5. coordinación, autoría y revisión 1
Coordinación, autoría y revisión
Coordinación
Rocío A. García Aguilar. Enfermera. Dirección General de Asistencia Sanitaria
José Díaz-Borrego Horcajo. Médico de Familia. Dirección General de Asistencia Sanitaria
Autoría
Mª Teresa Pérez Boluda. Enfermera. Servicio de Cirugía Plástica y Quemados. Hospital Regional
Universitario Carlos Haya. Málaga
Pedro Martínez Torreblanca. Enfermero. Unidad de Gestión Clínica de Cirugía Plástica y Grandes Que-mados.
Hospital de Rehabilitación y Traumatología del Hospital Universitario Virgen del Rocío. Sevilla
Lorenzo Pérez Santos. Enfermero. Unidad de Gestión Clínica de Cirugía Plástica y Reparadora. Hos-pital
Universitario Reina Sofía. Córdoba. (Coordinador de autores)
Felipe Cañadas Núñez. Enfermero. Unidad Integral de Formación. Subdirección de Calidad Investiga-ción
y Gestión del Conocimiento. Complejo Hospitalario Torrecárdenas. Almería
Autoría de fotos
María Teresa Pérez Boluda. Enfermera. Servicio de Cirugía Plástica y Quemados. Hospital Regional
Universitario Carlos Haya. Málaga
Pedro Martínez Torreblanca. Enfermero. Unidad de Gestión Clínica Cirugía Plástica y Grandes Quema-dos.
Hospital de Rehabilitación y Traumatología. Hospital Universitario Virgen del Rocío. Sevilla
Lorenzo Pérez Santos. Enfermero. Unidad de Gestión Clínica de Cirugía Plástica y Reparadora. Hos-pital
Universitario Reina Sofía. Córdoba.
Jesús de Haro Padilla. Médico Especialista en Cirugía Plástica. Jefe de Sección de la Unidad de Ges-tión
Clínica de Cirugía Plástica y Reparadora. Hospital Universitario Reina Sofía. Córdoba
Autoría de dibujos
María Teresa Pérez Boluda. Enfermera. Málaga
Pedro Martínez Torreblanca. Enfermero. Sevilla
Ricardo Ferreiro Cantos. Licenciado en Bellas Artes. Sevilla.
Alejandro Carrera Vela. Enfermero. Málaga
Revisión
Manuel Reina Jiménez. Enfermero. Unidad de Apoyo a la Calidad de los Cuidados. Hospital Universi-tario
Virgen del Rocío. Sevilla
Bienvenida Gala Fernández. Enfermera. Dirección General de Asistencia Sanitaria.
Rocío García Aguilar. Enfermera. Dirección General de Asistencia Sanitaria.
Mercedes Barroso Vázquez. Enfermera. Dirección General de Asistencia Sanitaria.
Documento acreditado por
- ULCESUR. Asociación Andaluza para el Estudio e Investigación de Heridas, Úlceras
y Quemaduras
- GNEAUPP. Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento en Úlceras por Presión
y Heridas Crónicas
- SACPRE. Sociedad Andaluza de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética.
Financiación
Dirección General de Asistencia Sanitaria. Servicio Andaluz de Salud
Confl icto de Intereses
Todos los autores de la guía han declarado la ausencia de confl ictos de intereses
6.
7. Índice 3
índice_1
> Coordinación, autoría y revisión 1
> Presentación ofi cial 7
> Resumen de las recomendaciones 9
1. Introducción 15
1.1. Necesidad de una Guía de Práctica Clínica 15
1.2. Población 17
1.3. Aspectos que aborda la GPC y aspectos clínicos no contemplados 17
1.4. Población diana profesional 18
1.5. Proceso asistencial 18
2. Objetivos 21
3. Metodología. Elaboración de la Guía 23
4. Conceptos generales 27
4.1. Defi nición 27
4.2. Etiología 27
4.3. Epidemiología: indicadores y costes 28
4.4. Prevención 29
4.5. Factores de riesgo 30
4.6. Clasifi cación de las quemaduras 30
5. Valoración. Diagnósticos. Resultados 37
5.1. Valoración del paciente quemado 37
5.2. Diagnósticos NANDA. Problemas de colaboración 40
8.
9. Índice 5
índice_2
6. Cuidados. Intervenciones NIC 43
6.1. Cuidado de las heridas: Quemaduras 43
6.2. Cuidado de la piel (piel epitelizada tras quemadura de segundo o tercer grado) 60
6.3. Terapia nutricional 61
6.4. Restablecimiento de la salud bucal 62
6.5. Cuidado de los ojos 63
6.6. Manejo del dolor 64
7. Quemaduras especiales 67
7.1. Quemaduras eléctricas 67
7.2. Quemaduras químicas 72
8. Material recomendado a disponer 77
9. Continuidad de cuidados de enfermería en pacientes con quemaduras 81
9.1. Circuito de coordinación entre niveles asistenciales 81
9.2. Información y documentación clínica 85
9.3. Hoja de registro para pacientes con quemaduras 87
10. Indicadores epidemiológicos y de calidad 89
11. Difusión e implementación 95
12. Recomendaciones de investigación futura 97
13. Anexos 99
13.1. Algoritmos de decisión específi cos 99
13.2. Imágenes en quemaduras 101
14. Bibliografía 105
Material adicional
Guía de información para pacientes y personas cuidadoras
Guía rápida de consulta
10.
11. Presentación
Con la publicación de esta Guía de Práctica Clínica para el cuidado de personas que
sufren Quemaduras, el Servicio Andaluz de Salud continúa con su compromiso
de ofrecer a la población cuidados excelentes, poniendo a disposición de los y las pro-fesionales
una herramienta que permita el mejor abordaje de este problema de salud.
Las Quemaduras son el resultado de un traumatismo físico o químico que produce
desde una leve afectación de la piel hasta la destrucción total de los tejidos implicados.
Al tratarse de una lesión cutánea potencialmente grave, ocasionada accidentalmente, cual-quier
persona es sensible a padecerla, especialmente en personas mayores y en la infancia.
La toma de decisiones en relación al abordaje clínico de una persona con quemaduras
puede generar incertidumbre en los profesionales; por la complejidad que conlleva un
diagnóstico acertado en extensión y profundidad de la lesión y por la elección del trata-miento
adecuado. Además, las quemaduras suponen en sí mismas, un importante im-pacto
físico y psíquico. Por esto, se hace necesario normalizar y protocolizar el cuidado
presentación 7
de las personas que presentan Quemaduras.
Para dar respuesta a esta necesidad, se ha elaborado esta Guía de Práctica Clínica,
que se propone como referencia para ofrecer el mejor cuidado posible, según el co-nocimiento
disponible, a las personas con Quemaduras. Se ha contado con expertas
enfermeras y enfermeros de diferentes niveles asistenciales de Andalucía y se han intro-ducido
aspectos metodológicos vanguardistas, como son la clasifi cación de evidencias
GRADE, taxonomías enfermeras, además de servirse del AGREE como instrumento de
evaluación de su calidad metodológica.
Quiero agradecer por tanto a todas y todos los profesionales su colaboración en la ela-boración
de esta guía que el Servicio Andaluz de Salud se compromete a impulsar para
mejorar la asistencia de las personas afectas de este problema de salud.
José Luís Gutiérrez Pérez
Director Gerente
Servicio Andaluz de Salud
12.
13. resumen de las recomendaciones 9
resumen de las recomendaciones
Cuidado de las heridas: quemaduras (NIC 3661)
Quemaduras epidérmicas o de primer grado
Limpie la piel con agua del grifo, agua hervida, agua destilada o suero salino
a temperatura ambiente 22,23
EVIDENCIA
MODERADA
Seque la piel sin frotar la zona lesionada 24-26 EVIDENCIA
BAJA
No aplique agua muy fría o helada 27 EVIDENCIA
BAJA
Hidrate la piel para restaurar la humedad 36-40 EVIDENCIA
MODERADA
Valore el uso de cremas con aporte de corticoides 41,42 EVIDENCIA
MUY BAJA
Retire apósitos, gasas y vendajes por capas 10,43,44 EVIDENCIA
BAJA
Quemaduras de segundo grado superfi cial / profundo y tercer grado
Limpieza y desbridamiento
Irrigue con agua a temperatura ambiente 28, 29 EVIDENCIA
BAJA
Limpie la piel con agua del grifo, agua hervida, agua destilada o suero salino 22,23 EVIDENCIA
MODERADA
No aplique agua muy fría o helada 27 EVIDENCIA
BAJA
Haga el lavado/ aseo por ducha / irrigación 24,45 EVIDENCIA
BAJA
14. 4 > guías de práctica clínica
Use clorhexidina como antiséptico de elección en las primeras fases de
curación 10-12,16,22,23,43,45-47
10 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
EVIDENCIA
MODERADA
Seque la piel sin frotar la zona lesionada 24-26,45 EVIDENCIA
BAJA
Retire el vello que rodea la quemadura 10,11,43,46,48 EVIDENCIA
MUY BAJA
Elimine el vello cortándolo con tijeras en vez de rasurar 49,50 EVIDENCIA
MODERADA
Retire apósitos, gasas y vendajes por capas 10,11,22,23,43,45,46 EVIDENCIA
BAJA
Utilice la mínima fuerza mecánica para la limpieza, secado y retirada de los
apósitos 45
EVIDENCIA
MUY BAJA
Retire ampollas o ictenas 51 EVIDENCIA
BAJA
Tratamiento tópico
En el manejo de una quemadura de segundo grado sin riesgo de infección
podemos prescindir de agentes tópicos antimicrobianos 56-59
EVIDENCIA
MODERADA
No hay diferencias en la efectividad clínica de un tipo de productos de trata-miento
en ambiente húmedo sobre otros 60
EVIDENCIA
ALTA
Use apósitos que sean adaptables y con la menor adherencia a la piel lesionada 61 EVIDENCIA
MODERADA
Los apósitos hidrocoloides gestionan de manera e ciente el exudado en que-maduras
super ciales no extensas 12,46,62
EVIDENCIA
MODERADA
Los apósitos hidrocelulares han demostrado mayor capacidad de absorción
de exudado que apósitos hidrocoloides 63-65
EVIDENCIA
BAJA
15. Los apósitos con silicona protegen la piel perilesional y piel ya epitelizada 66 EVIDENCIA
MODERADA
La cura tradicional con una gestión adecuada del exudado es efectiva en el
cuidado de este tipo de lesiones 68
EVIDENCIA
MUY BAJA
El uso de desbridantes enzimáticos facilita la cicatrización de la quemadura 69 EVIDENCIA
BAJA
Aplique quimioterápico tópico, de primera elección, sulfadiazina argéntica en
quemaduras de segundo y tercer grado 9,10,47
EVIDENCIA
ALTA
Aplique sulfadiazina argéntica con nitrato de cerio en quemaduras de tercer
grado 8-12,17,18,46,47,75-80
EVIDENCIA
MODERADA
En el manejo del paciente quemado, los apositos liberadores de plata son una
opción de gran utilidad en cuanto a seguridad clínica 82
EVIDENCIA
BAJA
El uso de apósitos con plata permite distanciar las curas, disminuye la ma-nipulación
de las mismas y puede disminuir la estancia media hospitalaria 99
EVIDENCIA
MODERADA
Los apósitos de plata disminuyen el dolor en las curas en comparación a la
sulfadiazina argéntica 103-105
EVIDENCIA
MODERADA
resumen de las recomendaciones 11
Vendaje en personas con quemadura
El vendaje de los dedos de manos o pies se hará uno a uno para prevenir la
adherencia entre ellos 9,10,14,18
EVIDENCIA
BAJA
Infección en personas con quemaduras
Los cultivos realizados con hisopo nos pueden orientar en el cuidado de estas
heridas 25
EVIDENCIA
MUY BAJA
No use antibióticos sistémicos como pro lácticos en quemaduras menores10,11,14,18 EVIDENCIA
MUY BAJA
16. 4 guías de práctica clínica
Cuidados de la piel (piel epitelizada tras quemadura de segundo o tercer grado)
(NIC 3584)
Hidrate la piel para restaurar la humedad 10-12,18,43,80 EVIDENCIA
12 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
MODERADA
Aplique productos de fotoprotección en zonas epitelizadas 10-12,18,80 EVIDENCIA
MODERADA
Terapia nutricional (NIC 1120)
Evalúe el estado nutricional de forma individualizada y continua hasta la cura-ción
de las heridas 10,118
EVIDENCIA
MUY BAJA
Aporte de manera precoz una dieta con elevado valor proteico 121-123 EVIDENCIA
ALTA
Inicie la alimentación enteral de manera precoz 10,122,124 EVIDENCIA
MODERADA
Restablecimiento de la salud bucal (NIC 1730)
Utilice clorhexidina al 0.12% como antiséptico bucal 125 EVIDENCIA
MODERADA
Utilice productos barrera de la mucosa y agentes protectores en el aseo bucal
y antes de la alimentación 131-135
EVIDENCIA
MUY BAJA
17. resumen de las recomendaciones 13
Cuidado de los ojos (NIC 1650)
Limpie de manera exhaustiva los ojos varias veces al día 10 EVIDENCIA
MUY BAJA
Manejo del dolor (NIC 1400)
Utilice medidas coadyuvantes para el manejo del dolor (como la cura en am-biente
húmedo, el horario reglado, la protección de la piel perilesional o humi-di
cación de los apósitos) 24, 145
EVIDENCIA
MUY BAJA
Utilice la mínima fuerza mecánica para la limpieza de la herida y para el seca-do
posterior 146
EVIDENCIA
MUY BAJA
Quemaduras especiales
Quemaduras eléctricas
Cuidado de las heridas: quemaduras (NIC 3661)
Aplique quimioterápico tópico de primera elección, sulfadiazina argéntica y
sulfadiazina argéntica con nitrato de cerio en el manejo inicial de lesiones pro-fundas
de origen eléctrico 150,153
EVIDENCIA
MUY BAJA
Quemaduras químicas
Cuidado de las heridas: quemaduras (NIC 3661)
Aplique lavado de arrastre con agua en el manejo de quemaduras químicas 162,163 EVIDENCIA
MUY BAJA
Evite el uso de agentes neutralizantes en el manejo de quemaduras químicas 163 EVIDENCIA
MUY BAJA
18.
19. introducción 15
1. introducción
Las Guías de Práctica Clínica (GPC) son un conjunto de recomendaciones desarrolla-das
de forma sistemática para ayudar a profesionales y a pacientes a tomar decisiones
sobre la atención sanitaria más apropiada y a seleccionar las opciones diagnósticas o
terapéuticas más adecuadas a la hora de abordar un problema de salud o una con-dición
clínica especifi ca1. Estas guías ayudan a los profesionales a asimilar, evaluar e
implantar la cada vez mayor cantidad de información científi ca disponible, garantizando
y mejorando la atención que se presta en el Sistema Sanitario Público Andaluz.
Los principales criterios de selección para la elaboración de una Guía de Práctica Clínica
son la frecuencia y gravedad del problema, la variabilidad en la práctica clínica, su reper-cusión
atendiendo al pronóstico y a la calidad de vida, y el elevado consumo de recursos.
Las quemaduras cumplen claramente estos criterios, representando una de las patolo-gías
más frecuentes, graves e incapacitantes que pueden sufrir las personas.
1.1. Necesidad de una Guía de Práctica Clínica
Por su elevada incidencia y morbimortalidad
Se estima que por cada 100.000 habitantes, alrededor de 300 personas sufren cada año
quemaduras que requieren atención sanitaria, lo que trasladándolo a nuestro entorno su-pone
que unos 120.000 españoles sufren algún tipo de quemadura cada año 2. Tan sólo
un 5% precisan cuidados hospitalarios, motivo que pone de manifi esto la efectividad de
lo cuidados que se prestan en atención primaria.
En cuanto a los datos de mortalidad en el año 2008, hubo 202 muertes por quemaduras
en España, de las cuales 119 fueron hombres y 83 mujeres, incluyendo pacientes de to-das
las edades. En Andalucía se produjeron 35 defunciones (17 hombres y 18 mujeres) 3.
Alrededor del 60% de las quemaduras se producen en el medio doméstico 4. Este
porcentaje puede elevarse hasta cerca del 80% 4 cuando los datos proceden de los
servicios de Cirugía Plástica, ya que en este caso se incluyen los pacientes derivados
desde atención primaria.
Entre el 10 y 15 % se producen en el medio laboral, siendo los principales mecanismos de
producción, la explosión y la llama, seguida de las quemaduras eléctricas y las químicas.
20. 4 guías de práctica clínica
Existen diferencias signifi cativas en cuanto al mecanismo de producción y dependen del
lugar en que se produce el accidente. Las quemaduras domésticas más frecuentes son
las producidas por líquidos calientes (escaldadura), fundamentalmente agua y aceite,
seguidas de quemaduras por sólido caliente (plancha, estufa. etc.). De las quemaduras
producidas en el hogar, el 65% corresponde a escaldaduras y el 20% a sólidos calien-tes,
las producidas por llama y explosión se sitúan en el 8% 4. La infancia y la vejez son
las etapas de la vida donde se producen mayor número de quemaduras, así los niños
menores de 5 años sufren el 45% de las quemaduras severas y éstas se producen
principalmente en la cocina con líquidos calientes 4.
Por la variabilidad de cuidados que coexisten en la práctica clínica.
La toma de decisiones en relación al abordaje clínico de una persona con una quema-dura
puede generar incertidumbre en los profesionales, tanto por la gran difi cultad que
conlleva un diagnóstico acertado en extensión y profundidad de la quemadura, como
por la elección del tratamiento tópico adecuado.
En la revisión de la literatura científi ca realizada para esta guía, encontramos abundante
documentación sobre el cuidado de las personas con quemaduras tales como folletos
o manuales, algunos de primeros auxilios, sin embargo, la mayoría aporta un nivel de
evidencia de escasa calidad científi ca, refl ejando gran cantidad de curas, tratamientos
y manipulaciones diferentes, e incluso en ocasiones perjudiciales que se han llegado
a emplear por parte de la población general e incluso profesionales de la salud (p.e.:
aplicación de pasta dentífrica, tomate, etc... en la zona quemada).
Existen GPC que abordan de forma parcial los cuidados de las personas que sufren que-maduras,
otras se centran exclusivamente en el diagnóstico y tratamiento médico, y existen
guías que, aunque bien diseñadas, se alejan de nuestro entorno diario. Sin embargo, no se
han localizado en la literatura científi ca actual, GPC que aborden de una manera integral
las intervenciones y acciones con un nivel sufi ciente de evidencia que las sustente y que
se circunscriba al ámbito de trabajo de enfermería. Asimismo, no se han hallado GPC que
analicen las intervenciones según su nivel y que aborden el uso de apósitos, basados en la
cura en ambiente húmedo, como una alternativa en el cuidado y curación de estas lesiones.
Por la importante repercusión en la calidad de vida de la persona con quemadura.
Las quemaduras suponen en sí mismas, en no pocas ocasiones, un importante impac-to
físico y psíquico, agravado por el recuerdo del trauma vivido, el sufrimiento y dolor del
cuidado de las lesiones y el tratamiento. El cambio brusco en el estado de salud infl uye
directamente en la calidad de vida posterior. Las secuelas alteran la imagen corporal, la
autopercepción y la autoestima. El concepto de secuela posquemadura queda englo-bado
en la actualidad en el marco general de “calidad de vida”, es decir la percepción
de salud experimentada y declarada por la persona.
16 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
21. introducción 17
Por el elevado consumo de recursos sanitarios.
Proporcionar cuidados de calidad a personas con quemaduras requiere un gasto consi-derable
en recursos sanitarios (personal, infraestructura, material, etc.). Actualmente ha
aumentado la supervivencia en estas personas y muchas secuelas pueden corregirse.
Sin embargo, las complicaciones, la morbilidad y la mortalidad siguen siendo elevadas.
No se han encontrado estudios recientes de economía de la salud acerca de la persona
que sufre quemaduras en el territorio nacional, tanto a nivel ambulatorio como en uni-dades
especializadas.
Todo ello justifi ca, si cabe, aún más, la elaboración de esta guía, en tanto que prioriza de
forma explícita los cuidados y recursos necesarios basados en la mejor evidencia dispo-nible.
Teniendo en cuenta en todo momento la efi ciencia, lo que supone un importante
control y gestión del gasto sanitario.
1.2. Población
Esta GPC va dirigida a personas adultas, niños y niñas de todas las edades que sufran
quemaduras en todos sus grados y tipologías (excepto las producidas por frío y las
radioinducidas).
1.3. Aspectos que aborda la GPC y aspectos clínicos no contemplados
Esta GPC abordará los siguientes aspectos:
Conceptos generales. Defi nición, etiología, epidemiología, prevención, factores de
riesgo y clasifi cación.
Valoración global y focalizada, diagnósticos enfermeros y problemas de colaboración.
Cuidados de las quemaduras, cuidados de la piel, terapia nutricional, restableci-miento
de la salud bucal, cuidados de los ojos y manejo del dolor.
Algoritmos de decisión. Algoritmo diagnóstico y terapéutico.
Quemaduras especiales. Quemaduras eléctricas y químicas.
Material recomendado para el manejo de los cuidados de las personas con quema-duras.
Continuidad de cuidados: Circuitos de coordinación/Información y documentación
clínica.
Indicadores epidemiológicos y de calidad.
22. 4 guías de práctica clínica
Aspectos clínicos no contemplados:
Estrategias amplias de prevención primaria en la población general (actividades pre-ventivas
dirigidas al ámbito doméstico, escuelas, lugar de trabajo).
Resucitación precoz del paciente quemado.
Manejo hemodinámico del paciente quemado en estado crítico.
Cirugía del paciente quemado.
Manejo de sustitutos cutáneos defi nitivos en el paciente quemado.
Secuelas posquemaduras/ Rehabilitación del paciente quemado.
Quemaduras especiales:
• Quemaduras por frío. Muy baja incidencia en la población en general, suelen
estar circunscritas a un grupo poblacional de nido compuesto por trabajado-res
industriales, población militar y/o ciertos deportistas que se ven expuestos
a temperaturas extremas.
• Quemaduras radioinducidas (provocadas por radioterapia). Causan toxicidad
en piel y mucosas.
1.4. Población diana profesional
La guía cubrirá la asistencia que las enfermeras y enfermeros de atención primaria
(AP) y de atención hospitalaria (AH) del Sistema Sanitario Público Andaluz (SSPA)
proporcionan a personas que sufren quemaduras.
La guía recogerá áreas interdisciplinares que requieren la colaboración entre AP y
AH del SSPA.
Al ser una guía del SSPA no hace recomendaciones específi cas respecto a servicios
externos a esta entidad. Sin embargo, puede ser relevante para la asistencia en centros
sociosanitarios no incluidos.
1.5. Proceso asistencial
La guía aborda los siguientes aspectos del manejo clínico:
Clasifi cación de las quemaduras desde el punto de vista etiológico y fi siopatológico:
sólido caliente, llama, escaldadura, radiaciones ultravioletas y defl agración. Se men-cionará
en capítulo aparte las quemaduras químicas y eléctricas.
18 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
23. introducción 19
Clasifi cación de las quemaduras desde el punto de vista fi siopatológico:
• Según profundidad: quemaduras primer grado, segundo grado super cial, se-gundo
grado profundo y tercer grado.
• Según extensión: quemaduras menores, moderadas y graves, en función de
la super cie corporal quemada.
Valoración del paciente quemado. En función de ésta podremos decidir si es factible
el tratamiento ambulatorio o debe derivarse al paciente a una unidad especializada:
Unidad de Quemados o Unidad de Cirugía Plástica.
Valoración local de la quemadura en función de la extensión, profundidad y localización.
Algoritmo diagnóstico, abordando principalmente el diagnóstico enfermero: deterio-ro
de la integridad cutánea y los problemas colaborativos: quemaduras de segundo
grado profundo, quemaduras de tercer grado, quemaduras químicas y quemaduras
eléctricas.
Criterios de resultados (NOC: Nursing Outcomes Classifi cation).
Indicadores y escalas de los criterios de resultados establecidos.
La guía muestra las mejores evidencias disponibles en las intervenciones enfermeras
(NIC: Nursing Intervention Classifi cation): cuidado de las heridas: quemaduras, cui-dados
de la piel, terapia nutricional, restablecimiento de la salud bucal, cuidado de
los ojos y manejo del dolor.
24.
25. objetivos 21
2. objetivos
Objetivo general
El objetivo fundamental de esta GPC es mejorar la salud y la calidad de vida de las
personas afectadas por quemaduras.
Objetivos específi cos
1. Reducir la variabilidad y la incertidumbre en la práctica clínica en el abordaje de las
quemaduras.
2. Promover la adecuada utilización de las tecnologías sanitarias y orientar en la priori-zación
de los recursos.
3. Contribuir en la mejora competencial de los profesionales del SSPA.
4. Abrir un campo de investigación enfermera sobre cuidados a personas con quema-duras.
26.
27. 3. metodología / elaboración de la guía
Esta guía ha sido elaborada por enfermeras y enfermeros andaluces de diferentes nive-les
asistenciales con amplia experiencia clínica, docente o investigadora en el manejo
de las quemaduras y en la elaboración de protocolos y documentos relacionados con
las mismas.
En una fase preliminar se examinó, mediante metodología grupal/cualitativa, la situación
actual de la atención a las personas que sufren quemaduras en el SSPA. Para ello se
hizo un DAFO con un grupo de profesionales expertos en la atención a estas personas.
A partir de este análisis se identifi caron las diferentes áreas y grupos que trabajarían las
distintas partes de la GPC, coordinado por la Dirección General de Asistencia Sanitaria.
Se determinó la sistemática de búsqueda de la mejor evidencia disponible. La estrate-gia
contempló las bases que había que consultar, periodo, términos para la consulta y
metodología / elaboración de la guía 23
sistema de “búsqueda inversa”.
Así se ha realizado una búsqueda en las bases de datos más importantes: Cuiden Plus,
CUIDATGE, Base de datos para la investigación en enfermería (BDIE), Literatura latina y
del Caribe de Ciencias de la Salud (LILACS), Índice médico español (IME), Embase, Cu-rrents
Contens y el International Nursing Index (INI), Medline, Cinahl, Cochrane Library,
Database of Abstracts of Reviews of Effects (DARE). Se han utilizado los descriptores
MeSH, Emtree y Cuiden, relacionados con las quemaduras.
Se realizó la búsqueda sin límite de año, recogiendo todo el contenido de las bases de
datos hasta Julio de 2010.
Como resultado de la misma se han incorporado recomendaciones procedentes de
estudios de investigación y publicaciones que aporten niveles razonables de evidencia
a las distintas recomendaciones. Se excluyeron de la guía aquellos artículos que no
cumplieron los requisitos de calidad. Para la clasifi cación de la calidad y fuerza de las
recomendaciones se utilizó el sistema del GRADE Working Group. En los casos dónde
se encontraron diferencias a la hora de determinar el nivel de evidencia de la recomen-dación
se utilizó el consenso formal (Método RAND / UCLA) no encontrando áreas
específi cas de desacuerdo 5.
28. 4 guías de práctica clínica
El sistema GRADE 6,7 clasifi ca las evidencias partiendo del diseño del estudio, pero
aumenta o disminuye el nivel de la misma considerando otros elementos, fundamental-mente
la calidad del estudio, la consistencia del mismo y el tipo de evidencia generada
(directa o indirecta) para dejar la recomendación en cuatro niveles:
ALTA Es muy poco probable que nuevos estudios cambien la con anza que tenemos
en el resultado estimado
MODERADA Es probable que nuevos estudios tengan un impacto en la con anza que tene-mos
y puedan modi car el resultado.
BAJA Es muy probable que nuevos estudios tengan un impacto importante en la
con anza que tenemos y puedan modi car el resultado.
MUY BAJA El resultado no ha sido demostrado
Es preciso destacar que la presencia de un nivel de evidencia Bajo o Muy Bajo, en mu-chas
ocasiones no es sinónimo de mala evidencia, sino que simplemente refl eja la falta
de estudios que confi rmen o desmientan el resultado o bien son estudios cualitativos,
consenso de expertos, etc.
La guía esta estructurada por apartados siguiendo el proceso enfermero: Diagnós-ticos
de Enfermería (NANDA), Criterios de Resultados (NOC) e Intervenciones (NIC).
Colaboradores expertos han participado en la formulación de preguntas y en la revi-sión
del primer borrador de la guía.
Igualmente se ha realizado una revisión externa por parte de profesionales ajenos a
los autores y colaboradores de la guía. Así mismo se ha contactado con las distintas
Sociedades Científi cas para que a través de sus miembros realizaran otra revisión
independiente.
24 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
29. Tras la publicación de esta guía se establecerá un proceso de actualización. Este proce-so
incluirá un sistema de monitorización de las publicaciones a partir de Julio de 2010.
La periodicidad será semestral (enero-julio) y los responsables de esta monitorización
serán los autores y los revisores de la guía. Se establecerá la fi gura de un coordinador
que será el que reciba la información de estos. La búsqueda y el análisis se harán por
pares. Una vez que el coordinador reciba los informes, se pondrá en contacto con to-dos
los responsables para decidir la necesidad de actualizar o no la guía. En caso de
considerar necesario una actualización se seguirán los pasos realizados en esta guía,
es decir, búsqueda bibliográfi ca (a partir de julio de 2010), evaluación crítica y síntesis,
actualización del texto y de las evidencias disponibles, revisión interna, revisión externa
(sociedades, profesionales independientes y asociaciones de pacientes) y publicación
vía electrónica de la nueva guía.
metodología / elaboración de la guía 25
30.
31. conceptos generales 27
4. conceptos generales
4.1. Defi nición
Las quemaduras son el resultado de un traumatismo físico o químico que induce la desna-turalización
de las proteínas tisulares, produciendo desde una leve afectación del tegumen-to
superfi cial hasta la destrucción total de los tejidos implicados. Producen tres efectos:
pérdida de líquidos, pérdida de calor, lo que puede causar hipotermia y pérdida de la ac-ción
barrera frente a los microorganismos, aumentando la susceptibilidad de infección 8-13.
4.2. Etiología
Los mecanismos por los que se producen las quemaduras son muy variados, siendo
los más comunes 8-14:
Mecanismos de producción de las quemaduras
MECANISMO DESCRIPCIÓN
Líquido caliente
Producidas normalmente por agua (escalda-dura)
o aceite.
Llama Producidas por fuego.
Sólido caliente
Producidas por contacto con super cies ca-lientes
(planchas, hornos, estufa, tubo de es-cape)
Electricidad
Producidas por el paso de la corriente eléctri-ca
a través del organismo.
Productos Químicos
Producidas en la piel y/o tejidos por un agente
químico (ácidos, álcalis o sustancias orgánicas).
Frío
Producidas por hipotermia (eritema pernio,
pie de trinchera o pie de inmersión) o conge-lación
(temperatura inferior a 0º C)
Radiación
Producidas por exposición a otras energías
(Rayos UVA/UVB o Radioterapia)
Tabla elaborada por los autores de esta guía
32. 4 guías de práctica clínica
4.3. Epidemiología: indicadores y costes
Los indicadores epidemiológicos son un instrumento de gran utilidad para medir el
alcance y la evolución temporal del problema de las quemaduras, sin embargo y por
diversas causas, la información epidemiológica relacionada con las quemaduras ha te-nido
un escaso desarrollo.
Otro de los graves problemas para la obtención de indicadores epidemiológicos com-parables
han sido los diferentes enfoques metodológicos existentes.
Los datos más actualizados en la Comunidad Autónoma Andaluza son:
En el Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla el número promedio de per-sonas
que precisan ingreso hospitalario por quemaduras cada año es de 250, dado
que el número anual de urgencias por quemaduras se sitúa en torno a la 1.500 al
año, el porcentaje de ingresos oscila entre un 15 y un 20 % de estos pacientes,
siendo el resto atendidos ambulatoriamente 13. En el año 2009 hubo 1278 urgencias
por Quemaduras en la Unidad de Quemados, de los que necesitaron ingresos 193,
y fallecieron 11.
En el Hospital Universitario Carlos Haya de Málaga hay anualmente un volumen de 340
a 440 personas con quemaduras, precisando ingreso en la Unidad de Quemados entre
un 35 y un 45%, siendo el resto, atendidos ambulatoriamente 12.
A nivel nacional los datos de altas hospitalarias por quemaduras en el 2008 fueron de
4.422, de las cuales 2.908 fueron hombres y 1.514 mujeres, (pacientes de todas las
edades). En Andalucía las altas fueron 706, de las cuales 437 correspondieron a hom-bres
y 269 a mujeres 3.
Actualmente se está produciendo una implantación progresiva de indicadores debido
principalmente a la dimensión del problema, a los nuevos avances científi cos en el trata-miento
y cuidado de estas heridas, a las aportaciones de asociaciones científi cas intere-sadas
en el tema y la nueva gestión de los cargos de responsabilidad sanitaria especial-mente
desde el desarrollo de planes de calidad por centros y unidades de gestión clínicas.
En cuanto a los costes, si bien no existen estudios que revelen los costes reales de
la atención sanitaria a estas personas, debido a la gran variabilidad en su asistencia
y a los distintos criterios de ingreso, alta y seguimiento, se estima que estos son muy
elevados. En quemaduras graves, la extensión de esta, su profundidad, y las lesiones
asociadas, implican la utilización frecuente de los servicios más costosos del Sistema
Sanitario Público Andaluz: emergencias, cuidados intensivos, quirófanos y rehabilitación
física y psíquica.
28 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
33. conceptos generales 29
4.4. Prevención
Prevenir es la mejor forma de tratar las quemaduras. Es difícil orientar a la población en
general ya que su comportamiento suele estar sujeto a determinantes específi cos, que
están marcados por sus tendencias culturales, ocio, situación geográfi ca e industria, por
lo tanto sus propios factores de riesgo. La promoción de la salud, prevención de la enfer-medad
y la educación para la salud deben estar enfocados y ajustados a la cultura local.
Hay un número muy limitado de estudios de investigación que permitan sacar conclu-siones
acerca de la efectividad de los programas de prevención de quemaduras. Lo que
sí se ha logrado a través del tiempo, es reducir la magnitud de las quemaduras.
Los accidentes se clasifi can en dos grandes grupos: en el ámbito doméstico y en el
lugar de trabajo, por lo que la prevención comienza por todo lo que nos rodea, el hogar
es el ambiente más inmediato que nos circunscribe y el de mayor incidencia.
Actividades de prevención primaria en la población general ya sea en el ámbito domés-tico,
escuelas, lugar de trabajo y protección de quemaduras solares están recogidas en
la “Guía de prevención y cuidados de las personas con quemaduras” que se publica
como anexo a esta guía.
34. 4 guías de práctica clínica
4.5. Factores de riesgo
Al tratarse de una lesión cutánea grave, ocasionada accidentalmente, cualquier persona
es sensible a padecerla, no existiendo una población diana específi ca.
Sí es conveniente tener en cuenta, que tanto la infancia como la vejez son poblaciones
con características especiales a la hora de enfrentarse a este tipo de accidentes. En el
caso de la infancia, cuanto más baja es su edad, mayor es la proporción entre la super-fi
cie corporal (pérdida de calor) y la masa corporal total (producción de calor), por lo que
la pérdida de calor es más fácil y rápida, además al tener aún su sistema termorregu-lador
inmaduro, no disponen de mecanismos de defensa frente al frío. Por su parte, en
la vejez se produce un descenso del metabolismo basal (metabolismo en reposo) y por
tanto, su producción de calor es menor 15.
4.6. Clasifi cación de las quemaduras
4.6.1. Según la profundidad
Es importante resaltar que la evaluación inicial de la profundidad de las quemaduras es
con frecuencia un ejercicio difícil debido al carácter dinámico que presentan durante las
primeras 48-72 horas, por lo que se debe valorar de nuevo a los 2 ó 3 días 8-13,16.
4.6.1.1. Quemaduras epidérmicas o de primer grado
Son las más superfi ciales y dolorosas, afectando únicamente a la epidermis.
Exteriormente se distinguen por ser lesiones eritematosas, levemente infl amatorias,
donde se conserva la integridad de la piel.
Los ejemplos más clásicos son los de origen solar o por escaldadura de agua 8-13.
QUEMADURAS DE PRIMER GRADO
Eritema o enrojecimiento cutaneo
Dolorosas
No fl ictenas
Curación espontánea en 5 días
No producen secuelas permanen-tes
en la piel
Quemadura solar de primer grado.
30 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
35. 4.6.1.2. Quemaduras dérmicas superfi ciales o de segundo grado superfi cial
Dañan el estrato dérmico de forma parcial, afectando sólo dermis papilar. Con frecuen-cia
aparecen fl ictenas o ampollas intactas como resultado del edema subyacente. Son
también dolorosas y de aspecto rosáceo y si se retiran las fl ictenas la imagen es clási-camente
descrita como un “rocío hemorrágico” (exudativas e hiperémicas) 8-13.
conceptos generales 31
QUEMADURAS DE SEGUNDO GRADO SUPERFICIAL
Presencia de fl ictena o ampollas intactas
Dolorosas
Folículo piloso conservado
Retorno venoso normal
Remisión en 8-10 días
Posibilidad de despigmentación cutánea o discromía.
Quemadura de segundo grado superfi cial con fl ictenas. Quemadura de segundo grado superfi cial con fl ictenas.
Quemadura de segundo grado superfi cial,
tras retirada de fl ictenas
36. 4 guías de práctica clínica
4.6.1.3. Quemaduras dérmicas profundas o segundo grado profundo
La afectación llega hasta la dermis reticular. Presencia de fl ictenas o ampollas rotas, el
lecho de la quemadura es de aspecto pálido y moteado. Disminución de la sensibilidad
o hipoalgesia en algunos casos e hiperalgesia en otros. A veces conservan el folículo
piloso o las glándulas sebáceas 8-13.
QUEMADURAS DE SEGUNDO GRADO PROFUNDO
Flictenas o ampollas rotas
Hipoalgesia o hiperalgesia
Folículo piloso dañado
Retorno venoso lento
Puede precisar escarotomía (incisión quirúrgica para liberar o prevenir un síndrome
compartimental en tejido edematizado)
Si en 21 días no epiteliza, derivar a Cirugía Plástica
Posibilidad de secuelas cicatriciales
4.6.1.4. Quemaduras de espesor total o de tercer grado
Implican la destrucción del espesor total de la piel. El paciente no manifi esta dolor en la
lesión debido a la afectación de las terminaciones nerviosas, salvo en los tejidos sanos
colindantes.
Se distinguen por la formación de una escara de consistencia apergaminada y de color
blanquecino 8-13.
QUEMADURAS DE TERCER GRADO
Indolora
Blanquecina, amarilla o marrón oscuro
Apergaminada y correosa
Vasos trombosados
Tratamiento quirúrgico obligado
Puede requerir amputación
Secuelas importantes
32 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
37. conceptos generales 33
Es importante destacar que la valoración
de las quemaduras de tercer grado en ni-ños
pequeños y ancianos difi ere de forma
notable con respecto de la de los adultos,
presentando una serie de características
que nos pueden inducir a error a la hora
de clasifi car la profundidad de sus lesio-nes.
En primer lugar, las quemaduras en
este tipo de pacientes pueden presentar
un color rojo intenso (rojo frambuesa) por
lo que podrían parecer de segundo grado;
sólo en raras ocasiones se aprecian las típi-cas
lesiones blancas o en pergamino 9. En
segundo lugar, se puede ver al trasluz los
vasos trombosados en la zona quemada.
Estas características son más intensas
cuanta menos edad tiene el niño, o mayor
edad el anciano. Con el objetivo de llevar a
cabo una correcta evaluación de la profun-didad
de las quemaduras en estos pacientes, es necesario esperar un plazo aproxima-do
de 48 horas para determinarla con mayor certeza.
4.6.1.5. Quemaduras de cuarto grado
Actualmente la denomina-ción
de quemaduras de
cuarto grado no se utiliza en
la práctica clínica. Se refi ere
a situaciones donde el daño
se extiende a estructuras
profundas como músculos,
tendones y hueso. Estas
quemaduras se denominan
también carbonización 8-12.
Quemadura de cuarto grado o carbonización.
Quemadura de tercer grado con escara blanquecina y
marrón oscuro.
38. 4 guías de práctica clínica
Tabla resumen de las características de distintos tipos de quemaduras
Tipo y Grado Aspecto Sensibilidad de
la zona
34 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
Curación Agente causal
Epidérmica o
de primer grado
- Eritema
- Edema mínimo
- No exudativa
- No ictenas o
ampollas
Muy dolorosas - Espontánea
- 4-5 días
- No cicatriz
- Sol
- Fogonazo menor
- Líquidos
Dérmica
superfi cial o de
segundo grado
superfi cial
- Rosada hasta
rojo brillante
- Sí ictenas
- Sí folículo
pilosebaceo
- Exudativas
Muy dolorosas - Espontánea
- 8-10 días
- No cicatriz (si
no se infecta)
- Líquidos calientes
- De agración o
llama
- Exposición a sust.
químicas diluidas
Dérmica
profunda o de
segundo grado
profundo
- Pálido y
moteado
- No ictenas
- Exudativas
- A veces
conserva
folículo
pilosebaceo
Hipoalgesia o
Hiperalgesia
- Curación
lenta 3
semanas o
más
- Sí cicatriz
- Pérdida de
vello
- Puede
precisar
cirugía
- Líquidos calientes
- De agración o
llama
- Exposición
prolongada a sust.
químicas
Espesor total
o de tercer y
cuarto grado
- Blanco
nacarado hasta
negruzco
- Escara
- Aspecto
apergaminado
- Vasos
trombosados
Anestesia - Necesidad de
cirugía
- Sí cicatriz
- Líquidos calientes
- De agración o
llama
- Contacto
prolongado a
sólidos calientes
- Electricidad
- Sust. químicas
Tabla resumen elaborada por los autores de esta guía.
39. +
9
9 9
conceptos generales 35
4.6.2. Según la extensión
La extensión de la quemadura es una característica de vital
importancia para el pronóstico, junto con la localización y el
grado de profundidad. Para calcular la Superfi cie Corporal
Quemada (SCQ), los métodos mas conocidos son:
La regla de los 9, de Wallace: se usa frecuentemen-te
para valorar grandes superfi cies de un modo rápido
en adultos. No se contabilizan aquellas quemaduras de
primer grado. En el caso de los niños se debe tener en
cuenta que la proporción de la superfi cie craneal res-pecto
de los miembros inferiores es mayor, utilizando la
regla de Lund-Browder 9-14.
18
9 9
9 9 32
16
9 9
9 9 34
Regla del 1 ó regla de la palma de la mano:
instrumento de evaluación rápida de la superfi cie
en quemaduras poco extensas. La palma de la
mano de la persona afectada, equivale al 1% de
la superfi cie corporal, se puede utilizar en cual-quier
edad. Se superpone la mano del paciente
sobre la quemadura sufrida para obtener el cál-culo
aproximado 9-14.
9%
36%
18%
18%
18%
9%
1%
Porcentaje de superfi cie Corporal en función de la edad
Adaptado del Royal Hospital for sick children, Edimburgh
32
16 16
17
16 16
32
17 17
11
18 18
36
18 18
- 1 Año 2 Años 5 Años 10 Años 15 Años
1%
40.
41. 5. valoración, diagnósticos, resultados
valoración, diagnósticos, resultados 37
5.1. Valoración del paciente quemado
5.1.1. Valoración general
La valoración general del paciente se defi ne como un proceso diagnóstico, multidimen-sional
e interdisciplinar que tiene como fi nalidad contabilizar las capacidades y proble-mas
biopsicosociales de la persona, con la intención de evaluar el estado de salud del
mismo y establecer un plan integral para el tratamiento y su seguimiento a largo plazo.
Debe incluir así mismo los aspectos psico-sociales, formas de afrontamiento y de adap-tación,
entorno de cuidados…identifi cando a la/s persona/s cuidadora/s y valorando
conocimientos, habilidades, actitudes, medios materiales y apoyo social.
Deberá determinar el estado general de salud y las posibles enfermedades concomitantes.
Establecer un correcto pronóstico inicial de las quemaduras es esencial para instaurar
un tratamiento óptimo, evitando así complicaciones adicionales. En función del mismo,
podremos decidir si el tratamiento es ambulatorio o debemos derivar al paciente a una
unidad especializada.
La Valoración Primaria es la realizada en primera instancia tras el trauma térmico. El
manejo inicial del paciente está basado en el principio de que el paciente gran quemado
debe tratarse como paciente politraumatizado, y comienza siguiendo la secuencia ABC,
prestando atención a la vía aérea (A), la respiración (B) y la circulación (C). Sólo cuando
el paciente se encuentre estable se debe evaluar la gravedad de las quemaduras.
El mayor porcentaje de accidentes por quemaduras pueden tratarse en AP, sin embar-go
las quemaduras más complejas o con otras patologías asociadas de importancia
precisan cuidados en centros especializados.
42. 4 guías de práctica clínica
Es fundamental valorar e incluir junto con el estado general y actual de salud
unos datos específi cos:
• Hora cero: hora aproximada en la que se produce la lesión, es crucial para iniciar
la reposición del volumen.
• Agente de la lesión y tiempo de contacto: necesario para el tratamiento inicial
y orientativo de la profundidad de la lesión.
• Recinto cerrado o abierto: permite sospechar daños en las vías aéreas y riesgo
de lesiones inhalatorias.
• Mecanismo del accidente: permite sospechar lesiones asociadas; por ejemplo
caída desde una altura, accidente de tráfi co, explosión, etc. 8, 10-14, 17, 18.
5.1.2. Valoración de la quemadura
Para realizar la valoración de la quemadura es necesario:
Determinar la extensión (% de superfi cie corporal quemada).
Utilizar la regla del 1 ó regla de la palma de la mano para superfi cies poco extensas.
En grandes superfi cies quemadas utilizar la regla de los 9 de Wallace y las cartas de
Lund-Browder para la edad pediatrica.
Determinar el grado de profundidad
Utilizaremos la clasifi cación de las quemaduras, primer grado, segundo grado super-fi
cial y profundo y tercer grado.
Localización
Las quemaduras conllevan
mayor gravedad en zonas de
riesgo, como son: cara, cuello,
manos, pies, genitales, zona
perianal, y todas las zonas
de fl exión. Cualquier posible
lesión sobre éstas, implica un
mayor riesgo de secuelas es-téticas
y funcionales 11,18. Ade-más
las quemaduras que afecten a manos, pies, genitales, y zona perianal, tienen
mayor riesgo de infectarse debido a la colonización bacteriana existente en la zona.
38 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
43. valoración, diagnósticos, resultados 39
Criterios de gravedad de las quemaduras 9-14
QUEMADURA
MENOR
• 15% de SCQ (super cie corporal quemada) o menos de primer o segun-do
grado en adultos.
• 10% de SCQ o menos de primer o segundo grado en niños.
• 2% SCQ o menos de tercer grado en niños o adultos (que no afecten
ojos, orejas, cara o genitales)
QUEMADURA
MODERADA
• 15-25% de SCQ de segundo grado en adultos.
• 10-20% de SCQ de segundo grado en niños.
• 2-10% de SCQ de tercer grado en niños o adultos (que no afecten ojos,
orejas, cara o genitales)
QUEMADURA
MAYOR
• 25% de SCQ de tercer grado en adulto.
• 20% de SCQ de segundo grado en niños.
• 10% de SCQ de tercer grado en niños o adultos.
• Quemaduras de segundo y tercer grado que involucran ojos, oídos, ore-jas,
cara, manos, pies, articulaciones principales, periné y genitales.
• Todas la lesiones inhalatorias con o sin quemaduras.
• Quemaduras eléctricas.
• Quemaduras químicas en áreas como la cara, párpados, orejas, manos,
pies, articulaciones principales, periné y genitales
• Quemaduras asociadas a traumatismos.
• Quemaduras en personas de alto riesgo: diabetes, desnutrición, enferme-dad
pulmonar, enfermedad cardiovascular, alteraciones sanguíneas, SIDA
u otras enfermedades inmunodepresoras, cáncer.
• Quemaduras en personas afectadas de enfermedad mental.
• Quemaduras en mujeres embarazadas.
American Burn Association
Tras la realización de una valoración focalizada, el/la enfermero/a referente, junto al
paciente y su familia, establecerá los diagnósticos (NANDA)19, los criterios de resulta-dos
(NOC)20, y las intervenciones a realizar con sus actividades (NIC)21, posteriormente
valorará los resultados.
44. 4 guías de práctica clínica
5.2. Diagnósticos NANDA y Problemas de Colaboración
DIAGNÓSTICOS
NANDA
CRITERIOS DE
RESULTADO
(NOC)
INDICADORES
40 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
ESCALAS INTERVENCIONES
(NIC)
00046 Deterioro de la integridad
cutánea
R / C factores externos (llama, es-caldaduras,
sólido caliente, sustancias
químicas, corriente eléctrica defl agra-ción,
frío o radiación / radioactividad)
M / P alteración de la superfi cie
de la piel (quemaduras de primer y
segundo grado superfi cial)
1103 Curación de la
herida por se-gunda
intención
110304 Resolución de
la secreción
serosa
110307 Resolución
del eritema
cutáneo
circundante
110310 Resolución de
las ampollas
cutáneas
Escala (h): de
Extenso hasta
Ninguno
(1): Extenso
(2): Sustancial
(3): Moderado
(4): Escaso
(5): Ninguno
INTERVENCIONES
PRIMARIAS a
3661 Cuidados de las he-ridas:
quemaduras
3584 Cuidados de la piel
INTERVENCIONES
COMPLEMENTARIAS b
1120 Terapia Nutricional
1730 Restablecimiento de
la salud bucal
1650 Cuidado de los ojos
1400 Manejo del dolor
a: Intervenciones en las que, en mayor o menor medida, aplicaremos sus actividades.
b: Intervenciones en las que, dependiendo del paciente y tipo de quemaduras aplicaremos o no sus actividades.
Algunas de estas intervenciones pueden quedar recogidas en las primarias (p.e.: En las actividades de la interven-ción
“Cuidado de las heridas: quemaduras” se especifi ca “Asegurar la ingesta de nutrientes y líquidos”).
En esta GPC se ha decidido abordarlas como Intervenciones independientes dada la importancia que adquieren.
45. valoración, diagnósticos, resultados 41
PROBLEMAS
COLABORATIVOS
CRITERIOS DE
RESULTADO
ESCALAS INTERVENCIONES
(NIC)
• Quemaduras de 2º grado
profundo
• Quemaduras de 3ª grado
• Quemaduras químicas
• Quemaduras eléctricas
1101 Integridad
tisular: piel y
membranas
mucosas
110101 Temperatura
110103 Elasticidad
110104 Hidratación
1103 Curación
de la herida
por segunda
intención
110301 Granulación
110303 Resolución de
la secreción
purulenta
110304 Resolución de
la secreción
serosa
Escala (a): de
Gravemente
Comprometido hasta
No comprometido
(1): Gravemente com-prometido
(2): Sustancialmente
comprometido
(3): Moderadamente
comprometido
(4): Levemente compro-metido
(5): No comprometido
Escala (i): de Ninguno
hasta Extenso
(1): Ninguno
(2): Escaso
(3): Moderado
(4): Sustancial
(5): Extenso
Escala (h): de Extenso
hasta Ninguno
(1): Extenso
(2): Sustancial
(3): Moderado
(4): Escaso
(5): Ninguno
INTERVENCIONES
PRIMARIAS a
3661 Cuidados de las he-ridas:
quemaduras
3584 Cuidados de la piel
INTERVENCIONES
COMPLEMENTARIAS b
1120 Terapia Nutricional
1730 Restablecimiento de
la salud bucal
1650 Cuidado de los ojos
1400 Manejo del dolor
a: Intervenciones en las que, en mayor o menor medida, aplicaremos sus actividades.
b: Intervenciones en las que, dependiendo del paciente y tipo de quemaduras aplicaremos o no sus actividades.
Algunas de estas intervenciones pueden quedar recogidas en las primarias (p.e.: En las actividades de la interven-ción
“Cuidado de las heridas: quemaduras” se especifi ca “Asegurar la ingesta de nutrientes y líquidos”).
En esta GPC se ha decidido abordarlas como Intervenciones independientes dada la importancia que adquieren.
46.
47. cuidados / intervenciones NIC 43
6. cuidados / intervenciones NIC
6.1. Cuidado de las heridas: quemaduras (NIC 3661)
6.1.1. Quemaduras de primer grado o epidérmicas
Limpie la piel con agua del grifo, agua hervida, agua destilada o suero salino a
temperatura ambiente 22, 23
EVIDENCIA
MODERADA
Para limpiar la piel quemada o retirar restos de productos (cremas, ceras, etc.) es efec-tivo
el agua del grifo (si es agua potable), el agua hervida, el agua destilada o el suero
salino isotónico (suero fi siológico al 0.9%).
Seque la piel sin frotar la zona lesionada 24-26 EVIDENCIA
BAJA
Tras el lavado se procederá al secado minucioso con toques, nunca se frotará la zona
lesionada para no dañar los tejidos 24-26.
No aplique agua muy fría o helada 27 EVIDENCIA
BAJA
El uso de agua fría o helada (15º C) produce vasoconstricción acelerando la progresión
de la quemadura local y aumentando el dolor. En caso de extensiones elevadas, favo-rece
el riesgo de hipotermia. La temperatura ideal para la irrigación tras la exposición al
calor oscila entre 15 y 20 ºC con una duración media de 20 minutos 28,29. En la mayoría
de los pacientes, al poco tiempo de comenzar la aplicación de agua fría se observa una
reducción efectiva del dolor. Esta analgesia se debe junto a la interrupción de la acción
del calor a una inhibición en la liberación de mediadores tisulares (por ejemplo, trom-boxanos,
prostaglandinas, leucotrienos) 30.
La eliminación más efectiva del calor se obtiene mediante agua corriente, pero requiere
una gran cantidad de agua. Si no se dispone de agua corriente la zona de piel afectada
se puede introducir en un baño de agua o se le puede aplicar compresas húmedas. El
comienzo del tratamiento con agua fría debe comenzar lo antes posible 29,31. Otra op-ción
es el uso de mantas para el tratamiento de quemaduras 32.
La temperatura idónea para el baño diario es aquella que resulte agradable para la per-sona,
se estima que la temperatura óptima es de 32 ºC aproximadamente.
La habitación y la sala de curas debe mantenerse a una temperatura de 26-27ºC evi-tando
las corrientes de aire, pues aumentará las molestias (favorecen la evaporación y,
por consiguiente, cambios de temperatura en el paciente) 33.
48. 4 guías de práctica clínica
En los niños la relación de la superfi cie cutánea con la masa corporal es mayor, lo
que favorece la perdida rápida y brusca del calor, siendo muy susceptibles de su-frir
hipotermia 29,33,34, por tanto mantendremos un control estricto y continuo de las
constantes vitales 30,35.
Hidrate la piel para restaurar la humedad 36-40 EVIDENCIA
44 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
MODERADA
Al producirse la quemadura se inicia un mecanismo fi siológico de deshidratación, es por
ello por que debemos hidratar de forma activa la piel, aportando sustancias coadyu-vante
para la recuperación y el mantenimiento de la hidratación, evitando con esto la
sequedad de la piel que es la causante del prurito o picores tan característicos en las
personas que sufren quemaduras. Las sustancias empleadas podrán aplicarse en for-ma
de cremas, emulsiones o geles y deben contener glicerina, propilenglicol, sorbitol,
urea, ceras, vitaminas liposolubles (Vit A, y E) y colágeno 36-40.
Valore el uso de cremas con aporte de corticoides 41,42 EVIDENCIA
BAJA
Las cremas con corticoides son uno de los escasos preparados tópicos no antisépticos
de los que existen estudios científi cos en pacientes con quemaduras de primer grado.
Están especialmente indicadas en quemaduras faciales superfi ciales, aunque existen
estudios con tamaños muestrales pequeños y limitaciones metodológicas en las que se
han utilizado en otras partes del cuerpo con resultado satisfactorio. Su empleo no debe
prolongarse más de 48 h posquemadura 41, 42.
Su uso no está exento de efectos secundarios, retraso en la epitelización, disminución
de defensas inmunitarias (micosis, herpes, infección bacteriana), etc., por lo que debe
valorarse y personalizar su uso en función del paciente.
Retire apósitos, gasas y vendajes por capas 10,43,44 EVIDENCIA
BAJA
Si se ha aplicado algún tipo de apósito, la retirada debe hacerse de forma minuciosa y
empleando la mínima fuerza mecánica, para esto se humedecerán las gasas y así se
evitará que se adhieran y produzcan efectos no deseados como lesiones, desprendi-mientos
de islotes de piel, sangrados y dolor innecesario.
Estas quemaduras presentan muy poco riesgo de infección, normalmente depende
más de los factores concomitantes de la persona con quemaduras que de la propia
lesión, por tanto no es recomendable el uso de quimioterápicos tópicos de forma pre-ventiva
en este tipo de lesiones, ya que la evidencia no aporta prueba de que mejoren
su pronóstico y además puede ser causa de efectos secundarios importantes.
49. 6.1.2. Quemaduras de segundo grado superfi cial/profundo y tercer grado
cuidados / intervenciones NIC 45
Limpieza y desbridamiento
Irrigue con agua a temperatura ambiente 28, 29 EVIDENCIA
BAJA
Los cuidados iniciales del paciente que ha sufrido quemaduras consisten en la irrigación
con abundante agua a temperatura ambiente. En el caso de quemaduras extensas se
aplicará mantas térmicas para evitar la hipotermia, una de las complicaciones más fre-cuentes
en las personas con quemaduras.
La temperatura ideal para la irrigación tras la exposición al calor oscila entre 15 y 20 ºC
con una duración media de 20 minutos 28,29. En la mayoría de los pacientes, al poco
tiempo de comenzar la aplicación de agua fría se observa una reducción efectiva del do-lor.
Esta analgesia se debe junto a la interrupción de la acción del calor a una inhibición
en la liberación de mediadores tisulares (por ejemplo, tromboxanos, prostaglandinas,
leucotrienos) 30.
La eliminación más efectiva del calor se obtiene mediante agua corriente, pero re-quiere
una gran cantidad de agua. Si no disponemos de agua corriente, se puede
introducir la zona de piel afectada en un baño de agua o se le puede aplicar com-presas
húmedas. El comienzo del tratamiento con agua fría debe comenzar lo antes
posible 29, 31. Otra opción existente en el mercado son las mantas para el tratamiento
de quemaduras 32.
Los niños, en relación a su masa corporal, tienen una mayor superfi cie cutánea, esto
favorece la perdida rápida y brusca del calor siendo muy susceptibles de sufrir hipo-termia
29,33,34, por tanto mantendremos un control estricto y continuo de las constantes
vitales 30,35.
Limpie la piel con agua del grifo, agua hervida, agua destilada o suero salino22, 23 EVIDENCIA
MODERADA
Para el aseo de la piel en el paciente quemado es tan efectivo el agua del grifo (si es
agua potable), el agua hervida, el agua destilada o el suero salino isotónico (suero fi -
siológico al 0.9%). No existen datos que permitan recomendar como más efi caz en su
utilización a ninguna de ellas sobre las otras, excepto por criterios económicos.
No aplique agua muy fría o helada 27 EVIDENCIA
BAJA
50. 4 guías de práctica clínica
El uso de agua fría o helada (15º C) producen vasoconstricción acelerando la progre-sión
de la quemadura local y aumentando el dolor. En caso de extensiones elevadas,
favorece el riesgo de hipotermia 27. La temperatura ideal para el aseo diario, es aquella
que resulte agradable para la persona, se estima que la temperatura óptima es la de
32 ºC aproximadamente.
Haga el lavado/ aseo por ducha / irrigación 24,45 EVIDENCIA
46 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
BAJA
Siempre que el estado de la persona con quemadura lo permita, se recurrirá al aseo
mediante ducha o irrigación con abundante agua, interponiendo la mano entre el agua
y la lesión para que caiga mansamente. Mantener una temperatura uniforme, evitando
cambios bruscos. Estos pacientes son especialmente susceptibles a las agresiones del
medio ambiente. Evitar inmersiones prolongadas como medida para minimizar el riesgo
de infección 24,45.
Use clorhexidina como antiséptico de elección en las primeras fases de
curación10-12,16,22,23,43,45-47.
EVIDENCIA
MODERADA
El uso de antisépticos en este tipo de lesiones está avalado por abundantes estudios,
su mayor evidencia radica en las primeras fases como coadyuvante en la descontami-nación
y en la eliminación del tejido desvitalizado presente.
La clorhexidina se presenta como el antiséptico de elección en los pacientes quema-dos
debido a que proporciona protección frente a gérmenes Gram + y Gram -, posee
muy baja absorción sistémica y escaso poder sensibilizante. Es necesario un lavado
posterior para eliminar los restos del antiséptico, evitando efectos secundarios como
el dolor y el prurito.
Seque la piel sin frotar la zona lesionada 24-26,45 EVIDENCIA
BAJA
Tras el lavado se procederá al secado minucioso con toques, nunca se frotará la zona
lesionada para no dañar los tejidos 24-26,45.
Retire el vello que rodea la quemadura 10,11,43,46,48 EVIDENCIA
MUY BAJA
Es conveniente retirar el vello de toda la zona afectada por la quemadura para facilitar
las curas y favorecer la correcta evolución de la herida.
51. Elimine el vello cortándolo con tijeras en vez de rasurar 49,50 EVIDENCIA
MODERADA
Es conveniente retirar el vello de toda la zona afectada por la quemadura para facilitar
las curas y favorecer la correcta evolución de la herida, la mejor opción es cortar el vello
(no afeitar ya que puede producirse mayor dolor y microheridas que facilitarían la coloni-zación
bacteriana) 49,50. Se recomienda dejar sin vello toda la zona quemada y al menos
cuidados / intervenciones NIC 47
2.5 cm más desde el borde exterior de la quemadura 10,11,43,46,48.
Una excepción a esta norma lo constituye la eliminación del vello de las cejas, que nunca
debe ser eliminado ya que son puntos de referencia en el alineamiento, tardan de 6 a12
meses en renacer y suelen dejar rasgos antiestéticos dado su crecimiento errático 49,50.
Retire apósitos, gasas y vendajes por capas 10,11,22,23,43,45,46 EVIDENCIA
BAJA
La retirada de los apósitos se hará de forma minuciosa empleando la mínima fuerza
mecánica 45, para ello se humedecerán las gasas para evitar que éstas se adhieran y
produzcan efectos no deseados como lesiones, desprendimientos de islotes de piel,
sangrados y dolor innecesario.
52. 4 guías de práctica clínica
Utilice la mínima fuerza mecánica para la limpieza, secado y retirada de los
apósitos 45
48 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
EVIDENCIA
MUY BAJA
El empleo de la menor fuerza mecánica posible mejorará el confort de la persona con
quemaduras, evitará desprendimientos de zonas sanas y evitará sangrados.
Retire ampollas o ictenas 51 EVIDENCIA
BAJA
Se recomienda el desbridamiento de las ampollas asociadas a quemaduras de grosor
medio en base a la disminución de infecciones y de complicaciones en la herida; basán-dose
en puntos clave como: acción curativa, infección, resultado funcional y estético, co-modidad
de la persona, facilidad para las curas/cambios de apósitos o pomadas y efi ca-cia
económica 51. Estas ampollas presentan una mayor probabilidad de riesgo de ruptura.
Las últimas revisiones de estudios demuestran que las ampollas o fl ictenas con un
diámetro menor a 6 mm deben mantenerse íntegras excepto si interfi eren con el movi-miento
y son molestas para el paciente. Riesgo de ruptura poco probable 52.
Hay autores que concluyen que las ampollas deben dejarse intactas para reducir el
riesgo de infección, pero si la posición anatómica hace necesario la intervención por
propósitos funcionales, la aspiración aparece como menos dolorosa que la retirada de
la piel 53, evitando que el fl uido de la ampolla pueda perjudicar en la cicatrización de la
herida 54. En contraposición otros autores abogan por no aspirar con aguja debido al
aumento del riesgo de infección 55.
Recordar que retirar o mantener las ampollas intactas en los pacientes quemados ha sido
y es, un tema muy controvertido, los estudios analizados contienen sesgos metodológi-cos
y en ocasiones las recomendaciones realizadas son hechas por consenso de exper-tos
10-12,14,18, 27,43,46, dando lugar a poca evidencia para guiar la gestión de las ampollas.
Flictena en quemadura dérmica superfi cial mano izquierda. Retirada de fl ictena.
53. cuidados / intervenciones NIC 49
Tratamiento tópico
El principal objetivo del tratamiento tópico es limitar el crecimiento de los microorganismos
que colonizan la quemadura, evitando posibles infecciones y favoreciendo la epitelización.
La revisión de la literatura científi ca disponible en quemaduras, refi ere como tratamiento
tópico el uso de pomadas antimicrobianas o apósitos de cura húmeda con cobertura
de amplio espectro antibacteriano para prevenir infecciones (apósitos de plata), pero
cabe recordar que no todas las quemaduras tienen el mismo riesgo de infección, así
las superfi ciales de poca extensión tienen bajo riesgo de infección y evolucionan favo-rablemente
hacia la curación, por lo que el tratamiento tópico puede ser distinto de las
quemaduras graves donde el riesgo de infección es muy elevado.
Por tanto, la utilización de apósitos o pomadas dependerá de:
Las características de cada quemadura en cuanto a extensión, profundidad, locali-zación
y mecanismo de producción.
Riesgo inherente de infección en el paciente quemado.
Proceso evolutivo que presente la quemadura.
Adaptabilidad a la zona quemada.
Necesidad de higiene y curas frecuentes.
Disponibilidad de material.
54. 4 guías de práctica clínica
En el manejo de una quemadura de segundo grado sin riesgo de infección
podemos prescindir de agentes tópicos antimicrobianos 56-59
50 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
EVIDENCIA
MODERADA
En aquellos pacientes sin patología concomitante que padezcan quemaduras sencillas
(segundo grado superfi cial)sin riesgo o signos de infección podemos decantarnos por
la cura sin uso de agentes tópicos antimicrobianos, que incluso podría considerarse
contraproducente. Sin embargo, en el caso de quemaduras dérmicas superfi ciales muy
extensas o en el caso de áreas como cara, periné, etc., es práctica habitual el empleo
de antimicrobianos tópicos 56-59.
No hay diferencias en la efectividad clínica de un tipo de productos de trata-miento
en ambiente húmedo sobre otros 60
EVIDENCIA
ALTA
En la actualidad no existen diferencias estadísticamente signifi cativas sobre la efectivi-dad
clínica de un tipo de apósito sobre otro, por tanto para la elección del mismo valo-raremos
el nivel de exudado, localización, adaptabilidad y piel perilesional 60.
Use apósitos que sean adaptables y con la menor adherencia a la piel
lesionada 61
EVIDENCIA
MODERADA
Los apósitos con mayor adaptabilidad, mayor fi jación y menor adhesión en los bordes
disminuyen el dolor y mejoran la piel perilesional 61.
Los apósitos hidrocoloides gestionan de manera e ciente el exudado en que-maduras
super ciales no extensas 12,46,62
EVIDENCIA
MODERADA
Los apósitos hidrocoloides ejercen un efecto de absorción y mantenimiento del exuda-do
sufi ciente para el manejo de este tipo de quemaduras, creando un medio favorable a
la epitelización. No se aconseja su utilización en quemaduras profundas 12,46,47,62.
Los apósitos hidrocelulares han demostrado mayor capacidad de absorción
de exudado que apósitos hidrocoloides 63-65
EVIDENCIA
BAJA
La utilización de un apósito hidrocelular o espuma de poliuretano es sufi ciente para la
gestión del exudado en quemaduras superfi ciales no extensas.
No hay diferencias en la efectividad clínica con respecto a los apositos hidrocoloides
pero si han demostrado una mayor capacidad de absorción y una mayor facilidad en la
retirada proporcionando mayor confort a la persona quemada 59-61.
55. Los apósitos con silicona protegen la piel perilesional y piel ya epitelizada66 EVIDENCIA
MODERADA
La utilización de tul no adherente compuesto por silicona bien solo o junto a otros
apósitos evita la adherencia al lecho lesional respetando las zonas colindantes ya epi-telizadas,
recomendado en quemaduras en fase de granulación 62, al igual que existen
apósitos hidrocelulares que incorporan silicona proporcionando una adherencia suave
que mejora la adaptabilidad a la zona quemada.
El empleo de estos apósitos se ve difi cultado por la adaptabilidad a determinadas zonas
(cara, manos, pies) y a localizaciones de gran movilidad 67.
En quemaduras en fase de epitelización y con escaso nivel de exudado, se puede utili-zar
Utilización de apósitos de cura húmeda sin plata en quemaduras superfi ciales
cuidados / intervenciones NIC 51
apósitos extrafi no hidrocoloides o hidrocelulares.
Quemadura de segundo grado superfi cial en miembro
superior derecho dos días de evolución.
Quemadura de segundo grado superfi cial en miembro inferior
derecho ocho días de evolución.
La cura tradicional con una gestión adecuada del exudado es efectiva en el
cuidado de este tipo de lesiones 68
EVIDENCIA
MUY BAJA
Para mantener los principios de cura en ambiente húmedo es necesario una adecuada
gestión del exudado o el mantenimiento de un ambiente húmedo. Estos principios tam-bién
se pueden preservan con cura tradicional controlando la humedad de la herida o
aumentando el número de curas.
56. 4 guías de práctica clínica
El uso de desbridantes enzimáticos facilita la cicatrización de la quemadura 69 EVIDENCIA
Quemadura de segundo grado superfi cial y profundo nueve
días de evolución. (El mismo caso anterior)
Quemadura de segundo grado superfi cial y profundo trece
días de evolución. (El mismo caso anterior)
Buen tejido de granulación
52 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
BAJA
Se aconseja la utilización de colagenasa para la eliminación de tejido desvitalizado y
necrótico (zonas blanquecinas) presente en quemaduras de segundo grado profundo
con áreas poco extensas de superfi cie quemada 70. Este método está basado en la
aplicación local de enzimas exógenas que funcionan de forma sinérgica con las enzimas
endógenas degradando la fi brina, el colágeno y desnaturalizando la elastina 71.
Se recomienda aumentar el nivel de humedad en la zona quemada para potenciar su
acción con solución salina o hidrogeles, o bien utilizar apositos secundarios que favo-rezca
la cura en ambiente húmedo 72.
La acción de la colagenasa puede ser neutralizada con metales pesados y antisépticos
como la povidona yodada. 73
Utilización de colagenasa como opción de tratamiento en una quemadura de mano derecha
Quemadura de segundo grado superfi cial y profundo seis días
de evolución.
57. Aplique quimioterápico tópico, de primera elección, sulfadiazina argénticaen
quemaduras de segundo y tercer grado 9,10,47
EVIDENCIA
ALTA
La sulfadiazina argéntica se caracteriza por su amplio espectro frente a Gram +, Gram - y
candidas. Posee gran capacidad exfoliante y limpiadora. Son necesarias curas cada 24
horas. No tiene poder de penetración en las escaras. No está indicado su uso en mujeres
embarazadas y niños, dado que no existen estudios que avalen su seguridad clínica, por
tanto sopesar cociente benefi cio/riesgo en estos pacientes.
Sus efectos secundarios son importantes, entre ellos destacan la sensibilización a sus
excipientes y la leucopenia transitoria cuando se utiliza en superfi cies extensas. Como
características en su aplicación mencionamos la fotosensibilidad a la luz natural adqui-riendo
una tonalidad gris o negra y el aspecto “pseudopurulento” no signifi cativo de
cuidados / intervenciones NIC 53
infección al levantar las gasas o compresas 74.
Aplique sulfadiazina argéntica con nitrato de cerio en quemaduras de tercer
grado 8-12,17,18,46,47,75-80
EVIDENCIA
MODERADA
Además de la cobertura frente a Gram +, Gram - y hongos, el nitrato de cerio potencia
la acción antimicrobiana de la sulfadiazina argéntica y añade poder de penetración en la
escara evitando el crecimiento bacteriano dentro de la misma 81.
Utilización de sulfadiazina argéntica con nitrato de cerio como opcion de tratamiento
Quemadura de tercer grado (espesor total) en zona central
y segundo grado profundo (dérmica profunda) en la periferia.
Quemadura de tercer grado (espesor total) pierna izquierda.
58. 4 guías de práctica clínica
En el manejo del paciente quemado, los apositos liberadores de plata son una
opción de gran utilidad en cuanto a seguridad clínica 82
54 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
EVIDENCIA
BAJA
Los apósitos antimicrobianos están indicados en el tratamiento de la carga biológica de
la lesión. Se considera que reducen el riesgo de infección invasiva al disminuir la coloni-zación
bacteriana de las lesiones.
La plata se presenta como el agente que nos aporta mayor seguridad y evidencia en
cuanto a efectividad clínica pues presenta una efi cacia antimicrobiana de amplio es-pectro
83-86, con muy pocas resistencias bacterianas, aunque sí existen algunas descri-ta
87,88, la discusión sobre los niveles de la plata y los riesgos de la resistencia resultante
de la dosifi cación inadecuada está sin resolver 85, además la toxicidad e hipersensibili-dad
en humanos es muy baja 85,86,90,91.
Actualmente los trabajos publicados no aportan evidencia sufi cientes sobre qué apósito
de plata es más efi caz 92.
Diferentes estudios, in vitro, demuestran como la cantidad total de plata presente en un
apósito, infl uye en la actividad antimicrobiana 92,93, pero no existen datos para apoyar los
apósitos de plata en función de su contenido y de su dosis por lo hay que ser muy caute-loso
al extrapolar los resultados de las pruebas de laboratorio a la práctica clínica 89, 94, 95.
Se precisan mayor número de estudios comparativos para precisar la efectividad de un apó-sito
con plata sobre otro en cuanto al manejo de la carga bacteriana y control de exudado.
Se aconseja su uso en zonas no extensas. Sus limitaciones residen en la sensibilidad
del paciente a alguno de sus componentes y como el resto de apósitos depende de la
zona anatómica a aplicar (adaptabilidad) 46,58,71,72,96-98.
El uso de apósitos con plata permite distanciar las curas, disminuye la ma-nipulación
de las mismas y puede disminuir la estancia media hospitalaria 99
EVIDENCIA
MODERADA
La elección de apósitos de cura húmeda con plata que permiten distanciar las curas en-tre
sí (tres días o más), hace que disminuya la manipulación de las heridas/quemaduras
y por tanto el riesgo de infección nosocomial. La disminución de la estancia hospitalaria
está relacionada con la disminución del número de curas 99.
Utilizado en quemaduras en población infantil, por la baja tolerancia para el dolor y la
escasa cooperación, mejorando la comodidad al reducir la frecuencia de los cambios
de apósitos 100-102.
Los apósitos de plata disminuyen el dolor en las curas en comparación a la
sulfadiazina argéntica 103-105
EVIDENCIA
MODERADA
Existe disminución del dolor durante el procedimiento de la cura utilizando apósitos de
plata con respecto al uso de la sulfadiazina argéntica.
59. Actualmente los trabajos publicados no aportan evidencias sufi cientes que demuestren
que los apósitos de plata son superiores en tasas de curación a la sulfadiazina argéntica.
En general los apósitos de plata ofrecen algunas opciones nuevas en el arsenal tera-péutico
para el manejo del paciente quemado, que puede avanzar en la reducción de
los niveles de dolor, reducción en el número de curas y manipulación de las mismas,
pero no puede sustituir completamente a productos como la sulfadiazina argéntica
que ha demostrado efi cacia en el control de la colonización y la infección bacteriana
existente en la quemadura.
Es importante evaluar exactamente la profundidad de la quemadura para tomar la de-cisión
terapéutica correcta. La mayoría de las quemaduras extensas son una mezcla
de lesiones de diferente profundidad y la profundidad de la quemadura puede cambiar
después de la lesión inicial 106.
Las características de ambos productos se resumen en la siguiente tabla:
Apósito de plata versus sulfadiazina argéntica
APÓSITO DE PLATA SULFADIAZINA ARGÉNTICA
cuidados / intervenciones NIC 55
Actúa a nivel de contaminantes de superfi -
cie en el lecho de la lesión
Gran poder de penetración en el lecho de la
lesión
No evidencias in vivo de cantidad de plata
que aportamos a la lesión
Niveles bajos de plata en la herida
No evidencias que cantidad de plata aporta-mos
a la lesión.
Niveles altos de plata en la herida
Difi cultad para adaptarse a diferentes
zonas(cara, manos, pies, región perianal )
Gran adaptabilidad a cualquier super cie
Defi ciente adaptabilidad en el empleo sobre
lesiones extensas
Facilidad en su aplicación sobre super cies
extensas.
No utilización en lesiones de gran super cie
en recién nacidos y prematuros
Disminución del dolor y del numero de curas
realizadas
Necesidad de curas diarias
Escaso efectos secundarios relacionados
con el grado de sensibilización del paciente
a alguno de sus componentes
Entre los efectos secundarios mencionamos
sensibilización a excipientes, leucopenia
transitoria cuando se utiliza en super cies
extensas. Como características en su apli-cación
mencionamos fotosensibilidad a la
luz natural(tonalidad gris o negra) y aspecto
“pseudopurulento” al levantar la gasa
Tabla elaborada por los autores de esta guía.
60. 4 guías de práctica clínica
Existe otro antibacteriano tópico, la nitro-furazona.
Reacción alérgica en brazo derecho por uso tópico
de nitrofurazona.
56 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
Es un producto muy extendido
para la curación de heridas y quemadu-ras,
muy activo frente a gérmenes Gram.+
(Estafi lococo aureus), sin embargo no
tiene acción frente a gérmenes Gram.–
(Pseudomona aeruginosa), además pre-senta
una elevada tasa de reacción alér-gica
por lo que su uso se desestima de
forma generalizada para este tipo de le-siones
9,10,47,107.
Vendaje en la persona con quemaduras
El vendaje en una persona quemada puede presentar tantos problemas como la he-rida
en sí. Se debe tener en cuenta la funcionalidad y difi cultad para movilizar piernas,
brazos y articulaciones con objeto de no limitar ni impedir la autonomía, la actividad y la
autoestima de estas personas 18,11, 80.
El vendaje de los dedos de manos o pies se hará uno a uno para prevenir la
adherencia entre ellos 9,10,14,18
EVIDENCIA
BAJA
Aplicar vendaje de forma adecuada en los dedos y articulaciones afectadas. Se rea-lizará
individualmente, interponiendo una gasa en la zona interdigital para evitar dos
superfi cies quemadas en contacto y mantener la separación adecuada, favoreciendo la
funcionalidad y evitando secuelas posteriores 9,10,14,18.
Se cubrirá con gasa cada dedo de la mano de manera fi rme pero no compresiva, la
gasa debe ser de espesor mediano que permita los ejercicios, proteja de traumatismos
y contenga el exudado.
Las recomendaciones existentes sobre el vendaje a realizar ya sea venda de gasa ori-llada
o vendaje compresivo (vendas elásticas o vendas tubulares) son hechas por con-senso
de expertos aportando poca evidencia, sin embargo deben de cumplir unos
requisitos como son favorecer la movilidad, confortabilidad, facilitar la expansión del
edema, adaptabilidad y facilidad de colocación y retirada.
61. La palma de la mano debe estar bien acolchada y las articulaciones interfalángicas en
leve extensión 108.
Para lograr una posición correcta de la muñeca, como norma general se colocara en
posición neutra o en una discreta fl exión dorsal 108. El edema en manos puede ser redu-cido
al elevar la extremidad quemada por encima del nivel del corazón 108.
Es conveniente la rehabilitación precoz en fase aguda para evitar complicaciones fun-cionales
como son las retracciones cutáneas, que más tarde serían prácticamente irre-solubles
109. Desde el punto de vista rehabilitador, son las quemaduras de mayor pro-fundidad
(segundo profundo y tercero), las que nos darán mayor número de problemas
cuidados / intervenciones NIC 57
en cuanto a la formación de bridas e hipertrofi a cicatricial.
Infección en personas con quemaduras
La infección es una de las complicaciones más comunes y de mayor causa de muerte
en los pacientes quemados, ya que las lesiones por quemaduras se infectan rápida-mente
con la posibilidad de invadir el resto del organismo.
La fuente de infección puede ser endógena de la fl ora propia del paciente o exógena a
partir del medio ambiente y de los profesionales de la salud que atienden a la persona
quemada. La quemadura típicamente es invadida por Gram. positivos en un 70% du-rante
los primeros días y a partir del 5º día se presenta una invasión por Gram. negativos
en un 55% 110.
El principal factor de riesgo es la edad, los niños y ancianos desarrollan con mayor
frecuencia infecciones de la herida, tienen la piel más delgada lo que favorece que se
produzcan quemaduras de mayor profundidad, presentan una mayor inmunosupresión
y generalmente presentan comorbilidad que agravan la quemadura 111.
Un segundo factor de riesgo importante es la extensión de la quemadura, así la inci-dencia
general de infección en pacientes con quemaduras menores al 30% fue mínima;
asociada a los medios de diagnósticos, tratamientos invasivos y manipulación de la
herida 112.
Las consecuencias de la infección de la herida en los pacientes con quemaduras inclu-yen
efectos locales como la interrupción de la epitelización de la herida y agravamiento
de la profundidad de la lesión 10.
62. 4 guías de práctica clínica
Como signos locales de infección en las quemaduras se destacan 10 :
Cambios de color (decoloración local).
Cambios de la superfi cie quemada: Un exudado amarillento intenso que destruye
rápidamente el tejido de granulación es típico de gérmenes estafi lococicos (gérmenes
Gram. +), en cambio un color verdoso en los vendajes y secreciones que pueden pro-ducir
necrosis del tejido es característico de las pseudomonas (gérmenes Gram. -).
Profundización de la quemadura de espesor parcial a total.
Degeneración del tejido de granulación y formación de una nueva escara.
Separación rápida de la escara.
Lesiones vesiculares en zonas epitelizadas.
Retraso en la curación.
Estigma gangrenoso: coloración púrpura del tejido no quemado.
58 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
63. Reconocer posibles infecciones en el pa-ciente
quemado resulta difi cultoso, ya que la
propia quemadura es causa de infl amación
y ésta produce signos y síntomas muy simi-lares
a los de las infecciones (dolor, eritema,
edema), del mismo modo el aumento del
nivel del exudado como signo de infección
también es difícil o imposible de determinar
debido al alto volumen de fl uido producido
en las quemaduras totales 113.
El diagnóstico se efectúa mediante el cultivo
del exudado o bien la biopsia de la herida.
Los cultivos realizados con hisopo nos pueden orientar en el cuidado de estas
heridas 25
EVIDENCIA
MUY BAJA
El cultivo de superfi cie mediante hisopo es una técnica que solo permite detectar la pre-sencia
de gérmenes contaminantes de superfi cie, no aportando siempre información
sobre el verdadero microorganismo que provoca la infección tisular y de su dimensión
cuantitativa, sin embargo sí nos orienta en la toma de decisiones.
Los cultivos cuantitativos o semicuantitativos de gérmenes que causan colonización o
infección, mediante la realización de biopsia tisular, son los procedimientos de elección
en pacientes con quemaduras graves, sin embargo son técnicas laboriosas, costosas
y de poco uso 114.
No use antibióticos sistémicos como pro lácticos en quemaduras menores10,11,14,18 EVIDENCIA
MUY BAJA
El empleo de antibióticos o quimioterápicos sistémicos como profi lácticos no puede
ser recomendado, no existen pruebas que mejoren el pronóstico y pueden favorecer la
aparición de resistencias, además de ser causa de efectos secundarios, en ocasiones
importantes 10,11,14,18.
En el caso de sospecha de infección en un paciente con quemaduras que está siendo
cuidado de forma ambulatoria se hace necesaria su valoración en un centro especializado.
cuidados / intervenciones NIC 59
Signo de infección en quemadura dérmica superfi cial.
Lesiones vesiculares en zonas epitelizadas de origen
estafi locócico.
64. 4 guías de práctica clínica
6.2. Cuidado de la piel (NIC 3584)
El cuidado de la piel tras la epitelización de una quemadura tiene como fi nalidad aumentar
el contenido de agua en la piel, incrementar la uniformidad de esta y reducir los síntomas
de picor, ardor y escozor.
Hidrate la piel para restaurar la humedad 10-12,18,43,80 EVIDENCIA
60 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
MODERADA
Una vez epitelizada la quemadura, debe hidratarse de forma activa la piel, aportando
sustancias coadyuvantes para la recuperación y el mantenimiento de la hidratación,
evitando con esto la sequedad de la piel que es la causante del prurito o picores tan
característicos en las personas que sufren quemaduras
Las sustancias empleadas podrán aplicarse en forma de cremas, emulsiones o geles y
deben contener glicerina, propilenglicol, sorbitol, urea, ceras, vitaminas liposolubles (Vit
A, y E ), y colágeno 36-40.
Si la hidratación no disminuye el prurito consultar con su médico para tratamiento sistémico.
Aplique productos de fotoprotección en zonas epitelizadas 10-12,18,80 EVIDENCIA
MODERADA
La utilización de productos de protección solar evitan pigmentaciones o trastornos del
color (discromías) en zonas epitelizadas debido al alto grado de sensibilización a la ex-posición
solar.
Los productos de protección solar deben proteger frente a ambas radiaciones, Ultra-violeta
tipo B (UVB) y Ultravioleta tipo A (UVA). La radiación UVB es la principal causante
de infl amación cutánea («quemadura solar») y el subsiguiente enrojecimiento de la piel
(eritema) y la radiación UVA causa el envejecimiento prematuro de la piel 115.
La elección del producto adecuado de protección solar dependerá del grado de expo-sición
solar y del tipo de piel.
Para mantener la protección, debe repetirse con frecuencia la aplicación del producto,
especialmente tras transpirar, bañarse o secarse.
Se recomiendan productos con categoría de protección alta. Los factores de protección
solar por encima de 50 no aumentan sustancialmente la protección frente a la radiación
UV (A y B). Por ello, puede reducirse hasta 50 el ámbito de los factores de protección solar
que fi guran en las etiquetas sin que disminuyan las opciones de protección del paciente 115.
Las áreas lesionadas deben protegerse del sol durante al menos uno o dos años des-pués
de la curación, evitando las horas puntas solares 116.
65. Las quemaduras dejan a menudo un recordatorio visible de un período traumático y difícil.
Las cicatrices pueden ocasionar un trauma psíquico a la persona quemada, impidiéndole
llevar una vida normal (relaciones personales, utilización de ropa adecuada, problemas en
baños públicos, etc). En estas situaciones, se recomienda utilizar el maquillaje corrector
para camufl ar las cicatrices 116,117. Un maquillaje de buena calidad puede ser utilizado
en pieles de todas las tonalidades, en cualquier región anatómica, para cualquier edad
y debe disimular las imperfecciones visibles 116. El producto de enmascaramiento ideal
debe reunir varias características como son: fácil aplicación, cobertura total durante todo
el día, resistencia al agua, proporcionar protección solar (FPS15), debe contener ingre-dientes
hipoalergénicos, diferentes tonos según necesidades y precio razonable 116.
cuidados / intervenciones NIC 61
6.3. Terapia nutricional (NIC 1120)
El soporte nutricional cumple un papel transcendental en la terapéutica del paciente que-mado
con ingreso hospitalario, el principal objetivo es prevenir la desnutrición mediante el
aporte adecuado de calorías, proteínas y micronutrientes, que eviten la perdida de peso y
masa corporal, favoreciendo además el proceso de cicatrización de las quemaduras 118.
Evalúe el estado nutricional de forma individualizada y continua hasta la cura-ción
de las heridas 10,118
EVIDENCIA
MUY BAJA
En el paciente quemado la valoración adecuada del estado nutricional al ingreso y du-rante
la hospitalización, es esencial para asegurar un óptimo restablecimiento.
La vía de administración de nutrientes debe individualizarse, pero teniendo en cuenta la
premisa de utilizar preferentemente la vía digestiva, pues la nutrición oral/enteral es cla-ramente
superior a la nutrición parenteral al presentar menor índice de complicaciones,
ser menos costosa y mantener el tropismo de la mucosa intestinal 119.
La mayoría de los pacientes quemados con menos del 15-20% de Superfi cie Corporal
Quemada (SCQ) pueden cubrir sus requerimientos calóricos-proteicos a través de una
dieta oral, salvo en caso de quemaduras orofaríngeas, alteración de la conciencia, ven-tilación
mecánica, malnutrición previa (ancianos, niños, infección VIH) 120.
Aporte de manera precoz una dieta con elevado valor proteico 121-123 EVIDENCIA
ALTA
El inicio precoz de un aporte proteico adecuado (entre 4-6 horas) después de la quema-dura
mejora la supervivencia del paciente quemado, evitando pérdida rápida de masa
muscular y proteínas plasmáticas, disminuyendo las complicaciones infecciosas y por
tanto mejorando la cicatrización de las quemaduras.
66. 4 guías de práctica clínica
Inicie la alimentación enteral de manera precoz 10,122,124 EVIDENCIA
62 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
MODERADA
El inicio precoz de alimentación enteral, en las primeras 24 horas tras la quemadura,
infl uye en el mantenimiento de la masa intestinal, el control del gasto energético y la
disminución de las complicaciones sépticas.
La nutrición enteral por sonda está indicada en aquellos pacientes que no puedan in-gerir
el 75% de las necesidades calórico-proteicas con alimentación oral, lo que ocurre
habitualmente en pacientes con porcentajes de quemaduras superiores al 20 % 118.
Si presenta quemaduras orofaríngeas, deterioro de la deglución o no tolera alimentación
oral, se debe iniciar lo antes posible nutrición enteral por sonda 10. Hasta que tolere la
dieta oral, es la vía más fi siológica para la administración de nutrientes.
6.4. Restablecimiento de la salud bucal (NIC 1730)
En el caso de quemaduras en la boca se procederá a un examen meticuloso de la cavidad
oral, eliminando focos de posible infección y evitando aquellos factores que contribuyan a
la irritación de las mucosas.
Para evitar cierre de comisuras, utilizar moldes para la cavidad oral. Pueden ser retirados
durante la alimentación del paciente 10.
Utilice clorhexidina al 0.12% como antiséptico bucal 125 EVIDENCIA
MODERADA
La clorhexidina es el agente químico antimicrobiano más utilizado para prevenir infecciones
sobreañadidas en la cavidad oral, que pueden empeorar el estado general del paciente 126.
Se recomienda formulación al 0.12% 127 siendo preferible que no lleve alcohol en su com-posición
128,129. Como efectos adversos destacamos que la utilización prolongada de este
producto se acompaña de alteraciones del gusto y tinciones dentarias 130.
En el Segundo Taller Europeo de Periodontología, donde se estudiaron los diferentes
agentes químicos, se justifi có el uso de la clorhexidina, basada en la evidencia clínica,
en personas con trastornos físicos que presenten difi cultad para realizar una técnica de
higiene oral adecuada 126.
67. Utilice productos barrera de la mucosa y agentes protectores en el aseo bucal
y antes de la alimentación 131-135
EVIDENCIA
MUY BAJA
Los productos barrera de la mucosa y agentes protectores forman una película pro-tectora
en la mucosa oral gracias al efecto mecánico de barrera, aliviando los estados
irritativos e infl amatorios asociados a dolor de la cavidad bucal. Son muy utilizados en
lesiones de mucosas en cirugía oral-maxilofacial, radioterapia y quimioterapia tanto en
adultos como en niños.
cuidados / intervenciones NIC 63
6.5. Cuidado de los ojos (NIC 1650)
Limpie de manera exhaustiva los ojos varias veces al día 10 EVIDENCIA
MUY BAJA
La limpieza se hará con suero fi siológico, eliminando el exudado y cuerpos extraños
producidos por la quemadura. Observar si hay enrojecimiento, exudado o ulceración 10.
Si es así, debe realizarse seguimiento por oftalmología 136.
68. 4 guías de práctica clínica
6.6. Manejo del dolor (NIC 1400)
El estado actual del tratamiento del dolor de las quemaduras esta basado en ocasiones,
más en opiniones personales y en la tradición que en un enfoque sistemático y científi co.
La percepción del dolor en los pacientes quemados es extraordinariamente variable,
tiene componentes tanto de dolor agudo como del crónico. La IASP (International As-sociation
for the Study of Pain) lo defi ne como agudo y grave al sufrir la quemadura y
luego continuo con exacerbaciones que declinan gradualmente 137.
Las quemaduras dérmicas superfi ciales son las que más duelen al principio. Sin la cober-tura
protectora de la epidermis las terminaciones nerviosas están sensibilizadas y expues-tas
a la estimulación. Además, cuando la respuesta infl amatoria progresa, el aumento del
edema y la liberación de sustancias vasoactivas hacen que el dolor se intensifi que 138.
La valoración del dolor de forma programada y usando el mismo instrumento propor-ciona
información sobre la forma en que una persona determinada experimenta el dolor
a lo largo de su proceso de curación. Las técnicas de medición son más complejas en
niños 139-141 que en adultos 142.
No hay documento de consenso a nivel nacional sobre el manejo del dolor del paciente
quemado, existen razones tanto fi siológicas como psicológicas para conseguir que el
tratamiento del dolor sea satisfactorio 143-144. La elección fi nal del tratamiento farmacoló-gico
y otras terapias dependerá del facultativo o equipo responsable, estando condicio-nada
por los antecedentes del paciente, la extensión y profundidad de las quemaduras
y la percepción del dolor. En el caso de quemaduras de régimen ambulatorio, si no hay
control del dolor, el paciente deberá ser derivado a su unidad especializada de referencia.
El dolor producido durante los procedimientos terapéuticos (curas, cambios de apósi-tos,
fi sioterapia) es agudo, de corta duración y a menudo de gran intensidad, el profe-sional
de enfermería podrá disminuir la percepción del mismo durante el procedimiento
de las curas.
64 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
69. Utilice medidas coadyuvantes para el manejo del dolor (como la cura en am-biente
húmedo, el horario reglado, la protección de la piel perilesional o humi-di
cuidados / intervenciones NIC 65
cación de los apósitos) 24, 145
EVIDENCIA
MUY BAJA
Realizar curas en ambiente húmedo reduce el número de las mismas y el dolor. La pro-tección
de la piel perilesional es efectiva como técnica analgésica, disminuyendo por
tanto el grado de maceración de la piel circundante. Humedecer la zona antes de la
retirada del apósito ayuda a disminuir el dolor y el sangrado.
Para que el manejo de la medicación oral sea lo más efectiva posible, se recomienda
establecer un horario reglado para las curas.
Utilice la mínima fuerza mecánica para la limpieza de la herida y para el se-cado
posterior 146
EVIDENCIA
MUY BAJA
El empleo de la menor fuerza mecánica posible mejorará el confort del paciente con
quemaduras, evitando el sangrado del lecho de la herida y lesiones en zonas sanas.
70. 4 guías de práctica clínica
66 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
71. quemaduras especiales 67
7. quemaduras especiales
Existe un grupo de quemaduras que por su especial mecanismo de acción, sumamente
agresivo en muchos casos y potencialmente muy destructivo, generan graves altera-ciones
hemodinámicas y funcionales que ponen en un grave compromiso la vida de las
personas afectadas, además de producir con frecuencia graves secuelas. Son quema-duras
de baja incidencia en la población, con elevado consumo de recursos sanitarios,
cuyas recomendaciones en su manejo están basadas en opiniones de expertos.
7.1. Quemaduras eléctricas
Las quemaduras por electricidad son las más devastadoras de todas las lesiones térmi-cas
en relación a su tamaño, afectando normalmente a la piel y a tejidos más profundos.
Se producen principalmente en el ámbito doméstico (sobre todo niños) 147,148 y ámbito
laboral, varones jóvenes en el trabajo 149 (electricistas, trabajadores de la construcción).
Son además la causa mas frecuente de amputaciones en unidades de quemados.
Aproximadamente el 15% de las victimas de quemaduras eléctricas sufren lesiones
traumáticas además de su quemadura, una tasa casi doble de la existente en otros
pacientes quemados 150.
El traumatismo eléctrico se produce por el paso de corriente a través del organismo, la
intensidad de la quemadura eléctrica esta determinada por el voltaje, la corriente (ampe-raje),
tipo de corriente (alterna o continua), el recorrido del fl ujo de corriente, la duración
del contacto, la resistencia en el punto de contacto y la susceptibilidad individual 150.
Traumatismo directo: hay paso de la corriente por el organismo.
Bajo voltaje (1000 V): Se trata del 80% de los traumatismos eléctricos siendo es-pecialmente
frecuente en el ámbito doméstico y en los niños 147,148. Son pequeñas y
profundas, localizadas generalmente en manos y boca. Las quemaduras de la cavidad
oral son el tipo más frecuente de quemadura eléctrica grave en niños pequeños 147.
Pueden ocasionar arritmias graves 151.
Quemadura eléctri-ca
(bajo voltaje) de
tercer grado en labios y
lengua.
Muy buena vascula-rización
de mucosas,
actitud terapéutica
conservadora.
Resultado fi nal al mes
de tratamiento tópico
de la lesión.