1. Universidad Católica de la Santísima Concepción
Facultad de educación
Pedagogía en educación básica.
Integrantes: Luis Aravena
Daniela Jiménez
Valeria Reyes
Profesor de asignatura: Don Dieter Erbo
2. Tomás de Aquino fue un teólogo y filósofo católico
perteneciente a la Orden de Predicadores, el principal
representante de la tradición escolástica, y fundador de
la escuela tomista de teología y filosofía. Es conocido
también como "Doctor Angélico" , "Doctor Común" y "
Doctor Universal".
Es considerado santo por la Iglesia Católica. Su trabajo
más conocido es la Suma Teológica, tratado en el cual
pretende exponer de modo ordenado la doctrina
católica. Canonizado en 1323, fue declarado Doctor de la
Iglesia en 1567 y santo patrón de las universidades y
centros de estudio católicos en 1880. Su festividad se
celebra el 28 de enero.
3. La obra escrita de Tomás de Aquino es inmensa. Sus obras más extensas, y
generalmente consideradas más importantes y sistemáticas, son sus Sumas: la Summa
Theologiae, la Summa contra Gentiles y su Scriptum super Sententias. Aunque el
interés y la temática principal siempre es teológico, cuenta también con varios
comentarios a obras filosóficas, con obras filosóficas, polémicas o litúrgicas. A lo largo
de la historia se le han atribuido obras espurias, que con el paso del tiempo han dejado
de ser consideradas de su autoría. Así, sus obras se encuentran divididas en:
4. Tres síntesis teológicas,
o summas
Nueve tratados en la forma
de disputas académicas Doce disputas quodlibetales
Nueve exégesis sobre
las Sagradas Escrituras
Una colección de glosas de
los Padres de la Iglesia sobre
los Evangelios
Once exposiciones sobre los
trabajos de Aristóteles
Dos exposiciones de trabajos
de Boecio
Dos exposiciones de trabajos
de Proclo Cinco trabajos polémicos
Cinco opiniones expertas,
o responsa
Quince letras sobre teología,
filosofía o temas políticos Un texto litúrgico
Dos oraciones famosas Aproximadamente 85 sermones Ocho tratados sobre teología
5. Fe y Razón
El pensamiento de Aquino partía de la superioridad de
las verdades de la fe, sin embargo, ello no le impidió
presentar a la filosofía como un modo de conocimiento
racional plenamente autónomo capaz de por un lado,
concordar armónicamente con la teología, y por el otro,
de tratar de forma independiente los más diversos
aspectos de la realidad.
En su obra Suma Teológica, producto que nos muestra
de la madurez intelectual alcanzada, encontramos un
fragmento llamado De legibus en que plantea una de
sus ideas más representativas, en la que considera el
“fin” como aquello que determina la acción de los
hombres. Para Tomás de Aquino no existe acto humano
donde la voluntad y la razón, como facultad del libre
albedrio, no tenga en sí mismo un punto al cual
dirigirse, esto quiere decir, un fin, donde es la razón
exactamente quien determinara el medio por el cual
alcanzarlo.
6. Primera (1245–1259). En este período predominan las influencias
de Platón (Avicena y Alberto Magno) y las neoplatónicas (Agustín de Hipona y
el Pseudo Dionisio).
Entre las obras más importantes de esta etapa podemos destacar: los comentarios a las
obras de Pedro Lombardo, Boecio (Sobre la Trinidad), el opúsculo titulado De ente et
essentia y el libro primero de la Suma contra Gentiles. La función de esta obra era
servir de apoyo a los predicadores que tenían que discutir con judíos y musulmanes,
valiéndose de argumentos racionales y filosóficos sin tener que basarse sólo en la fe.
7. Segunda (1259–1273). Sin cambiar su pensamiento precedente, domina en el filósofo
el pensamiento aristotélico, logrando una síntesis entre platonismo y aristotelismo.
Así comenta ampliamente la Ética a Nicómaco.
En este momento la universidad de París atraviesa un momento de gran
inestabilidad que se manifiesta en la pugna entre franciscanos, de orientación
agustiniana, y los dominicos, con fuertes influencias aristotélicas.
Tomás de Aquino realiza en esta etapa toda una síntesis de los problemas filosóficos
más discutidos (fe–razón, creación, política). Entre sus obras podemos destacar:
finaliza la Suma contra los gentiles, cuestiones disputadas sobre el mal, sobre el
alma, opúsculos contra los averroístas, como De aeternitate mundi y el De unitate
intellectus. La obra más importante de Tomás de Aquino es la Summa
Theologiae (1265–1272), en la que logra una sistematización entre teología y filosofía.
8. Las cosas son contingentes, podrían no existir. Su esencia no implica
necesariamente su existencia. La esencia se corresponde a la potencia aristotélica y
la existencia se corresponde con el acto aristotélico. Sólo en Dios su esencia es, al
mismo tiempo, acto.
Nada pasa de la potencia al acto (el movimiento aristotélico) sino por la acción de
algo que ya está en acto. Dios es puro acto y su existencia se prueba mediante la idea
de causa, pues es la causa incausada, el motor inmóvil. La nada nada puede
producir, la nada nada puede mover y la razón reclama un ordenante de las cosas
hacia su fin, por eso, según Tomás de Aquino, tiene que existir un ser necesario
como causa primera y como causa final. Ello se expresa mediante las llamadas cinco
vías.
Dios, para Tomás de Aquino, apartándose de Aristóteles, no es el ser necesario y
eterno cerrado en sí mismo, sino que crea por amor y se comunica con el mundo,
que es creación, por amor porque en la divinidad inteligencia y amor coinciden.
9. El fin último del hombre es alcanzar la felicidad. Para obtenerla debe responderse a
su naturaleza. Por eso existen unas normas que derivan de su naturaleza que
constituyen la ley natural. En consecuencia, la ley positiva, si es contraria a la ley
natural, es injusta pues atenta contra el bien del hombre. De este modo, la ley
natural expresa la libertad del hombre y exige una ordenación racional de su
conducta. Esto explica que, para Tomás de Aquino, la peor forma de gobierno es
la tiranía. Tomás de Aquino recoge las virtudes aristotélicas cuya realización está en
el justo medio. Esto se ve corroborado, profundizado y trascendido por la revelación
cristiana. Según ésta, el compendio de la ética es el amor al prójimo, que es querer el
bien de todo hombre.
10. Tomás de Aquino se aparta de la concepción de Platón que defendía la primacía del
alma y sostiene que forma una única substancia con el cuerpo. El hombre es una
unidad. El hombre anhela permanecer en ese modo de ser. Por eso, aunque sostiene
la inmortalidad del alma, el destino eterno del hombre se cumple con la resurrección
mediante la que cuerpo y alma vuelven a reunirse.