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guía de práctica clínica 
para el cuidado de 
personas que sufren 
quemaduras 
guías de práctica clínica 
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para el cuidado de 
personas que sufren 
quemaduras 
4 >
Edita: Servicio Andaluz de Salud. Consejería de Salud. Junta de Andalucía 
© 2011 Servicio Andaluz de Salud. Consejería de Salud. Junta de Andalucía 
Avda. de la Constitución, 18. 41071 Sevilla. Telf: 955 01 80 00. Fax: 955 01 80 25 
www.juntadeandalucia.es/servicioandaluzdesalud 
Asesora técnica editorial: Antonia Garrido Gómez 
I.S.B.N.: 978-84-694-6694-0 
D.L.: SE-6987-2011 
Producción editorial: Artefacto 
Impresión: Escandón Impresores
coordinación, autoría y revisión 1 
Coordinación, autoría y revisión 
Coordinación 
Rocío A. García Aguilar. Enfermera. Dirección General de Asistencia Sanitaria 
José Díaz-Borrego Horcajo. Médico de Familia. Dirección General de Asistencia Sanitaria 
Autoría 
Mª Teresa Pérez Boluda. Enfermera. Servicio de Cirugía Plástica y Quemados. Hospital Regional 
Universitario Carlos Haya. Málaga 
Pedro Martínez Torreblanca. Enfermero. Unidad de Gestión Clínica de Cirugía Plástica y Grandes Que-mados. 
Hospital de Rehabilitación y Traumatología del Hospital Universitario Virgen del Rocío. Sevilla 
Lorenzo Pérez Santos. Enfermero. Unidad de Gestión Clínica de Cirugía Plástica y Reparadora. Hos-pital 
Universitario Reina Sofía. Córdoba. (Coordinador de autores) 
Felipe Cañadas Núñez. Enfermero. Unidad Integral de Formación. Subdirección de Calidad Investiga-ción 
y Gestión del Conocimiento. Complejo Hospitalario Torrecárdenas. Almería 
Autoría de fotos 
María Teresa Pérez Boluda. Enfermera. Servicio de Cirugía Plástica y Quemados. Hospital Regional 
Universitario Carlos Haya. Málaga 
Pedro Martínez Torreblanca. Enfermero. Unidad de Gestión Clínica Cirugía Plástica y Grandes Quema-dos. 
Hospital de Rehabilitación y Traumatología. Hospital Universitario Virgen del Rocío. Sevilla 
Lorenzo Pérez Santos. Enfermero. Unidad de Gestión Clínica de Cirugía Plástica y Reparadora. Hos-pital 
Universitario Reina Sofía. Córdoba. 
Jesús de Haro Padilla. Médico Especialista en Cirugía Plástica. Jefe de Sección de la Unidad de Ges-tión 
Clínica de Cirugía Plástica y Reparadora. Hospital Universitario Reina Sofía. Córdoba 
Autoría de dibujos 
María Teresa Pérez Boluda. Enfermera. Málaga 
Pedro Martínez Torreblanca. Enfermero. Sevilla 
Ricardo Ferreiro Cantos. Licenciado en Bellas Artes. Sevilla. 
Alejandro Carrera Vela. Enfermero. Málaga 
Revisión 
Manuel Reina Jiménez. Enfermero. Unidad de Apoyo a la Calidad de los Cuidados. Hospital Universi-tario 
Virgen del Rocío. Sevilla 
Bienvenida Gala Fernández. Enfermera. Dirección General de Asistencia Sanitaria. 
Rocío García Aguilar. Enfermera. Dirección General de Asistencia Sanitaria. 
Mercedes Barroso Vázquez. Enfermera. Dirección General de Asistencia Sanitaria. 
Documento acreditado por 
- ULCESUR. Asociación Andaluza para el Estudio e Investigación de Heridas, Úlceras 
y Quemaduras 
- GNEAUPP. Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento en Úlceras por Presión 
y Heridas Crónicas 
- SACPRE. Sociedad Andaluza de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética. 
Financiación 
Dirección General de Asistencia Sanitaria. Servicio Andaluz de Salud 
Confl icto de Intereses 
Todos los autores de la guía han declarado la ausencia de confl ictos de intereses
Índice 3 
índice_1 
> Coordinación, autoría y revisión 1 
> Presentación ofi cial 7 
> Resumen de las recomendaciones 9 
1. Introducción 15 
1.1. Necesidad de una Guía de Práctica Clínica 15 
1.2. Población 17 
1.3. Aspectos que aborda la GPC y aspectos clínicos no contemplados 17 
1.4. Población diana profesional 18 
1.5. Proceso asistencial 18 
2. Objetivos 21 
3. Metodología. Elaboración de la Guía 23 
4. Conceptos generales 27 
4.1. Defi nición 27 
4.2. Etiología 27 
4.3. Epidemiología: indicadores y costes 28 
4.4. Prevención 29 
4.5. Factores de riesgo 30 
4.6. Clasifi cación de las quemaduras 30 
5. Valoración. Diagnósticos. Resultados 37 
5.1. Valoración del paciente quemado 37 
5.2. Diagnósticos NANDA. Problemas de colaboración 40
Índice 5 
índice_2 
6. Cuidados. Intervenciones NIC 43 
6.1. Cuidado de las heridas: Quemaduras 43 
6.2. Cuidado de la piel (piel epitelizada tras quemadura de segundo o tercer grado) 60 
6.3. Terapia nutricional 61 
6.4. Restablecimiento de la salud bucal 62 
6.5. Cuidado de los ojos 63 
6.6. Manejo del dolor 64 
7. Quemaduras especiales 67 
7.1. Quemaduras eléctricas 67 
7.2. Quemaduras químicas 72 
8. Material recomendado a disponer 77 
9. Continuidad de cuidados de enfermería en pacientes con quemaduras 81 
9.1. Circuito de coordinación entre niveles asistenciales 81 
9.2. Información y documentación clínica 85 
9.3. Hoja de registro para pacientes con quemaduras 87 
10. Indicadores epidemiológicos y de calidad 89 
11. Difusión e implementación 95 
12. Recomendaciones de investigación futura 97 
13. Anexos 99 
13.1. Algoritmos de decisión específi cos 99 
13.2. Imágenes en quemaduras 101 
14. Bibliografía 105 
Material adicional 
Guía de información para pacientes y personas cuidadoras 
Guía rápida de consulta
Presentación 
Con la publicación de esta Guía de Práctica Clínica para el cuidado de personas que 
sufren Quemaduras, el Servicio Andaluz de Salud continúa con su compromiso 
de ofrecer a la población cuidados excelentes, poniendo a disposición de los y las pro-fesionales 
una herramienta que permita el mejor abordaje de este problema de salud. 
Las Quemaduras son el resultado de un traumatismo físico o químico que produce 
desde una leve afectación de la piel hasta la destrucción total de los tejidos implicados. 
Al tratarse de una lesión cutánea potencialmente grave, ocasionada accidentalmente, cual-quier 
persona es sensible a padecerla, especialmente en personas mayores y en la infancia. 
La toma de decisiones en relación al abordaje clínico de una persona con quemaduras 
puede generar incertidumbre en los profesionales; por la complejidad que conlleva un 
diagnóstico acertado en extensión y profundidad de la lesión y por la elección del trata-miento 
adecuado. Además, las quemaduras suponen en sí mismas, un importante im-pacto 
físico y psíquico. Por esto, se hace necesario normalizar y protocolizar el cuidado 
presentación 7 
de las personas que presentan Quemaduras. 
Para dar respuesta a esta necesidad, se ha elaborado esta Guía de Práctica Clínica, 
que se propone como referencia para ofrecer el mejor cuidado posible, según el co-nocimiento 
disponible, a las personas con Quemaduras. Se ha contado con expertas 
enfermeras y enfermeros de diferentes niveles asistenciales de Andalucía y se han intro-ducido 
aspectos metodológicos vanguardistas, como son la clasifi cación de evidencias 
GRADE, taxonomías enfermeras, además de servirse del AGREE como instrumento de 
evaluación de su calidad metodológica. 
Quiero agradecer por tanto a todas y todos los profesionales su colaboración en la ela-boración 
de esta guía que el Servicio Andaluz de Salud se compromete a impulsar para 
mejorar la asistencia de las personas afectas de este problema de salud. 
José Luís Gutiérrez Pérez 
Director Gerente 
Servicio Andaluz de Salud
resumen de las recomendaciones 9 
resumen de las recomendaciones 
Cuidado de las heridas: quemaduras (NIC 3661) 
Quemaduras epidérmicas o de primer grado 
Limpie la piel con agua del grifo, agua hervida, agua destilada o suero salino 
a temperatura ambiente 22,23 
EVIDENCIA 
MODERADA 
Seque la piel sin frotar la zona lesionada 24-26 EVIDENCIA 
BAJA 
No aplique agua muy fría o helada 27 EVIDENCIA 
BAJA 
Hidrate la piel para restaurar la humedad 36-40 EVIDENCIA 
MODERADA 
Valore el uso de cremas con aporte de corticoides 41,42 EVIDENCIA 
MUY BAJA 
Retire apósitos, gasas y vendajes por capas 10,43,44 EVIDENCIA 
BAJA 
Quemaduras de segundo grado superfi cial / profundo y tercer grado 
Limpieza y desbridamiento 
Irrigue con agua a temperatura ambiente 28, 29 EVIDENCIA 
BAJA 
Limpie la piel con agua del grifo, agua hervida, agua destilada o suero salino 22,23 EVIDENCIA 
MODERADA 
No aplique agua muy fría o helada 27 EVIDENCIA 
BAJA 
Haga el lavado/ aseo por ducha / irrigación 24,45 EVIDENCIA 
BAJA
4 > guías de práctica clínica 
Use clorhexidina como antiséptico de elección en las primeras fases de 
curación 10-12,16,22,23,43,45-47 
10 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras 
EVIDENCIA 
MODERADA 
Seque la piel sin frotar la zona lesionada 24-26,45 EVIDENCIA 
BAJA 
Retire el vello que rodea la quemadura 10,11,43,46,48 EVIDENCIA 
MUY BAJA 
Elimine el vello cortándolo con tijeras en vez de rasurar 49,50 EVIDENCIA 
MODERADA 
Retire apósitos, gasas y vendajes por capas 10,11,22,23,43,45,46 EVIDENCIA 
BAJA 
Utilice la mínima fuerza mecánica para la limpieza, secado y retirada de los 
apósitos 45 
EVIDENCIA 
MUY BAJA 
Retire ampollas o  ictenas 51 EVIDENCIA 
BAJA 
Tratamiento tópico 
En el manejo de una quemadura de segundo grado sin riesgo de infección 
podemos prescindir de agentes tópicos antimicrobianos 56-59 
EVIDENCIA 
MODERADA 
No hay diferencias en la efectividad clínica de un tipo de productos de trata-miento 
en ambiente húmedo sobre otros 60 
EVIDENCIA 
ALTA 
Use apósitos que sean adaptables y con la menor adherencia a la piel lesionada 61 EVIDENCIA 
MODERADA 
Los apósitos hidrocoloides gestionan de manera e ciente el exudado en que-maduras 
super ciales no extensas 12,46,62 
EVIDENCIA 
MODERADA 
Los apósitos hidrocelulares han demostrado mayor capacidad de absorción 
de exudado que apósitos hidrocoloides 63-65 
EVIDENCIA 
BAJA
Los apósitos con silicona protegen la piel perilesional y piel ya epitelizada 66 EVIDENCIA 
MODERADA 
La cura tradicional con una gestión adecuada del exudado es efectiva en el 
cuidado de este tipo de lesiones 68 
EVIDENCIA 
MUY BAJA 
El uso de desbridantes enzimáticos facilita la cicatrización de la quemadura 69 EVIDENCIA 
BAJA 
Aplique quimioterápico tópico, de primera elección, sulfadiazina argéntica en 
quemaduras de segundo y tercer grado 9,10,47 
EVIDENCIA 
ALTA 
Aplique sulfadiazina argéntica con nitrato de cerio en quemaduras de tercer 
grado 8-12,17,18,46,47,75-80 
EVIDENCIA 
MODERADA 
En el manejo del paciente quemado, los apositos liberadores de plata son una 
opción de gran utilidad en cuanto a seguridad clínica 82 
EVIDENCIA 
BAJA 
El uso de apósitos con plata permite distanciar las curas, disminuye la ma-nipulación 
de las mismas y puede disminuir la estancia media hospitalaria 99 
EVIDENCIA 
MODERADA 
Los apósitos de plata disminuyen el dolor en las curas en comparación a la 
sulfadiazina argéntica 103-105 
EVIDENCIA 
MODERADA 
resumen de las recomendaciones 11 
Vendaje en personas con quemadura 
El vendaje de los dedos de manos o pies se hará uno a uno para prevenir la 
adherencia entre ellos 9,10,14,18 
EVIDENCIA 
BAJA 
Infección en personas con quemaduras 
Los cultivos realizados con hisopo nos pueden orientar en el cuidado de estas 
heridas 25 
EVIDENCIA 
MUY BAJA 
No use antibióticos sistémicos como pro lácticos en quemaduras menores10,11,14,18 EVIDENCIA 
MUY BAJA
4  guías de práctica clínica 
Cuidados de la piel (piel epitelizada tras quemadura de segundo o tercer grado) 
(NIC 3584) 
Hidrate la piel para restaurar la humedad 10-12,18,43,80 EVIDENCIA 
12 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras 
MODERADA 
Aplique productos de fotoprotección en zonas epitelizadas 10-12,18,80 EVIDENCIA 
MODERADA 
Terapia nutricional (NIC 1120) 
Evalúe el estado nutricional de forma individualizada y continua hasta la cura-ción 
de las heridas 10,118 
EVIDENCIA 
MUY BAJA 
Aporte de manera precoz una dieta con elevado valor proteico 121-123 EVIDENCIA 
ALTA 
Inicie la alimentación enteral de manera precoz 10,122,124 EVIDENCIA 
MODERADA 
Restablecimiento de la salud bucal (NIC 1730) 
Utilice clorhexidina al 0.12% como antiséptico bucal 125 EVIDENCIA 
MODERADA 
Utilice productos barrera de la mucosa y agentes protectores en el aseo bucal 
y antes de la alimentación 131-135 
EVIDENCIA 
MUY BAJA
resumen de las recomendaciones 13 
Cuidado de los ojos (NIC 1650) 
Limpie de manera exhaustiva los ojos varias veces al día 10 EVIDENCIA 
MUY BAJA 
Manejo del dolor (NIC 1400) 
Utilice medidas coadyuvantes para el manejo del dolor (como la cura en am-biente 
húmedo, el horario reglado, la protección de la piel perilesional o humi-di 
 cación de los apósitos) 24, 145 
EVIDENCIA 
MUY BAJA 
Utilice la mínima fuerza mecánica para la limpieza de la herida y para el seca-do 
posterior 146 
EVIDENCIA 
MUY BAJA 
Quemaduras especiales 
Quemaduras eléctricas 
Cuidado de las heridas: quemaduras (NIC 3661) 
Aplique quimioterápico tópico de primera elección, sulfadiazina argéntica y 
sulfadiazina argéntica con nitrato de cerio en el manejo inicial de lesiones pro-fundas 
de origen eléctrico 150,153 
EVIDENCIA 
MUY BAJA 
Quemaduras químicas 
Cuidado de las heridas: quemaduras (NIC 3661) 
Aplique lavado de arrastre con agua en el manejo de quemaduras químicas 162,163 EVIDENCIA 
MUY BAJA 
Evite el uso de agentes neutralizantes en el manejo de quemaduras químicas 163 EVIDENCIA 
MUY BAJA
introducción 15 
1. introducción 
Las Guías de Práctica Clínica (GPC) son un conjunto de recomendaciones desarrolla-das 
de forma sistemática para ayudar a profesionales y a pacientes a tomar decisiones 
sobre la atención sanitaria más apropiada y a seleccionar las opciones diagnósticas o 
terapéuticas más adecuadas a la hora de abordar un problema de salud o una con-dición 
clínica especifi ca1. Estas guías ayudan a los profesionales a asimilar, evaluar e 
implantar la cada vez mayor cantidad de información científi ca disponible, garantizando 
y mejorando la atención que se presta en el Sistema Sanitario Público Andaluz. 
Los principales criterios de selección para la elaboración de una Guía de Práctica Clínica 
son la frecuencia y gravedad del problema, la variabilidad en la práctica clínica, su reper-cusión 
atendiendo al pronóstico y a la calidad de vida, y el elevado consumo de recursos. 
Las quemaduras cumplen claramente estos criterios, representando una de las patolo-gías 
más frecuentes, graves e incapacitantes que pueden sufrir las personas. 
1.1. Necesidad de una Guía de Práctica Clínica 
 Por su elevada incidencia y morbimortalidad 
Se estima que por cada 100.000 habitantes, alrededor de 300 personas sufren cada año 
quemaduras que requieren atención sanitaria, lo que trasladándolo a nuestro entorno su-pone 
que unos 120.000 españoles sufren algún tipo de quemadura cada año 2. Tan sólo 
un 5% precisan cuidados hospitalarios, motivo que pone de manifi esto la efectividad de 
lo cuidados que se prestan en atención primaria. 
En cuanto a los datos de mortalidad en el año 2008, hubo 202 muertes por quemaduras 
en España, de las cuales 119 fueron hombres y 83 mujeres, incluyendo pacientes de to-das 
las edades. En Andalucía se produjeron 35 defunciones (17 hombres y 18 mujeres) 3. 
Alrededor del 60% de las quemaduras se producen en el medio doméstico 4. Este 
porcentaje puede elevarse hasta cerca del 80% 4 cuando los datos proceden de los 
servicios de Cirugía Plástica, ya que en este caso se incluyen los pacientes derivados 
desde atención primaria. 
Entre el 10 y 15 % se producen en el medio laboral, siendo los principales mecanismos de 
producción, la explosión y la llama, seguida de las quemaduras eléctricas y las químicas.
4  guías de práctica clínica 
Existen diferencias signifi cativas en cuanto al mecanismo de producción y dependen del 
lugar en que se produce el accidente. Las quemaduras domésticas más frecuentes son 
las producidas por líquidos calientes (escaldadura), fundamentalmente agua y aceite, 
seguidas de quemaduras por sólido caliente (plancha, estufa. etc.). De las quemaduras 
producidas en el hogar, el 65% corresponde a escaldaduras y el 20% a sólidos calien-tes, 
las producidas por llama y explosión se sitúan en el 8% 4. La infancia y la vejez son 
las etapas de la vida donde se producen mayor número de quemaduras, así los niños 
menores de 5 años sufren el 45% de las quemaduras severas y éstas se producen 
principalmente en la cocina con líquidos calientes 4. 
 Por la variabilidad de cuidados que coexisten en la práctica clínica. 
La toma de decisiones en relación al abordaje clínico de una persona con una quema-dura 
puede generar incertidumbre en los profesionales, tanto por la gran difi cultad que 
conlleva un diagnóstico acertado en extensión y profundidad de la quemadura, como 
por la elección del tratamiento tópico adecuado. 
En la revisión de la literatura científi ca realizada para esta guía, encontramos abundante 
documentación sobre el cuidado de las personas con quemaduras tales como folletos 
o manuales, algunos de primeros auxilios, sin embargo, la mayoría aporta un nivel de 
evidencia de escasa calidad científi ca, refl ejando gran cantidad de curas, tratamientos 
y manipulaciones diferentes, e incluso en ocasiones perjudiciales que se han llegado 
a emplear por parte de la población general e incluso profesionales de la salud (p.e.: 
aplicación de pasta dentífrica, tomate, etc... en la zona quemada). 
Existen GPC que abordan de forma parcial los cuidados de las personas que sufren que-maduras, 
otras se centran exclusivamente en el diagnóstico y tratamiento médico, y existen 
guías que, aunque bien diseñadas, se alejan de nuestro entorno diario. Sin embargo, no se 
han localizado en la literatura científi ca actual, GPC que aborden de una manera integral 
las intervenciones y acciones con un nivel sufi ciente de evidencia que las sustente y que 
se circunscriba al ámbito de trabajo de enfermería. Asimismo, no se han hallado GPC que 
analicen las intervenciones según su nivel y que aborden el uso de apósitos, basados en la 
cura en ambiente húmedo, como una alternativa en el cuidado y curación de estas lesiones. 
 Por la importante repercusión en la calidad de vida de la persona con quemadura. 
Las quemaduras suponen en sí mismas, en no pocas ocasiones, un importante impac-to 
físico y psíquico, agravado por el recuerdo del trauma vivido, el sufrimiento y dolor del 
cuidado de las lesiones y el tratamiento. El cambio brusco en el estado de salud infl uye 
directamente en la calidad de vida posterior. Las secuelas alteran la imagen corporal, la 
autopercepción y la autoestima. El concepto de secuela posquemadura queda englo-bado 
en la actualidad en el marco general de “calidad de vida”, es decir la percepción 
de salud experimentada y declarada por la persona. 
16 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
introducción 17 
 Por el elevado consumo de recursos sanitarios. 
Proporcionar cuidados de calidad a personas con quemaduras requiere un gasto consi-derable 
en recursos sanitarios (personal, infraestructura, material, etc.). Actualmente ha 
aumentado la supervivencia en estas personas y muchas secuelas pueden corregirse. 
Sin embargo, las complicaciones, la morbilidad y la mortalidad siguen siendo elevadas. 
No se han encontrado estudios recientes de economía de la salud acerca de la persona 
que sufre quemaduras en el territorio nacional, tanto a nivel ambulatorio como en uni-dades 
especializadas. 
Todo ello justifi ca, si cabe, aún más, la elaboración de esta guía, en tanto que prioriza de 
forma explícita los cuidados y recursos necesarios basados en la mejor evidencia dispo-nible. 
Teniendo en cuenta en todo momento la efi ciencia, lo que supone un importante 
control y gestión del gasto sanitario. 
1.2. Población 
Esta GPC va dirigida a personas adultas, niños y niñas de todas las edades que sufran 
quemaduras en todos sus grados y tipologías (excepto las producidas por frío y las 
radioinducidas). 
1.3. Aspectos que aborda la GPC y aspectos clínicos no contemplados 
Esta GPC abordará los siguientes aspectos: 
 Conceptos generales. Defi nición, etiología, epidemiología, prevención, factores de 
riesgo y clasifi cación. 
 Valoración global y focalizada, diagnósticos enfermeros y problemas de colaboración. 
 Cuidados de las quemaduras, cuidados de la piel, terapia nutricional, restableci-miento 
de la salud bucal, cuidados de los ojos y manejo del dolor. 
 Algoritmos de decisión. Algoritmo diagnóstico y terapéutico. 
 Quemaduras especiales. Quemaduras eléctricas y químicas. 
 Material recomendado para el manejo de los cuidados de las personas con quema-duras. 
 Continuidad de cuidados: Circuitos de coordinación/Información y documentación 
clínica. 
 Indicadores epidemiológicos y de calidad.
4  guías de práctica clínica 
Aspectos clínicos no contemplados: 
 Estrategias amplias de prevención primaria en la población general (actividades pre-ventivas 
dirigidas al ámbito doméstico, escuelas, lugar de trabajo). 
 Resucitación precoz del paciente quemado. 
 Manejo hemodinámico del paciente quemado en estado crítico. 
 Cirugía del paciente quemado. 
 Manejo de sustitutos cutáneos defi nitivos en el paciente quemado. 
 Secuelas posquemaduras/ Rehabilitación del paciente quemado. 
 Quemaduras especiales: 
• Quemaduras por frío. Muy baja incidencia en la población en general, suelen 
estar circunscritas a un grupo poblacional de nido compuesto por trabajado-res 
industriales, población militar y/o ciertos deportistas que se ven expuestos 
a temperaturas extremas. 
• Quemaduras radioinducidas (provocadas por radioterapia). Causan toxicidad 
en piel y mucosas. 
1.4. Población diana profesional 
 La guía cubrirá la asistencia que las enfermeras y enfermeros de atención primaria 
(AP) y de atención hospitalaria (AH) del Sistema Sanitario Público Andaluz (SSPA) 
proporcionan a personas que sufren quemaduras. 
 La guía recogerá áreas interdisciplinares que requieren la colaboración entre AP y 
AH del SSPA. 
Al ser una guía del SSPA no hace recomendaciones específi cas respecto a servicios 
externos a esta entidad. Sin embargo, puede ser relevante para la asistencia en centros 
sociosanitarios no incluidos. 
1.5. Proceso asistencial 
La guía aborda los siguientes aspectos del manejo clínico: 
 Clasifi cación de las quemaduras desde el punto de vista etiológico y fi siopatológico: 
sólido caliente, llama, escaldadura, radiaciones ultravioletas y defl agración. Se men-cionará 
en capítulo aparte las quemaduras químicas y eléctricas. 
18 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
introducción 19 
 Clasifi cación de las quemaduras desde el punto de vista fi siopatológico: 
• Según profundidad: quemaduras primer grado, segundo grado super cial, se-gundo 
grado profundo y tercer grado. 
• Según extensión: quemaduras menores, moderadas y graves, en función de 
la super cie corporal quemada. 
 Valoración del paciente quemado. En función de ésta podremos decidir si es factible 
el tratamiento ambulatorio o debe derivarse al paciente a una unidad especializada: 
Unidad de Quemados o Unidad de Cirugía Plástica. 
 Valoración local de la quemadura en función de la extensión, profundidad y localización. 
 Algoritmo diagnóstico, abordando principalmente el diagnóstico enfermero: deterio-ro 
de la integridad cutánea y los problemas colaborativos: quemaduras de segundo 
grado profundo, quemaduras de tercer grado, quemaduras químicas y quemaduras 
eléctricas. 
 Criterios de resultados (NOC: Nursing Outcomes Classifi cation). 
 Indicadores y escalas de los criterios de resultados establecidos. 
 La guía muestra las mejores evidencias disponibles en las intervenciones enfermeras 
(NIC: Nursing Intervention Classifi cation): cuidado de las heridas: quemaduras, cui-dados 
de la piel, terapia nutricional, restablecimiento de la salud bucal, cuidado de 
los ojos y manejo del dolor.
objetivos 21 
2. objetivos 
Objetivo general 
 El objetivo fundamental de esta GPC es mejorar la salud y la calidad de vida de las 
personas afectadas por quemaduras. 
Objetivos específi cos 
1. Reducir la variabilidad y la incertidumbre en la práctica clínica en el abordaje de las 
quemaduras. 
2. Promover la adecuada utilización de las tecnologías sanitarias y orientar en la priori-zación 
de los recursos. 
3. Contribuir en la mejora competencial de los profesionales del SSPA. 
4. Abrir un campo de investigación enfermera sobre cuidados a personas con quema-duras.
3. metodología / elaboración de la guía 
Esta guía ha sido elaborada por enfermeras y enfermeros andaluces de diferentes nive-les 
asistenciales con amplia experiencia clínica, docente o investigadora en el manejo 
de las quemaduras y en la elaboración de protocolos y documentos relacionados con 
las mismas. 
En una fase preliminar se examinó, mediante metodología grupal/cualitativa, la situación 
actual de la atención a las personas que sufren quemaduras en el SSPA. Para ello se 
hizo un DAFO con un grupo de profesionales expertos en la atención a estas personas. 
A partir de este análisis se identifi caron las diferentes áreas y grupos que trabajarían las 
distintas partes de la GPC, coordinado por la Dirección General de Asistencia Sanitaria. 
Se determinó la sistemática de búsqueda de la mejor evidencia disponible. La estrate-gia 
contempló las bases que había que consultar, periodo, términos para la consulta y 
metodología / elaboración de la guía 23 
sistema de “búsqueda inversa”. 
Así se ha realizado una búsqueda en las bases de datos más importantes: Cuiden Plus, 
CUIDATGE, Base de datos para la investigación en enfermería (BDIE), Literatura latina y 
del Caribe de Ciencias de la Salud (LILACS), Índice médico español (IME), Embase, Cu-rrents 
Contens y el International Nursing Index (INI), Medline, Cinahl, Cochrane Library, 
Database of Abstracts of Reviews of Effects (DARE). Se han utilizado los descriptores 
MeSH, Emtree y Cuiden, relacionados con las quemaduras. 
Se realizó la búsqueda sin límite de año, recogiendo todo el contenido de las bases de 
datos hasta Julio de 2010. 
Como resultado de la misma se han incorporado recomendaciones procedentes de 
estudios de investigación y publicaciones que aporten niveles razonables de evidencia 
a las distintas recomendaciones. Se excluyeron de la guía aquellos artículos que no 
cumplieron los requisitos de calidad. Para la clasifi cación de la calidad y fuerza de las 
recomendaciones se utilizó el sistema del GRADE Working Group. En los casos dónde 
se encontraron diferencias a la hora de determinar el nivel de evidencia de la recomen-dación 
se utilizó el consenso formal (Método RAND / UCLA) no encontrando áreas 
específi cas de desacuerdo 5.
4  guías de práctica clínica 
El sistema GRADE 6,7 clasifi ca las evidencias partiendo del diseño del estudio, pero 
aumenta o disminuye el nivel de la misma considerando otros elementos, fundamental-mente 
la calidad del estudio, la consistencia del mismo y el tipo de evidencia generada 
(directa o indirecta) para dejar la recomendación en cuatro niveles: 
ALTA Es muy poco probable que nuevos estudios cambien la con anza que tenemos 
en el resultado estimado 
MODERADA Es probable que nuevos estudios tengan un impacto en la con anza que tene-mos 
y puedan modi car el resultado. 
BAJA Es muy probable que nuevos estudios tengan un impacto importante en la 
con anza que tenemos y puedan modi car el resultado. 
MUY BAJA El resultado no ha sido demostrado 
Es preciso destacar que la presencia de un nivel de evidencia Bajo o Muy Bajo, en mu-chas 
ocasiones no es sinónimo de mala evidencia, sino que simplemente refl eja la falta 
de estudios que confi rmen o desmientan el resultado o bien son estudios cualitativos, 
consenso de expertos, etc. 
 La guía esta estructurada por apartados siguiendo el proceso enfermero: Diagnós-ticos 
de Enfermería (NANDA), Criterios de Resultados (NOC) e Intervenciones (NIC). 
 Colaboradores expertos han participado en la formulación de preguntas y en la revi-sión 
del primer borrador de la guía. 
 Igualmente se ha realizado una revisión externa por parte de profesionales ajenos a 
los autores y colaboradores de la guía. Así mismo se ha contactado con las distintas 
Sociedades Científi cas para que a través de sus miembros realizaran otra revisión 
independiente. 
24 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
Tras la publicación de esta guía se establecerá un proceso de actualización. Este proce-so 
incluirá un sistema de monitorización de las publicaciones a partir de Julio de 2010. 
La periodicidad será semestral (enero-julio) y los responsables de esta monitorización 
serán los autores y los revisores de la guía. Se establecerá la fi gura de un coordinador 
que será el que reciba la información de estos. La búsqueda y el análisis se harán por 
pares. Una vez que el coordinador reciba los informes, se pondrá en contacto con to-dos 
los responsables para decidir la necesidad de actualizar o no la guía. En caso de 
considerar necesario una actualización se seguirán los pasos realizados en esta guía, 
es decir, búsqueda bibliográfi ca (a partir de julio de 2010), evaluación crítica y síntesis, 
actualización del texto y de las evidencias disponibles, revisión interna, revisión externa 
(sociedades, profesionales independientes y asociaciones de pacientes) y publicación 
vía electrónica de la nueva guía. 
metodología / elaboración de la guía 25
conceptos generales 27 
4. conceptos generales 
4.1. Defi nición 
Las quemaduras son el resultado de un traumatismo físico o químico que induce la desna-turalización 
de las proteínas tisulares, produciendo desde una leve afectación del tegumen-to 
superfi cial hasta la destrucción total de los tejidos implicados. Producen tres efectos: 
pérdida de líquidos, pérdida de calor, lo que puede causar hipotermia y pérdida de la ac-ción 
barrera frente a los microorganismos, aumentando la susceptibilidad de infección 8-13. 
4.2. Etiología 
Los mecanismos por los que se producen las quemaduras son muy variados, siendo 
los más comunes 8-14: 
Mecanismos de producción de las quemaduras 
MECANISMO DESCRIPCIÓN 
Líquido caliente 
Producidas normalmente por agua (escalda-dura) 
o aceite. 
Llama Producidas por fuego. 
Sólido caliente 
Producidas por contacto con super cies ca-lientes 
(planchas, hornos, estufa, tubo de es-cape) 
Electricidad 
Producidas por el paso de la corriente eléctri-ca 
a través del organismo. 
Productos Químicos 
Producidas en la piel y/o tejidos por un agente 
químico (ácidos, álcalis o sustancias orgánicas). 
Frío 
Producidas por hipotermia (eritema pernio, 
pie de trinchera o pie de inmersión) o conge-lación 
(temperatura inferior a 0º C) 
Radiación 
Producidas por exposición a otras energías 
(Rayos UVA/UVB o Radioterapia) 
Tabla elaborada por los autores de esta guía
4  guías de práctica clínica 
4.3. Epidemiología: indicadores y costes 
Los indicadores epidemiológicos son un instrumento de gran utilidad para medir el 
alcance y la evolución temporal del problema de las quemaduras, sin embargo y por 
diversas causas, la información epidemiológica relacionada con las quemaduras ha te-nido 
un escaso desarrollo. 
Otro de los graves problemas para la obtención de indicadores epidemiológicos com-parables 
han sido los diferentes enfoques metodológicos existentes. 
Los datos más actualizados en la Comunidad Autónoma Andaluza son: 
 En el Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla el número promedio de per-sonas 
que precisan ingreso hospitalario por quemaduras cada año es de 250, dado 
que el número anual de urgencias por quemaduras se sitúa en torno a la 1.500 al 
año, el porcentaje de ingresos oscila entre un 15 y un 20 % de estos pacientes, 
siendo el resto atendidos ambulatoriamente 13. En el año 2009 hubo 1278 urgencias 
por Quemaduras en la Unidad de Quemados, de los que necesitaron ingresos 193, 
y fallecieron 11. 
 En el Hospital Universitario Carlos Haya de Málaga hay anualmente un volumen de 340 
a 440 personas con quemaduras, precisando ingreso en la Unidad de Quemados entre 
un 35 y un 45%, siendo el resto, atendidos ambulatoriamente 12. 
A nivel nacional los datos de altas hospitalarias por quemaduras en el 2008 fueron de 
4.422, de las cuales 2.908 fueron hombres y 1.514 mujeres, (pacientes de todas las 
edades). En Andalucía las altas fueron 706, de las cuales 437 correspondieron a hom-bres 
y 269 a mujeres 3. 
Actualmente se está produciendo una implantación progresiva de indicadores debido 
principalmente a la dimensión del problema, a los nuevos avances científi cos en el trata-miento 
y cuidado de estas heridas, a las aportaciones de asociaciones científi cas intere-sadas 
en el tema y la nueva gestión de los cargos de responsabilidad sanitaria especial-mente 
desde el desarrollo de planes de calidad por centros y unidades de gestión clínicas. 
En cuanto a los costes, si bien no existen estudios que revelen los costes reales de 
la atención sanitaria a estas personas, debido a la gran variabilidad en su asistencia 
y a los distintos criterios de ingreso, alta y seguimiento, se estima que estos son muy 
elevados. En quemaduras graves, la extensión de esta, su profundidad, y las lesiones 
asociadas, implican la utilización frecuente de los servicios más costosos del Sistema 
Sanitario Público Andaluz: emergencias, cuidados intensivos, quirófanos y rehabilitación 
física y psíquica. 
28 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
conceptos generales 29 
4.4. Prevención 
Prevenir es la mejor forma de tratar las quemaduras. Es difícil orientar a la población en 
general ya que su comportamiento suele estar sujeto a determinantes específi cos, que 
están marcados por sus tendencias culturales, ocio, situación geográfi ca e industria, por 
lo tanto sus propios factores de riesgo. La promoción de la salud, prevención de la enfer-medad 
y la educación para la salud deben estar enfocados y ajustados a la cultura local. 
Hay un número muy limitado de estudios de investigación que permitan sacar conclu-siones 
acerca de la efectividad de los programas de prevención de quemaduras. Lo que 
sí se ha logrado a través del tiempo, es reducir la magnitud de las quemaduras. 
Los accidentes se clasifi can en dos grandes grupos: en el ámbito doméstico y en el 
lugar de trabajo, por lo que la prevención comienza por todo lo que nos rodea, el hogar 
es el ambiente más inmediato que nos circunscribe y el de mayor incidencia. 
Actividades de prevención primaria en la población general ya sea en el ámbito domés-tico, 
escuelas, lugar de trabajo y protección de quemaduras solares están recogidas en 
la “Guía de prevención y cuidados de las personas con quemaduras” que se publica 
como anexo a esta guía.
4  guías de práctica clínica 
4.5. Factores de riesgo 
Al tratarse de una lesión cutánea grave, ocasionada accidentalmente, cualquier persona 
es sensible a padecerla, no existiendo una población diana específi ca. 
Sí es conveniente tener en cuenta, que tanto la infancia como la vejez son poblaciones 
con características especiales a la hora de enfrentarse a este tipo de accidentes. En el 
caso de la infancia, cuanto más baja es su edad, mayor es la proporción entre la super-fi 
cie corporal (pérdida de calor) y la masa corporal total (producción de calor), por lo que 
la pérdida de calor es más fácil y rápida, además al tener aún su sistema termorregu-lador 
inmaduro, no disponen de mecanismos de defensa frente al frío. Por su parte, en 
la vejez se produce un descenso del metabolismo basal (metabolismo en reposo) y por 
tanto, su producción de calor es menor 15. 
4.6. Clasifi cación de las quemaduras 
4.6.1. Según la profundidad 
Es importante resaltar que la evaluación inicial de la profundidad de las quemaduras es 
con frecuencia un ejercicio difícil debido al carácter dinámico que presentan durante las 
primeras 48-72 horas, por lo que se debe valorar de nuevo a los 2 ó 3 días 8-13,16. 
4.6.1.1. Quemaduras epidérmicas o de primer grado 
Son las más superfi ciales y dolorosas, afectando únicamente a la epidermis. 
Exteriormente se distinguen por ser lesiones eritematosas, levemente infl amatorias, 
donde se conserva la integridad de la piel. 
Los ejemplos más clásicos son los de origen solar o por escaldadura de agua 8-13. 
QUEMADURAS DE PRIMER GRADO 
 Eritema o enrojecimiento cutaneo 
 Dolorosas 
 No fl ictenas 
 Curación espontánea en 5 días 
 No producen secuelas permanen-tes 
en la piel 
Quemadura solar de primer grado. 
30 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
4.6.1.2. Quemaduras dérmicas superfi ciales o de segundo grado superfi cial 
Dañan el estrato dérmico de forma parcial, afectando sólo dermis papilar. Con frecuen-cia 
aparecen fl ictenas o ampollas intactas como resultado del edema subyacente. Son 
también dolorosas y de aspecto rosáceo y si se retiran las fl ictenas la imagen es clási-camente 
descrita como un “rocío hemorrágico” (exudativas e hiperémicas) 8-13. 
conceptos generales 31 
QUEMADURAS DE SEGUNDO GRADO SUPERFICIAL 
 Presencia de fl ictena o ampollas intactas 
 Dolorosas 
 Folículo piloso conservado 
 Retorno venoso normal 
 Remisión en 8-10 días 
 Posibilidad de despigmentación cutánea o discromía. 
Quemadura de segundo grado superfi cial con fl ictenas. Quemadura de segundo grado superfi cial con fl ictenas. 
Quemadura de segundo grado superfi cial, 
tras retirada de fl ictenas
4  guías de práctica clínica 
4.6.1.3. Quemaduras dérmicas profundas o segundo grado profundo 
La afectación llega hasta la dermis reticular. Presencia de fl ictenas o ampollas rotas, el 
lecho de la quemadura es de aspecto pálido y moteado. Disminución de la sensibilidad 
o hipoalgesia en algunos casos e hiperalgesia en otros. A veces conservan el folículo 
piloso o las glándulas sebáceas 8-13. 
QUEMADURAS DE SEGUNDO GRADO PROFUNDO 
 Flictenas o ampollas rotas 
 Hipoalgesia o hiperalgesia 
 Folículo piloso dañado 
 Retorno venoso lento 
 Puede precisar escarotomía (incisión quirúrgica para liberar o prevenir un síndrome 
compartimental en tejido edematizado) 
 Si en 21 días no epiteliza, derivar a Cirugía Plástica 
 Posibilidad de secuelas cicatriciales 
4.6.1.4. Quemaduras de espesor total o de tercer grado 
Implican la destrucción del espesor total de la piel. El paciente no manifi esta dolor en la 
lesión debido a la afectación de las terminaciones nerviosas, salvo en los tejidos sanos 
colindantes. 
Se distinguen por la formación de una escara de consistencia apergaminada y de color 
blanquecino 8-13. 
QUEMADURAS DE TERCER GRADO 
 Indolora 
 Blanquecina, amarilla o marrón oscuro 
 Apergaminada y correosa 
 Vasos trombosados 
 Tratamiento quirúrgico obligado 
 Puede requerir amputación 
 Secuelas importantes 
32 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
conceptos generales 33 
Es importante destacar que la valoración 
de las quemaduras de tercer grado en ni-ños 
pequeños y ancianos difi ere de forma 
notable con respecto de la de los adultos, 
presentando una serie de características 
que nos pueden inducir a error a la hora 
de clasifi car la profundidad de sus lesio-nes. 
En primer lugar, las quemaduras en 
este tipo de pacientes pueden presentar 
un color rojo intenso (rojo frambuesa) por 
lo que podrían parecer de segundo grado; 
sólo en raras ocasiones se aprecian las típi-cas 
lesiones blancas o en pergamino 9. En 
segundo lugar, se puede ver al trasluz los 
vasos trombosados en la zona quemada. 
Estas características son más intensas 
cuanta menos edad tiene el niño, o mayor 
edad el anciano. Con el objetivo de llevar a 
cabo una correcta evaluación de la profun-didad 
de las quemaduras en estos pacientes, es necesario esperar un plazo aproxima-do 
de 48 horas para determinarla con mayor certeza. 
4.6.1.5. Quemaduras de cuarto grado 
Actualmente la denomina-ción 
de quemaduras de 
cuarto grado no se utiliza en 
la práctica clínica. Se refi ere 
a situaciones donde el daño 
se extiende a estructuras 
profundas como músculos, 
tendones y hueso. Estas 
quemaduras se denominan 
también carbonización 8-12. 
Quemadura de cuarto grado o carbonización. 
Quemadura de tercer grado con escara blanquecina y 
marrón oscuro.
4  guías de práctica clínica 
Tabla resumen de las características de distintos tipos de quemaduras 
Tipo y Grado Aspecto Sensibilidad de 
la zona 
34 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras 
Curación Agente causal 
Epidérmica o 
de primer grado 
- Eritema 
- Edema mínimo 
- No exudativa 
- No  ictenas o 
ampollas 
Muy dolorosas - Espontánea 
- 4-5 días 
- No cicatriz 
- Sol 
- Fogonazo menor 
- Líquidos 
Dérmica 
superfi cial o de 
segundo grado 
superfi cial 
- Rosada hasta 
rojo brillante 
- Sí  ictenas 
- Sí folículo 
pilosebaceo 
- Exudativas 
Muy dolorosas - Espontánea 
- 8-10 días 
- No cicatriz (si 
no se infecta) 
- Líquidos calientes 
- De agración o 
llama 
- Exposición a sust. 
químicas diluidas 
Dérmica 
profunda o de 
segundo grado 
profundo 
- Pálido y 
moteado 
- No  ictenas 
- Exudativas 
- A veces 
conserva 
folículo 
pilosebaceo 
Hipoalgesia o 
Hiperalgesia 
- Curación 
lenta 3 
semanas o 
más 
- Sí cicatriz 
- Pérdida de 
vello 
- Puede 
precisar 
cirugía 
- Líquidos calientes 
- De agración o 
llama 
- Exposición 
prolongada a sust. 
químicas 
Espesor total 
o de tercer y 
cuarto grado 
- Blanco 
nacarado hasta 
negruzco 
- Escara 
- Aspecto 
apergaminado 
- Vasos 
trombosados 
Anestesia - Necesidad de 
cirugía 
- Sí cicatriz 
- Líquidos calientes 
- De agración o 
llama 
- Contacto 
prolongado a 
sólidos calientes 
- Electricidad 
- Sust. químicas 
Tabla resumen elaborada por los autores de esta guía.
+ 
9 
9 9 
conceptos generales 35 
4.6.2. Según la extensión 
La extensión de la quemadura es una característica de vital 
importancia para el pronóstico, junto con la localización y el 
grado de profundidad. Para calcular la Superfi cie Corporal 
Quemada (SCQ), los métodos mas conocidos son: 
 La regla de los 9, de Wallace: se usa frecuentemen-te 
para valorar grandes superfi cies de un modo rápido 
en adultos. No se contabilizan aquellas quemaduras de 
primer grado. En el caso de los niños se debe tener en 
cuenta que la proporción de la superfi cie craneal res-pecto 
de los miembros inferiores es mayor, utilizando la 
regla de Lund-Browder 9-14. 
18 
9 9 
9 9 32 
16 
9 9 
9 9 34 
 Regla del 1 ó regla de la palma de la mano: 
instrumento de evaluación rápida de la superfi cie 
en quemaduras poco extensas. La palma de la 
mano de la persona afectada, equivale al 1% de 
la superfi cie corporal, se puede utilizar en cual-quier 
edad. Se superpone la mano del paciente 
sobre la quemadura sufrida para obtener el cál-culo 
aproximado 9-14. 
9% 
36% 
18% 
18% 
18% 
9% 
1% 
Porcentaje de superfi cie Corporal en función de la edad 
Adaptado del Royal Hospital for sick children, Edimburgh 
32 
16 16 
17 
16 16 
32 
17 17 
11 
18 18 
36 
18 18 
- 1 Año 2 Años 5 Años 10 Años 15 Años 
1%
5. valoración, diagnósticos, resultados 
valoración, diagnósticos, resultados 37 
5.1. Valoración del paciente quemado 
5.1.1. Valoración general 
La valoración general del paciente se defi ne como un proceso diagnóstico, multidimen-sional 
e interdisciplinar que tiene como fi nalidad contabilizar las capacidades y proble-mas 
biopsicosociales de la persona, con la intención de evaluar el estado de salud del 
mismo y establecer un plan integral para el tratamiento y su seguimiento a largo plazo. 
Debe incluir así mismo los aspectos psico-sociales, formas de afrontamiento y de adap-tación, 
entorno de cuidados…identifi cando a la/s persona/s cuidadora/s y valorando 
conocimientos, habilidades, actitudes, medios materiales y apoyo social. 
Deberá determinar el estado general de salud y las posibles enfermedades concomitantes. 
Establecer un correcto pronóstico inicial de las quemaduras es esencial para instaurar 
un tratamiento óptimo, evitando así complicaciones adicionales. En función del mismo, 
podremos decidir si el tratamiento es ambulatorio o debemos derivar al paciente a una 
unidad especializada. 
La Valoración Primaria es la realizada en primera instancia tras el trauma térmico. El 
manejo inicial del paciente está basado en el principio de que el paciente gran quemado 
debe tratarse como paciente politraumatizado, y comienza siguiendo la secuencia ABC, 
prestando atención a la vía aérea (A), la respiración (B) y la circulación (C). Sólo cuando 
el paciente se encuentre estable se debe evaluar la gravedad de las quemaduras. 
El mayor porcentaje de accidentes por quemaduras pueden tratarse en AP, sin embar-go 
las quemaduras más complejas o con otras patologías asociadas de importancia 
precisan cuidados en centros especializados.
4  guías de práctica clínica 
 Es fundamental valorar e incluir junto con el estado general y actual de salud 
unos datos específi cos: 
• Hora cero: hora aproximada en la que se produce la lesión, es crucial para iniciar 
la reposición del volumen. 
• Agente de la lesión y tiempo de contacto: necesario para el tratamiento inicial 
y orientativo de la profundidad de la lesión. 
• Recinto cerrado o abierto: permite sospechar daños en las vías aéreas y riesgo 
de lesiones inhalatorias. 
• Mecanismo del accidente: permite sospechar lesiones asociadas; por ejemplo 
caída desde una altura, accidente de tráfi co, explosión, etc. 8, 10-14, 17, 18. 
5.1.2. Valoración de la quemadura 
Para realizar la valoración de la quemadura es necesario: 
 Determinar la extensión (% de superfi cie corporal quemada). 
Utilizar la regla del 1 ó regla de la palma de la mano para superfi cies poco extensas. 
En grandes superfi cies quemadas utilizar la regla de los 9 de Wallace y las cartas de 
Lund-Browder para la edad pediatrica. 
 Determinar el grado de profundidad 
Utilizaremos la clasifi cación de las quemaduras, primer grado, segundo grado super-fi 
cial y profundo y tercer grado. 
 Localización 
Las quemaduras conllevan 
mayor gravedad en zonas de 
riesgo, como son: cara, cuello, 
manos, pies, genitales, zona 
perianal, y todas las zonas 
de fl exión. Cualquier posible 
lesión sobre éstas, implica un 
mayor riesgo de secuelas es-téticas 
y funcionales 11,18. Ade-más 
las quemaduras que afecten a manos, pies, genitales, y zona perianal, tienen 
mayor riesgo de infectarse debido a la colonización bacteriana existente en la zona. 
38 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
valoración, diagnósticos, resultados 39 
 Criterios de gravedad de las quemaduras 9-14 
QUEMADURA 
MENOR 
• 15% de SCQ (super cie corporal quemada) o menos de primer o segun-do 
grado en adultos. 
• 10% de SCQ o menos de primer o segundo grado en niños. 
• 2% SCQ o menos de tercer grado en niños o adultos (que no afecten 
ojos, orejas, cara o genitales) 
QUEMADURA 
MODERADA 
• 15-25% de SCQ de segundo grado en adultos. 
• 10-20% de SCQ de segundo grado en niños. 
• 2-10% de SCQ de tercer grado en niños o adultos (que no afecten ojos, 
orejas, cara o genitales) 
QUEMADURA 
MAYOR 
•  25% de SCQ de tercer grado en adulto. 
•  20% de SCQ de segundo grado en niños. 
•  10% de SCQ de tercer grado en niños o adultos. 
• Quemaduras de segundo y tercer grado que involucran ojos, oídos, ore-jas, 
cara, manos, pies, articulaciones principales, periné y genitales. 
• Todas la lesiones inhalatorias con o sin quemaduras. 
• Quemaduras eléctricas. 
• Quemaduras químicas en áreas como la cara, párpados, orejas, manos, 
pies, articulaciones principales, periné y genitales 
• Quemaduras asociadas a traumatismos. 
• Quemaduras en personas de alto riesgo: diabetes, desnutrición, enferme-dad 
pulmonar, enfermedad cardiovascular, alteraciones sanguíneas, SIDA 
u otras enfermedades inmunodepresoras, cáncer. 
• Quemaduras en personas afectadas de enfermedad mental. 
• Quemaduras en mujeres embarazadas. 
American Burn Association 
Tras la realización de una valoración focalizada, el/la enfermero/a referente, junto al 
paciente y su familia, establecerá los diagnósticos (NANDA)19, los criterios de resulta-dos 
(NOC)20, y las intervenciones a realizar con sus actividades (NIC)21, posteriormente 
valorará los resultados.
4  guías de práctica clínica 
5.2. Diagnósticos NANDA y Problemas de Colaboración 
DIAGNÓSTICOS 
NANDA 
CRITERIOS DE 
RESULTADO 
(NOC) 
INDICADORES 
40 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras 
ESCALAS INTERVENCIONES 
(NIC) 
00046 Deterioro de la integridad 
cutánea 
R / C factores externos (llama, es-caldaduras, 
sólido caliente, sustancias 
químicas, corriente eléctrica defl agra-ción, 
frío o radiación / radioactividad) 
M / P alteración de la superfi cie 
de la piel (quemaduras de primer y 
segundo grado superfi cial) 
1103 Curación de la 
herida por se-gunda 
intención 
110304 Resolución de 
la secreción 
serosa 
110307 Resolución 
del eritema 
cutáneo 
circundante 
110310 Resolución de 
las ampollas 
cutáneas 
Escala (h): de 
Extenso hasta 
Ninguno 
(1): Extenso 
(2): Sustancial 
(3): Moderado 
(4): Escaso 
(5): Ninguno 
INTERVENCIONES 
PRIMARIAS a 
3661 Cuidados de las he-ridas: 
quemaduras 
3584 Cuidados de la piel 
INTERVENCIONES 
COMPLEMENTARIAS b 
1120 Terapia Nutricional 
1730 Restablecimiento de 
la salud bucal 
1650 Cuidado de los ojos 
1400 Manejo del dolor 
a: Intervenciones en las que, en mayor o menor medida, aplicaremos sus actividades. 
b: Intervenciones en las que, dependiendo del paciente y tipo de quemaduras aplicaremos o no sus actividades. 
Algunas de estas intervenciones pueden quedar recogidas en las primarias (p.e.: En las actividades de la interven-ción 
“Cuidado de las heridas: quemaduras” se especifi ca “Asegurar la ingesta de nutrientes y líquidos”). 
En esta GPC se ha decidido abordarlas como Intervenciones independientes dada la importancia que adquieren.
valoración, diagnósticos, resultados 41 
PROBLEMAS 
COLABORATIVOS 
CRITERIOS DE 
RESULTADO 
ESCALAS INTERVENCIONES 
(NIC) 
• Quemaduras de 2º grado 
profundo 
• Quemaduras de 3ª grado 
• Quemaduras químicas 
• Quemaduras eléctricas 
1101 Integridad 
tisular: piel y 
membranas 
mucosas 
110101 Temperatura 
110103 Elasticidad 
110104 Hidratación 
1103 Curación 
de la herida 
por segunda 
intención 
110301 Granulación 
110303 Resolución de 
la secreción 
purulenta 
110304 Resolución de 
la secreción 
serosa 
Escala (a): de 
Gravemente 
Comprometido hasta 
No comprometido 
(1): Gravemente com-prometido 
(2): Sustancialmente 
comprometido 
(3): Moderadamente 
comprometido 
(4): Levemente compro-metido 
(5): No comprometido 
Escala (i): de Ninguno 
hasta Extenso 
(1): Ninguno 
(2): Escaso 
(3): Moderado 
(4): Sustancial 
(5): Extenso 
Escala (h): de Extenso 
hasta Ninguno 
(1): Extenso 
(2): Sustancial 
(3): Moderado 
(4): Escaso 
(5): Ninguno 
INTERVENCIONES 
PRIMARIAS a 
3661 Cuidados de las he-ridas: 
quemaduras 
3584 Cuidados de la piel 
INTERVENCIONES 
COMPLEMENTARIAS b 
1120 Terapia Nutricional 
1730 Restablecimiento de 
la salud bucal 
1650 Cuidado de los ojos 
1400 Manejo del dolor 
a: Intervenciones en las que, en mayor o menor medida, aplicaremos sus actividades. 
b: Intervenciones en las que, dependiendo del paciente y tipo de quemaduras aplicaremos o no sus actividades. 
Algunas de estas intervenciones pueden quedar recogidas en las primarias (p.e.: En las actividades de la interven-ción 
“Cuidado de las heridas: quemaduras” se especifi ca “Asegurar la ingesta de nutrientes y líquidos”). 
En esta GPC se ha decidido abordarlas como Intervenciones independientes dada la importancia que adquieren.
cuidados / intervenciones NIC 43 
6. cuidados / intervenciones NIC 
6.1. Cuidado de las heridas: quemaduras (NIC 3661) 
6.1.1. Quemaduras de primer grado o epidérmicas 
Limpie la piel con agua del grifo, agua hervida, agua destilada o suero salino a 
temperatura ambiente 22, 23 
EVIDENCIA 
MODERADA 
Para limpiar la piel quemada o retirar restos de productos (cremas, ceras, etc.) es efec-tivo 
el agua del grifo (si es agua potable), el agua hervida, el agua destilada o el suero 
salino isotónico (suero fi siológico al 0.9%). 
Seque la piel sin frotar la zona lesionada 24-26 EVIDENCIA 
BAJA 
Tras el lavado se procederá al secado minucioso con toques, nunca se frotará la zona 
lesionada para no dañar los tejidos 24-26. 
No aplique agua muy fría o helada 27 EVIDENCIA 
BAJA 
El uso de agua fría o helada (15º C) produce vasoconstricción acelerando la progresión 
de la quemadura local y aumentando el dolor. En caso de extensiones elevadas, favo-rece 
el riesgo de hipotermia. La temperatura ideal para la irrigación tras la exposición al 
calor oscila entre 15 y 20 ºC con una duración media de 20 minutos 28,29. En la mayoría 
de los pacientes, al poco tiempo de comenzar la aplicación de agua fría se observa una 
reducción efectiva del dolor. Esta analgesia se debe junto a la interrupción de la acción 
del calor a una inhibición en la liberación de mediadores tisulares (por ejemplo, trom-boxanos, 
prostaglandinas, leucotrienos) 30. 
La eliminación más efectiva del calor se obtiene mediante agua corriente, pero requiere 
una gran cantidad de agua. Si no se dispone de agua corriente la zona de piel afectada 
se puede introducir en un baño de agua o se le puede aplicar compresas húmedas. El 
comienzo del tratamiento con agua fría debe comenzar lo antes posible 29,31. Otra op-ción 
es el uso de mantas para el tratamiento de quemaduras 32. 
La temperatura idónea para el baño diario es aquella que resulte agradable para la per-sona, 
se estima que la temperatura óptima es de 32 ºC aproximadamente. 
La habitación y la sala de curas debe mantenerse a una temperatura de 26-27ºC evi-tando 
las corrientes de aire, pues aumentará las molestias (favorecen la evaporación y, 
por consiguiente, cambios de temperatura en el paciente) 33.
4  guías de práctica clínica 
En los niños la relación de la superfi cie cutánea con la masa corporal es mayor, lo 
que favorece la perdida rápida y brusca del calor, siendo muy susceptibles de su-frir 
hipotermia 29,33,34, por tanto mantendremos un control estricto y continuo de las 
constantes vitales 30,35. 
Hidrate la piel para restaurar la humedad 36-40 EVIDENCIA 
44 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras 
MODERADA 
Al producirse la quemadura se inicia un mecanismo fi siológico de deshidratación, es por 
ello por que debemos hidratar de forma activa la piel, aportando sustancias coadyu-vante 
para la recuperación y el mantenimiento de la hidratación, evitando con esto la 
sequedad de la piel que es la causante del prurito o picores tan característicos en las 
personas que sufren quemaduras. Las sustancias empleadas podrán aplicarse en for-ma 
de cremas, emulsiones o geles y deben contener glicerina, propilenglicol, sorbitol, 
urea, ceras, vitaminas liposolubles (Vit A, y E) y colágeno 36-40. 
Valore el uso de cremas con aporte de corticoides 41,42 EVIDENCIA 
BAJA 
Las cremas con corticoides son uno de los escasos preparados tópicos no antisépticos 
de los que existen estudios científi cos en pacientes con quemaduras de primer grado. 
Están especialmente indicadas en quemaduras faciales superfi ciales, aunque existen 
estudios con tamaños muestrales pequeños y limitaciones metodológicas en las que se 
han utilizado en otras partes del cuerpo con resultado satisfactorio. Su empleo no debe 
prolongarse más de 48 h posquemadura 41, 42. 
Su uso no está exento de efectos secundarios, retraso en la epitelización, disminución 
de defensas inmunitarias (micosis, herpes, infección bacteriana), etc., por lo que debe 
valorarse y personalizar su uso en función del paciente. 
Retire apósitos, gasas y vendajes por capas 10,43,44 EVIDENCIA 
BAJA 
Si se ha aplicado algún tipo de apósito, la retirada debe hacerse de forma minuciosa y 
empleando la mínima fuerza mecánica, para esto se humedecerán las gasas y así se 
evitará que se adhieran y produzcan efectos no deseados como lesiones, desprendi-mientos 
de islotes de piel, sangrados y dolor innecesario. 
Estas quemaduras presentan muy poco riesgo de infección, normalmente depende 
más de los factores concomitantes de la persona con quemaduras que de la propia 
lesión, por tanto no es recomendable el uso de quimioterápicos tópicos de forma pre-ventiva 
en este tipo de lesiones, ya que la evidencia no aporta prueba de que mejoren 
su pronóstico y además puede ser causa de efectos secundarios importantes.
6.1.2. Quemaduras de segundo grado superfi cial/profundo y tercer grado 
cuidados / intervenciones NIC 45 
Limpieza y desbridamiento 
Irrigue con agua a temperatura ambiente 28, 29 EVIDENCIA 
BAJA 
Los cuidados iniciales del paciente que ha sufrido quemaduras consisten en la irrigación 
con abundante agua a temperatura ambiente. En el caso de quemaduras extensas se 
aplicará mantas térmicas para evitar la hipotermia, una de las complicaciones más fre-cuentes 
en las personas con quemaduras. 
La temperatura ideal para la irrigación tras la exposición al calor oscila entre 15 y 20 ºC 
con una duración media de 20 minutos 28,29. En la mayoría de los pacientes, al poco 
tiempo de comenzar la aplicación de agua fría se observa una reducción efectiva del do-lor. 
Esta analgesia se debe junto a la interrupción de la acción del calor a una inhibición 
en la liberación de mediadores tisulares (por ejemplo, tromboxanos, prostaglandinas, 
leucotrienos) 30. 
La eliminación más efectiva del calor se obtiene mediante agua corriente, pero re-quiere 
una gran cantidad de agua. Si no disponemos de agua corriente, se puede 
introducir la zona de piel afectada en un baño de agua o se le puede aplicar com-presas 
húmedas. El comienzo del tratamiento con agua fría debe comenzar lo antes 
posible 29, 31. Otra opción existente en el mercado son las mantas para el tratamiento 
de quemaduras 32. 
Los niños, en relación a su masa corporal, tienen una mayor superfi cie cutánea, esto 
favorece la perdida rápida y brusca del calor siendo muy susceptibles de sufrir hipo-termia 
29,33,34, por tanto mantendremos un control estricto y continuo de las constantes 
vitales 30,35. 
Limpie la piel con agua del grifo, agua hervida, agua destilada o suero salino22, 23 EVIDENCIA 
MODERADA 
Para el aseo de la piel en el paciente quemado es tan efectivo el agua del grifo (si es 
agua potable), el agua hervida, el agua destilada o el suero salino isotónico (suero fi - 
siológico al 0.9%). No existen datos que permitan recomendar como más efi caz en su 
utilización a ninguna de ellas sobre las otras, excepto por criterios económicos. 
No aplique agua muy fría o helada 27 EVIDENCIA 
BAJA
4  guías de práctica clínica 
El uso de agua fría o helada (15º C) producen vasoconstricción acelerando la progre-sión 
de la quemadura local y aumentando el dolor. En caso de extensiones elevadas, 
favorece el riesgo de hipotermia 27. La temperatura ideal para el aseo diario, es aquella 
que resulte agradable para la persona, se estima que la temperatura óptima es la de 
32 ºC aproximadamente. 
Haga el lavado/ aseo por ducha / irrigación 24,45 EVIDENCIA 
46 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras 
BAJA 
Siempre que el estado de la persona con quemadura lo permita, se recurrirá al aseo 
mediante ducha o irrigación con abundante agua, interponiendo la mano entre el agua 
y la lesión para que caiga mansamente. Mantener una temperatura uniforme, evitando 
cambios bruscos. Estos pacientes son especialmente susceptibles a las agresiones del 
medio ambiente. Evitar inmersiones prolongadas como medida para minimizar el riesgo 
de infección 24,45. 
Use clorhexidina como antiséptico de elección en las primeras fases de 
curación10-12,16,22,23,43,45-47. 
EVIDENCIA 
MODERADA 
El uso de antisépticos en este tipo de lesiones está avalado por abundantes estudios, 
su mayor evidencia radica en las primeras fases como coadyuvante en la descontami-nación 
y en la eliminación del tejido desvitalizado presente. 
La clorhexidina se presenta como el antiséptico de elección en los pacientes quema-dos 
debido a que proporciona protección frente a gérmenes Gram + y Gram -, posee 
muy baja absorción sistémica y escaso poder sensibilizante. Es necesario un lavado 
posterior para eliminar los restos del antiséptico, evitando efectos secundarios como 
el dolor y el prurito. 
Seque la piel sin frotar la zona lesionada 24-26,45 EVIDENCIA 
BAJA 
Tras el lavado se procederá al secado minucioso con toques, nunca se frotará la zona 
lesionada para no dañar los tejidos 24-26,45. 
Retire el vello que rodea la quemadura 10,11,43,46,48 EVIDENCIA 
MUY BAJA 
Es conveniente retirar el vello de toda la zona afectada por la quemadura para facilitar 
las curas y favorecer la correcta evolución de la herida.
Elimine el vello cortándolo con tijeras en vez de rasurar 49,50 EVIDENCIA 
MODERADA 
Es conveniente retirar el vello de toda la zona afectada por la quemadura para facilitar 
las curas y favorecer la correcta evolución de la herida, la mejor opción es cortar el vello 
(no afeitar ya que puede producirse mayor dolor y microheridas que facilitarían la coloni-zación 
bacteriana) 49,50. Se recomienda dejar sin vello toda la zona quemada y al menos 
cuidados / intervenciones NIC 47 
2.5 cm más desde el borde exterior de la quemadura 10,11,43,46,48. 
Una excepción a esta norma lo constituye la eliminación del vello de las cejas, que nunca 
debe ser eliminado ya que son puntos de referencia en el alineamiento, tardan de 6 a12 
meses en renacer y suelen dejar rasgos antiestéticos dado su crecimiento errático 49,50. 
Retire apósitos, gasas y vendajes por capas 10,11,22,23,43,45,46 EVIDENCIA 
BAJA 
La retirada de los apósitos se hará de forma minuciosa empleando la mínima fuerza 
mecánica 45, para ello se humedecerán las gasas para evitar que éstas se adhieran y 
produzcan efectos no deseados como lesiones, desprendimientos de islotes de piel, 
sangrados y dolor innecesario.
4  guías de práctica clínica 
Utilice la mínima fuerza mecánica para la limpieza, secado y retirada de los 
apósitos 45 
48 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras 
EVIDENCIA 
MUY BAJA 
El empleo de la menor fuerza mecánica posible mejorará el confort de la persona con 
quemaduras, evitará desprendimientos de zonas sanas y evitará sangrados. 
Retire ampollas o  ictenas 51 EVIDENCIA 
BAJA 
Se recomienda el desbridamiento de las ampollas asociadas a quemaduras de grosor 
medio en base a la disminución de infecciones y de complicaciones en la herida; basán-dose 
en puntos clave como: acción curativa, infección, resultado funcional y estético, co-modidad 
de la persona, facilidad para las curas/cambios de apósitos o pomadas y efi ca-cia 
económica 51. Estas ampollas presentan una mayor probabilidad de riesgo de ruptura. 
Las últimas revisiones de estudios demuestran que las ampollas o fl ictenas con un 
diámetro menor a 6 mm deben mantenerse íntegras excepto si interfi eren con el movi-miento 
y son molestas para el paciente. Riesgo de ruptura poco probable 52. 
Hay autores que concluyen que las ampollas deben dejarse intactas para reducir el 
riesgo de infección, pero si la posición anatómica hace necesario la intervención por 
propósitos funcionales, la aspiración aparece como menos dolorosa que la retirada de 
la piel 53, evitando que el fl uido de la ampolla pueda perjudicar en la cicatrización de la 
herida 54. En contraposición otros autores abogan por no aspirar con aguja debido al 
aumento del riesgo de infección 55. 
Recordar que retirar o mantener las ampollas intactas en los pacientes quemados ha sido 
y es, un tema muy controvertido, los estudios analizados contienen sesgos metodológi-cos 
y en ocasiones las recomendaciones realizadas son hechas por consenso de exper-tos 
10-12,14,18, 27,43,46, dando lugar a poca evidencia para guiar la gestión de las ampollas. 
Flictena en quemadura dérmica superfi cial mano izquierda. Retirada de fl ictena.
cuidados / intervenciones NIC 49 
Tratamiento tópico 
El principal objetivo del tratamiento tópico es limitar el crecimiento de los microorganismos 
que colonizan la quemadura, evitando posibles infecciones y favoreciendo la epitelización. 
La revisión de la literatura científi ca disponible en quemaduras, refi ere como tratamiento 
tópico el uso de pomadas antimicrobianas o apósitos de cura húmeda con cobertura 
de amplio espectro antibacteriano para prevenir infecciones (apósitos de plata), pero 
cabe recordar que no todas las quemaduras tienen el mismo riesgo de infección, así 
las superfi ciales de poca extensión tienen bajo riesgo de infección y evolucionan favo-rablemente 
hacia la curación, por lo que el tratamiento tópico puede ser distinto de las 
quemaduras graves donde el riesgo de infección es muy elevado. 
Por tanto, la utilización de apósitos o pomadas dependerá de: 
 Las características de cada quemadura en cuanto a extensión, profundidad, locali-zación 
y mecanismo de producción. 
 Riesgo inherente de infección en el paciente quemado. 
 Proceso evolutivo que presente la quemadura. 
 Adaptabilidad a la zona quemada. 
 Necesidad de higiene y curas frecuentes. 
 Disponibilidad de material.
4  guías de práctica clínica 
En el manejo de una quemadura de segundo grado sin riesgo de infección 
podemos prescindir de agentes tópicos antimicrobianos 56-59 
50 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras 
EVIDENCIA 
MODERADA 
En aquellos pacientes sin patología concomitante que padezcan quemaduras sencillas 
(segundo grado superfi cial)sin riesgo o signos de infección podemos decantarnos por 
la cura sin uso de agentes tópicos antimicrobianos, que incluso podría considerarse 
contraproducente. Sin embargo, en el caso de quemaduras dérmicas superfi ciales muy 
extensas o en el caso de áreas como cara, periné, etc., es práctica habitual el empleo 
de antimicrobianos tópicos 56-59. 
No hay diferencias en la efectividad clínica de un tipo de productos de trata-miento 
en ambiente húmedo sobre otros 60 
EVIDENCIA 
ALTA 
En la actualidad no existen diferencias estadísticamente signifi cativas sobre la efectivi-dad 
clínica de un tipo de apósito sobre otro, por tanto para la elección del mismo valo-raremos 
el nivel de exudado, localización, adaptabilidad y piel perilesional 60. 
Use apósitos que sean adaptables y con la menor adherencia a la piel 
lesionada 61 
EVIDENCIA 
MODERADA 
Los apósitos con mayor adaptabilidad, mayor fi jación y menor adhesión en los bordes 
disminuyen el dolor y mejoran la piel perilesional 61. 
Los apósitos hidrocoloides gestionan de manera e ciente el exudado en que-maduras 
super ciales no extensas 12,46,62 
EVIDENCIA 
MODERADA 
Los apósitos hidrocoloides ejercen un efecto de absorción y mantenimiento del exuda-do 
sufi ciente para el manejo de este tipo de quemaduras, creando un medio favorable a 
la epitelización. No se aconseja su utilización en quemaduras profundas 12,46,47,62. 
Los apósitos hidrocelulares han demostrado mayor capacidad de absorción 
de exudado que apósitos hidrocoloides 63-65 
EVIDENCIA 
BAJA 
La utilización de un apósito hidrocelular o espuma de poliuretano es sufi ciente para la 
gestión del exudado en quemaduras superfi ciales no extensas. 
No hay diferencias en la efectividad clínica con respecto a los apositos hidrocoloides 
pero si han demostrado una mayor capacidad de absorción y una mayor facilidad en la 
retirada proporcionando mayor confort a la persona quemada 59-61.
Los apósitos con silicona protegen la piel perilesional y piel ya epitelizada66 EVIDENCIA 
MODERADA 
La utilización de tul no adherente compuesto por silicona bien solo o junto a otros 
apósitos evita la adherencia al lecho lesional respetando las zonas colindantes ya epi-telizadas, 
recomendado en quemaduras en fase de granulación 62, al igual que existen 
apósitos hidrocelulares que incorporan silicona proporcionando una adherencia suave 
que mejora la adaptabilidad a la zona quemada. 
El empleo de estos apósitos se ve difi cultado por la adaptabilidad a determinadas zonas 
(cara, manos, pies) y a localizaciones de gran movilidad 67. 
En quemaduras en fase de epitelización y con escaso nivel de exudado, se puede utili-zar 
Utilización de apósitos de cura húmeda sin plata en quemaduras superfi ciales 
cuidados / intervenciones NIC 51 
apósitos extrafi no hidrocoloides o hidrocelulares. 
Quemadura de segundo grado superfi cial en miembro 
superior derecho dos días de evolución. 
Quemadura de segundo grado superfi cial en miembro inferior 
derecho ocho días de evolución. 
La cura tradicional con una gestión adecuada del exudado es efectiva en el 
cuidado de este tipo de lesiones 68 
EVIDENCIA 
MUY BAJA 
Para mantener los principios de cura en ambiente húmedo es necesario una adecuada 
gestión del exudado o el mantenimiento de un ambiente húmedo. Estos principios tam-bién 
se pueden preservan con cura tradicional controlando la humedad de la herida o 
aumentando el número de curas.
4  guías de práctica clínica 
El uso de desbridantes enzimáticos facilita la cicatrización de la quemadura 69 EVIDENCIA 
Quemadura de segundo grado superfi cial y profundo nueve 
días de evolución. (El mismo caso anterior) 
Quemadura de segundo grado superfi cial y profundo trece 
días de evolución. (El mismo caso anterior) 
Buen tejido de granulación 
52 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras 
BAJA 
Se aconseja la utilización de colagenasa para la eliminación de tejido desvitalizado y 
necrótico (zonas blanquecinas) presente en quemaduras de segundo grado profundo 
con áreas poco extensas de superfi cie quemada 70. Este método está basado en la 
aplicación local de enzimas exógenas que funcionan de forma sinérgica con las enzimas 
endógenas degradando la fi brina, el colágeno y desnaturalizando la elastina 71. 
Se recomienda aumentar el nivel de humedad en la zona quemada para potenciar su 
acción con solución salina o hidrogeles, o bien utilizar apositos secundarios que favo-rezca 
la cura en ambiente húmedo 72. 
La acción de la colagenasa puede ser neutralizada con metales pesados y antisépticos 
como la povidona yodada. 73 
Utilización de colagenasa como opción de tratamiento en una quemadura de mano derecha 
Quemadura de segundo grado superfi cial y profundo seis días 
de evolución.
Aplique quimioterápico tópico, de primera elección, sulfadiazina argénticaen 
quemaduras de segundo y tercer grado 9,10,47 
EVIDENCIA 
ALTA 
La sulfadiazina argéntica se caracteriza por su amplio espectro frente a Gram +, Gram - y 
candidas. Posee gran capacidad exfoliante y limpiadora. Son necesarias curas cada 24 
horas. No tiene poder de penetración en las escaras. No está indicado su uso en mujeres 
embarazadas y niños, dado que no existen estudios que avalen su seguridad clínica, por 
tanto sopesar cociente benefi cio/riesgo en estos pacientes. 
Sus efectos secundarios son importantes, entre ellos destacan la sensibilización a sus 
excipientes y la leucopenia transitoria cuando se utiliza en superfi cies extensas. Como 
características en su aplicación mencionamos la fotosensibilidad a la luz natural adqui-riendo 
una tonalidad gris o negra y el aspecto “pseudopurulento” no signifi cativo de 
cuidados / intervenciones NIC 53 
infección al levantar las gasas o compresas 74. 
Aplique sulfadiazina argéntica con nitrato de cerio en quemaduras de tercer 
grado 8-12,17,18,46,47,75-80 
EVIDENCIA 
MODERADA 
Además de la cobertura frente a Gram +, Gram - y hongos, el nitrato de cerio potencia 
la acción antimicrobiana de la sulfadiazina argéntica y añade poder de penetración en la 
escara evitando el crecimiento bacteriano dentro de la misma 81. 
Utilización de sulfadiazina argéntica con nitrato de cerio como opcion de tratamiento 
Quemadura de tercer grado (espesor total) en zona central 
y segundo grado profundo (dérmica profunda) en la periferia. 
Quemadura de tercer grado (espesor total) pierna izquierda.
4  guías de práctica clínica 
En el manejo del paciente quemado, los apositos liberadores de plata son una 
opción de gran utilidad en cuanto a seguridad clínica 82 
54 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras 
EVIDENCIA 
BAJA 
Los apósitos antimicrobianos están indicados en el tratamiento de la carga biológica de 
la lesión. Se considera que reducen el riesgo de infección invasiva al disminuir la coloni-zación 
bacteriana de las lesiones. 
La plata se presenta como el agente que nos aporta mayor seguridad y evidencia en 
cuanto a efectividad clínica pues presenta una efi cacia antimicrobiana de amplio es-pectro 
83-86, con muy pocas resistencias bacterianas, aunque sí existen algunas descri-ta 
87,88, la discusión sobre los niveles de la plata y los riesgos de la resistencia resultante 
de la dosifi cación inadecuada está sin resolver 85, además la toxicidad e hipersensibili-dad 
en humanos es muy baja 85,86,90,91. 
Actualmente los trabajos publicados no aportan evidencia sufi cientes sobre qué apósito 
de plata es más efi caz 92. 
Diferentes estudios, in vitro, demuestran como la cantidad total de plata presente en un 
apósito, infl uye en la actividad antimicrobiana 92,93, pero no existen datos para apoyar los 
apósitos de plata en función de su contenido y de su dosis por lo hay que ser muy caute-loso 
al extrapolar los resultados de las pruebas de laboratorio a la práctica clínica 89, 94, 95. 
Se precisan mayor número de estudios comparativos para precisar la efectividad de un apó-sito 
con plata sobre otro en cuanto al manejo de la carga bacteriana y control de exudado. 
Se aconseja su uso en zonas no extensas. Sus limitaciones residen en la sensibilidad 
del paciente a alguno de sus componentes y como el resto de apósitos depende de la 
zona anatómica a aplicar (adaptabilidad) 46,58,71,72,96-98. 
El uso de apósitos con plata permite distanciar las curas, disminuye la ma-nipulación 
de las mismas y puede disminuir la estancia media hospitalaria 99 
EVIDENCIA 
MODERADA 
La elección de apósitos de cura húmeda con plata que permiten distanciar las curas en-tre 
sí (tres días o más), hace que disminuya la manipulación de las heridas/quemaduras 
y por tanto el riesgo de infección nosocomial. La disminución de la estancia hospitalaria 
está relacionada con la disminución del número de curas 99. 
Utilizado en quemaduras en población infantil, por la baja tolerancia para el dolor y la 
escasa cooperación, mejorando la comodidad al reducir la frecuencia de los cambios 
de apósitos 100-102. 
Los apósitos de plata disminuyen el dolor en las curas en comparación a la 
sulfadiazina argéntica 103-105 
EVIDENCIA 
MODERADA 
Existe disminución del dolor durante el procedimiento de la cura utilizando apósitos de 
plata con respecto al uso de la sulfadiazina argéntica.
Actualmente los trabajos publicados no aportan evidencias sufi cientes que demuestren 
que los apósitos de plata son superiores en tasas de curación a la sulfadiazina argéntica. 
En general los apósitos de plata ofrecen algunas opciones nuevas en el arsenal tera-péutico 
para el manejo del paciente quemado, que puede avanzar en la reducción de 
los niveles de dolor, reducción en el número de curas y manipulación de las mismas, 
pero no puede sustituir completamente a productos como la sulfadiazina argéntica 
que ha demostrado efi cacia en el control de la colonización y la infección bacteriana 
existente en la quemadura. 
Es importante evaluar exactamente la profundidad de la quemadura para tomar la de-cisión 
terapéutica correcta. La mayoría de las quemaduras extensas son una mezcla 
de lesiones de diferente profundidad y la profundidad de la quemadura puede cambiar 
después de la lesión inicial 106. 
Las características de ambos productos se resumen en la siguiente tabla: 
Apósito de plata versus sulfadiazina argéntica 
APÓSITO DE PLATA SULFADIAZINA ARGÉNTICA 
cuidados / intervenciones NIC 55 
Actúa a nivel de contaminantes de superfi - 
cie en el lecho de la lesión 
Gran poder de penetración en el lecho de la 
lesión 
No evidencias in vivo de cantidad de plata 
que aportamos a la lesión 
Niveles bajos de plata en la herida 
No evidencias que cantidad de plata aporta-mos 
a la lesión. 
Niveles altos de plata en la herida 
Difi cultad para adaptarse a diferentes 
zonas(cara, manos, pies, región perianal ) 
Gran adaptabilidad a cualquier super cie 
Defi ciente adaptabilidad en el empleo sobre 
lesiones extensas 
Facilidad en su aplicación sobre super cies 
extensas. 
No utilización en lesiones de gran super cie 
en recién nacidos y prematuros 
Disminución del dolor y del numero de curas 
realizadas 
Necesidad de curas diarias 
Escaso efectos secundarios relacionados 
con el grado de sensibilización del paciente 
a alguno de sus componentes 
Entre los efectos secundarios mencionamos 
sensibilización a excipientes, leucopenia 
transitoria cuando se utiliza en super cies 
extensas. Como características en su apli-cación 
mencionamos fotosensibilidad a la 
luz natural(tonalidad gris o negra) y aspecto 
“pseudopurulento” al levantar la gasa 
Tabla elaborada por los autores de esta guía.
4  guías de práctica clínica 
Existe otro antibacteriano tópico, la nitro-furazona. 
Reacción alérgica en brazo derecho por uso tópico 
de nitrofurazona. 
56 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras 
Es un producto muy extendido 
para la curación de heridas y quemadu-ras, 
muy activo frente a gérmenes Gram.+ 
(Estafi lococo aureus), sin embargo no 
tiene acción frente a gérmenes Gram.– 
(Pseudomona aeruginosa), además pre-senta 
una elevada tasa de reacción alér-gica 
por lo que su uso se desestima de 
forma generalizada para este tipo de le-siones 
9,10,47,107. 
Vendaje en la persona con quemaduras 
El vendaje en una persona quemada puede presentar tantos problemas como la he-rida 
en sí. Se debe tener en cuenta la funcionalidad y difi cultad para movilizar piernas, 
brazos y articulaciones con objeto de no limitar ni impedir la autonomía, la actividad y la 
autoestima de estas personas 18,11, 80. 
El vendaje de los dedos de manos o pies se hará uno a uno para prevenir la 
adherencia entre ellos 9,10,14,18 
EVIDENCIA 
BAJA 
Aplicar vendaje de forma adecuada en los dedos y articulaciones afectadas. Se rea-lizará 
individualmente, interponiendo una gasa en la zona interdigital para evitar dos 
superfi cies quemadas en contacto y mantener la separación adecuada, favoreciendo la 
funcionalidad y evitando secuelas posteriores 9,10,14,18. 
Se cubrirá con gasa cada dedo de la mano de manera fi rme pero no compresiva, la 
gasa debe ser de espesor mediano que permita los ejercicios, proteja de traumatismos 
y contenga el exudado. 
Las recomendaciones existentes sobre el vendaje a realizar ya sea venda de gasa ori-llada 
o vendaje compresivo (vendas elásticas o vendas tubulares) son hechas por con-senso 
de expertos aportando poca evidencia, sin embargo deben de cumplir unos 
requisitos como son favorecer la movilidad, confortabilidad, facilitar la expansión del 
edema, adaptabilidad y facilidad de colocación y retirada.
La palma de la mano debe estar bien acolchada y las articulaciones interfalángicas en 
leve extensión 108. 
Para lograr una posición correcta de la muñeca, como norma general se colocara en 
posición neutra o en una discreta fl exión dorsal 108. El edema en manos puede ser redu-cido 
al elevar la extremidad quemada por encima del nivel del corazón 108. 
Es conveniente la rehabilitación precoz en fase aguda para evitar complicaciones fun-cionales 
como son las retracciones cutáneas, que más tarde serían prácticamente irre-solubles 
109. Desde el punto de vista rehabilitador, son las quemaduras de mayor pro-fundidad 
(segundo profundo y tercero), las que nos darán mayor número de problemas 
cuidados / intervenciones NIC 57 
en cuanto a la formación de bridas e hipertrofi a cicatricial. 
Infección en personas con quemaduras 
La infección es una de las complicaciones más comunes y de mayor causa de muerte 
en los pacientes quemados, ya que las lesiones por quemaduras se infectan rápida-mente 
con la posibilidad de invadir el resto del organismo. 
La fuente de infección puede ser endógena de la fl ora propia del paciente o exógena a 
partir del medio ambiente y de los profesionales de la salud que atienden a la persona 
quemada. La quemadura típicamente es invadida por Gram. positivos en un 70% du-rante 
los primeros días y a partir del 5º día se presenta una invasión por Gram. negativos 
en un 55% 110. 
El principal factor de riesgo es la edad, los niños y ancianos desarrollan con mayor 
frecuencia infecciones de la herida, tienen la piel más delgada lo que favorece que se 
produzcan quemaduras de mayor profundidad, presentan una mayor inmunosupresión 
y generalmente presentan comorbilidad que agravan la quemadura 111. 
Un segundo factor de riesgo importante es la extensión de la quemadura, así la inci-dencia 
general de infección en pacientes con quemaduras menores al 30% fue mínima; 
asociada a los medios de diagnósticos, tratamientos invasivos y manipulación de la 
herida 112. 
Las consecuencias de la infección de la herida en los pacientes con quemaduras inclu-yen 
efectos locales como la interrupción de la epitelización de la herida y agravamiento 
de la profundidad de la lesión 10.
4  guías de práctica clínica 
Como signos locales de infección en las quemaduras se destacan 10 : 
 Cambios de color (decoloración local). 
 Cambios de la superfi cie quemada: Un exudado amarillento intenso que destruye 
rápidamente el tejido de granulación es típico de gérmenes estafi lococicos (gérmenes 
Gram. +), en cambio un color verdoso en los vendajes y secreciones que pueden pro-ducir 
necrosis del tejido es característico de las pseudomonas (gérmenes Gram. -). 
 Profundización de la quemadura de espesor parcial a total. 
 Degeneración del tejido de granulación y formación de una nueva escara. 
 Separación rápida de la escara. 
 Lesiones vesiculares en zonas epitelizadas. 
 Retraso en la curación. 
 Estigma gangrenoso: coloración púrpura del tejido no quemado. 
58 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
Reconocer posibles infecciones en el pa-ciente 
quemado resulta difi cultoso, ya que la 
propia quemadura es causa de infl amación 
y ésta produce signos y síntomas muy simi-lares 
a los de las infecciones (dolor, eritema, 
edema), del mismo modo el aumento del 
nivel del exudado como signo de infección 
también es difícil o imposible de determinar 
debido al alto volumen de fl uido producido 
en las quemaduras totales 113. 
El diagnóstico se efectúa mediante el cultivo 
del exudado o bien la biopsia de la herida. 
Los cultivos realizados con hisopo nos pueden orientar en el cuidado de estas 
heridas 25 
EVIDENCIA 
MUY BAJA 
El cultivo de superfi cie mediante hisopo es una técnica que solo permite detectar la pre-sencia 
de gérmenes contaminantes de superfi cie, no aportando siempre información 
sobre el verdadero microorganismo que provoca la infección tisular y de su dimensión 
cuantitativa, sin embargo sí nos orienta en la toma de decisiones. 
Los cultivos cuantitativos o semicuantitativos de gérmenes que causan colonización o 
infección, mediante la realización de biopsia tisular, son los procedimientos de elección 
en pacientes con quemaduras graves, sin embargo son técnicas laboriosas, costosas 
y de poco uso 114. 
No use antibióticos sistémicos como pro lácticos en quemaduras menores10,11,14,18 EVIDENCIA 
MUY BAJA 
El empleo de antibióticos o quimioterápicos sistémicos como profi lácticos no puede 
ser recomendado, no existen pruebas que mejoren el pronóstico y pueden favorecer la 
aparición de resistencias, además de ser causa de efectos secundarios, en ocasiones 
importantes 10,11,14,18. 
En el caso de sospecha de infección en un paciente con quemaduras que está siendo 
cuidado de forma ambulatoria se hace necesaria su valoración en un centro especializado. 
cuidados / intervenciones NIC 59 
Signo de infección en quemadura dérmica superfi cial. 
Lesiones vesiculares en zonas epitelizadas de origen 
estafi locócico.
4  guías de práctica clínica 
6.2. Cuidado de la piel (NIC 3584) 
El cuidado de la piel tras la epitelización de una quemadura tiene como fi nalidad aumentar 
el contenido de agua en la piel, incrementar la uniformidad de esta y reducir los síntomas 
de picor, ardor y escozor. 
Hidrate la piel para restaurar la humedad 10-12,18,43,80 EVIDENCIA 
60 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras 
MODERADA 
Una vez epitelizada la quemadura, debe hidratarse de forma activa la piel, aportando 
sustancias coadyuvantes para la recuperación y el mantenimiento de la hidratación, 
evitando con esto la sequedad de la piel que es la causante del prurito o picores tan 
característicos en las personas que sufren quemaduras 
Las sustancias empleadas podrán aplicarse en forma de cremas, emulsiones o geles y 
deben contener glicerina, propilenglicol, sorbitol, urea, ceras, vitaminas liposolubles (Vit 
A, y E ), y colágeno 36-40. 
Si la hidratación no disminuye el prurito consultar con su médico para tratamiento sistémico. 
Aplique productos de fotoprotección en zonas epitelizadas 10-12,18,80 EVIDENCIA 
MODERADA 
La utilización de productos de protección solar evitan pigmentaciones o trastornos del 
color (discromías) en zonas epitelizadas debido al alto grado de sensibilización a la ex-posición 
solar. 
Los productos de protección solar deben proteger frente a ambas radiaciones, Ultra-violeta 
tipo B (UVB) y Ultravioleta tipo A (UVA). La radiación UVB es la principal causante 
de infl amación cutánea («quemadura solar») y el subsiguiente enrojecimiento de la piel 
(eritema) y la radiación UVA causa el envejecimiento prematuro de la piel 115. 
La elección del producto adecuado de protección solar dependerá del grado de expo-sición 
solar y del tipo de piel. 
Para mantener la protección, debe repetirse con frecuencia la aplicación del producto, 
especialmente tras transpirar, bañarse o secarse. 
Se recomiendan productos con categoría de protección alta. Los factores de protección 
solar por encima de 50 no aumentan sustancialmente la protección frente a la radiación 
UV (A y B). Por ello, puede reducirse hasta 50 el ámbito de los factores de protección solar 
que fi guran en las etiquetas sin que disminuyan las opciones de protección del paciente 115. 
Las áreas lesionadas deben protegerse del sol durante al menos uno o dos años des-pués 
de la curación, evitando las horas puntas solares 116.
Las quemaduras dejan a menudo un recordatorio visible de un período traumático y difícil. 
Las cicatrices pueden ocasionar un trauma psíquico a la persona quemada, impidiéndole 
llevar una vida normal (relaciones personales, utilización de ropa adecuada, problemas en 
baños públicos, etc). En estas situaciones, se recomienda utilizar el maquillaje corrector 
para camufl ar las cicatrices 116,117. Un maquillaje de buena calidad puede ser utilizado 
en pieles de todas las tonalidades, en cualquier región anatómica, para cualquier edad 
y debe disimular las imperfecciones visibles 116. El producto de enmascaramiento ideal 
debe reunir varias características como son: fácil aplicación, cobertura total durante todo 
el día, resistencia al agua, proporcionar protección solar (FPS15), debe contener ingre-dientes 
hipoalergénicos, diferentes tonos según necesidades y precio razonable 116. 
cuidados / intervenciones NIC 61 
6.3. Terapia nutricional (NIC 1120) 
El soporte nutricional cumple un papel transcendental en la terapéutica del paciente que-mado 
con ingreso hospitalario, el principal objetivo es prevenir la desnutrición mediante el 
aporte adecuado de calorías, proteínas y micronutrientes, que eviten la perdida de peso y 
masa corporal, favoreciendo además el proceso de cicatrización de las quemaduras 118. 
Evalúe el estado nutricional de forma individualizada y continua hasta la cura-ción 
de las heridas 10,118 
EVIDENCIA 
MUY BAJA 
En el paciente quemado la valoración adecuada del estado nutricional al ingreso y du-rante 
la hospitalización, es esencial para asegurar un óptimo restablecimiento. 
La vía de administración de nutrientes debe individualizarse, pero teniendo en cuenta la 
premisa de utilizar preferentemente la vía digestiva, pues la nutrición oral/enteral es cla-ramente 
superior a la nutrición parenteral al presentar menor índice de complicaciones, 
ser menos costosa y mantener el tropismo de la mucosa intestinal 119. 
La mayoría de los pacientes quemados con menos del 15-20% de Superfi cie Corporal 
Quemada (SCQ) pueden cubrir sus requerimientos calóricos-proteicos a través de una 
dieta oral, salvo en caso de quemaduras orofaríngeas, alteración de la conciencia, ven-tilación 
mecánica, malnutrición previa (ancianos, niños, infección VIH) 120. 
Aporte de manera precoz una dieta con elevado valor proteico 121-123 EVIDENCIA 
ALTA 
El inicio precoz de un aporte proteico adecuado (entre 4-6 horas) después de la quema-dura 
mejora la supervivencia del paciente quemado, evitando pérdida rápida de masa 
muscular y proteínas plasmáticas, disminuyendo las complicaciones infecciosas y por 
tanto mejorando la cicatrización de las quemaduras.
4  guías de práctica clínica 
Inicie la alimentación enteral de manera precoz 10,122,124 EVIDENCIA 
62 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras 
MODERADA 
El inicio precoz de alimentación enteral, en las primeras 24 horas tras la quemadura, 
infl uye en el mantenimiento de la masa intestinal, el control del gasto energético y la 
disminución de las complicaciones sépticas. 
La nutrición enteral por sonda está indicada en aquellos pacientes que no puedan in-gerir 
el 75% de las necesidades calórico-proteicas con alimentación oral, lo que ocurre 
habitualmente en pacientes con porcentajes de quemaduras superiores al 20 % 118. 
Si presenta quemaduras orofaríngeas, deterioro de la deglución o no tolera alimentación 
oral, se debe iniciar lo antes posible nutrición enteral por sonda 10. Hasta que tolere la 
dieta oral, es la vía más fi siológica para la administración de nutrientes. 
6.4. Restablecimiento de la salud bucal (NIC 1730) 
En el caso de quemaduras en la boca se procederá a un examen meticuloso de la cavidad 
oral, eliminando focos de posible infección y evitando aquellos factores que contribuyan a 
la irritación de las mucosas. 
Para evitar cierre de comisuras, utilizar moldes para la cavidad oral. Pueden ser retirados 
durante la alimentación del paciente 10. 
Utilice clorhexidina al 0.12% como antiséptico bucal 125 EVIDENCIA 
MODERADA 
La clorhexidina es el agente químico antimicrobiano más utilizado para prevenir infecciones 
sobreañadidas en la cavidad oral, que pueden empeorar el estado general del paciente 126. 
Se recomienda formulación al 0.12% 127 siendo preferible que no lleve alcohol en su com-posición 
128,129. Como efectos adversos destacamos que la utilización prolongada de este 
producto se acompaña de alteraciones del gusto y tinciones dentarias 130. 
En el Segundo Taller Europeo de Periodontología, donde se estudiaron los diferentes 
agentes químicos, se justifi có el uso de la clorhexidina, basada en la evidencia clínica, 
en personas con trastornos físicos que presenten difi cultad para realizar una técnica de 
higiene oral adecuada 126.
Utilice productos barrera de la mucosa y agentes protectores en el aseo bucal 
y antes de la alimentación 131-135 
EVIDENCIA 
MUY BAJA 
Los productos barrera de la mucosa y agentes protectores forman una película pro-tectora 
en la mucosa oral gracias al efecto mecánico de barrera, aliviando los estados 
irritativos e infl amatorios asociados a dolor de la cavidad bucal. Son muy utilizados en 
lesiones de mucosas en cirugía oral-maxilofacial, radioterapia y quimioterapia tanto en 
adultos como en niños. 
cuidados / intervenciones NIC 63 
6.5. Cuidado de los ojos (NIC 1650) 
Limpie de manera exhaustiva los ojos varias veces al día 10 EVIDENCIA 
MUY BAJA 
La limpieza se hará con suero fi siológico, eliminando el exudado y cuerpos extraños 
producidos por la quemadura. Observar si hay enrojecimiento, exudado o ulceración 10. 
Si es así, debe realizarse seguimiento por oftalmología 136.
4  guías de práctica clínica 
6.6. Manejo del dolor (NIC 1400) 
El estado actual del tratamiento del dolor de las quemaduras esta basado en ocasiones, 
más en opiniones personales y en la tradición que en un enfoque sistemático y científi co. 
La percepción del dolor en los pacientes quemados es extraordinariamente variable, 
tiene componentes tanto de dolor agudo como del crónico. La IASP (International As-sociation 
for the Study of Pain) lo defi ne como agudo y grave al sufrir la quemadura y 
luego continuo con exacerbaciones que declinan gradualmente 137. 
Las quemaduras dérmicas superfi ciales son las que más duelen al principio. Sin la cober-tura 
protectora de la epidermis las terminaciones nerviosas están sensibilizadas y expues-tas 
a la estimulación. Además, cuando la respuesta infl amatoria progresa, el aumento del 
edema y la liberación de sustancias vasoactivas hacen que el dolor se intensifi que 138. 
La valoración del dolor de forma programada y usando el mismo instrumento propor-ciona 
información sobre la forma en que una persona determinada experimenta el dolor 
a lo largo de su proceso de curación. Las técnicas de medición son más complejas en 
niños 139-141 que en adultos 142. 
No hay documento de consenso a nivel nacional sobre el manejo del dolor del paciente 
quemado, existen razones tanto fi siológicas como psicológicas para conseguir que el 
tratamiento del dolor sea satisfactorio 143-144. La elección fi nal del tratamiento farmacoló-gico 
y otras terapias dependerá del facultativo o equipo responsable, estando condicio-nada 
por los antecedentes del paciente, la extensión y profundidad de las quemaduras 
y la percepción del dolor. En el caso de quemaduras de régimen ambulatorio, si no hay 
control del dolor, el paciente deberá ser derivado a su unidad especializada de referencia. 
El dolor producido durante los procedimientos terapéuticos (curas, cambios de apósi-tos, 
fi sioterapia) es agudo, de corta duración y a menudo de gran intensidad, el profe-sional 
de enfermería podrá disminuir la percepción del mismo durante el procedimiento 
de las curas. 
64 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
Utilice medidas coadyuvantes para el manejo del dolor (como la cura en am-biente 
húmedo, el horario reglado, la protección de la piel perilesional o humi-di 
cuidados / intervenciones NIC 65 
 cación de los apósitos) 24, 145 
EVIDENCIA 
MUY BAJA 
Realizar curas en ambiente húmedo reduce el número de las mismas y el dolor. La pro-tección 
de la piel perilesional es efectiva como técnica analgésica, disminuyendo por 
tanto el grado de maceración de la piel circundante. Humedecer la zona antes de la 
retirada del apósito ayuda a disminuir el dolor y el sangrado. 
Para que el manejo de la medicación oral sea lo más efectiva posible, se recomienda 
establecer un horario reglado para las curas. 
Utilice la mínima fuerza mecánica para la limpieza de la herida y para el se-cado 
posterior 146 
EVIDENCIA 
MUY BAJA 
El empleo de la menor fuerza mecánica posible mejorará el confort del paciente con 
quemaduras, evitando el sangrado del lecho de la herida y lesiones en zonas sanas.
4  guías de práctica clínica 
66 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
quemaduras especiales 67 
7. quemaduras especiales 
Existe un grupo de quemaduras que por su especial mecanismo de acción, sumamente 
agresivo en muchos casos y potencialmente muy destructivo, generan graves altera-ciones 
hemodinámicas y funcionales que ponen en un grave compromiso la vida de las 
personas afectadas, además de producir con frecuencia graves secuelas. Son quema-duras 
de baja incidencia en la población, con elevado consumo de recursos sanitarios, 
cuyas recomendaciones en su manejo están basadas en opiniones de expertos. 
7.1. Quemaduras eléctricas 
Las quemaduras por electricidad son las más devastadoras de todas las lesiones térmi-cas 
en relación a su tamaño, afectando normalmente a la piel y a tejidos más profundos. 
Se producen principalmente en el ámbito doméstico (sobre todo niños) 147,148 y ámbito 
laboral, varones jóvenes en el trabajo 149 (electricistas, trabajadores de la construcción). 
Son además la causa mas frecuente de amputaciones en unidades de quemados. 
Aproximadamente el 15% de las victimas de quemaduras eléctricas sufren lesiones 
traumáticas además de su quemadura, una tasa casi doble de la existente en otros 
pacientes quemados 150. 
El traumatismo eléctrico se produce por el paso de corriente a través del organismo, la 
intensidad de la quemadura eléctrica esta determinada por el voltaje, la corriente (ampe-raje), 
tipo de corriente (alterna o continua), el recorrido del fl ujo de corriente, la duración 
del contacto, la resistencia en el punto de contacto y la susceptibilidad individual 150. 
Traumatismo directo: hay paso de la corriente por el organismo. 
 Bajo voltaje (1000 V): Se trata del 80% de los traumatismos eléctricos siendo es-pecialmente 
frecuente en el ámbito doméstico y en los niños 147,148. Son pequeñas y 
profundas, localizadas generalmente en manos y boca. Las quemaduras de la cavidad 
oral son el tipo más frecuente de quemadura eléctrica grave en niños pequeños 147. 
Pueden ocasionar arritmias graves 151. 
Quemadura eléctri-ca 
(bajo voltaje) de 
tercer grado en labios y 
lengua. 
Muy buena vascula-rización 
de mucosas, 
actitud terapéutica 
conservadora. 
Resultado fi nal al mes 
de tratamiento tópico 
de la lesión.
Cuidado de personas que sufren quemaduras
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  • 3. guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras 4 >
  • 4. Edita: Servicio Andaluz de Salud. Consejería de Salud. Junta de Andalucía © 2011 Servicio Andaluz de Salud. Consejería de Salud. Junta de Andalucía Avda. de la Constitución, 18. 41071 Sevilla. Telf: 955 01 80 00. Fax: 955 01 80 25 www.juntadeandalucia.es/servicioandaluzdesalud Asesora técnica editorial: Antonia Garrido Gómez I.S.B.N.: 978-84-694-6694-0 D.L.: SE-6987-2011 Producción editorial: Artefacto Impresión: Escandón Impresores
  • 5. coordinación, autoría y revisión 1 Coordinación, autoría y revisión Coordinación Rocío A. García Aguilar. Enfermera. Dirección General de Asistencia Sanitaria José Díaz-Borrego Horcajo. Médico de Familia. Dirección General de Asistencia Sanitaria Autoría Mª Teresa Pérez Boluda. Enfermera. Servicio de Cirugía Plástica y Quemados. Hospital Regional Universitario Carlos Haya. Málaga Pedro Martínez Torreblanca. Enfermero. Unidad de Gestión Clínica de Cirugía Plástica y Grandes Que-mados. Hospital de Rehabilitación y Traumatología del Hospital Universitario Virgen del Rocío. Sevilla Lorenzo Pérez Santos. Enfermero. Unidad de Gestión Clínica de Cirugía Plástica y Reparadora. Hos-pital Universitario Reina Sofía. Córdoba. (Coordinador de autores) Felipe Cañadas Núñez. Enfermero. Unidad Integral de Formación. Subdirección de Calidad Investiga-ción y Gestión del Conocimiento. Complejo Hospitalario Torrecárdenas. Almería Autoría de fotos María Teresa Pérez Boluda. Enfermera. Servicio de Cirugía Plástica y Quemados. Hospital Regional Universitario Carlos Haya. Málaga Pedro Martínez Torreblanca. Enfermero. Unidad de Gestión Clínica Cirugía Plástica y Grandes Quema-dos. Hospital de Rehabilitación y Traumatología. Hospital Universitario Virgen del Rocío. Sevilla Lorenzo Pérez Santos. Enfermero. Unidad de Gestión Clínica de Cirugía Plástica y Reparadora. Hos-pital Universitario Reina Sofía. Córdoba. Jesús de Haro Padilla. Médico Especialista en Cirugía Plástica. Jefe de Sección de la Unidad de Ges-tión Clínica de Cirugía Plástica y Reparadora. Hospital Universitario Reina Sofía. Córdoba Autoría de dibujos María Teresa Pérez Boluda. Enfermera. Málaga Pedro Martínez Torreblanca. Enfermero. Sevilla Ricardo Ferreiro Cantos. Licenciado en Bellas Artes. Sevilla. Alejandro Carrera Vela. Enfermero. Málaga Revisión Manuel Reina Jiménez. Enfermero. Unidad de Apoyo a la Calidad de los Cuidados. Hospital Universi-tario Virgen del Rocío. Sevilla Bienvenida Gala Fernández. Enfermera. Dirección General de Asistencia Sanitaria. Rocío García Aguilar. Enfermera. Dirección General de Asistencia Sanitaria. Mercedes Barroso Vázquez. Enfermera. Dirección General de Asistencia Sanitaria. Documento acreditado por - ULCESUR. Asociación Andaluza para el Estudio e Investigación de Heridas, Úlceras y Quemaduras - GNEAUPP. Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento en Úlceras por Presión y Heridas Crónicas - SACPRE. Sociedad Andaluza de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética. Financiación Dirección General de Asistencia Sanitaria. Servicio Andaluz de Salud Confl icto de Intereses Todos los autores de la guía han declarado la ausencia de confl ictos de intereses
  • 6.
  • 7. Índice 3 índice_1 > Coordinación, autoría y revisión 1 > Presentación ofi cial 7 > Resumen de las recomendaciones 9 1. Introducción 15 1.1. Necesidad de una Guía de Práctica Clínica 15 1.2. Población 17 1.3. Aspectos que aborda la GPC y aspectos clínicos no contemplados 17 1.4. Población diana profesional 18 1.5. Proceso asistencial 18 2. Objetivos 21 3. Metodología. Elaboración de la Guía 23 4. Conceptos generales 27 4.1. Defi nición 27 4.2. Etiología 27 4.3. Epidemiología: indicadores y costes 28 4.4. Prevención 29 4.5. Factores de riesgo 30 4.6. Clasifi cación de las quemaduras 30 5. Valoración. Diagnósticos. Resultados 37 5.1. Valoración del paciente quemado 37 5.2. Diagnósticos NANDA. Problemas de colaboración 40
  • 8.
  • 9. Índice 5 índice_2 6. Cuidados. Intervenciones NIC 43 6.1. Cuidado de las heridas: Quemaduras 43 6.2. Cuidado de la piel (piel epitelizada tras quemadura de segundo o tercer grado) 60 6.3. Terapia nutricional 61 6.4. Restablecimiento de la salud bucal 62 6.5. Cuidado de los ojos 63 6.6. Manejo del dolor 64 7. Quemaduras especiales 67 7.1. Quemaduras eléctricas 67 7.2. Quemaduras químicas 72 8. Material recomendado a disponer 77 9. Continuidad de cuidados de enfermería en pacientes con quemaduras 81 9.1. Circuito de coordinación entre niveles asistenciales 81 9.2. Información y documentación clínica 85 9.3. Hoja de registro para pacientes con quemaduras 87 10. Indicadores epidemiológicos y de calidad 89 11. Difusión e implementación 95 12. Recomendaciones de investigación futura 97 13. Anexos 99 13.1. Algoritmos de decisión específi cos 99 13.2. Imágenes en quemaduras 101 14. Bibliografía 105 Material adicional Guía de información para pacientes y personas cuidadoras Guía rápida de consulta
  • 10.
  • 11. Presentación Con la publicación de esta Guía de Práctica Clínica para el cuidado de personas que sufren Quemaduras, el Servicio Andaluz de Salud continúa con su compromiso de ofrecer a la población cuidados excelentes, poniendo a disposición de los y las pro-fesionales una herramienta que permita el mejor abordaje de este problema de salud. Las Quemaduras son el resultado de un traumatismo físico o químico que produce desde una leve afectación de la piel hasta la destrucción total de los tejidos implicados. Al tratarse de una lesión cutánea potencialmente grave, ocasionada accidentalmente, cual-quier persona es sensible a padecerla, especialmente en personas mayores y en la infancia. La toma de decisiones en relación al abordaje clínico de una persona con quemaduras puede generar incertidumbre en los profesionales; por la complejidad que conlleva un diagnóstico acertado en extensión y profundidad de la lesión y por la elección del trata-miento adecuado. Además, las quemaduras suponen en sí mismas, un importante im-pacto físico y psíquico. Por esto, se hace necesario normalizar y protocolizar el cuidado presentación 7 de las personas que presentan Quemaduras. Para dar respuesta a esta necesidad, se ha elaborado esta Guía de Práctica Clínica, que se propone como referencia para ofrecer el mejor cuidado posible, según el co-nocimiento disponible, a las personas con Quemaduras. Se ha contado con expertas enfermeras y enfermeros de diferentes niveles asistenciales de Andalucía y se han intro-ducido aspectos metodológicos vanguardistas, como son la clasifi cación de evidencias GRADE, taxonomías enfermeras, además de servirse del AGREE como instrumento de evaluación de su calidad metodológica. Quiero agradecer por tanto a todas y todos los profesionales su colaboración en la ela-boración de esta guía que el Servicio Andaluz de Salud se compromete a impulsar para mejorar la asistencia de las personas afectas de este problema de salud. José Luís Gutiérrez Pérez Director Gerente Servicio Andaluz de Salud
  • 12.
  • 13. resumen de las recomendaciones 9 resumen de las recomendaciones Cuidado de las heridas: quemaduras (NIC 3661) Quemaduras epidérmicas o de primer grado Limpie la piel con agua del grifo, agua hervida, agua destilada o suero salino a temperatura ambiente 22,23 EVIDENCIA MODERADA Seque la piel sin frotar la zona lesionada 24-26 EVIDENCIA BAJA No aplique agua muy fría o helada 27 EVIDENCIA BAJA Hidrate la piel para restaurar la humedad 36-40 EVIDENCIA MODERADA Valore el uso de cremas con aporte de corticoides 41,42 EVIDENCIA MUY BAJA Retire apósitos, gasas y vendajes por capas 10,43,44 EVIDENCIA BAJA Quemaduras de segundo grado superfi cial / profundo y tercer grado Limpieza y desbridamiento Irrigue con agua a temperatura ambiente 28, 29 EVIDENCIA BAJA Limpie la piel con agua del grifo, agua hervida, agua destilada o suero salino 22,23 EVIDENCIA MODERADA No aplique agua muy fría o helada 27 EVIDENCIA BAJA Haga el lavado/ aseo por ducha / irrigación 24,45 EVIDENCIA BAJA
  • 14. 4 > guías de práctica clínica Use clorhexidina como antiséptico de elección en las primeras fases de curación 10-12,16,22,23,43,45-47 10 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras EVIDENCIA MODERADA Seque la piel sin frotar la zona lesionada 24-26,45 EVIDENCIA BAJA Retire el vello que rodea la quemadura 10,11,43,46,48 EVIDENCIA MUY BAJA Elimine el vello cortándolo con tijeras en vez de rasurar 49,50 EVIDENCIA MODERADA Retire apósitos, gasas y vendajes por capas 10,11,22,23,43,45,46 EVIDENCIA BAJA Utilice la mínima fuerza mecánica para la limpieza, secado y retirada de los apósitos 45 EVIDENCIA MUY BAJA Retire ampollas o ictenas 51 EVIDENCIA BAJA Tratamiento tópico En el manejo de una quemadura de segundo grado sin riesgo de infección podemos prescindir de agentes tópicos antimicrobianos 56-59 EVIDENCIA MODERADA No hay diferencias en la efectividad clínica de un tipo de productos de trata-miento en ambiente húmedo sobre otros 60 EVIDENCIA ALTA Use apósitos que sean adaptables y con la menor adherencia a la piel lesionada 61 EVIDENCIA MODERADA Los apósitos hidrocoloides gestionan de manera e ciente el exudado en que-maduras super ciales no extensas 12,46,62 EVIDENCIA MODERADA Los apósitos hidrocelulares han demostrado mayor capacidad de absorción de exudado que apósitos hidrocoloides 63-65 EVIDENCIA BAJA
  • 15. Los apósitos con silicona protegen la piel perilesional y piel ya epitelizada 66 EVIDENCIA MODERADA La cura tradicional con una gestión adecuada del exudado es efectiva en el cuidado de este tipo de lesiones 68 EVIDENCIA MUY BAJA El uso de desbridantes enzimáticos facilita la cicatrización de la quemadura 69 EVIDENCIA BAJA Aplique quimioterápico tópico, de primera elección, sulfadiazina argéntica en quemaduras de segundo y tercer grado 9,10,47 EVIDENCIA ALTA Aplique sulfadiazina argéntica con nitrato de cerio en quemaduras de tercer grado 8-12,17,18,46,47,75-80 EVIDENCIA MODERADA En el manejo del paciente quemado, los apositos liberadores de plata son una opción de gran utilidad en cuanto a seguridad clínica 82 EVIDENCIA BAJA El uso de apósitos con plata permite distanciar las curas, disminuye la ma-nipulación de las mismas y puede disminuir la estancia media hospitalaria 99 EVIDENCIA MODERADA Los apósitos de plata disminuyen el dolor en las curas en comparación a la sulfadiazina argéntica 103-105 EVIDENCIA MODERADA resumen de las recomendaciones 11 Vendaje en personas con quemadura El vendaje de los dedos de manos o pies se hará uno a uno para prevenir la adherencia entre ellos 9,10,14,18 EVIDENCIA BAJA Infección en personas con quemaduras Los cultivos realizados con hisopo nos pueden orientar en el cuidado de estas heridas 25 EVIDENCIA MUY BAJA No use antibióticos sistémicos como pro lácticos en quemaduras menores10,11,14,18 EVIDENCIA MUY BAJA
  • 16. 4 guías de práctica clínica Cuidados de la piel (piel epitelizada tras quemadura de segundo o tercer grado) (NIC 3584) Hidrate la piel para restaurar la humedad 10-12,18,43,80 EVIDENCIA 12 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras MODERADA Aplique productos de fotoprotección en zonas epitelizadas 10-12,18,80 EVIDENCIA MODERADA Terapia nutricional (NIC 1120) Evalúe el estado nutricional de forma individualizada y continua hasta la cura-ción de las heridas 10,118 EVIDENCIA MUY BAJA Aporte de manera precoz una dieta con elevado valor proteico 121-123 EVIDENCIA ALTA Inicie la alimentación enteral de manera precoz 10,122,124 EVIDENCIA MODERADA Restablecimiento de la salud bucal (NIC 1730) Utilice clorhexidina al 0.12% como antiséptico bucal 125 EVIDENCIA MODERADA Utilice productos barrera de la mucosa y agentes protectores en el aseo bucal y antes de la alimentación 131-135 EVIDENCIA MUY BAJA
  • 17. resumen de las recomendaciones 13 Cuidado de los ojos (NIC 1650) Limpie de manera exhaustiva los ojos varias veces al día 10 EVIDENCIA MUY BAJA Manejo del dolor (NIC 1400) Utilice medidas coadyuvantes para el manejo del dolor (como la cura en am-biente húmedo, el horario reglado, la protección de la piel perilesional o humi-di cación de los apósitos) 24, 145 EVIDENCIA MUY BAJA Utilice la mínima fuerza mecánica para la limpieza de la herida y para el seca-do posterior 146 EVIDENCIA MUY BAJA Quemaduras especiales Quemaduras eléctricas Cuidado de las heridas: quemaduras (NIC 3661) Aplique quimioterápico tópico de primera elección, sulfadiazina argéntica y sulfadiazina argéntica con nitrato de cerio en el manejo inicial de lesiones pro-fundas de origen eléctrico 150,153 EVIDENCIA MUY BAJA Quemaduras químicas Cuidado de las heridas: quemaduras (NIC 3661) Aplique lavado de arrastre con agua en el manejo de quemaduras químicas 162,163 EVIDENCIA MUY BAJA Evite el uso de agentes neutralizantes en el manejo de quemaduras químicas 163 EVIDENCIA MUY BAJA
  • 18.
  • 19. introducción 15 1. introducción Las Guías de Práctica Clínica (GPC) son un conjunto de recomendaciones desarrolla-das de forma sistemática para ayudar a profesionales y a pacientes a tomar decisiones sobre la atención sanitaria más apropiada y a seleccionar las opciones diagnósticas o terapéuticas más adecuadas a la hora de abordar un problema de salud o una con-dición clínica especifi ca1. Estas guías ayudan a los profesionales a asimilar, evaluar e implantar la cada vez mayor cantidad de información científi ca disponible, garantizando y mejorando la atención que se presta en el Sistema Sanitario Público Andaluz. Los principales criterios de selección para la elaboración de una Guía de Práctica Clínica son la frecuencia y gravedad del problema, la variabilidad en la práctica clínica, su reper-cusión atendiendo al pronóstico y a la calidad de vida, y el elevado consumo de recursos. Las quemaduras cumplen claramente estos criterios, representando una de las patolo-gías más frecuentes, graves e incapacitantes que pueden sufrir las personas. 1.1. Necesidad de una Guía de Práctica Clínica Por su elevada incidencia y morbimortalidad Se estima que por cada 100.000 habitantes, alrededor de 300 personas sufren cada año quemaduras que requieren atención sanitaria, lo que trasladándolo a nuestro entorno su-pone que unos 120.000 españoles sufren algún tipo de quemadura cada año 2. Tan sólo un 5% precisan cuidados hospitalarios, motivo que pone de manifi esto la efectividad de lo cuidados que se prestan en atención primaria. En cuanto a los datos de mortalidad en el año 2008, hubo 202 muertes por quemaduras en España, de las cuales 119 fueron hombres y 83 mujeres, incluyendo pacientes de to-das las edades. En Andalucía se produjeron 35 defunciones (17 hombres y 18 mujeres) 3. Alrededor del 60% de las quemaduras se producen en el medio doméstico 4. Este porcentaje puede elevarse hasta cerca del 80% 4 cuando los datos proceden de los servicios de Cirugía Plástica, ya que en este caso se incluyen los pacientes derivados desde atención primaria. Entre el 10 y 15 % se producen en el medio laboral, siendo los principales mecanismos de producción, la explosión y la llama, seguida de las quemaduras eléctricas y las químicas.
  • 20. 4 guías de práctica clínica Existen diferencias signifi cativas en cuanto al mecanismo de producción y dependen del lugar en que se produce el accidente. Las quemaduras domésticas más frecuentes son las producidas por líquidos calientes (escaldadura), fundamentalmente agua y aceite, seguidas de quemaduras por sólido caliente (plancha, estufa. etc.). De las quemaduras producidas en el hogar, el 65% corresponde a escaldaduras y el 20% a sólidos calien-tes, las producidas por llama y explosión se sitúan en el 8% 4. La infancia y la vejez son las etapas de la vida donde se producen mayor número de quemaduras, así los niños menores de 5 años sufren el 45% de las quemaduras severas y éstas se producen principalmente en la cocina con líquidos calientes 4. Por la variabilidad de cuidados que coexisten en la práctica clínica. La toma de decisiones en relación al abordaje clínico de una persona con una quema-dura puede generar incertidumbre en los profesionales, tanto por la gran difi cultad que conlleva un diagnóstico acertado en extensión y profundidad de la quemadura, como por la elección del tratamiento tópico adecuado. En la revisión de la literatura científi ca realizada para esta guía, encontramos abundante documentación sobre el cuidado de las personas con quemaduras tales como folletos o manuales, algunos de primeros auxilios, sin embargo, la mayoría aporta un nivel de evidencia de escasa calidad científi ca, refl ejando gran cantidad de curas, tratamientos y manipulaciones diferentes, e incluso en ocasiones perjudiciales que se han llegado a emplear por parte de la población general e incluso profesionales de la salud (p.e.: aplicación de pasta dentífrica, tomate, etc... en la zona quemada). Existen GPC que abordan de forma parcial los cuidados de las personas que sufren que-maduras, otras se centran exclusivamente en el diagnóstico y tratamiento médico, y existen guías que, aunque bien diseñadas, se alejan de nuestro entorno diario. Sin embargo, no se han localizado en la literatura científi ca actual, GPC que aborden de una manera integral las intervenciones y acciones con un nivel sufi ciente de evidencia que las sustente y que se circunscriba al ámbito de trabajo de enfermería. Asimismo, no se han hallado GPC que analicen las intervenciones según su nivel y que aborden el uso de apósitos, basados en la cura en ambiente húmedo, como una alternativa en el cuidado y curación de estas lesiones. Por la importante repercusión en la calidad de vida de la persona con quemadura. Las quemaduras suponen en sí mismas, en no pocas ocasiones, un importante impac-to físico y psíquico, agravado por el recuerdo del trauma vivido, el sufrimiento y dolor del cuidado de las lesiones y el tratamiento. El cambio brusco en el estado de salud infl uye directamente en la calidad de vida posterior. Las secuelas alteran la imagen corporal, la autopercepción y la autoestima. El concepto de secuela posquemadura queda englo-bado en la actualidad en el marco general de “calidad de vida”, es decir la percepción de salud experimentada y declarada por la persona. 16 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
  • 21. introducción 17 Por el elevado consumo de recursos sanitarios. Proporcionar cuidados de calidad a personas con quemaduras requiere un gasto consi-derable en recursos sanitarios (personal, infraestructura, material, etc.). Actualmente ha aumentado la supervivencia en estas personas y muchas secuelas pueden corregirse. Sin embargo, las complicaciones, la morbilidad y la mortalidad siguen siendo elevadas. No se han encontrado estudios recientes de economía de la salud acerca de la persona que sufre quemaduras en el territorio nacional, tanto a nivel ambulatorio como en uni-dades especializadas. Todo ello justifi ca, si cabe, aún más, la elaboración de esta guía, en tanto que prioriza de forma explícita los cuidados y recursos necesarios basados en la mejor evidencia dispo-nible. Teniendo en cuenta en todo momento la efi ciencia, lo que supone un importante control y gestión del gasto sanitario. 1.2. Población Esta GPC va dirigida a personas adultas, niños y niñas de todas las edades que sufran quemaduras en todos sus grados y tipologías (excepto las producidas por frío y las radioinducidas). 1.3. Aspectos que aborda la GPC y aspectos clínicos no contemplados Esta GPC abordará los siguientes aspectos: Conceptos generales. Defi nición, etiología, epidemiología, prevención, factores de riesgo y clasifi cación. Valoración global y focalizada, diagnósticos enfermeros y problemas de colaboración. Cuidados de las quemaduras, cuidados de la piel, terapia nutricional, restableci-miento de la salud bucal, cuidados de los ojos y manejo del dolor. Algoritmos de decisión. Algoritmo diagnóstico y terapéutico. Quemaduras especiales. Quemaduras eléctricas y químicas. Material recomendado para el manejo de los cuidados de las personas con quema-duras. Continuidad de cuidados: Circuitos de coordinación/Información y documentación clínica. Indicadores epidemiológicos y de calidad.
  • 22. 4 guías de práctica clínica Aspectos clínicos no contemplados: Estrategias amplias de prevención primaria en la población general (actividades pre-ventivas dirigidas al ámbito doméstico, escuelas, lugar de trabajo). Resucitación precoz del paciente quemado. Manejo hemodinámico del paciente quemado en estado crítico. Cirugía del paciente quemado. Manejo de sustitutos cutáneos defi nitivos en el paciente quemado. Secuelas posquemaduras/ Rehabilitación del paciente quemado. Quemaduras especiales: • Quemaduras por frío. Muy baja incidencia en la población en general, suelen estar circunscritas a un grupo poblacional de nido compuesto por trabajado-res industriales, población militar y/o ciertos deportistas que se ven expuestos a temperaturas extremas. • Quemaduras radioinducidas (provocadas por radioterapia). Causan toxicidad en piel y mucosas. 1.4. Población diana profesional La guía cubrirá la asistencia que las enfermeras y enfermeros de atención primaria (AP) y de atención hospitalaria (AH) del Sistema Sanitario Público Andaluz (SSPA) proporcionan a personas que sufren quemaduras. La guía recogerá áreas interdisciplinares que requieren la colaboración entre AP y AH del SSPA. Al ser una guía del SSPA no hace recomendaciones específi cas respecto a servicios externos a esta entidad. Sin embargo, puede ser relevante para la asistencia en centros sociosanitarios no incluidos. 1.5. Proceso asistencial La guía aborda los siguientes aspectos del manejo clínico: Clasifi cación de las quemaduras desde el punto de vista etiológico y fi siopatológico: sólido caliente, llama, escaldadura, radiaciones ultravioletas y defl agración. Se men-cionará en capítulo aparte las quemaduras químicas y eléctricas. 18 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
  • 23. introducción 19 Clasifi cación de las quemaduras desde el punto de vista fi siopatológico: • Según profundidad: quemaduras primer grado, segundo grado super cial, se-gundo grado profundo y tercer grado. • Según extensión: quemaduras menores, moderadas y graves, en función de la super cie corporal quemada. Valoración del paciente quemado. En función de ésta podremos decidir si es factible el tratamiento ambulatorio o debe derivarse al paciente a una unidad especializada: Unidad de Quemados o Unidad de Cirugía Plástica. Valoración local de la quemadura en función de la extensión, profundidad y localización. Algoritmo diagnóstico, abordando principalmente el diagnóstico enfermero: deterio-ro de la integridad cutánea y los problemas colaborativos: quemaduras de segundo grado profundo, quemaduras de tercer grado, quemaduras químicas y quemaduras eléctricas. Criterios de resultados (NOC: Nursing Outcomes Classifi cation). Indicadores y escalas de los criterios de resultados establecidos. La guía muestra las mejores evidencias disponibles en las intervenciones enfermeras (NIC: Nursing Intervention Classifi cation): cuidado de las heridas: quemaduras, cui-dados de la piel, terapia nutricional, restablecimiento de la salud bucal, cuidado de los ojos y manejo del dolor.
  • 24.
  • 25. objetivos 21 2. objetivos Objetivo general El objetivo fundamental de esta GPC es mejorar la salud y la calidad de vida de las personas afectadas por quemaduras. Objetivos específi cos 1. Reducir la variabilidad y la incertidumbre en la práctica clínica en el abordaje de las quemaduras. 2. Promover la adecuada utilización de las tecnologías sanitarias y orientar en la priori-zación de los recursos. 3. Contribuir en la mejora competencial de los profesionales del SSPA. 4. Abrir un campo de investigación enfermera sobre cuidados a personas con quema-duras.
  • 26.
  • 27. 3. metodología / elaboración de la guía Esta guía ha sido elaborada por enfermeras y enfermeros andaluces de diferentes nive-les asistenciales con amplia experiencia clínica, docente o investigadora en el manejo de las quemaduras y en la elaboración de protocolos y documentos relacionados con las mismas. En una fase preliminar se examinó, mediante metodología grupal/cualitativa, la situación actual de la atención a las personas que sufren quemaduras en el SSPA. Para ello se hizo un DAFO con un grupo de profesionales expertos en la atención a estas personas. A partir de este análisis se identifi caron las diferentes áreas y grupos que trabajarían las distintas partes de la GPC, coordinado por la Dirección General de Asistencia Sanitaria. Se determinó la sistemática de búsqueda de la mejor evidencia disponible. La estrate-gia contempló las bases que había que consultar, periodo, términos para la consulta y metodología / elaboración de la guía 23 sistema de “búsqueda inversa”. Así se ha realizado una búsqueda en las bases de datos más importantes: Cuiden Plus, CUIDATGE, Base de datos para la investigación en enfermería (BDIE), Literatura latina y del Caribe de Ciencias de la Salud (LILACS), Índice médico español (IME), Embase, Cu-rrents Contens y el International Nursing Index (INI), Medline, Cinahl, Cochrane Library, Database of Abstracts of Reviews of Effects (DARE). Se han utilizado los descriptores MeSH, Emtree y Cuiden, relacionados con las quemaduras. Se realizó la búsqueda sin límite de año, recogiendo todo el contenido de las bases de datos hasta Julio de 2010. Como resultado de la misma se han incorporado recomendaciones procedentes de estudios de investigación y publicaciones que aporten niveles razonables de evidencia a las distintas recomendaciones. Se excluyeron de la guía aquellos artículos que no cumplieron los requisitos de calidad. Para la clasifi cación de la calidad y fuerza de las recomendaciones se utilizó el sistema del GRADE Working Group. En los casos dónde se encontraron diferencias a la hora de determinar el nivel de evidencia de la recomen-dación se utilizó el consenso formal (Método RAND / UCLA) no encontrando áreas específi cas de desacuerdo 5.
  • 28. 4 guías de práctica clínica El sistema GRADE 6,7 clasifi ca las evidencias partiendo del diseño del estudio, pero aumenta o disminuye el nivel de la misma considerando otros elementos, fundamental-mente la calidad del estudio, la consistencia del mismo y el tipo de evidencia generada (directa o indirecta) para dejar la recomendación en cuatro niveles: ALTA Es muy poco probable que nuevos estudios cambien la con anza que tenemos en el resultado estimado MODERADA Es probable que nuevos estudios tengan un impacto en la con anza que tene-mos y puedan modi car el resultado. BAJA Es muy probable que nuevos estudios tengan un impacto importante en la con anza que tenemos y puedan modi car el resultado. MUY BAJA El resultado no ha sido demostrado Es preciso destacar que la presencia de un nivel de evidencia Bajo o Muy Bajo, en mu-chas ocasiones no es sinónimo de mala evidencia, sino que simplemente refl eja la falta de estudios que confi rmen o desmientan el resultado o bien son estudios cualitativos, consenso de expertos, etc. La guía esta estructurada por apartados siguiendo el proceso enfermero: Diagnós-ticos de Enfermería (NANDA), Criterios de Resultados (NOC) e Intervenciones (NIC). Colaboradores expertos han participado en la formulación de preguntas y en la revi-sión del primer borrador de la guía. Igualmente se ha realizado una revisión externa por parte de profesionales ajenos a los autores y colaboradores de la guía. Así mismo se ha contactado con las distintas Sociedades Científi cas para que a través de sus miembros realizaran otra revisión independiente. 24 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
  • 29. Tras la publicación de esta guía se establecerá un proceso de actualización. Este proce-so incluirá un sistema de monitorización de las publicaciones a partir de Julio de 2010. La periodicidad será semestral (enero-julio) y los responsables de esta monitorización serán los autores y los revisores de la guía. Se establecerá la fi gura de un coordinador que será el que reciba la información de estos. La búsqueda y el análisis se harán por pares. Una vez que el coordinador reciba los informes, se pondrá en contacto con to-dos los responsables para decidir la necesidad de actualizar o no la guía. En caso de considerar necesario una actualización se seguirán los pasos realizados en esta guía, es decir, búsqueda bibliográfi ca (a partir de julio de 2010), evaluación crítica y síntesis, actualización del texto y de las evidencias disponibles, revisión interna, revisión externa (sociedades, profesionales independientes y asociaciones de pacientes) y publicación vía electrónica de la nueva guía. metodología / elaboración de la guía 25
  • 30.
  • 31. conceptos generales 27 4. conceptos generales 4.1. Defi nición Las quemaduras son el resultado de un traumatismo físico o químico que induce la desna-turalización de las proteínas tisulares, produciendo desde una leve afectación del tegumen-to superfi cial hasta la destrucción total de los tejidos implicados. Producen tres efectos: pérdida de líquidos, pérdida de calor, lo que puede causar hipotermia y pérdida de la ac-ción barrera frente a los microorganismos, aumentando la susceptibilidad de infección 8-13. 4.2. Etiología Los mecanismos por los que se producen las quemaduras son muy variados, siendo los más comunes 8-14: Mecanismos de producción de las quemaduras MECANISMO DESCRIPCIÓN Líquido caliente Producidas normalmente por agua (escalda-dura) o aceite. Llama Producidas por fuego. Sólido caliente Producidas por contacto con super cies ca-lientes (planchas, hornos, estufa, tubo de es-cape) Electricidad Producidas por el paso de la corriente eléctri-ca a través del organismo. Productos Químicos Producidas en la piel y/o tejidos por un agente químico (ácidos, álcalis o sustancias orgánicas). Frío Producidas por hipotermia (eritema pernio, pie de trinchera o pie de inmersión) o conge-lación (temperatura inferior a 0º C) Radiación Producidas por exposición a otras energías (Rayos UVA/UVB o Radioterapia) Tabla elaborada por los autores de esta guía
  • 32. 4 guías de práctica clínica 4.3. Epidemiología: indicadores y costes Los indicadores epidemiológicos son un instrumento de gran utilidad para medir el alcance y la evolución temporal del problema de las quemaduras, sin embargo y por diversas causas, la información epidemiológica relacionada con las quemaduras ha te-nido un escaso desarrollo. Otro de los graves problemas para la obtención de indicadores epidemiológicos com-parables han sido los diferentes enfoques metodológicos existentes. Los datos más actualizados en la Comunidad Autónoma Andaluza son: En el Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla el número promedio de per-sonas que precisan ingreso hospitalario por quemaduras cada año es de 250, dado que el número anual de urgencias por quemaduras se sitúa en torno a la 1.500 al año, el porcentaje de ingresos oscila entre un 15 y un 20 % de estos pacientes, siendo el resto atendidos ambulatoriamente 13. En el año 2009 hubo 1278 urgencias por Quemaduras en la Unidad de Quemados, de los que necesitaron ingresos 193, y fallecieron 11. En el Hospital Universitario Carlos Haya de Málaga hay anualmente un volumen de 340 a 440 personas con quemaduras, precisando ingreso en la Unidad de Quemados entre un 35 y un 45%, siendo el resto, atendidos ambulatoriamente 12. A nivel nacional los datos de altas hospitalarias por quemaduras en el 2008 fueron de 4.422, de las cuales 2.908 fueron hombres y 1.514 mujeres, (pacientes de todas las edades). En Andalucía las altas fueron 706, de las cuales 437 correspondieron a hom-bres y 269 a mujeres 3. Actualmente se está produciendo una implantación progresiva de indicadores debido principalmente a la dimensión del problema, a los nuevos avances científi cos en el trata-miento y cuidado de estas heridas, a las aportaciones de asociaciones científi cas intere-sadas en el tema y la nueva gestión de los cargos de responsabilidad sanitaria especial-mente desde el desarrollo de planes de calidad por centros y unidades de gestión clínicas. En cuanto a los costes, si bien no existen estudios que revelen los costes reales de la atención sanitaria a estas personas, debido a la gran variabilidad en su asistencia y a los distintos criterios de ingreso, alta y seguimiento, se estima que estos son muy elevados. En quemaduras graves, la extensión de esta, su profundidad, y las lesiones asociadas, implican la utilización frecuente de los servicios más costosos del Sistema Sanitario Público Andaluz: emergencias, cuidados intensivos, quirófanos y rehabilitación física y psíquica. 28 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
  • 33. conceptos generales 29 4.4. Prevención Prevenir es la mejor forma de tratar las quemaduras. Es difícil orientar a la población en general ya que su comportamiento suele estar sujeto a determinantes específi cos, que están marcados por sus tendencias culturales, ocio, situación geográfi ca e industria, por lo tanto sus propios factores de riesgo. La promoción de la salud, prevención de la enfer-medad y la educación para la salud deben estar enfocados y ajustados a la cultura local. Hay un número muy limitado de estudios de investigación que permitan sacar conclu-siones acerca de la efectividad de los programas de prevención de quemaduras. Lo que sí se ha logrado a través del tiempo, es reducir la magnitud de las quemaduras. Los accidentes se clasifi can en dos grandes grupos: en el ámbito doméstico y en el lugar de trabajo, por lo que la prevención comienza por todo lo que nos rodea, el hogar es el ambiente más inmediato que nos circunscribe y el de mayor incidencia. Actividades de prevención primaria en la población general ya sea en el ámbito domés-tico, escuelas, lugar de trabajo y protección de quemaduras solares están recogidas en la “Guía de prevención y cuidados de las personas con quemaduras” que se publica como anexo a esta guía.
  • 34. 4 guías de práctica clínica 4.5. Factores de riesgo Al tratarse de una lesión cutánea grave, ocasionada accidentalmente, cualquier persona es sensible a padecerla, no existiendo una población diana específi ca. Sí es conveniente tener en cuenta, que tanto la infancia como la vejez son poblaciones con características especiales a la hora de enfrentarse a este tipo de accidentes. En el caso de la infancia, cuanto más baja es su edad, mayor es la proporción entre la super-fi cie corporal (pérdida de calor) y la masa corporal total (producción de calor), por lo que la pérdida de calor es más fácil y rápida, además al tener aún su sistema termorregu-lador inmaduro, no disponen de mecanismos de defensa frente al frío. Por su parte, en la vejez se produce un descenso del metabolismo basal (metabolismo en reposo) y por tanto, su producción de calor es menor 15. 4.6. Clasifi cación de las quemaduras 4.6.1. Según la profundidad Es importante resaltar que la evaluación inicial de la profundidad de las quemaduras es con frecuencia un ejercicio difícil debido al carácter dinámico que presentan durante las primeras 48-72 horas, por lo que se debe valorar de nuevo a los 2 ó 3 días 8-13,16. 4.6.1.1. Quemaduras epidérmicas o de primer grado Son las más superfi ciales y dolorosas, afectando únicamente a la epidermis. Exteriormente se distinguen por ser lesiones eritematosas, levemente infl amatorias, donde se conserva la integridad de la piel. Los ejemplos más clásicos son los de origen solar o por escaldadura de agua 8-13. QUEMADURAS DE PRIMER GRADO Eritema o enrojecimiento cutaneo Dolorosas No fl ictenas Curación espontánea en 5 días No producen secuelas permanen-tes en la piel Quemadura solar de primer grado. 30 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
  • 35. 4.6.1.2. Quemaduras dérmicas superfi ciales o de segundo grado superfi cial Dañan el estrato dérmico de forma parcial, afectando sólo dermis papilar. Con frecuen-cia aparecen fl ictenas o ampollas intactas como resultado del edema subyacente. Son también dolorosas y de aspecto rosáceo y si se retiran las fl ictenas la imagen es clási-camente descrita como un “rocío hemorrágico” (exudativas e hiperémicas) 8-13. conceptos generales 31 QUEMADURAS DE SEGUNDO GRADO SUPERFICIAL Presencia de fl ictena o ampollas intactas Dolorosas Folículo piloso conservado Retorno venoso normal Remisión en 8-10 días Posibilidad de despigmentación cutánea o discromía. Quemadura de segundo grado superfi cial con fl ictenas. Quemadura de segundo grado superfi cial con fl ictenas. Quemadura de segundo grado superfi cial, tras retirada de fl ictenas
  • 36. 4 guías de práctica clínica 4.6.1.3. Quemaduras dérmicas profundas o segundo grado profundo La afectación llega hasta la dermis reticular. Presencia de fl ictenas o ampollas rotas, el lecho de la quemadura es de aspecto pálido y moteado. Disminución de la sensibilidad o hipoalgesia en algunos casos e hiperalgesia en otros. A veces conservan el folículo piloso o las glándulas sebáceas 8-13. QUEMADURAS DE SEGUNDO GRADO PROFUNDO Flictenas o ampollas rotas Hipoalgesia o hiperalgesia Folículo piloso dañado Retorno venoso lento Puede precisar escarotomía (incisión quirúrgica para liberar o prevenir un síndrome compartimental en tejido edematizado) Si en 21 días no epiteliza, derivar a Cirugía Plástica Posibilidad de secuelas cicatriciales 4.6.1.4. Quemaduras de espesor total o de tercer grado Implican la destrucción del espesor total de la piel. El paciente no manifi esta dolor en la lesión debido a la afectación de las terminaciones nerviosas, salvo en los tejidos sanos colindantes. Se distinguen por la formación de una escara de consistencia apergaminada y de color blanquecino 8-13. QUEMADURAS DE TERCER GRADO Indolora Blanquecina, amarilla o marrón oscuro Apergaminada y correosa Vasos trombosados Tratamiento quirúrgico obligado Puede requerir amputación Secuelas importantes 32 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
  • 37. conceptos generales 33 Es importante destacar que la valoración de las quemaduras de tercer grado en ni-ños pequeños y ancianos difi ere de forma notable con respecto de la de los adultos, presentando una serie de características que nos pueden inducir a error a la hora de clasifi car la profundidad de sus lesio-nes. En primer lugar, las quemaduras en este tipo de pacientes pueden presentar un color rojo intenso (rojo frambuesa) por lo que podrían parecer de segundo grado; sólo en raras ocasiones se aprecian las típi-cas lesiones blancas o en pergamino 9. En segundo lugar, se puede ver al trasluz los vasos trombosados en la zona quemada. Estas características son más intensas cuanta menos edad tiene el niño, o mayor edad el anciano. Con el objetivo de llevar a cabo una correcta evaluación de la profun-didad de las quemaduras en estos pacientes, es necesario esperar un plazo aproxima-do de 48 horas para determinarla con mayor certeza. 4.6.1.5. Quemaduras de cuarto grado Actualmente la denomina-ción de quemaduras de cuarto grado no se utiliza en la práctica clínica. Se refi ere a situaciones donde el daño se extiende a estructuras profundas como músculos, tendones y hueso. Estas quemaduras se denominan también carbonización 8-12. Quemadura de cuarto grado o carbonización. Quemadura de tercer grado con escara blanquecina y marrón oscuro.
  • 38. 4 guías de práctica clínica Tabla resumen de las características de distintos tipos de quemaduras Tipo y Grado Aspecto Sensibilidad de la zona 34 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras Curación Agente causal Epidérmica o de primer grado - Eritema - Edema mínimo - No exudativa - No ictenas o ampollas Muy dolorosas - Espontánea - 4-5 días - No cicatriz - Sol - Fogonazo menor - Líquidos Dérmica superfi cial o de segundo grado superfi cial - Rosada hasta rojo brillante - Sí ictenas - Sí folículo pilosebaceo - Exudativas Muy dolorosas - Espontánea - 8-10 días - No cicatriz (si no se infecta) - Líquidos calientes - De agración o llama - Exposición a sust. químicas diluidas Dérmica profunda o de segundo grado profundo - Pálido y moteado - No ictenas - Exudativas - A veces conserva folículo pilosebaceo Hipoalgesia o Hiperalgesia - Curación lenta 3 semanas o más - Sí cicatriz - Pérdida de vello - Puede precisar cirugía - Líquidos calientes - De agración o llama - Exposición prolongada a sust. químicas Espesor total o de tercer y cuarto grado - Blanco nacarado hasta negruzco - Escara - Aspecto apergaminado - Vasos trombosados Anestesia - Necesidad de cirugía - Sí cicatriz - Líquidos calientes - De agración o llama - Contacto prolongado a sólidos calientes - Electricidad - Sust. químicas Tabla resumen elaborada por los autores de esta guía.
  • 39. + 9 9 9 conceptos generales 35 4.6.2. Según la extensión La extensión de la quemadura es una característica de vital importancia para el pronóstico, junto con la localización y el grado de profundidad. Para calcular la Superfi cie Corporal Quemada (SCQ), los métodos mas conocidos son: La regla de los 9, de Wallace: se usa frecuentemen-te para valorar grandes superfi cies de un modo rápido en adultos. No se contabilizan aquellas quemaduras de primer grado. En el caso de los niños se debe tener en cuenta que la proporción de la superfi cie craneal res-pecto de los miembros inferiores es mayor, utilizando la regla de Lund-Browder 9-14. 18 9 9 9 9 32 16 9 9 9 9 34 Regla del 1 ó regla de la palma de la mano: instrumento de evaluación rápida de la superfi cie en quemaduras poco extensas. La palma de la mano de la persona afectada, equivale al 1% de la superfi cie corporal, se puede utilizar en cual-quier edad. Se superpone la mano del paciente sobre la quemadura sufrida para obtener el cál-culo aproximado 9-14. 9% 36% 18% 18% 18% 9% 1% Porcentaje de superfi cie Corporal en función de la edad Adaptado del Royal Hospital for sick children, Edimburgh 32 16 16 17 16 16 32 17 17 11 18 18 36 18 18 - 1 Año 2 Años 5 Años 10 Años 15 Años 1%
  • 40.
  • 41. 5. valoración, diagnósticos, resultados valoración, diagnósticos, resultados 37 5.1. Valoración del paciente quemado 5.1.1. Valoración general La valoración general del paciente se defi ne como un proceso diagnóstico, multidimen-sional e interdisciplinar que tiene como fi nalidad contabilizar las capacidades y proble-mas biopsicosociales de la persona, con la intención de evaluar el estado de salud del mismo y establecer un plan integral para el tratamiento y su seguimiento a largo plazo. Debe incluir así mismo los aspectos psico-sociales, formas de afrontamiento y de adap-tación, entorno de cuidados…identifi cando a la/s persona/s cuidadora/s y valorando conocimientos, habilidades, actitudes, medios materiales y apoyo social. Deberá determinar el estado general de salud y las posibles enfermedades concomitantes. Establecer un correcto pronóstico inicial de las quemaduras es esencial para instaurar un tratamiento óptimo, evitando así complicaciones adicionales. En función del mismo, podremos decidir si el tratamiento es ambulatorio o debemos derivar al paciente a una unidad especializada. La Valoración Primaria es la realizada en primera instancia tras el trauma térmico. El manejo inicial del paciente está basado en el principio de que el paciente gran quemado debe tratarse como paciente politraumatizado, y comienza siguiendo la secuencia ABC, prestando atención a la vía aérea (A), la respiración (B) y la circulación (C). Sólo cuando el paciente se encuentre estable se debe evaluar la gravedad de las quemaduras. El mayor porcentaje de accidentes por quemaduras pueden tratarse en AP, sin embar-go las quemaduras más complejas o con otras patologías asociadas de importancia precisan cuidados en centros especializados.
  • 42. 4 guías de práctica clínica Es fundamental valorar e incluir junto con el estado general y actual de salud unos datos específi cos: • Hora cero: hora aproximada en la que se produce la lesión, es crucial para iniciar la reposición del volumen. • Agente de la lesión y tiempo de contacto: necesario para el tratamiento inicial y orientativo de la profundidad de la lesión. • Recinto cerrado o abierto: permite sospechar daños en las vías aéreas y riesgo de lesiones inhalatorias. • Mecanismo del accidente: permite sospechar lesiones asociadas; por ejemplo caída desde una altura, accidente de tráfi co, explosión, etc. 8, 10-14, 17, 18. 5.1.2. Valoración de la quemadura Para realizar la valoración de la quemadura es necesario: Determinar la extensión (% de superfi cie corporal quemada). Utilizar la regla del 1 ó regla de la palma de la mano para superfi cies poco extensas. En grandes superfi cies quemadas utilizar la regla de los 9 de Wallace y las cartas de Lund-Browder para la edad pediatrica. Determinar el grado de profundidad Utilizaremos la clasifi cación de las quemaduras, primer grado, segundo grado super-fi cial y profundo y tercer grado. Localización Las quemaduras conllevan mayor gravedad en zonas de riesgo, como son: cara, cuello, manos, pies, genitales, zona perianal, y todas las zonas de fl exión. Cualquier posible lesión sobre éstas, implica un mayor riesgo de secuelas es-téticas y funcionales 11,18. Ade-más las quemaduras que afecten a manos, pies, genitales, y zona perianal, tienen mayor riesgo de infectarse debido a la colonización bacteriana existente en la zona. 38 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
  • 43. valoración, diagnósticos, resultados 39 Criterios de gravedad de las quemaduras 9-14 QUEMADURA MENOR • 15% de SCQ (super cie corporal quemada) o menos de primer o segun-do grado en adultos. • 10% de SCQ o menos de primer o segundo grado en niños. • 2% SCQ o menos de tercer grado en niños o adultos (que no afecten ojos, orejas, cara o genitales) QUEMADURA MODERADA • 15-25% de SCQ de segundo grado en adultos. • 10-20% de SCQ de segundo grado en niños. • 2-10% de SCQ de tercer grado en niños o adultos (que no afecten ojos, orejas, cara o genitales) QUEMADURA MAYOR • 25% de SCQ de tercer grado en adulto. • 20% de SCQ de segundo grado en niños. • 10% de SCQ de tercer grado en niños o adultos. • Quemaduras de segundo y tercer grado que involucran ojos, oídos, ore-jas, cara, manos, pies, articulaciones principales, periné y genitales. • Todas la lesiones inhalatorias con o sin quemaduras. • Quemaduras eléctricas. • Quemaduras químicas en áreas como la cara, párpados, orejas, manos, pies, articulaciones principales, periné y genitales • Quemaduras asociadas a traumatismos. • Quemaduras en personas de alto riesgo: diabetes, desnutrición, enferme-dad pulmonar, enfermedad cardiovascular, alteraciones sanguíneas, SIDA u otras enfermedades inmunodepresoras, cáncer. • Quemaduras en personas afectadas de enfermedad mental. • Quemaduras en mujeres embarazadas. American Burn Association Tras la realización de una valoración focalizada, el/la enfermero/a referente, junto al paciente y su familia, establecerá los diagnósticos (NANDA)19, los criterios de resulta-dos (NOC)20, y las intervenciones a realizar con sus actividades (NIC)21, posteriormente valorará los resultados.
  • 44. 4 guías de práctica clínica 5.2. Diagnósticos NANDA y Problemas de Colaboración DIAGNÓSTICOS NANDA CRITERIOS DE RESULTADO (NOC) INDICADORES 40 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras ESCALAS INTERVENCIONES (NIC) 00046 Deterioro de la integridad cutánea R / C factores externos (llama, es-caldaduras, sólido caliente, sustancias químicas, corriente eléctrica defl agra-ción, frío o radiación / radioactividad) M / P alteración de la superfi cie de la piel (quemaduras de primer y segundo grado superfi cial) 1103 Curación de la herida por se-gunda intención 110304 Resolución de la secreción serosa 110307 Resolución del eritema cutáneo circundante 110310 Resolución de las ampollas cutáneas Escala (h): de Extenso hasta Ninguno (1): Extenso (2): Sustancial (3): Moderado (4): Escaso (5): Ninguno INTERVENCIONES PRIMARIAS a 3661 Cuidados de las he-ridas: quemaduras 3584 Cuidados de la piel INTERVENCIONES COMPLEMENTARIAS b 1120 Terapia Nutricional 1730 Restablecimiento de la salud bucal 1650 Cuidado de los ojos 1400 Manejo del dolor a: Intervenciones en las que, en mayor o menor medida, aplicaremos sus actividades. b: Intervenciones en las que, dependiendo del paciente y tipo de quemaduras aplicaremos o no sus actividades. Algunas de estas intervenciones pueden quedar recogidas en las primarias (p.e.: En las actividades de la interven-ción “Cuidado de las heridas: quemaduras” se especifi ca “Asegurar la ingesta de nutrientes y líquidos”). En esta GPC se ha decidido abordarlas como Intervenciones independientes dada la importancia que adquieren.
  • 45. valoración, diagnósticos, resultados 41 PROBLEMAS COLABORATIVOS CRITERIOS DE RESULTADO ESCALAS INTERVENCIONES (NIC) • Quemaduras de 2º grado profundo • Quemaduras de 3ª grado • Quemaduras químicas • Quemaduras eléctricas 1101 Integridad tisular: piel y membranas mucosas 110101 Temperatura 110103 Elasticidad 110104 Hidratación 1103 Curación de la herida por segunda intención 110301 Granulación 110303 Resolución de la secreción purulenta 110304 Resolución de la secreción serosa Escala (a): de Gravemente Comprometido hasta No comprometido (1): Gravemente com-prometido (2): Sustancialmente comprometido (3): Moderadamente comprometido (4): Levemente compro-metido (5): No comprometido Escala (i): de Ninguno hasta Extenso (1): Ninguno (2): Escaso (3): Moderado (4): Sustancial (5): Extenso Escala (h): de Extenso hasta Ninguno (1): Extenso (2): Sustancial (3): Moderado (4): Escaso (5): Ninguno INTERVENCIONES PRIMARIAS a 3661 Cuidados de las he-ridas: quemaduras 3584 Cuidados de la piel INTERVENCIONES COMPLEMENTARIAS b 1120 Terapia Nutricional 1730 Restablecimiento de la salud bucal 1650 Cuidado de los ojos 1400 Manejo del dolor a: Intervenciones en las que, en mayor o menor medida, aplicaremos sus actividades. b: Intervenciones en las que, dependiendo del paciente y tipo de quemaduras aplicaremos o no sus actividades. Algunas de estas intervenciones pueden quedar recogidas en las primarias (p.e.: En las actividades de la interven-ción “Cuidado de las heridas: quemaduras” se especifi ca “Asegurar la ingesta de nutrientes y líquidos”). En esta GPC se ha decidido abordarlas como Intervenciones independientes dada la importancia que adquieren.
  • 46.
  • 47. cuidados / intervenciones NIC 43 6. cuidados / intervenciones NIC 6.1. Cuidado de las heridas: quemaduras (NIC 3661) 6.1.1. Quemaduras de primer grado o epidérmicas Limpie la piel con agua del grifo, agua hervida, agua destilada o suero salino a temperatura ambiente 22, 23 EVIDENCIA MODERADA Para limpiar la piel quemada o retirar restos de productos (cremas, ceras, etc.) es efec-tivo el agua del grifo (si es agua potable), el agua hervida, el agua destilada o el suero salino isotónico (suero fi siológico al 0.9%). Seque la piel sin frotar la zona lesionada 24-26 EVIDENCIA BAJA Tras el lavado se procederá al secado minucioso con toques, nunca se frotará la zona lesionada para no dañar los tejidos 24-26. No aplique agua muy fría o helada 27 EVIDENCIA BAJA El uso de agua fría o helada (15º C) produce vasoconstricción acelerando la progresión de la quemadura local y aumentando el dolor. En caso de extensiones elevadas, favo-rece el riesgo de hipotermia. La temperatura ideal para la irrigación tras la exposición al calor oscila entre 15 y 20 ºC con una duración media de 20 minutos 28,29. En la mayoría de los pacientes, al poco tiempo de comenzar la aplicación de agua fría se observa una reducción efectiva del dolor. Esta analgesia se debe junto a la interrupción de la acción del calor a una inhibición en la liberación de mediadores tisulares (por ejemplo, trom-boxanos, prostaglandinas, leucotrienos) 30. La eliminación más efectiva del calor se obtiene mediante agua corriente, pero requiere una gran cantidad de agua. Si no se dispone de agua corriente la zona de piel afectada se puede introducir en un baño de agua o se le puede aplicar compresas húmedas. El comienzo del tratamiento con agua fría debe comenzar lo antes posible 29,31. Otra op-ción es el uso de mantas para el tratamiento de quemaduras 32. La temperatura idónea para el baño diario es aquella que resulte agradable para la per-sona, se estima que la temperatura óptima es de 32 ºC aproximadamente. La habitación y la sala de curas debe mantenerse a una temperatura de 26-27ºC evi-tando las corrientes de aire, pues aumentará las molestias (favorecen la evaporación y, por consiguiente, cambios de temperatura en el paciente) 33.
  • 48. 4 guías de práctica clínica En los niños la relación de la superfi cie cutánea con la masa corporal es mayor, lo que favorece la perdida rápida y brusca del calor, siendo muy susceptibles de su-frir hipotermia 29,33,34, por tanto mantendremos un control estricto y continuo de las constantes vitales 30,35. Hidrate la piel para restaurar la humedad 36-40 EVIDENCIA 44 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras MODERADA Al producirse la quemadura se inicia un mecanismo fi siológico de deshidratación, es por ello por que debemos hidratar de forma activa la piel, aportando sustancias coadyu-vante para la recuperación y el mantenimiento de la hidratación, evitando con esto la sequedad de la piel que es la causante del prurito o picores tan característicos en las personas que sufren quemaduras. Las sustancias empleadas podrán aplicarse en for-ma de cremas, emulsiones o geles y deben contener glicerina, propilenglicol, sorbitol, urea, ceras, vitaminas liposolubles (Vit A, y E) y colágeno 36-40. Valore el uso de cremas con aporte de corticoides 41,42 EVIDENCIA BAJA Las cremas con corticoides son uno de los escasos preparados tópicos no antisépticos de los que existen estudios científi cos en pacientes con quemaduras de primer grado. Están especialmente indicadas en quemaduras faciales superfi ciales, aunque existen estudios con tamaños muestrales pequeños y limitaciones metodológicas en las que se han utilizado en otras partes del cuerpo con resultado satisfactorio. Su empleo no debe prolongarse más de 48 h posquemadura 41, 42. Su uso no está exento de efectos secundarios, retraso en la epitelización, disminución de defensas inmunitarias (micosis, herpes, infección bacteriana), etc., por lo que debe valorarse y personalizar su uso en función del paciente. Retire apósitos, gasas y vendajes por capas 10,43,44 EVIDENCIA BAJA Si se ha aplicado algún tipo de apósito, la retirada debe hacerse de forma minuciosa y empleando la mínima fuerza mecánica, para esto se humedecerán las gasas y así se evitará que se adhieran y produzcan efectos no deseados como lesiones, desprendi-mientos de islotes de piel, sangrados y dolor innecesario. Estas quemaduras presentan muy poco riesgo de infección, normalmente depende más de los factores concomitantes de la persona con quemaduras que de la propia lesión, por tanto no es recomendable el uso de quimioterápicos tópicos de forma pre-ventiva en este tipo de lesiones, ya que la evidencia no aporta prueba de que mejoren su pronóstico y además puede ser causa de efectos secundarios importantes.
  • 49. 6.1.2. Quemaduras de segundo grado superfi cial/profundo y tercer grado cuidados / intervenciones NIC 45 Limpieza y desbridamiento Irrigue con agua a temperatura ambiente 28, 29 EVIDENCIA BAJA Los cuidados iniciales del paciente que ha sufrido quemaduras consisten en la irrigación con abundante agua a temperatura ambiente. En el caso de quemaduras extensas se aplicará mantas térmicas para evitar la hipotermia, una de las complicaciones más fre-cuentes en las personas con quemaduras. La temperatura ideal para la irrigación tras la exposición al calor oscila entre 15 y 20 ºC con una duración media de 20 minutos 28,29. En la mayoría de los pacientes, al poco tiempo de comenzar la aplicación de agua fría se observa una reducción efectiva del do-lor. Esta analgesia se debe junto a la interrupción de la acción del calor a una inhibición en la liberación de mediadores tisulares (por ejemplo, tromboxanos, prostaglandinas, leucotrienos) 30. La eliminación más efectiva del calor se obtiene mediante agua corriente, pero re-quiere una gran cantidad de agua. Si no disponemos de agua corriente, se puede introducir la zona de piel afectada en un baño de agua o se le puede aplicar com-presas húmedas. El comienzo del tratamiento con agua fría debe comenzar lo antes posible 29, 31. Otra opción existente en el mercado son las mantas para el tratamiento de quemaduras 32. Los niños, en relación a su masa corporal, tienen una mayor superfi cie cutánea, esto favorece la perdida rápida y brusca del calor siendo muy susceptibles de sufrir hipo-termia 29,33,34, por tanto mantendremos un control estricto y continuo de las constantes vitales 30,35. Limpie la piel con agua del grifo, agua hervida, agua destilada o suero salino22, 23 EVIDENCIA MODERADA Para el aseo de la piel en el paciente quemado es tan efectivo el agua del grifo (si es agua potable), el agua hervida, el agua destilada o el suero salino isotónico (suero fi - siológico al 0.9%). No existen datos que permitan recomendar como más efi caz en su utilización a ninguna de ellas sobre las otras, excepto por criterios económicos. No aplique agua muy fría o helada 27 EVIDENCIA BAJA
  • 50. 4 guías de práctica clínica El uso de agua fría o helada (15º C) producen vasoconstricción acelerando la progre-sión de la quemadura local y aumentando el dolor. En caso de extensiones elevadas, favorece el riesgo de hipotermia 27. La temperatura ideal para el aseo diario, es aquella que resulte agradable para la persona, se estima que la temperatura óptima es la de 32 ºC aproximadamente. Haga el lavado/ aseo por ducha / irrigación 24,45 EVIDENCIA 46 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras BAJA Siempre que el estado de la persona con quemadura lo permita, se recurrirá al aseo mediante ducha o irrigación con abundante agua, interponiendo la mano entre el agua y la lesión para que caiga mansamente. Mantener una temperatura uniforme, evitando cambios bruscos. Estos pacientes son especialmente susceptibles a las agresiones del medio ambiente. Evitar inmersiones prolongadas como medida para minimizar el riesgo de infección 24,45. Use clorhexidina como antiséptico de elección en las primeras fases de curación10-12,16,22,23,43,45-47. EVIDENCIA MODERADA El uso de antisépticos en este tipo de lesiones está avalado por abundantes estudios, su mayor evidencia radica en las primeras fases como coadyuvante en la descontami-nación y en la eliminación del tejido desvitalizado presente. La clorhexidina se presenta como el antiséptico de elección en los pacientes quema-dos debido a que proporciona protección frente a gérmenes Gram + y Gram -, posee muy baja absorción sistémica y escaso poder sensibilizante. Es necesario un lavado posterior para eliminar los restos del antiséptico, evitando efectos secundarios como el dolor y el prurito. Seque la piel sin frotar la zona lesionada 24-26,45 EVIDENCIA BAJA Tras el lavado se procederá al secado minucioso con toques, nunca se frotará la zona lesionada para no dañar los tejidos 24-26,45. Retire el vello que rodea la quemadura 10,11,43,46,48 EVIDENCIA MUY BAJA Es conveniente retirar el vello de toda la zona afectada por la quemadura para facilitar las curas y favorecer la correcta evolución de la herida.
  • 51. Elimine el vello cortándolo con tijeras en vez de rasurar 49,50 EVIDENCIA MODERADA Es conveniente retirar el vello de toda la zona afectada por la quemadura para facilitar las curas y favorecer la correcta evolución de la herida, la mejor opción es cortar el vello (no afeitar ya que puede producirse mayor dolor y microheridas que facilitarían la coloni-zación bacteriana) 49,50. Se recomienda dejar sin vello toda la zona quemada y al menos cuidados / intervenciones NIC 47 2.5 cm más desde el borde exterior de la quemadura 10,11,43,46,48. Una excepción a esta norma lo constituye la eliminación del vello de las cejas, que nunca debe ser eliminado ya que son puntos de referencia en el alineamiento, tardan de 6 a12 meses en renacer y suelen dejar rasgos antiestéticos dado su crecimiento errático 49,50. Retire apósitos, gasas y vendajes por capas 10,11,22,23,43,45,46 EVIDENCIA BAJA La retirada de los apósitos se hará de forma minuciosa empleando la mínima fuerza mecánica 45, para ello se humedecerán las gasas para evitar que éstas se adhieran y produzcan efectos no deseados como lesiones, desprendimientos de islotes de piel, sangrados y dolor innecesario.
  • 52. 4 guías de práctica clínica Utilice la mínima fuerza mecánica para la limpieza, secado y retirada de los apósitos 45 48 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras EVIDENCIA MUY BAJA El empleo de la menor fuerza mecánica posible mejorará el confort de la persona con quemaduras, evitará desprendimientos de zonas sanas y evitará sangrados. Retire ampollas o ictenas 51 EVIDENCIA BAJA Se recomienda el desbridamiento de las ampollas asociadas a quemaduras de grosor medio en base a la disminución de infecciones y de complicaciones en la herida; basán-dose en puntos clave como: acción curativa, infección, resultado funcional y estético, co-modidad de la persona, facilidad para las curas/cambios de apósitos o pomadas y efi ca-cia económica 51. Estas ampollas presentan una mayor probabilidad de riesgo de ruptura. Las últimas revisiones de estudios demuestran que las ampollas o fl ictenas con un diámetro menor a 6 mm deben mantenerse íntegras excepto si interfi eren con el movi-miento y son molestas para el paciente. Riesgo de ruptura poco probable 52. Hay autores que concluyen que las ampollas deben dejarse intactas para reducir el riesgo de infección, pero si la posición anatómica hace necesario la intervención por propósitos funcionales, la aspiración aparece como menos dolorosa que la retirada de la piel 53, evitando que el fl uido de la ampolla pueda perjudicar en la cicatrización de la herida 54. En contraposición otros autores abogan por no aspirar con aguja debido al aumento del riesgo de infección 55. Recordar que retirar o mantener las ampollas intactas en los pacientes quemados ha sido y es, un tema muy controvertido, los estudios analizados contienen sesgos metodológi-cos y en ocasiones las recomendaciones realizadas son hechas por consenso de exper-tos 10-12,14,18, 27,43,46, dando lugar a poca evidencia para guiar la gestión de las ampollas. Flictena en quemadura dérmica superfi cial mano izquierda. Retirada de fl ictena.
  • 53. cuidados / intervenciones NIC 49 Tratamiento tópico El principal objetivo del tratamiento tópico es limitar el crecimiento de los microorganismos que colonizan la quemadura, evitando posibles infecciones y favoreciendo la epitelización. La revisión de la literatura científi ca disponible en quemaduras, refi ere como tratamiento tópico el uso de pomadas antimicrobianas o apósitos de cura húmeda con cobertura de amplio espectro antibacteriano para prevenir infecciones (apósitos de plata), pero cabe recordar que no todas las quemaduras tienen el mismo riesgo de infección, así las superfi ciales de poca extensión tienen bajo riesgo de infección y evolucionan favo-rablemente hacia la curación, por lo que el tratamiento tópico puede ser distinto de las quemaduras graves donde el riesgo de infección es muy elevado. Por tanto, la utilización de apósitos o pomadas dependerá de: Las características de cada quemadura en cuanto a extensión, profundidad, locali-zación y mecanismo de producción. Riesgo inherente de infección en el paciente quemado. Proceso evolutivo que presente la quemadura. Adaptabilidad a la zona quemada. Necesidad de higiene y curas frecuentes. Disponibilidad de material.
  • 54. 4 guías de práctica clínica En el manejo de una quemadura de segundo grado sin riesgo de infección podemos prescindir de agentes tópicos antimicrobianos 56-59 50 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras EVIDENCIA MODERADA En aquellos pacientes sin patología concomitante que padezcan quemaduras sencillas (segundo grado superfi cial)sin riesgo o signos de infección podemos decantarnos por la cura sin uso de agentes tópicos antimicrobianos, que incluso podría considerarse contraproducente. Sin embargo, en el caso de quemaduras dérmicas superfi ciales muy extensas o en el caso de áreas como cara, periné, etc., es práctica habitual el empleo de antimicrobianos tópicos 56-59. No hay diferencias en la efectividad clínica de un tipo de productos de trata-miento en ambiente húmedo sobre otros 60 EVIDENCIA ALTA En la actualidad no existen diferencias estadísticamente signifi cativas sobre la efectivi-dad clínica de un tipo de apósito sobre otro, por tanto para la elección del mismo valo-raremos el nivel de exudado, localización, adaptabilidad y piel perilesional 60. Use apósitos que sean adaptables y con la menor adherencia a la piel lesionada 61 EVIDENCIA MODERADA Los apósitos con mayor adaptabilidad, mayor fi jación y menor adhesión en los bordes disminuyen el dolor y mejoran la piel perilesional 61. Los apósitos hidrocoloides gestionan de manera e ciente el exudado en que-maduras super ciales no extensas 12,46,62 EVIDENCIA MODERADA Los apósitos hidrocoloides ejercen un efecto de absorción y mantenimiento del exuda-do sufi ciente para el manejo de este tipo de quemaduras, creando un medio favorable a la epitelización. No se aconseja su utilización en quemaduras profundas 12,46,47,62. Los apósitos hidrocelulares han demostrado mayor capacidad de absorción de exudado que apósitos hidrocoloides 63-65 EVIDENCIA BAJA La utilización de un apósito hidrocelular o espuma de poliuretano es sufi ciente para la gestión del exudado en quemaduras superfi ciales no extensas. No hay diferencias en la efectividad clínica con respecto a los apositos hidrocoloides pero si han demostrado una mayor capacidad de absorción y una mayor facilidad en la retirada proporcionando mayor confort a la persona quemada 59-61.
  • 55. Los apósitos con silicona protegen la piel perilesional y piel ya epitelizada66 EVIDENCIA MODERADA La utilización de tul no adherente compuesto por silicona bien solo o junto a otros apósitos evita la adherencia al lecho lesional respetando las zonas colindantes ya epi-telizadas, recomendado en quemaduras en fase de granulación 62, al igual que existen apósitos hidrocelulares que incorporan silicona proporcionando una adherencia suave que mejora la adaptabilidad a la zona quemada. El empleo de estos apósitos se ve difi cultado por la adaptabilidad a determinadas zonas (cara, manos, pies) y a localizaciones de gran movilidad 67. En quemaduras en fase de epitelización y con escaso nivel de exudado, se puede utili-zar Utilización de apósitos de cura húmeda sin plata en quemaduras superfi ciales cuidados / intervenciones NIC 51 apósitos extrafi no hidrocoloides o hidrocelulares. Quemadura de segundo grado superfi cial en miembro superior derecho dos días de evolución. Quemadura de segundo grado superfi cial en miembro inferior derecho ocho días de evolución. La cura tradicional con una gestión adecuada del exudado es efectiva en el cuidado de este tipo de lesiones 68 EVIDENCIA MUY BAJA Para mantener los principios de cura en ambiente húmedo es necesario una adecuada gestión del exudado o el mantenimiento de un ambiente húmedo. Estos principios tam-bién se pueden preservan con cura tradicional controlando la humedad de la herida o aumentando el número de curas.
  • 56. 4 guías de práctica clínica El uso de desbridantes enzimáticos facilita la cicatrización de la quemadura 69 EVIDENCIA Quemadura de segundo grado superfi cial y profundo nueve días de evolución. (El mismo caso anterior) Quemadura de segundo grado superfi cial y profundo trece días de evolución. (El mismo caso anterior) Buen tejido de granulación 52 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras BAJA Se aconseja la utilización de colagenasa para la eliminación de tejido desvitalizado y necrótico (zonas blanquecinas) presente en quemaduras de segundo grado profundo con áreas poco extensas de superfi cie quemada 70. Este método está basado en la aplicación local de enzimas exógenas que funcionan de forma sinérgica con las enzimas endógenas degradando la fi brina, el colágeno y desnaturalizando la elastina 71. Se recomienda aumentar el nivel de humedad en la zona quemada para potenciar su acción con solución salina o hidrogeles, o bien utilizar apositos secundarios que favo-rezca la cura en ambiente húmedo 72. La acción de la colagenasa puede ser neutralizada con metales pesados y antisépticos como la povidona yodada. 73 Utilización de colagenasa como opción de tratamiento en una quemadura de mano derecha Quemadura de segundo grado superfi cial y profundo seis días de evolución.
  • 57. Aplique quimioterápico tópico, de primera elección, sulfadiazina argénticaen quemaduras de segundo y tercer grado 9,10,47 EVIDENCIA ALTA La sulfadiazina argéntica se caracteriza por su amplio espectro frente a Gram +, Gram - y candidas. Posee gran capacidad exfoliante y limpiadora. Son necesarias curas cada 24 horas. No tiene poder de penetración en las escaras. No está indicado su uso en mujeres embarazadas y niños, dado que no existen estudios que avalen su seguridad clínica, por tanto sopesar cociente benefi cio/riesgo en estos pacientes. Sus efectos secundarios son importantes, entre ellos destacan la sensibilización a sus excipientes y la leucopenia transitoria cuando se utiliza en superfi cies extensas. Como características en su aplicación mencionamos la fotosensibilidad a la luz natural adqui-riendo una tonalidad gris o negra y el aspecto “pseudopurulento” no signifi cativo de cuidados / intervenciones NIC 53 infección al levantar las gasas o compresas 74. Aplique sulfadiazina argéntica con nitrato de cerio en quemaduras de tercer grado 8-12,17,18,46,47,75-80 EVIDENCIA MODERADA Además de la cobertura frente a Gram +, Gram - y hongos, el nitrato de cerio potencia la acción antimicrobiana de la sulfadiazina argéntica y añade poder de penetración en la escara evitando el crecimiento bacteriano dentro de la misma 81. Utilización de sulfadiazina argéntica con nitrato de cerio como opcion de tratamiento Quemadura de tercer grado (espesor total) en zona central y segundo grado profundo (dérmica profunda) en la periferia. Quemadura de tercer grado (espesor total) pierna izquierda.
  • 58. 4 guías de práctica clínica En el manejo del paciente quemado, los apositos liberadores de plata son una opción de gran utilidad en cuanto a seguridad clínica 82 54 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras EVIDENCIA BAJA Los apósitos antimicrobianos están indicados en el tratamiento de la carga biológica de la lesión. Se considera que reducen el riesgo de infección invasiva al disminuir la coloni-zación bacteriana de las lesiones. La plata se presenta como el agente que nos aporta mayor seguridad y evidencia en cuanto a efectividad clínica pues presenta una efi cacia antimicrobiana de amplio es-pectro 83-86, con muy pocas resistencias bacterianas, aunque sí existen algunas descri-ta 87,88, la discusión sobre los niveles de la plata y los riesgos de la resistencia resultante de la dosifi cación inadecuada está sin resolver 85, además la toxicidad e hipersensibili-dad en humanos es muy baja 85,86,90,91. Actualmente los trabajos publicados no aportan evidencia sufi cientes sobre qué apósito de plata es más efi caz 92. Diferentes estudios, in vitro, demuestran como la cantidad total de plata presente en un apósito, infl uye en la actividad antimicrobiana 92,93, pero no existen datos para apoyar los apósitos de plata en función de su contenido y de su dosis por lo hay que ser muy caute-loso al extrapolar los resultados de las pruebas de laboratorio a la práctica clínica 89, 94, 95. Se precisan mayor número de estudios comparativos para precisar la efectividad de un apó-sito con plata sobre otro en cuanto al manejo de la carga bacteriana y control de exudado. Se aconseja su uso en zonas no extensas. Sus limitaciones residen en la sensibilidad del paciente a alguno de sus componentes y como el resto de apósitos depende de la zona anatómica a aplicar (adaptabilidad) 46,58,71,72,96-98. El uso de apósitos con plata permite distanciar las curas, disminuye la ma-nipulación de las mismas y puede disminuir la estancia media hospitalaria 99 EVIDENCIA MODERADA La elección de apósitos de cura húmeda con plata que permiten distanciar las curas en-tre sí (tres días o más), hace que disminuya la manipulación de las heridas/quemaduras y por tanto el riesgo de infección nosocomial. La disminución de la estancia hospitalaria está relacionada con la disminución del número de curas 99. Utilizado en quemaduras en población infantil, por la baja tolerancia para el dolor y la escasa cooperación, mejorando la comodidad al reducir la frecuencia de los cambios de apósitos 100-102. Los apósitos de plata disminuyen el dolor en las curas en comparación a la sulfadiazina argéntica 103-105 EVIDENCIA MODERADA Existe disminución del dolor durante el procedimiento de la cura utilizando apósitos de plata con respecto al uso de la sulfadiazina argéntica.
  • 59. Actualmente los trabajos publicados no aportan evidencias sufi cientes que demuestren que los apósitos de plata son superiores en tasas de curación a la sulfadiazina argéntica. En general los apósitos de plata ofrecen algunas opciones nuevas en el arsenal tera-péutico para el manejo del paciente quemado, que puede avanzar en la reducción de los niveles de dolor, reducción en el número de curas y manipulación de las mismas, pero no puede sustituir completamente a productos como la sulfadiazina argéntica que ha demostrado efi cacia en el control de la colonización y la infección bacteriana existente en la quemadura. Es importante evaluar exactamente la profundidad de la quemadura para tomar la de-cisión terapéutica correcta. La mayoría de las quemaduras extensas son una mezcla de lesiones de diferente profundidad y la profundidad de la quemadura puede cambiar después de la lesión inicial 106. Las características de ambos productos se resumen en la siguiente tabla: Apósito de plata versus sulfadiazina argéntica APÓSITO DE PLATA SULFADIAZINA ARGÉNTICA cuidados / intervenciones NIC 55 Actúa a nivel de contaminantes de superfi - cie en el lecho de la lesión Gran poder de penetración en el lecho de la lesión No evidencias in vivo de cantidad de plata que aportamos a la lesión Niveles bajos de plata en la herida No evidencias que cantidad de plata aporta-mos a la lesión. Niveles altos de plata en la herida Difi cultad para adaptarse a diferentes zonas(cara, manos, pies, región perianal ) Gran adaptabilidad a cualquier super cie Defi ciente adaptabilidad en el empleo sobre lesiones extensas Facilidad en su aplicación sobre super cies extensas. No utilización en lesiones de gran super cie en recién nacidos y prematuros Disminución del dolor y del numero de curas realizadas Necesidad de curas diarias Escaso efectos secundarios relacionados con el grado de sensibilización del paciente a alguno de sus componentes Entre los efectos secundarios mencionamos sensibilización a excipientes, leucopenia transitoria cuando se utiliza en super cies extensas. Como características en su apli-cación mencionamos fotosensibilidad a la luz natural(tonalidad gris o negra) y aspecto “pseudopurulento” al levantar la gasa Tabla elaborada por los autores de esta guía.
  • 60. 4 guías de práctica clínica Existe otro antibacteriano tópico, la nitro-furazona. Reacción alérgica en brazo derecho por uso tópico de nitrofurazona. 56 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras Es un producto muy extendido para la curación de heridas y quemadu-ras, muy activo frente a gérmenes Gram.+ (Estafi lococo aureus), sin embargo no tiene acción frente a gérmenes Gram.– (Pseudomona aeruginosa), además pre-senta una elevada tasa de reacción alér-gica por lo que su uso se desestima de forma generalizada para este tipo de le-siones 9,10,47,107. Vendaje en la persona con quemaduras El vendaje en una persona quemada puede presentar tantos problemas como la he-rida en sí. Se debe tener en cuenta la funcionalidad y difi cultad para movilizar piernas, brazos y articulaciones con objeto de no limitar ni impedir la autonomía, la actividad y la autoestima de estas personas 18,11, 80. El vendaje de los dedos de manos o pies se hará uno a uno para prevenir la adherencia entre ellos 9,10,14,18 EVIDENCIA BAJA Aplicar vendaje de forma adecuada en los dedos y articulaciones afectadas. Se rea-lizará individualmente, interponiendo una gasa en la zona interdigital para evitar dos superfi cies quemadas en contacto y mantener la separación adecuada, favoreciendo la funcionalidad y evitando secuelas posteriores 9,10,14,18. Se cubrirá con gasa cada dedo de la mano de manera fi rme pero no compresiva, la gasa debe ser de espesor mediano que permita los ejercicios, proteja de traumatismos y contenga el exudado. Las recomendaciones existentes sobre el vendaje a realizar ya sea venda de gasa ori-llada o vendaje compresivo (vendas elásticas o vendas tubulares) son hechas por con-senso de expertos aportando poca evidencia, sin embargo deben de cumplir unos requisitos como son favorecer la movilidad, confortabilidad, facilitar la expansión del edema, adaptabilidad y facilidad de colocación y retirada.
  • 61. La palma de la mano debe estar bien acolchada y las articulaciones interfalángicas en leve extensión 108. Para lograr una posición correcta de la muñeca, como norma general se colocara en posición neutra o en una discreta fl exión dorsal 108. El edema en manos puede ser redu-cido al elevar la extremidad quemada por encima del nivel del corazón 108. Es conveniente la rehabilitación precoz en fase aguda para evitar complicaciones fun-cionales como son las retracciones cutáneas, que más tarde serían prácticamente irre-solubles 109. Desde el punto de vista rehabilitador, son las quemaduras de mayor pro-fundidad (segundo profundo y tercero), las que nos darán mayor número de problemas cuidados / intervenciones NIC 57 en cuanto a la formación de bridas e hipertrofi a cicatricial. Infección en personas con quemaduras La infección es una de las complicaciones más comunes y de mayor causa de muerte en los pacientes quemados, ya que las lesiones por quemaduras se infectan rápida-mente con la posibilidad de invadir el resto del organismo. La fuente de infección puede ser endógena de la fl ora propia del paciente o exógena a partir del medio ambiente y de los profesionales de la salud que atienden a la persona quemada. La quemadura típicamente es invadida por Gram. positivos en un 70% du-rante los primeros días y a partir del 5º día se presenta una invasión por Gram. negativos en un 55% 110. El principal factor de riesgo es la edad, los niños y ancianos desarrollan con mayor frecuencia infecciones de la herida, tienen la piel más delgada lo que favorece que se produzcan quemaduras de mayor profundidad, presentan una mayor inmunosupresión y generalmente presentan comorbilidad que agravan la quemadura 111. Un segundo factor de riesgo importante es la extensión de la quemadura, así la inci-dencia general de infección en pacientes con quemaduras menores al 30% fue mínima; asociada a los medios de diagnósticos, tratamientos invasivos y manipulación de la herida 112. Las consecuencias de la infección de la herida en los pacientes con quemaduras inclu-yen efectos locales como la interrupción de la epitelización de la herida y agravamiento de la profundidad de la lesión 10.
  • 62. 4 guías de práctica clínica Como signos locales de infección en las quemaduras se destacan 10 : Cambios de color (decoloración local). Cambios de la superfi cie quemada: Un exudado amarillento intenso que destruye rápidamente el tejido de granulación es típico de gérmenes estafi lococicos (gérmenes Gram. +), en cambio un color verdoso en los vendajes y secreciones que pueden pro-ducir necrosis del tejido es característico de las pseudomonas (gérmenes Gram. -). Profundización de la quemadura de espesor parcial a total. Degeneración del tejido de granulación y formación de una nueva escara. Separación rápida de la escara. Lesiones vesiculares en zonas epitelizadas. Retraso en la curación. Estigma gangrenoso: coloración púrpura del tejido no quemado. 58 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
  • 63. Reconocer posibles infecciones en el pa-ciente quemado resulta difi cultoso, ya que la propia quemadura es causa de infl amación y ésta produce signos y síntomas muy simi-lares a los de las infecciones (dolor, eritema, edema), del mismo modo el aumento del nivel del exudado como signo de infección también es difícil o imposible de determinar debido al alto volumen de fl uido producido en las quemaduras totales 113. El diagnóstico se efectúa mediante el cultivo del exudado o bien la biopsia de la herida. Los cultivos realizados con hisopo nos pueden orientar en el cuidado de estas heridas 25 EVIDENCIA MUY BAJA El cultivo de superfi cie mediante hisopo es una técnica que solo permite detectar la pre-sencia de gérmenes contaminantes de superfi cie, no aportando siempre información sobre el verdadero microorganismo que provoca la infección tisular y de su dimensión cuantitativa, sin embargo sí nos orienta en la toma de decisiones. Los cultivos cuantitativos o semicuantitativos de gérmenes que causan colonización o infección, mediante la realización de biopsia tisular, son los procedimientos de elección en pacientes con quemaduras graves, sin embargo son técnicas laboriosas, costosas y de poco uso 114. No use antibióticos sistémicos como pro lácticos en quemaduras menores10,11,14,18 EVIDENCIA MUY BAJA El empleo de antibióticos o quimioterápicos sistémicos como profi lácticos no puede ser recomendado, no existen pruebas que mejoren el pronóstico y pueden favorecer la aparición de resistencias, además de ser causa de efectos secundarios, en ocasiones importantes 10,11,14,18. En el caso de sospecha de infección en un paciente con quemaduras que está siendo cuidado de forma ambulatoria se hace necesaria su valoración en un centro especializado. cuidados / intervenciones NIC 59 Signo de infección en quemadura dérmica superfi cial. Lesiones vesiculares en zonas epitelizadas de origen estafi locócico.
  • 64. 4 guías de práctica clínica 6.2. Cuidado de la piel (NIC 3584) El cuidado de la piel tras la epitelización de una quemadura tiene como fi nalidad aumentar el contenido de agua en la piel, incrementar la uniformidad de esta y reducir los síntomas de picor, ardor y escozor. Hidrate la piel para restaurar la humedad 10-12,18,43,80 EVIDENCIA 60 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras MODERADA Una vez epitelizada la quemadura, debe hidratarse de forma activa la piel, aportando sustancias coadyuvantes para la recuperación y el mantenimiento de la hidratación, evitando con esto la sequedad de la piel que es la causante del prurito o picores tan característicos en las personas que sufren quemaduras Las sustancias empleadas podrán aplicarse en forma de cremas, emulsiones o geles y deben contener glicerina, propilenglicol, sorbitol, urea, ceras, vitaminas liposolubles (Vit A, y E ), y colágeno 36-40. Si la hidratación no disminuye el prurito consultar con su médico para tratamiento sistémico. Aplique productos de fotoprotección en zonas epitelizadas 10-12,18,80 EVIDENCIA MODERADA La utilización de productos de protección solar evitan pigmentaciones o trastornos del color (discromías) en zonas epitelizadas debido al alto grado de sensibilización a la ex-posición solar. Los productos de protección solar deben proteger frente a ambas radiaciones, Ultra-violeta tipo B (UVB) y Ultravioleta tipo A (UVA). La radiación UVB es la principal causante de infl amación cutánea («quemadura solar») y el subsiguiente enrojecimiento de la piel (eritema) y la radiación UVA causa el envejecimiento prematuro de la piel 115. La elección del producto adecuado de protección solar dependerá del grado de expo-sición solar y del tipo de piel. Para mantener la protección, debe repetirse con frecuencia la aplicación del producto, especialmente tras transpirar, bañarse o secarse. Se recomiendan productos con categoría de protección alta. Los factores de protección solar por encima de 50 no aumentan sustancialmente la protección frente a la radiación UV (A y B). Por ello, puede reducirse hasta 50 el ámbito de los factores de protección solar que fi guran en las etiquetas sin que disminuyan las opciones de protección del paciente 115. Las áreas lesionadas deben protegerse del sol durante al menos uno o dos años des-pués de la curación, evitando las horas puntas solares 116.
  • 65. Las quemaduras dejan a menudo un recordatorio visible de un período traumático y difícil. Las cicatrices pueden ocasionar un trauma psíquico a la persona quemada, impidiéndole llevar una vida normal (relaciones personales, utilización de ropa adecuada, problemas en baños públicos, etc). En estas situaciones, se recomienda utilizar el maquillaje corrector para camufl ar las cicatrices 116,117. Un maquillaje de buena calidad puede ser utilizado en pieles de todas las tonalidades, en cualquier región anatómica, para cualquier edad y debe disimular las imperfecciones visibles 116. El producto de enmascaramiento ideal debe reunir varias características como son: fácil aplicación, cobertura total durante todo el día, resistencia al agua, proporcionar protección solar (FPS15), debe contener ingre-dientes hipoalergénicos, diferentes tonos según necesidades y precio razonable 116. cuidados / intervenciones NIC 61 6.3. Terapia nutricional (NIC 1120) El soporte nutricional cumple un papel transcendental en la terapéutica del paciente que-mado con ingreso hospitalario, el principal objetivo es prevenir la desnutrición mediante el aporte adecuado de calorías, proteínas y micronutrientes, que eviten la perdida de peso y masa corporal, favoreciendo además el proceso de cicatrización de las quemaduras 118. Evalúe el estado nutricional de forma individualizada y continua hasta la cura-ción de las heridas 10,118 EVIDENCIA MUY BAJA En el paciente quemado la valoración adecuada del estado nutricional al ingreso y du-rante la hospitalización, es esencial para asegurar un óptimo restablecimiento. La vía de administración de nutrientes debe individualizarse, pero teniendo en cuenta la premisa de utilizar preferentemente la vía digestiva, pues la nutrición oral/enteral es cla-ramente superior a la nutrición parenteral al presentar menor índice de complicaciones, ser menos costosa y mantener el tropismo de la mucosa intestinal 119. La mayoría de los pacientes quemados con menos del 15-20% de Superfi cie Corporal Quemada (SCQ) pueden cubrir sus requerimientos calóricos-proteicos a través de una dieta oral, salvo en caso de quemaduras orofaríngeas, alteración de la conciencia, ven-tilación mecánica, malnutrición previa (ancianos, niños, infección VIH) 120. Aporte de manera precoz una dieta con elevado valor proteico 121-123 EVIDENCIA ALTA El inicio precoz de un aporte proteico adecuado (entre 4-6 horas) después de la quema-dura mejora la supervivencia del paciente quemado, evitando pérdida rápida de masa muscular y proteínas plasmáticas, disminuyendo las complicaciones infecciosas y por tanto mejorando la cicatrización de las quemaduras.
  • 66. 4 guías de práctica clínica Inicie la alimentación enteral de manera precoz 10,122,124 EVIDENCIA 62 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras MODERADA El inicio precoz de alimentación enteral, en las primeras 24 horas tras la quemadura, infl uye en el mantenimiento de la masa intestinal, el control del gasto energético y la disminución de las complicaciones sépticas. La nutrición enteral por sonda está indicada en aquellos pacientes que no puedan in-gerir el 75% de las necesidades calórico-proteicas con alimentación oral, lo que ocurre habitualmente en pacientes con porcentajes de quemaduras superiores al 20 % 118. Si presenta quemaduras orofaríngeas, deterioro de la deglución o no tolera alimentación oral, se debe iniciar lo antes posible nutrición enteral por sonda 10. Hasta que tolere la dieta oral, es la vía más fi siológica para la administración de nutrientes. 6.4. Restablecimiento de la salud bucal (NIC 1730) En el caso de quemaduras en la boca se procederá a un examen meticuloso de la cavidad oral, eliminando focos de posible infección y evitando aquellos factores que contribuyan a la irritación de las mucosas. Para evitar cierre de comisuras, utilizar moldes para la cavidad oral. Pueden ser retirados durante la alimentación del paciente 10. Utilice clorhexidina al 0.12% como antiséptico bucal 125 EVIDENCIA MODERADA La clorhexidina es el agente químico antimicrobiano más utilizado para prevenir infecciones sobreañadidas en la cavidad oral, que pueden empeorar el estado general del paciente 126. Se recomienda formulación al 0.12% 127 siendo preferible que no lleve alcohol en su com-posición 128,129. Como efectos adversos destacamos que la utilización prolongada de este producto se acompaña de alteraciones del gusto y tinciones dentarias 130. En el Segundo Taller Europeo de Periodontología, donde se estudiaron los diferentes agentes químicos, se justifi có el uso de la clorhexidina, basada en la evidencia clínica, en personas con trastornos físicos que presenten difi cultad para realizar una técnica de higiene oral adecuada 126.
  • 67. Utilice productos barrera de la mucosa y agentes protectores en el aseo bucal y antes de la alimentación 131-135 EVIDENCIA MUY BAJA Los productos barrera de la mucosa y agentes protectores forman una película pro-tectora en la mucosa oral gracias al efecto mecánico de barrera, aliviando los estados irritativos e infl amatorios asociados a dolor de la cavidad bucal. Son muy utilizados en lesiones de mucosas en cirugía oral-maxilofacial, radioterapia y quimioterapia tanto en adultos como en niños. cuidados / intervenciones NIC 63 6.5. Cuidado de los ojos (NIC 1650) Limpie de manera exhaustiva los ojos varias veces al día 10 EVIDENCIA MUY BAJA La limpieza se hará con suero fi siológico, eliminando el exudado y cuerpos extraños producidos por la quemadura. Observar si hay enrojecimiento, exudado o ulceración 10. Si es así, debe realizarse seguimiento por oftalmología 136.
  • 68. 4 guías de práctica clínica 6.6. Manejo del dolor (NIC 1400) El estado actual del tratamiento del dolor de las quemaduras esta basado en ocasiones, más en opiniones personales y en la tradición que en un enfoque sistemático y científi co. La percepción del dolor en los pacientes quemados es extraordinariamente variable, tiene componentes tanto de dolor agudo como del crónico. La IASP (International As-sociation for the Study of Pain) lo defi ne como agudo y grave al sufrir la quemadura y luego continuo con exacerbaciones que declinan gradualmente 137. Las quemaduras dérmicas superfi ciales son las que más duelen al principio. Sin la cober-tura protectora de la epidermis las terminaciones nerviosas están sensibilizadas y expues-tas a la estimulación. Además, cuando la respuesta infl amatoria progresa, el aumento del edema y la liberación de sustancias vasoactivas hacen que el dolor se intensifi que 138. La valoración del dolor de forma programada y usando el mismo instrumento propor-ciona información sobre la forma en que una persona determinada experimenta el dolor a lo largo de su proceso de curación. Las técnicas de medición son más complejas en niños 139-141 que en adultos 142. No hay documento de consenso a nivel nacional sobre el manejo del dolor del paciente quemado, existen razones tanto fi siológicas como psicológicas para conseguir que el tratamiento del dolor sea satisfactorio 143-144. La elección fi nal del tratamiento farmacoló-gico y otras terapias dependerá del facultativo o equipo responsable, estando condicio-nada por los antecedentes del paciente, la extensión y profundidad de las quemaduras y la percepción del dolor. En el caso de quemaduras de régimen ambulatorio, si no hay control del dolor, el paciente deberá ser derivado a su unidad especializada de referencia. El dolor producido durante los procedimientos terapéuticos (curas, cambios de apósi-tos, fi sioterapia) es agudo, de corta duración y a menudo de gran intensidad, el profe-sional de enfermería podrá disminuir la percepción del mismo durante el procedimiento de las curas. 64 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
  • 69. Utilice medidas coadyuvantes para el manejo del dolor (como la cura en am-biente húmedo, el horario reglado, la protección de la piel perilesional o humi-di cuidados / intervenciones NIC 65 cación de los apósitos) 24, 145 EVIDENCIA MUY BAJA Realizar curas en ambiente húmedo reduce el número de las mismas y el dolor. La pro-tección de la piel perilesional es efectiva como técnica analgésica, disminuyendo por tanto el grado de maceración de la piel circundante. Humedecer la zona antes de la retirada del apósito ayuda a disminuir el dolor y el sangrado. Para que el manejo de la medicación oral sea lo más efectiva posible, se recomienda establecer un horario reglado para las curas. Utilice la mínima fuerza mecánica para la limpieza de la herida y para el se-cado posterior 146 EVIDENCIA MUY BAJA El empleo de la menor fuerza mecánica posible mejorará el confort del paciente con quemaduras, evitando el sangrado del lecho de la herida y lesiones en zonas sanas.
  • 70. 4 guías de práctica clínica 66 guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras
  • 71. quemaduras especiales 67 7. quemaduras especiales Existe un grupo de quemaduras que por su especial mecanismo de acción, sumamente agresivo en muchos casos y potencialmente muy destructivo, generan graves altera-ciones hemodinámicas y funcionales que ponen en un grave compromiso la vida de las personas afectadas, además de producir con frecuencia graves secuelas. Son quema-duras de baja incidencia en la población, con elevado consumo de recursos sanitarios, cuyas recomendaciones en su manejo están basadas en opiniones de expertos. 7.1. Quemaduras eléctricas Las quemaduras por electricidad son las más devastadoras de todas las lesiones térmi-cas en relación a su tamaño, afectando normalmente a la piel y a tejidos más profundos. Se producen principalmente en el ámbito doméstico (sobre todo niños) 147,148 y ámbito laboral, varones jóvenes en el trabajo 149 (electricistas, trabajadores de la construcción). Son además la causa mas frecuente de amputaciones en unidades de quemados. Aproximadamente el 15% de las victimas de quemaduras eléctricas sufren lesiones traumáticas además de su quemadura, una tasa casi doble de la existente en otros pacientes quemados 150. El traumatismo eléctrico se produce por el paso de corriente a través del organismo, la intensidad de la quemadura eléctrica esta determinada por el voltaje, la corriente (ampe-raje), tipo de corriente (alterna o continua), el recorrido del fl ujo de corriente, la duración del contacto, la resistencia en el punto de contacto y la susceptibilidad individual 150. Traumatismo directo: hay paso de la corriente por el organismo. Bajo voltaje (1000 V): Se trata del 80% de los traumatismos eléctricos siendo es-pecialmente frecuente en el ámbito doméstico y en los niños 147,148. Son pequeñas y profundas, localizadas generalmente en manos y boca. Las quemaduras de la cavidad oral son el tipo más frecuente de quemadura eléctrica grave en niños pequeños 147. Pueden ocasionar arritmias graves 151. Quemadura eléctri-ca (bajo voltaje) de tercer grado en labios y lengua. Muy buena vascula-rización de mucosas, actitud terapéutica conservadora. Resultado fi nal al mes de tratamiento tópico de la lesión.