti-infecciosa de
nuestro organismo, tanto a nivel local como regional. Su participación
activa se acompaña siempre de una hipertrofia.
4.1.6.2 En el caso de una infección local la adenopatía es satélite (adenopatía
localizada); en el caso de una infección generalizada la hipertrofia también
lo es (poliadenopatía).
4.1.6.3 Fuera de las causas infecciosas las causas más frecuentes de adenopatía
son el cáncer y las hemopatías malignas. Toda adenopatía sin diagnóstico
rápido y preciso justifican la realización de una biopsia.
4.1.6.4 Entre las causas infecciosas de poliadenopatía tenemos: Infecciones
virales (CMV, EBV, HIV, adenovirus, Parvovirus B19, Varicela);
bacterianas (micobacterias, Brucella, Treponema pallidum), micóticas
(Histoplasma) y parasitarias (Toxoplasma, Leishmania, Trypanosoma).
4.1.7 Linfedema:
4.1.7.1 Aumento de volumen de una determinada parte del organismo causada por
acumulación en el tejido intersticial de líquido procedente de los vasos
linfáticos habitualmente debido a dificultades en el retorno de la
circulación linfática.
4.1.7.2 Como causa de linfedema pueden citarse las infecciones por filarias, cuya
predilección por los vasos sanguíneos puede llevar al establecimiento de
una elefantiasis.
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4.1.8 Esplenomegalia:
4.1.8.1 En un paciente sospechoso de padecer una infección, el descubrimiento de
una esplenomegalia, clínicamente definido por un bazo palpable, es un
signo importante que debe evocar diferentes diagnósticos, algunos de los
cuales requieren un manejo urgente.
4.1.8.2 La esplenomegalia de origen infeccioso puede explicarse por un aumento
de la actividad del sistema retículo-endotelial y de la producción de
anticuerpos que ocurren durante una infección sistémica (Ej.: Paludismo).
También por infecciones específicas del sistema retículo-endotelial (Ej.:
Leishmaniosis).
4.1.9 Síndrome anémico:
4.1.9.1 Se considera que hay anemia cuando existe un descenso de la masa
eritrocitaria, que resulta insuficiente para aportar el oxígeno necesario a
las células. En la práctica, se acepta que existe anemia cuando la cifra de
hemoglobina es inferior a 130 g/L en varones y 120 g/L en mujeres.
4.1.9.2 Las manifestaciones clínicas del síndrome anémico incluyen: Astenia,
irritabilidad, palpitaciones, cefalea moderada, falta de concentración,
pérdida de memoria, insuficiencia cardiaca congestiva (en casos de
anemia severa). El elemento fundamental de la exploración física es la
palidez, producida por la vasoconstricción cutánea y la disminución de la
hemoglobina.
4.1.9.3 Diversos parásitos son capaces de producir anemia, sea por interferir en la
nutrición, producir hemólisis y provocar pérdidas crónicas de sangre por
el aparato digestivo (anemia microcítica hipocrómica). Algunos helmintos
pueden interferir con la absorción de vitamina B12 produciendo anemia
macrocítica y neutrófilos polisegmentados. La destrucción de eritrocitos
produce anemia hemolítica, con leve ictericia.
4.1.10 Síndrome de Löffler:
4.1.10.1 Síndrome causado por la migración larvaria a través de los pulmones de
ciertos helmintos y que se caracteriza por: Fiebre, tos seca, molestias
retroesternales y dísnea.
4.1.10.2 Estos síntomas pulmonares están asociados con infiltración pulmonar
difusa (al examen radiológico), eosinofilia marcada, reacción
urticariforme y en algunos casos con edema angioneurótico.
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4.1.11 Eritema migratorio:
4.1.11.1 La presencia de áreas eritematosas que van cambiando de posición en el
curso de horas o días, acompañadas de dolor y prurito, sugiere la presencia
de un parásito que va trasladándose por debajo de la piel.
4.1.11.2 Es importante realizar el diagnóstico diferencial entre eritema migratorio
la paniculitis y el eritema nodoso.
4.1.12 Síndrome convulsivo:
4.1.12.1 Las convulsiones, contracciones involuntarias de los músculos
esqueléticos, son consecuencia de descargas neuronales involuntarias y
paroxísticas.
4.1.12.2 Las convulsiones pueden asociarse a diversos trastornos cerebrales o
sistémicos, como consecuencia de una alteración focal o generalizada de
la función cortical.
4.1.12.3 Entre estas alteraciones destacan: Hiperpirexia, alteraciones metabólicas,
agentes tóxicos, hipoxia cerebral, edema cerebral, lesiones expansivas,
defectos cerebrales congénitos, hemorragia cerebral e infecciones del SNC
(meningitis, encefalitis, absceso cerebral, paludismo, toxoplasmosis,
cisticercosis etc.).
4.1.13 Dolor abdominal:
4.1.13.1 El dolor abdominal es uno de los síntomas inespecíficos más comúnmente
relacionados con enfermedades parasitarias.
4.1.13.2 Casi todos los parásitos intestinales se asocian con dolor abdominal.
4.1.14 Leucorrea:
4.1.14.1 Definida como un flujo vaginal anormal que puede ser el resultado de una
vaginitis (frecuentemente asociada a una vulvitis), de una cervicitis o de la
asociación de ambas.
4.1.14.2 La leucorrea puede producirse por causas infecciosas y no infecciosas.
Entre las primeras podemos citar las infecciones por gonococo,
Chlamydia, Mycoplasma, Gardnerella, Candida, Trichomonas etc.
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4.1.15 Miopatías inflamatorias:
4.1.15.1 Definidas por el hallazgo simultáneo de necrosis e inflamación, algunos
de estos cuadros tienen causas conocidas, tales como las miositis y otras
son la consecuencia de miopatías inflamatorias de causa desconocida o
idiopáticas.
4.1.15.2 Existen diversos parásitos que pueden ubicarse en el músculo estriado y
provocar reacciones inflamatorias localizadas o difusas conocidas como
miositis parasitarias (toxoplasmosis, cisticercosis, triquinosis).
4.1.15.3 Las miositis parasitarias suelen presentarse como mialgias difusas
acompañadas de eosinofilia.
4.1.16 Visceromegalia:
4.1.16.1 El aumento del tamaño de las vísceras puede ser consecuencia de
infecciones parasitarias.
4.1.16.2 Es el caso de la esplenomegalia (paludismo, leishmaniasis,
tripanosomiasis); la hepatomegalia (absceso hepático amibiano);
hepatoesplenomegalia (larva migrans) y la cardiomegalia (enfermedad de
Chagas).
5. DIAGNÓSTICO DE LABORATORIO
La demostración del parásito y/o de sus productos en el laboratorio, es un
aspecto fundamental a tener en cuenta en el diagnóstico de las enfermedades
parasitarias. Pero estos datos deben ser analizados conjuntamente con las
manifestaciones clínicas del paciente, la epidemiología, los estudios por
imágenes y otros exámenes de laboratorio.
5.1 Técnicas: La demostración del parásito y/o de sus productos hecha a partir de
las muestras biológicas obtenidas del paciente, requiere la utilización de
diversas técnicas tales como:
5.1.1 Examen microscópico: En fresco o mediante la utilización de diversos
colorantes.
5.1.2 Microscopía de fluorescencia: Mediante técnicas de inmunofluorescencia
directa e indirecta (utilización de anticuerpos específicos marcados con
fluorocromos).
5.1.3 Cultivos: Utilización de medios de cultivo para amebas, Leishmania y
Trichomonas.
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5.1.4 Detección de antígenos específicos: Técnicas rápidas que permiten la
detección de los antígenos parasitarios en los productos biológicos (sangre,
orina, líquido cefalorraquídeo etc.). Los métodos más utilizados son:
Coaglutinación, aglutinación en látex, enzimoinmunoanálisis y
radioinmunoanálisis.
5.1.5 Detección de ácidos nucleicos: Mediante diversas técnicas de de ampliación
genética e hibridación se detectan regiones específicas de ADN de un
determinado parásito.
5.1.6 Detección de anticuerpos específicos circulantes: Las técnicas serológicas,
permiten el diagnostico de parasitosis activas, por un aumento significativo
(cuatro veces o más) en los títulos de anticuerpos específicos en dos muestras
de suero tomadas con un intervalo apropiado. La detección de IgM suele
considerarse, debido a su aparición temprana en el curso de una infección,
como una técnica de diagnóstico rápido.
5.1.7 Detección de la respuesta inmune celular: La hipersensibilidad retardada,
demostrada mediante pruebas cutáneas intradérmicas, indican un contacto
previo del paciente con el parásito, pero no con la actividad de la infección.
5.2 Fases o periodos de la demostración del parásito: Cualesquiera que sean las
técnicas utilizadas para la detección del parásito y/o sus productos, las fases
de la demostración del parásito son:
5.2.1 Fase o periodo prepatente: Lapso entre la adquisición de la infección y la
detección.
5.2.2 Fase o periodo patente: Lapso durante el cual se puede demostrar el parásito
y/o sus productos.
5.2.3 Fase o periodo subpatente: Lapso durante el cual persiste la infección, pero
no puede detectarse el agente infectante.
5.3 Las fases o periodos de la enfermedad parasitaria y las de la demostración del
parásito, no siempre coinciden de manera sincronizada.