Pronunciamiento de Mujeres en defensa de la Ley 348
Informe de AMF sobre el atraso cambiario
1. AMF
Actividad
Moneda y
Finanzas.
ECONOMIA
El tipo de cambio perdió alrededor
del 55% de su valor real desde 2005.
En enero de 2013, el tipo de cambio oficial se ubicó en $ 4,95 por dólar en promedio. Si tomáramos como
referencia esta paridad inicial del año y la vinculáramos con una serie expresada en moneda constante
correspondiente de los siete años precedentes (utilizándose como factor de corrección la evolución de los
respectivos índices de precios al consumidor de las Provincias de Santa Fe y San Luis), nos encontraríamos
con que la moneda norteamericana perdió casi el 55% de su poder de compra a nivel doméstico. Por
lo tanto, para equiparar al tipo de cambio real de enero de 2005 (de $ 10,82 por dólar), el Banco
Central debería elevar la paridad nominal en casi un 120% (ver gráfico). Sencillamente, una medida de
esta magnitud sería impensable por muchas razones. También es lógico conjeturar que si las subas de precios no
hubieran ejercido ningún impacto distorsivo, el valor del tipo de cambio nominal hubiera quedado pegado
en aproximadamente $ 3 por dólar lo cual, posiblemente, no hubiera disparado las presiones de demanda de
divisas observadas durante los últimos años, ni las amenazas que sufrió el stock de Reservas Internacionales del
BCRA, ni la vertiginosa implementación de los controles cambiarios observados, ni la aparición de cuevas, ni
mercados informales, ni “fantasías” en el público sobre un posible escenario semejante al de fines de 2001.
Según la cultura del mercado, quienes ingresan dólares (que luego se transforman en oferta monetaria y crédito)
pretenden que no se licúen sus ingresos en pesos para que, básicamente, sean suficientes para enfrentar los
costos de producción y redituados sus propios esfuerzos y los riesgos de los emprendimiento. Téngase en cuenta
que, sin embargo, no estamos comparando con la inflación ni con tipos de cambios nominales de los socios
comerciales del país. Si se lo hiciera, la situación no hubiera sido tan crítica como la que surge del gráfico (la
línea azul no habría mostrado una caída libre tan precipitada y continua como la que manifiesta el recorrido de
toda su traza). Pese a que el mercado de cambios y la inflación interna no hayan funcionado en
sintonía en el período bajo análisis, la economía internacional estuvo de nuestro lado gracias a las
apreciaciones provocadas por las políticas monetaria de EEUU y cambiaria de Brasil.
Del lado del productor, el que apostó al dólar o
actividades nominadas en esta moneda en los últimos
8 años perdió por el doble efecto surgido de la
inflación y la estabilidad cambiaria: claramente, se
produjo un deterioro de la competitividad. Si estos
La inflación redujo más de 50% el tipo de cambio
agentes económicos hubieran podido captar la suba de los
Tipo de cambio $ / U$S expresado en pesos de enero de 2013.
precios internos a través de compras de instrumentos reales
y financieros sin demasiado desconcierto, la historia hubiese
sido menos tensa. Siguiendo este mismo razonamiento, si
los que recibieron ingresos en dólares hubieran podido
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internalizar el efecto exógeno de los precios internacionales
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que operó con contundencia hasta la crisis de los bancos
estadounidenses (mediados de 2008), quizás no quedaba
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tan expuesta esta distorsión de precios relativos (pérdida de
$ 9 ,16
E-06 competitividad), ni se generaban cambios tan contundentes
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$ 9 ,9 1
$ 8 ,2 9
del humor entre quienes participan del negocio.
8 E-10
$ 7 ,0 9 Por último, queda claro que es la persistente suba de
7 E-09 precios (y su no reconocimiento, básicamente) el
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$ 7 ,5 7 $ 5 ,9 9 E-12
fenómeno que está creando “fantasmas” donde
6 $ 5 ,3 6 posiblemente no los haya porque la estabilización
cambiaria de estos años, en realidad, constituye una
5 virtud del modelo. Cuando la actividad económica se
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estancó entre septiembre de 2008 y julio de 2009, en “el
4 $ 4 ,9 5
hervidero” producido por la crisis internacional, la inflación
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mermó significativamente y la apreciación cambiaria se
descomprimió (gráfico). En la actualidad, con caídas en la
demanda, producto de la incertidumbre global y la tensión
cambiaria interna, ¿deberíamos suponer un escenario
semejante al de aquellos años? Posiblemente NO porque, si
bien en enero de 2013 la curva parecería amesetarse
(frenarse el deterioro de precios relativos), el proceso no
luce tan definido como el del bienio 2008/2009 dado que la
inflación ya no parece ser producto de un exceso de gasto
sino de un “enquistamiento en las expectativas”.