1. El Sumo Consejo (Parte 1)
Preparado por Luis castillo
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2. "El primer sumo consejo de la Iglesia en esta
dispensación fue organizado en Kirtland, Ohio, el 17 de
febrero de 1834….”
“… Posteriormente se organizó en Misuri otro sumo
consejo que se ocupara de los problemas que hubiera
en aquella parte lejana de la viña. Más adelante, una
vez que se organizaron estacas tal como las que
tenemos hoy día, se nombraron para éstas presidencias
completas y sumos consejos .“
Melchizedek Priesthood: Further Instructions on Duties of High Councilors and Special
Ítems", Improvement Era, feb. de 1955, pág. 113
3. “… el Profeta declaró que "el Sumo Consejo ha sido
organizado expresamente para administrar en todos
sus asuntos espirituales" (History of the Church,
2:228). La función de apoyo del sumo consejo es
ayudar a la presidencia de la estaca, y cumplir las
asignaciones que ésta le dé .
Manual de Institutos de Doctrina y Convenios. Pág. 102
4. "Los miembros del sumo consejo desempeñan una
función muy importante en la administración de los
asuntos de la estaca. Hablando figuradamente,
constituyen el brazo derecho de la presidencia, por
así decir. Según el grado de fidelidad, eficiencia y
buena voluntad con que cumplan sus labores, así
será el valor que tengan para la presidencia y el grado
de progreso que logren la estaca y las organizaciones
de barrio con las cuales hayan sido llamados a
trabajar.”
5. "Los deberes y asignaciones de los miembros de un
sumo consejo son extensos y variados, y ahorra mucho
tiempo a la presidencia en las estacas en las que ésta
utiliza a los miembros del sumo consejo para hacer que
avance el programa de la Iglesia. La experiencia ha
demostrado que es prudente que las presidencias de
estaca empleen ampliamente a los miembros del sumo
consejo, dado que el progreso de la obra del Señor en
una estaca y la eficiencia con la que la misma se ejecute
estarán determinados en gran forma por la participación
activa de dichos hermanos .“
Melchizedek Priesthood: Responsibilities of High Councilors", Improvement Era, Feb. de
1954, pág. 112.
7. En esa ocasión la estaca a la que pertenecía Brent fue
dividida, lo cual requirió la reorganización de muchas
cosas. Para cuando había terminado la conferencia,
Brent ya no tenía el llamamiento de apenas una
semana como presidente de los Hombres Jóvenes de
su barrio, sino que ahora era miembro del nuevo sumo
consejo de la estaca. Y ahí fue donde se produjo su
desilusión.
"No es el cambio tan repentino lo que me desagrada;
comprendo que siempre suceden cosas así en una
iglesia de rápido crecimiento y tan dinámica", comentó
Brent. "Me siento de este modo porque. . . ¡es una
asignación de estaca!"
8. Entendí lo que trataba de decirme. Ya habíamos hablado del
asunto en una ocasión anterior cuando sirvió como miembro
de otro sumo consejo. Cuando lo conocí, Brent era obispo y
estaba encantado con la oportunidad de servir a nivel de
barrio, ya que podía estar cerca de la gente y eso le permitía
influir positivamente en la vida de cada persona.
"Uno puede realmente ayudar a las personas en una
asignación de barrio; puede marcar una gran diferencia",
dijo. "Las asignaciones de estaca son nada más que… bueno,
administrativas. Son puros papeleos, detalles, una reunión
tras otra, pero en realidad, como hacer, no se hace nada.
Para decir la verdad, ¿cuándo fue la última vez que oyó a
alguien decir que el discurso de un miembro del sumo
consejo le cambió la vida?"
9. Muchas personas que han servido en asignaciones de
estaca tal vez comprendan exactamente cómo se
sentía mi amigo Brent. El resultado del servicio eficaz
suele percibirse en forma más inmediata, más clara y
más personal en los llamamientos de barrio que en los
de estaca. En los llamamientos de barrio, ministramos
a la gente; en los de estaca, enseñamos y ministramos
a aquellos que ministran. Pero ese ministerio puede
resultar igualmente importante y, con el tiempo,
igualmente profundo, si es que tomamos en serio
nuestro llamamiento de estaca y le damos la misma
determinación e idéntica dedicación que daríamos a
un llamamiento en el barrio.
10. La líder de las Mujeres Jóvenes de estaca que es
capaz de ayudar a su colega de barrio a comprender
el programa y a ser más eficiente en su servicio, que
puede darle una visión clara de la magnitud de su
llamamiento, en realidad será una bendición tanto
para las jovencitas como para la líder de barrio, sólo
que lo hará en forma indirecta. El ayudar a un
maestro o a un asesor a llegar más y mejor a los
jóvenes de su barrio constituye un gran servicio.
11. Del mismo modo, el miembro del sumo consejo que
dedica su tiempo a ofrecer excelente instrucción en las
reuniones de capacitación de estaca, rendirá un valioso
servicio a aquella persona cuya vida se vea favorecida
como resultado de tal capacitación. A pesar de que a
veces es más difícil ver los resultados a largo plazo de
nuestra labor en una asignación de estaca, el servicio
puede proporcionar idéntica satisfacción y gozo a
aquellos que entienden y ven la necesidad de ministrar
a quienes ministran.
M. Russel Ballard, El Divino Sistema de Consejos. Pág. 80-82.
12. Un presidente de estaca se refirió a una ocasión
cuando, en calidad de comité ejecutivo del
sacerdocio de estaca, estaban discutiendo la manera
de llevar a cabo un seminario de preparación para el
templo. "Como presidencia de estaca, fuimos a la
reunión y les dijimos a los presentes cómo se debía
llevar a cabo el seminario. Ellos permanecieron en
silencio sin la más mínima expresión de apoyo ni
entusiasmo."
13. Aquello preocupó a la presidencia y en su siguiente reunión
de presidencia de estaca intercambiaron pareceres sobre la
forma de mejorar la función del comité ejecutivo del
sacerdocio. "Nos dimos cuenta de que teníamos el hábito de
decirle al sumo consejo cómo íbamos a hacer las cosas, en
lugar de analizar el asunto con ellos y prestar atención a sus
ideas y recomendaciones", dijo el presidente de estaca. "En
la siguiente reunión del comité ejecutivo del sacerdocio
tratamos el tema del seminario de preparación de una
manera distinta. Les pedimos que nos dieran sus sugerencias
y recomendaciones y después les dimos tiempo para que
respondieran. Al principio se mostraron vacilantes, ya que
ésta era una manera de proceder a la que no estaban
acostumbrados.
14. Pero poco a poco se fueron animando y sus ideas
empezaron a brotar. Percibimos un buen espíritu en
esa reunión, y escuchamos sugerencias muy
interesantes que realmente mejoraron nuestros
planes de preparación.
"Después de la reunión, uno de los hermanos se
acercó a mí y me dijo: `Ésta fue una de las reuniones
más productivas a las que he asistido. Me alegro de
haber venido. Gracias"'.
15. Demasiado a menudo en la Iglesia llamamos á líderes
productivos del sacerdocio y los ponemos a trabajar
en sumos consejos donde ellos perciben su función
como un simple proceso de aprobación de los planes
y programas de la presidencia de estaca, y como
mensajeros eclesiásticos de quienes les presiden.
Bajo tales condiciones, los miembros de esos sumos
consejos se "marchitan"; al carecer del alimento
espiritual que deriva del servicio significativo, pierden
el entusiasmo, la energía y el cometido hacia la obra.
M. Russel Ballard, El Divino Sistema de Consejos. Pág. 87.